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31 marzo 2015

I Dicertamen Sinestésico Internacional: De Amores Que No Fueron Aunque Bien Pudieron.

Relato Sinestésico I-IRE
La primera vez que le vi olí los colores de las canciones de los sesenta...

Relato Sinestésico II-DRIVER
Ella era hidrodinamicamente perfecta.
Atravesaba las olas con el sonido de una balada, y reflejaba la luz en una banda de frecuencias mezcla de olores a azahar y caricias dulces con la punta del meñique.
La confundía con un angel.
...
Tal vez lo fuese.

Relato Sinestésico III-LUXINDEX
 «La conocí secándose los azules sobre la arena dorada de Zahara de los Atunes. Fue saboreando un pasodoble en compás de cuatro por cuatro, un lejano rojo verano que aún hoy me late».

(Se me contagian esas manos al viento, alegremente entregadas al compás, y el ridículo y simpático a modo de pasacalle de La Canalla. «No se pescan por deporte atunes en el paraíso…». Aunque puede que no lo parezca, la letra tiene mucha enjundia).

Relato Sinestésico IV-DI
Se conocieron en la única reunión de Sinestetas Temporoespaciales Anónimos. El pensó que ella pertenecía a la tribu urbana de los góticos, porque iba toda de negro y un poco pasada de eyeliner. Ella creyó que él jugaba al rugby, porque empezando por el diámetro de su cuello, todo era excesivo. 

El estúpido animador -o terapeuta o lo que fuera -de grupo lo dejó claro: esto era autoayuda en estado puro, no un speedating ni una agencia de contactos. Solo irían a una sesión, y luego volverían a estar solos en el mundo de los que perciben "normal". Era vital que los sinestetas no se emparejaran aunque ante las extraordinarias historias sinestésicas los participantes se enamoraran. Pasaba frecuentemente, pero quedaba terminantemente prohibido comenzar una relación, o la policía sinesteta tomaría cartas en el asunto. Habían firmado un documento. Y empezó la ronda.

Cuando llegó el turno de la gótica describió, como todos, su concepción del tiempo. Habló de una ensaimada que se retuerce sobre ella misma, y explicó cómo junio estaba bajo una guinda y diciembre tenía una cantidad excesiva de azúcar glasé. Miró al jugador de rugby, y luego al suelo. 

Eran esas pestanias reales? pensó el jugador por unos segundos, porque ya era su turno. Carraspeó... su imagen temporal era la de... un balón de rugby (lo sabía, pensó ella). En el lado de la costura superior está enero... aquí, en esta otra marca (lo iba senialando en el balón) es Septiembre y, justo aquí, el el extremo, está Julio. 

Hubo una pausa. Sus miradas se cruzaron, y ella supo que le decía algo. El puso el dedo en lo que estaba claro era principios de octubre y dijo:

-"El Puente de los Tres Arcos"

Nadie entendió nada y así terminó la sesión. ~~~~
El 1 de octubre una chica vestida de negro con demasiado eyeliner esperaba en el Puente de los Tres Arcos. La gente iba y venía con prisa, pero él nunca llegó. 

El 31 de marzo un chico cuadrado, que parecía un jugador de rugby, esperaba en el Puente de los Tres Arcos. Miró su reloj por enésima vez y por primera se fijó en la dirección de las agujas: justo al contrario que los meses en su balón de rugby. Entonces entendió: llegaba seis meses tarde.

25 marzo 2015

Alguien ahí fuera tiene también sinestesia?

"Haremos tal cosa en Septiembre". Bien, pues Septiembre está en la parte inferior derecha de la elipse. A su lado, ya subiendo está Octubre, y evidentemente, más arriba Noviembre que tiene calabazas y está bastante oscuro. Claro que al final, casi cerrando por arriba esá Diciembre, que es oscuro, pero tiene lucecitas, así como de Navidad.

Aquí os he contado parte de "mi anio", de cómo pienso yo en el tiempo. Siempre estoy sobre esa especie de elipse irregular sobre la que descansan los meses, y en mi mente tengo la imagen de cuánto falta para un evento porque está en la elipse. 

Evidentemente, hay muchas elipses, casi que se sobreponen, y las primaveras de anios pasados están por ahí debajo de la primavera actual... casi como si fuera una espiral. Lo tremendo es que también la vida está organizada así en mi cabeza, y cuando miro a mis 15 anios, está en un punto, esta vez no de una elipse, sino de un camino.... viene a ser como el "Yellow Brick Road" de "El Mago de Oz". Y lo mismo pasa con los días de la semana, que están organizados como una línea... vienen a ser como las teclas de un piano casi.

Bien, divagante: si no has entendido NADA de lo que has leído hasta ahora, si te parece enloquecido, si no resuena contigo, tranquilo, quiere decir que no tienes Sinestesia. Yo, hasta hace muy poco, no sabía que la tenía. 

Desde siempre pienso así en el tiempo, y asumía que todo el mundo lo representaba en su cabeza de alguna manera gráfica. Hace no mucho se lo comenté casualmente al Pedalista:

-"Sí, porque claro, cuando piensas en el tiempo... tú no tienes esa elipse que...?"
-"No"

Qué extranio... incluso se la dibujé, tanto a él como a Mini. No les llegó, y no le di más importancia. Sin embargo, hará cosa de un mes, surfeando la red caí en un foro en el que un participante contaba algo muy similar a esto y lo describía como "sinestesia espacio temporal". 

Definiciones
La Sinestesia es un fenómeno neurológico por el que la estimulación de un sentido o concepto cognitivo lleva a una experiencia involuntaria en otro sentido o concepto. Un tipo frecuente de sinestesia es la de aquellos que al leer, ven ciertas letras de ciertos colores. O números. O que notan un sabor al tocar una textura.  O que oyen un color ("amarillo chillón"), o para los que cierta música es de un color.  

La sinestesia se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro que procesan diferentes informaciones sensoriales. Este cruce podría explicarse por un fallo en la conexión de los nervios entre las distintas áreas cuando el cerebro se desarrolla en el interior del útero.

La sinestesis espacio-temporal
Bueno, yo no tengo nada de esto, lo mío se conoce como sinestesia espacio-temporal.  Se define como "una condición neurológica en la que los sentidos se mezclan de una manera inusual. Las personas con esta condición ven los números como pertenecientes a un espacio tridimensional. De este modo pueden, por ejemplo, ver el año 1999 más lejano que 2005 en el espacio, otros ven los años con formas tridimensionales o escaleras de caracol, o ven a los meses formando un círculo. Esta respuesta visual a los números es involuntaria y estas personas pueden no ser conscientes durante años de esta condición que muchos otros no tienen. Científicos de la Universidad de Edimburgo (RU) han estudiado recientemente a personas con sinestesia espacio-temporal, encontrando que tienen mejor memoria que otras personas sin la condición. Los investigadores sugieren que hay una conexión entre la sinestesia espacio-temporal y un síndrome similar al que tiene los savant por el cual las personas que lo padecen tienen un recuerdo casi perfecto de eventos ocurridos en sus vidas en cualquier momento del pasado".  

Ala, ahí es nada... "condición neurológica". Condición? Yo creo que es un don! Es curioso ver así descrito algo que no te habías planteado y con lo que llevas toda la vida. 

Se lo cuento a Fashion detalladamente. La elipse, el atrezzo de los meses. Hay un silencio y dice, muy seria: "Estás como una cabra". Toma aire: "Pero no por lo que cuentas.... sino porque tu ELIPSE VA EN CONTRA DE LAS AGUJAS DEL RELOJ!!!!". 

Así es... mi elipse es mucho mejor que esta que he encontrado en internet. Si algún artista gráfico se ofrece a colaborar... la colgaré algún día. 

"Hola, soy Di y tengo sinestesia espacio-temporal".  

24 marzo 2015

Necesito vacaciones para recuperarme de preparar vacaciones

La primera vez fue con Nepal. Nuestros simpáticos héroes viajeros, los Pedalistas, se iban a Nepal, por aquello de "Katmandú, la de las mil torres". Compraron la Rough Guide (ya hemos explicado por qué esta guía supera a la Lonely Planet) y estaban ya sorteándose la penosa labor de quién se la lee cuando una amiga del Peda les anima: "me encantó, qué pasada, os mando fotos". Chirucas (nombre vetústico de las botas de montania, o va más allá?) de escaladora, mochilón más grande que ella, cuesta por subir, sudor. Y la pobre sonreía. Total que nuestros héroes cambiaron el rumbo. Tienen la guía de Nepal en su librería, pero no se lleven a enganio visitantes: nunca fueron.

 Luego les tocó a las Islas Galápagos. Cuando los Pedalistas se fueron a su sabático a Latinoamérica, hicieron una cena de despedida con los vecinos de arriba que, habiendo estado en Ecuador, querían compartir su highlight de las vacaciones: las Isla Galápagos. Solo recuerdo a las pobres tortugas en "retrato en sepia". Agua marrón, tortugas marrones, existencialismo. Las Islas Galápagos son las Islas Vírgenes para nosotros.

Y por supuesto, Islandia. En la Rough Guide aparecen "28 cosas que no hay que perderse" y los Pedalistas iban al Blue Lagoon y a ver casas de colores en Reijavik. Pero ay, según la Rough Guide, el resto de MUST (o sea, 26) del turista eran pájaros. Esos pajarrakos feos horribles (como todos los pájaros, pero estos autóctonos del norte, un horror). Y esto me suena haberlo divagado porque he gugleado alguna vez esos bichos, y aseguro que no ha sido para mi propio divertimento. Ah, sí, aquí...

Bien, pues a la lista de "Viajes fallidos Pedalísticos", con el cuarto lugar se une hoy....

FILIPINAS.

Y aquí no podemos devolver la guía, porque está toda subrayada. 

Una crisis de última hora, así muy enloquecida y pedalística, nos hace cambiar de destino a una cosa menos exótica, que aún me resulta imposible concretar, porque nadie sabe nada. Pero tiene que ser un destino que no requiera preparación. Otro no.

Lo que más rabia me da han sido todas esas noches de prepación, toda esa guía empollada, ese Máster en Medicina Tropical de CCC que me he marcado.... que no me han dejado divagar!!!  Pero bueno, ahora vuelvo...

Porque os tengo que hablar de varias cosas, entre otras el último libro que me he leído que me ha hecho reír tanto y que tenéis que leer ya. Pero ahora me duermo.


17 marzo 2015

De cómo Di Bloom llegó a donde llegó

Muchos años después, frente a un pelotón de fusilamiento filipino, Di Bloom había de recordar aquella tarde remota en que su tía Férula le llevó a conocer su bonito pueblo en Vetusta, de cuyo nombre no quiero acordarme.

Pero eso, como digo, fue muchos años después. Antes fue lo que a continuación relataré.

Cuando Di tenía seis años vio en un libro sobre la selva virgen, que se titulaba Histoires Vécues, una magnífica lámina ... que a pesar de tener una grandiosa ilustración de una cacatúa que le recordaba mucho al portero de su casa, Belarmino, acabó arrancada de cuajo y echada a la chimenea donde fue pasto de las llamas. Continuó, una a una, con las páginas de Histories Vécues hasta que sólo quedaron las tapas.

Fue en ese momento, a la tierna edad de seis años, con sus coletas y sus zapatos de pulserita cuando comenzó a dar los primeros pasos en una adicción (que no afición) que la acompañaría toda su vida: la piromanía.


…la piromanía, la pólvora y armas varias. Pues en aquel pueblo, no solo se aficionó a ser niña; sino que también a “la fábrica” y lo que allí se cocinaba. Fábrica en franquicia con ® S.A.G.A, cuyo su negocio se centra en la elaboración de cartuchos, balas y balines para todo tipo de armas y armamentos.

Le encantaba visitar esa fábrica, y todos los años lo hacía. Conocía hasta los secretos de la escopeta de feria, de los calibres, pesos, medidas, distancias y puntos de mira. Incluso podía diferenciar si un arma estaba cargada de plomo, o bien si la munición era de fogueo. De niña y de no tan niña Di Bloom se pasaba tardes jugando solitarios de la ruleta rusa en aquel entrañable lugar…

Otra de las cosas que solía hacer era trucar balas y balines con una pasta especial que ella misma junto su tía Vetusta inventaron y llamaron Muxussugus. Quien fuera víctima de un disparo de esa munición quedaría fulminantemente enamorado. fuera o no fuera viernes y/ó 13 .


En todo pensaba Di Bloom mientras miraba distraída las bocas de los cañones de fusil que le apuntaban. “Nunca imaginé que sucedería en Filipinas. Al menos, espero ser la última”. Oía vagamente la voz del capitán recitando los cargos y la sentencia. Sonrió cuando anunciaron el nombre que aparecía en la orden de ejecución. Y recordó el día en que, muy seria, comunicó a sus allegados que no volvería a responder al nombre de Di Bloom. “¿Cómo debemos llamarte?” ...“Llamadme Ismael”


Di Bloom despertó con un fuerte dolor de cabeza y algo de náuseas, echada en un sofá, tapada con una sábana ligera. Era una sala muy grande y en la mesa baja cercana vio restos de copas, varias pipas de kif y libros abiertos, puestos boca abajo. Enseguida recordó que el grupo Bartleby se había reunido, por fin, en persona. No era un palacio marroquí, eso resultaba ya peligroso, sino un lugar apartado del sur de Andalucía que, por su estado mental, le resultaba difícil precisar. Terminaron la noche leyendo cada uno unas páginas de su libro preferido, mientras bebían y, algunos, fumaban pipas de kif. Ella no debería haber fumado, no estaba acostumbrada, pero los sueños densos en los que había revivido las historias, habían merecido la pena. Supuso que todos habrían bajado a la playa. ¿le habrían dejado café en la cocina? Lo tomaría, se ducharía y bajaría ese kilómetro, eso sí lo recordaba, que le separaba del mar y los amigos.


Mientras se preparaba el desayuno, tan sólo un vaso de agua con una ramita pocha de menta, los malditos no se habían acordado de ella, no dejaba de pensar una y otra vez en un extraño hombre que sin tener ningún atractivo especial le fascinaba por la fuerza de su mirada, y en un niño...un niño de unos seis años cuyos rasgos le recordaban vagamente a los de ella misma.
¿Quienes eran?, estaba segura de que no los había visto en la vida, y menos en aquel grupo de Bartleby que tan descuidadamente habían arrasado con todas las viandas de la cocina.
Pero su imágen era mucho más fuerte que una ensoñación de hachis.
Entonces acudió a su mente la frase que marcó el resto de su vida.
El tiempo, en realidad, tiene dos dimensiones.


El tiempo no es lineal; como el espacio, tiene varias dimensiones y a ella le gustaba pensar que por lo menos existía el tiempo vivido y el tiempo soñado. Por ejemplo, en el plano de lo soñado se preguntaba ¿encontraría a la Maga?, y en el de lo vivido se daba cuenta que aunque estuviera preparando el desayuno era un día de abril luminoso y frío, y los relojes marcaban la una.

Para cuando salió la heroica ciudad dormía la siesta.


Aquella siesta fue diferente a cuantas antes disfrutó, y completamente distinta de todas las siestas que le siguieron.
¿Estaba despierta o dormitaba ?
¿ Era un sueño o su imaginación en estado puro ?
Estas preguntas carecían de importancia, pues todo el mundo conoce que los sueños de las siestas van por libre.
...
Soñó que colocaba una mosquitera individual sobre un lecho de hojas de laurel.
Di Blomm se veía entrando en el tálamo y acomodándose entre la hojarasca.
Allí dentro se respiraba un ambiente muy sano, pues la mosquitera impedía que llegara la señal del wifi y la de cualquier otro aparato de base electromagnética.
¡ Era la auténtica y tan soñada mosquitera universal !
...
Tantos años buscándola y ahora era dueña y señora de su uso y disfrute.
Así que cerró los ojos bajo la luz tenue que se dejaba columpiar a través del tejido de algodón y...
Decidió tomar las riendas de aquel oasis de paz.
...
Lo primero que ocurrió fue aquello que más le gustaba de todo lo que le gustaba.
Al fin y al cabo estamos hablando de la auténtica mosquitera universal.
...
Empezó a sonar Moonlight Shadow, interpretada por un jovencísimo Mike Oldfield en estado puro.
...
Di Bloom viajó de forma espontánea a sus doce años, cuando la música se escuchaba debajo de una mosquitera de algodón y los sueños eran tan reales que se podían tocae con la punta de los dedos.
Tan sólo había que estirar un poco la mano.
...
En aquel estado de pureza absoluta estaba, cuando de pronto sus ideas se ordenaron de forma natural y se le ocurrió un ardid para hacer de su futuro una aventura sin fin.
Lo primero que se te viene a la cabeza, la primera luz que atraviesa las neuronas suele ser la mejor de todas las ideas posibles.
...
En este caso se trataba simplemente de...
seguir soñando. Dejar atrás para siempre el fuego, las Histoires Vécues, el grupo Bartleby, la Maga y todo aquello que en su vida le ataba al pasado. El tiempo tiene dos dimensiones y ella quería permanecer para siempre en la segunda, en la oscura, en la lejana. Ella solo quería soñar que dejaba atrás el territorio hostil de su vida cotidiana, en el que todo su horizonte le era conocido y en el que, al salir al balcón, bancos, gentes y árboles le llamaban por su nombre. Nunca más despertar, esa fue su decisión. Ella sólo quería entrar de lleno en el territorio de los sueños, territorio que era ya su única patria.



... su única patria, su única patria... Di Bloom abrió los ojos. Estaba en una habitación blanca, de esas con las que representan el cielo en las películas.

-En fin, ya solo le queda firmar aquí...

Di Bloom miró al hombre, un tipo extraño con gran fuerza en la  mirada, y al niño de unos seis años a su izquierda.

-Firmar.. el qué?

-Sí, firmar... sobre la líneas de puntos. Nos han gustado sus sueños, queremos comprárselos... usted aceptó antes de someterse a Onírika.

-Qué es Onírika?

El niño ni parpadea. Da miedo.

-Es nuestro programa de análisis de sueños. Onírika decide si... serán rentables para nuestra empresa...

-Y?

-Entonces los compramos. 

-Quieren mis sueños? Por qué?

-Oh, los suyos son muy rentables. Mezcla Cortázar, mil y una noches en Ryads marroquíes (ha aproximado a Andalucía), Melville (hasta nombra con un relato suyo a un grupo de amigos que, siento decirle, no tiene), de fondo suena The Cure y un Mike Oldfield cansado (esto irá muy bien para el mercado de ochenteros), usa neologismos tipo tubalé (lo cual nos indica, así de entrada, una patología de moderada a severa, muy atractiva para cierto consumidor perturbado), Orwell (se ha quedado muy al principio de la novela, le da miedo la 101?). 

El hombre se va paseando por la habitación . El niño permanece inmóvil.

-...muestra una confusión típica del que solo ha llegado hasta física de COU con el concepto tiempo y sus dimensiones (aquí entran los amantes de la ciencia ficción, porque su lío es inmenso), los cetáceos otro de sus temas recurrentes (no nos interesa explotar aquí a Ishmael, esta es sección para los de "Jara & Sedal"), a ratos aparecen fijaciones freudianas con el fuego y las armas (esto es uno de nuestros Top 10 best sellers, cualquier neurosis lo es, y más si apela al mundo S&M, con el que le veo a usted potencial: ya sabe disparar y el éxtasis)... en fin, todo de libro de texto...

-Pero espere.. qué es todo lo que dice? Quién es Mike Oldfield? Qué es la 101?

-No se preocupe por eso, esos sueños ahora son de Onírika... pero usted tiene muchos más...

-Y cuándo se me acaben?

-Escuche, no está usted en posición de negociar... fuera de sus sueños, no le queda nada. No hay nada, rien, ziltch, nothing ahí afuera, todo lo que queda es Onírika: compradores y vendedores.

-Ellos están ahí fuera... el grupo Bartleby.

-Eso mismo dijo usted la última vez, y tras pasar dos días en la nieve sin encontrarlos, volvió... no pierda el tiempo... El Grupo Bartley es uno de sus sueños...

- Igualmente, lo iré a buscar...


15 marzo 2015

Nueva visita de Rose en plenos preparativos del viaje (Mosquiteras exóticas. Ser cool)

Mi casa era esta maniana un piso de estudiantes, un campamento, una zona de guerra. Ayer estuvimos ultimando compras del viaje y el salón era la jungla: cajas, bolsas, mochilas, chaquetas sobre el sofá. Pues bien, esta maniana, con ese mogollón a la vista y el que no se ve, que es el peor,  se le ha ocurrido subir a Rose, en estado semi-silente desde los fastos navidenios. Aparece enarbolando un boli y un cuaderno a ver si tengo "10 minutos" para hablar de un asunto de extrema importancia.

Bueno, esto lo tengo que divagar (ya sé que tenemos el relato a medias- quien tenga que escirbrir, que escriba!). Y otros detalles del finde como que ...he estado en una tienda de aventuras! Verídico: comprando dos mosquiteras, una doble y otra individual para Mini. No os puedo explicar la ilusión que me ha hecho siempre el tema de tener una mosquitera... desata mi imaginación. He dormido, pero claro, provista por la cabania de turno, y nunca ha sido las mil y una noches, porque realmente esas noches la lucha por la vida (en contra del Mosquito Primigenio) nunca es broma. Pero ahora tengo una y me la puedo poner en mi casa cuando quiera... 

En estas estaba yo, admirando las dos mosquiteras en el suelo,  cuando suena la puerta y es Rose y esto es lo que la consume (asunto que me cuesta aclarar unos diez minutos, a vosotros os lo voy a dar masticado, pero "no ha sido fácil llegar hasta aquí"):

Resulta que su compania energética le ha enviado una carta diciendo que están instalando "smart meters" en todas casas, y que van a seguir adelante a menos que se ponga en contacto. Yo no había oído hablar de un smart meter en mi vida, pero deduzco que es un contador inteligente que se conecta con una central, y así no han de pasar puerta a puerta.

Pero Rose explica su aprensión: ha leído por ahí algo sobre radioactividad no-ionizante, y me ha copiado en su cuaderno con su lápiz una serie de grupos que están en contra de estas radiaciones. Rose piensa que el gobierno lo sabe todo... "pero qué quieren, matarnos a todos?" Empiezo a ver a Rose como una paciente con delirio, a la que un antisicótico a bajas dosis, de momento, no le iría mal. "Matarnos lentamente?" Como me va la marcha, echo un poco de lenia al fuego y le hablo de cómo las tabaqueras sabían que producía cáncer desde los anios 50 y callaron, pero claro... los gobiernos.... no sé. Rose quiere que me ponga las pilas (no radioactivas)  por Mini, porque sus cráneos (infantiles) son más delgados y las radiaciones les llegan más. Además, también hay grupos que están en contra del wi-fi en los coles por su poder carcinogénico, me he planteado exigir que lo revisen?

-Rose, tienes wifi?
-No, claro que no...
-Pero sabes que en todo el edificio tenemos wi-fi, y los vecinos de las casas de al lado también..
-Lo sé, lo sé... qué podemos hacer, hay tantos peligros...
-Pero Rose...
-No tengo smartphone ni micro-ondas por esas mismas  razones
(No tiene microondas!! En serio que no es una caricatura, es ella)
-Y no estás preocupada por el cambio climático? Es la verdadera amenaza!
(Venga, venga, carnaza!)
-Bueno, me he quitado el coche hace poco...
-Sí? No lo sabía 
(Rose tenía un Ford Ka que usaba de ínfima furgoneta, con los asientos de atrás bajados y lleno de cartones)
-Sí, casi no lo usaba, pero lo echo de menos para ir a Sainsburys en Fulham
(Qué raro... Sainsburys es una cadena de supermercados que tienen lo mismo en todos los sitios, para qué irse a Fulham?)
-Has oído hablar de "La Política de la confusión"?
-No
-Pues bueno, va de cómo los gobiernos intentan precisamente eso...
(Asiento)
-...confundirnos...

Mientras tenemos esta conversación miro la zona donde un día debió estar la cintura de Rose.  Pienso en todas las campanias médicas hablando de los riesgos asociados a las elevadas circunferencias de cintura: enfermedad coronaria, diabetes tipo 2... riesgos reales, probados, elevados en su caso. Y ella no puede dormir por un contador inteligente. 

**** Esto es reportar en tiempo real. Minetras escribía lo anterior, suena la puerta. Es ella, son las 22:00 y va en su pijama de felpa y tartan. Entra a mi sofá, donde estoy sentada con el portátil, escribiendo sobre ella, todo hay que decirlo, en lugar de buscar "stopsmartmeters.com", para decirme algo que no recuerda si ha anotado esta maniana: "dicen que las casas con contadores inteligentes perderán valor en el mercado".

Ah! Es eso? a la porra la radiactividad..


Qué día... lo último. Hoy ha sido el "Día de la madre" en UK y mi hija me ha regalado una serie de dibujos impresionantes. Ahora, por la noche, buscaba en internet cosas que no hemos encontrado por las calles, entre ellas unas gafas de sol potentes para el viaje. Ayer se probó unas tipo Police en una tienda y se hizo un selfie de lo más macarra... Hoy hago una búsqueda ("sunglasses child") y encuentro unas de surf de ninio que están bastante bien. Dice.. "no , espera, que busco yo". Y su búsqueda dice:

"SUNGLASSESS COOLNESS CHILDREN".

Qué vejez me va a dar... 

Comienza la semana...


10 marzo 2015

Primer Certamen Internacional de Relato Corto Colectivo Di´s 2015

Querid@s,

Notaréis que no estoy divagando, ni para los comentarios le da, dicen algunas voces. Podría poner excusas, pero esta vez hay buenas razones.

He estado considerando cómo soltar las noticias. Ya me costó lo mío a la familia, en el trabajo, algunos amigos... todos me odiaron. Por distintas razones. Por seguridad, unos, porque a ver quién se lee los informes, otros.

Puede ser que vosotros también. 

Este año nos vamos tres semanas de vacaciones a finales de Marzo. Esto quiere decir que en verano estaré en el dique seco. Pero ahora... hay mucho que preparar. Hay que leer la guía. Hay que mirar vuelos. Hay que mirar hoteles, moteles, chamizos. Cosas de viajar con niña.

Pero la risa va por barrios: no es todo tan bonito como parece. Hace unos días toqué fondo: me parecía todo tan complicado. Pero bueno... ya no había marcha atrás. 

Así que mis tardes-noches las paso leyendo The Rough Guide to The Philippines. Y volviéndome loca con las conexiones, con los horarios, y con las terrazas de arroz. 

Las terrazas de arroz fueron el momento existencial máximo: todos los que han estado dicen que no te las puedes perder, pero a mí no me salía la ecuación: 6 horas en bus de ida y 6 vuelta. No con Mini. Así que desde esta maravilla UNESCO no podré retransmitir, lovely divagantes. Pero espero que desde otros sitios, sí. 

Mientras tanto, nuestro divagante-sereno, el que nos cuenta todos por la noche a ver si estamos (no hablamos aquí una vez de los serenos? -"Still Di", próximante en su cartelera), ha tenido la amabilidad de adelantarse y montar el ***FANFARRIA****  Primer Certamen Internacional de Relato Corto Colectivo Di´s 2015 ***FANFARRIA**** 

Así que os dejo con las instrucciones y una foto de las impresionantes terrazas de arroz que no vamos a visitar. 

Continuará****





Borrador de las bases para el Primer Certamen Internacional de Relato Corto Colectivo Di´s 2015

Para la consideración del respetable, se proponen las siguientes condiciones:

1. Abrir un plazo de tres días para que se apunte quien quiera participar en la redacción de este relato colectivo. Para la adscripción bastará manifestar la voluntad de participar a través de un comentario.

2. Agotado este plazo, sabiéndose ya el número de participantes y a falta de una mano inocente, será nuestra Di quien por sorteo (no vale hacer trampas, o muchas trampas) establezca el orden de participación.

3. Dicho orden es fundamental, como veremos a continuación. El primer participante tendrá que iniciar el relato escribiendo con una extensión mínima de una palabra y máxima de quince líneas; el segundo lo continuará (también con el mismo rango de extensión –de una palabra a quince líneas-) pero con su estilo, y así sucesivamente.

4. Desde la fecha de publicación del texto del primer participante, el segundo dispondrá de una semana, como máximo, para entregar su parte y así hasta llegar al último. Sabemos que con estos plazos la cosa se puede hacer larga, pero la creatividad, ¡decídmelo a mí!, requiere su tiempo y, además, Zamora no se tomó en una hora.

4. En los textos que se entreguen, el uso de la eñe (naturalmente, en las palabras que la contengan) será preceptivo. Por tanto, nada de ninios, ¡cono!

5. Finalmente, hechas públicas todas las entregas, si Di da su OK y hubiese quórum (mínimo de ocho participantes), se unirá todo el relato y se publicará en un post de Di de forma unitaria. Lo sabemos, lo sabemos: será la sensación de la Internet.

6. Y entonces, amigos, será el momento de ensalzarnos y tirarnos flores entre los colaboradores y el regurgitar de dientes y castañear (¿o era crujir?) de nalgas de los cobardes o perezosos que se abstuvieron.

7. A los participantes se les obsequiará con las obras completas de Javier Marías y una foto, tamaño natural, de Landelino Lavilla semidesnudo (bajo ningún concepto se aceptarán renuncias o devoluciones de los regalos). La intendencia de estos presentes correrá por cuenta de quien se encargue.

¿Hace?

04 marzo 2015

Mensaje hallado en un bolso vintage. Un relato.

Se pasó tres días viajando hasta que llegó al pueblo. Podría haberlo hecho en menos tiempo, está claro, pero no hubiera sido lo mismo. Así resultaba casi un viaje de aquellos antiguos, de los que le contaba la Tía Férula que se hacían en barco para venir de la Argentina. Ella lo sabía de primera mano porque su marido, con su gran familia, habían cruzado el Atlántico varias veces, hasta por fin establecerse de nuevo en España. Y dicen que al pisar tierra se caminaba de lado a lado, como si siguieran sobre las olas, borrachos de mar al igual que los 30 días anteriores. O eran quince: ya no se acordaba.

Por qué no escribió las historias de la Tía Férula cuando se las contaba? Historias de sus múltiples vidas (no porque fuera una agente doble, pese a que una vez en pasaportes le dijeran que haría la perfecta espía por el cambiante color de sus ojos) sino porque, mientras que ella había nacido, crecido y probablemente moriría en una ciudad -con sus comodidades y sus incovenientes- la Tía Ferula se había movido en muy distintos escenarios.  

Historias de la Tíá Férula sin escribir. Historias de su infancia, el colegio de las monjas donde llevaba uniforme con capa, y una de ellas le decía "sé buena pero no te vayas monja". Historias de su primera adolescencia aún en el colegio pero metiendo el dedito en la vida de esa ciudad mágica con lagartos de colores y catedral-castillo-encantado, la más europea de la península. Historias de la guerra, que estalló exactamente un año después de su quince cumpleaños ya en "la montaña", aquel pueblo fronterizo donde fueron a buscar el aire limpio para salvar a su madre de un mal del corazón. Historias de los que pasaban al otro lado, que un día fue La Ilustración y entonces era la salvación. Historias de cómo un apuesto joven que decía "cheee" continuamente, llegó al pueblo con sombrero y poncho dirigiendo la tala de todos los árboles de "una montaña que su familia había comprado". De cómo conoció al misterioso bonaerense, hijo de españoles que, tras haber hecho fortuna, decidieron "volver a morir a España". De cómo el padre de Tía Férula "contrató a una espía" para comprobar que era de buena familia, y no un impostor de allende los mares. 

Historias de su vida que a partir de su boda, con 25 años, "no te cases antes, a mí me dio tiempo a todo" en una parte de la piel de toro que se hablaba otro idioma, el mismo que en el pueblo fronterizo y en la ciudad mágica les obligaban a hablar por la calle. Historias de "la finca", donde iba a llevar las riendas, las cuentas, la organización y todo,  por muchos años.  Historias de la vida de la gente pobre de los pueblos cercanos que trabajaba para ellos, y de la gente bien de la ciudad de provincias, donde eran invitados a cenar cuando venía Evita Perón o similar. 

Y por fin, los útimos anios en una casa en las afueras de la ciudad de provincias, a la que los muebles de la finca le quedaban grandes. Pero la Tía Férula no era de las de tirar. En los cajones de sus armarios, de sus cómodas, de la alacena, había ido cuidadosamente guardando una vida, quién conoce las razones de los que almacenan. Recordar, agarrarse a las cosas que simbolizan tanto, a los momentos en los que con ellas fuimos felices. Dejarlas como miguitas de pan, como piezas de puzzle para que alguien lo recomponga. Algún día. Ahora ella volvía para recordar, para volvérsela a encontrar. Pero no se imaginaba hasta qué punto.

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Llueve a cántaros y ya es de noche cuando la deja el taxi en la puerta de la casa de la ciudad de provincias, en las afueras. Marina, la vecina de siempre, ya está en la ventana y sale corriendo con la llave.
-De verdad que no quieres venir a dormir a mi casa?
-No, gracias Marina, estaré bien aquí...
-Yo te he puesto la calefacción ya por la mañana, así que frío no pasarás... te he dejado yogures en la nevera... y en el horno tienes tortilla de patata... como me acuerdo que te gusta fría...
Ella sonríe y asiente. En realidad el tiemblan las mejillas y no sabe si con la sonrisa, acabará sollozando. Pero no.
-Bueno, que estás muy cambiada... ya comes? Te veo muy delgada. Mañana hablamos más tranquilas. Te he hecho tu cama, la de al lado de tu hermana. Ah, y te he dejado también una toalla. Cualquier cosa, llama, que estamos al lado... ay! si te conozco desde niña! Hija... cómo sentí lo de Tía Férula... la calle no es lo mismo sin ella. Con lo que la queríais tú y tu hermana... Venga, me voy...

Ella sube las escaleras y da la luz de su antiguo cuarto: deja allí la maleta y el abrigo. Se descalza, el suelo está helado. Huele un poco a cerrado: ha pasado más de un año. Casi de puntillas entra en la habitación de la Tía Férula: está exactamente igual que la dejó. Pone la mano en el tocador (el tubalé, como ella lo llamaba) que aún tiene las fotos suyas y de su hermana, una virgen de algo, la foto de boda con el Tío Che: Tía Férula va de negro. De esa historia sí que se acuerda: Tía Férula, desoyendo los consejos de su madre que opinaba que "todas las que se casan en Mayo son desgraciadas", siguió adelante con los preparativos. De poco le sirvió, se casó en Septiembre porque su madre murió aquella primavera, para salvarla de la superstición de Mayo. 

 Sus ojos recorren la habitación de nogal, la que le hicieron a medida cuando se casó en 1945: la cama, las mesillas talladas, el armario con la luna central, los sillones bajos, la sillita para el tubalé. Todo tapizado en un terciopelo verde gastado. Todo esperándole para reencontrarse. 


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A la mañana siguiente se despierta y aún es de noche. No ha podido casi dormir, tanta es la emoción. El espíritu de la Tía Férula no vaga por la casa: ojalá esto fuera una novela de Isabel Allende y se la hubiera encontrado por la noche. Pasan las horas y un sol que es pura alegría se mete por los laterales de la persiana. Cuando la levanta y quita los cerrojos de las contraventanas se encuentra con el cielo más azul que ha visto en meses, y árboles, y los sonidos del pueblo: los pájaros, una sierrra mecánica que debe estar podando, un timbre de bici. 

-Hola???? Estás arriba?
-Sí, sube Marina
-Qué tal has dormido? te has comido la tortilla?- la voz se acerca mientras sube las escaleras
-Sí, estaba muy rica, gracias.... me he guardado algo para luego
-Te traigo pan.. pero qué lío tienes aquí!

Ella está de pie al lado de la cómoda: lleva el pelo recogido con una pinza, una camiseta blanca y vaqueros viejos. La cama está llena de cajas abiertas, las tres puertas del armario abiertas, la del centro de par en par, los cajones de la cómoda colgando.

-Sí, bueno, he venido a ordenar todo lo de Tía Férula... lo que no sirva lo daré a alguna organización y lo otro...
-Lo otro? A qué te refieres?
-Tía Férula lo guardaba todo.. me estoy encontrando aquí objetos del Siglo XIX, para que te hagas una idea...
-Y eso para que lo quieres, hija mía? Vale algo?
-Para mí, no tiene precio...

Marina se va, sin entender nada. Durante los siete días que ella pasa en la casa, prácticamente sin salir, se encarga de dar vuelta para asegurarse de que ella come. Pero eso no es en este momento una prioridad: con lo que ha llegado ella a comer en esta casa. Tía Férula cocinaba como nunca nadie volverá a hacerlo para ella: nada puede competir con los sabores de la niñez. Se hace tostadas con aceite y azúcar con ese pan tan rico y bocatas de jamón, de queso... come puramente para poder seguir en ese viaje que va a hacer sin salir de esa habitación. 

La maniana soleada inicial abre la cómoda. En el cajón superior izquierdo hay papeles y muchas cajas y cajitas. Y aún más en el izquierdo. En los cajones inferiores hay mil papeles sueltos, clasificados en sobres, en carpetitas azules de gomas. Tambien hay ropa interior y medias, algunas verdadera antiguedad, de aquellas que se llevaban con liguero pero aún no existía la silicona que llevamos ahora. Hay muchas carteras de piel, en total 10 o 15. Dentro de ellas hay dinero antiguo, tarjetas de visita, fotos de carnet. En las múltiples cajas de madera hay un misceláneo, un maremagnum, un campo de Agramante (expresión que usaba la Tía Férula para referirse a las habitaciones adolescentes) de distintos elementos: anillos, pendientes, navajas, botones, colgantes, cadenas, hilos, agujas de coser y una auténtica colección de agujas de poner en la blusa o el abrigo- algunas preciosas, con toques orientales. En ese momento decide comenzar a clasificar: una cajita para cada obsesión, que ahora pasa a heredar y a hacer propia. 

Encuentra estampitas religiosas, rosarios, y aunque no le extraña, ella sabe que la Tía Férula no era ninguna beata. Había recibido información de una de dentro (aquella monja) y lo suyo era "hay que creer en algo, en Dios o en el Diablo", pero sin mucha convicción. Hay también alguna revista y periódico antiguo: por mucho que busca no logra encontrar una publicación que recuerda de su infancia de cuando el anterior papa visitó España en 1982. Hay unas navajas de nácar con forma de pez y de zapato de tacón, respectivamente. Mecheros de aquellos de gasolina. Llaveros y... un pin del Barca! (esto no parece tener valor histórico). 

El dinero antiguo comienza a apilarse, sale de todos los sobres, billetereas, y cajas. La Tía Férula era toda una coleccionista desorganizada! Muchos tendrán menos material pero bien ordenado y sistematizado... ella no. Billetes de cien pesetas, uno del anio 1937. Moneda extranjera (era entonces agente doble? ella sonríe con la idea... seguramente son sobras de nuestros viajes posteriores). Monedas de cartón de la República. 

Hay pañuelos de esos que ya no se usan con las iniciales bordadas de los padres de Tía Férula. Ella encuentra un documento de identidad de su padre, nacido en 1872. C.O. y J.S. Algunas piezas del puzzle empiezan a encajar, alguna cosa a tener sentido. Pero, aquel pañuelito gris oscuro, muy usado, que parece más bien de miliciano... por qué está guardado? Quién llevó ese pañuelo? Tal vez su padre cuando hizo la mili en Africa? Porque también encuentra un documento que acredita que el padre de la Tíá Férula había recibido buenas referencias tras Africa, "sabe leer, escribir y tiene buena higiene personal". Esas cosas se escribían hace 100 años. Y  encuentra muchos más pañuelos de cuello, bufandas, fulares: algunos hasta los recuerda en la Tíá Férula, de otros le viene la imagen del mercado de Bangkok donde los compró ella misma.

La parte central del armario, escondida tras la luna donde ella tantas veces se miró en el pasado (el mejor espejo de la casa), esconde un tesoro tras otro. Las mujeres del pasado bordaban juegos de cama maravillosos, y manteles, y hacían puntillas, y muchas más cosas de las que ella no sabe ni el nombre. Las sábanas de hilo con las iniciales de la Tía Férula y las de su madre son piezas de museo. Pasa las yemas de sus dedos por encima y piensa en el vuelco que ha dado el mundo, en esta parte del mundo, para algunas mujeres afortunadas, como ella. Sigue el bordado y lo que daría por fotos de la Tía Férula y su madre bordando aquel ajuar. 

Pero encuentra mil fotos de carnet. Qué mirada la de Tía Férula. Pero por qué se peinaban así? Se asusta con una foto en la que tienen ambas la misma edad. Qué pronto envejecían entonces.

En las estanterías, bien envueltos están los bolsos. Hay algunos tan bonitos, los modernos los llamarían vintage. Jacky Kennedy, Coco Chanel... todas desfilan en su cabeza a medida que saca los bolsos. Dentro de ellos hay muchas de esas cosas que está clasificando en las cajas de madera: dinero, tarjetas de visita, una cajita metálica de Pastillas Juanola... y en casi todos, un espejito con su peine. Ay Tía Férula, presumida. 

En algún punto decide empezar a hacerse selfies: aquel sombrerito de terciopelo con redecilla hacia la cara no puede desaprovecharse. Y... un momento, qué es esto? Pensaba la gente que Jean Paul Gaultier había inventado algo con el corsé de Madonna? Tíá Férula lo tenía ya, de seda blanca. Sube la música de fondo y, entre risas se lo prueba. Risas porque ni de lejos lo llena, pero en los selfies trabajados, con juego de espejos que le envía a su hermana, parece que sí. 

Y cajas dentro de cajas, como un juego de muñecas rusas: en una de ellas encuentra un camisón de algodón blanco de la madre de Tía Férula. Se emociona de pensar que tiene Historia entre sus manos. Y entonces, la última, allá en el fondo, esconde una sorpresa más: Tíá Ferula, que se casó de negro porque su madre no quiso que lo hiciera en Mayo, llevó un camisón blanco de noche de bodas que cualquiera hubiera usado feliz para casarse. En el selfie de turno se aprecia el vuelo, la caída de la seda, las puntillas del pecho. 

Ella da vueltas sobre sí misma para que vuele el vuelo, reflejándose en la luna del armario que se mira en la de la cómoda. El espíritu -de otra clase de los de Allende- de Tía Férula, después de los días que ha pasado abriendo cajones, cajitas, sobres y puertas, está por fin con ella. Pensaba reencontrarse, pero esto ha sido mucho más: abrir un regalo tras otro, a cada cual mejor. Se siente afortunada por haber podido hacer este viaje, y por haber sido la sobrina de Férula. Qué hora será, se está haciendo de día...

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-Se puede????
(No hay contestación)
-Que subo, eh???

Marina sube pesadamente las escaleras, ay esas rodillas. Se oye la radio muy bajita de fondo, las luces laterales están encedidas. A Marina se le cae de la mano el correo cuando se la encuentra, vestida de novia, profundamente dormida sobre la cama de Férula.