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19 abril 2020

De Drácula como "Literatura de Invasión" a las chabolas de Huelva

En un ensayo sobre Drácula que leo hablan de la novela de Stoker como un ejemplo de "Literatura de Invasión", género que comenzó hacia 1871, con "La batalla de Dorking" (de George Tomkyns Chesney) y duró hasta la Primera Guerra Mundial (o más). Parece que esta primera novela, en la que una entidad extrajera que hablaba alemán invadía la isla, devastándola, tuvo una gran influencia a nivel sociológico. Pensábamos que a los ingleses su actitud brexitera, "el continente aislado", etc les venía de su cacareado pasado imperial (bostezo), pero a saber si esto fue una influencia más. Una de las más famosas obras de este género, esta vez de ciencia ficción es "La batalla de los mundos" de H.G. Wells (1898), "Cuando vino William", de Saki o "Los 39 escalones" de John Buchan.

Alemanes, franceses, espías, seres sobrenaturales, todos amenazaban al Imperio Británico. Malos muy malos, pero nadie tan malo ni diabólico como Drácula, otro de esos seres fantásticos que invadían la isla desde el continente, en este caso desde el aún más misterioso este, Rumanía. 

Así que cuando se publicó la novela de Stoker en 1897, el público estaba bien familiarizado con este tipo de literatura. Además, la década de 1880-1890 es en la que se establece la teoría de los gérmenes como contribuidores de patología. Recordemos que antes ni los cirujanos se lavaban las manos de operación en operación. Cuando la "Gripe Espaniola" (erróneamente llamada así, Espania era neutral en la guerra y no censuró la prensa, mientras que en UK, US, etc no se habló para no tocar la moral-eso lo explican en el párrafo 13 en adelante de este artículo) de 1918, en Zamora lo que hicieron fue organizar una novena para luchar contra la enfermedad, con resultados catastróficos, claro. Eso lo sabemos ahora: pero a finales del SXIX, era cuando Robert Koch descubrió el Bacilo de su nombre, causante dela Tuberculosis, o Pasteur estaba desarrollando vacunas que salvarían la vida a tantos.  

En el grupo que lucha contra Drácula hay nada menos que dos médicos, porque la novela está plagada de simbolismos, y Drácula es La Enfermedad. Algunos autores han identificado al conde con infecciones específicas, porque se transforma en animales típicamente transmisores de enfermedad: como la rabia (no es a ratos un lobo?), la peste (la Yersinia Pestis, transmitida por ratas, otro típico animal en el que se transforma), el coléra (Vibrio Cholerae, aguas contaminadas), la sífilis (quien haya visto la peli de Coppola sabrá de lo que hablo), la tuberculosis (palidez, "estar consumida", típicas características de los vampiros y los vampirizados), e incluso su transformación en niebla, simbolizando aire contaminado . Enfermedades que se transmiten por contacto, y que pueden ser metáforas de otros miedos de la época, como la inmigración, especialmente del este. 

Es curioso estar leyendo esto en los tiempos del covid. El inefable presidente del los EEUU y, sin ir tan lejos, algunos políticos más cerca se refirieron al virus como "eso que viene del extranjero" o "mis defensas españolas lucharán contra él". Ja. El miedo a la inmigración ya lo teníamos de antes, pero ahora el virus nos ha dado el tortazo: esto no se arregla levantando muros, sino tendiendo puentes. Somos tan débiles como nuestro eslabón más débil, dijo alguien. Esto me da cierta esperanza: igual que hace un siglo se hicieron tuberías y desagües para los pobres, no por caridad cristiana, sino para evitar que a los ricos les salpicase, igual hoy esto pueda ser la motivación para que nos pongamos a que en todos los sitios haya una sanidad decente: no por justicia, sino para que no nos salpique. 

Y hablando de salpicar, tuberías y desagües, esto me lleva a "Carne Cruda", el programa de radio independiente que os recomiendo. Hoy, al ver su entrada promoción del programa en Instagram me he echado a llorar: imágenes de los campos de chabolas de los que recogen la fruta en el sur de nuestro país, en Huelva, concretamente. Y es que la idea de tener en mis manos unos tomatitos cherries, de esos que consumo todos los días, del Tesco, "Product of Spain", se me ha hecho insoportable. De verdad soy tan ingenua o imbécil, como para no haberme nunca molestado en ver las condiciones de esta gente? Sí, claro, los de izquierdas siempre con la cantinela de que los derechos, y tal. Pero acaso imaginaba yo que esta gente vive sin tuberías que desagüen sus heces, sin agua corriente, en favelas de las que hemos hablado con horror, pero siempre refiriéndonos a Brasil, a Sudáfrica, esos países lejanos? Ahora resulta que los tomatitos tipo "Piccolo" de la gama "Finest" de un supermercado medio de UK son cogidos por personas que nos atrevemos a tener en esas condiciones, y algunos, aún peor, a identificar como La Infección. 

La Infección somos nosotros. Poco nos pasa. 


15 abril 2020

Proyecto Di-hemeroteca de algunas cositas covid

Vengo diciendo que no leo la prensa y la gente debe decir, qué brasas, si está venga a enviarnos artículos. Pobres: llevan razón.  Estas víctimas son algunos de mis contactos del whastapp. Algunos están solos y otros también son parte de un grupo. Hay algún pobre (el Peda) que está en varios grupos. 

A veces, cuando leo un artículo (nunca noticias, pero opinión) que me interesa, empiezo a rolar hacia abajo mi lista de contactos y lo mando siguiendo un criterio. El primero es el idioma, obviamente; luego pienso a quién le puede interesar, y por fin, hago un poco de experimentación con grupos. 

Lo bueno del grupo es que la gente no tiene ni que contestarte. Viene a ser como el blog, tú cuelgas algo ahí, y quien quiera lo accede. El blog se inventó para que, aquello que yo escribía y les enviaba a veces a mis amigos por email estuviera colgado en un sitio, caso de que fuera de interés, ji. 

Pero con mi experimento podría empezar a hacer casi un tractatus de "psico-sociología del whatsapp: funcionamiento y dinámicas". Mis grupos funcionan así: hay alguno que es de gente que comparte artículos y que agradece los míos. A ratos debatimos, con las limitaciones del whastapp, y las horarias, porque estoy pensado en uno que un participante vive en el DF. Hay otros grupos que son estrictamente humor: en uno de ellos hay dos que son ambos académicos (uno catedrático), y serían incapaces de interesarse por nada de lo que yo mando de orden político-social. Se hace el silencio. Otros grupos de humor te contestan a un artículo profundo con humor llamémoslo básico, que a mí ya me va bien, pero no quiere decir que a la siguiente remesa no les cueza otra vez. Del masivo grupo de promoción (del que ya habré hablado alguna vez, traumatizada no empieza a cubrir lo que me hace), qué puedo decir: nunca participo, estoy de observadora internacional, de vez en cuando entran en política y se lía parda, y entonces dicen "solo ciencia y humor", y luego ponen memes de la resurrección con puesta de sol. Os aviso que esta gente existe y yo me los tragando para que vosotros no tengáis que hacerlo. 

Pero el punto de este divague es que hoy, mientras contestaba a CARMEN, se me ha ocurrido compartir estos artículos que me han ido interesando sobre el covid, o más específicamente el mundo que queremos o nos espera tras el covid. "Eureka, abriré una hemeroteca", me he dicho, e iré colgando si encuentro estas perlas con las que no tengo porqué estar necesariamente de acuerdo, pero que me han hecho pensar... 

"Why outbreaks like coronavirus spread exponentially, and how to “flatten the curve”", de Harry Stevens, Washington Post (14.03.20)


"In the Battle Against Coronavirus, Humanity Lacks Leadership" de Yuval Noah Harari, Time, (15.03.20)

"Yuval Noah Harari: the world after coronavirus" , FT, (20.03.20)

"El cabrón es el macrófago", Dr José Luis Callejas (26.03.20)

"From Bats to Human Lungs, the Evolution of a Coronavirus", de Carolyn Kormann, The New Yorker, (27.03.20)

"Why this crisis is a turning point in history" de John Gray, New Statesman (01.04.20)

"The ten most dangerous coronavirus myths debunked", blog de Anna McLaughlin, Kings College London (08.04.20)

"My Dying Coronavirus Patient Was Concerned About Their Hospital Bill", por Susan Rinkunas, Vice (09.04.20)


El secreto letal de España: no teníamos “la mejor Sanidad del mundo”, por David Jiménez, New York Times, (09.04.20)


"Prepare for the Ultimate Gaslighting", de Julio Vicent Gambuto (10.04.20)


"The WHO v coronavirus: why it can't handle the pandemic" de Stephen Bujanri, The Guardian, (10.04.20)

"Will coronavirus change our attitudes to death? Quite the opposite" de Yuval Noah Harari, The Guardian, (20.04.20)

Esto, de momento, y bienvenidas las ideas, o si alguien sabe de los artículos traducidos (tristemente, la mayoría son en inglés, pero me consta que algunos han sido publicados en castellano). 

PS. Los del whastapp no es que pueden descansar, el experimento continúa...

11 abril 2020

El amor en los tiempo del Covid

"El amor en los tiempos del Covid"
Va para ti, tú ya sabes...

 La foto es de pésima calidad, pero es que la tomé a toda prisa desde la ventana con mi teléfono jujano, porque me quedaba perfecta para el título del divague: "el amor en los tiempos del Covid". Sí, divagantas, hay amor en los tiempos del covid, algunos incluso se atreven a fardar en los parques. Hablando de parques, hoy he leído un artículo en The Guardian sobre el profundo dilema moral del momento: "Puedo tomar el sol en el parque?" y sigo si salir de mi apoteosis. Para alguna gente, esto es un dilema moral: si el bien general supera la "libertad individual", y ahí está una filósofa de Oxford para explicárselo, con ayuda de estos chavales nuevos,  John Stuart Mill y su "mayor felicidad para el mayor número", Marx, Rousseau, la solidaridad y esas cosas. 

Oh, la solidaridad, la ternura (yo digo, el amor) de los pueblos. Me da la impresión de que hay en estos momentos tres grupos de gente: los que afortunadamente para ellos no han sido tocados por el virus, los que lo han sido o bien trabajan en el "frente", y un grupo intermedio que, sin haber sido tocado, ha visto o está atisbando "el otro lado". 

Dentro de todos los grupos hay gente con distintos grados de solidaridad, empatía, piel, lo que sea (es que empatía me sigue recordando a aquel ministro que la denigraba: "la piel, la empatía" no iba con él, nos decía con su voz nasal). El primer grupo habla de su experiencia de confinamiento (algunos siguen en bucle con la historia de no poder salir -véase a los que hay que explicarles con una filósofa el tema), o hablan de economía, el piñón de la rueda dentada tiene que volver a su posición en el engranaje (el chiringuito se va al garete), o hablan de culpables, incompetentes, ellos sabían mejor todo ("lo que no me aporte, lejos!"), o luego los que -mejor dotados en el departamento "piel-empatía"- simplemente callan con respeto, agradeciendo cada día al azar o a quien sea su buena suerte ("doy las gracias y mi tiempo lo dedico a quien yo quiero"). El segundo grupo está viviendo "el horror en los tiempos del Covid" ("Sabes? he pasado mucho miedo"), y no hace falta que lo describa, porque hasta el ex-ministro "sin piel" debería imaginarse lo que es morir sol@, o que alguien que quieres muera sol@. No quiero imaginar lo que es para ellos leer lo de algunos del grupo primero ("se me parte el alma y a llorar"). Y aquí incluyo a compañer@s míos del frente, en ambos países, que están jugándose la vida mientras escribo esto, y otros que ya se la han jugado. Antes de que se pueda dar tratamiento a todos y cada uno de los que caen enfermos -por covid y por otras afecciones, las peritonitis y las anginas no se paran por este show-, lo siento, el engranaje ha de esperar. 

El otro día una presentadora de la BBC, Emily Maitlis, pegó un baño de realidad al abrir las noticias, y en parte fue otra carta de amor (en los tiempo del Covid) para toda esa gente del grupo 2 que son los peores pagados de la sociedad, que no pueden dejar de trabajar: cajer@s de supermercado, conductores de bus, basurer@s, cuidador@s...  Este virus no es "el gran igualador", como se va diciendo por ahí. Al contrario: las diferencias sociales se hacen más palpables. Y como en todas las enfermedades, tampoco es útil usar la metáfora de la batalla: "es un luchador"-dijeron de Johnson para indicar que saldría ("esta vida me ofreció otra oportunidad"). Qué estupidez, como si dependiera de "luchar". Esto es una lotería macabra donde está implicado el macrófago y las tormentas de citoquinas (hey Fashion!) y muchas más cosas del sistema inmunológico que no entiendo y que recuerdo como complejas cuando hacía la licenciatura (claro que ahora cualquier cuñado te lo explica) ("Sabes? he aprendido tanto tanto"). Qué pasa, que los que han fallecido no "lucharon bastante"? Que no tenían fortaleza? Que eran peores? Y luego la vergüenza ajena de Trump, rezando por Johnson: no puede rezar también por los miles de americanos, ya que le ha ido tan bien con el Primer Ministro de esta isla?

Pero empezábamos con el amor, y quiero terminar también con él ("Y si me levanto y miro al cielo, doy las gracias y mi tiempo lo dedico a quien yo quiero"). Primero con unas fotos del balconete donde paso ahora las mañanas festivas: ya se ve que es enano y ni siquiera tengo un puff, así que me echo sobre una bolsa de traje llena de ropa de cuando Mini era peque, de esa que no me deja dar "por valor sentimental" ("Si alguien detiene mis pies, aprenderé a volar"). Allí paso las horas hablando por teléfono, leyendo e inyectándome Vitamina D (ayer me quemé las piernas, "el empeine es lo más jodido" frase lapidaria del Peda).



 También podía haber titulado el divague "el balconete indiscreto", porque me estoy familiarizando con los vecinos de las casas de al lado (no conocemos a nadie, welcome to Londinium). En el jardín de la izquierda están una chicas haciendo yoga con un portátil y en el de la derecha un cachas que el otro finde quitó un montón de arbustos y hoy parece que va a plantar un pequeño huerto. No recuerdo si esto lo conté. Igual ya me repito, disculpas, entiéndame, son 10 años. El caso es que aún no ha plantado nada. Las chicas a veces están leyendo y nos decimos adiós con la mano. 

Como dije hace días, no leo apenas la prensa, pero pertenezco a ese grupo intersección, en el que vicariamente sufro por los del segundo, y por la falta de amor de algunos del primero. Nunca había oído la canción que incluyo al final hasta el comienzo de esta pesadilla, que alguien al colgó en un whatsapp. Fue escrita creo que para el cáncer de mama, pero qué bien va la letra para hoy. Va para tod@s l@s divagant@s, y para tod@s del grupo 2 y toda la buena gente de cualquier sitio que nunca leerán esto. Con todo mi amor. 

Nosotr@s saldremos de aquí!



09 abril 2020

"Heartburn" de Nora Ephron: Recomendación de Las Empoderadas

Ya sé que siempre me estoy quejando de las traducciones de los títulos, pero es que lo de "Heartburn" como "Heartburn. El difícil arte de amar" es severo.  Vamos, que no me extrañaría que no lo haya leído nadie en castellano. Heartburn literalmente significa "ardor de estómago", apropiado para un libro en el que la protagonista cocina mucho, como buena madre judía, e incluso da recetas. Otra posibilidad,  "Corazón Quemado" tampoco es bonito, pero por lo menos seguiría el juego de palabras: Heart. Burn. Corazón. Quemado. No sé.

A este libro llegué por un podcast de dos chicas que mi hermana llama "Las Empoderadas", tras oírlas de fondo mientras yo me duchaba (o hacía esos épicos canelones) estas Navidades. A ver, es cierto que, sin atender al fondo, formalmente su tono, su cadencia, su sonsonete musical hace que, exacto, pienses: son Las Empoderadas. El problema es el contenido: yo es que no entiendo un programa de humor feminista en el que las locutoras no paran de hablar de tíos. De relaciones. De sus parejas, de sus ex. Diría que es el 80% del podcast. No me puedo imaginar a dos tíos dedicando en un podcast el 80% a hablar de sus ex. Vamos, que van a septiembre para el test de Bechdel del podcast.

Total que las Empoderadas recomiendan "Heartburn" de Nora Ephron. Nora es "una diosa" y la aman. Es la típica guionista de origen judío, llena de inteligencia y astucia, una Woody Allen que hace tick en todos los clichés: Nueva York, neurosis, humor. Vale, vendido, me voy a leer. Es un salto al vacío porque no he visto más que "Cuando Harry encontró a Sally" hace mil años, de la que solo recuerdo la misma escena que tú ("tomaré lo mismo que ella"). No he visto ninguna de sus otras pelis, tipo "Sleepless in Seattle" o "You've got mail". Comedia romántica. 

La novela es un Roman-á-clef, en la que Ephron narra la historia de su segundo divorcio con un periodista afamado de los del Watergate, Carl Bernstein. Tenían un niño pequeño y estando Nora embarazada de 7 meses, el tipo "se enamora" de una tercera. Cuando por fin Nora le deja, aún tiene él el valor de ofenderse porque ella lo cuente en un libro. Como se ve, todo muy normal. Por supuesto, esta gente está muy bien conectada y en sus cenas entre amigos siempre hay Secretarios de Estado de Medio Oriente (de hecho, el marido de la amante) y demás. 

El libro fue publicado en 1982, y se nota. Hay algunos temas que envejecen bien, pero el feminismo no es uno de ellos: la mayoría ya nos escandalizamos  de cosas que aceptábamos (con la nariz tapada) hace 3 anios. Así que leer que Ephron, pese a que este sujeto "está enamorado" de la hija de un previo Primer Ministro británico y está buscando casas con ellas, sigue esperando que a él se le pase, y que "vuelva". Ephron al final vende su anillo de compromiso (este es un tema muy candente en el mundo anglosajón, estos anillos-yo en Ejpein no lo he vivido así, pero igual es porque mis amigas no son normales) y con ello "compra su libertad". O sea, esos miles de dólares van a hacer que, al final, tenga algo de dinero para poder divorciarse. Como metáfora es terrible: al final es su dinero lo que te permite mandarlo a la porra, qué tristeza. El matrimonio, de "la época en la que los besos se terminan", mal menor, a la época de las "atrocidades menores", cuando empiezan los cuchillos. 

Pero no todo era malo en esos anios: otro ejemplo viejuno que me ha fascinado es que en el puente aéreo Nueva York-Washington (que Ephron cogía mucho antes de casarse, ya que Berstein estaba en la capital investigando a Nixon y esas cosas) te subías, pasaba la azafata (en aquella época seguro que era "la", además de guapísima y maquillada) y le comprabas el billete, en efectivo! Del vuelo que estabas volando!! Lo más remotamente parecido que he hecho nunca (y no ha llegado a eso), ha sido presentarme en algún aeropuerto de país tercermundista y pedir un vuelo en ventanilla, e inmediatamente embarcar. Pero pagar en el asiento! Grande. 

Hay mucha tristeza y rabia escondida en mucho humor ("el llorar está sobrevalorado"), o "sabes cómo de viejo tienes que ser para no querer follar con extranios? Muerto, así de viejo". Pero para el final de las historias de des(amor), ella siempre recomienda patatas. Así son las matriarcas judias, siempre detrás de los fogones, y de hecho en este libro he aprendido cómo hacer los "huevos de 4 minutos perfectos". [Metes el huevo en agua fría, hasta que hierva. Entonces lo sacas del fuego, y lo cubres con tapadera por 3 minutos. Y ya: la yema perfecta].  

Sí, hay mucha tristeza, pero Ephron ha encontrado la manera de superarla con el mecanismo de defensa mejor que existe, el humor.  Re-contarte lo que pasó, escribirlo: así contesta a su psicoanalista cuando esta le pregunta...

"Por qué tienes que convertir todo en una historia?
Porque si cuento la historia, controlo la versión. 
Porque si cuento la historia, puedo hacerte reír, y prefiero que te rías de mí que que sientas pena por mí. 
Porque si cuento la historia, no me duele tanto. 
Porque si cuento la historia, puedo seguir adelante". 

Trata de leerlo con el sonsonete de Las Empoderadas: su amargura se difumina un poco. 

08 abril 2020

Oyes a l@s médic@s cantar/Cantando canciones sobre años de dolor?

Esto me ha llegado por whatsapp (autor@ desconocido, los siento): es triste a la vez que divertido y con una de mis canciones favoritas de Los Miserables, así que lo tenía que colgar. Personal sanitario de las Españas, en todas las partes cuecen habas...


Empieza con el ministro de sanidad diciendo que el Reino Unido está perfectamente preparado para un brote de este tipo... y de fondo, comienza el "Do you hear the people sing?

Oyes a l@s médic@s cantar
Cantando canciones sobre años de dolor?
Es el sonido de una profesión
que ha sido jodida una y otra vez.
Aunque no tenemos equipos de protección
y algunos de nosotros muramos
somos los que vamos a trabajar cuando el covid viene.

No hemos tenido un aumento de sueldo desde 1952 
nos fastidiaron las pensiones
e hicieron a los juniors firmar el trabajar gratis
(Y más tecnicalidades que aburrirían al divagante)

Lo mejor es la imagen del anterior ministro de Sanidad, Jeremy Hunt, diciendo "mi apellido se escribe con HACHE". Si no lo pillas, aquí tenéis mi momento estelar en una reunión con ese particular lapsus linguae. Lapsus compartido por eminentes locutores de radio y no tan lapsus, a veces. 

04 abril 2020

Días de virus y rosas

Qué extranios son estos días: casi dos semanas sin salir de casa, el paraíso de toda bloguera, y no he tenido tiempo de escribir una sola línea.  Pues aquí seguimos, retransmitiendo en estos días de virus- las rosas son mera licencia poética, aunque aún resisten las hortensias (ellas, a mi cargo, sí que pueden corear "resistiré!"), y ahora voy a intentar entender porqué tengo al teclado-a este teclado-abandonado.

Los días comienzan sin despertador-esto es un detalle. Mi dormitorio da al este, y el sol se filtra por las "blackout blinds" (unas venecianas que en teoría bloquean el sol). Miro el teléfono, en concreto whatsapp y los emails, porque ya hace unos días que me quité  los accesos de "The Guardian", "eldiario.es" y "El País" de la pantalla. Ya dije que esto viene porque a las 9 am, recién duchada (y oliendo a esa crema perfumada que se me está acabando), asisto con cierto pavor a las verdaderas noticias, las que temo que una día sean "se acabó a tontería, aquí tenéis vuestro fusil", y haya que salir ahí afuera.

Después de esta reunión, comienza una vorágine muy rara: primero saludo a mi equipo por el grupo de whatsapp y colgamos canciones que hablen de ese día de la semana. Por supuesto, ya cayeron el "Friday I'm in love" y el "Manic Monday", y el martes pasado me encontré esta maravilla de los Pogues, "Tuesday morning", que comparto aquí por si no la conocíais:



Luego, con esto a tope, comienzo a mirar emails, a escribir un protocolo de funcionamiento del equipo remoto, me hago otro té bailoteando, lo bajo para llamadas, o más reuniones con otra gente, lo subo para contestar a los miles de protocolos o peticiones de los de gestión, que están intentando hacer tick en sus casillas, justificar su existencia. A veces me llaman colegas por video, y compartimos nuestro estupor y miedos, o nos reímos, y nos hacemos tours de la casa, o  bien enfocamos al co-terapeuta, que puede ser un oso de peluche (el suyo), o un muniequito del Subcomandante Marcos (el mío).  Todo esto ocurre arriba, mirando por un balcón mínimo que da a hileras de casitas de jardines con árboles en flor,  y allá al fondo, la torre de Crystal Palace. Si me asomo, veo hacia la izquierda la ciudad, los rascacielos de Canary Wharf, y más al oeste The Shard, e incluso el Walkie Talkie... es lo que tiene esta ciudad, casi sin alturas.

Vivo un poco como los gatos: buscando el sol. Por la maniana estoy en esta habitación y por la tarde me paso a la del frente, que es abuhardillada con claraboyas al cielo y escotilla al parque. Allí sigo trabajando, teniendo conferencias con sudaderas, intentando pillar el ángulo que no capte la capucha y menos los pantalones de "homeware" como dice Fashion. Pantalones que podrían ser de pijama pero no.

Las jornadas no terminan a las 5 como antes, que tenía que salir para buscar a Mini. A menudo sigo frente a la pantalla del portátil del curro (que no es este, este es el de yujuuuu) y se pasan más horas. Y entonces se me echa encima la "evening" (esta tarde-tarde, no la temprana), en la que hago cuatro llamadas al día: a mis padres, a mis suegros, a una amiga que está aquí sola, y a mi hermana. Yo, que normalmente paso del ejercicio, me fuerzo a hacer escaleras. Supongo que es la vocecita que dice que me puede dar un trombo en este vuelo a Nueva Zelanda en bucle, así que subo y bajo escaleras, y anoto palitos, como los presidiarios, que tacho cada cinco.  A las llamadas les aviso de que voy a acabar jadeando, todo resultado de mi patética preparación física, y todos, amables, lo aceptan. Todos aparte de la hiena Fashion que pasa de ser testigo de un infarto, así que a ella la dejo para el final, ya toda "soduda", como decía Mini cuando era pequenia. Con Fashion siempre nos acabamos riendo, la última porque soy un "serdeluz", una Florence Nightingale moderna, todo porque felicito cumpleanios a (gente que ella considera) inadaptados.

Además del trabajo, de repente, muchas organizaciones han empezado a ofrecer clases gratuitas a las que te conectas. El primer día me metí en "Baile contemporáneo" de la uni con Mini. Ahí estaba la monitora y como otras ocho personas en sus casas haciendo el calentamiento. Lo primero que hice fue apagar mi cámara: humillaciones las justas. Entonces recordé porqué no hago estas cosas: me aburro. Esto no era una discoteca de verano donde sonaba Ska-P... esto era un rollo, así que ni terminé la clase. Pero es que es un no-parar: a las 8:30 mi curro ofrece meditación en directo. Lejos de mí, pero caí en el curso online de la uni de Leeds de "cómo maximizar el trabajo remoto". También hay yoga, zumba, charlas, weminars... vamos, que ya lo dice Fashion, de esta vamos a salir con lesiones.

Eso sí, para paliar cualquier posible efecto de este deporte extremo, el Peda no para de comprar chocolate. Yo ya hablé de lo mío con las palomitas y  gominolas de cocacola rebozadas de sidral. Todo esto lo escondemos de Mini, porque vale, no tenemos dos dedos de frente, pero aspiramos a ser buenos padres. Por supuesto, ya ha descubierto todos nuestros escondrijos, y al principio venía diciendo "cómo explicas esto?" Ahora yo no sé si simplemente va, y come. El otro día le oí decir por teléfono a alguien: "no me importa esta vida, no está mal, lo peor es la comida".  Entra flashback: recuerdo cuando en el comedor de mi colegio el principal tema de conversación eran los platos estrellas de nuestras madres, ante los terroríficos garbanzos de las monjas. Fwd 35 anios y ahí está mi propia hija echando de menos la comida de su colegio. Mátame camión. En mi defensa, el otro día, cuando comía esas alubias inglesas de lata, le dije: "cómo te puede gustar el engrudo que se hace eso al masticar?" Y contesta: "esa es la mejor parte". No hay más preguntas.


Pero no todo iban a ser malas noticias: los pasados dos sábados he hecho pizza (incluso la base), siguiendo las recetas del kuniado JAL. Ha salido bien buena, y hoy me iba a lanzar a la empanada gallega, pero no tengo levadura viva. Le he pedido al Peda un poco de su hongo del kefir, pero me lo ha negado. Así que tendrá que esperar al futuro, en el que pueda volver a un mercado de esos de Brixton en busca de masamadre, o lo que sea. Ah el futuro! Qué nebulosa tan grande: aquí a la izquierda una imagen ilustrativa en el calendario familiar de la di-family en el frigo. Aquí anotamos los días que uno llega tarde, los saraos, las reuniones de Mini, las vacaciones, los días que viene gente... creo que se puede apreciar que los siguientes tres meses están en blanco. Así está la vida.

No vivo preocupada sobre cuándo salir (mi problema es que me hagan salir), como alguna gente que conozco, los primeros mis padres a los que tuve que echar la gran bronca al principio de este shitshow. Aquí en Londinium veo mucha gente por la calle y en el parque, el otro día un compa de trabajo me decía que se habían ido caminando a Regent's Park, 10 kms, y qué guay que no había casi nadie. Ya tuve esta conversación con otro amigo español, que sigue pensando que "lo malo son las aglomeraciones", no él solo. Lo que no entienden es que si todo el mundo decidiera salir, con la idea de que están solos, pues entonces habría mucha gente: es como los que no se vacunan confiando en la inmunidad de grupo. Una podría no salir de broncas, pero yo ya tengo las mías vicarias en el grupo de whastapp de mi promoción. Mi conclusión, en este momento, se la diré en dos palabras: Vergüenza Ajena. Gente que considera que un vídeo que pide "sanidad pública" es política, y que hay que cenirse a "ciencia y humor", entre banderas españolas, vídeos de Bertin Osborne el filósofo, artículos de las mascarillas que se han conseguido gracias al ciudadano Borbón o arengas de la Cope. Esto no es política, parece. Ya se ha liado un par de veces, y yo asisto como la antropóloga que observa una tribu de la Amazonia, cada día más convencida de que yo no podría volver a Espania a trabajar con esta penia. La dos Espanias, qué pena.

Qué días extranios, pero hay cosas que no cambian. Me quedo con la letra de los Pogues...

But I knew that you
With your heart beating
And your eyes shining
Would be dreaming of me
Lying with you
On a Tuesday morning