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02 enero 2015

"Oración en Columbia University", de José Hierro

*Divague del 2 de Enero de 2015, por fin, el audio**  (gracias Lux) Este poema de 1:02:48 a 1:07:20.

Este divague no es mío: es una co(di)laboración Lux-NáN. Gracias Lux por la idea y y el audio, y gracias NáN, por darnos envidia...


[Nota: Tras varios intentos veo que no se sube, parece ser que Blogger deja subir videos pero no audios. Estoy mirando cómo hacerlo pero ahora me tengo que ir... seguiré esta noche porque merece la pena. Si alguien sabe, help!]




ORACIÓN EN COLUMBIA UNIVERSITY

Bendito sea Dios, porque inventó el silencio,
y el chirrido de la chicharra,
y el lagarto de fastuoso traje verde,
y la brasa hipnotizadora
(horizontal crepúsculo pudo haberla llamado
don Pedro Calderón de la Barca en el declive del Barroco).
Bendito sea Dios que inventó el agua,
el agua sobre todo.

Bendito sea Dios porque inventó el amanecer
y el balido que lo poblaba.
Ahora vuelvo a escuchar aquella melodía.
El arroyo arpegiaba sobre cantos rodados,
hacía el contrapunto.
Suena el concierto en mi memoria.
O puede que se trate
de una música diferente:
la que escuchó, primero, entre los arrayanes de Granada
Federico García Lorca,
y luego aquí, rescatada,
en Columbia University.

Bendito sea Dios que inventó los prodigios
que contaba mi padre
perfumado de espliego y de tomillo.
Eran historias de ciudades mágicas
en las que el agua circulaba
por venas de metal, agua caliente y fría
(nos lo contaba al borde del regato,
helado en el invierno, seco en estío:
'Venga, a lavarse, coño, guarros'.
Y obedecíamos).


Bendito sea Dios porque inventó la cabra
-la cabra que rifaba por los pueblos-
mucho antes que Pablo Picasso,
con barriga de cesto de mimbre
y tetas como guantes de bronce.
Maldito sea Dios porque inventó el estaño
parpadeante del olivo,
ramas y tronco de Laoconte,
y aquella sombra trágica de catafalco y oro:
un rayo congelado en la mano siniestra
y en la diestra un crepúsculo.
Maldito sea Dios porque inventó a mi padre
colgado de una rama del olivo poco después de recogerse la aceituna.
No puedo perdonárselo.
Pero eso fue más tarde.
Antes fueron los niños.
Bendito sea Dios que inventó aquellos niños,
vestidos como príncipes o pájaros.
Con voces de cristal, 'Papá', decían a su padre.
Bendito sea Dios por inventar una palabra
milagrosa, jamás oída,
y su padre correspondía
con vaharadas de ternura.

Maldito sea Dios, porque yo quise
arrezagarme en la ternura
pronunciando la mágica palabra
entonces descubierta. '¿Papá?', 'Mariconadas,
si te la vuelvo a oír te llevas una hostia'.


Bendito sea Dios porque inventó los años,
1970, 1980, 1990...,
inventó el fuego, el oro viejo
de los arces de otoño,
y estos ríos profundos como penas,
largos como el olvido o el recuerdo,
hospitalarios, generosos,
por los que la ciudad va navegando
hasta la mar, que es el morir.

Bendito sea Dios que inventó libros sabios.
Se daba nombre en ellos
a lo que antes no lo tenía.
Bendito sea Dios porque inventó licenciaturas
masters, campus con risas y con marihuana,
laboratorios y celebraciones
con cantos en latín, gaudeamus igitur,
todo situado en niveles distintos del tiempo.


Bendito sea Dios que inventó la memoria
y que inventó el silencio de este lugar aséptico,
y las venas metálicas ocultas
en las que el agua espera
unas manos liberadoras que les devuelvan su canción.
Ahora sé que mi padre está vengado.
Mi padre, descolgado del olivo
pronuncia con mis labios las palabras totémicas,
y se estremece este recinto sagrado.
'Coño, joder, carajo, a lavarse la cara, hostias'.
Y abro los grifos, lavabos, duchas, retretes,
se desbordan las aguas que él soñaba
en la choza de adobe y paja,
cantan la gloria de la recuperación,
y mi padre navega por las aguas,
le provoco, gritándole desconsolado.
'iPapá!'. 'Mariconadas', me contesta.
'iPapá!'. Maricona... glu, glu,
ahogado, recuperado,
navegante por los canales de oro,

vivo ya para siempre.



Cuaderno de Nueva York,
de José Hierro



10 comentarios:

  1. Todo este libro es grande, pero este poema lo es especialmente, por sus dos mundos unificados por el agua corriente. Por la piedad que tiene José Hierro de sí mismo, algo tan necesario para tenerla hacia los demás. Cómo ese amargo recuerdo del padre, tan duro en un mundo duro, tan suicida en el olivo, y tan "limpiado"· en el corazón del poeta por el agua "a disposición de todos". Me es difícil leer este poema sin una capa de emoción. Pepe era duro (con voz cazallera que no solo es una manera de describir una voz, sino la realidad de quien le daba a la cazalla), pero se redimía con una ternura en bruto.

    ¡Haced un esfuerzo, compañeros! Que podamos oír su voz.

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  2. Chicos, no veo como colgarlo... Lux, a NáN ya se lo he enviado.. si alguien lo quiere, escribidme. Y si alguien sabe cómo subirlo, mejor!

    Maniana subo otro divague.. si consigo subir el audio lo re-subiré otro díá.

    muxus

    di

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  3. No sé, Di, para Blogspot dicen que es así.

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    Respuestas
    1. LUX, gracias pero no se puede... el audio del tutorial se puede embed con un código, pero este, por ser un archivo MP3, no se puede embed pq no está en una página web localizada. Lo hago con insert como con video y no se sube... seguiremos intentando.


      muxu

      PS: No te perdono lo música porno en el back ground del tutorial.

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  4. Me ha gustado mucho, ya averiguaré el motivo, o lo averiguaremos. Al principio, cuántas referencias sonoras también...

    Un abrazo

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  5. Sigue sin ser posible, no emocionarme. Los que tenemos un padre que murió, que olvidamos hasta que reapareció (porque le perdonamos, nos perdonamos a nosotros mismos) y que era muy mal hablado, no podemos leer/oír este poema sin emocionarnos. Algo tendrán los poemas que transmiten realidad tan a lo bruto.

    "No me cago en tu padre por si acaso soy yo", decía cuando hacía yo una trastada superior a la media. Para evitar, con el humor, castigarme.

    O cuando mi madre, mi tía y mi hermana propusieron que el que dijera "una mala palabra" pagara unos céntimos de multa para pagar las fresas con nata que a veces se compraban los domingos en una pastelería (sí, las fresas eran pequeñas y se compraban en las pastelerías, dijo "Coño, hablad bien, que no cuesta una puta mierda y quedas cojonudamente", y metió en el sobre el total del postre de ese domingo.

    Perdonar a nuestros muertos no es fácil, pero es muy aconsejable.

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    1. NáN, ¿has reparado en que José Hierro escribió «Mi padre descolgado del olivo» pero leyó «Mi padre descolgado del olvido»? ¿No es asombrosamente reconfortante cómo ciertos pequeños errores, ciertas parapraxis o lapsus, mejoran lo que en realidad queríamos comunicar? Es como si (y sin como) el cerebro estuviera por encima de su dueño, que somos nosotros mismos, cuando de lo importante se trata.

      Sí, ya sé que en este caso puede tratarse de un simple error de dicción. Pero apuesto por la parapraxis, mucho más sugerente y útil.

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  6. Oigo el audio sin problemas.
    Tiene una voz pausada y a la vez intensa, como si fuera un arado que tirado por un yunta de bueyes, abriera los surcos de las emociones, dejándo a los pájaros de la imaginación alimentarse con los nutrientes recién desenterrados del pasado.
    Como si en realidad las palabras fueran de acero, duras, capaces de abrir heridas y curar las almas.

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  7. Qué gracia, seis meses después. Un abrazo.

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  8. Un abrazo a todos, la espera ha merecido la pena!

    muxus

    di

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