El contraste del continente y del contenido: el otro día estuve en una mansión que se hizo un ricacho donde había una exposición sobre la clase trabajadora británica ("Lives Less ordinary: Britain working class reseen"). Llevábamos unos días grises y encapotados, lloviendo, pero el domingo salió un solazo de esos de invierno. Otro contraste: el de ver la vida un día gris o uno soleado.
Siempre tan fotogénicas las cabinas- en el fondo, 2TemplePlace |
Esto es Temple: No pasen, musgo sobre piedra |
El rico en cuestión -que se construyó una especie de palacete neogótico con vistas al Támesis [para el turista, está justo al lado de Temple, una de los distritos legales de Londinium que ya explicamos aquí, y acá]- era William Waldorf Astor, el de los hoteles. Nació en Nueva York (que vamos, que vamos!) donde fue de todo (abogado, filantropista, hotelero, político, dueño de una editorial), pero sobre todo hijo de un magnate que cuando se murió le hizo el segundo hombre más rico de EE.UU (tras Rockefeller).
"Pero quién quiere todo esto cuando tienes heroína?" (si no pillas la ref, vete de aquí: eres demasiado joven) |
Según la wiki, un conflicto con su tía Lina (quién no tiene una tía Lina?) le llevó a mudarse a Inglaterra. Por resumirlo: para fastidiarla, él construyó el hotel Waldorf de 13 plantas al lado de la casa de ella, una de esas de "brownstone" salidas de "La edad de la inocencia". La tía Lina se acabó hartando y se fue a vivir a la 5a Avenida y allí construyó otro hotel, el Astoria. Cuando ambos se unieron dio lugar a, voilá, el Waldorf-Astoria, y pasado los años, los cuando los demolieron, se construyó allí el Empire State Building -desde donde espero retransmitir pronto, ji.
Waldorf a su arquitecto: "No mire el penique" |
Nota: cuando llego veo que hay otras bicis atadas a los raillings (las vallas de hierro que la rodean) y me dicen que adelante que la ate (cuando en muchos equivalente por toda la city pone eso de que las arrancarán). Esto ya es un buen punto, como lo que sienten los con-perro cuando se los dejan entrar en los cafés y hasta les ponen un bol de beber.
Waldorf: "Antes muerta que sencilla" |
Las siguientes imágenes van para seguir ilustrando la grandéur, no perdonó ni el aseo...
La exposición sigue arriba y, por supuesto, tiene su tienda que por una vez está ahí enmedio, no a la salida (así que no puedo decir mi mantra: "Exit through the gift shop"). Creo que he dicho otras veces que en esas tiendas de museo me compraría siempre la mitad de los objetos sin sentido que tratan de enchufarte, pero entonces recuerdo mi batalla al consumo, y en particular a una señora que vi el otro día que dijo que ella "ayudaba a la gente a declutter" (quitarse objetos innecesarios)- recordemos aquel programa que me impactó, la señora Linda que llenó un hangar con sus titos. Bueno, pues esta nueva declutterer decía que "no bastaba solo con declutter, es que luego había que prevenir volver a caer". O sea, la gente vuelve a recargar su casa! En fin: que hace tiempo que no compro nada y tampoco lo hice aquí.
Hablando de escaleras, la famosa es la de arriba, pero metiéndome por una pasillo sin gente descubrí esta otra que no puede ser más neogótica o incluso gótica: vamos, que veo por ahí bajar a Maléfica de la torre tras haber hecho pincharse a Aurora con el huso.
He olvidado decir que la casa se llama Two Temple Place. Y ahora un breve finale para la exposición, que muestra la obra de diversos artistas de distintos grupos étnicos y géneros, pero con algo en común: todos vienen de la clase trabajadora, y han querido expresar ese sentir, esa manera de ver el mundo desde esa esquina -mayoritaria- de la sociedad, a través de la pintura, fotografía, escultura, cortos y cerámica.
"This England" (1985), de Bobby Robinson. Este cuadro te puede gustar más o menos estéticamente, pero tiene un montón de elementos que lo clavan en cuanto a la clase trabajadora de este país: la camiseta del hombre, el papel pintado, la lámpara torcida, el aspirador y la posición de la mujer, impúdica y pasota. Si me lo planteo, a veces me siento así.
"Triple transformations: Monument to Working Woman" (1985), es una performance fotografiada por Patsy Mullan. En ella, tres limpiadoras le superimponen sus carteles a las glorias del señoro industrialista de la estatua de turno (como los posesivos en inglés tienen género, es más fácil que en castellano que "su" es tanto masculino como femenino: "Our work, his glory" (Nuestro trabajo, su gloria), "His benefit, her labour" (Su -de él- beneficio, su -de ella- mano de obra), "Her poverty, his reward" (Su pobreza -femenina-, su -masculino- premio). Este tipo -no pienso escribrir su nombre- está ahí por ser el "gran reformista social": uno de sus hitos, oponerse a la jornada laboral de 10 horas. Quién se opone hoy en Ejpein a la reducción de la jornada laboral? Los de siempre.
"Baa's House" (1985), de Henain Patel. Los inmigrantes, la mayor parte de ellos, clase trabajadora. Los hijos, los nietos de algunos de ellos, particularmente indios o pakistaníes, estudian medicina. El fotógrafo va de Spiderman y posa con su abuela. Esos inmigrantes que tanto preocupan a los brexiteros son los que han estado atendiendo sus hospitales por décadas. En España, cuidan de nuestros ancianos. Algunos imbéciles les llaman "sudacas".
"Cleaner No 1" (2022) de Kelly O'Brien. La autora quiere hablar de tres generaciones de su familia, todas exhaustas de tanto trabajar. Todo mi respeto para las personas que limpian: esos ejércitos que entran de noche a nuestras oficinas.
"Gorbal boys" (1948) de Bert Hardy. Qué simpáticos los raskales. Pero esto es una suma cero: para que algunos tengan todos esos privilegios, otros tienen que perder. Mantenerlos significa quitárselos a los demás, deberíamos tenerlo claro incluso a nuestro nivel.
"Frozen Pit Pond" (1974) de Jimmy Floyd. Este me gustó porque me llevó a Lowry, y sus escenas de invierno, tan de postal de Navidad. Por algo le llamaban "el pintor de la clase trabajadora".
"Hair bells" (2003), de Beryl Cook, que decía que solo pintaba cuando algo le emocionaba, y lo que le emocionaba era la alegría de vivir. Sororidad: mujericas en una peluquería. Hoy he escuchado hablar de mujeres activistas de la transición, de esas a las que obligaban a dejar su trabajo al casarse, pero que luego se unían para luchar por cosas prácticas, como coles en su zona, o ambulatorio. Estas de arriba llevan todas una activista dentro.
"People and factories" (fecha desconocida) de Eric Tucker. Tiene un toque deprimente, pero me encanta. Tiene lentitud, reflexividad, dignidad.
So many adventures couldn't happen today
So many songs we forgot to play
So many dreams swinging out of the blue
We'll let 'em come true
Al final, no es todo tan complicado. Como decía la admirada Maruja Torres el otro día en una entrevista, siempre hay dos bandos, uno que empuja para que las cosas vayan para adelante y otro que estira para que vayan para atrás -y de paso llenarse los bolsillos. Estos son lo que están en contra del cambio climático, de los homosexuales, del hedonismo, del ateísmo, de los de fuera, de los que sufren... siempre en contra todo. Y aún los hay más extremos, los que se llaman "patriotas" ["un patriota, un idiota"], también lo escuchaba hoy en la radio: "los de la xenofobia, el revisionismo histórico, la nostalgia de una supuesta grandeza nacional perdida, los del victimismo, la inspiración religiosa de la familia y de los derechos reproductivos, los de la cruzada ideológica contra "la ideología de género", los del antifeminismo beligerante, la desconfianza hacia la ciencia y hacia la grandes intituciones mediáticas y educativas -sobre todo universidades, ahora el Daily Hell está acusando a King College London de "wokismo", - los del autoritarismo, con una voluntad común: la de la reducción al mínimo del estado.
Recordemos: es una suma cero. Y para que Mr Waldorf tuviera sus hoteles y su masión neogótica a orillas del Támesis, muchos, todo ellos de la clase a la que se dedica esta exposición ahí dentro, tuvieron que estar -y disculpen mi francés- jodidos. No corren tiempos propicios para este discurso, pero abracemos los contrastes.