Voy conduciendo mi Wolfy lleno de telarañas (en serio, esa araña del espejo nunca deja de trabajar?) por las calles de Londinium y siempre voy escuchando podcasts. El otro día caigo en un "long read" del Guardian, que son ensayos no precisamente sucintos sobre distintos temas. Se titula "De cómo #MeToo reveló la batalla central del feminismo hoy", de Moira Donegan, y de verdad que hay que escucharlo/leerlo. A veces, lo que hace de un libro o un artículo que pasará a ser importante en tu vida no es darte una nueva revelación, sino otra cosa curiosa. De repente, ideas que tenías por ahí sueltas en tu cabeza las ordena, les da coherencia, y todo, de una manera un poco mágica "encaja". Ya he explicado algunas veces que a mí esto me pasó con 20 años con Marvin Harris, y ha sido más o menos lo que pasa con este artículo.
Lo primero, me hace plantearme cómo ha cambiado mi concepto de feminismo desde la adolescencia. Claro: mi visión se ha visto afectada con los años, con mi trabajo, con tener una hija, con lecturas, con peliculas, con conversaciones. Igual que en la vida, en este respecto espero seguir la máxima de Saramago en lo de "cuanto más vieja más libre, y cuanto más libre, más radical".
Yo hasta hace un tiempo pensaba, por ejemplo, que la lucha del feminismo estaba esencialmente en el "puertas para afuera": quería igualdad de derechos y oportunidades en el mundo, lo que habían hecho las sufragistas, actualizado. Recuerdo haber pensado que lo que pasaba de puertas para adentro era el tema de cada una de nosotras: si eres tan idiota para aguantar que tu pareja no haga nada en casa, ya te vale. Miraba por encima del hombro a las parejas tradicionales en las que todo es... ehem, tradicional. El trabaja más horas, pasa menos tiempo con los niños, lo que hace en casa es "ayudar", en lugar de hacer su parte. Como consecuencia de esto, cuando nació Mini ni siquiera me planteé ir a trabajar media jornada al volver de la baja maternal, y seguimos compartiendo curro en casa y cuidado de la niña con el Peda, como siempre.
Yo era una feminista, paradojas de la vida, individualista. Y digo paradojas porque en otros temas de política de los que he divagado extensamente en el pasado, arremeto contra el individualismo y me parece el principio de todos los males, de que se nos estén comiendo. Cada uno a su bola, y acabaremos sin bola.
Pero en tema feminismo me limitaba a tirar del carro yo sola, como la curranta que he sido siempre, y a cabrearme cada vez que una compañera dejaba de trabajar por haber tenido críos, u observaba cómo viven con sus pepes a los que tratan como principitos, yo te traigo la bebida, cariño. No abría el zoom.
Pero entonces vino #MeToo, y me desmontó varios esquemas. Si yo hubiera sufrido acoso sexual, me ayudaría que muchas dijeran, yo también? Indudablemente lo haría, pero es que además, con las voces de todas elllas, podríamos empezar a cambiar el mundo. Esto era la lucha del feminismo colectivo, vs. el individualista que hubiera consistido en que esa misma chica abusada se callara, se enfrentara a sus demonios, lo hablara con amigas, quien sabe si con su médica, y al final lo superase.
Hay alguna gente que ha visto en esto deseo de exhibicionismo por parte de alguna pirada. Evidentemente, como en todo, habrá gente con su trastorno de la personalidad límite o narcisista que puede encontrar en esto su cancha, y qué? Cuántas son estas? Anecdótico. Algunas de las que esgrimen estos argumentos -sí, algunas son mujeres- son claros ejemplos del feminismo individualista, y dicen cosas como "pues yo no tengo miedo por las calles solitarias por la noche, a mí no me representas". Sinceramente, para empezar me parece de una total falta de empatía. Quien dice que tiene miedo, lo tiene, pero es que además, habrá tenido una experiencia vital distinta a la tuya: eso perfila los contornos de nuestros miedos (claro que aquí, además hay evidencia de que cosas desagradables pueden pasar). Igual no vive en el Barrio de Salamanca o Sarríá o Chelsea, como tú; igual estas chicas viven en zonas chungas, y no han tenido una madre con su coche a recogerlas, o la pasta para pagarse un taxi. O sí, y qué más da? Quién eres tú para invalidar la experiencia de esas mujeres? Muy bien que tú no la tengas, mucha suerte, ponte una pegatina de estrella. Simplemente deja a las demás y no obstruyas.
Y luego, por ahí trotando llegó el 8M, y me dio más que pensar. Me empecé a dar cuenta de que igual muchas de esas mujeres que se desloman en casa no pueden luchar-por lo que sea-con su manolo particular solas. Como lo de arriba: igual necesitan que la sociedad grite que es patético e inaceptable que las mujeres tengamos que trabajar es casa mucho más que ellos, y además cargar con los cuidados. Igual el tipo necesita sentir cierta presión social. Porque no me vale que el manolo de turno haga una paella el domingo, eso no es cocinar, manolos del mundo. Cocinar es estar a cuatro fogones el domingo por la tarde, metiendo comida en tupers y congelando para la semana. Y luego tener un calendario en la cabeza para ver a qué otra madre (sí, rara vez padre) le pides que recoja a tu niño el viernes que salen antes porque es DíaDelLibro. Al final te das cuenta de que estas actitudes, igual que los comentarios sexuales no bienvenidos de algunos tíos, no eran un tema individual de ese tío, sino que representa algo mucho más amplio, parte la sociedad. Cómo lucharlos tú sola?
En al artículo de Donegan habla cómo después de #MeToo, la disensión sobre el tema entre feministas primero se identificó como generacional (mayor de 40 vs. milenials). Pero al leer historias, la realidad es que todas habían sufrido, de una manera u otra, las consecuencias de esta sociedad machista. Lo que dice Donegan es que lo que #MeToo expuso fue, en el fondo, la diferencia entre estas dos aproximaciones: la individualista, fría, basada en ideas de pragmatismo, realismo y auto-suficiencia y la social, expansiva, comunal, idealista y basada en ideas de interés mutuo y solidaridad.
Debe el feminismo equipar a las mujeres para batallar en esta sociedad ellas solas o intentar cambiar la sociedad? (recordemos a Crispin). Por qué se nos pide tanto que hasta gente como yo, no sospechosa de tendencias individualistas, teníamos asumido que esto había que lucharlo solas?
Yo era una feminista, paradojas de la vida, individualista. Y digo paradojas porque en otros temas de política de los que he divagado extensamente en el pasado, arremeto contra el individualismo y me parece el principio de todos los males, de que se nos estén comiendo. Cada uno a su bola, y acabaremos sin bola.
Pero en tema feminismo me limitaba a tirar del carro yo sola, como la curranta que he sido siempre, y a cabrearme cada vez que una compañera dejaba de trabajar por haber tenido críos, u observaba cómo viven con sus pepes a los que tratan como principitos, yo te traigo la bebida, cariño. No abría el zoom.
Pero entonces vino #MeToo, y me desmontó varios esquemas. Si yo hubiera sufrido acoso sexual, me ayudaría que muchas dijeran, yo también? Indudablemente lo haría, pero es que además, con las voces de todas elllas, podríamos empezar a cambiar el mundo. Esto era la lucha del feminismo colectivo, vs. el individualista que hubiera consistido en que esa misma chica abusada se callara, se enfrentara a sus demonios, lo hablara con amigas, quien sabe si con su médica, y al final lo superase.
Hay alguna gente que ha visto en esto deseo de exhibicionismo por parte de alguna pirada. Evidentemente, como en todo, habrá gente con su trastorno de la personalidad límite o narcisista que puede encontrar en esto su cancha, y qué? Cuántas son estas? Anecdótico. Algunas de las que esgrimen estos argumentos -sí, algunas son mujeres- son claros ejemplos del feminismo individualista, y dicen cosas como "pues yo no tengo miedo por las calles solitarias por la noche, a mí no me representas". Sinceramente, para empezar me parece de una total falta de empatía. Quien dice que tiene miedo, lo tiene, pero es que además, habrá tenido una experiencia vital distinta a la tuya: eso perfila los contornos de nuestros miedos (claro que aquí, además hay evidencia de que cosas desagradables pueden pasar). Igual no vive en el Barrio de Salamanca o Sarríá o Chelsea, como tú; igual estas chicas viven en zonas chungas, y no han tenido una madre con su coche a recogerlas, o la pasta para pagarse un taxi. O sí, y qué más da? Quién eres tú para invalidar la experiencia de esas mujeres? Muy bien que tú no la tengas, mucha suerte, ponte una pegatina de estrella. Simplemente deja a las demás y no obstruyas.
Y luego, por ahí trotando llegó el 8M, y me dio más que pensar. Me empecé a dar cuenta de que igual muchas de esas mujeres que se desloman en casa no pueden luchar-por lo que sea-con su manolo particular solas. Como lo de arriba: igual necesitan que la sociedad grite que es patético e inaceptable que las mujeres tengamos que trabajar es casa mucho más que ellos, y además cargar con los cuidados. Igual el tipo necesita sentir cierta presión social. Porque no me vale que el manolo de turno haga una paella el domingo, eso no es cocinar, manolos del mundo. Cocinar es estar a cuatro fogones el domingo por la tarde, metiendo comida en tupers y congelando para la semana. Y luego tener un calendario en la cabeza para ver a qué otra madre (sí, rara vez padre) le pides que recoja a tu niño el viernes que salen antes porque es DíaDelLibro. Al final te das cuenta de que estas actitudes, igual que los comentarios sexuales no bienvenidos de algunos tíos, no eran un tema individual de ese tío, sino que representa algo mucho más amplio, parte la sociedad. Cómo lucharlos tú sola?
En al artículo de Donegan habla cómo después de #MeToo, la disensión sobre el tema entre feministas primero se identificó como generacional (mayor de 40 vs. milenials). Pero al leer historias, la realidad es que todas habían sufrido, de una manera u otra, las consecuencias de esta sociedad machista. Lo que dice Donegan es que lo que #MeToo expuso fue, en el fondo, la diferencia entre estas dos aproximaciones: la individualista, fría, basada en ideas de pragmatismo, realismo y auto-suficiencia y la social, expansiva, comunal, idealista y basada en ideas de interés mutuo y solidaridad.
Debe el feminismo equipar a las mujeres para batallar en esta sociedad ellas solas o intentar cambiar la sociedad? (recordemos a Crispin). Por qué se nos pide tanto que hasta gente como yo, no sospechosa de tendencias individualistas, teníamos asumido que esto había que lucharlo solas?
Sabía que iba a gustarte. Yo también lo veo así, la suma de muchos feminismos individuales debe empujar un objetivo común, darse apoyos unos a otros. Las experiencias pueden y son distintas pero unas no invalidan otras. Yo no voy con miedo por la calle pero no voy como si fuera un hombre, cierro la puerta de portal, me aseguro de que se cierre, si voy sola y es de noche, miro a mi alrededor.... a lo mejor si es miedo aunque nunca me haya pasado nada, pero tengo que ir con precaución que es algo que un hombre no piensa. Hasta que no de igual que seas hombre o mujer para ir por la calle... hay mucho que pelear. Y la experiencia de cada una de nosotras es distintas pero no son excluyentes.
ResponderEliminarLamento lo que sin duda será la causa de vuestro, nuestro, actual inconsolable llanto: Por penaltis, España ha perdido frente a Rusia. Tremendo, lo sé. Ánimo, entereza…
ResponderEliminarPero, salvando lo importante, también quiero señalar que, pese a ser verano, inesperadamente ha refrescado (al menos en mi ciudad). Y que, observo, que las madres, previsoras como siempre, cogen una rebequita para los niños antes de salir a recogerlos al bar donde con el padre han visto el partido. ¡Machista! ¡Machistas! Ánimo, entereza…
Y que, también en 2018, el 95% de las muertes laborales tiene por víctimas a varones. Sí, el 95%. Ánimo, entereza…
Y que ella sigue teniendo miedo al volver a casa aunque, a nivel mundial, el 91% de las muertes violentas en la calle tengan por víctimas a varones. Sí, el 91%. Ánimo, entereza…
…Y pienso en las brujas Salem, en Savonarola, en el Macartismo, en las purgas de Stalin, en el titán Landelino Lavilla completamente semidesnudo, en el antiblandengue Fari… en que, de siempre, el ser humano, el buen ser humano, ha creído, por fin, haber encontrado el camino a recorrer sin más esfuerzo que los buenos sentimientos, sin necesidad, también por fin, ¡por fin!, de replantearse los supuestos aprendidos o sin hacerlo, como mucho, más que una vez.
Pero frente a esa vana aunque eterna esperanza, frente a ése por fin, siempre asoma, y asoma, un latoso proverbio:
«Es el mejor de los buenos
quien sabe que en esta vida
todo es cuestión de medida:
un poco más, algo menos...».
O lo que es lo mismo, en peores palabras: En esta vida, por clara que esté la cosa, nunca lo estará. Uf.
Y digo, ¿de verdad, Di, que el hito de Erika y Nicholas Christakis no merece ni una ligerita búsqueda en la Internet? ¿No? Caramba… Bueno, pues nada, sigamos cada cual a lo nuestro. ¿Os he dicho ya que, por penaltis, España ha perdido frente a Rusia? Ánimo, entereza...
Hola MO... das en el clavo con lo de "hasta q no dé igual ser mujer u hombre para ir por la calle"... pq no da igual. El otro día una humorista en AUstralia, salía del teatro y ale... qué asco. Yo tampoco soy miedosa particularmente, y me he metido en lo q hoy considero son "bocas de lobo" (incluyo una vez coche de desconocidos con amigas en la playa) y lo q sí me da miedo es pensar q Mini lo haga.
ResponderEliminarLUX, yo pensaba q quien cuelga ese video lo haría integramnete, o con su razonamiento... me leí algunos comentarios y no,no me dio por guglearlo. Es curioso pq el proceso se veía desagradable, independientemente del contenido. Pero lo pones en oposición de la violación de un catedrático a una alumna (Disgrace)... es q sigo sin entender nada, qué nos tratabas de decir con esto? Un grupo de gente gritando a un profesor, sin querer escuchar, qué tendrá eso q ver con lo q cuento de Disgrace... aún me lo pregunto. Así q sí, sigamos cada uno a lo nuestro, pq claramente, en este tema, tu sigues a lo tuyo.
Salud
di
Mo, creo que lo que describes es miedo. Prevención, cuidado…esas cosas que las mujeres debemos poner en práctica si vamos solas por las calles a determinadas horas. Eso mismo que trasmitimos a nuestras hijas a nuestro pesar.
ResponderEliminarEn este momento en que el feminismo toma las calles, muchas mujeres hemos descubierto que la lucha feminista es una lucha que ha de librarse sí o sí en conjunto, porque atañe a todas y en todas partes. La realidad de las mujeres es muy distinta, Di. Y cada mujer hace lo que puede con la vida que tiene. No todas han recibido una educación que les permita dar la vuelta a situaciones que vemos como insoportables desde fuera. O no tienen los apoyos necesarios, o les falla la economía y aguantan lo que sea…
Dice Lux, que el 95% de las muertes laborales tienen por víctimas a varones. Y claro el dato frío así sin más escuece. Pero una lee un poco, sin exagerar desde luego, y sabe que ese dato tiene aristas que pulir. Las muertes en el trabajo no son mentira, pero tampoco es mentira que hasta hace bien poco las mujeres tenían vetados los trabajos más peligrosos y que a día de hoy son pocas aun las que suben a los andamios. Entre el personal administrativo del ministerio de cultura las muertes por el trabajo serán parecidas o mayores entre las mujeres, porque hay más. Así que no podemos comparar peras con manzanas, como el gran Lux debe saber.
En cuanto a las muertes violentas, la verdad es impepinable si no fuera porque hay que añadirle unos datillos de nada: los muertos lo son a manos de otros hombres en su inmensa mayoría (¿no os dice nada este dato?) y además en muchos países las muertes de mujeres a manos de sus parejas no se contabilizan como muertes violentas. Por otro lado, muchas de esas muertes se producen en conflictos en los que las mujeres mueren menos, pero son víctimas de otros hechos violentos como violaciones de castigo. Simplemente se eligen castigos diferentes en función del sexo. En nuestro país de cada 100 mujeres que mueren de manera violenta 50 lo hacen a manos de sus parejas. Esto es un dato. ¿Cuántos hombres mueren de forma violenta porque les mata su pareja? Aquí tenemos algo para comparar.
Así que sí, mueren más hombres de forma violenta. Pero son asesinados por otros hombres. ¿No es hora de que en lugar de quejarse por los lloros femeninos los hombres hagan algo para atajar la violencia que ellos ejercen de manera casi exclusiva?
Ahora que el feminismo por fin tiene buena prensa, algunos hombrecitos se sienten en peligro. Y son capaces de criticar el feminismo por algunos excesos verbales más de lo que han criticado al machismo histórico por sus muchos excesos de todo tipo. Tiempo al tiempo, todo llegará al equilibrio.
MARISAAAAA.. cuánto tiempo malvada...
ResponderEliminarTotalmente en q precaución y tal en el fondo es eufemismo de miedo. Habrá grados de miedo, y estará la q se meta en una calle oscura con recelo, la q ni lo piense, y la q llama a un taxi. Yo querré q mi hija llame a un taxi (o a mí!). :)
Cuando dices q no tenemos ni idea de las realidades de esas otras mujeres para juzgarlas, igual no me he expresado: eso lo tengo claro, pero yo me refería al "puertas para adentro", en el q yo he cambiado como explico... ahora me parece obvio, pero antes no veía q había q manifestarse para q Armando López hiciera la colada.
Leía tu comentario y pensaba en "2666"... Ese libro te da TANTA rabia, y refleja precisamente q el problema no es de 4 hombres malos, sino sistémico.
El otro día uno me decía lo mal q estaba la salud sexual de los tío en comparación con la de las tías, cuando yo le daba datos de la discriminación sin complejos q sufrimos las mujeres tanto en investigación como en desarrollo de medicación y suma y sigue en medicina general. Pero él tenía que sacar su "me me me!!!" tema... q el cáncer de próstata no está tan estudiado como el de mama.... venga majete, vale, y ahora, ponte una estrellita por esta importante aportación, q solo ha intentado (No conseguido) desviar el tema de q las mujeres estamos -también-discriminadas en medicina. No entremos en los dolores del parto en pleno SXXI>..
Os dejo con un artículo de Elvira London sobre estos hombrecitos de los q hablas, los q se sienten en peligro, o lo q sea, a los q ella llama "hombres enfurruniados"
https://elpais.com/cultura/2018/03/10/actualidad/1520700484_402565.html
muxus
di
Hasta hoy no había tenido tiempo de leer el artículo. Muy esclarecedor. Lo mejor del #MeToo es que ha creado un sentido de comunidad impensable acerca de un tema que la gente suele ocultar, por vergüenza, o prefiere olvidar. El otro día, hablando con unas alumnas (o sea, éramos varias mujeres de generaciones diferentes) salió este asunto y, de repente, todas empezaron a mencionar experiencias desagradables que habían tenido, algunas de pequeñas, otras ya mayorcitas, unas "leves" (¿pero debería existir el concepto "leve" en esto cuando todo es parte del mismo fenómeno, de que se nos considera como piezas de caza?), otras más graves. Y todas entendimos que seguramente no hay mujer que no haya pasado por alguna de estas humillaciones. O sea, hay que seguir reivindicando un cambio social, no basta con que algunos hombres cuiden de sus hijos o vayan a la compra. Y no sigo, porque no tengo tiempo, que tema no me falta.
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