19.07.18 (Jueves)
Los estudios Vista de Florecita no mejoran por la mañana, claro que "como una noche se pasa de cualquier manera" al despertar tienes el incentivo del check-out para seguir adelante. Cuando abro un ojo y me doy de bruces con la pintura rupestre esa no hay nadie: parece que el Peda y Mini se han ido a la playa de delante a darse un baño.
Desayunamos en un sitio de carretera. Siempre es malas noticias no tener tu sandía y yogur para desayunar, porque eso supone buscar, hipoglucémicos, un lugar aceptable donde te den algo que no va a ser ni de lejos sandía y yogur. No entraré a describir este lugar en el que giran -valga la redundancia-ya de buena mañana, el cerdo base de unos gyros que se pedirá el primer inglés de resaca que pase. La oferta es tan terrorífica que acabo desayunado una coca cola.
Hoy es un día de playas, el último en Skiathos, ya que a la noche sale nuestro ferry a Skopelos. La primera se llama Eliá, de arena pero sin sombra. Baño y leer. A por otra: Mandhraki, creo que me duermo en una improvisada jaima con los fulares de secar. Hay una mujer hablando por teléfono metida en el mar hasta la cintura durante todo el rato (por lo menos) que estamos en la playa.
De ahí a Koukounaries, que es donde habíamos quedado de esas maneras con la madre de Kostas. Esta es una playa gigante de las que nos avisó nuestro amigo Dorian: "en Skiathos a las 11 de la mañana ponen música como si fuera una discoteca". Hasta ahora, como íbamos a playas esotéricas, aún no lo habíamos vivido. Pues sí, Koukounaries está plagada de chill-outs que regentan, además de la música "relajante", las sombrillas y los sofás (nota: me parece que es faltar a la verdad llamar a esos elementos de mobiliario playero "hamacas", esos puffs gigantes, o tumbonas con colchones de medio metro que ríete Roche Bobois). Los chill-outs se dedican a servir bebida todo el día a toda esa gente que la veo el resto del año en su salón viendo el partido con una pizza. Qué será lo siguiente, me pregunto? Una tele plasma colgada del palo?
Llegamos sobre las 2100 a Glossa y hay que cruzar la isla de noche, por carreteras con curvas y detrás de un camión de patatas Lay’s para llegar a Stáfylos donde tenemos el alojamiento. Sin embargo, maldito googlemaps, al llegar nos indica un sitio que claramente no es: no hay forma de encontrarlo. Google maps se equivoca por más de una milla, el teléfono no lo cogen y quien sabe si cerrarán el sitio si es más tarde de las 2300. Paramos en un restaurante y un hombre, tras ponerme ojitos me indica que hacia allá "y aquí estamos para desayunos y comidas". Efaristó, efaristó. Paramos en un hotel, con una piscina iluminada enorme (en el que Mini soñaría con quedarse), de esas horribles que tienen un bar anexo y muchas -estas sí-hamacas alrededor. Una señora en la oficina logra localizarles "es que se nos cayó el cartel por el viento". En serio? Y cómo les íbamos a encontrar si google se llama andana y se les ha caído el cartel? Porque esta vez se trata de unos estudios en medio de campos de olivos....
La señora es tan amable que nos guía en su coche hasta allí, donde está la hija del dueño "no preocuparse"... claro claro...
Skopelos town está a 10 minutos en coche, así que bajamos a buscar unos gyros (infructuosamente) y fruta y yogur para desayunar. Compramos una sandía monstruosa en una frutería abierta a medianoche! Volvemos y cenamos yogur con muesli con miel y sandía y té. A la cama muy tarde y agotados: nos prometemos que mañana será un día tranquilo.
Cenar sandia con yogur con muesli y miel. Y té. ¿Qué somos? ¿Bárbaros?
ResponderEliminar:):):) LO sé MO... a estas cosas me llevan. Y además la pésima forma de la frase q he de admitir (la unica) he copiado literal del diario de hechos q lleva el Peda... échale la culpa al Boogie!
ResponderEliminardi