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29 abril 2025

Nunca salga de casa sin su libro

 Martes, 29 de abril. Me despierto y me lanzo al teléfono para ver la prensa: qué noche habrán pasado todas esas personas varadas en estaciones Debe ser peor que esas largas esperas en aeropuertos cuando hay un retraso tan exagerado que amenaza cancelación: cómo olvidar aquella vez de la "tormenta eléctrica" por la que no se podía dejar Londinium y cuando por fin ya parecía que llegábamos a Vetusta, por otra tormenta nos desviaron a Barna (que a nosotras nos fue fenomenal, pero no al resto del pasaje que allí tuvo que coger autobuses a medianoche). O como para mucha gente que se tuvo que "echar a andar" como hicimos nosotros una noche de juerga en el centro de Madrid ("La noche en blanco", se llamaba la cosa, estaban abiertos museos y otras actividades culturales) y había tantísima gente y tan pocos taxis -y por lo que sea, tampoco metros, ni buses-, que tuvimos que echar a andar a la casa de nuestros amigos (que no recuerdo el barrio, solo que la parada de metro es Cuzco). Cuando llegamos ya debía amanecer. 

Ya sé que lo habéis visto, pero es que me he reído mucho

Ayer, enmedio del caos en el que nadie podía ver los whastapps o contestaba al teléfono (que hasta los fijos van por el router hoy en día!) me planteaba lo de siempre: qué lejos estoy. Para lo bueno y para lo malo, el 11M, el 15M, la pandemia. Y también recordé lo frecuentes que eran los cortes de luz en Vetusta en mi infancia (sacábamos velas pero iba el teléfono, recuerdo la emoción de hablar con amigas a oscuras) -o de agua (qué manía tenían con eso, justo el día que te lavabas el pelo). Y también qué hubiera hecho yo si estuviera allí: por supuesto, si estuviera a "unas pocas horas" caminando, pues echarme a andar, como hizo mucha gente. Ayer tuve que ir al barrio más feo del mundo, Croydon, en transporte público y me costó 50 minutos. Calculaba cuánto me costaría volver caminando de Croydon a casa, 4 horas? Bueno, cualquier cosa con tal de no dormir en aquel lugar que es una autovía con su "flyover" por enmedio de los edificios, y donde es imposible orientarte con la bolita azul del googlemaps. 

Ah, eso, la bolita azul: qué haría yo sin teléfono en esa situación, con mi nulo sentido espacial? Menos mal que aún sé leer mapas [aunque les tenga que dar la vuelta si vamos de norte a sur] y tengo varios de esos de bolsillo de Londinium que siempre ofrezco a los turistas que pasan por mi casa cuando se enfrentan a un día ahí afuera, pero que nunca aceptan. Igual les debería recordar que si se quedan sin batería, esto podría ayudar. 

Pirámide de Maslow


Pero imaginemos que no puedes "echarte a andar", como ha sido el caso de tantas personas, y te tienes que quedar a dormir por ahí: qué deberías llevar siempre contigo?  Lo primero, tiremos de los clásicos: Maslow y su pirámide, tengamos nuestras necesidades básicas cubiertas. Lo que sigue es la guía-Di de supervivencia básica, empecemos por abajo:
  • Comida. Siempre llevo un puñado de nueces en la mochila/bolso. No se rían, me han sacado de apuros, sobre todo cuando voy en bici y me da un bajón. Ayer hubieran ido bien, seguro. También soy siempre partidaria de llevar bocatas cuando viajo, cosa que no es bienvenida en mi familia porque "ya compraremos por ahí". Varias veces no ha habido comida -tienda cerrada, carrito del avión desabastecido- y mis compas han dado la bienvenida -con boca pequeña- a mi comida. 
  • Bebida: Esto es más complicado. Por supuesto siempre una botella, pero en la situación de ayer, no llega para mucho. 
No voy a seguir con la pirámide, tranquis, pero igual que hay gente que tiene una mochila del "fin-del-mundo" preparada, como teníamos las parturientas cuando se acercaba la fecha, yo  suelo salir de casa con un pequenio arsenal de esenciales, por lo que pueda pasar, y que confirmo me hubieran ido muy bien:
  • Tiritas: Otro clásico. Si te tienes que andar, además... qué  decir.
  • Cacao. Fundamental, si me tengo que ir a dormir en Atocha, no sin mi cacao. 
  • Cascos: Deberían estar en la base de la pirámide.  
  • Chicles: Esto ya para cuando se han acabado las nueces, la manzana, el bocata...
  • Powerbank para cargar el móvil. Esto solo lo llevo de viaje, no en ciudad. 
  • Tapones de los oídos. Esto es tal vez algo mío, pero es mi manera de "desconectar" e imagino qué gran ayuda hubiera sido tirada anoche en la estación de Sants, por ejemplo. 


Pero eso sí, hay algo mucho más importante que todo esto y sin lo que no se puede absolutamente nunca salir de casa. Yo siempre digo que hay que llevarlo por si acaso se queda una colgada en un ascensor (quién me iba a decir que hubo gente que se quedó en ascensores! no, no soy vidente, pero de peque me quedé con la yaya en el del Banco de España de la Plaza del mismo nombre, uno de esos de madera clásicos). 



En fin, que para cualquier cosa, hagas lo que hagas, nunca salgas de casa sin un libro. Porque una no sabe lo que puede pasar y si al final del día vas a terminar leyendo en un ascensor, hospital o.... comisaría. Salvemos el nimio detalle de que cuando anochezca no habrá luz - pero que te quiten lo leído las horas de antes. Y entonces, pues meterte a lo que ha hecho la gente: hablar o incluso bailar con desconocidos. Otros niveles de Maslow: igual hasta te sale un divague.

Así lo vimos -y así se lo contamos- desde la isla. Muchos besos divagantes, espero que todo fuera bien. 

21 abril 2025

Fragmentos en el páramo de Easter

Estos cuatro días festivos, a los que me referiré como Easter -Semana Santa o Tonta como dice un amigo es demasiado largo- han estado marcados por cierto recogimiento acompañante del estudio de Mini que empieza con los "exámenes predictivos" mañana. Así que esa idea de "solo quiero unos días tranquilos para leer y escribir" se ha materializado estos días en mi casa. Y a lo que he leído y escrito le ha sobrevolado la palabra "fragmento" -así está escrito "Pedro Páramo", que me ha inspirado a la forma de este divague: voy a intentar que sean fragmentos. Y las fotos no tienen nada que ver, me las he encontrado intentando "limpiar" una nube de fotos: aquí a eso se le llama "Spring cleaning".

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Escucho varios podcasts diferentes antiguos que envuelven entrevistas en profundidad a diversas personas, famosas o famosuelas de estas nuevas de internet-gente que tiene newsletters (a mí ya no me da la vida para tantas), que en la entrevista descubres que tienen formación periodística o lo que sea. Ahí aprendo que jamás has de decir un libro conocido, por supuesto no un clásico, como tu libro favorito. Ha de ser algo medianamente oscuro, que esta persona reivindica haber "regalado muchísimo". Con la música, lo mismo: vale, mi gusto musical es un poco como granada, la golosina de la fruta, pero lo de algunos entrevistados es severo: la banda sonora de "Arrival" de Jóhann Jóhannsson? Pruebo un rato de fondo mientras escribo y, dolor de cabeza. Caigo en otras de sus composiones (banda sonora de "The theory of everything"), que mejor. 

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Greenwich Foot Tunnel
El Viernes Santo cruzo por primera vez el túnel de peatones que une Greenwich y Isle of Dogs, por debajo del Támesis. Mide 370 ms. Imagino gente con vestidos largos o bombín y bastón cruzándolo en 1902, cuando se abrió, y toda la gente que lo habrá cruzado desde entonces. Los ascensores no funcionan: hay que bajar 100 escaleras en la parte sur (Greewich) y subir 87 en la norte, con la bici al hombro. Ha sido mi penitencia particular, mi cilicio por pecadora. Pero Dios aprieta, pero no ahoga: al subir me ayuda un corredor, un chico pelirrojo, lo que conlleva que he de subir del tirón, sin parar en los rellanos. Al llegar arriba me tiro al césped y el corazón bombea como loco. Me cuesta un rato recuperarme. Y ahora hay que volver. 

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Mi suegra: "la repostería es lo más complicado de toda la cocina". El Peda persiste con una de esas recetas que le manda el algoritmo: otro pecador, a saber porqué le mandan eso. Corolario: nunca algo supo menos a nada. Somos honestas y le damos crítica constructiva. Dice que la va a salvar con mermelada de frambuesa con chia, su último descubrimiento. Mientras tanto, sueño con una tarta que hacían en la pastelería con obrador cerca de mi casa en Vetusta de peque, a la que llamaban "Reina": tenía trufa, nata y yema por arriba. {Una búsqueda rápida me ha llevado a este documento, una tesina de las pastelerías con calendario o vía crucis pastelero, como se quiera]. 



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"Pensar a lo pequeño". Esta breve columna sonora de Juan Tallón en la SER me encantó y quiero guardarla. Usa como metáfora del no querer crecer, del "estar bien así", una panadería de pueblo en la que hacen un número determinado de hogazas y cuando se acaban, ya no hay más. Pienso mucho en ciertos rasgos de personalidad que llevan a algunos a querer siempre más, y más.  "Soy feliz, tal vez porque me falta ambición", dice un entrevistado. A medida que pasan los años, más de acuerdo con esa filosofía. Es el zeitgeist de la gente de mi edad que a los cincuentaypocos ya pasamos de la moto esa que compramos hace 20?


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"El rey Lear" es la obra más oscura de Shakespeare. "The wicked prosper and the virtuous miscarry" (Los villanos ganan y los virtuosos pierden, má-o-meno), dijo Samuel Johnson. Me leo el argumento en wikipedia para poder hablar de ella con Mini, que la tiene para su primer examen. Me pierdo con su complejidad: tras el segundo acto ya no sé quién es quién.  Proyectamos unos videos de coursehero para aclararme con los temas. Dice Mini que se tiene que aprender citas que han dicho los críticos para citarles, como si fuera un paper de investigación. Alucino. 
 
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El tercer episodio de picor está aquí. El primero, en octubre; el segundo, en enero. No se encuentran razones. Busco bedbugs, algo muy londinense y parisino, en la cama: nada. Pero es que no tengo picaduras, solo picor. La otra noche vi "Creatura" (2023), la peli sobre el despertar sexual de una ninia, de la perplejidad sexual de una adolescente y del ser sexual de una mujer. La directora -que también protagoniza- es Elena Martín Gimeno. Hay mucha agua, como no podía ser de otra manera -banios en la Costa Brava, maravilla. Y a la prota le sale urticaria todo el rato. Pero a ella se le ve, y a mí no. Y no te rasques. As if. 





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Esta canción es la sintonía de otra de esas columnas sonoras y podría ser la de estos días. Miro el video y creo que sale mi barrio. Tal vez ese parque, tal vez no: no está esa casa. Y el Barbican (hiperenlace! hiperenlace!) del que tanto he escrito. John Grant. 

 

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No tenemos mona de Pascua, pero aquí en la isla Easter es chocolate malo de Cadburys. El Peda trae bombones de Lindt: esos rojos, la perfección. Por ello, sabes que han de ser malos para la salud, o pecado, o algo. Pero si el chocolate está lleno de polifenoles, es una super-comida, dice Tim (Spector). Ya, pero el saludable es ese de 95% Cocoa, ese que te deja un sabor horrible pegado al paladar que no te arrancas en toda la tarde. Como el de café: y a mí no me gusta el café precisamente por eso. Por ese amargor que te deja en el cielo de la boca. 



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La familia extensa está en Vetustilla de la Torre, para que Roc descubra ese otro planeta. Días antes estuvo en Vetusta donde no dió crédito cuando vió las procesiones y llamaba a los cofrades, "los magos". Harry Potter meets el arte religioso español del XVII. "Mamá, me encantó lo de los tambores", dijo al día siguiente. Cómo no Roc, menuda maravilla es eso para los ateos -los creyentes majos, los que no votan a Vox, no son fans claro: es todo tan teatral y dramático. Es un folklor puramente estético. En Vetustilla está un antiguo novio en misa, portando un cirio: las vueltas que puede dar una vida. Poner tierra, mar de por medio de todo eso: era justo y necesario. Ya hablo como los curas. 


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JK Rowling publica una foto brindando con champán y con un puro desde su yate en el Caribe tras la decisión judicial sobre la "deficinión de mujer". Otras mujeres de cierta edad que no se tiñen las canas y llevan anorak también descorchan botellas en las portadas de la prensa. ¿Qué celebran exactamente? Txelos me whastappea pidiendo un divague: le meto una chapa que incluye referencias desde varios ángulos, pobre. ¿Qué celebran exactamente? "Que en el gimnasio no podrán entrar mujeres trans" dice una que llama a la radio. Porque nos violan. En los cubículos de los baños. Hombres que han pasado por todo eso para poder violar en los baños. Continuamente: por eso lo vemos día sí día no en los titulares. El mundo es definitivamente un mundo mejor, ahora. JK Rowling, vende tu yate para pagar a la nueva policía de los genitales de los gimnasios y bares.

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"La gente que camina en las escaleras mecánicas -o sea, yo, y la mitad de Londinium- qué hace con esos extra segundos de vida?" Escucho esta frase en el "Nadie" (sabe nada) y me río mucho. Si me dejan saltar la lista de espera al programa, se lo explico.



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Estoy viendo una serie de RTVE de 1982: ritmo lento. El Peda me abandonó tras el primer capítulo. Cómo ha cambiado todo, y qué pronto se ha pasado la vida: de repente, los hijos de los amigos que se lanzaron a la ma/paternidad antes que nosotras, ya son adultos. Terminan las carreras, tienen trabajos. Cualquier día se empiezan a casar, y por ahí sí que no paso. 

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Dios debe existir -y ser tirando a nocivo- porque siempre hace malo en Easter, sea cuando sea. Aquí hemos tenido nuestro verano las semanas anteriores: he surcado la ciudad de lado a lado con la bici, he regresado con la serotonina a tope de felicidad química inducida -no porque abrir la prensa dé motivos-, un año más, me he maravillado con "Londinium in the bloom". No importa cuántos años asista a este espectáculo gratuito, una de esas cosas de "vivir a lo pequeño", no falla en maravillarme. 



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Justo estaba escribiendo lo de arriba -lunes 21 a las 8:59- y me dice el Peda que se ha muerto el Papa Francisco. No está aún en ningún sitio: ni en The Guardian, El País, El Diario.es. Siento una especie de congoja, de ganas de llorar: qué cosa más rara. Escenas de la peli "Cónclave" me vienen a la cabeza. La de los paraguas. A quién pondrán, con los vientos que soplan por el mundo. Es importante porque aunque crea que a mí no me afecta, es triste que a muchos millones de personas pobres, sí. 


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Qué fácil me ha salido este divague: del tirón. Pensaba escribir un par de fragmentos, dejarlo, volver a él, que marinase, y de repente ya es demasiado largo. Viajar desde nuestro sofá. Divagar desde nuestra cabeza. Al final, Easter no ha sido un páramo. 

20 abril 2025

"El llano en llamas" y las fotos de Rulfo: México en vena


Autorretrato en el Popocatépetl (circa 1940)
Un amigo del pasado decía que para empezar con Cortázar, había que hacerlo por los cuentos. Para cuando le conocí, yo me había lanzado ya a "Rayuela" sin el "entrenamiento de los relatos" y todo fue bien. Sin embargo, como expliqué ayer, antes de lanzarme a "Pedro Páramo", me "entrené" con su libro de relatos "El llano en llamas". Estos 17 relatos (más dos textos) me prepararon para la novela porque me dejaro clarísimo que merecía la pena persistir, aunque me encontrara a veces enmedio del desierto, con sus peyotes y agaves decorativos. 

Como este divague es complementario del de ayer -"Pedro Páramo"-quiero hablar aquí un poco sobre Juan Rulfo, cosa que no hice ayer. Nació en un punto aún disputado de Jalisco, pero se sabe que creció en Guadalajara con su abuela porque quedó huérfano pronto: su padre murió en la guerra cristera y su madre poco después por enfermedad. Su familia extensa era de terratenientes cuyas tierras fueron tomadas durante la Revolución. Luego estuvo en internados, y para esa clase de historia se puede leer la wikipedia. A mí lo que me interesan son detalles como cuándo le preguntaron por qué había dejado de escribir que dijo: "Se murió mi tío Celerino, que es el que me contaba historias". Esta respuesta es fantástica porque realmente cuando lees "El llano en llamas" te transporta a una época y un lugar, el del tío Celerino, totalmente creíble: es el de los westerns que hemos visto en La 2 desde peques: el forajido que entra en el salón y escupe, antes de preguntar dónde está Jack, El Forastero

Rulfo tenía también mucho interés por la fotografía y sus fotos son espectaculares: voy a insertarlas en el divague y también en el de ayer. Representan exactamente el ambiente de la novela y de estos relatos. Va a ser mi manera de acercarme a México (lindo y querido) desde acá lejos. 



Otra curiosidad que me encanta: Rulfo buscaba los nombres de sus personajes en las lápidas de los cementerios de Jalisco.  Es que no podía ser de otra manera, siendo el país México. Pero además esto me lleva a otra novela adorada: Stoker tomó el nombre de la primera víctima de Drácula de una lápida del cementerio de Whitby, un tal Mr William Swales, fallecido en 1751. Yo creo que no la encontré cuando estuve, aunque la tumba más antigua que encontramos era incluso anterior, de 1743, pero en internet está todo:

Tumba de Swales en Whitby

Whitby en Yorskshire y Jalisco: dos mundos. Escribo esto en el "Domingo de Resurrección", en Whitby los turistas estarán luchando con la sgaviotas para que no se coman sus chips ni sus helados y en Jalisco las iglesias estarán llenas de gente arreglada cantando y felicitándose porque, mira tú, un anio más, hay un muerto que está muy vivo. Claro que también lo estaban los de Rulfo que, resucitar no lo harían pero seguían vagando por los páramos, llenándolos de murmullos. 
"Aho­ra que sa­bía bien a bien que lo iban a ma­tar, le ha­bían en­tra­do unas ga­nas tan gran­des de vi­vir co­mo só­lo las pue­de sen­tir un re­cién re­su­ci­ta­do".
Y termino con algunas citas de los relatos (leer en forma de, por supuesto, murmullos), imbricadas entre más fotos de este autor que pasa ya a mi podio personal de referencia. Larga vida a Juan Rulfo. 

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"Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye el ladrar de los perros".

"Traté de verle la cara para saber de qué tamaño era su coraje".

"Oí que me decía"



"Que dizque que yo lo maté. Bien pudo ser. Pero también pudo ser que él haya muerto de coraje".

"... parecía estar endurecida y traer el corazón apretado para no sentirlo bullir dentro de ella"

"...llorar con lágrimas que hacían surco entre el sudor de su cara"



"... nos íbamos cada quien por su lado para repartirnos la muerte".

"De ese modo se nos fue acabando la tierra. Casi no nos quedaba ya ni el pedazo que pudiéramos necesitar para que nos enterraran".



"El anduvo solo, únicamente maniatado por el miedo".

"... no se oye sino el silencio que hay en todas las soledades".



"Quizá entonces se volvió malo, o quizá ya era de nacimiento".

"La sombra larga y negra de los hombres siguió moviéndose de arriba abajo, trepándose a las piedras, disminuyendo y creciendo según avanzaba por la orilla del arroyo. Era una sola sombra, tambaleante. La luna venía saliendo de la tierra, como una llamarada redonda".



"Trabajando se come y comiendo se vive". 

"Cuando te aletié la vejez aprenderás a vivir, sabrás que los hijos se te van, que no te agradecen nada; que se comen hasta tu recuerdo".

"... porque el miedo es la cosa que más miedo le tiene a la soledad".

"Me haré a la idea de que te soñé (...) pero me gustas más cuando te sueño".

"Y la so­le­dad aque­lla nos em­pu­ja­ba uno al otro".

19 abril 2025

"Pedro Páramo" de Juan Rulfo: Bitácora de una lectura que empezó sin brújula

Mi mejor libro del año pasado fue el de una mexicana, Elena Garro, y mi mejor libro de este año, y estamos en abril, será el de un mexicano, Juan Rulfo, estoy segura. Ambos son de esos libros que cuando los terminas decides que tienes que ir físicamente a intentar seguir los pasos de los autores, escuchar el acento con el que hablan los personajes, mirar de lejos las llanuras polvorientas, escuchar música en directo en los bares (esto último es uno de mis recuerdos de las noches en ese país, tapada con una "cobija"). Volver a México, aunque este verano no va a ser. 


Mi historia con "Pedro Páramo" viene de lejos: empecé a leer esta novela de 103 páginas cuando fuere -no anoté fechas- y lo dejé en la página 31. No recordaba por qué, ni le veía sentido que hubiera "aguantado" 31 páginas para luego dejarlo: cuando una voz no es para ti, se descubre mucho antes. Así que intentar leerlo tenía un poco de duelo con la memoria: me habías hecho esta jugada, pero de nada te iba a servir. 


Como primera estrategia, hice trampa: básicamente seguí los pasos de Rulfo y comencé con su libro de relatos "El llano en llamas", porque esa serie de 17 relatos -publicada en 1953- fue la manera del autor de acercarse a Páramo. Parece que Rulfo comenzó a pensar en "Pedro Páramo" allá por 1947, pero no la publicó hasta 1955. Su única otra novela es "El gallo de oro", publicada décadas después en 1980. Cuando se piensa en lo poco que publicó hay que considerar su precisión, esto no se escribe en unas tardes. 

Así que comencé con los relatos y ya desde el primero entendí que estaba ante una prosa de otro nivel. Voy a hacer otro divague breve de "El llano en llamas" como una escisión de este, porque aunque le podría dedicar aquí un párrafo, no me quiero desviar -y lo escribe alguien desde "divagando al cuadrado".



Por tanto cuando comienzo "Pedro Páramo" -qué maravilla de sonoridad de nombre, para empezar-, ya estoy sobre aviso de que esto va a ser poesía en prosa sobre un grupo de gente que más en mis antípodas no podrían estar -nos separan casi un siglo y un océano- pero cuyas historias, en lo rural y polvoriento y remoto y lento y brutal de México, deberían acabar tocándome profundamente. Pero lo que ocurre es que me cuesta muchísimo entender precisamente esas historias que espero universales, y me siento enmedio de una tela de araña o un laberinto sin hilo de Ariadna, por poner un par de metáforas facilonas, trilladas, después de haber leído las de Rulfo. Un ejemplo, hablando de telas de araña:
"un llanto suave, delgado, que quizás por delgado pudo traspasar la maraña del sueño, llegando hasta el lugar donde anidan los sobresaltos".
Vuelvo a su principio: "Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo". Colecciono comienzos de libros que me encantan, y este es ya uno de ellos. Digo colecciono, pero esto es solo en mi cabeza: para que exista, para que sea verdad, debería escribirlo. Y publicarlo. Y conseguir que los divagantes me enviaran los suyos. Qué proyecto tan chulo, en mitad de esta Semana Tonta de recogimiento lector. Atención a este otro comienzo: "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo"... suena?..claro, es "Cien años de soledad" publicada en 1967. Ahora, lean esto: "El padre Rentería se acordaría muchos años después de la noche en que la dureza de su cama lo tuvo despierto y después lo obligó a salir", del fragmento 41 de "Pedro Páramo". Podría ser coincidencia si no fuera porque García Márquez explicó que la novela de Rulfo le causó una impresión tan fuerte como la lectura de "La metamorfosis" y que se la sabía de memoria-y es literal. También decía que, pese al puñado de páginas que había escrito Rulfo, ya había pasado a los ochomiles de la literatura (gracias Nán). 

El fragmento 41: uno de los 70 de la novela, que no tiene capítulos sino simplemente un doble espacio donde termina un fragmento, y luego empieza otro. Con distintas voces, con tiempos distintos, en desorden. Ahí aún no lo sabía, solo que entendía muy poco de la narrativa pero a la vez que era tan bonito que tenía que seguir, solo para empaparme de la forma, completamente sin brújula. Y ahora creo que se puede leer todo así, pero me pudo la curiosidad: tal vez cuando intenté este libro la vez anterior no existía internet, pero pasados unos cuantos fragmentos ahora entré a ver si esto que me pasaba era normal. Enseguida encontré la respuesta: el mismo Rulfo decía que no se entendía la novela hasta la tercera lectura. Y encontré un podcast que en cuatro capítulos de una hora leían tramos -casi todos me sonaban- y luego explicaban un poco el significado y esa trama que a mí no me importaba, pero que definitivamente ayudó. 



La novela como digo, está dividida en 70 fragmentos y hay tres líneas narrativas: la narración en primera persona de Juan Preciado (uno de los múltiples hijos de Páramo, con el que empieza la narración, aquí cronológica), la narración de algunos personajes que dialogan o cuentan breves episodios que complementan la historia y la vida de Pedro Páramo, narrada en tercera persona y no cronológicamente. Si no parece muy complicado, se añada que en cada fragmento puede estar insertado trozos de cada uno de los tres monólogos que recorren la novela: el de Dolores Preciado (la madre de Juan que le ha mandado a Comala tras su muerte), el del propio Páramo y el de Susana San Juan, la única mujer a la que amó Páramo. En el podcast te dicen por número en cuales de los fragmentos ocurren estos trozos (y de hecho en uno de los episodios los leen del tirón) y los voy a apuntar aquí en plan labor social, porque seguro que quien no lo haya leído se va a animar:
  • Dolores Preciado [2, 3, 9, 30, 37]
  • Pedro Páramo [6, 7, 8, 10, 45, 61, 68, 70]
  • Susana San Juan [42, 53, 57, 64]

El monólogo de Páramo es muy bonito, y me hacía pensar que esta es en realidad una novela de amor, aunque no lo sea. Páramo es un cacique siniestro que usa el terror para controlar y no duda en hacer matar al padre de su enamorada para tenerla más cerca. Sin embargo...
"Tus labios estaban mojados como si los hubiera besado el rocío"

"El día que te fuiste entendí que no te volvería a ver. Ibas teñida de rojo por el sol de la tarde, por el crepúsculo ensangrentado del cielo".

“Qué haré ahora con mis labios sin su boca para llenarlos? ¿Qué haré de mis adoloridos labios?”

“Dice que ella escondía sus pies entre las piernas de él. Sus pies helados como piedras frías y que allí se calentaban como en un horno donde se dora el pan. Dice que él le mordía los pies diciéndole que eran como pan dorado en el horno.”
"Esperé treinta años a que regresaras Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, solo el tuyo, el deseo de ti". 
«Hace mucho tiempo que te fuiste, Susana. La luz era igual entonces que ahora, no tan bermeja; pero era la misma pobre luz sin lumbre, envuelta en el paño blanco de la neblina que hay ahora. Era el mismo momento. Yo aquí, junto a la puerta mirando el amanecer y mirando cuando te ibas, siguiendo el camino del cielo; por donde el cielo comenzaba a abrirse en luces, alejándote, cada vez más desteñida entre las sombras de la tierra.

»Fue la última vez que te vi. Pasaste rozando con tu cuerpo las ramas del paraíso que está en la vereda y te llevaste con tu aire sus últimas hojas. Luego desapareciste. Te dije: "¡Regresa Susana!"»



Susana, que había sido el amor de infancia de Páramo pero luego se había ido, enviudado, y que luego llegó para ser la segunda oportunidad para Páramo, cuando reparació vieja, enferma y enloquecida. Pero el amor, a él, le sigue quemando... Amor constante, más allá de la muerte, porque luego -y esto lo he aprendido tras terminar la novela, alucinen-, parece que hay un intermedio hacia la mitad, cuando Juan Preciado muere- que "sirve de explicación de la primera parte y de  transición hacia la segunda" en el que nos enteramos de que lo que habíamos leído hasta ese momento era conversaciones entre muertos.



Todos -menos los hermanos incestuosos, que están vivos- son almas en pena que vagan por Comala, almas que pagan sus culpas y hablan entre sí [un potencial título fue "Los murmullos"] y que están condenados a hacerlo por toda la eternidad. “Porque tenía miedo de las noches que llenaban de fantasmas la oscuridad. De encerrarse con sus fantasmas. De eso tenía miedo.” De miedo murió Juan Preciado, aunque nos la describa así Rulfo:
“No había aire. Tuve que sorber el mismo aire que salía de mi boca, deteniéndolo con las manos antes de que se fuera. Lo sentía ir y venir, cada vez menos; hasta que se hizo tan delgado que se filtró entre mis dedos para siempre”
Y así la del propio Páramo:
“Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras.”
Es muy bestia, y es que todo el libro está lleno de imágenes así. Ya leyendo los cuentos tenía muy claro que el gran tema de Rulfo es La Muerte, y es imposible no pensar en el famoso Día de los Muertos, con toda su iconografía maravillosa, "Coco" o esos disfrazes de Halloween. Pero es que Comala, que un día fue un lugar feliz y efervescente, lleno de ese colorido de esa parte del mundo, se ha tornado un lugar gris y espectral. Está Rulfo comentando la Revolución mexicana, las guerras cristeras? Al final, tras la revolución agraria de 1910 y la nueva Constitución en 1917 que les dio derechos a los campesinos y separó a la Iglesia del Estado, se perpetuó el poder de los de siempre y sus intereses particulares (Páramo ofrece hombres y dinero para "apoyar" la Revolución-al final solo pone lo primero-, en realidad a sí mismo).


 Hay más temas: las mujeres (todas muy icónicas, la madre que le manda a "exigir lo suyo", la alcahueta Dorotea, la loca, el mito de "La llorona"), el viaje interior y exterior, el cielo, ese cielo negro y bajo mexicano que "se adueña de la noche" , ese cielo protector lleno de estrellas ["El cielo estaba lleno de estrellas, gordas, hinchadas de tanta noche"] -otro potencial título fue "Una estrella junto a la luna" . 

Un libro lleno de subrayados de frases redondas, perfectas, que no se podrían haber dicho mejor ni de otra manera, que me tendría que poner a copiar entero para hacerle justicia. No extraña que Gabo se lo aprendiera de memoria. Un libro áspero, oscuro, que huele a polvo y a tierra roja y que suena a Chavela Vargas...

Me quitarán de quererte, llorona
Pero de olvidarte nunca
Si ya te he dado la vida, llorona
¿Qué más quieres?
¿Quieres más?

13 abril 2025

Intrépidas viajeras victorianas y una evening en Leighton House


¿Quién no querría haber sido rica en aquella época en la que solo ellos viajaban? Pero antes de empezar, quien encuentre en este divague disonancias cognitivas insorpotables, estará en lo correcto: la democratización del viaje es, en principio, algo positivo -si yo hubiera nacido un siglo antes, no podría haber viajado nunca-, pero también es cierto que el día que yo deje de viajar será por la inconveniencia y molestia que causan las hordas de turistas allá donde vas. En fin, dejemos estas consideraciones a un lado -sería otro divague, tal vez incluso uno que ya está escrito-, y por un rato vivamos la magia de haber sido una viajera en el SXIX, que es de lo que voy a escribir hoy.

Esto me lo ha inspirado la noche del 9 de Abril, en la que la divaganta R. me sacó del sofá donde últimamente le pregunto flashcards a Mini (exámenes simulacros de A levels en dos semanas) para ir a una mesa redonda en Leighton House, organizada por el Instituto Cervantes, y cuyo tema era "España a través de los ojos de los viajeros británicos". Había tres ponentes que hablaron de lo que quisieron: dos de ellos de la mirada de Frederick Leighton, el pintor victoriano en cuya casa tenía lugar el acto, un tipo del que igual otro día me sale un divague pero del que hoy solo voy a poner fotos de su casa y la tercera, Cristina Morató, de las viajeras intrépidas victorianas, a las que dedicaré un poco más. 

Pero primero Leighton, que nació en 1830 en Scarborough, hijo y nieto de médicos (su abuelo, en concreto, de los zares) y vivió toda su vida de la riqueza familiar. Gran viajero, pintaba cosas inesperadas como un ángulo del Generalife en lugar de la Alhambra o un molino en lugar de la mezquita de Córdoba. Cuando terminaron las charlas fuimos a una sala donde había una exposición de sus cuadros de paisaje ("Impresiones de la naturaleza") que, bueno, se deja ver, pero como dicen los ingleses "nothing to write home about", nunca mejor usado porque esta expresión invoca imágenes de una viajera que va recorriendo el mundo y que, impactada por la Belleza, pone un telegrama en una oscura oficina de correos de Samarcanda. O no: no tiene nada de qué escribir a casa. 



La frase que capturó mi imaginación del primer ponente fue la siguiente: mientras Leighton se construía esta casa, "viajaba por el perímetro del Mediterráneo". Perímetro del Mediterráneo, me repito. Nunca se me había ocurrido la posibilidad de ese viaje, para mí maravilloso, y hoy en día tristemente imposible: empezar en Gibraltar y subir por todo el Levante, salir por la Costa Brava y empezar a tirar hacia el este por Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania, Grecia!, Turquía, Siria, Líbano, Israel, Gaza, Egipto, Libia, Túnez, Argelia, Marruecos, y vuelta a casa. Qué espectacular viaje sería ese en el que yo - en oposición a Leighton que no escribía diarios [seguían su pista con firmas en el Prado, o líneas ferroviarias]-, documentaría hasta el último detalle en este blog, pobres divagantes. 

Cómo divago: decía que, mientras viajaba,  otros contruían la casa y él iba pillando azulejos en Turquía, Siria, Egipto... que contribuyeron al maravilloso "Hall árabe" que podéis ver arriba o aquí, y otras habitaciones que he puesto entre el texto. 


Termino con su cuadro "La bahía de Cádiz, Luz de la luna"de 1886. Aquí aprendí de la ponente que Cádiz es la ciudad más antigua continuamente habitada de España, fundada por los fenicios como Gadir en el 1100 ac. Y como este blog se llama divagando y sigue los meandros de distracción de mi cabeza, añadir que la ciudad más antigua continuamente habitada de Europa es Plovdiv en Bulgaria, fundada en el 6000 ac, y a la que habrá que ir, no?



Ahora, al lío, a las mujeres victorianas viajeras. Iba a comenzar con el cacareado "Cielo protector" de Paul Bowles, y cuando lo he buscado para enlazarlo me he dado cuenta de la cantidad de veces que he hecho referencia a este libro y a esta peli en este blog. La razón es que la peli me impactó muchísimo cuando la vi en estreno con 19 añitos y bueno, luego el libro que leí mucho después. Ese beréber al que solo se ven los ojos. El desierto. Las habitaciones con sombras que se mueven con el ventilador de techo. En fin, toda esa magia que nos transmite esa época y que cuando viajamos hoy a esos destinos esperamos encontrar, tarea imposible, por otro lado. Aunque a veces, por un resquicio, de repente lo intuyes -me pasó en alguna ocasión en Vietnam el verano pasado, algún momento en el que me creí en Indochina-, pero suele ser en los lugares menos esperados en los que estás haciendo algo corriente -vs visitar el monumento en cuestión-, en los que esa sensación te encuentra a ti. 



Pero divago, volvamos a la casa de Leighton en pleno South Kensington que acompañaba porque está Londinium a reventar de árboles en flor y la charla de la periodista, escritora y viajera Cristina Morató, a la que yo no he leído, pero su cara me sonaba. Ha escrito un montón de libros sobre mujeres viajeras del pasado y para ello ha seguido sus huellas, convirtiéndose ella misma en la versión del SXXI de la viajera intrépida: seguro que en un par de siglos, cuando se viaje con gafas de realidad virtual o psicotrópicos se la verá así. Es una ponente muy entretenida, tanto formalmente -acostumbrada a gente que casi no varía el tono- como en contenido-siempre se agradece una broma, si puede ser autoflagelante, y en esto los españoles no somos lo máximos exponentes, dejémoslo ahí.



Nos habla de varias viajeras, de las que se puede claro leer más en la wiki (las enlazo, para mayor comodidad), pero como esto es un blog personal, ahí va mi toque:

Hester era sobrina del que fue Primer Ministro William Pitt que como era soltero la usó como señora de la casa, para entretener y decorar- ya se sabe, "detrás de un gran hombre hay una pobre mujer".  Pero Hester no iba a ser una de esas, y tras -se cree- unos cuantas decepciones amorosas decidió poner tierra de por medio y largarse a Oriente. Nota: parece que vivió un tiempo en Montagu Sq, la plaza de Marylebone donde transcurre parte de "The moonstone" y lo incluyo únicamente porque tengo un divague donde sale esa plaza que enlazar - así de básicas son mis motivaciones. 



Lady Hester medía 1.80, como mi hija -a la que cariñosamente seguimos llamando Mini-, luego su físico era imponente y ella una mujer de armas tomar. En 1810 se embarcó en Portsmouth -no iba sola, que si su hermano, que si sus criadas, que si su médico y luego biógrafo Charles Lewis Meryon- y en Rodas conoció a otro aventurero, Michael Bruce, que se hizo su amante y cuando llegaron a Atenas aquel otro aventurero de la vida, Lord Byron, saltó al mar para darles la bienvenida (esto es de wiki). Parece que él luego la describió como "aquella cosa peligrosa, un ingenio femenino", boo, Byron, otro señoro de la literatura.  De allí el grupo partió para Estambul y a El Cairo, pero cosas que pasan, naufragan en una tormenta y como se pierde toda la ropa y demás parafernalia, Hester se empieza a vestir con ropas masculinas turcas, rechazando el velo, incluso cuando entró en Damasco. De esta guisa (túnica de terciopelo violeta, pantalones bordados, chaleco, sable) se presentó ante el pachá de turno: menuda reina [con la razón la llamaban "Queen Hester"]. Le alabo el gusto a nuestra lady en cuanto a viajes: además de los sitios citados, viajó por Malta, las islas del Jónico, el Peloponeso, Atenas, y por lugares que hoy tristemente han sido o están siendo destrozados mientras escribo, como Palestina, Líbano, Siria. 

Una vez en Damasco le dice al cónsul que quiere visitar las famosas ruinas de Palmira, de cuya destrucción por el ISIS también fuimos testigos desde nuestras pantallas hace diez años. Incluyo el mapa para que nos hagamos una idea de lo que debieron ser esos ocho días cruzando el desierto lleno de beduinos amenazantes, con calores horrendos de día y heladas de noche (que ya se sabe el desierto, por algo yo me llevé el Revenant). Hester y la caravana de 22 camellos que llevaba para su bolsa de aseo (esto sería en lo q yo usaría los camellos principlamente), el piano, la bañera y otras cosas de primera necesidad. También seguridad por si las emboscadas. Ah y los beduinos la trataban como a un "tercer sexo", como un hombre honorario. No quiso volver al Reino Unido -vamos, a quién le extraña, allí lejos de los corsés victorianos con babuchas y túnicas y siendo la reina del desierto-, y se quedó en lo que hoy es el Líbano, muriendo en la indigencia con un montón de gatos. Oh well. 



Jane Digby (1807-1881)
Otra aristócrata inglesa, Jane tuvo la energía de tener cuatro maridos, múltiples amantes y seis hijos y cuando murió uno de ellos, a los 46, se fue a oriente donde conoció a un jeque culto, apuesto y joven -20 años menor que ella- y se casaron. Parece que con él "sentó la cabeza" (qué gran expresión) porque juntos vivieron 25 años de matrimonio en los que ella pasaba seis meses en un palacio de Dasmasco rodeada de sus muebles europes y los otros seis en "tiendas de pelo de cabra" con su jeque. Otra jefa. No hay como ser rica y tener los genes de "Jane sin miedo" adecuados.



Freya Stark (1893-1993)
A Freya solo la citó, luego no voy a entrar en detalles. Esta es del SXX y fue otra aventurera hacia el oriente, que además dejó mucho escrito. 



Cuando le preguntaron a Morató por aventureras españolas, citó a dos: Egeria, una monja gallega del SIV que peregrinó a Los Santos Lugares y como resultado escribió un libro de viajes de cuyo nombre me he enamorado: "Peregrinatio ad Loca Sancta" (también "Itinerarium Egeriae" o "Peregrinatio Aetheriae" ). Leyendo la wiki me parece un viaje fascinante y no le voy a poder hacer justicia en este divague. Solo anotar que la ponente recitó un proverbio alemán que se traduce "peregrina se fue, puta volvió"  y la única referencia que he encontrado en internet de esta frase es aquí,  y nos da a la idea de las penurias que las peregrinas sin dinero tenían que pasar. No todas eran adineradas aristócratas. 

Y la segunda es Marga d'Adurain, una vascofrancesa con otra vida loquísima: de entrada la echan ya del cole por revoltosa y su madre reza por su alma primero y luego pide que le hagan un exorcismo (hoy los llevamos al psiquiatra infantil), se casa con un primo lejano en contra de la voluntad familiar, viajando a Latinoamérica y luego a oriente, claro, donde se hace pasar por condesa y monta el Hotel Zenobia en Palmira -aquí se alojan entre otros Agatha Christie, luego hay asesinatos, condenas con lapidación, tráfico de opio y por fin, alguien la tira de un yate y nunca la encuentran, claro. Vivir al límite, no: esto es vivir al límite infinito en el infinito (alguien recuerda las mates de COU?)

Termino el divague tras esta sobredosis de aventura pensando en que claro que David Lean filmó una peli grandilocuente sobre Lawrence de Arabia -cualquier día cuelgo la foto de la placa azul de la puerta de su casa en 14 Barton St muy cerquita del Big Ben- pero a nadie hasta hace bien poco se le ocurrió contarnos historias de mujeres como estas.  La vida de cualquiera de ellas es de película, y no puedo esperar a que Izíar Bollaín, o Andrea Arnold o Greta Gerwig o Lynne Ramsay las descubran.