22.07.18 (domingo)
Mini, aparte de tener miedo a los Reyes Magos, despierta a su aitá a las 6 am porque hay una mosca abajo donde duerme ella "y tiene miedo". Cuando me despierto la tengo al lado (a la hija, no a la mosca), y es bastante tarde. Rutina diaria: té en la cama leyendo, desayunar en el porche, tarea, correr, piscina. Viene Dora, una señora majísima albanesa a limpiar. Me enseña fotos de sus nietas en el teléfono y dice cosas como "megálos" (grande), "mikró" (pequeño). Me encanta, y valoro que en matemáticas se usaran letras griegas para las fórmulas, lo que -ehem-"facilita" leer los pocos carteles que no están en alfabeto latino. En algún punto de la mañana nos logramos arrastrar comprar sandía, hacemos un puñado de pasta y por fin salimos a las 1715ish rumbo a Glossa. Mamma mía qué horas.
Estas islas son puro bosque y, subiendo por Delfi vemos una humareda enorme hacia el sur. Entonces nos encontramos con unos cuantos coches parados (haciendo selfies!) porque allá lejos hay un fuego impresionante. Nunca había visto un incendio forestal y de verdad que, incluso de lejos, impresiona, y dan ganas de llorar. Al día siguiente nos enteramos de los terribles fuegos que han asolado a la región de Attica, este no fue nada, claro, pero aún así, me deja un sabor amargo y un bajón inmenso. Pobre gente, pobre bosque, pobres todos nosotros. Vemos pasar dos hidroaviones que parecen como de la Segunda Guerra Mundial.
Por fin llegamos a una playa al noreste, Perivoliou, donde hay un chillout arriba muy agradable y estamos allí mucho rato con nuestros fredos y tirados por las hamacas. Cuando bajamos a la playa por las escaleritas, casi no hay nadie.
Glossa es muy chulo, está atardeciendo, hay señoras de negro sentadas en un banco como en Ejpain, está bastante empinado y terminamos en una plaza en todo lo alto. Hay una panadería (ya cerrada, obviamente) con muy buena pinta.
Mini, aparte de tener miedo a los Reyes Magos, despierta a su aitá a las 6 am porque hay una mosca abajo donde duerme ella "y tiene miedo". Cuando me despierto la tengo al lado (a la hija, no a la mosca), y es bastante tarde. Rutina diaria: té en la cama leyendo, desayunar en el porche, tarea, correr, piscina. Viene Dora, una señora majísima albanesa a limpiar. Me enseña fotos de sus nietas en el teléfono y dice cosas como "megálos" (grande), "mikró" (pequeño). Me encanta, y valoro que en matemáticas se usaran letras griegas para las fórmulas, lo que -ehem-"facilita" leer los pocos carteles que no están en alfabeto latino. En algún punto de la mañana nos logramos arrastrar comprar sandía, hacemos un puñado de pasta y por fin salimos a las 1715ish rumbo a Glossa. Mamma mía qué horas.
Estas islas son puro bosque y, subiendo por Delfi vemos una humareda enorme hacia el sur. Entonces nos encontramos con unos cuantos coches parados (haciendo selfies!) porque allá lejos hay un fuego impresionante. Nunca había visto un incendio forestal y de verdad que, incluso de lejos, impresiona, y dan ganas de llorar. Al día siguiente nos enteramos de los terribles fuegos que han asolado a la región de Attica, este no fue nada, claro, pero aún así, me deja un sabor amargo y un bajón inmenso. Pobre gente, pobre bosque, pobres todos nosotros. Vemos pasar dos hidroaviones que parecen como de la Segunda Guerra Mundial.
Por fin llegamos a una playa al noreste, Perivoliou, donde hay un chillout arriba muy agradable y estamos allí mucho rato con nuestros fredos y tirados por las hamacas. Cuando bajamos a la playa por las escaleritas, casi no hay nadie.
Cuando tiramos hacia el sur, de vuelta a casa, vemos seis camiones de bomberos que deben de haber llegado en el ferry, aunque ya no se ve humo. Van a todo trapo en comboy hacia el sur.
Cenamos en un restaurante en la playa en Panormos, tarde. Cuando llegamos a casa, será medianoche, nos bañamos en la piscina ilegalmente... Qué son las vacaciones sin ese baño?
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