Anita
se secó las manos con prisa y miró por la ventana: había parado de llover.
Repasó el rímel del párpado inferior frente al espejito redondo, y se
revolvió el pelo detrás de la nuca, donde había llevado tres rulos desde
la hora de comer. El reloj de la torre de la iglesia dio las cinco: iba tarde.
Se precipitó por las escaleras, se metió en sus zapatos topolino, y con la
rebeca sobre los hombros miró por la puerta que comunicaba el recibidor de su
casa con la tienda, donde la chica que atendía estaba ordenando las butifarras
negras, blancas y el Bull. Hasta
luego, Pepi!, y el sol de la calle la hizo sonreír. Su primer paso sobre la
cuesta empedrada dijo más de ella que todo este párrafo: Anita pisaba
fuerte.
Anita, ¡que te vas a matar!-le dijo la dueña de Casa Biayna, mientras la veía correr, a pasitos muy cortos bajando
la calle principal de ese pueblo del Pirineo catalán, casi Francia, que llenó
mis veranos. No se preocupe, Señora Biayna, tengo mucha práctica. La vecina se
quedó atrapada en el vuelo de su falda, tan estrecha en la cintura, digna
de hacer sombra a la misma Betty Boop, pero enseguida giró la cabeza en dirección
opuesta. Un gato cruzaba la calleja -imposible cuando los hielos, por algo la
placa decía "Calle de la Amargura"-,
que terminaba en la plaza del pueblo, donde el reloj acababa de dar el cuarto.
Anita
caminó sin mirar atrás hasta la esquina del Camí de Talló, donde se encontraba con
su novio. Llevaban poco tiempo festejando, pero a Anita le encantaba ir con él
a tomar leche merengada a la terraza del Cinema
Avinguda, porque Blas era un chico muy bien plantado. Además, sus ojos eran
tan negros que casi daban miedo, y esa sensación de vértigo, de estar
jugándosela con algo misterioso y lleno de peligro, como en las películas, le
daba alas. Se saludaron y fueron, como cada día de las últimas semanas, a dar un
paseo.
Al
padre de Anita no le había gustado Blas el día que vino a tomar café. Lo
conocía desde chico, porque su familia regentaba la carpintería, pero
era uno de esos jóvenes que ahora abundan, hija, muy metido en política, lo veo
muy confundido. Pero papá-Anita se sentaba en el brazo de la butaca mientras él
leía el periódico-, yo creo que exageras, conmigo no habla de política, se le
pasará. Aquella tarde caminaron hasta la Font
del Cuc. El olor de la hierba mojada de los prados y los colores de la Cerdanya corroboraban la imposibilidad
de lo que Anita se empeñaba en no saber, lo que la radio no paraba de anunciar,
lo que su padre y los otros señores no dejaban de comentar en el casino.
Siguieron el camino entre los árboles, paralelos al Segre, con uno de los
mejores sonidos que la naturaleza ha inventado: los ríos de montaña. Anita era
feliz, y el mundo simplemente no estaba a punto de colapsarse a su alrededor.
Al
llegar a la fuente, Blas tuvo que pararle los pies: tanta felicidad era
irresponsable, Anita, España está en una situación insostenible. Pero las cosas
iban a cambiar, desde luego, él y los que pensaban como él no iban a dejar que
nuestro país fuera el hazmerreír del mundo. Sin embargo, su padre y otros como
él olvidaban la vieja gloria de esta tierra, ya está bien de tanto río y tanto
pajarito, Anita. Y ella, que había estado mirando un diente de león como
distraída, empezó a escuchar todo como en sordina, y de repente la voz de su
padre, en su sillón orejero, rodeado de periódicos y libros que ella no se
había molestado en leer decía "ese chico no me gusta... ten cuidado".
Cuando terminó su discurso, y solo se pudo oír el río, tan vital, Anita se dio
cuenta que no podía repetir prácticamente nada de lo que Blas había dicho,
aparte de la última frase, que coronaba el extraordinario compromiso con sus
ideas: "Y si me dicen que por Dios y por España tengo que matar a mi mujer
y a mis hijos, por Dios y por España los mataré".
Anita
entendió, de pronto, pero no dijo nada. Volvieron caminando con el Segre de fondo y sorteando las empalizadas de los prados. Blas no notó lo
que ella acababa de decidir, que no había futuro para ellos, hasta que llegaron
a la plaza del pueblo, rodeados de todas esas piedras que habían visto pasear a
Bécquer. "No seré yo ni mis hijos los que estén rezando porque nunca
se te pida un sacrificio por Dios y por España. Adiós".
Pasaron
los años y España, ese concepto con el que a Blas y a los suyos se les llenaba
la boca, fue partida en dos trozos. Quedaban solo unos meses para que la
península se tiñera de azul, con su camisita y su canesú: malas noticias para
esa parte del Pirineo que había sido, durante la guerra, de otro color. Aquella
noche, las tropas estaban de retirada, y los hombres cruzando por las montañas
hacia la Francia. Uno de esos hombres era un abogado joven, que había ganado la
oposición a secretario del ayuntamiento del pueblo del Pirineo, y otro el padre
de la Yaya.
La
Yaya, que cumplía 16 años el 18 de Julio de 1936, tenía entonces casi
tres más y vivía con sus padres en la calle de la cuesta, enfrente de la casa
de Anita. Habían venido de Barcelona hacía unos pocos años porque a su madre,
cardiópata, el médico le había recomendado, como hacían siempre en la época
"el aire fresco de la montaña". Igual que a Bécquer, que se refugió
en el mismo rincón para tratar su tuberculosis, o a Hans Castorp, mucho más
lejos. Enmedio del silencio que sí había tomado ya el pueblo, Anita cruzó la calle, esta vez sin sus topolinos, para insistir a la
Yaya y a su madre que pasaran a su casa, donde se habían reunido varias
mujeres, todas sin sus maridos que en ese momento cruzaban a pie los Pirineos,
con una nevada tremenda.
Allí
cosían, entre susurros, alguna amamantaba a un niño. El de Anita ya no tomaba
pecho, tenía más de dos años, y era igual que el abogado que caminaba hacia
Francia. De repente, un ruido enorme. Anita y la Yaya subieron a la primera
planta y, sin luces, miraron por la ventana. Todo estaba tranquilo: solo se
oía algún animal en la vaquería de atrás. La Yaya recordó a Anita lo peligrosas
que eran las ventanas, y esta se puso un dedo entre los labios, mirando al
techo. Unos pasos en la nieve, plas plas plas plas. Eran pasos de botas
militares, botas de los que entraban a tomar el pueblo, botas que, tras subir
la cuesta, se pararon frente a la puerta. Todas contuvieron la respiración. Más
pasos, y por fin, tres fuertes aldabonazos.
-¡Abran la puerta!
Bajaron,
y Anita la abrió con tanto ímpetu como golpeaba los adoquines de las
calles con sus tacones. Se encontró a un hombre alto, bien plantado, con la
gorra calada y una capa que le cubría como si fuera un ánima salida de un
cuento de Bécquer. Anita no dudó:
-¡Por Dios y por España, descúbrete, porque sé
quien eres!
Cayó
la capa y tal vez sus ojos oscuros ya no eran los mismos de hace años:
-¿Estás casada?
-Sí,
lo estoy, ¿quieres ver a mi hijo?
-No-carraspeó,
y mirando a los lados añadió-Estos hombres están hambrientos: que coman y beban
hasta que se cansen, ¿entendido?
-Como
sabes-Anita se giró hacia la puerta que comunicaba su casa con la tienda-aquí
podréis comer hasta hartaros.
La
nieve seguía cayendo fuera, con rabia, cubriendo poco a poco las pisadas de la
tropa, y las de los hombres del pueblo que, en esos momentos, cruzaban por las
montañas la frontera de Francia.
PS: La foto es del Joven Artista Local, al que le gustan las Historias de la Yaya casi tanto como a mí.
PS: La foto es del Joven Artista Local, al que le gustan las Historias de la Yaya casi tanto como a mí.
Yo tengo una historia parecida, también en un pueblo de montaña, algunos escondidos en la casa, otros también huyendo a Francia, solo que los persecutores y perseguidos cambian sus papeles.
ResponderEliminarLo primero que quiero es darte las gracias. Esta memoria tierna y terrible, tan bien contada, me recorre (como siempre en la historias desde el 2 de abril del 39) la médula espinal del horror y la compasión. Es una pirueta en este blog y no sé el motivo (¿un aniversario, un recuerdo mirando por la ventana?) de que nos la hayas dado a conocer; pero lo importante es que está aquí.
ResponderEliminarLo grave fue la Guerra. Que uno de los bandos luchara por conceptos tan abstractos como “por Dios y por España”, sin que en ningún momento se refirieran a la vida común y personal de las condiciones de vida de la mayoría de los españoles. Pasó de todo en esa Guerra, en los dos bandos. En ambos había buenas personas y malas personas. Muy malas personas.
Lo realmente grave empezó el 1 de abril, cuando llegó no la Paz, sino la Venganza. En los años siguientes murieron más del total de los muertos en ambos bandos en la Guerra. Por no mencionar a los desposeídos de sus medios de vida, de su dignidad; los torturados que sobrevivieron; los que cruzaron los Pirineos. Y lo hicieron en nombre de un Dios que leo los Evangelios y no lo encuentro ahí.
La Guerra no terminará hasta que las decenas de miles de cadáveres enterrados como perros, sin identificar ni los nombres ni el lugar donde están, sean recuperados con el honor merecido. Los ejecutores de la Venganza y sus herederos, no quieren pasar por la Vergüenza de sus actos.
Con este relato, que yo titularía “Casa de Mujeres” (hubo tantas mujeres solas en aquellos años), te pones del lado de los que somos (según el nombre de código que nos he dado), “El rayo que no cesa”.
Cuenta con otro fan de las historias de la Yaya. Y por eso, gracias.
¡Y estupenda la foto del Joven Artista Local!
Nos hemos cruzado, Diva. Sabía que alguien diría algo parecido. Y creo haber hecho referencias a ello. Todo hombre que huye tiene mis simpatías, fuera de toda ideología.
ResponderEliminarPero no es de lógica comparar las historias que suceden durante una guerra con las que pasan durante una "paz", cuando ya no hay enemigo armado. Y la infinita crueldad se perpetró en nombre de Dios.
Nán yo no comparo las historias que suceden durante una guerra con las que pasan durante una "paz". La que yo hago referencia sucedió durante la guerra y correspondía a mi padre. Pero tengo otras tantas similares de la familia de mi madre.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de desenterrar al bisabuelo, abuelo o lo que sea de una fosa común, desde mi punto de vista, se trata de una forma de sumarse a un carro en el que esperan obtener algo más tangible que un reconocimiento o unos huesos a los que dar "digna" sepultura.
Millones de historias como esta siguen por la memoria de casi todos los españoles. El problema a mi entender es como se tratan, yo desde luego no puedo sentir odio porque no hice la guerra y aunque también tengo historias de asesinatos en la familia en la etapa 1931/36 mi mente los trata como unos hechos históricos.
ResponderEliminarDeberíamos tener más capacidad de perdonar. En eso nos han dado una lección (por la proximidad en el tiempo) esos miles de ciudadanos que empujados por el terrorismo han tenido que abandonar sus casas y ahora ven como poco a poco esa gente que les echó se van haciendo con las instituciones de su comunidad autónoma y ellos volverán y serán gobernados por los culpables de sus años de exilio.
Y entre tanta coartada para tapar las vergüenzas, los cadáveres, ¡ay!, siguen enterrados como perros.
ResponderEliminarUnos tuvieron derecho a nombres de calles, a sus nombres en los muros de las iglesias, al recuerdo en los periódicos, a asociaciones de víctimas que los honran y los protegen, al recuerdo de las gentes de bien, como yo que los recuerdan.
Los otros no: por no sé qué villanía del corazón, de la que os acuso a los dos comentaristas anteriores, los otros han de confundir el perdón con el olvido. Sin honor, sin derecho a saber dónde están y que alguien les lleve unas flores, sin saber ni sus nombres.
¡¿No os parece cruel vuestro trato diferencial?! El honor y el recuerdo para los de un lado... lo otro es memoria inconveniente.
Y nuestros, cadáveres, ¡ay!, siguen muriendo.
Uno breve.
ResponderEliminarDIVA-gracias por darme la oportunidad, con tu primer comentario, de decir que durante la guerra hubo atrocidades por ambos lados. Aún así, se de que lado estoy yo. Y tú? Lo q me parece ofensivo y upsetting (y eso q no tengo nadie en ninguna cuneta) es lo q dices de los ulteriores motivos de la gente q está buscando sus muertos ahora.
NaN, gracias por el ibseniano título, te lo cojo. Sé q es una anomalía este divague, pero te acuerdas del divague de Maus, lo dije al final? Hace tiempo q quería escribir las historias de la Yaya, simplemente porque estén ahí y no se me olviden.
Así q JOTA, ya ves q lo q algunos no queremos es q se olvide. Perdonar es otra cosa, algo enteramente personal y q no entro a comentar.
El otro día fui al Instituto Cervantes (igual lo divago un día) y había al final una mesa redonda con un historiador y dos de teoría de cine, los tres ingleses, los tres estudiosos de lo español. El historiador habló de cuando, en los años 40, se desenterraron a los muertos del lado vencedor para darles entierros dignos, y aniadió “pero no se pensó en el otro bando”. Pensar en el otro bando, en los anios 40? Me quedé a alucinada. Hay gente q aún hoy, no quiere pensar en ello.
di
NaN, nos hemos cruzado.Aún hoy hay gente q no quiere pensar en ello, y otros q niegan ese derecho a los demás. NO lo entiendo.
ResponderEliminarDesde luego que estás acusador NáN... Yo no trato diferencialmente ni a uno ni a otro, como tampoco antes he comparado historias de guerra con historias de paz. Es algo que tu dices, pero que no es cierto.
ResponderEliminarEn tu segundo párrafo (honran, protegen, calles, nombres...) te debes referir a Santiago Carrillo... Amos hombre!!
Paso.
Di, pero realmente piensas que hay alguien que quiere desenterrar a su bisabuelo al que no conoció para honrarlo y darle una "santa" sepultura? Si no suena algo, no hay ni Dios que los quiera desenterrar. Es mi opinión y no trato de ser ofensiva.
ResponderEliminarYo no niego el derecho a desenterrar a nadie (ni a Franco como quería Garzón). Eso lo dices tu querida.
¿Siempre tienes la necesidad de que estar en algún bando? ¿quién los crea?
Yo no quiero desenterrar a ningún muerto y estoy en mi derecho. No por ello no pienso, no siento y me posiciono.
Manía con etiquetar a la gente...
ResponderEliminarDi Vagando el no querer olvidar, como dices, nos lleva a la frase contraria de: para esto ganamos una guerra? y así no avanzaremos nunca.
ResponderEliminarSolo puse un pie al desolador retrato moral que hicisteis de vosotros mismos.
ResponderEliminarPero queráis o no queráis, la cosa sigue así: honor para unos, olvido para otros.
Y os molesta cualquier intento de sacarlos del olvido y que ese acto represente la vergüeza PARA SUS ASESINOS. Por supuesto que sí.
¡Qué interesante! ¿Pero esta entrada no es ficción?
ResponderEliminarCreo que lo que dice Jota puede servir para reflexionar, me gusta esa frase:
“En eso nos han dado una lección (por la proximidad en el tiempo) esos miles de ciudadanos que empujados por el terrorismo han tenido que abandonar sus casas y ahora ven como poco a poco esa gente que les echó se van haciendo con las instituciones de su comunidad autónoma y ellos volverán y serán gobernados por los culpables de sus años de exilio.”
Me parece que la comparación que Jota hace con “¿el problema vasco?” es muy pertinente. Por ejemplo, podemos sustituir “terrorismo” por “franquismo” (para mí no hay mucha diferencia, pero hay espíritus susceptibles por ahí que vaya usted a saber…) y la frase queda niquelada: no hay más que acordarse de Esperanza Aguirre o de Paco (para los amigos) Camps. Al fin y al cabo Madrid y Valencia fueron las últimas en caer.
Y podemos seguir, por ejemplo con los comentarios de Diva. Se podría perfectamente aplicar a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (De Un Lado, añado yo) aquello que Diva dice: “…desde mi punto de vista, se trata de una forma de sumarse a un carro en el que esperan obtener algo más tangible que un reconocimiento…” o esto otro de “si no suena algo” o lo de más allá “¿Siempre tienes la necesidad de que estar en algún bando? ¿quién los crea?”
Eso, eso, en la lucha contra el terrorismo, o contra la lucha armada, o el terrorismo de estado contra la lucha arma (es que me lío) se cometieron barbaridades por los dos lados, y yo también me sé historias en la que los perseguidos y los persecutores tienen los papeles cambiados… Los dos bandos de la Guerra Civil (¿quién los crea?) son los dos bandos del “problema vasco” (¿quién los crea?) o los dos bandos de la Segunda Guerra Mundial.
¿Quién era el que cantaba aquello de “maldigo la poesía de quien no toma partido, partido hasta mancharse”?
Es agotador como intentáis reiteradamente posicinaros Nan & Di. Que si, que soys muy rojos, muy bien....¿No os dais cuenta que estáis desfasados? ¿Que derecha e izquierda son conceptos que ya no existen?.
ResponderEliminarPasar una generación completa debería ser suficiente para dejar que los muertos se hagan cargo de los muertos. Ni vosotros perdisteis la guerra ni nadie vivo la gano.
Positivo al punto de cordura de Diva, en la entrada y en un blog que iba derivando demasiado...
Basaja, ¡Góngora!
ResponderEliminarMe recuerdas Viveiró a los que se quejan de lo que les cansa ver la tele. ¿Por qué nos lees y te molestas? Hazte un favor a ti mismo.
Por otro lado, nos aconsejas desde el punto central de saber ecuménico de tu posicionamiento neutral, ¿no?
Se agradece.
Lo que más me gusta de esto es que en lugar de razonar lo que han dicho los que os gustan, para fortalecer el criterio, os dedicáis a jalearos. "Muy bien, lo has dicho muy bien".
Actuáis como los derechistas (perdón, los ecuánimes), de los trolls de foros como el de EL País, que la mitad de las veces participan para decir "¡Muy bien, Fernando".
Tan penoso que es un gustazo de la risa.
Se me olvidó: la Yaya de Di, a la que conoció y quiso, perdió la guerra. Es su blog y tiene todo el derecho del mundo de contar la historia. Y si os jode que recuerden esas cosas, tan cercanas que son heridas vivas, pues escribís de un caído por dios y por españa en vuestros blogs.
ResponderEliminarPero, ahora ya en serio, lo que habéis hecho, desde el primer comentario de Diva, es negarle ese derecho desde un odio que demuestra que la guerra no ha terminado. Me parece despreciable criticar a Di su derecho.
NáN...pienso que eres mucho más radical de lo que te parece, mucho más que cualquiera que haya comentado hoy y todos, todos los extremos son perjudiciales. Que es eso de mandar a la gente a expresar sus opiniones a otro blog. Da la sensación que haces justamente lo que criticas...
ResponderEliminarHistorias cercanas dices, serán para ti. Afortunadamente para mí quedaron lejos y prefiero que sigan allí. No quiero desenterrar nada, pero nada porque todo acabará siendo mierda que nos llegará hasta el cuello. Y para cuellos estamos.
Por qué te ofende cuando Gonzalo da su opinión (en este caso favorable a la mía) y sin embargo no ves que vosotros tres os jaleáis como folclóricas?
Desde luego que eres un hacha con lo de la poesía Nan. Eres tu el único que ha hablado de odio, de desprecio, villanos, cadáveres que siguen muriendo, desolador retrato moral, derechistas, troll...
Basaja, es de Paco Ibáñez. Le podrías decir que se pase por aquí, a lo mejor encuentra en este blog inspiración para sus canciones....
ResponderEliminarDiva, por qué será que cuando me llamas “querida” es cuando siento que menos me quieres? :) A ver, querida (yo te quiero igual), solo anotar lo de “los bisabuelos”. Parece q te has equivocado de guerra… esa era la de Cuba, la de los bisabuelos. De la Guerra Civil aún queda gente sin Alzheimer a los q les mataron padres y hermanos y que no saben donde están. Esta conversación entre nosotros precisamente demuestra la “lejanía del tema”, y “cómo una generación” es suficiente para cerrar temas, particularmente cuando no ha habido resolucion, sino una venda sobre una herida cerrada en falso. A mí no me ha tocado el tema personalmente, como veo q tampoco a vosotros, pero hay una facultad llamada “intentarse poner en la piel de otro”, que a veces puede ser un ejercicio interesante. Aquí no se ha negado el derecho de desenterrar a nadie, decís, pero se ha hablado de unos motivos que, hasta hoy, nunca se me había ocurrido ni soñar. Y no, Jota, hay cosas q no quiero olvidar y no solo en este aspecto: así nos va, olvidando y dejando perder lo q a otros les costó mucho ganar. Ah, y mi pregunta de los bandos era, evidentemente, retórica. NAN, la Yaya afortunadamente aún vive. En mi casa nunca se habló de política (esto es como no comprar a un hijo juguetes bélicos y luego se hacen militares, por ej ;)), estas historias las he oído de toda la vida, pero más como historias novelescas ocurridas en un país muy lejano: no había “malos” ni “buenos”. Pasaron los años, crecí, leí, vi, y empece a atar mis propios cabos. Si quisiera haber hablado de la memoria histórica como hablo de otros temas en el blog (q como anotas tiene un estilo más de artículo, no relato), entonces lo habría hecho: aquí lo q he querido es guardar una historia familiar personal para mí. No me parece mal q la gente se haya fijado en el tema de fondo, pero lo importante para mí ha sido el tema personal. Y he disfrutado escribiéndolo, que es al final lo que importa. Me alegra q algunos hayáis disfrutado leyéndolo.
ResponderEliminarMuxus
di
No es que no te quiera.... siento que te lo tomes así.
ResponderEliminarYo he disfrutado con el texto, está bien escrito, lo he podido ver mientras leía. Bien es cierto que me ha sonado un poco a lo que el viento se llevó: A Dios pongo por testigo.... Pero bueno, eran otro tiempos.
No entiendo lo que pierdes cuando tratas de olvidar eso precisamente. Qué fue lo que tanto les costó ganar y nosotros estamos a punto de perder.
No, a ver, lo de querida es una coña, vengaaaaa. Es q me hace gracia cómo lo usas... :)
ResponderEliminarSobre el texto, hay cosas inventadas evidentemente para crear una época y estados de ánimo, pero si hay una frase q es literal es la "por dios y por ejpaña". Esta es auténtica.
Lo de olvidar decía q no era solo en este tema, sino en otros, q no es bueno olvidar la historia, y aqui me refería en concreto a derechos sociales. Estamos a punto de perder sanidad publica y de ponernos a trabajar como chinos.
muxus
di
Diva: Paco Ibáñez cantaba "Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse" pero Gabriel Celaya lo poetizaba...
ResponderEliminarExactamente, una poesía de Gabriel Celaya. Lo de Góngora lo dije de coña, porque pensé que todo el mundo lo sabía; pero ya he visto que Diva cree que Paco Ibáñez es poeta.
ResponderEliminarRadicales los hay de los dos bandos Diva: también los de derechas lo sois.
Y Di y yo nunca hemos caído tan bajo en ideas y expresión como para decir "Muy bien Di", "Buen punto, Nán", que es lo que estáis haciendo Viveiró y tú". A ver si nos fijamos en lo que decimos.
Nan, Di y tu os palmeáis cosa fina.
ResponderEliminarY creo que los comentarios han destrozado la entrada, que era buena, pero ese entrar a la yugular con todo ha transformado estos comentarios en algo que suena rancio.
NáN, al final voy a pensar que no lees, ni siquiera a los que jaleas. Basaja en su comentario pregunta:
ResponderEliminar"¿Quién era el que cantaba aquello de “maldigo la poesía de quien no toma partido, partido hasta mancharse”?" y yo le he contestado. Aún así soy mucho más tonta de lo que insinúas y eso que no dije Góngora...
En cuanto a lo del jalear, te recuerdo a tu gran jefe Basaja entre otras. Si esto no es igual a lo que pueda haber hecho Gonzalo, me lo expliquen por favor:
"Lo primero que quiero es darte las gracias. Esta memoria tierna y terrible, tan bien contada,.....una pirueta en este blog.....pero lo importante es que está aquí"
Otra vez la manía de encasillar a la gente que no piensa como tu. O blanco o negro. Pues no, la vida esta llena de matices que sólo advierten los que tratan de observarla de manera objetiva.
¡Muy bien, Fernando!
ResponderEliminarBloody Basaja...:)
ResponderEliminarSolo una cosa, voy a intentar explicar lo q dice Nán del palmeo/jaleo. No sé si lo lograré. Tomando el ejemplo q pones Diva
"Lo primero que quiero es darte las gracias. Esta memoria tierna y terrible, tan bien ontada,.....una pirueta en este blog.....pero lo importante es que está aquí"
Aquí NáN está haciendo SU análisis (q otros pueden o no estar de acuerdo) de texto: a él le gusta pq le parece tierno, le parece terrible y le parece q formalmente está bien contado. Tb comenta q es una anomalía ene ste blog, donde no solemos publicar relatos.
Esto es diferente de "muy bien!", "ES bueno!" (ya divagué una vez del famoso "ser versus me parece", "estoy de acuerdo!" en solitario.
A NáN, como a mí, nos va el rollo argumentador. Yo digo algo y doy mis razones. Ya he dicho alguna vez q en UK hacen a los inios argumentar un punto y luego el otro. Argumentar significa sustentar tus posiciones ocn evidencia, vivencia personal, lógica o reivindicando tu derecho a la incoherencia. No sé si me explico. En muchos blogs solo ocurre el "muy bien, Fernando", q me parece perfecto, cumplira su función. Pero aquí puede haber todo, y sobre todo nos gusta la discusión sana, apasionada o como sea. CReo q ya hice otro divague de lo del argumento también.
Y en todos caso, si hay alguien q entra en el blog al q no se puede acusar de no explicar bien claro de donde viene la idea q intenta defender ese en Nán. Para argumentar esto ;) tengo la evidencia de sus comentarios en divagues hace 2 anios. Que solamos estar de acuerdo, como vosotros lo estáis también, es así en muchos casos.. ahora, leeros nuestros debates forma fondo, el último en Houllebecq, o la policía, por comnetar algunos recientes.
Muxus
di
Yo al único que veo que ha jaleado aquí con el muy bien Fernando, ha sido al Basaja...
ResponderEliminarEn serio, no he visto a nadie que haya dicho y te copio "muy bien!", "ES bueno!", "estoy de acuerdo!" en solitario. Nadie. Aunque quizá tampoco lo sepa ver... yo que sé.
Muy bien Diva!!!
ResponderEliminarEa, Olé yo pa mí!!!!!!
ResponderEliminarDiva Gando dijo...
ResponderEliminarGonzalo, estoy contigo.
16 de mayo de 2012 10:08
(Creo que estas cosas se evitarían con unos borones "me gusta"-"no me gusta". Así es más fácil participar sin razonar).
Te agradezco, Di, la diferenciación entre argumentar y jalear. Pero no como defensa de mis aportaciones. Hay cosas que prefiero no explicar al contrincante: que espabile; o deje las huellas.
No vale remontarse a post pasados, si no nos podemos tirar dias recogiendo ejemplos.
ResponderEliminarY no vale renovar las fuentes y los argumentos continuamente para alargar el tema hasta el infinito (como en post pasados)
16 de mayo no es tan "pasado", debió ser el último o antepenúltimo post.
ResponderEliminarCreo que necesitamos que pongas tú un reglamento, Viveiró: qué es lo que te harta (para que Di no lo ponga ni yo lo comente); qué comentarios se consideran "rancios", o si basta con que los califiques tú como tales: el “adjetivo mata”; qué es lo que está desfasado (y escribiremos a todos los periódicos y telediarios del mundo para que dejen de desfasar y al hablar de elecciones no mencionen la posición de izquierda y derecha de los partidos); cuál es la antigüedad de los ejemplos que resulta admisible (¿caducidad de horas, de días...?).
Que publiquen tu reglamento a la derecha y así seremos más felices, al poder seguir una pauta con total libertad de adhesión, que es la mejor libertad que existe.
(Os advierto que me lo estoy pasando estupendamente; estas cosas me dan vidilla, como los partidos de fútbol en la playa cuando era jovenzuelo).
Gonzalo a partir de ahora cuando creo que tu opinión es acertada y/o coincida con la mía te diré algo así como... como qué? A ver si tampoco se puede estar de acuerdo con alguien y decirlo...
ResponderEliminarPor qué tengo que dar razones si comparto las que da Gonzalo? Si quieres puedo copiar y pegar su post. Me parece un poco absurdo todo esto. Yo la primera por seguir contestando al contrincante ?¿?¿?
Yo es que flipo...
por supuesto, Diva, tienes tanto derecho a decir eso como yo a recalcar que esa información "es pobruna". Yo diría que prototípica del "jalear folklórico", ¿no?
ResponderEliminarCreo que puedes dar mucho más de ti.
"Positivo al punto de cordura de Diva". Ya que dictaminas y adjetivas, ¿podrías desarrollar en qué te basas, para que pueda sumarme a al ¡bien por fernando!?
Hola, yo yo pasaba por aquí un día mas y leí la historia y me gustó.
ResponderEliminarY como por lo visto hay que razonar: pues me gustó porque está bien escrita,disfruté leyéndola y es una "historia sin moralina" de gente normal a la que le pasan cosas en el mundo que les tocó vivir.
Después, creo que en los comentarios os habéis ido un poco por los cerros de... del Pirineo mismo.
A mi me encantaba escuchar las historias de mi abuelo, porque eran como estas sin rencor, con sentimiento, con sentido común, nunca me habló de malos ni buenos en general, para él todo era particular. Me ha recordado sus historias y me ha gustado.
Era solo eso.
Gracias 112, me alegro q te haya gustado. El blog se lama divagando al cuadrado, así q los cerros de Ubeda son siempre bienvenidos :)
ResponderEliminarEn el divague de hoy (sobre un libro, "The sense of an ending") digo q los libros q amamos dicen mucho de nosotros. Los comentarios también: así q no "hay que" argumentar o dejar de hacerlo. Depende de quién seas. El lector sacará sus propias conclusiones, eso es lo chulo.
MUxus
di
Nán, cada vez que has querido jugar el balón a tu modo, te lo han despejado y para mi asombro no te das cuenta, no te apercibes.
ResponderEliminarAsí veo que reduces al otro a lo que tu quieres que sea para echarlo por tierra. Qué jugada es esa? La del contrincante inventado. Al contrincante de verdad, ni lo ves, ni lo quieres ver, ni te interesa verlo, por eso no creo que en tu vida real estés intercambiando pareceres con nadie que no es de tu cuerda. Si lo vieras no podrías conservar tu ego donde lo pones y tu inseguridad se descubre cuando te adornas yendo de sobrado: "creo que puedes dar mucho más de ti" "estas cosas me dan vidilla"
El contrincante que tu ves es TU idea del otro y yo te estaba tomando en serio.
¿Sobrado? No, sincero: digo que estoy jugando. Esas cosas me divierten cuando llegan a cierto punto.
ResponderEliminar(no te preocupes tanto por mi alma y por mí).
Cambiando de pelota y de portería. Tema más seguro para ti el de la religión?
ResponderEliminarPero tú juegas o juegas...?
Y pienso que ninguna de las dos
Decidí, Cou, no contestarte, porque cualquier respuesta tenía que ser por fuerza pedante. Pero he ido a Tipos Infames, a recoger mi ejemplar del segundo libro de Alejandro, que salió ayer al mercado y reservé, porque él me había dicho que me lo regalaría y no me gusta que los creadores jóvenes me regalen sus libros, me inviten a sus funciones de teatro, etc. Con un Macallan en una mano (un “10 años”, lo llama Alejandro) y su segundo libro en la otra, lo he abierto al azar y he leído un poema. Enseguida he pensado “Lo voy a poner y dedicárselo a Cou”. Ante la imposibilidad de “decir” una respuesta coherente, ¿por qué no expresarlo con un poema, que pertenece a la “expresión” y no al “decir”? Quizá entienda entonces lo que digo.
ResponderEliminarEl caso es que debéis fijaros en este joven poeta, erudito por ser profesor de la Complutense, vagabundo herido en la calle. Lo más auténtico y “conocedor” de la poesía actual. En 10 o 15 años un poeta clásico reconocido por todos.
Como no sé si eres chica o chico (ni yo sé todavía, a mi edad fíjate, si me gustan las chicas o los chicos), esta dedicatoria pierde toda perversión habitual, para ceñirse a la perversión (y mala leche) conceptual. Te lo puedo dedicar, sin haberlo escrito, porque como quedó claro en El cartero de Neruda, la poesía es de quien la necesita.
A Cou:
LUDWIG
Habría hecho exactamente igual
que Wittgenstein y expulsaría
a todos mis alumnos para quedarme
a solas contigo y elaborar así
un nuevo Tratado que no podrá
salir de aquí —lejos de toda lógica,
huérfano de filosofía—cuyos límites
poco o nada tengan que ver
con el lenguaje.
(si no me interpretas ahora, tiro la toalla contigo y no esperes más respuestas, nunca, de mi parte: vivimos en mundos ni siquiera paralelos).
Glubs, Cou, vaya lío de desubicación. Creo que la entrada "Por Dios y por España" es la buena para estas cosas (¡vaya título, Di, luego te quejarás de que nos vayamos por los cerros de los Pirineos!
ResponderEliminarEl caso, Cou, es que tú hablabas del Ser y yo te puse una frase “De lo que no se puede hablar, es mejor callar”, que no es mía, sino del Tractatus de Ludwig: una obra de filosofía del lenguaje, dura y difícil, que ha puesto fin a toda “metafísica”. De ahí que al ir y encontrarme con el poema dedicado a él por Alejandro Simón Partal, te lo dedicara.
Y te puse esa frase, que con tanta precisión viene al caso, por tu comentario sobre el contenido mental. Veamos: cuando se habla del “decir”, no se habla de la expresión fonética de lo que se dice (del habla), sino de uso de las palabras: tanto si se pronuncian en voz alta como si se piensan. Porque tú piensas los conceptos con palabras, ¿no?
Sobre el Ser se ha merodeado mucho, sin que nadie se haya atrevido a explicitarlo; y se han hecho muchas trampas: “primero, creo; y una vez que creo out of the blue, explico el concepto de aquello en lo que creo”.
Yo no digo que no tengas derecho a creer. Lo que digo es que del Ser no puedes hablar, porque, para ser, el Ser requiere continuidad. Y tú no puedes hablar de tu parte del Ser antes de haber nacido ni sabes cómo será cuando hayas muerto. Por fortuna, a diferencia de las lenguas más filosóficas, el español posee la maravilla de distinguir entre “ser” y “estar”. De ahí que no tenga que dar tantas explicaciones y rodeos para decir que lo único que sé es que “estoy en el mundo”.
Tú puedes decir que tienes creencias religiosas, como yo puedo decir que soy pastafarista (que creo en el Monstruo de los Espaguetis Voladores), http://es.wikipedia.org/wiki/Pastafarismo, religión paródica diseñada con todo lo necesario para ser considerada una religión.
Pero ni tú ni yo podemos, después de Ludwig, hablar directamente del Ser sin hacer el ridículo metafísico.