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31 mayo 2021

Serial 30. La sola idea de salir de Banderley. Hormonas del amor, hormonas del odio.

Abro la puerta y toda Bengala occidental me da un tortazo: Sandip está cocinando. Paso rápido por la zona comunal, hago un ruido -su idioma- para indicar buenas tardes y entro en mi habitación. He quedado con Yolanda en Serotonina; me va a contar cosas del curso al que me voy mañana. El contenido -la Ley de Salud Mental- no me interesa demasiado: mis contactos con esta ley son rudimentarios, pero me manejo. Si un paciente se quiere ir de la planta, pero sería peligroso para él o para otros, le puedo detener usando la Sección 5(2) de la ley. Pero tengo que hacer la pantomima del curso para tener poderes fuera de Banderley, por ejemplo, para ingresar a un paciente de riesgo que se opone que ha detenido la policía en la calle. En ese caso se usa la Sección 2 de la ley, y tu opinión ha de ser corroborada por otro psiquiatra y un trabajador social: todo por intentar garantizar los derechos del paciente, al que vas a privar de su libertad. Un amigo me contó que en España esta ley no existe; en su lugar el forense de turno, que suelen ser personajes novelescos que solo existen de noche, aparecen de la nada con lamparones en la camisa y barro en los zapatos, firman lo suyo sin mirar al paciente, y tal como vienen, -entre bombas de humo, á la Tino Casal-se largan. En fin, que tras este curso podré “seccionar” (argot para “ingresar en contra de su voluntad” a alguien usando una de las múltiples secciones de la ley), también fuera de Banderley.

Compruebo que tengo todo preparado para mañana: billetes de tren, dirección del hotel, mochila. Ya no hay vuelta atrás. ¡Salir de Banderley!: increíble. Busco un libro que le tengo que devolver a Yolanda, "The Maze". Ella, aspirante a psiquiatra forense, vive fascinada por todo el tema legal y este curso le pareció lo más. Para mí, sin embargo, estudiar leyes es estudiar convenciones: no me interesan. Entiendo que existan, al final los diagnósticos son convenciones también, pero yo lo que querría hacer con mi vida es descubrir los mecanismos que explican el mundo que están ahí, en la naturaleza. Y si no puedo, ser quien usa los datos que otros han desentrañado, quien aplica lo que otros han soñado antes (¿no es esta la dicotomía investigador e ingeniero, ciencia y técnica?). Aquí está el libro de Yolanda.

Paso por la sala común hacia afuera, usando la misma técnica: vista artificialmente al frente, gruñido que suena a hasta luego. Entonces ocurre algo extraño, en lugar de un sonido, dos palabras:

-Doctora Calleha!!

Me paro en seco, qué norma habré roto.

- ¿Has cenado? -se confirma: es la voz monotono de Sandip.

Y esto sí que es curioso: me está preguntando algo sobre mí. No solo eso, cuando digo no, remata:

-He hecho curry verde vegetariano. He hecho mucho, ¿quieres?

Me cuesta unos segundos reaccionar. Si estuviera haciendo un baile Chhau con el obligatorio gorro semicircular magenta, me habría parecido menos chocante. La verdad es que tendría sentido: irme a Serotonina con el estómago vacío nunca es buena idea, por muchas bolsas de patatas fritas que saquen. Así que impulsivamente acepto – como suelo yo aceptar estas cosas: con demasiado entusiasmo. Error: el pobre se da la vuelta con ruidos de garganta y pone curry en un bol, que deja en mi dirección. Estamos de pie en la zona en “u” que es la cocina, en una esquina de la sala. Si damos un paso en la dirección adecuada, está la mesa enorme donde podríamos cenar como personas civilizadas, pero me pregunto si será demasiado para él. Coge su bol y pasa una página de la revista de criquet que tiene en el atril que yo uso para poner a Simone Ortega.

Me siento en la encimera y nos veo desde fuera, como nos vería un espectador: él me está dando prácticamente la espalda. En esos momentos, Sandip me inspira inmensa ternura: es un niño perdido al que abrazar. Pero el pobre nada odiaría más que el contacto físico.

-¿Este plato es de la zona de….?- No puedo terminar la frase. Me ahogo.

De un salto estoy debajo del grifo, no puedo respirar, cómo pica, fuego en la boca. Lo paro. Me quema hasta la garganta. Más grifo. Lágrimas. No puedo. Sandip vuelve todo azorado del frigorífico. Me da yogur. 

-Toma esto, toma esto, toma esto, toma esto…

Poco a poco me voy calmando. Sé que Sandip está preocupado porque mira fijamente a una baldosa mientras se mueve de delante atrás, como que se acuna.

-Tranquilo, soy yo, tengo poca tolerancia al picante.

-Tenías que haber dicho, tenías que haber dicho -noto que se pone particularmente perseverativo con este episodio de ansiedad - Es suave, solo le he puesto un chile, normalmente le pongo tres.

-¿¿¿Tres??? -Me sale un gritito y sigue un ataque de risa tonta, y entonces hasta él se empieza a reír, de una manera extraña y distinta, como rebuznando, y mirando hacia un lado.

Y los dos repetimos, ¡“Tres!”, y cuando me voy le digo desde la puerta “tres!”, y a partir de ese día ese número se convierte en una especie de código entre nosotros, que nos decimos en situaciones inesperadas, y que nos hace reír. Es lo más cercano a un atisbo de reciprocidad que he visto nunca en este chico, al que tengo perfectamente clasificado en una de esas convenciones de las que hablaba, diagnósticos. Ese tipo de absurdo (tres!) es fácil de entender para la mayoría de la gente, pero no para Sandip: lo que sé es que le ha gustado reírse.

Cuando llego a Serotonina no hay casi nadie, pero Yolanda está al fondo, en la mesa de siempre, con la obligatoria Guinness. Tras la barra, Richard haciendo su turno: me sonríe, asiente y dice que me trae algo que me gustará.

-¿Tienes todo preparado para el rito de paso? -se refiere a salir de Banderley por primera vez.

Lo tengo todo preparado, pero no sé si estoy preparada. Tengo ganas de ver asfalto, edificios, escapar de allí: todo en teoría. Pero alguna noche me he tenido que pellizcar diciéndome que por fin iba a pasar, porque no me lo acabo de creer. ?Qué pensaba, que iba a no poder salir de aquí nunca más, que me iba a quedar atrapada como una Sister Harding del sur, o como paciente bajo sección el resto de mis días? Pesadillas raras con las que una se despierta alguna noche, pesadillas de primero de psicoanalista: no hay que ser Lacan para interpretar aquí. 

Freud en la Tavi
Cuando llega Richard con un cocktail de color naranja les empiezo a hablar del curso: lo voy a hacer en la famosa "Tavistock Clinic", al norte de la ciudad, en una zona llamada Swiss Cottage (aunque su nombre viene de cuando estaba en la Plaza Tavistock, en Bloomsbury, en el centro). Yolanda y Richard opinan que, en salud mental, la Tavi es un lugar mítico. Fundada en 1920, es un centro de referencia mundial en terapias psicológicas, en concreto psicoanálisis: debo hacerme sin falta una foto con la estatua de Sigmund Freud que hay en la calle, frente a la puerta principal. Este fue el lugar donde, tras la Primera Guerra Mundial se empezaron a desarrollar intervenciones para soldados que sufrían"shell shock", (“neurosis de guerra”, como se llamaba entonces al Síndrome de Estrés Post traumático).

-¿Os imagináis a Carl Jung dando una charla aquí? Y entre el público estaban peña como HG Wells o Samuel Beckett!!- dice Will, que se ha unido al grupo.

Durante y tras la Segunda Guerra Mundial, la clínica se benefició de profesionales que huían de los nazis. Una de esas refugiadas fue la hija menor de Freud, Anna, que llegó a Londres en 1938, donde retomó su carrera como psicoanalista infantil. Vivía en Hampstead -Will me hace un guiño que significa, “recuerda Parliament Hill, tienes que ir”- y allí fundó el curso y la Clínica de Terapia Infantil (lo que hoy se llama el Anna Freud Centre). Allí trabajó con gente como el matrimonio Robertson, que observaron los efectos de apartar, aunque fuera temporalmente, a los niños de sus padres: hicieron un corto titulado “Una niña de dos años va al hospital”, mostrando su desespero por la separación, en una época en la que se dejaba a los niños tan pequeños sin sus padres sin ninguna contemplación. Los Robertson terminaron en la Tavi también, y allí en 1948 se creó el primer departamento de salud mental infanto-juvenil y se empezó a desarrollar la psicoterapia con figuras como John Bolwby, el padre de la teoría del apego.

-Precisamente el otro día Steen me dio una clase magistral de apego en supervisión- les digo, así de pasada- Bueno, apego y oxitocina...

- ¿En qué quedó lo del caso del intento de infanticio? - pregunta Richard.

-Ah, bueno, eso… no lo sé, aún no me lo ha dicho. Tras hacerme prepararle una historia exhaustiva, en aquella supervisión ni sacó el tema…

-Supervisión a las 8 de la mañana, y por el bosque. Cuéntales todo- dice Yolanda

Carcajada de fondo de Will: ¿qué, por qué a las 8 y en el bosque?

-Fue el castigo porque aquí nuestra amiga llegó dos veces tarde a la planta… -Yolanda pone una cara como de “puedo explicarlo todo”. 

-Puedo explicarlo todo - replico, con la misma cara.

- Ah, no, excusas tipo "me dormí por la guardia", no, -se ríe Will- Cuéntanos qué pasó en el bosque…

- Nada, aparecí en la planta a las 7:45, no iba a jugármela esta vez… y Steen llegó a las 8, de muy buen humor- doy un trago al cocktail, no está mal- Yo nunca le había visto de amable Dr Jeckyll, así que cuando me dijo que hiciéramos la supervisión caminando, no hice preguntas. Me imaginé, el rollo de los peripatéticos -pausa para ver si me siguen, a saber si estudian esto aquí- sabéis, los seguidores de Aristóteles que pensaban deambulando?

-Desde luego, se piensa mejor andando, ¿no os ha pasado estar ahí con un tema que se os ha hecho bola y salir a caminar y verlo claro? - Richard me rescata.

-Exacto, de eso va: se “discurre” como los ríos…- este verbo siempre me recuerda a las monjas, les encantaba decirnos que “discurriéramos”.- Pero en fin, que fuimos paseando por un camino del bosque, rodeado de helechos, precioso. Hacía muy buena mañana y él parece que conoce la zona muy bien.

-Por lo que he oído -dice Richard- Steen sabe mucho de neuroendocrinología. Supongo que trabajando con mujeres a las que les ha pasado un tsunami hormonal por encima, has de manejar el tema…

- Sí, y de poesía -me paro un momento a ver si alguien reacciona, pero no-. Habló mucho de eso... todos sabemos que es simplista lo de la testosterona como la “hormona de la agresión” o la oxitocina como la “del amor”, como las presentan en divulgación, pero él me habló de estudios y me enganchó tanto que aquella tarde me fui a la biblio y…

-Espera -me interrumpe Richard- traigo otra ronda.

El bar se ha ido llenando, pero también ha venido el otro que cubre la barra, no parece que Richard le vaya a ayudar mucho hoy. Llega Mark, claramente de algún tipo de entrenamiento y se sienta presidiendo la mesa.

Cuando vuelve Richard con las bebidas, empiezo con mi clase magistral. Les cuento que la oxitocina, la hormona que estimula las contracciones uterinas durante el parto y la producción de leche posteriormente, lógicamente, también facilita el comportamiento maternal. Pon oxitocina en espray por la nariz de una mujer sin hijos y se verá de repente atraída por los bebés. ¿Y por qué hay algunas que son más maternales? Por variantes de genes que producen más oxitocina: estas mujeres tocan y miran más a sus bebes.

Esto es amor: oxitocina
No solo por eso es “la hormona del amor”: cuando las parejas empiezan su noviazgo, los niveles de oxitocina se disparan y cuanto más altos, mayor afecto físico y más duran juntos. Pero es que además, cuando se da oxitocina a la gente, la hace más confiada, detectan más caras felices que enfadadas o asustadas, o palabras con connotaciones positivas. La oxitocina hace a la gente más caritativa, pero solo en la gente que ya lo eran antes -las hormonas raramente actúan fuera de contexto, no te hacen "hacer cosas" que no son tú. Nos hace responder más al reforzamiento social, por ejemplo, hacen que la gente mire más a los ojos, aumentando la exactitud en la lectura de emociones, mejora la precisión en recordar caras y su expresión emocional. Anomalías en esta hormona elevan el riesgo de desórdenes de la sociabilidad: algunas personas en el espectro del autismo mejoran sus habilidades sociales, como el contacto visual si les administras oxitocina, porque tienen variantes genéticas relacionadas con esta hormona. Valoro la posibilidad de meterle un poco de espray de oxitocina a Sandip cuando duerme.

Pero no todo iba a ser tan bonito: para que en el mundo reinara la paz y el amor,  con fortificar la harina con oxitocina bastaría. Sin embargo, su lado oscuro: esa confianza aplica solo a los conocidos; con los extraños, la oxitocina disminuye la cooperación. En resumen: te hace más prosocial con gente como tú, te hace identificar con quien es uno de los tuyos… pero eso puede terminar en etnocentrismo y xenofobia.

-Trapicheos neuronales para explicar conceptos tan humanos, tan culturales, como la xenofobia… -dice Will, como pensando en alto…

-Esos trapicheos tienen lugar en situaciones concretas y dan lugar a comportamientos distintos según los contextos- sigue Yolanda.

-Es lo mismo con la testosterona -interrumpe Mark, que ha estado callado-, la sospechosa habitual cuando hablamos de agresión, como decías. ¿Puntos a favor de la tesis? En casi todas las especies los machos tienen más testosterona que las hembras, y la época de mayor agresión ocurre cuando los niveles de testosterona están más altos: adolescencia y cuando en celo. Pero bueno, esto es correlación, no causa. ¿Puntos en contra?: diferentes niveles de testosterona no explican porqué algunos individuos son más agresivos que otros. Pensemos en la castración: vale, disminuye la agresión pero no desaparece por completo y sin embargo, cuantas más experiencias violentas haya tenido un tipo antes de la castración, más posibilidad tiene de ser agresivo después. Un nuevo ejemplo de "naturaleza interaccionando con el ambiente": la testosterona magnifica tendencias agresivas preexistentes, no las crea de cero.

Mientras nos cuenta esto, me planteo que el macho alfa de Banderley nos está hablando de testosterona -hormona en la que deben estar nadando sus neuronas-, como si esto hubiera estado coreografiado. Esta hormona aumenta la confianza y el optimismo, y disminuye la ansiedad y el miedo. Hace a la gente arrogantes, egocéntricos y narcisistas. Más impulsivos, corren más riesgos. Se experimenta como placentera, claro. Cuando vuelvo a conectar, Mark está en los deportes de competición, su tema:

-Ganar o tener éxito aumenta los niveles de testosterona: esta se incrementa en deportes de competición, pero no solo participando, sino como espectador…. O sea, esta subida no tiene que ver con la actividad muscular, sino con la psicología de la dominancia, de la autoestima y de la identificación. En el fondo, la testosterona aumenta la agresión solo en los momentos en lo que hay algún reto y en lo que verdaderamente impacta es en los comportamientos destinados a mantener estatus.

Se hace un silencio. Supongo que estar ahí, con un par de copas, escuchando a un dios griego hablando de esas cosas tiene ese efecto. No sé si se da cuenta y por relajar el ambiente se dirige a mí:

-Ah, Mariona, he oído que te vas a Londres a hacer el curso de la Sección 12…

-Ahá, mañana. ¿Quieres que te traiga algo?- le pregunto, y sin dudarlo contesta:

-Aquí, lo que más nos gusta que nos traigan de fuera es una buena historia.

22 mayo 2021

Sobre escribir

En los 80, Elm Tree Books publicó una serie de libritos sobre las clases que daban unos profesores de escritura creativa, desde cómo escribir artículos de revista, seriales de radio o poesía, hasta escritura para ni
ños, no-ficción, o para televisión. Yo he leído "The way to write" ("La manera de escribir", "Cómo escribir"?), que debe ser el genérico, publicado en 1989. Los autores son John Fairfax y John Moat (a partir de ahora, "los Johns"), prólogo de Ted Hughes.

Este divague eran notas para mí pero, como suele pasar, se han rebelado y tornado en conversación conmigo misma, con los Johns (cómo estos dos, hace 30 años, ya me conocían tan bien?) y espero que con algún divagante despitado que pique el anzuelo. El librito -y espero que el divague- son una celebración de escribir: "el escritor creativo amplía la realidad celebrándola".

(No) tengo un pasado oscuro: Cursos de escritura
Nunca he ido a aprender a escribir (es obvio, pensará el sufrido divagante), si descontamos el colegio, donde hacíamos redacciones y el concurso de cuentos de navidad. Nunca he ido a un curso ni a un taller. Ah no, un momento: pasaba yo por Vetusta un half-term de Febrero hará un par (o tres, ay, el tiempo últimamente) de años y vi un cartel anunciador de una serie de talleres de escritura en una biblioteca cercana (todo está cerca en Vetusta, dirán los de las capitales: pues NO). Al llegar, el panorama: un grupo de hippies y señoras de pelo blanco sonrientes que parecían conocerse, profesora con enormes collares étnicos, energía en la sala. Comienzo: "la importancia de los cinco sentidos" y todos a escribir nosequé escena usando "un sentido de nuestra elección". Puesta en común: la gente de los forros polares compartiendo metáforas increiblemente creativas, nivel subrayado de libro. Yo, la nueva, intentando pasar desapercibida (pero con forro polar no salgo de casa) y, encaremos la realidad:  aburrida.

Supongo que yo no escribo así: no escribo con el esfuerzo que me suponía cada nuevo reto de la señora de los collares. No escribo metáforas de los sentidos curradas, pero si una me ha de salir, no será en esa situación, sino enmedio de una de las famosas incontinencias de las yemas de mis dedos. El taller era mirar un escarabajo en un microscopio en lugar de perderme en el bosque. Que luego el bosque hay que desbrozarlo? Desde luego, pero de entrada no estoy abrazada media hora al mismo árbol. 

Una vez NáN me propuso un grupo literario que él frecuentaba, pero es que a estas alturas de mi vida, no estoy para trabajo de microscopio, ni aunque sea binocular. Lo mismo me ha pasado con los clubs de lectura: nada me gusta más que hablar de libros, pero tener que leer un libro acordado para tal día lo convierte en una entrega, en otra deadline, de las que ya tengo demasiadas.

Los Johns dicen que "no te sorprendas si nadie quiere leer lo que escribes si tú misma no querías escribirlo. No esperes convencer a nadie si tú misma no te lo crees. No importa tu motivo para escribir, si no contiene placer (ellos dicen "delight", deleite), será un aburrimiento"

Corolario: bravo Johns, yo es que no quería escribir esas metáforas siendo apuntada por un arma. No sé si se nota, pero me lo paso bien cuando escribo, y cuando estuve en "el taller" era como trabajar.

Talento vs. técnica
Los Johns continúan: hay gente que nunca podrá escribir, por mucho que se empeñe, porque hace falta una cosa llamada talento. Pero, además, hace falta "craft", técnica, aprender trucos del oficio. Para ellos esto es impepinable.

Sí, deben tener razón. Hay una técnica y hay que beber (de ciertos vasos). Pero ahí tienen la sección anterior: para mí tal vez no haya solución.

Si quieres escribir, empieza por escribir
No es física cuántica: si quieres escribir, escribe. Para ello, hay que tener "una habitación propia", ya lo decía Virginia, y elegir meter tiempo ahí en lugar de en otras cosas. Y hacer saber al mundo que, igual que hay gente que se va a correr, a hacer macramé o al cuarteto de flauta, lo que tú haces, todos los días, es escribir. No hay más. 

Escribiendo todos los días se nota que "haces músculo" y según ellos, si lo dejas un tiempo, cuesta retomar. A mí no sé si me ocurre esto: a veces tengo que pasar épocas sin escribir, o escribiendo menos, y lo que las caracteriza es echar de menos ese ratito en el que estoy frente al teclado. Esto pasa en dos situaciones: de viaje (terrible, se te acumulan imágenes, aventuras, todo), o cuando la vida real se come a esta otra (terrible, se te ocurren millones de temas para escribir, justo entonces). Pero divago: igual esto de perder músculo les pasa a los escritores esos que sufren clavando metáforas que han cazado pensando muy fuerte. Obviamente no estoy en ese grupo. 

El diario (el blog!)
Una de las recomendaciones de los autores a los escritores aprendices es comenzar con un diario. Al final de cada día, deberías sentarte a escribir esa frase con la que nos hemos quedado, esa idea, ese desencuentro, lo que sea que haya formado parte de nuestra vida.

Un momento: un diario que se escribe regularmente con lo que nos ha impactado de alguna manera? Esa es la definición de blog personal!!! Y siguen los Johns: "este diario es un mero entrenamiento de esos músculos de escritor, y al que podremos volver en el futuro, para nutrir nuestra escritura". Igual que Dorothea Lange decía que el verdadero fotógrafo, independientemente de llevar la cámara al cuello, ve la vida encuadrada desde su objetivo, siempre buscando el ángulo perfecto o el momento decisivo, el escritor va siempre intentando pescar imágenes o ideas para lo que sea que tenga entre manos (un artista, decía Van Gogh, "siempre buscando sin encontrarlo del todo"). Eso es lo que me dicen en casa: "esta historia te dará para un divague"

Encontrar tu voz, esa cosa: "La voz es lo que da autoridad al escritor"
Los Johns: "El estilo individual de cada escritor, o su voz, está unida a la individualidad del contenido. Esta individualidad debe inevitablemente verse reflejada en el uso de la sintaxis, Y en el uso de la puntuación", porque "las palabras llevan consigo el poder, pero la sintaxis lleva la magia".

Recuerdo leer las columnas del gran Eduardo Haro Tegglen cuando aún vivía en la península y encontrar extraño su frecuente uso de los dos puntos. Muchas veces pienso en él al escribir y me planteo si mi puntuación se hace rara al lector, por el (ab)uso de los guiones o los dos puntos. Creo que puede venir del inglés, donde se usan ambos mucho más. La puntuación da cierto ritmo al texto y cuerpo a tu voz. Pero me gusta lo que dicen de que la voz no es solo forma, sino también contenido (o como siempre digo, "mirada") del que escribe. Cada uno somos nuestros grandes temas, solo que algunos los escribimos. 

El poder de las palabras
Es curioso porque a la vez que a los Johns estaba (estoy) leyendo un ensayo científico en el que justo hoy, se hablaba del poder de las palabras desde otro ángulo: la gente se comporta de diferentes maneras en situaciones exactas con solo cambiar las palabras. Por ejemplo, en una adaptación del "dilema del prisionero" si les dices a los participantes que el juego se llama "Wall Street" van a ser mucho más competitivos que si lo llamas "El juego de la comunidad" en el que serán más cooperativos. Las palabras cambian la realidad. 

Los Johns ponen el ejemplo de la palabra mágica "por favor": si quieres que alguien haga tus deseos, usa el encantamiento de por favor, y de avasallamiento pasas a cooperación. En castellano lo usamos mucho menos que en inglés y es chocante. El "pásame la sal, o ponme una cerveza" en inglés serían razones para declarar una guerra.

Adjetivos, adverbios, nombres abstractos: una plaga
El Peda tiene un amigo escritor al que le leía los borradores de sus novelas. Uno de sus éxitos fue "lograr que dejara de preadjetivar". Los Johns van más allá: hay que ser tan económicos con los adjetivos y los adverbios que es mejor quitarlos todos, a menos que aporten algo. Qué es eso de "el ratón corrió rápidamente a su agujero", cómo correr, si no es rápidamente? (no usar adverbios que insulten al verbo!). O "las bonitas rosas, el relajante jacuzzi?" Según los autores, nada deja más claro que uno es mal escritor que no tener oído para los adjetivos. "Los adjetivos, al describir cualifican, y al cualificar, debilitan"

Van más allá: evita los nombres abstractos; los concretos son tu "munición más explosiva". Ponen como ejemplo a Shakespeare: "ingratitud más fuerte que los brazos del traidor" (qué maravilla, en serio). La ingratitud es demasiado intangible, y nos rescata con los brazos del traidor.

Yo desconocía estos consejos. Los de los adjetivos y adverbios, ahora les veo todo el sentido: no sé si he desarrollado el oído suficiente para no haber empalagado al personal con ellos, espero que sí. Lo de los nombres abstractos sí que me ha sorprendido y aún no lo tengo claro. Voy a ponerme un post-it mental para comprobar lo que hago cuando escribo. 

Tener oído
Los músicos interpretan los ritmos del compositor en una medida de ellos mismos. La importancia de tener oído para la música es evidente pero, para la escritura? Los Johns piensan que las palabras son "demasiado variadas en sonido, color y fuerza" y el escritor ha de "imponer su propia métrica-no importa que en prosa o en verso-la vibración y la vida de sus propios ritmos".

El escritor ha de dominar el ritmo y el sonido tanto como la sintaxis y las palabras. A próposito de esto, contestando a Elena Rius en otro divague, conté mi experiencia de leer en alto lo que una escribe. Yo no leo los divagues en alto (aparte de "Serial" y he empezado hace poco), pero debería. Creemos que lo que vemos sobre el papel/teclado va a sonar de una manera, pero es como probarse un vestido que ves en la percha: te sorprendes de que se transforma en otra cosa sobre ti; a veces no te gusta, y otras no esperabas que fuera a encajarte tan bien. Me encanta cuando usan una frase de Moby-Dick para preguntarle al lector si creen que eso es prosa o es verso (sonrisa-mi querida ballena).

Seguir escribiendo
A mí los Johns me han hecho feliz en muchas partes del libro (me he saltado los "ejercicios" que, como la profe de los collares, ponían al final de cada capítulo), por poner un ejemplo:

"Ningún escritor sabe nunca si es bueno. Para el escritor solo hay una prueba de identidad que es incontrovertible y tiene sentido: la extraña evidencia de que sigue escribiendo". 

Escribir bien es independiente de que te publiquen, o de lo que te digan. Tal vez sea mejor vivir en este limbo de nunca saber si lo que escribimos es pasable, pero lo que es incontrovertible es la extraña evidencia de que seguimos escribiendo. Para castigo de los divagantes, que penan aquí  ese algo horrible que  tuvieron que hacer en otra vida. 



17 mayo 2021

"Women in love" ("Mujeres enamoradas") de DH Lawrence: más libros prohibidos

 El título de esta novela de 1920 de DH Lawrence, "Women in love" ("Mujeres enamoradas") puede llamar a engaño: el amor solo se atisba de refilón - si nos centramos en emociones, de lo que de verdad va es de ansiedad- y los hombres son casi más centrales. Una novela con la que tengo yo una historia (nota: sugiero que el divagante que quiera leer estrictamente de la novela que se salte cuatro párrafos-ahí donde hay una amable foto floral. "Mi historia" solo puede ser tal vez de interés para esos que a veces dejan libros -conozco a gente que no, Fashion por ejemplo y ahora me está odiando por una recomendación- y que, con alevosía, han vuelto alguna vez al lugar del crimen, que es lo que aquí pasó. Pero puedo explicarlo todo). 

Yo leí "El amante de Lady Chatterley" a mitad de mi treintena. Me dejó en shock. Todo: cómo estaba escrito, la historia que contaba, el lugar al que me llevó, los dos personajes principales.  No había blog en aquella época, pero miro para atrás y me he encontrado un divague que lo acabo de releer y me recuerda la pasión de esa lectura, "Fuck, ha dicho fuck!" (supongo que lo sacaría de mis notas en word, preblog) y otro transcribiendo la famosa escena de sexo bajo la lluvia: "De cómo el sexo bajo la lluvia se introdujo en el imaginario colectivo" .

Un tiempo después me metí con mi segundo DH Lawrence, "Women in love". Recuerdo perfectamente la época: estaba embarazada. Durante mi embarazo dejé tres libros seguidos: "Tess of the d'Urbervilles" de Thomas Harding, "The golden notebook" de Doris Lessing y, sí, "Women in love". Tengo una imagen de mí misma en la primera fila de la planta de arriba de un autobus de dos pisos,  con el libro abierto en mi regazo, mirando por la ventana al infinito, ajena a todo incluido el zumbido de las calle principal de Brixton. En aquella época lo atribuían a la tormenta hormonal que supone ese estado, y a la disminución del tamaño del cerebro, lo que afecta a la concentración: ni idea, el caso es que terminé otros libros, pero no esos tres. 

La razón por la que volví a este fue la lectura de "Jeff in Venice, love in Varanasi" (Geoff Dyer) hace un par de meses. El personaje principal coge esta novela de un hotel de Benarés (eso sí, luego la deja) y pensé, todavía en estado de excitación tras leer a Dyer (que ha estudiado a Lawrence y uno de sus libros de hecho va de querer escribir un algo sobre él), por qué no?  Y me fui al montón de libros que tengo apilados en un par de ángulos de la casa (esperando "a que pase todo esto" para que alguien, sea uno del gremio, sea mi cuñado o mi padre me instale una estantería) y voilá! Ahí estaba paciente, esperándome, casi 14 años después. 

En mi primera lectura llegué hasta la página 221. Esto debería dar que pensar, no es un libro que lees 30 páginas y que ya ves que no es lo tuyo, que la voz del autor no te llega, que no te toca lo que cuenta, y abandonas. A esto se le ha dado una oportunidad seria. Aún así, el 2 de Enero de 2008 digo basta, no voy a llegar hasta la 542 (sería lo de "año nuevo-vida nueva?). Hoy la lectura de estas primeras 221 páginas ha sido dolorosa: en aquella época subrayaba y anotaba en rojo (ahora meto entre dos pequeños paréntesis en lápiz  la  frase que quiero capturar) y me ha resultado muy molesto. Las últimas 300 ya era mi bosque que desbrozar, no había caminitos: mucho mejor. 

~~~ Aquí empiezo a intentar hablar del libro*~~~


*Hay que quererme: ya pronto os haré infografías y mindmaps para facilitar la lectura. Pero si algún incauto ha caído, no me echéis la bronca por el cerebro de la embarazada, referencias oscuras y técnicas de anotación, que esto es un blog persona, un fkn diario. Ahora comienza el pongamos artículo de revista del departamento de lengua del instituto.  Venga, va.



No es porque yo también viviera una época en la zona, es que es imprescindible comenzar con un poco de contexto: DH Lawrence nació en las Midlands, la zona minera donde se desarrolla la acción de "Women in love". Era hijo de una maestra que le animó siempre con sus aspiraciones intelectuales, y de un minero casi analfabeto con problemas de alcohol con el que no se entendía. Sus orígenes de clase trabajadora y la relación complicada de sus padres le dieron material para su escritura (y a quién no, ?no se escribe desde la vida vivida u observada?). Lawrence nunca sintió que pertenecía a esa comunidad minera: ni era atlético ni compartía nadie sus intereses artísticos. Esto enlaza con uno de los personajes de la novela, Rupert Birkin, que es el que los críticos han identificado como algo parecido a su alter ego. Birkin es el intelectural, el atormentado: "El era extraño. Incluso cuando iba a los lugares públicos, iluminados, era un ser oscuro, mágico (...) su ser nunca iba ser revelado, terrible en su potencia, místico y real". Birkin rechaza la tradición, busca un mundo nuevo, es profundamente nihilista y siente tanto ansiedad como odio. Gran parte de las reflexiones de la novela ( y esta es una novela de conceptos) vienen de Birkin.

El mejor amigo de Birkin es Gerald Crich, el hijo del "magnate industrial" de la zona. Crich representa el macho alfa, fuerte, guapo y destinado a seguir con las minas de su padre. Esta familia representa la transición del mundo fundamentalmente agrario a un mundo industrial. Pero el padre era uno de esos ricos que, tal vez por contar con un mínimo de conciencia, o por estar aún influido por la religión, cuidaba de sus mineros: si aparecía uno girando la gorra entre las manos diciendo que la ninia pequeña estaba enferma y no podían pagar al médico, se encargaba. Todo esto se acaba cuando Gerald le sustituye, un mundo está dando paso a otro: Gerald comienza a llevar la mina como si fuera un reloj suizo, un montón de piezas que han de funcionar y si no, se prescinde de ellas. El detalle de que estas piezas son de carne y hueso no le importa un pepino: no es su problema, su padre era un sentimental. Lawrence presenta estos datos sin pasión: aunque lo suyo en las novelas era filosofar de lo divino y lo humano, en política no era beligerante y de hecho Bertrand Russell no tuvo palabras amables para él en ese aspecto.

Temas que le interesan más a Lawrence son las relaciones y en concreto, la de Crich y Birkin es un buen ejemplo de su exploración del asunto homoerótico entre los dos tíos. Se especula si el mismo Lawrence tuvo una relación homosexual breve (pero estaba muy comprometido con su mujer, una alemana que había dejado a su marido -un antiguo profesor de literatura de Lawrence-e hijos para estar con él). Una de las razones por las que sus libros eran tachados de pornográficos fue por introducir sugerencias de este tipo de relaciones, un adelantado de la época. El capítulo titulado "Gladiatorial" ("te gustan las películas de gladiadores?") es la máxima expresión de ese amor contenido que los amigos se profesan: se quedan solos una tarde-noche y uno le reta al otro a una lucha de jiu-jitsu, "let us strip and do it properly" dicen. La relación es asimétrica: para Crich es deseo sexual, para Birkin deseo intelectual, poder medirse con un igual para esas conversaciones en las que nos da la chapa (pero quién soy yo para decir que un personaje de ficción da la chapa de un tema, lector@s de Serial saben de lo que hablo).

Se podría pensar que el deseo intelectual de Birkin con otro hombre justifican las críticas que se le hacen a Lawrence de misógino. Pero el caso es que las mujeres de esta novela son todo menos pobres contrincantes intelectuales. Ursula es una maestra de escuela con la que Birkin comienza, hacia mitad de la novela, una relación. Las cientos de páginas anteriores hemos conocido a Ursula como una mujer independiente a la que no le interesa el matrimonio. De hecho, hay muchas conversaciones con el intelectual Birkin sobre el tema. Lo mismo le ocurre a su hermana Gudrun, que acaba de volver de Londres donde se ha formado como artista, y se ha movido en círculos bohemios. Estas hermanas, hijas de un profesor de artes manuales del colegio, tienen que trabajar para vivir: ya no son las mujeres de las que escribía Austen, en las salitas tomando el té, maquinando cómo hacerse con un marido, pero llamándolo amor. Ambas hermanas son también las protagonistas de otra novela anterior del autor, "The rainbow" ("El arco iris"), en la que incluso Ursula tiene una relación homosexual y que fue también censurada, y mucho más que "Women in love", que fue interceptada en 1922 por la "Sociedad por la Supresión del Vicio": todos los libros fueron destruidos. Ah, la quema de libros, los libros prohibidos: de qué terror venimos. Gudrun termina en una relación con Gerald Crich y ambas parejas, todo menos convencionales, le sirven a Lawrence para hablar de los temas que le preocupan personalmente y como buen modernista.

Porque la novela es puramente modernista (ya me referí a este movimiento cultural de las primeras tres décadas del SXX en el divague de "La habitación de Jacob" de Virginia Woolf). Para el modernismo Europa necesitaba reinventarse tras procesos que habían cambiado su panorama vital, desde la pérdida de poder de la Iglesia y de la oligarquía dueña de la tierra, sustituídos por la industralización (como he dicho, representada por Crich). Por no hablar de lo que se estaba cociendo a nivel internacional con imperialismos y nacionalismos, que todos sabemos cómo terminaron (no que esto importe a los papanatas nacionalistas de 2021). La situación de las mujeres también estaba cambiando con respecto a los corsés victorianos-ya he citado a Woolf, pero estamos en plena época de las sufragistas:  Ursula y Gudrun se entienden en ese contexto. 

La novela, que parte de un planteamiento realista está absolutamente plagada de simbolismos. Por supuesto, también por esa época estaban todos influidos por nuestro *admirado* Sigmund y son todo caballos salvajes a los que hay que domar,  el hielo eterno de las cumbres, apedrear a la luna, por no hablar de cuántas veces menciona la palabra "inconsciente", que sí que hace saltar a mis caballos, á la Frau BlucherNo sé si he comentado en otros divagues que hace años mi discurso era, "vale, Freud ha hecho mucho por la literatura pero mucho daño a la psiquiatría". Ahora mantengo lo segundo pero no lo primero: simbologías baratas, las hemos visto ya todas. 

Escena que dañó a una generación
Por terminar en subidón, voy a incluir un párrafo no precisamente simbólico, en el que queda claro que los personajes están teniendo sexo ("held her perfectly suspended!"-arss). Digo "queda claro" porque en otras ocasiones estaba la duda de si el tema era metafórico-simbólico, potencia o acto (esto mismo me ocurrió con "Jacob's room", que luego en el prólogo dijeron que eso era un vergel sexual y yo in albis). Siguiendo el divague titulado  "De cómo el sexo bajo la lluvia se introdujo en el imaginario colectivo",  esta escena sería algo así como "De cómo en nueve semanas y media no inventaron nada". Yo la única escena que recuerdo de esa peliculita es cuando los protagonistas follan en un callejón si premeditación pero con nocturnidad en el que claro que llueve. Esa escena ha podido, como la de la lluvia de Lady Chatterley, haber hecho mucho daño entre los espectadores, pero por lo menos, ahora que tengan la tranquilidad de que la influencia no ha venido de una mala peli de Hollywood, sino del mismo Lawrence, el maestro del porno modernista. Enjoy...


They resumed their strange walk. They were such strangers—and yet they were so frightfully, unthinkably near. It was like a madness. Yet it was what she wanted, it was what she wanted. They had descended the hill, and now they were coming to the square arch where the road passed under the colliery railway. The arch, Gudrun knew, had walls of squared stone, mossy on one side with water that trickled down, dry on the other side. She had stood under it to hear the train rumble thundering over the logs overhead. And she knew that under this dark and lonely bridge the young colliers stood in the darkness with their sweethearts, in rainy weather. And so she wanted to stand under the bridge with HER sweetheart, and be kissed under the bridge in the invisible darkness. Her steps dragged as she drew near.

So, under the bridge, they came to a standstill, and he lifted her upon his breast. His body vibrated taut and powerful as he closed upon her and crushed her, breathless and dazed and destroyed, crushed her upon his breast. Ah, it was terrible, and perfect. Under this bridge, the colliers pressed their lovers to their breast. And now, under the bridge, the master of them all pressed her to himself? And how much more powerful and terrible was his embrace than theirs, how much more concentrated and supreme his love was, than theirs in the same sort! She felt she would swoon, die, under the vibrating, inhuman tension of his arms and his body—she would pass away. Then the unthinkable high vibration slackened and became more undulating. He slackened and drew her with him to stand with his back to the wall.

She was almost unconscious. So the colliers' lovers would stand with their backs to the walls, holding their sweethearts and kissing them as she was being kissed. Ah, but would their kisses be fine and powerful as the kisses of the firm-mouthed master? Even the keen, short-cut moustache—the colliers would not have that.

And the colliers' sweethearts would, like herself, hang their heads back limp over their shoulder, and look out from the dark archway, at the close patch of yellow lights on the unseen hill in the distance, or at the vague form of trees, and at the buildings of the colliery wood-yard, in the other direction.

His arms were fast around her, he seemed to be gathering her into himself, her warmth, her softness, her adorable weight, drinking in the suffusion of her physical being, avidly. He lifted her, and seemed to pour her into himself, like wine into a cup.

'This is worth everything,' he said, in a strange, penetrating voice.

So she relaxed, and seemed to melt, to flow into him, as if she were some infinitely warm and precious suffusion filling into his veins, like an intoxicant. Her arms were round his neck, he kissed her and held her perfectly suspended, she was all slack and flowing into him, and he was the firm, strong cup that receives the wine of her life. So she lay cast upon him, stranded, lifted up against him, melting and melting under his kisses, melting into his limbs and bones, as if he were soft iron becoming surcharged with her electric life.

Till she seemed to swoon, gradually her mind went, and she passed away, everything in her was melted down and fluid, and she lay still, become contained by him, sleeping in him as lightning sleeps in a pure, soft stone. So she was passed away and gone in him, and he was perfected. 

12 mayo 2021

Si lo que quieres es vivir 100 (otros 50) años

Un lugar en el mundo: Parliament Hill, Hampstead Heath
o "you guys know how to have fun"
 Hoy mi compa de piso, friend-with-benefitssoulmate, co-padre y némesis cumple cincuenta (qué barbaridad). Me tiene prohibidísimo organizar ninguna sorpresa como la que le preparé cuando cumplió 40 en virtual y en real, o cuando cumplió 30 (creo) y le llevé con los ojos vendados a Buxton (puedo explicarlo todo) o cuando... no sé, él seguro que os contaría más. 

En mis antípodas, él odia las sorpresas (aunque dándomelas a mí "se lo pasa muy bien"), las llamadas (de hecho afirma que intentó planear que el nacimiento de Mini coincidiera con su cumple para que ella cogiera el teléfono- le salió mal la jugada por 11 días) y en fin, todo lo que no sea "dejadme en paz"

Así que, por una vez, he decidido ser buena y voy a hacerle caso: no sorpresas, solo una canción, que sé que le encanta y con la que subimos siempre el volumen en el coche, y torturamos a la pobre Mini gritando. 

Se titula "Pastillas para no soñar" y es puro Sabina-calavera. Yo creo que, siguiendo sus directrices no va a vivir 100 años: como todos en este nuevo mundo extraño tiene mascarilla, no máscara antigás, y un insumiso convicto obviamente no siempre se ha mantenido "dentro de la ley". Aún no hemos llegado a los músculos de cinco a seis -aunque los 11 kms diarios tal vez deberían dar que pensar-, no se ha vacunado contra el azar (sino con Astra Zeneca, valiente!) ni contra el virus de la duda (qué rollo sería). Preocuparse por el colesterol no ocurre cuando tiene chocolate o similar delante, y los licores, no sé si muchos, pero cervezas las ha probado todas (su sueño: montar un brewery). La gomina -no olvidemos el pelazo- está fuera de duda, lleva desde que compartimos piso sin tele y, con ese cuerpo, ha habido que decirles a varias lo que "mire, no llame más", aunque ni haya "fundado un hogar" al uso, ni tenga "cama matrimonial"

En fin, que si tu película es vivir 100 años, no vivas como vive él... :) 

Felicidades Pato: you rock.

 


Pastillas para no soñar
Si lo que quieres es vivir cien años
No pruebes los licores del placer
Si eres alérgico a los desengaños
Olvídate de esa mujer

Compra una máscara antigás,
Manténte dentro de la ley
Si lo que quieres es vivir cien años
Haz músculos de cinco a seis

Y ponte gomina que no te despeine
El vientecillo de la libertad
Funda un hogar en el que nunca reine
Más rey que la seguridad

Evita el humo de los puros,
Reduce la velocidad
Si lo que quieres es vivir cien años
Vacúnate contra el azar

Deja pasar la tentación
Dile a esa chica que no llame más
Y si protesta el corazón
En la farmacia puedes preguntar:
¿tiene pastillas para no soñar?

Si quieres ser matusalén
Vigila tu colesterol
Si tu película es vivir cien años,
No lo hagas nunca sin condón
Es peligroso que tu piel desnuda
Roce otra piel sin esterilizar,
Que no se infiltre el virus de la duda
En tu cama matrimonial

Y si en tus noches falta sal,
Para eso está el televisor
Si lo que quieres es cumplir cien años
No vivas como vivo yo

01 mayo 2021

Mini: oficialmente teen

Momento cheesy (incluir foto bebé)- tick

 Hoy Mini cumple TRECE años: esto la convierte oficialmente en teenager*. Y digo oficialmente, porque oficiosamente, su aitá y yo tenemos la (inserte su propio adjetivo) sensación de vivir con una teenager desde hace un montón de tiempo.  

Esto me ha recordado la foto de la izquierda en la que Mini (sí, es ella, no un monito de Instagram), no tenía todavía ni 24 horas (sí, la tela estampado NHS era mi camisón de ingreso) y la enviamos orgullosos a la familia y amigos (sí, nos parecía guapísima). Mi suegra comentó: "Madre mía, qué ojos! Esta se va de casa a los ocho años!" :) 



De momento, prueba superada por cinco- sigue en casa, su Plan B profetizado por mi suegra aún no ejecutado, no por falta de ganas, seguro. Menudo año de broncas (os informo: somos los peor) pero es que cuando se empieza con los teens varios años antes, es lo que tiene. Broncas llenas de drama, miradas asesinas, suspiros con eye-rolling y algún portazo digno. Pero también hemos tenido risas, porque sigue siendo, pese a dejar la infancia, de lo más hilarante cuando se pone: tanto in situ como en esos emails que nos escribe en castellano desde el cole (a destacar sus interpretaciones del "castellano aprendido de oído" sobre el teclado, por ejemplo:  "chímica" y encima la muy osada me corrige: "mummy, lo escribes mal, escribes kuímica"). A veces los comparto con Fashion, venganza por de lo que se ríe ella de nuestro inglés oral, pero debería colgar estas afrentas al castellano en el blog (química, química, química!!!).

Si esto sirviera de algo, le diría que le quedan seis años de teen y que los aproveche. Que son los peores y los mejores de la vida, los de tener amigos, los de aprender y enamorarte de gente y cosas (aunque luego llegas a esa fase de "ah, ¿la vida adulta era esto?"). Pero seguro que me miraría con gesto irónico y concluiría "very moving, mummy". Así que no le hablaré de esto ni de la principal tarea de la adolescencia, encontrar tu identidad que, como mandan los cánones, ha de pasar por diferenciarte de tus padres. Conociéndola, esto lo va a seguir al pie de la letra: "you guys are weird". Nos consolaremos pensando ¿quién quiere gente conformista, que no se rebela, que a todo dice que sí? (ehem, YO!). May the force (digo, the 1st) be with us: toda la fuerza, la vamos a necesitar....

Pensaba qué canción poner para terminar y cómo no recurrir a The Jam y otro teen cabreado (claro que él tiene razón, ja!). Mejor deja de soñar con una vida tranquila, porque es una que no conocerás...  :)

Better stop dreaming of the quiet life, 'cause it's the one we'll never know
And quit running for the runaway bus 'cause those rosy days are few
And stop apologizing for the things you've never done
'Cause time is short and life is cruel but it's up to us to change
This town called malice

...  

Mil felicidades: los weirdos te renovamos por otro año, pequeña terrorista. 





*Nota para los que no  conozcáis la lengua del imperio, los números a partir de trece y hasta diecinueve terminan en -teen (thirteen, 13) y de ahí que a los adolescentes se les llame "teenagers".