Viernes, 02.08.24: Del Delta del Mekong a Phu Quoc
Unas vacaciones de verano sin agua no son "de verano" y, aunque aquí se ha intentado con las piscinas, unos días finales en la playa eran obligados. Para la traca final, consideramos dos islas: Côn Đảo (que es un archipiélago) y Phu Quoc. Las primeras están a tres horas y media de la costa y por ello menos turistizadas. Pero en "temporada de lluvias" el mar puede estar agitado y aún tenemos intrusiones del ferry Dénia-Formentera del verano pasado. Así que aunque hubiera preferido Côn Đảo, la facilidad es la razón por la que acabamos en Phu Quoc, que está prácticamente al lado de la costa de Camboya. Para llegar hasta ahí, hoy tenemos a otro sufrido conductor que nos va a llevar al puerto del ferry, pero antes queda despedirnos del homestay...
No quiero irnos de aquí sin enseñar el baño al que le falta una parte de tejado, tal vez porque es típico de la zona o por hacerlo "atmosférico", no sé. Eso quiere decir que la otra tarde, cuando me duché mientras llovía, me caía agua por partida doble: una experiencia que nunca había vivido.
Para el desayuno, aparte del buffet te preguntan qué versión de huevos quieres y, para los que toman sopa (el Peda) le notifican que hoy es "de cangrejo" (crab soup) porque "no hay Pho" (sopa de noogles): él acepta encantado (este hombre aceptaría cualquier cosa). A los pocos minutos aparece otra camamera con nueva pregunta, lo que entendemos como "que si quiere "Pho". Leve confusión, igual había entendido mal antes cuando habían dicho que "no había Pho" y sí, sí, quiere Pho. La chica se va. Pasado el rato, cuando el resto estamos ya terminando nuestras tortillas, aparecen las dos chicas, cada una con una bandeja con dos boles de Pho. No entendemos nada, el Peda dice que se toma UN bol y la chica: "pero comprobé y dijiste que querías FOUR" (para los no anglófilos, four es cuatro y se pronuncia muy parecido a "Pho" /fɔː/. Y el Peda, "no, ha sido un malentendido, dije que quería Pho". Las chicas se van con los tres boles que espero les den a otros viajeros, y a nosotros nos da un ataque de risa. Los malentendidos de idiomas son divertidísimos [no sé si he contado cuando una vez al poco de llegar al UK entendí culo en lugar de casa].
A las 09:30 viene el taxi y hay dos horas y media de trayecto enmedio de arrozales y canales con puentecitos: es todo muy bonito.
Llegamos al puerto a las 1200 y aunque tenemos los billetes para las 1300 a las 1210 sale un "Phu Quoc Express" y nos dejan entrar. Nos dan agua y toallitas y no hay turistas, son todos vietnamitas. Aunque no te dejan salir a cubierta, ninguna incidencia en el trayecto...
Al llegar cogemos un taxi al que le cuesta media hora llegar al hotel. De nuevo, este sitio es una experiencia totalmente distinta a nuestras vacaciones de mar en Grecia en las que nos quedamos en airbnb, e interactuamos con gente que terminan siendo personajes legendarios de estas crónicas como Doña Concha en Pélion, Panos Panetis en Lefkás, o Giovanis de Léros). Esto es un resort pijo de bungalows individuales pero con la ventaja de que, siendo temporada baja, de nuevo está medio vacío.
Al llegar al bungalow vemos que no hay cama extra para Mini y cuando preguntamos nos indican una letra pequeña, que obviamente no vimos, en la que ponían que esto había que pagarlo aparte, y por cada noche. Lo pagamos (y esto es, de todo Vietnam, lo que es más parecido a precios occidentales), pero nos deja cierto malestar porque en ningún otro sitio, ni siquiere en pequeñas homestay ha ocurrido esto. En fin, la habitación es mona pero pequeña con lo cual aún se hace más. Le ponen la mosquitera individual que es una risa porque parece aquellas de cubrir los quesos.
Para hacernos una idea, el hotel tiene una edificio donde está recepción, restaurante y una piscina (en imagen),
y luego los bungalows están en una hilera paralela a la playa (que nos dicen que es de un km: ni que decir tiene que hay buggies que llevan a los huéspedes por un caminito por si caminar un rato por una playa paradisíaca fuera un castigo divino) hasta un punto donde hay otra piscina. Al final de la playa, cuando se acaba el hotel, hay otro alojamiento mucho más en línea con nuestro ser natural de Pedalistas, donde realmente pertenecemos y donde no re habrían hecho pagar extra por cama-cuando creías haberlo dejado claro en la reserva. Oh well, moving on. Volvamos a la playa, este tipo de "mojones del influencer" te ponen... lo debería patrocinar IG:
La piscina del final de la playa ni que decir tiene es también "infinita". Es curioso esto de las modas en piscinas: como es un mundo que tristemente me es ajeno, nunca he tenido que preocuparme por saber qué color se lleva (parece que el blanco, qué chulo!) o si "se merge con el ambiente" con lo cual la haces como si fuera una alberca porque nunca he tenido piscina privada, qué cosas. Esta además tiene otra fantasía que es "una piscina encima de otra piscina": así contado suena a horterada y sí, lo es:
Pero es innegable que es una diversión máxima: una infinity sobre otra y, lo mejor: vacía. Nadie llega hasta el final de la playa y ahí es donde vamos a pasar los siguientes días los Artistas Antes Conocidos Como Pedalistas.
Al salir del resort hay un camino de tierra que lleva a la carretera principal y aquí hay un par o tres de restaurantes. Está chulo porque es "volver a Vietnam", este resort podría estar en cualquier sitio. Cenamos en un sitio chulo (aunque el Peda lo ha descrito como "garito con mala pinta", hete aquí nuestra alineada cosmovisión) y volvemos paseando, aunque el Peda asegura en su diario que aceptamos el buggy desde recepción: en serio?