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26 noviembre 2025

"La línea de la belleza" de Alan Hollinghurst: Un esteta en la casa de un tory en los excesivos 80

 "The line of beauty" ("La línea de la belleza") de Alan Hollinghurst fue el ganador del Booker en 2004. Owen Jones, periodista de The Guardian dijo una vez que era su libro favorito. Había un episodio en el podcast del que hablo a menudo ("Past Present & Future) sobre la novela en su serie de "Grandes ficciones políticas"Un libro que siempre estaba ahí mirándome en esas montañitas de libros que ponen en las mesas como recomendación ("modern classics") en las librerías. Así que cuando me lo encontré en la tienda de Oxfam hace unas semanas, en una edición cuya portada me ha tenido hipnotizada, lo compré por fin.


Nota sobre la portada: He pasado demasiado tiempo, al abrir o cerrar el libro, mirando esta fotografía, de la que no logro encontrar el autor (está en el archivo de Conde Nast). Sería atemporal si no fuera por el pelo de la chica que delata los 80. Una vez que te metes en la novela, te preguntas quién podría ser qué personaje, qué piensa el del centro y por qué te azoras con la mirada del chico desenfocado.

El título y sus interpretaciones
El título podría de entrada recordar al concepto que introdujo William Hogarth en su libro de 1753 "El análisis de la belleza", en el que defiende que una línea serpenteante con dos curvas opuestas (el ogee, la llaman) es mucho más agradable al ojo que la línea recta. Es una parte esencial de su teoría de la estética, y el protagonista, Nick Guest se considera y es considerado un esteta. A la vez que un consumidor regular de cocaína, y las rayas de esta droga en inglés se llaman "lines", líneas. Un juego de palabras. 

Técnica y Henry James
Hollinghurst usa la conocida técnica de introducir a un "outsider" en un milieu nuevo y en contraste con el suyo. Ese personaje observa y lo cuenta, pero en este caso en tercera persona. Hollinghurst explica esto en el epílogo: él quería entrar a narrar una novela larga (son 500 páginas) desde la tercera persona, al estilo de Henry James por el que está claro que tiene un gran interés, tal vez fijación. Su pasión por James la expresa a través de Nick -que hace su tesis sobre el autor-, y me ha recordado a Geoff Dyer en su "Amor en Venecia, Muerte en Benarés", cuya obsesión (de nuevo, tanto del personaje como del autor) era DH Lawrence. Ay, chicos, es jugar sucio: ambos han estudiado literatura en la uni, luego pueden escribir novelas en las que los personajes hablan de sus tótems literarios, sobre los que profundizaron ad nauseam; los que no, crean personajes obsesionados con la tríada oscura o los neurotransmisores.  

El punto de partida: pero, ¿no es esto Saltburn?
Nick es un chico más o menos de clase trabajadora -su padre restaura antigüedades- que conoce en Oxford a Toby, el hijo de la pareja que forman una aristócrata y un miembro del parlamento (MP) conservador. Cuando terminan la carrera y vuelven a Londinium, los padres de Toby le ofrecen alquilar una habitación  en el ático. También hay una hermana, Catherine, inestable por su trastorno bipolar, la criada Elena y un montón de amigos de la familia, el tío aristócrata y la becaria. Lodging, que se dice aquí,  cuando alquilas una habitación; y sí, estos forrados le cobraban al chaval.

El divagante con buena memoria pensará que esto es "Saltburn" (2024)un chico joven se enfrenta a una clase social que le es totalmente alien, una panda de "toffs" (ricachones) que dicen continuamente "espléndido!" [nota mental a mí misma: decir "splendid!" a la menor oportunidad] y mansión en la campiña (del tío aristócrata, aquí celebran un cumple en el que empezamos a ser testigos del desfase). Pero así como la peli de Fennel se quedaba corta en cuanto a análisis político (no sabía dónde iba en ese tema, en una palabra), esto es una "gran ficción política" por algo. 

En la cresta de la ola del thatcherismo
El libro transcurre entre los años 1983 y 1987, el cúlmen de la época thatcherita (recordemos, Thatcher ganó a los laboristas en 1979, y la echaron en 1990, sustituida por John Major). En el podcast dicen que, tras la mayoría apabullante del 83, es curioso que vuelva a ganar en el 87 ya que, aparte de las Malvinas, el país estaba hecho un caos: tres millones de parados, no funcionaba nada, la economía había colapsado.  Y hay un ambiente de estupor entre los tories al ganar la segunda vez tipo, "si pudimos salirnos con la nuestra después de esto, siempre podremos".

El horror de esta era política es también otro de los grandes temas de fondo del libro. Se han establecido comparaciones con "The way we live now" ("El mundo en que vivimos"), la novela política satírica de Anthony Tropolle de 1875. Todos los excesos de los 80 -los peinados son lo de menos-, pensemos en la economía thatcherita, la avaricia, el consumo, el Potlach continuo, American Psycho, la hipocresía, los trepas sociales, la especulación, la veneración de la riqueza aunque se sustentara en humo, estaban ahí. 

Gerald Fedden, el padre de familia que además de MP es ministro junior con Thatcher, es el típico tory al que quieres abofetear. Encantado de haberse conocido, esto alcanza el clímax cuando consigue que The Lady (ella, la bruja) vaya a la fiesta que dan por sus bodas de plata. Que todos los tories estuvieran como bajo un hechizo con ella no me ha sorprendido -hay gente pa'tó - pero sí que se repiriera muchas veces, tanto entre hombres como mujeres, lo guapísima que era la "milk snatcher" (quitó la leche de los coles de primaria). Me he debido perder algo.

No sabemos exactamente lo que piensa Nick políticamente, aunque se supone que no es conservador, pese a moverse bien entre esta familia y disfrutar de las oportunidades que le dan. Catherine, la hija, es la única voz disonante sobre el conservadurismo de esta familia, la excéntrica, la cabra loca. Otro arquetipo: el loco del pueblo es el único que dice las verdades. Solo Catherine se atreve a decir que Thatcher parece una "cantante de música country".

La casa y los jardines para "los que tienen llave"
Es, como en tantas otras ocasiones en la literatura, la casa donde viven es otro personaje. Es una de esas enormes casas georgianas de Notting Hill, en una calle llamada "Kensington Park Gardens" que está muy cerca de Portobello Road (esta calle igual suena a quien haya interpretado el aburrido rol de turista en esta ciudad; nóteses que todos somos aburridos turistas en algún sitio, aunque nos dan más penita siempre los que vagan por la nuestra]. 



Estas fotos las hice un buen día en el que, en medio de mis lecturas, cogí la bici y me llegué a la zona para situar mejor la acción en mi cabeza. La calle me decepcionó: está llena de grandilocuencia y casoplones, pero carece del encanto victoriano de la mayoría de las calles aquí. Por lo que mereció la pena ir [siempre merece la pena ir a cualquier sitio en bici en Londinium, la ruta es lo que importa] fue por ver los "jardines con llave" que están detrás de la casa. Privadísimos:



Muchas plazas en Londinium tienen un parquecito en el centro, que está vallado y que solo puede ser accedido por los residentes. Se puede revisitar esta escena de la peli "Notting Hill" en la que Julia y Hugh saltan la valla una noche.  Los comunistas bolivarianos, cuando accedamos al poder, aparte de violar monjas y cerrar el Daily Hell (~El Mundo), nuestra primera acción será quitar las vallas y que los pobres que pasan por ahí con sus bicis. puedan entrar a sentarse en un banco a comerse un kiwi con piel. Estos jardines son muy importantes en la narrativa porque simbolizan el "ellos" vs. "nosotros" (Nick tiene llave prestada, pero no es uno de ellos) y porque justo aquí empieza uno de los temas, junto al de clase, de la novela: Nick es homosexual y pierde aquí su virginidad. 

Ser homosexual en los 80
Las escenas de sexo durante la narración son bastante explícitas y el deseo de chavales homosexuales que observan al otro prácticamente siempre desde esa mirada, la del ansia sexual, continuo. Hollinghurst -que es gay también- recorre esas pulsiones muy bien, a la vez que la geografía de la ciudad: esta en una novela muy londinense. Los lagos de Hampstead Heath y las infinitas posibilidades de follaje en sus aseos, ciertos bares de ambiente y, por qué no, los baños de la casa del tory en plena fiesta en el piso de abajo.

Nick también sufre la esquizofrenia de vivir esa doble vida: eres el esteta que da conversación a los amigos de los padres en las dinner parties, que cuida de la hija bipolar y y que incluso baila con  la Thatcher en una de las fiestas: cumple también un papel en mantener la homeostasis de esa familia. Pero NIck, no solo no eres uno de ellos, sino que a la vez estás enganchado a la cocaína y al sexo, al que a veces llamas amor, con ex-companieros de Oxford que, por supuesto, tienen novia y para los que este trío contigo y el camarero latino no significa nada. En una entrevista le preguntaron a Hollinghurst si no podría haber hecho un héroe de Nick, pero contestó que le aburren y que está interesado en la gente que se porta mal. 

Lo mejor del libro, su belleza formal. 
Esto dijo Hollinghurst en una entrevista:
"La forma en que se escribe la ficción siempre ha sido más importante que la historia... todo lo que realmente quiero de ella es la atmósfera, la sensación de su mundo imaginativo". ["how fiction is written has always been more important than story. . . . all I really want from it is the atmosphere, the sense of its imaginative world." ]
Y se nota. He subrayado muchísimas descripciones, del tipo hacernos ver una entrada de alguien en una casa a medida que avanza su reflejo por el espejo, las mil habitaciones de adolescente que se van difuminando a medida que las superas [¿qué libro tenía releidísimo Nick en su habitación de adolescente?: Middlemarch!], o las diferencias objetivas entre la escalera de la familia y la del servicio.  Un ejemplo [así reacciona un personaje cuando recibe un shock, el mayor de su vida]: 
"Tuvo una extraña sensación inconsciente de que la barandilla no estaba allí y que el suelo del recibidor se había precipitado hacia arriba para recibirlo, como si se desmayara pero permaneciera completamente consciente".  ["He had a strange subliminal sensation that the banister wasn't there, and that the hall floor had hurtled up to meet him, like fainting but remaining fully conscious"].
No hay demasiada acción, y en algún punto te preguntas a dónde pueden ir esas vidas que se han entrelazado casi por casualidad, cuándo va a llegar el "clímax" y el desmoronamiento posterior en el que las formas, eso en lo que son maestros los británicos, ya no se mantengan. Es curioso porque yo el terremoto no lo vi venir: tal vez porque el autor nos cortaba el capítulo en medio de una exposición, cuando no movía directamente cuatro años sin volver a nombrar a algún personaje. Porque iba dejando miguitas que no procesas hasta que llegas al final.  Luego, cuando se empieza a caer todo, entiendes su jugada. Y hasta aquí puedo leer, porque si alguien se anima, quiero que tenga la misma experiencia que he tenido yo. 

Corolario
Tories en la era Thatcher behaving badly [comportándose mal], estetas gays haciendo la tesis sobre Henry James en University College London a la vez que esnifando coca y follando con quien sea en parques y jardines (vallados), la decadencia de una sociedad que sigue votando a sus verdugos, la profunda homofobia, las muchas [tantas] noches sin dormir. Los 80: malos pelos, maravillosa música. No hay que meterse líneas [rayas] para encontrar en la novela de Hollinghurst la grande Bellezza. 
¿Vienes del hondo cielo o sales del abismo,
Belleza? Tu mirada, infernal y divina

[Viens-tu du ciel profond ou sors-tu de l'abime,
O Beauté? Ton regard, infernal et divin]




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