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03 septiembre 2024

Mercado (palabra prohibida: auténtico!) de Ninh Binh. Contratiempos viajeros. Geología 101: los karst (V12)

 Lunes, 22.07.24: De Hue a Ninh Binh (tren nocturno). Dormir en Khe Dau Ha

Así empieza el Peda hoy su diario: "Dormimos a ratos, el tren va despacio (60 kms/h) y hace ruido. A las 0730ish ya despiertos del todo. Dientes, café de sobre, paramos un rato en una estación, saco fotos y vídeos, me recorro medio tren hasta el vagón cafetería, me encanta, es lunes por la mañana, se ve cómo la gente se pone en movimiento, el tren está lleno".


Mi visión de la noche es diferente: no me entero del ruido [venden tapones por algo, claro que mis compas pasan] y tal vez me despierto pero muy brevemente... no lo recuerdo. Mini tampoco ha dormido bien y está gruñona: encuentra un motivo para enfadarse conmigo porque envié uno de sus video-logs (hace el equivalente de este blog en video para la familia y son superchulos) a un par de amigos cercanos sin decírselo. Una excusa como otra para ser una niñata y darnos el principio de la mañana con su "attitude". Esto me recuerda lo difícil que es "viajar con gente" (esta gente es mi hija): viajar puede poner todo al límite, porque hay múltiples situaciones de falta de comodidad física -como puede ser dormir mal una noche- y estás todo el tiempo juntos. Cuando veo a esos grupos de españoles en el Tower Bridge que son, pongamos tres familias con toda la caterva de críos pienso, pobres.

Pero volviendo al tren, yo también me paseo pasillo arriba y abajo (no veo a la mujer del kimono rojo) y es una gozada mirar en los compartimentos, porque la mayoría ya tienen la puerta abierta. No hago fotos (bueno, una de refilón), pero ahí tienes a vietnamitas comiendo sus sopas de buena mañana, occidentales con sus mochilonas, gente jugando a las cartas... noto que hay unos compartimentos con la pared decorada con almendros en flor y me siento estafada: tal vez era "clase alta"? Perdón, no somos los millonetis? Terminamos desayunando en el vagón cafetería.



Llegamos a Ninh Binh a las 0930 y aunque todos los occidentales desaparecen en taxis, nosotros decidimos ir a visitar la ciudad, pese a que la guía dice que es "una ciudad del norte sin atractivo, sin ningún monumento que ver". Por eso nadie se aloja aquí sino en un pueblo llamado Tam Coc, a unos kms (aunque luego descubrimos que nosotros no estamos exactamente ahí sino en una calle enmedio de la nada que ha salido como un pólipo a la Mua Cave (más de esto luego). El check-in de nuestro homestay* es a las 12:00, así que nos quedamos haciendo tiempo (con la hija en ese plan, lo nuestro es más moral que el Alcoyano). Nota: Un homestay es, en teoría "un alojamiento en el que te quedas con una familia local", pero en realidad han sido hoteles en zonas rurales que estaban fenomenal.


Caminamos hasta el mercado de 
Ninh Binh, y la foto de arriba la incluyo porque prometí ir metiendo algunas con cargas que podrían parecer poco razonables. No sé qué me ha pasado, pero ahora miro la foto y no me parece nada extraño, casi algo deseable. Volviendo al mercado,  puedo ya decir que es el mejor que vemos en todo Vietnam: no hay un solo turista. Las tiendas son una maravilla y no sé si se nota, pero estoy dando rodeos para no decir la palabra maldita: "auténtico", porque me hace sentir como esos turistas que se hacen llamar viajeros y que buscan lo ídem, sin darse cuenta que ellos son unos auténticos cretinos. Pero es así, este sitio es chulo y me recuerda por lo que viajo.

Empezamos con sección fruta que es maravillosa. Hay algunos productos que me he quedado sin saber lo que son y sin probar...




Esto de abajo por ejemplo, como no lo dieron en ningún hotel sigo sin saber qué es y es demasiado grande para comprarlo ahí, y tal vez haya que cocerlo: una vez en Brasil compramos lo que creíamos que eran plátanos tirando a verdes (a mí me gustan más así que maduros) y me pasé de verdes, eran una variedad que había que cocinarlos (en inglés se llaman platains). Cosas de la juventud, tuvimos que tirarlos 


Por fin he encontrado esta foto: una mujer con ese abrigo de ir en moto con el logo de Chanel... vimos muchos.

Aquí encontramos los dos tipos de plátanos, para días me pillan comprando los verdes...



Para ilustrar nuevos cargamentos en motos: este no podría, tal vez, no sé, ser un problema para la circulación? 


En esa cesta tienen pollos vivos, qué espanto. Recuerdo en aquel mercado de El Jadida en Marruecos que la gente iba, elegía uno, y zas, ahí delante. De verdad que en 100 años miraremos atrás y no nos lo creeremos. 


Entramos en sección pescaderías. Aparte de gente que sale de lejos o refilón, pregunto si les importa que les haga foto y creo que casi todos me han dicho que sí. En otros países esto no pasa.  



Lo de la refrigeración está por desarrollar, pero esta foto me gusta por el niño...


Esta es una parte más miscelánea...








Al final entramos en una tienda a comprar yogures, buenísimos, y a una panadería: el gremlin come algo y se tranquiliza un poco. Nos cuesta encontrar taxi, y le damos nuestro destino: Tam Loc, aunque como he dicho, al llegar, en realidad estamos en una calle que desemboca en una de las atracciones turísticas de la zona, que es un karst* que tiene abajo una cueva (Mua) pero que hay que escalar sí o sí (Annapetons dixit), porque tiene unas vistas impresionantes. *Luego explicaré qué es un karst, concepto que hay que manejar para los siguientes días. 

Hete aquí uno de esos contratiempos que a veces pasan viajando que nos mantiene entretenidos un rato: al bajar del taxi hay cierta confusión por tema billetes. Como todo se paga por miles y millones, a veces es un jaleo. Este trayecto vale unas £6 (175.000 dong) y el Peda le da un billete de 500.000 dongs (~£17) en lugar de uno de 50.000. El conductor, superlegal, le intenta explicar su error con gestos. Al final hay que recurrir al traductor y escribe "demasiado dinero". Con el lío, cuando entramos al hotel y nos sentamos frente a la piscina el Peda se da cuenta que se ha dejado la mochila en el maletero. Le veo particularmente fastidiado por su libro: !su libro!, quiere saber cómo termina. La chica de recepción llama a la compañía de taxis, le localizan,  vuelve.  Le paga la carrera y más, qué menos. Así sabrá quién es el asesino! 


Seguimos sin poder hacer el
 check in (qué maniana interminable), Mini juega con un perrito, y salimos a dar una vuelta y comer en el restaurante "New Day" donde estamos solos. Supongo que en temporada alta y cuando vienen autobuses a subir el karst estarán a tope. Por detrás hay campos de nenúfares...


Por fin! a las 1330 ya podemos check in, es un lugar rural diferente a lo que hemos tenido hasta ahora, tipo bungaló independiente. Es super-barato y me preocupa que hayan imvertido tanto en la bañera, por ejemplo, que es como de piedra tallada así rústica, lo mismo que el lavabo. La piscina, enmedio de los karst es una gozada y-atención- "no tiene horario", me informan. No puedo tener mejores noticias porque todas las que hemos estado hasta ahora tienen bobas restrcciones que han impedido que me bañe cuando más me gusta: por la noche. Con esos pensamientos me debo quedar frita sobre la cama... 


A las 1730 me pongo una camisa blanca donación de Fashion y salimos de paseo en bici. Esto de la camisa es importante porque a estas alturas mis prevenciones contra el dengue, la malaria y su Tía Sisebuta ya son prácticamente inexistentes de tan random y relajadas: esencialmente, salgo con manga larga y al nanosegundo, ya estoy en tirantes. Hoy es otro claro ejemplo, enseguida me quito la camisa, y me la ato a la cintura. Lo que no me doy cuenta es que tiene como dos tiras largas que salen del cuello como para cruzárselas si una quiere, y aquí ocurre el siguiente contratiempo del día: cual Isadora Duncan, pero mucho menos dramático (aquí no hay muertos, ni siquiera heridos), se mete una de las tiras por los radios de la rueda y se rompe (no me caigo, me podéis llamar miguelona). 


Pero volvamos al paisaje, que es impresionante: campos de arroz y de fondo esas montañas que salen del suelo como sin esfuerzo y están cubiertas de vegetación tan típicas de ciertas zonas del sudeste asiático y que ya he presentado como los karst. Breve lección de geología: también se les llama "relieve kárstico/cársico, carst, carsto o carso" (procedente de Karst, 'Kras', nombre alemán de la región italo-eslovena de Carso) y es una "forma de relieve originada por meteorización química de determinadas rocas, como la caliza, dolomía, yeso, etc, compuestas por minerales solubles en agua". Aquí en Vietnam son muy famosas las de Ha Long Bay y a esta zona que estamos se le llama por eso la "Ha Long Bay terrestre".





Empieza a lloviznear, así que no llegamos a Tac Coc, sino que nos volvemos a la piscina, una gozada. Salimos a cenar y en "La Calle" está todo muerto, parece de esas del lejano oeste, así que acabamos en "New Day", el mismo sitio que al mediodía: hamburguesa (adivinen quién), pho, noodles y bia que es baratísima. En medio de la nada, rodeados por "esas catedrales de yeso y caliza" (voz No-Do), hoy mis compas dormirán sin ruido...






01 septiembre 2024

Kingston-upon-Thames, foto con Virginia (Woolf) y el Cadillac (solitario) en Richmond

 Hoy, por dar un descando al diario vietnamita, vuelve un clásico de ayer, hoy y etcétera: la aclamada sección "diarios de bicicleta". Todo porque hoy he hecho una ruta nueva hacia el barrio de Kingston-upon-Thames que me ha encantado. 

¿Por qué no la había hecho antes? El sur de Londinium está plagado de parques, casi todos con sus cuestas. Por ejemplo, el simpático parquecito llamado Wimbledon Park tiene una de sus calles laterales que ríete del Tourmalet (calle que, por cierto, tiene los algunos de los mayores casoplones que he visto en esta ciudad, y ya es decir-por si a alguien le interesa curiosear en google maps, se llama "Home Park Road"). Luego llegas a Wimbledon Common, que es como un trozo de campiña enmedio de la ciudad y luego Richmond Park, que lo mismo, pero aún más grande. Bueno, pues hoy siguiendo una ruta que me dijo Mónica he llegado a Kingston y lo he pasado en grande. He sido Reina de la Montaña un par de veces, me he perdido otra, pero en general muy divertido porque hay muchas bajadas gigantes, de las de gritar.

Al llegar, esta es una imagen icónica de Kingston [“Out of order” del artista David Mach, 1989]:

Una vez en ese barrio, mientras me tomaba un té helado (por cierto, el Pret termina su suscripción este mes: it's the end of the world as we know it) he llamado a un amigo -que fue mi jefe cuando estaba en training- "por si acaso estaba libre", y lo estaba. Me ha liado para ir a dar un paseo a Hamptom Court Park (otro monstruo de parque, donde está Hampton Court Palace, el de Henry VIII). Resulta que había una exhibición en el castillo de coches elegantes (por algo se llamaba "concourse of elegance", cliquen aquí), algunos en venta, que han traído de todo el mundo. Hemos estado hablando con unos que lo filmaban y han visto coches por los que pedían £1,2 millones de libras y otros que ponía "price on application" (o sea, tú dices y se negocia: en fin). 

Lo del fondo es el palacio: el lago es inmenso

David creía ver pájaros por todos los sitios:
que si garzas, que si pájaros carpinteros



Protegiéndonos del solazo

La inmensidad de este parque

Montón de ciervos (algunos blancos):
esto es una muestrita 

Después hemos comido un sandwich en su casa y me he vuelto por la ruta del río: el Thames Path de Kingston a Richmond que pasa por Twickenham (a los fans del rugby les sonará) está precioso. Había mucha gente en barcos, haciendo padel surf (una con el perro sobre la tabla!), y dos bañándose (pese a que he visto un desfibrilador con cartel que decía algo como peligro de parada cardiaca por la temperatura del agua!)


En Richmond he vuelto a ver la estatua de Virginia Woolf (quienes hayáis visto "Las horas" sabréis que vivió allí una época y fundó Hogarth Press) y aquí está intentando darme algún consejo de escritora...




Tal vez perdido del resto de los "concourses de elegancia" me he encontrado a este Cadillac (Solitario). Dudo que haya en la exposición ninguno tan chulo como este: no soy de coches, pero este me ha dejado boquiabierta... 






... y me he ido a por otro té helado, cómo no, cantando la canción que estás pensando....

Siempre quise ir a LA
cruzar el mar
en tu companía...



Día y noche de aventuras: Semi-secuestrada en moto, Mini casi cae al río y el "Lotus Express", mágico tren nocturno (V11)

 Domingo, 21.07.24: Alrededores de Hue (mausoleos)-Tren nocturno a Ninh Binh

Mi última mañana madrugadora en la piscina (suspiro). El de las toallas ya me conoce; pronto podría ser una de esas viejas excéntricas con turbante, institución del hotel decadente en el que vive en Saigón, desde el que triunfa en su faceta de escritora de novelas de romance y misterio. Espero que no haga falta anotar que Mini no se ha unido nunca a estos rituales piscineros matinales y hoy ni siquiera el Peda que "tiene el estómago mal". Esto no le impide unirse al desayuno olímpico aunque "se modera" y luego se va a la habitación, mientras Mini y la que firma volvemos a la piscina. Hoy vamos a salir a las 12:00 del hotel (hora del check-out, o sea, cuando nos echen) porque nos espera un día duro trajinando por ahí sin receso a mediodía: la noche la pasaremos en un tren nocturno - que con lo que me gustan, estoy emocionada! 

Hacia el oeste del río Perfume (es un nombre que me parece tontísimo, pero se lo debe al "aroma de las resinas y flores de árbol que lleva") hay templos y mausoleos que ver. Es un buen plan ir en barquito por el río en un día sin techo como hoy pero claro, los princhipescos ya dijeron que no más excursiones con el populacho y vamos a intentar encontrar uno "con chófer" para nosotros. [Nota: ante todo, tranquilidad, ya estoy de vuelta en la isla y toda la tontería esta se ha pasado -aquí los tés siguen valiendo más de £4 y un taxi a la esquina medio riñón]. Nos quedamos con el primero que se nos acerca, no tiene sentido regatear: £30 por cinco horas los tres. Eso sí, esto es un barco que en temporada alta debe llevar como 15 personas , así que la desagradable sensación de Tía Gilita es aún mayor. Aquí se aprecia la proa, con su bonsai y el puente es el ilumiado de anoche.



Thien Mu Pagoda
La primera parada es en la "Thien Mu Pagoda" (Pagoda de la Dama Celestial, qué fantasía de nombres), que tiene siete pisos, fundada en 1601, la mas antigua de Hue. 


Durante los años 30-40 era un centro budista famoso por su oposición al colonialismo, pero en 1963 se hizo muy famosa porque el monje venerable Thich Quang Duc de 66 años se quemó a lo bonzo para protestar por el tratamiento del gobierno de Vietnam del Sur a los budistas (el presidente, Diem, era católico). Cuentan que se sentó en la posición del loto a meditar y los otros monjes le echaron gasolina y tal. Las imágenes del acto fueron captadas por la prensa internacional (la foto se puede ver aquí al lado de su cocheque se expone, un Austin azul) y tuvieron mucha repercusión, Más gente se autoinmoló de esa manera (y en el museo de la guerra el último día vimos que en EE.UU. hubo americanos que siguieron esta técnica para protestar por la Guerra de Vietnam), Diem aumentó su represión contra los monjes budistas, arrestó a 400, lo que ocasionó una revuelta popular, golpe de estado y Diem fue asesinado. 


Tiene también jardines bonitos, bonsais y dos campanas enormes (lo sé, cambio brusco de tema). 



Volvemos a la barca  y esta foto es para que se entienda la cantidad de gente que cabe aquí, en esas sillas de terraza de bar de pueblo. Lo mejor es que la conductora es una señora ya de edad y en un punto sube su hija y se turnan, mientras que ella duerme la siesta. Parece que llevar estas embarcaciones es cosa de mujeres.



Mausoleo de Tu Duc
Los emperadores de la dinastía Nguyen se construyeron siete magníficos mausolos reales en el valle del río perfume entre colinas con bosques. Cada uno, dice la guía, "es la expresión de la personalidad del monarca que los planeaba" y nosotros nos vamos a meter de lleno en la cabeza del tal Tu Duc (1847-1883). Según la guía (poque no creeréis que yo he escrito esto): "son lugares intoxicantes, ocasionalmente grandiosos pero generalmente tienen una simplicidad elegante en la que es fácil perderse paseando por los jardines tranquilos".

El mausoleo no está sin embargo a pie de río, como las visitas anteriores y para llegar a él (2 kms), nos tienen ahí esperando a tres motoristas. Mini no puede creer su suerte: aventura! A mí me toca la mujer, una señora de unos 60 que se desvía del camino principal por el que se van ellos y me lleva a una casa, donde coge una bolsa de plástico llena -parece que lleva pescado- , se la pone entre las piernas, y tira millas. Lo primero es salir de su calle subiendo una cuesta de tierra prácticamente vertical, mientras coge el teléfono. Seguimos por camino estrechos, nos adentramos en un bosque. Yo, porque es una mujer y siempre damos menos miedo (qué le decías a tus hijos de peques? si te pierdes, dile a una señora), pero llega a ser un tipo y vamos.... Entonces para junto a una casa donde hay un chico joven, le da la bolsa, y seguimos hasta el mausoleo. Mis compas "que dónde he estado". En fin: mi conclusión -como la de Mini- es que me gusta ir en moto, incluso en estas circunstancias. Otro de mis sueños viajeros es hacerme latinoamérica en moto cuando me jubile, á la Che Guevara. 

Compramos las entradas, aunque pone que hay nosequé edificio de obras, pero no hacen descuento. Ahora, a analizar al megalómano de turno...



Tu Duc debía ser todo un personaje, tirando a tirano (planeó su palacio de muerto en vida y metió tanta prisa a los pobres trabajadores -lo terminaron en 3 años- q se rebelaron en 1866). A Tu Duc "le gustaban las mujeres, le gustaba el vino" (tarara-tá), y además, era poeta!!! (son los peores) Según la guía "un poeta romántico que intentaba gobernar Vietnam en una época cuando el mundo occidental estaba retando la independencia del país", pero qué puedes esperar de un poeta, "fue un dominador débil que prefería esconderse del mundo en los jardines, pasearse por el lago en barquito, pescando, meditando, bebiendo té de flor de loto y componiendo algunos de los 4000 poemas que dicen que escribió aparte de bastantes trabajos históricos y filosóficos". Y no acaba ahí la cosa, Tu Duc también encontró tiempo para comidas de 50 platos, más de 104 esposas y un pueblo entero de concubinas ("era un truhán, era un señor". Ya estoy agotada con su programa. Afortunadamente no tuvo descendencia por la viruela. Nota: con todo este mogollón, en cada edificio está inscrita la palabra "Khiem", que significa "modesto". Como diría otro poeta, "hay que joderse".


Fotos post-boda en el lago del mausoleo, como las del Parque Grande de Vetusta. El fotógrafo muy profesional, con asistente con ese plato iluminador. Para esa performance de los bodorrios hay que valer...


Este edificio no sé qué es pero está lleno de columnas con ese patrón que me encanta. No sé para qué, porque no soy de ropa estampada, ni de cortinas, ni de... bueno, está bien para columna de mausoleo, pero tampoco me voy a hacer uno. 


Se admire la belleza de nuestro corcel, que nos espera tras la segunda carrera en moto, que esta vez la hago con un tipo ya por la carretera normal. La única excitación consiste en esquivar gallinas que van sueltas por la calle. 



Nos tomamos un café helado , refresco de cola, y vuelta a la barca.

El Templo de Hon Chen ("Templo del bol de jade") está en el lado derecho del río y, según el Peda "un templito sin mucha historia", pero está chulo, hay que subir un montón de escaleras desde el río y no hay casi nadie. En muchos momentos del viaje nos hemos dado cuenta que es temporada baja y eso siempre está guay.  Esta es la única feligresa que nos encontramos, que te ama cada minuto...


El templo está entre árboles y cada vez me gustan más esos salientes de los tejados (no sé cómo llamarlos, como gárgolas) 


Vemos mucha ofrendas en cada uno de los templetes. Me pregunto si se comerán las galletas cuando alcancen caducidad y sustituirán por nuevas?


Al lado de nuestro barco hay otro muy grande con un show para vietnamitas. La música a base de tambores es muy pegadiza... mis compas me hacen un video bailando que se agradece blogger no admita ...
 


De nuevo a nuestro navío, y se pone a llover como llueve aquí: mucho, pero para en media hora. Aparte del diluvio de Hoi An, estamos teniendo suerte con la lluvia, porque suele caer en situaciones como esta, que estamos justo dentro. Es una lluvia chula por dramática, tipo "se hunde el mundo". Pero no. 



Pagoda Van Mieu 
Este es el Templo de la Literatura, dedicado a Confucio, que se mandó construír en 1808 para sustituir al de Hanoi (que visitaremos en breve). No queda mucho de él (sí las 32 piedras que parecen lápidas con los nombres de los que obtuvieron sus doctorados aquí durante una época), pero al estar solos y ser tan verde hay una gran sensación de paz...








Paz hasta que volvemos al barco por el caminito muy embarrado tras la lluvia de la tarde. Subo la primera y cuando estoy ya dentro oigo un ruido enorme y al darme la vuelta veo las manos de Mini que se ha caído al subir, entre el barco y el barrizal. Se agarra bien y logra subir, pero está a un tris de caer al agua. Susto.  Llueve otra vez, pero al llegar a Hue a las 17:00 ya ha parado. Vamos andando al hotel recapitulando toda la acción de hoy. 

Nos han guardado las maletas y nos dejan acampar en unos sofás en una esquina del lobby. Yo voy al baño a hacer mis rituales nocturnos (una no puede confiar en los de la renfe, aunque no sea la renfe), cargamos móviles y nuestras baterías personales y llamamos un grab para la estación. 



Cenando cerca de la estación
La estación de Hue es muy básica -no parece de una ciudad de 600.000 habitantes. Enfrente tiene una explanada sin asfaltar y una hilera de restaurantes "auténticos", donde nos disponemos a cenar. 

La foto de abajo puede parecer un lugar de esos bo-ho, en los que ensucian/envejecen la cosa en busca de una pretendida autenticidad. No es el caso: el sitio es así, no hablan inglés y la carta está en vietnamita. El camarero sin embargo, tiene muchísimo interés. Usamos el traductor de google que hace una foto a cualquier alfabeto y lo traduce pero la cosa se vuelve entonces preocupante: hay intestinos, lengua, útero (alguien ha visto útero antes en una carta?) y ranas en el menú. Casi nos vamos pero nos dan pena y los restaurantes al lado parecían iguales. Pero se trata de elegir sin riesgos porque te desvías una línea y te traen tiroides. La única que lo tenía clarísimo era Mini: arroz. No te líes, nena, ella esa noche quería arroz blanco. 


Por fin pido lo que creo que es una berenjena, por pedir, ya se me habían quitado las ganas de cenar. El Peda también dice que no tiene hambre y pide una cerveza, atención a su diario: "la más barata del mundo, VND 13,000, unos 41 peniques. Luego sacan la berenjena y aunque está buena, pica de la hostia". Vamos a ver, para que el Peda, al que encanta el picante diga que algo pica "de la hostia" es que voy a acabar con "my ass on fire", como dicen los ingleses. Ahí la tenéis, con sus cacahuetes y todo:


En estas estamos (llorando, no solo metafórica, también físicamente) cuando aparece otra camarera a decir que "lo sienten, que se han quedado sin arroz". Qué???? En Vietnam, en un restaurante vacío, no hay arroz? No lloramos porque ya estábamos llorando.
 
Miramos la hora y aún estamos a tiempo: cogemos nuestras maletas y nos encaminamos a otras calles, que desconocíamos estaban relativamente cerca y con varios sitios con clientela occidental. Esto siempre da fialibilidad a Mini, a estas alturas, que pide patatas fritas y arroz con huevo… Terminamos rápido y vuelta a la estación, por el camino vemos tres caracoles gigantes. Esperamos en una sala abarrotada de turistas occidentales como nosotros. De dónde han salido? Por la ciudad nunca les vimos antes. 

Nos dejan salir al andén, que reactiva el mantra "Vietnam, el país que la seguridad e higiene olvidó".  La vía está a ras de suelo y no hay ninguna barrera. A un lado hay tiendas con comida no-perecedera para el viaje. 


Mini y yo recordamos la última vez que viajamos en tren nocturno las dos, cruzando la península desde Vigo hasta Vetusta, hace seis años. Es un viaje que tenemos mitificado, una experiencia iniciática, yo-qué-sé. El listón está muy alto, claro. Nuestro tren viene con un poco de retraso, pero por fin, les presento al "Lotus Express":



A las 2100ish ya estamos en nuestro compartimento, que son dos literas y la cuarta pasajera es una suiza que lleva cinco años enseñando alemán en Tailandia y va a Hanoi. El Peda escribe: "está muy bien, hay enchufes para cargar móviles, wifi y una cestita con algo de comida y botellines de agua". Claro, él no venía en aquel tren peninsular que, vamos, he mirados las fotos en el divague y solo le falta Hércules Poirot. Hablamos un poco con la suiza, chateamos por whatsapp y leo algo de mi libro. Me gustaría no dormirme, porque además del tren, me encanta, como dije ayer cuando el viaje en sí mismo -no solo el destino- es también chulo. 




Pero... me duermo... y mañana al despertar casi estaremos en Ninh Binh.