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27 enero 2017

Sal de tu zona de confort: cruza el río de noche y sé un diafragma (Stanislavski 2)

Por aclamación popular, vuelve la sección "Qué hace una bloguera como tú en un curso de teatro (como este)?"

Y la pregunta no es gratuíta: los divagantes, que se dividen entre los "tenéis un tortazo" o "será maravilloso" (viajar al curso de teatro), deben saber que yo misma navego entre esos dos polos: a ratos me río y descubro, y me siento feliz de haberme salido de mi zona de comodidad (a la que la rueda de la vida diaria me tiene subyugada y otros ratos en mi cabeza resuena Barrikada: "Te preguntarás/qué conio hago aquí".

El miércoles pasado el Peda pudo ir a recoger a Mini así que fui con mi colega directa del trabajo al World's End. En el tren él se comió un plátano y yo un trozo de un bocata de salchichón ibérico que hay ahora en Tesco, porque recordad que en Londinium cenamos a las 6:30 y estos días suponen un cierto desconcierto para los estómagos.

En el curso había esta semana más gente, y alguien de la semana pasada falló. La adición más llamativa fue Mark, un chico de veintitantos, de los que ya vienen resabidos de previos cursos o tratamientos psiquiátricos grupales. Desde el principio, Mark compartía mucho y no se cortaba nada.

El profe sigue vistiendo de negro y exudando paz y omm. Comenzamos hablando de la importancia de la respiración: hay que aprender a proyectar la voz desde el diafragma, pienso, pero el profe no lo dice, sino que nos pone en grupos y debemos ser "los pulmones, el diafragma y la caja torácica" y representar la respiración. Unos momentos de confusión en mi grupo hasta que acabamos dos siendo cada lado de las costillas, dos el diafragma, y otros dos los pulmones... y todos moviéndonos a la vez, intentando coordinar los movimientos. Pedrada?

El siguiente ejercicio consite en ponerse en parejas y observar a la tuya desde atrás: cómo están los hombros? el mío tiene uno más alto que otro. Y las manos? El mío las tiene con los punios cerraditos. Hay que empezar a dar toquecitos en el lado izquierdo del cuerpo, empezando por el hombro, y siguiendo para abajo, hasta los pies (yo me salto el culo). Hay que observar cambios en el cuerpo. Luego el otro lado (mi companiero acaba abriendo las manos). Personalemnte, es un rollo hacerlo, pero para distraernos ahí tenemos a Mark. Está recibiendo toquecitos de Ana y comienza a gemir: "mmm ahhh siii másss mmm aaahhh". El profe dice que podemos comunicarnos pero no hablar... Mark suprime el sííí, másss, y sigue con los sonidos guturales. La situación me parece tan surrealista - gente en parejas tapeándose por turnos mientras que uno hace esos ruidos sospechosamente coitales - que me entra la risa. No soy la única: Ana se parte y la gente nos vamos mirando y reímos. Yo me pregunto si Mark quiere que nos riamos con él. O se lo toma tan en serio que está la penia descojonándose de él.

Cambiamos de turno y, como la semana pasada, cuando me dan toquecitos a mí es muy chulo, es relajante y me lleva a pensar cosas. Por ejemplo: hay gente programada para dar, y otros más para recibir? En el mundo masajes, eres de aquellos a los que les encanta darlos, que hacerlo es en sí mismo placentero, o lo haces porque "toca" pero lo que te gusta es recibirlo? O viceversa, eres de los que no les gusta que les toquen? Es como aquello de la metáfora de "los amantes de los perros y los amantes de los gatos" (los primeros, los que quieren que les quieran fácilmente, los segundos que van en pos de ese amor o lo que sea dificil). Todo eso se me ocurre.

Otro ejercicio consiste en echarse en el suelo y "perder el control". El resto del grupo está distribuído a lo largo de ti y juegan con, por ejemplo, tu brazo, que has de dejar "muerto". Lo de las piernas es más dificil porque, como vengo diciendo, pe-san. Me resulta muy dificil concentrarme en los cuatro miembros y la cabeza a la vez. El mejor momento de este ejercicio es cuando me toca manejar la cabeza de Emma, una chica negra que tiene un pelo afro recogido así a lo "Frozen" espectacular. Le digo "siempre quise tocar tu pelo", y la verdad es que es genial... yo que tengo el pelo tan liso, tener esa mata entre las manos... parece que la puedes amasar.

En el círculo final hemos de hablar de nuestras experiencias. Mark toma la palabra para decir que está decepcionado con que nadie se comunicara (hiciera ruidos) en el ejercicio de los toquecitos. Parece enfadado, pero este es un mundo tan extranio, que me pregunto si está en rol. Es como una vez que en la facultad fuimos a clase el día de la Apertura Paralela y el profe nos echó la bronca por los que habían hecho pirola. Luego estaba de conia, y dijo "es parte de la Apertura, el profe se ha de cabrear por la baja asistencia", y nos mandó a la fiesta. Pues aquí igual... estaba Mark interpretando? Ahora y antes?

Cojo el bus (recordemos, desde Worlds End no hay metro que valga), que me lleva por otra ciudad que había olvidado (desde la época en que llegué a la city y hacía cursos de cine, francés, fotografía, yoga... en las tardes-noches). Un bus que se llama 345 y que lleva a gente extrania, rumbo al sur. Todo esto pienso mientras cruzo el Támesis, el Albert Bridge todo iluminado, el siguiente puente a la izquierda, mientras termino mi bocata y reconsidero si Mark estaba actuando.

24 enero 2017

"La La Land": No el musical romántico hollywoodiense que parece

El domingo fue un día-senialado (medio efeméride) en nuestra casa: se trataba de la primera vez que íbamos a ver una peli de mayores al cine con Mini.Y es una ocasión porque espero inaugure una actividad regular con ella a medida que crezca.

La peli elegida es de "Certificado 12", con "uso de tacos" como único motivo, (Mo, que la ha visto, corrobora que la peli es blanca blanquísima) así que sostengo la siguiente conversación pre-peli: 
-"Mini, en la peli van a decir algún taco, ya sabes que son palabras de mayores que no puedes decir".
-"Por ejemplo, cual es un taco?"
-"Pues, por ejemplo, cuando dicen... joder"
-"Cómo se dice eso en inglés?"
-"Fuck"
-"Ah, sí, ya he oído esa palabra.. el aitá me ha dicho también otras dos palabras que no puedo decir..."
-"Cuales son?"
-"Oh... shit  and damn" (mierda y maldición)
-(conteniendo la risa): "ah sí, exacto, esas tampoco las digas".

Digo "la peli elegida", pero en realidad la peli nos elige a nosotros: "La La Land" de Damien Chazelle (director de pelis musicales, como "Whiplash"). ?Las razones por las que quiero llevar a Mini a esta peli precisamente? Pues porque es musical, porque habla de los sueños de la gente, porque es un homenaje al "cine clásico"* y porque está ambientada en LA, donde estuvimos hace un par, digo tres! anios ya. Y verdaderamente, la peli es una canción de amor a Los Angeles.

*Homenajes al cine clásico, una estudiante de cine llamada Patricia Preciado nos enseña unos cuantos aquí... una gozada:




Así que el domigo a las 11 de la maniana (plena matiné que se llama) nos presentamos en el Ritzy (mi cine favorito), donde además nos regalan la proyección en la Sala 1, la grande, y preciosa, donde generalmente no me toca ver pelis. Pero hoy sí: y estamos en cuarta fila y en el centro. Genial: en esta sala se celebra el cine.

La primera escena es también una celebración: es LA de la manera que todos la imaginamos. Un atasco inmenso en un nudo de carreteras que van y vienen de la ciudad, y la cámara va paseándose por la hilera de coches, todos con distinta música, que nos dice tanto de los conductores como su ropa, edad, peinado. Entonces, comienzan a salir de los coches y a bailar y cantar. Es una de esas escenas que te lleva a "Fama" o a un musical del West End, con el sol de California ahí arriba. Te sube a ti misma a la grúa (o dron!) que filma desde lo alto. 

Ya en el atasco ocurre el primer chica-conoce-chico, el primer encuentro entre Mia (Emma Stone)  y Sebastian (Ryan Goslin), pero no se dan cuenta. Y además, esta no es una peli romántica chica-encuentra-chico al uso. Hay más. Mia es  camarera en un café pero, como todas las camareras de cafés en LA, que vienen de Minnesota, o Iowa, lo que quiere es ser actriz. Pasea, como todas, de un casting tras otro, donde los entrevistadores cogen el teléfono mientras ella está llorando enmedio de una interpretación.  Sebastian es un pianista de jazz clásico que malvive tocando el piano en restaurantes, donde no le dejan tocar a Charlie Parker precisamente: se marchita entre música blanda y sin sabor, música de ascensor o consulta del dentista. Los dos suenian con que sus carreras despeguen, y entre tanto se conocen. 

Y cuando digo que hay más, es porque uno de los temas que recorren la cinta (si no El Tema) es aquello sobre lo que tantas veces hemos divagado: la dura dicotomía, la decisión entre ser comercial y ser puro, entre vivir y sobrevivir, entre vender y traicionarte. "El jazz que tú amas está muriendo". Innovar o morir. Este tema (lo admito, es también uno de mis temas; lo admito, no es nada nuevo), está muy bien llevado en la peli. El director nos hace sentir la humillación, la decepción, la dureza. 

Mientras tanto, LA está de fondo: fiestas con piscina donde la gente acaba dentro a lo "Gran Gatsby", Mia y Sebastian en las "Watts Towers", el funicular que va al mercado aquel del centro, y, por supuesto, lo mejor de esta ciudad para mí, el observatorio del parque Griffiths, donde los protas no solo ven las vistas, sino que entran, bailan alrededor del péndulo y se sientan en la misma sala del planetarium donde, Mini, vimos las estrellas, con aquella mujer que hablaba con pentámetro yámbico.

#Nota: Potencialmente puedo desvelar parte del desenlace en los siguientes dos párrafos-no leer si vas a verla. 

Para mí, aún hay otro tema tal vez más importante, y habla de las relaciones. Mia y Sebastian se separan en un punto, después de que ella haya sido la única Pepito Grillo que le abría los ojos sobre la traición a su jazz purista, y él la empuje a ir al último casting donde le dan el papel de su vida. En ese momento, han de seguir el suenio por el que han luchado, y así lo hacen. La escena final ocurre tras uno de esos terroríficos "5 anios más tarde", en el que queda claro que Mia es una estrella de Hollywood, casada con un tipo gris y con un bebé, y Seb tiene su soniado club de jazz. Y, como Ilsa entra en el Café de Rick, Mia entra en el club de Sebastian. Y él se sienta al piano y toca su canción, la misma que tocaba en el restaurante -rompiendo las normas-cuando ella entró y quedó en shock hace unos anios. Y con la música de fondo, el director hace un recorrido por el tiempo que no han estado juntos, de cómo hubiera sido si lo hubieran estado, y ese bebé fuera de ambos. Pasa como en Casablanca: que por mil veces que la veas, siempre quieres que Ilsa no coja ese avión; aquí quieres que lo que has visto antes sea un error, y esta vida juntos sea lo que ha pasado. 

Pero no. Y yo estoy llorando desolada cuando Sebastian termina la canción y Mia se va del club, y... entonces Mia le mira, y él la mira, y sonríen. Y (sigo llorando) pero me doy cuenta de que ni uno ni la otra estarían allí si no fuera por su antigua pareja, que en su momento les impulsó, les animó, les dio energía, les retó. Así que, por qué llorar? Por que no acaban juntos en el mismo sofá? El recuerdo de esa persona que te da (o te dio) alas de Theodore Zeldin, y su reconocimento, es algo más con lo que sales de esta peli. Sin él yo no estaría aquí. 

El espectador sale con esto más que celebrar, personalmente, igual que "La La Land" celebra la música, el ser fiel a las ideas, y las estrellas que se ven desde el observatorio de Griffiths. 





20 enero 2017

Hoy

Hoy todo me conduce a su contrario:
el olor de la rosa me entierra en sus raíces,
el despertar me arroja a un sueño diferente,
existo, luego muero.

Todo sucede ahora en un orden estricto:
los alacranes comen en mis manos,
las palomas me muerden las entrañas,
los vientos más helados me encienden las mejillas.

Hoy es así mi vida.
Me alimento del hambre.
Odio a quien amo.

Cuando me duermo, un sol recién nacido
me manche de amarillo los párpados por dentro.


Bajo su luz, cogidos de la mano,
tú y yo retrocedemos desandando los días
hasta que al fin logramos perdernos en la nada.

Angel González
Breves acotaciones para una biografía

18 enero 2017

Teatro, lo tuyo es puro teatro

Hola, me llamo Di y siempre quise hacer teatro.

Pero por lo que sea, nunca llegó Mi Momento. Aparte de en el cole (donde, por ser alta, siempre me daban papeles de malo- véase Capitán Garfio), mi única experiencia fue en la universidad: pasé fugazmente por una clase donde nos tuvieron todo el rato jugando al baloncesto sin balón. Fugazmente: no aparecí más. 

Ya en el UK, hace un montón de años, cuando aún estaba de aprendiza de bruja, hice un curso de una semana de "Presentation skills" (aprender a dar conferencias y clases sin que el personal se duerma). En aquel curso nos grabaron haciendo una presentación el primer día, y de nuevo al final. Fue impresionante: el primero éramos todos unos ratoncitos mojados, el último nos íbamos a comer el mundo. La profe era actriz, recuerdo que nos hacía decir un mantra -según ella, del Método Stanislavski- antes de salir al escenario que era algo así como:

"Todo el poder está en mis piernas
Toda la fuerza está en mi pecho
toda la sabiduría está en mi cabeza"

Después de aquel hice otro en un college cerca de casa y acabé a palos con el profesor. Hizo unos cuantos comentarios machistas y le paré los pies. Tras cuatro clases, dejé de ir. 

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Ana es una colega sin hijos de esas que vive Londinium a tope: siempre nos está mandando a un grupo de simpatizantes posibles actividades como proyecciones de pelis de culto en sitios mágicos con charla posterior, exposición interactiva con preguntas y respuestas al final, ese rollo. Antes de Navidad, Ana se destapa con "un curso de teatro, método Stanislavski, que lleva un amigo argentino". Ana ya ha participado por supuesto en previos seminarios, y tenemos que ir, está genial. Ana es una de esas personas que ama la vida y para la que todo es maravilloso-menos la injusticia, la maldad y la falta de amor. Ana es una encantadora hippie moderna. 

El otro colega y yo ponderamos muy seriamente el esfuerzo sobrehumano que supone, en estos meses de invierno y oscuridad extrema,  salir de casa en las evenings (que no son tales, son noche de lobo), en pleno miércoles, durante la friolera de diez semanas, a pasarnos un rato entre desconocidos haciendo no sabemos bien qué (yo ya solo espero que no envuelva deporte sin balón). Finalmente decido que no es la época, que estoy muy hasta arriba, que me dará pereza, y que cómo llegaré hasta allí. Total que me apunto. 

El "cómo llegaré hasta allí" parecerá baladí, pero en Londinium, los sitios que no tienen cerca una boca de metro, o, peor pero vaya, en su defecto tren, son a No-Go-Zone. Este es precisamente el caso del Chelsea Theatre, que, para más coña, está en un sitio llamado "World's End" (Final del Mundo): en serio. Hago mil cábalas de cómo voy a lograr estar allí a las 6 pm, teniendo en cuenta además que he de pasar a recoger a Mini antes y dejarla en casa con el Peda. Por fin descubro un autobus, al que tal vez le cueste horas, pero me voy armada de "2666" de Bolaño, y malo será que me lo acabe antes de llegar. 

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El Chelsea Theatre parece más bien un centro juvenil, de esos para mantener a los buperos fuera de líos. Será "teatro" pero el pasado miércoles no pasamos a ninguna sala con escenario. Se trata de un cuarto grandecito con barras de ballet a su alrededor y suelo de madera. Poco a poco vamos llegando, y nos juntamos un grupo de once: 6 chicos y 5 chicas, además de Germán, el profe. 

Todo es como os lo estáis imaginando: estamos descalzos, sentados en círculo, con ropa "cómoda" y sin relojes ni pulseras, contando quienes somos y qué tornillo nos falta para estar precisamente allí sentados, con las obligaciones (divagantes) que tenemos afuera. Algunos de ellos ya han hecho otros cursos del profe, como Ana. Unos cuantos venimos por la animadora sociocultural, Ana. "Soy fatal en teatro, pero aquí estoy", dice Ana. Yo cuento mi anécdota del baloncesto, y mi huída hacia adelante, intentando dejar las cosas claras desde el principio. Uno se describe como "actor", y desde luego durante la tarde es evidente que tiene algo ("duende"?). A otro que ha hecho previos cursos da gusto escucharle por cómo proyecta la voz. 


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El Método Stanislavski es el conjunto de técnicas desarrolladas por este director de teatro ruso, que se basa en que el actor, además de el típico entrenamiento físico y vocal, debe aprender a tener la misma experiencia que el papel que representan. Esto implica que el actor tenga los mismos sentimientos que el personaje.

Así que comienza la sesión: primero caminando por la sala dejando espacio los unos a los otros, luego interactuando, dando la mano y diciendo nuestro nombre, más tarde dando la mano y diciendo el nombre de la otra persona. A los pocos minutos, ya nos conocemos todos: yo por lo menos no me había aprendido en tan poco rato el nombre de 11 personas.

La sesión sigue con un montón de ejercicios físicos. Yo pensaba que era una hora y nos pasamos allí... dos horas y media! Me río mucho, a lo que Germán nos anima, pero no se puede hablar. Hay mucho contacto corporal: el siguiente ejercicio consiste  em apoyarse lateralmente en otra persona y andar por la habitación. Otro en tocar una parte del cuerpo a tu pareja, y él se empieza a mover por esa parte, y luego otra, y hasta tres, y seguir el movimiento. 

[Paréntesis: En el último ejercicio, el profe propone: "ahora todos paran y observan a Di y a Fulanito". Y de alguna parte de mí, incontrolable sale un "NO!". Pero solo dura dos segundos y ya veo que luego dice de observar a otros y me doy cuenta que he hecho directamente el ridículo, ya que no éramos Fulanito y yo en el centro 10 minutos con esa música como de mujer africana gritando de fondo, sino que era grupal]

Nos apoyamos en la pared intentando encontrar posturas cómodas... es increíble cuántas logro, o es el cansancio. Luego hay que hacer eso mismo con un companiero, espalda con espalda, presionando, e ir bajando hacia el suelo. A mí me toca uno muy alto y tengo su culo en mis lumbares, así que el ejercicio debe resultar hilarante para cualquier observador, pero Germán no se descojona en nuestra cara, que sería lo suyo. 

Otro ejercicio consiste en que una persona está en el suelo y el grupo a su alrededor. El del suelo ha de intentar levantarse y el grupo ha de pararle. Tras repetidos intentos, han de ayudar a levantarse. Esa experiencia es muy chula, porque te parece que vas a volar. 

Y hablando de volar, el último ejercicio es exactamente eso: una persona está echada y el resto a su alrededor, pone las manos debajo, y lo elevan, casi hasta el techo. Caminan por la sala, y a ratos, adornándose, hacen olas. No sé si es que me toca una mala posición, pero me parece cansadísimo. Y venga, otra persona. En un punto les digo que pesan mucho, y que yo no puedo más. En serio, ya temía serias agujetas al día siguiente (Mi colega, a la salida, dice que he sido "unruly"). Me voy al banio, bebo agua. Al volver: "Di, te toca volar". Venga, de perdidos al río, lo que no haré es levantar a más aprendices de actores.... Pero ahora es mi turno y... mmm... Cuando te echas en el suelo y vienen todos sobre ti, parece una escena de una pesadilla tipo peli de David Lynch. Solo falta la mujer del leño. Pero cuando subes, es verdaderamente chulo, flotas!!! Luego ya que hagan olas y lo que quieran... y cuando te bajan, no tienes ni idea de cuándo llegarás al suelo. Cuando por fin abres los ojos, para mí es un poco como volver de una anestesia general, todos alrededor mirando a ver si estás bien.

Terminamos en un círculo compartiendo "cómo nos hemos sentido". Alguien tan controlador como yo, está en el círculo preguntándose cómo cada una de las técnicas se relacionaba con el "Método". Se trata de sentirnos conscientes de nuestro cuerpo y el de otros? De colaborar? De dejarte ir? De confiar en otros? 


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Son casi las 9 de la noche y Londinium, la ciudad que nunca duerme, parece en "Worlds End" una ciudad sumida en una masiva anestesia general.




14 enero 2017

Bedlam: El Arte en el Manicomio

Para Cesita (no por Bedlam, sí por Arte) en su cumpleanios

No es la primera vez que divagamos sobre qué será eso del arte, quién tiene potestad para darle ese título a algo, y qué herramientas usa para ello. Yo, por ejemplo, tengo unas habilidades (tras anios y anios de estudio, exámenes, y principlamente práctica) por la cuales cuando leo un informe de lo mío puedo, más o menos, darle una calificación. Con el arte, me pregunto si los entendidos tendrán esas mismas armas para establecer qué se cuelga en las paredes de un así llamado gran-museo o no. Lo mismo pasa con la música: tengo amigos que entienden lo que es, según dicen, "música de calidad" y todo tiene que sonar un poco indie y nada mainstream para que no lo miren por encima del hombro. En los temas de los que no sé, simplemente me inclino por lo que me gusta, lo que me da placer estético. Arte, música... ?en casi cada disciplina tendremos esta dualidad "refinada" vs. no sé, "mundana"?

Un domingo a mediados de Diciembre, cuando dejamos a Mini volando hacia la península, nos encaminamos a la misa del SXXI. Feligreses del arte se agolpan en la Tate Modern, y en su salida podríamos rodar una nueva versión de la primera filmación no solo hispánica, sino vetústica!!! "Salida de la misa de doce de la Iglesia del Pilar de Zaragoza" (1886) de Eduardo Jimeno. "Salida de la Tate Modern de Londinium" (2017), de Di Vagando. Proyectos...

Pero divago. En la Tate vimos una exposición del cubano Wifredo Lam que ni fu ni fa: que si homenajeaba a Goya (sería por la oscuridad de algunos cuadros de la última sala), que si luchó con los Republicanos en la Guerra Civil (cuando una pasa más rato leyendo la biografía del autor que mirando los cuadros, tal vez haya un problema-no digo que en el autor, puede ser en la asistente!). A la salida subimos a las salas de las "Guerrilla Girls", donde hay un poco de activismo feminista y bla bla, seguida de una serie de salas atroces de así llamadas esculturas (teles antiguas con Nixon proyectado en un loop continuo, y cables rizados que las interconectan, esas cosas). Salgo con la sensación de tomadura de pelo: o sea, no como una feligresa de pro.

Pese a todo, e inasequible al desaliento, cruzo la ciudad en un bus 63 hacia la Wellcome Collection. Este es un museo de medicina, donde hay miles de artefactos coleccionados por el filántropo Henry Wellcome, y es parte de una fundación. Dan charlas, seminarios y tiene una tienda-librería chula. Hoy vamos a ver la exposición llamada "Bedlam: el manicomio y más allá".

La Femme et la Folie dominant le monde

En inglés, la palabra "bedlam" es sinónimo de caos, locura. Viene del famoso "Bethlem Royal Hospital", fundado en Londinium en 1247, el primero en Europa para intentar ayudar a enfermos mentales. Este hospital que ha dado nombre a la insania ha tenido tres vidas: el primero estaba justo fuera de los muros de la City cerca de Bishopsgate.

En el Siglo SXVII (1676), tras el Gran Fuego de Londres,  se cambió cerca de Moorfields (hoy Moorgate), que  era una clásica "madhouse" (casa de locos) del SXVIII, uno de los más famosos puntos de referencia de Londinium. Tenía una arquitectura barroca impactante, pero detrás de la fachada había terribles celdas, y el edificio se abría para visitas del público general, que pagaban por ver a los locos, como quien va al circo. En la época en la que la religión empezaba a aflojar (por lo menos en la isla!), Bedlam constituyó la visión secular del infierno. Al final del SXVIII, por increíble que parezca, los tratamiento para la locura "se volvieron más humanos".

En el Siglo XIX, el Bethlem pasó a Southwark  (el turista de segunda generación tal vez lo habrá visitado pues hoy es el "Imperial War Museum"... sí, el museo de la guerra, con avionetas colgadas por las bóvedas y carcasas de bombas en las balconadas que dan a un atrio central gigante-el edificio es impresionante) y epitomizó el "lunatic asylum" (asilo de lunáticos) del SXIX.

En 1930 el último cambio fue a Beckenham, muy a las afueras de Londinium, donde fue un ejemplo del "hospital de salud mental" (mental hospital) del SXX. Allí permanece hoy en día. 


Esta progresión fue seguida en manicomios de todo el mundo y reflejaba el mundo fuera de sus muros. Todos tuvieron el mismo problema en cuanto a mantener balance entre cocneptos como terapias biomédicas/psicosociales, protección/restricción y seguridad/reintegración al mundo de ahí afuera. 



"The world is but a great Bedlam, where those that are more mad, lock up those who are less"

Thomas Tryon (1689)

"Surely we’re all mad people,
and they,Whom we think are, are not"
Thomas Middleton,
The Revenger’s Tragedy (1606)

Hasta aquí la primera parte de la exposicón, en la que te hablan del Bethlem y del concepto de manicomio en general. La exposición tiene otras partes, pero en un punto me quedo colgada de uno de esos videos que se muestran en bucle. Tal es mi grado de hipnosis que, cuando termina, sigo frente a la pantalla para ver el principio. Se trata de un corto de 35 minutos titulado "Abandoned Goods" (2014) de Pia Borg y Edward Lawrenson, que ha ganado varios premios.




"Abandoned Goods" habla de la extraordinaria Adamson Collection. Edward Adamson nació en 1911 y se formó como artista, pero también como quiropráctico (por aquello de tener un "Plan B", que al menos le sirvió en la Segunda Guerra Mundial donde se negó a coger las armas por ser Objetor de Conciencia). En los años 40 conoció a Adrian Hill, el artista que creó el concepto de "Terapia artística" cuando estaba en un sanatorio para tuberculosos, que le inspiró para llevar arte a los hospitales de salud mental. Fue el primer artista empleado por el NHS (Seguridad Social) y trabajó en Netherne Hospital desde 1946 hasta que se jubiló en 1981. Fue el pionero del arte como intervención terapeútica. 


"The Maze"

Durante estos años recogió una cantidad impresionante de arte realizado por los pacientes ingresados en la institución: unas 100.000 piezas de arte, de las que se conservan unas 5500. Fueron "rescatadas" recientemente de almacenes olvidados, entre carpetas de viejas historias clínicas, en duchas que ya no se usaban... 


Además de los artistas anónimos, hubo alguno que ya era un artista reconocido, por ejemplo William Kurelek, autor de "The Maze", una obra que necesita poca explicación (imagen derecha).

Hace un par de años hubo un festival sobre la colección, y aunque no habléis inglés, aquí de pasada podréis ver alguna de las obras. En esta parte de la web se pueden ver solo algunos artistas, para mí algunos maravillosos. 





Salgo de la Wellcome con ese estado de semi-gracia que sentimos cuando hemos disfrutado mucho con algo. Quiero leer más, compartirlo (me ha costado más de un mes, pero aquí estoy), bajar al museo del propio Bethlem. Entonces recuerdo algo que parece hace siglos que ha ocurrido: la visita a la Tate por la mañana, donde me he sentido "bah", una vez más. Será que no tengo las "herramientas". Pero comparo lo que me han llegado las obras de esta gente, muchos internados por años en instituciones, parias de la sociedad, y no hay color. Volverlo a escribir me causa la misma emoción, y al final... no es eso de lo que va el arte? Emoción que los Hirsts y Coombes  están a años luz de producir.

*Referencias: La documentación para la parte histórica de los manicomios viene del folleto de la exposición.

08 enero 2017

Turismo sanitario: Mi experiencia surrealista en un país llamado Espania

El "Turismo Sanitario" es una de esas tristezas de la era en que vivimos. Cuando pienso en el sintagma, no sé porqué, primero me sale "Turismo Sexual", así que con esto tal vez ilustre lo de "tristeza". Por distintas razones, pero tristeza al cabo. Una vez conocí a una mujer que se había ido a hacer una operación cosmética de agrandamiento de pecho a Bolivia. En serio. Cuando la vi, tenía complicaciones, igual tenía que volver... esas cosas. Yo no solo pensaba en el terror de operarme de nada en un país donde no hablas el idioma ni conoces a nadie, sino -y sí, llámenme frívola- en el aeropuerto de El Alto, en La Paz. Un lugar donde ya te puede dar un mal de altura Nivel Leyenda solo con poner el pie fuera de la escalerilla (porque sí, no creo que haya fingers). El concepto de "turismo sanitario" tienen tantas aristas, que mejor no entramos (a menos que se requiera que comience una de las "series del divlog"). Hoy quiero hablar de una de sus variedades, la del emigrante.

Uno de los rituales del emigrante es ir de médicos cuando vuelve a casa. Las razones varían: ni que decir tiene que todo el mundo piensa que la sanidad de su país de origen es la mejor, y lo digo con conocimiento de causa: me lo han dicho indios. Sí, indios de la India, ese país que cuando viajas y te coges las ineludibles Shits rezas en la habitación del hotel todo lo que sabes mientras tomas las sales de rehidratación -que te has llevado de tu país- para que no te tengan que llevar a un hospital. Otra razón inevitablemente es el estado del sistema de salud de tu país de "acogida" (nótense comillas post-brexit). Los que vivimos en UK estamos literalmente rezando para que no nos pase nada en estos días donde la Cruz Roja ha declarado "Crisis Humanitaria" en el NHS (Seguridad Social). La gente está muriendo en urgencias, así de claro. El gobierno Tory sigue en su carrera de recortes y falta de inversiones, cerrando camas y hospitales, y dando contratos a servivios privados. El proceso es el siguiente: dejemos al NHS escuálido, el NHS falla, luego el NHS no funciona, luego subcontratemos a piranias privadas, que a la larga costarán mucho más, y que acabaremos pagando todos. Pero esto sería otro divague, otra serie. 

Hoy yo empezaba este divague desde la isla para reflexionar todavía sobre los días pasados en la península. Muchos de mis amigos que viven a ultramar pasan por el especialista en vacaciones, es un hecho y yo, aunque cada vez lo hago menos, estas vacaciones, he acabado visitando con miembros de la familia tres profesionales de la medicina, independientes uno del otro: odontopediatra, ortodoncista y oculista. En los tres, sin caérseles la cara de verguenza me han exigido pagar en efectivo. Sin dar razones, sin excusas, sin falta de "no tenemos terminal", carraspeos, mirar a otro lado. No se han sentido incómodos. Efectivo. Y ala, maja, buen viaje.

Inicio una pesquisa entre amigos y conocidos, a ver si esto pasa en la medicina privada, o es que yo he tenido mala suerte. Tengo mucha casuística, que me deja con la mandíbula desencajada: alguien se fue a operar de cataratas a una clínica privada y, al terminar la operación (que habían pagado en mostrador) le dijeron que el "Dr Morfeus quiere verle". Se trata del anestesista "que va aparte" y al que hay que pagar por separado y en efectivo, así como quien cierra un trato sucio, en la sala del despertar postoperatorio. La persona que me lo cuenta se tuvo que ir a un cajero. 

Otros amigos, en el negocio, me cuentan que existe una "Cláusula de Exclusividad" en la Seguridad Social, por la que el facultativo cobra unos 700 euros más si no hace privada. "El Dr Morfeus-me anotan-cobrando bajo mano no solo no paga impuestos, sino que además sigue cobrando su supuesta exclusividad". Esto pasa continuamente en la privada, gente que entra y sale, coge-el-dinero-y-corre. 

"Pero, dice la ingenua, qué pasaría si algo va mal? Si un paciente se complica o incluso muere? Ese servicio no está pasando, en teoría, no?" "Ah, pues no se me había ocurrido", le contestan a la ingenua. La ingenua alucina. Esto solo me pasa a mí? Solo en Vetusta?

Retumba en mi cabeza aquello de "en España solo pagan impuestos las clases medias". Perdón? Son esta gente clase media? En Espania solo pagan impuestos los que tienen nómina. Dónde están los inspectores para todos los demás? De acuerdo, que el principal problema son las grandes corporaciones, y bla bla... pero, son estos profesionales parte del problema? No es esto corrupción, como la que criticamos a los políticos? 

Tengo tantas preguntas y mientras leo cómo la gente la está tomando con las enfermeras y los médicos en urgencias aquí en el UK, porque los pacientes están en los pasillos y hay que esperar mil horas. Escriba usted a MP (Miembro del Parlamento) y deje de votar a los que no tienen ningún interés que lo público sea un valor. A menos que el futuro de ir a consultas privadas y pagar en efectivo es el modelo de sociedad con el que usted suenia. 

06 enero 2017

Quién teme... a los Reyes Magos?


Mini.


Ni al lobo feroz, ni a Virginia Woolf: Mini teme a los Reyes Magos. Han visto algo más raro? Ah, sí, antes le daba miedo el Ratoncito Pérez. Tristemente, este año-tras descurir la cajita donde tengo los dientes caídos- me dijo "creo que el ratoncito eres tú". Por supuesto lo negué, inventando rocambolescas historias de rtones que dejan los dientes en mi cajita,  pero se me escapaba la risa. "Mummy, di la verdad, eres tú!", y venga risas las dos. 

Sobre Santa, un día soltó lateralmente: "mummy, no será Santa como el ratoncito?". Noooo, Mini, en serio. 

Hoy, con lágrimas en los ojos le ha dicho a su padre "por favor, daddy*, que no suban los Reyes a casa" (*para su horror, sólo dice aitá para referirse a él, pero cuando le llama es "daddy"). Nos ha recordado que el año pasado acabó viniendo a nuestra habitación con un saco de dormir porque estaba preocupadísima con que tres señores y sus camellos subieran al piso. 

Hoy le hemos asegurado que los camellos se quedarán en la calle y les pediremos a los Reyes que les bajen las aburridas galletas Malted Milk (en azul en la instantánea) a la salida. Hemos tenido que dejar el snack de los Reyes, a base de fresas y chocolate negro, en el rellano (los vecinos están de vacaciones, espero que no vengan esta noche) para impedir que pasen a casa. 

También les ha escrito una de sus cartas, pero esta vez me ha prohibido colgarla en el blog... (claro que cómo superar la de disculpa por haber roto una tacita de juguete en un airbnb, ella misma siente la presión). Luego me ha interrogado sobre lo que les voy a decir de ella y si les ofreceré té. Mañana seguiré el mismo discurso que me daba la Yaya: "han dicho que muy agradecidos pero que van con mucha prisa, que les quedan muchos niños que repartir".

Pero será un poco bola porque los Reyes tienen menos trabajo del habitual en Londinium: solo unas cuantas casas de emigrantes llenas de republicanos, y niños que les tienen miedo. 

Que os traigan muchas cosas...  

02 enero 2017

De lo que van estas fiestas

Más de una semana en inmersión total en las festividades. Desconectada del mundo conectado, si eso es posible en la era de los teléfonos, pero mi móvil vetústico solo llama (en realidad, hace contrasenias para que los que tienen contrato me llamen) y manda textos. Esta desconexión me lleva a toparme con los divagables (dícese de los embriones de divagues, algunas veces gestan, otras no) por las calles.

La maniana de Nochebuena, recién llegada de la isla, en las escaleras mecánicas del centro comercial innombrable, me encuentra no solo un divagable, sino una epifanía. Una mujer, de esas miles de vetústicas "muy arregladas" (lo que en inglés diríamos "trying too hard", lo que a mi madre le gustaría que fuera yo) va hablando por su móvil, y pregunta a la seguro muy-arreglada al otro lado de las ondas, que "dónde pasan la noche" y aniade "pues nos juntamos en casa de mi hermana, vienen mis cuniados de Rubielos de Mora, mi prima de Mora de Rubielos, mis padres, la prima del novio de Juan y las gemelas... sí, nos juntamos 18", concluye orgullosa. Llego a la "Planta Joven" y, en un ejercicio tal vez de autoneganio, me tiro en marcha, la muy-arreglada ("la puesta", claro que esto puede tener más connotaciones) va a Hogar-Menaje. Me quedo con la copla mientras busco algo para Fashion en G-Star Raw, una de sus marcas de confianza (o eso creía yo, antes de la devolución, para eso sirve el centro inombrable, para darnos "tokens" que el 90% de la población cambia). Un rato más tarde, en una llamada con Tiovin, que es un salsero, me cuenta muy excitado cuántos se juntan en casa de su cuniada, y que la novia del sobrino "se juntan 39".  39!!! A él le suena a música celestial, y Scrooge grunie mientras. Al día siguiente, el Día de Navidad, -junto con Anio Nuevo uno de los más soporíferos del anio para cualquier buen Scrooge-, la competición parece estar en "nos levantamos de la mesa a las 22:30", "estuvimos de sobremesa hasta las 9 pm". Scrooge toma sus sales.


Es entonces cuando la Di antropóloga se ve obligada a entrar en acción [Nota: cuando hay una de esas situaciones en las que una prevé aburrimiento, pesadez, enojo, el consejo Fashion invariablemente es: "tómatelo como un ejercicio antropológico, observadora social, sé un camaleón"]. La Di camaleón sociológico concluye que estas fiestas son para la mayoría de la gente la medida de su éxito familiar y social. Parece que lo absolutamente peor de estos días es estar solos (grandes campanias en Londinium para que los ancianos no lo pasen solos, cuando lo están el resto del anio), y, aunque esto no te importe,  los anuncios y las arregladas y los cuniados, en fin, la presión social, te va a hacer sentir mal. La gente llama por teléfono no para desear nada, sino para mostrar que ellos no están solos, que tienen a alguien con quien pasar esta noche, y cuántos más, mejor. Si son 39, mejor que 20, aunque acabes hablando principalmente con el primo notario de la prima Rosa, la de Santander.

En Islandia pasan la Nochebuena leyendo, dicen en Verne. Pero quién quiere pasar la noche con Bolanio, Cortázar, Mann, Elliot, Melville... teniendo a diestro al cuniado registrador de la propiedad de Cuenca?