Hace más de diez años, escribí un divague titulado "De premio, NáN", sin darme cuenta del doble sentido de la frase. En aquella época, una versión de lo mucho que jugábamos en el blog eran los "Premios Divas" y el ansiado trofeo siempre era el mismo: "elige el tema del siguiente divague". El día que ganó Molinos, eligió: "NáN". Así que yo escribí pensando que el premio del concurso era "divagar sobre NáN", y ahora me doy cuenta que el premio, el regalo, ha sido para todos nosotros, en distintos grados, el propio NáN.
En ese divague yo hablaba de cómo le había echado el ojo a NáN por los blogs, y cómo intenté atraerlo hasta este espacio mío tan poco transitado y tan lejos de su nivel literario. Y por ello, describía su generosidad, tanto conmigo y mis idas de coco que es este blog como con otros blogueros o comentaristas. Una vez me dijo: "es imposible tu blog, sigo los enlaces y me acabo enganchando y echando la tarde". Piropo mayor -inmerecido- para una bloguera no puede haber, pero lo usaré como excusa para enlazar en este divague. Simplemente no puedo resistirme, porque si hago una búsqueda con su nombre salen mil entradas. Aunque no tantas como recuerdos en mi cabeza.
Dos temas principales de sintonía mía personal con NáN son política y literatura. Sobre lo primero, qué enganchadas en los comentarios cuando el blog era aún adolescente. Dicen que España era adolescente en la transición, pues igualmente los blogs -o este por lo menos- atravesó esa fase en la que todos pasionalmente hablábamos de lo que yo llamo "temas de buperos" (clase de ética del instituto, los que hayan tenido suerte de hacer eso): religión, política, filosofía, y nos iba la vida en ello. NáN tenía las ideas en el mismo lado que el corazón - como la que firma- , y su manera de defenderlas, con calma a la vez que con dientes y siempre con sentido del humor, era algo que no tengo que contar, porque si habéis llegado hasta aquí, le habréis leído. Le llamábamos cariñosamente el "Pitufito gruñón" (y vuelvo a escribir con una sonrisa).
El siguiente punto de conexión era la literatura: cuánto hemos leído por NáN. David Foster Wallace (la historia de "La broma infinita" la he contado en lo de Mo), Don Delillo, Vila-Matas, Lawrence Durrell, Jeffrey Eugenides, Jonathan Franzen, Siri Hustvedt ... por citar algunos. Nos gustaba discutir sobre (la imposibilidad) de la traducción, la dicotomía forma-fondo (él decía "la forma es el fondo"). Introdujo conceptos literarios propios que siempre estarán con nosotros, como "las fulguraciones", y "los ocho mil". Cuando NáN nos decía a cualquiera de la blogocosa que habíamos escrito algo bien, nos sentíamos como niñas con zapatos nuevos (me consta por Mo que era así, pero seguro que hay más gente feliz ahí afuera- y sigo sonriendo).
Y lo sé porque hablar y beber de bares ya lo hicimos: en nuestra primera salida, cuando le conocimos, terminamos en una mezcalería. Bueno, o seguimos, porque luego nos llevó a "La Manuela" a continuar bebiendo mojitos. Al final de la noche, o tal vez al principio del día, mientras nos cerraba la puerta del taxi, NáN, en uno de esos momentos de exaltación de los borrachos, nos dijo que nos quería. Y en ese instante, con la clarividencia del que va tajada, supimos que era así, para siempre, porque nosotros ya le queríamos a él.
NáN: no hay consuelo posible para esto, pero qué premio ha sido habernos cruzado contigo.
Nos conocimos en tu blog y luego de verdad en Madrid. Fui a verle y me dijo que le reconocería por la camiseta. (Mandó foto de él con la camiseta de reconocimiento, pero sin su cara).Me quedé con él hasta el último autobús. Luego, (honor inmerecido) salió de la M30 y vino a vernos ¡Al páramo! Me decía que tenía cortesía francesa. Me regañaba por enterada. Le hacía gracia (creo que le molaba) mi bizarro cristianismo. Tengo envuelto un regalo para él que tenía que llevarle después de las oposiciones. ¡¿Qué hago ahora con ese paquete?!
ResponderEliminarAyer lo supe por el blog de Eva y fue un gran pellizco la noticia.
ResponderEliminarSiempre lo he conocido por los blogs y luego por sus comentarios en el mío. Era especial y como yo creo en que a quienes nos gusta escribir se nos conoce a través de nuestras palabras, no creo haberme equivocado mucho.
Sus dos blogs eran una referencia para mí y aprendí mucho de ellos.
Espero que no se lo haya llevado este virus y se haya ido en paz.
Un fuerte abrazo y gracias por escribir sobre él y hacer que su conocimiento para mí sea mayor.
Aunque solo conocía a NáN por sus comentarios en diversos blogs que sigo, llegué a apreciarlo mucho, he sentido de verdad su muerte.
ResponderEliminarLlorando he terminado leyendo esta entrada. Le hubiera gustado tanto. Veo su sonrisa y escucho su voz. Un abrazo, Di
ResponderEliminarQué pena,qué grandeza el habernos dejado tan buenos recuerdos personales en todos quienes tuvieron la suerte de tratarlo. Cuantas puertas me abrio, nos abrió, a espacios de cultura a los que me hubiera sido dificil llegar. Cuanta presencia, cuanta ausencia.
ResponderEliminarBesos a todas y a su familia.
Yo también lo conocí en tu blog, pero un hada buena hizo que lo conociera personalmente en un momento difícil, en el que me prestó una cama en su casa. Le regalé vino, y él me dió unas horas de conversación impagable sobre el pasado y el futuro y sobre la vida que vivimos.
ResponderEliminarLo siento mucho, se que por aquí hay gente que lo quería mucho.
Un beso grande
Cuanta ausencia, cuanta presencia.
ResponderEliminarCuanto te echaré en falta amigo NaN,
cuánto seguirás presente por siempre en lo que vaya siendo.
Qué difusas las fronteras entre la realidad y lo escrito.
Cuantas cosas compartías y no solo libros.
Qué contradictorio el sentimiento entre la pena de perderte
y la sonrisa del recuerdo amable a tu lado.
Qué poco nos vimos, pero cuánto estuvimos cerca.
Hola darlings, a tod@s muchas gracias. Imagino que muchas conversaciones paralelas a esta estarán pasando en muchos sitios: los grupos de escritura a los q asistía, otros blogs q no conozcamos, otros muchos amigos y por supuesto, su familia.
ResponderEliminarCESI, cierto! le sacaste de la M30 al páramo!! Qué haces con su regalo y qué hacemos con todas las cosas q le preguntaríamos o diríamos a partir de ahora y con el agujero aquí destrás del esternón?!
ISABEL, has dado en el clavo con q "se nos conoce con nuestras palabras"... NáN era tal cual; bueno, todos somos tal cual, 10 anios después no se puede impostar... y el q pueda y lo haga, peor para él. Así q los q no le conocisteis in situ, como ELENA, yo spr digo q conozco más a algun@s bloguer@s o divagantes q a alguna gente q veo en el día a día.
MO, recuerdos del último día "con las palomas" (nunca imaginé nostalgia de palomas :)) y MARISA, cómo me hubiera gustado haber estado, o por lo menos haber visto aquella conversación vuestra por un agujerito.
Qué bonito TXELOS, "qué poco nos vimos pero cuánto estuvimos cerca"... parece el tema hoy, y es un tema q nos toca particularmente a "los emigrantes": tan lejos, tan cerca.
Un abrazo mis querid@s
di
Hombre, Nan, no te puedes ir así, dejándome con deudas por pagar... La última vez que nos vimos hiciste una de las tuyas y después de comer y beber en una terraza de la Plaza del Museo Reina Sofía, te las arreglaste para pagar lo de todos sin que nadie se enterara, siempre tan generoso.
ResponderEliminarTe vamos a echar de menos, te estamos echando de menos.
Ahhh BASAJA, y te acuerdas de cuando formasteis un sindicato? No me acuerdo de qué iba, solo recuerdo q me reía con vosotros y q eras el "Jefe Basaja"... sweet :)
ResponderEliminarbesos, di
Ay, NáN, querido NáN, nuestro queridísimo rojo cascarrabias, ahora nada te falta...
ResponderEliminarNi nada te faltará pues ya en verdes praderas te recostarás junto a fuentes tranquilas donde reparar tus siempre generosas fuerzas. Y aunque camines por cañadas oscuras nada temerás porque tendrás preparada una mesa repleta, te ungirán la cabeza con perfume —esto no creo que te haga mucha gracia, pero, paciencia, caramba, son cosas de la eternidad—, y tu copa rebosará de sake del bueno.
La bondad — que tanto prodigaste— te acompañará todos los días de tu nueva vida eterna habitando la casa del Señor por, ya digo, años sin término.
Sea así o sea asá, lo creo —palabra de honor— a pie juntillas.
En cambio, lo que no me puedo creer es que desaparezcas así, sin más. No. Jamás.
Ay, amigo.
Sobre todo era eso tan raro de encontrar: un ser humano generoso y buenísimo.
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