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03 octubre 2024

Doble ducha, risas con el Pho, sobredosis de piscinas infinitas (V23)

Viernes, 02.08.24: Del Delta del Mekong a Phu Quoc


Unas vacaciones de verano sin agua no son "de verano" y, aunque aquí se ha intentado con las piscinas, unos días finales en la playa eran obligados. Para la traca final, consideramos dos islas: Côn Đảo (que es un archipiélago) y Phu Quoc. Las primeras están a tres horas y media de la costa y por ello menos turistizadas. Pero en "temporada de lluvias" el mar puede estar agitado y aún tenemos intrusiones del ferry Dénia-Formentera del verano pasado. Así que aunque hubiera preferido Côn Đảo, la facilidad es la razón por la que acabamos en Phu Quoc, que está prácticamente al lado de la costa de Camboya. Para llegar hasta ahí, hoy tenemos a otro sufrido conductor que nos va a llevar al puerto del ferry, pero antes queda despedirnos del homestay...


No quiero irnos de aquí sin enseñar el baño al que le falta una parte de tejado, tal vez porque es típico de la zona o por hacerlo "atmosférico", no sé.  Eso quiere decir que la otra tarde, cuando me duché mientras llovía, me caía agua por partida doble: una experiencia que nunca había vivido. 

Para el desayuno, aparte del buffet te preguntan qué versión de huevos quieres y, para los que toman sopa (el Peda) le notifican que hoy es "de cangrejo" (crab soup) porque "no hay Pho" (sopa de noogles): él acepta encantado (este hombre aceptaría cualquier cosa). A los pocos minutos aparece otra camamera con nueva pregunta, lo que entendemos como "que si quiere "Pho". Leve confusión, igual había entendido mal antes cuando habían dicho que "no había Pho" y sí, sí, quiere Pho. La chica se va. Pasado el rato, cuando el resto estamos ya terminando nuestras tortillas, aparecen las dos chicas, cada una con una bandeja con dos boles de Pho. No entendemos nada, el Peda dice que se toma UN bol y la chica: "pero comprobé y dijiste que querías FOUR" (para los no anglófilos, four es cuatro y se pronuncia muy parecido a "Pho" /fɔː/. Y el Peda, "no, ha sido un malentendido, dije que quería Pho". Las chicas se van con los tres boles que espero les den a otros viajeros, y a nosotros nos da un ataque de risa. Los malentendidos de idiomas son divertidísimos [no sé si he contado cuando una vez al poco de llegar al UK entendí culo en lugar de casa].

A las 09:30 viene el taxi y hay dos horas y media de trayecto enmedio de arrozales y canales con puentecitos: es todo muy bonito. 



Llegamos al puerto a las 1200 y aunque tenemos los billetes para las 1300 a las 1210 sale un "Phu Quoc Express" y nos dejan entrar.  Nos dan agua y toallitas y no hay turistas, son todos vietnamitas. Aunque no te dejan salir a cubierta, ninguna incidencia en el trayecto...


 Al llegar cogemos un taxi al que le cuesta media hora llegar al hotel. De nuevo, este sitio es una experiencia totalmente distinta a nuestras vacaciones de mar en Grecia en las que nos quedamos en airbnb, e interactuamos con gente que terminan siendo personajes legendarios de estas crónicas como Doña Concha en Pélion, Panos Panetis en Lefkás, o Giovanis de Léros). Esto es un resort pijo de bungalows individuales pero con la ventaja de que, siendo temporada baja, de nuevo está medio vacío.  


Al llegar al bungalow vemos que no hay cama extra para Mini y cuando preguntamos nos indican una letra pequeña, que obviamente no vimos, en la que ponían que esto había que pagarlo aparte, y por cada noche. Lo pagamos (y esto es, de todo Vietnam, lo que es más parecido a precios occidentales), pero nos deja cierto malestar porque en ningún otro sitio, ni siquiere en pequeñas homestay ha ocurrido esto. En fin, la habitación es mona pero pequeña con lo cual aún se hace más. Le ponen la mosquitera individual que es una risa porque parece aquellas de cubrir los quesos. 


Para hacernos una idea, el hotel tiene una edificio donde está recepción, restaurante y una piscina (en imagen), 


y luego los bungalows están en una hilera paralela a la playa (que nos dicen que es de un km: ni que decir tiene que hay buggies que llevan a los huéspedes por un caminito por si caminar un rato por una playa paradisíaca fuera un castigo divino) hasta un punto donde hay otra piscina. Al final de la playa, cuando se acaba el hotel, hay otro alojamiento mucho más en línea con nuestro ser natural de Pedalistas, donde realmente pertenecemos y donde no re habrían hecho pagar extra por cama-cuando creías haberlo dejado claro en la reserva. Oh well, moving on.  Volvamos a la playa, este tipo de "mojones del influencer" te ponen... lo debería patrocinar IG:


La piscina del final de la playa ni que decir tiene es también "infinita". Es curioso esto de las modas en piscinas: como es un mundo que tristemente me es ajeno, nunca he tenido que preocuparme por saber qué color se lleva (parece que el blanco, qué chulo!) o si "se merge con el ambiente" con lo cual la haces como si fuera una alberca porque nunca he tenido piscina privada, qué cosas. Esta además tiene otra fantasía que es "una piscina encima de otra piscina": así contado suena a horterada y sí, lo es: 

Pero es innegable que es una diversión máxima: una infinity sobre otra y, lo mejor: vacía. Nadie llega hasta el final de la playa y ahí es donde vamos a pasar los siguientes días los Artistas Antes Conocidos Como Pedalistas.





Al salir del resort hay un camino de tierra que lleva a la carretera principal y aquí hay un par o tres de restaurantes. Está chulo porque es "volver a Vietnam", este resort podría estar en cualquier sitio. Cenamos en un sitio chulo (aunque el Peda lo ha descrito como "garito con mala pinta", hete aquí nuestra alineada cosmovisión) y volvemos paseando, aunque el Peda asegura en su diario que aceptamos el buggy desde recepción: en serio?



01 octubre 2024

Mercado flotante en el Delta del Mekong: tirando a microfracaso (V22)

Jueves 01.08.24: Can Tho mercado fluvial

Hay días de viaje que te salen redondos y hay días como este (luego el divague se anuncia breve). Hoy toca "las imágenes más icónicas del delta del Mekong" y... no sé, creo que me las perdí. ¿Será porque para ir al mercado fluvial con el grupo has de ir a las 5 am y nosotros -en nuestra última iteración como bon vivants- vamos con taxi a las 8?  Porque el taxista para y nos deja en un pequeño muelle que termina en esta carraca:


 En ese momento empiezo a considerar que tal vez haya sido todo un error, y que estaríamos mejor en la tienda de artesanías donde deben estar ahora los del grupo. Pero es que vamos, una cosa es ir tres en un buggy de ocho, incluso en aquella barca de Hue que al menos se habíá esforzado en ponerle una cabeza de dragón en proa, pero esto ya me parece excesivo y no veo cómo se va a poder meter entre las barcas del mercado. 

El taxista se embarca -nunca mejor dicho- en una conversación con el dueño: igual son amigos y nosotros vamos a ser inminentemente timados- tal vez secuestrados.  El traductor del teléfono hace lo que puede, pero seguimos confusos y al final llamamos al homestay, la recepcionista nos rescata porque el tipo nos termina llevando a un mercado (terrestre) que tiene otro muelle del que salen barcas más normales. Mientras la esperamos, nos damos una vuelta por el mercado convencional:






Ya habéis visto muchos, lo sé. A un lado hay unas sillas a modo de sala de espera y nos hacen ponernos chalecos salvavidas. La barca vuelve a ser una como para diez pasajeros en la que vamos solo nosotros - lo que tiene viajar en temporada baja-, pero no es el mamotreto del amigo del taxista. El hombre nos lleva a la zona del mercado flotante, que en las fotos sale siempre como un "atasco" de barcas con productos, pero hoy, tal vez sea por la hora, hay poco movimiento:







Antes de volver al hotel damos otra vuelta por el mercado terrestre:  el Peda se compra un cinturón y Mini una almohada de cuello de avión de Doraemon. El resto del día consiste en tirarnos a leer a la piscina. Incluyo un par de fotos del homestay para que algún posible divagante que se haya despistado por aquí no se duerma. La segunda es nuestra cabaña:



Cuando baja algo el calor nos vamos con las bicis a dar una vuelta por los campos de arroz. Esto es justo un templo al salir del homestay:


 Tenemos una ruta chula que nos ha dado la recepcionista, que envuelve cruzar el río con un peque
ño ferry y luego un circuito circular.  Nos salimos de la principal y nos ponemos en fila con motos para entrar. Hay una persona con pijama de Doraemon, como si esto fuera Londinium. 


Pero, oh destino! En ese momento se pone a llover, como suele llover aquí, a lo bestia. Llega el ferry, las motos suben y nosotros esperamos a que pare. El ferry va, y vuelve con nuevas motos:


Se llena de nuevo, pero no tiene sentido cruzar para pedalear 7 kms bajo la lluvia. El río, por lo menos, está bonito:



Por fin, cautivos y desarmados, volvemos al hotel a llorar nuestro segundo micro-fracaso del día. El tercero no tarda en llegar: en la cena del hotel elegimos algo que resulta tan picante que hay que sacar los pa
ñuelos para llorar y la moquita (como dicen los ingleses: "my arse's on fire!") y un conjunto de verduras que algunas no hay quien se las coma (ah, sí, el Peda). 



Y esta salamandra cuqui para terminar, por si alguien ha llegado hasta aquí.... 

29 septiembre 2024

De mosquiteras, karma, brilli-brilli y Marguerite Duras (V21)

Miércoles 31.07.24: Phong Điền, Can Tho

Uno de mis sueños infantiles era una cama con dosel, dormir bajo tules. En aquella época, mi cama estaba al lado de una pared que tenía una de esas cortinas de los 70, que iban de lado a lado, toda floripondias azules -tal vez este trauma infantil hizo que, decorativamente hablando, solo tolere hoy el blanco. A veces la ponía por encima de la cama, cayendo por un lado y -haciendo un ejercicio salvaje de la imaginación para desestimar el estampado-,  me hacía sentir como si en las mil y una noches, o en una tienda de campaña, tal vez en un castillo encantado. 

Empecé a dormir con mosquiteras cuando comenzaron los viajes por países tropicales y estoy en posición de afirmar -desde la experiencia de la viajera-cutre-  que la experiencia ha sido variable: recuerdo un par de cabañas (Ko Samui en Tailandia y Tulúm en México) que a todo el mundo en casa luego encantaron, porque solo vieron las fotos de fuera, desoyendo que por dentro eran lo más parecido al chabolismo. Nunca se dormía nada bajo esas mosquiteras que siempre habían conocido mejores días. 

Ahora, hay gente preparada como mi cuñado (o cualquier cuñado, va en el título) que lleva siempre cinta aislante porque "están llenas de agujeros" (sic). Por supuesto, él tiene su propia mosquitera que cogí prestada con idea de traerme a Vietnam pero que en el último momento desestimé (menos mal, no ha hecho falta: lo que tiene alojarse en "sitios conforme"!). Aún así, me sigue haciendo ilusión entrar en una habitación con este elemento y estar aquí debajo me transporta a esas aventuras imaginadas de peque y me encanta:



Pero, sorpresa, dormimos mal, ir al baño en mitad de la noche es medio-complicado (hay un escalón, y con imágenes se entenderá) y a las 5:30 ya estamos despiertos del todo (los ancianos claro, Mini a pierna suelta). Tras algo de lectura nos vamos a la piscina and this-is-the-life!


Del desayuno quiero incluir foto de los famosos yogures vietnamitas de los que hablé nada más llegar, pero no recuerdo si ilustré:

Por la mañana toca exploración en bici.  Nos equivocamos de ruta un par de veces, paramos a por agua, hay tráfico en la carretera y por ese lado mal. Llegamos a un templo budista vacío donde Mini se compra una gorra con una marca que no recuerdo, seguro falsificada.


En el templo viven monjes, y me encanta su colada de monjes...


Inscripciones solo por mi afición a las grafías 

Que alguien me explique este lóbulo: hacía falta cebarse tanto?




A la vuelta se pone a llover de repente, como siempre aquí, y da gusto ver a todos los motociclistas pararse, sacar el impermeable o plástico de turno, ponérselo y seguir para adelante. Nosotros, nos cobijamos bajo un árbol.


Sí, fuimos muy listos no trayendo la mosquitera, pero cargamos con impermeables ("temporada de lluvias", pasa Ro) que no han salido de las maletas (gran fastidio llevarlos para unos minutos, mediano fastidio verlos ahí ocupando sitio cada vez que empaco). En fin: problemas de la clase media. 

Vuelta a la piscina donde el queridodiario del Peda me recuerda que caí frita bajo la sombrilla mucho rato. Cuando me despierto veo a una mujer que tiene una moradura de varios colores como de diez cms de diámetro en la parte superior de la pierna, exactamente donde la debería tenerla yo tras el culetazo hace 48 hrs en Ban Vin: el karma existe. 


Sintiéndome un poco culpable por lo de esta mujer vuelvo a la cabaña, se ha hecho algo tarde y vamos a comer algo: destacar una bebida de yogur que me encanta. También jugamos a Uno. Estas son las fotos del homestay, con los puentecitos que mencioné ayer.


Por la tarde toca ir a Can Tho, que está como a once kms. Llevo veinte días equivocándome y diciendo "Can Tho" en lugar de "Cảm ơn" cada vez que he de dar las gracias. Por lo que sea, es una palabra que no se me ha quedado y lo siento por la cantidad de gente que habré confundido diciendo "Can Tho" en hoteles y tiendas  (un ridículo: es como si en Ejpein un vietnamita te dice por ejemplo "Granada" en lugar de "gracias").  

Noto que estoy ya bastante avanzada en el divague y no he hablado del legendario río Mekong y su delta que estudiábamos en geografía. Me encanta la idea de un río mítico (será porque tenemos uno en Vetusta), pero cada vez que me he visto ante uno (el Danubio, el Nilo, el Neva, el Amazonas,  el Rin, el Río de la Plata...) ha sido chulo. Pensar que este nace en el Himalaya, que recorre parte de China, Burma, Tailandia, Laos, Camboya antes de llegar a Vietnam y por fin desemboca en una locura de meandros, tributarios, y otros conceptos geográficos que desconozco en este delta enorme es impresionante. Son 4000 kms de longitud (y aún así, es el decimosegundo del mundo!). Las inundaciones han sido evidentemente siempre parte de esta zona, ya los comerciantes indios de hace 18 siglos instauraron un sistema de irrigación y hay muchos canales para intentar controlar las subidas, el agua cuando pide paso, sabemos lo que es. Cuando voy con la bici por el Támesis y pienso cuánto me gustaría vivir en Hammersmith o Chiswick, justo frente al agua, considero que con el cambio climático quien sabe si tendrán que salir algún día a nado. La zona del río afectada por las mareas se llama "the Tideway" y llega hasta Teddington Lock.

 Pero divago, estaba en que se puede decir que Can Tho es la capital del delta. Empezamos dando un paseo por la "promenade" (paseo) del río y ahí tenemos al Tío Ho saludando (de día y luego de noche-ya que no pudimos verlo en momia...): 



Vamos a un puente peatonal donde hay unos críos tirándose al río -agua color chocolate- desde bastante altura. 

Una de esas señales múltiples que me indica qué en el culo del mundo estamos..


Volvemos sobre nuestros pasos, saludando de nuevo a Ho, y terminamos en un mercado nocturno de puestos de comida bien montados, 



pero si te metes por las callejuelas encuentras a gente vendiendo lo que probablemente han pescado o recogido durante el día. Nosotros compramos un montón de lichis peludos que me acompa
ñan unos días...

Me persuaden a entrar a cenar a un sitio en el que dan serpiente, pero muy recomendado en la guía. Pedimos "flores de calabaza y pescado en salsa de tamarindo" y está muy bien. Justo fuera están estos niños pescando tan fotogénicos...


Ya se ha hecho de noche y no podré describir mejor que el Peda en qué se transforma esto: "ciudad caótica y pinturera, con muchas, excesivas, luces navideñas, cutre".  Esto es el puente peatonal que hemos estado antes, por ejemplo:

Yo pienso que el alcalde de Vigo debería pasarse por aquí para dejar ya sus luces navideñas: no tiene nada que hacer. Y no es solo la ciudad, luego al volver al homestay, vamos viendo que cada pequeño puente es un mini-festival de luz. No hemos podido ver a M., una aprendiza de bruja mía cordobesa que decidió que nuestra profesión no era lo suyo y que se iba a Vietnam a ser profe de infantil. Salía muy tarde de trabajar, parece que "la vida lenta" fuera de occidente es también un mito.



A veces, cuando viajas, hay tanta información que justo se te olvida darle la vuelta a la página de la guía y no visitas algo que luego te da rabia haber olvidado. Es el caso en Can Tho, porque claro que había subrayado que había que visitar la Casa Duong, un ejemplo de arquitectura colonial francesa (4 kms hacia arriba de la estatua del Tío Ho) donde se rodó en 1992 la peli de Jean-Jacques Annaud "El amante". Por tanto, la foto no es mía,



pero es importante para mí incluirla porque, cuando al principio de esta serie yo decía que nunca me imaginaba Saigón como me la encontré, era así como me la figuraba, creo que estaba influenciada por pelis como esta (o el libro de Marguerite Duras en el que se basa). Recuerdo perfectamente hasta la sala de cine donde vi la peli, yo tenía 21 pero he olvidado cómo me sentí ante esa niña de 15 que tenía sexo sin parar con ese Tony Leung que representaba 35 (igual que no recuerdo ahora demasiado de lo que sentí cuando leí "Lolita" o "Memorias de Adriano" hace siglos también), pero el mundo ha cambiado tanto (en ese caso para bien) que ahora a much@s nos parece grotesco si no directamente asqueroso un adulto y un adolescente. Este es el único libro que he leído de Duras (tampoco recuerdo su calidad literaria, tristemente no escribí nada), pero ella aunque había nacido en un barrio de Saigón, vivió en Sa Dec (otra de las ciudades del delta) y otros lugares de Vietnam y Camboya hasta que a los 18 se fue a la Sorbona. 



De vuelta al homestay, preparándonos mentalmente para una excursión al día siguiente al "Mercado Fluvial", nos dicen que podemos ir por nuestra cuenta con uno de esos conductores, evitándonos las tediosas paradas en tiendas de artesanía. Me meto bajo la mosquitera y sueño con ríos largos, y este continente, que como dice mi amigo Bernardo, es el de los excesos.