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08 noviembre 2019

"Mani: Viajes por el sur del Peloponeso", de Patrick Leigh Fermor: No eres tú, soy yo.


Cuando pasas una temporada horrible, pero además no puedes leer, tocas fondo. Un libro suele ser la cala en la que refugiarse en esos ratos malos, pero qué pasa cuando no encuentras puerto donde evitar la marejada?  En mi caso, este pasado odioso mes de Octubre me pilló empezando un libro que en principio iba a ser la evasión que una necesita cuando empieza el otoño. El libro en cuestión me iba a devolver a uno de mis "lugares del mundo", y ya me veía tirándome de cabeza al agua de sus playas desiertas, trepando montanas para ver la costa como desde googlemaps y visitando monasterios donde comprar miel a dudosas monjas-o monjes, de ahí la duda. 

Sin embargo, en lugar de esto, lo que he hecho este mes ha sido pasar una cantidad ridícula de tiempo con el libro entre mis manos, mirando al infinito, en la parte de arriba del autobús (me recuerda a mi embarazo, en el que dejé tres libros seguidos; imagen: yo, en la parte de arriba de un bus 169, en pleno Brixton, mirando fijamente al no-horizonte). Otras veces he pasado pequeñas eternidades con los ojos absortos en una página, siempre la misma, y cuando me daba cuenta de que estaba en ese extraño estado mental, semi-disociativo, me tenía que hacer releer el párrafo anterior, y el anterior, y el otro, para descubrir que seguía sin saber de qué me habían hablado en toda la página. Y lo que es peor: no importándome una porra.

Yo no tengo ningún problema en abandonar libros: he dejado bastantes en mi vida, y no me siento mal. Los más fáciles en este aspecto son los que no me gustan, o los que creo malos. No considero que "un libro ha podido conmigo", simplemente no era para mí. Leer es dialogar de alguna manera, y si no ocurre, pues bueno, yo me lo pierdo. Ya sé que Borges escribe bien, y he leído un par de libros de relatos, pero no dialogo con él. Con los libros es un "No eres tú, soy yo". Sin acritud. Sin embargo, tengo más problemas si sé que un libro es bueno, si disfruto de partes de él, si sé que en teoría es "un libro para mí", pero que de alguna manera mi cuerpo (qué es la mente, sino cuerpo) me aleja de él: pasa a ser una imposibilidad física. La vida se cuela por entre los márgenes, y las personas del día-a-día, tornados personajes, son los que dominan. 

Pero... si es Mani! Si es uno de los viajes de mi vida! Qué me está pasando? Así un mes.


Patrick Leigh Fermor era un inglés de los de principio de siglo (nacido en 1915) que se dedicó, entre otras cosas, a viajar y a escribir crónicas de sus periplos, el maldito. Exactamente la vida que yo querría, por si no ha quedado claro. Y mejor no entro en la casa que tenía en Kardamyli, pueblo de ensueño donde yo me conformaría con un chamizo. Parece que hoy en día se puede alquilar su casa para escribir tu novela, mientras disfrutas de la playa privada y tal. Igual es el empujón que necesita Serial, lo veo: tal vez montar un crowdfunding, divagantes? 

Pero centrémonos, que divago: el libro con el que he jugado al gato y al ratón un mes es "Mani. Viajes por el sur del Peloponeso" de Leigh Fermor, claro. El me encontró a mí en el velero de F., en una edición en castellano-a la derecha- mucho más bonita que la que compré nada más volver a la isla, que por ello no cuelgo-con un ojo mal dibujado del "mal de ojo griego" ahí, a toda página. Además, el autor había sido muy recomendado por las popes Elena Rius y Mo, así que el libro tenía todos los números para ser ese compañero con el que quieres pasar unos ratos cada día. Pero no fue así, y la culpa es mía, o de mi momento vital, sin duda. 

El libro -que no es una novela, sino más bien un blog erudito de viajes- comienza muy bien. Está el autor en un punto del sur de Esparta, y se dirige hacia la península de Mani, el "dedo" central de los tres del Peloponeso. Para ello, ha de cruzar el Taygetus, unos montes muy complicados, y en aquella época (el libro fue publicado en 1958) la única manera de hacerlo es a lomos de burros. Esta anécdota es suficiente para atrapar la imaginación de una aspirante a escritora de viajes (en realidad,  alguien que inconscientemente cuelga en la red sus enloquecidos diarios). Aquella época en la que solo viajaban cuatro privilegiados-que debían encontrar fácilmente lo que hoy todos ansían, "lo auténtico"-, la tenemos todos mitificada. En estos días de Ryanair, calles que tal vez sean un decorado y "cene/duerma/baile un sirtaki con una familia local".

Una vez en Mani, Leigh Fermor comienza por el noroeste, en la maravillosa Kardamyli (donde se rodó la tercera de la saga de "Before" de Linklater) y baja hasta Aeropolis y su espectacular puerto, Limeni. Estos lugares están a fuego en mi memoria y es imposible no emocionarse pero... un momento, por qué me exalto, aparte de porque he estado, son estupendos y en ellos fui feliz? Es por lo que me cuenta el autor?

Leigh Fermor viaja en un pequeño grupo: un amigo también escritor, su mujer Joan, y a ratos con diversos locales que les dirigen las mulas, pongamos, pero casi no habla nada de sus compañeros. No hay anécdotas personales, aparte de algunas conversaciones con gente del lugar, siempre, para mi gusto escasas. Para quien quiera saber historia, mitos, geografía, loquesea de Mani, este libro es una pequeña enciclopedia para obtener datos e información. Pero no sé si esto es lo que yo busco en un libro de viajes. Yo hubiera querido más de lo siguiente.

Porque algunas de las historias son  maravillosas, y eso es lo que me ha mantenido leyendo. Mani es la península que logró resistirse a los turcos por su orografía agreste, la valentía de los maniotas, y las torres. Cuando una viaja por Mani, solo ve monte bajo, y de repente, tres o cuatro casitas de piedra, con su torre, construida en su día para defensa. Nosotros nos quedamos en distintos lugares, entre ellos lo que decían era un castillo, pero estos viajeros de otra época se quedaban en casas con torre, con griegos. Hay una escena en la que están cenando y los griegos dicen, "oh, hace demasiado calor aquí, subamos a cenar a lo alto de la torre". Y todos cogen lo sea, de alguna manera se producen una mesa, sillas y mantel en el equivalente al terrado, y allí acaban cenando todos, bajo las estrellas. Leigh Fermor lo describe perfectamente y, quedo en shock porque no pronuncia una sola vez la palabra que yo habría repetido varias veces en el mismo párrafo: magia. A mí eso es lo que una noche bajo las estrellas en lo alto de una torre en Mani me sugiere: un momento mágico. Igual lo que hoy entendemos por magia no era un concepto d ela época, o bien yo soy my brasas.  No sé si el lector que no haya estado en Mani podrá entender, solo con la información y los datos, de lo remota que es esta península. Yo lo tengo muy fresco, recuerdo perfectamente las negras noches sin luna (orilla mar salado/y un chispear de estrellas/ de un cielo negro y bajo), las noches de verano de Mani. Y aunque no tuve la suerte de cenar en el terrado de una torre, he estado con Leigh Fermor ahí.  Y también cuando ven pasar un crucero lleno de luz y música (imágenes de "El Gran Gatsby", para mí), y se preguntan qué gentes irán en él, y qué pensarán de los habitantes de la península mientras pasan hacia Estambul. Por esto solo merecería la pena leer el libro. O por volver a esa sensación de pereza de los veranos larguísimos de la infancia:

   "Las noches de verano son cortas. Irse a la cama antes de medianoche es impensable, y las charlas, el vino, la luz de la luna y el aire cálido se alían para retrasarla una, dos o tres horas más. Parece que hace solo un momento que te has dormido, ahí fuera, cuando el sol te toca amablemente en los hombros, y entonces vuelves al interior o a la sombra para dormir otro par de horas. La tarde es el verdadero momento para dormir aquí."

Otra cosa envidiable para los viajeros de hoy en día es la desconexión de la época. Os imagináis? Leigh Fermor en un punto dice que "desde Aeropolis no han visto una radio". Por no hablar de teléfonos y otros elementos que hoy nos van muy bien, para tener a la familia tranquila (pavor de pensar que dentro de poco seremos nosotros esa familia, que Mini ya tiene 11), pero que no es lo mismo que viajar (o salir de casa, ya que estamos) sin ellos, con la libertad de no estar localizados. Yo esa es una de las cosas que recuerdo con nostalgia: de niñas, en Vetustilla de la Torre, irnos con bicis a otros pueblos, al pantano... fuera de casa horas y horas, como salvajes. Oh. 

El autor, con su conocimiento enciclopédico de Grecia, nos habla de górgonas y centauros (cómo olvidar la maravillosa Pelion, a la que cita a propósito de estos animales mitológicos),  las nereidas... Dedica un capítulo a hablar de la muerte y sus rituales en la península. Pondera sobre la mayor apertura a aceptar nuevos dioses de las religiones politeístas, como la griega clásica, sobre las monoteístas. De cómo cambiaron sus traviesos dioses del Olimpo en aburridos (esto es mío) santones cristianos (por ejemplo, Dionisos, dios del vino, en San Dionisio, que suena a rollo patatero). Hace antropología sin quererlo, cuando nos habla de la hospitalidad griega, de cómo tratan el extranjero, de que nunca quieren que te vayas.  Filosofa con la frecuencia con que usan los maniotas la expresión "pasaremos el tiempo" que, anota "plantea la cuestión de como pasar el largo agujero desde ahora hasta la tumba". Llama al sueño, "la hermana de la muerte". Inevitablemente, hay etimología: qué bonito que la palabra griega anemos, viento, haya producido la latina ánima,  alma. O que pneuma y spiritus signifique  espíritu y respiración en ambos idiomas. 

A medida que avanzo en el divague, crece mi confusión. He vuelto a Mani pero no era mi momento. Sueño con volver de verdad a sus noches estrelladas algún día, lejos de este otoño cuyas nubes no me han dejado ver ni el sol. 

12 comentarios:

  1. Hay veces que no hay manera. En el que yo leí de Patrick este verano, El tiempo de los regalos y una temporada en los bosques pasa lo mismo que lo que cuentas de este libro. La parte que más me gustó con diferencia es en la segunda, en la temporada en los bosques, cuando está por Rumania y no para de encontrarse gente, quedarse en sus granjas, sus castillos, habla con ellos, comparte fiestas, siestas, excursiones... eso me gustó mucho más que la parte erudita que es alucinante pero que a veces te deja un poco fría. Creo recordar que a Elena también le había gustado más la parte de los bosques.

    Tengo que ir a Grecia, está claro.

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  2. Sí, MO.. yo me he preguntado si era porque tengo la cabeza a otras cosas, pero había tramos q se me hacía muy enciclopedia (claro q como me dijo mi hermana: "no te importó la enciclopedia cuando era de ballenas", ji). Lo más curioso es q casi no te enteras q viaja con gente... se me hacía rarísimo.

    Tengo por ahí "In Patagonia" de Chatwin y otro recomendado es su "Songlines" (sobre Australia)... no se si los has leído.

    Y sí, Grecia y particularmente Mani, pq es mucho menos turística q el resto y para mí, sobre todo bajar en coche por la costa este, una de las mejores rutas q he hecho. Tengo muchas ganas de volver! Has visto el casoplón? en serio...

    muxus

    di

    PS: Dime cómo te escucho hablando de podcasts pq busco en "podium podcast" y no encuentro nada.

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  3. Coincido, queridas, Patrick siempre es sabio y buen escritor, pero lo mejor es cuando cuenta anécdotas personales. No solo sabe describir de maravilla a las gentes que se va encontrando, sino que se trasluce la persona que es él, de esos escritores a los que me hubiera encantado conocer (y no lo digo de muchos, en general es mejor mantener aparte escritos y personas). Aprovecho para recomendaros su biografía, escrita por Artemis Cooper.
    Di, ¡me apunto ya mismo a alquilar la casa de Paddy para dedicarnos a escribir! Yo también tengo que ir a Grecia...

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  4. Querida Unknown.. qué maravillosa idea la de montar una partida de gente con ganas de escribir en la casa de Paddy? Ya nos veo sentadas-tiradas en ese sofá en forma de "U" con todos los libros de fondo, decidiendo si pasamos la tarde en la pisicna o la playa privada... ahh

    Pero oye, no conocía la biografía de Artemis Cooper, q la he buscado y dan ganas de leer, pero además me ha llevado a otro libro sobre la vida de Joan, su mujer, de la q apenas habla aquí, y alucina:

    "A talented photographer, Joan defied the social conventions of her times and, though she came from a wealthy and well-connected family, earned her own living. Through her lover, and later editor of the TLS, Alan Pryce-Jones, she met and mingled with the leading lights of 1930s bohemia – John Betjeman, Cyril Connolly, Evelyn Waugh, Maurice Bowra (who adored her) and Osbert Lancaster, among others. She featured regularly in the gossip columns, not only for her affairs and her fashionable clothes, but for her intrepid travels to Russia and America.

    In 1936 she met and subsequently married the journalist John Rayner, but her belief in open marriage was not shared by her husband and their relationship foundered. Then, in 1944 in Cairo, where she was a cypher clerk, she met Paddy Leigh Fermor, lionized for his daring kidnap of the Nazi General Kreipe in Crete. They would remain together until her death in 2003".

    Madre mía! Interesantísima!!! Gracias por las referencias encadenadas!

    muxus

    di

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  5. Siento que mi mensaje anterior haya salido como Unknown. Me he quedado temporalmente sin ordenador y parece que el que me han dejado tiene una configuración que no domino. Me alegra de que te hayan interesado las referencias. ¡Habrá que explorar ese maravilloso plan de irse a Grecia a escribir!

    Elena Rius (por si Blogger no me deja identificarme)

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  6. jajajaja ELENA disfrazada de Unknown! Ya me sonaba a ti pero nunca hay q asumir.

    Ayer mi hermana me hablaba del pasaporte británico, de qué voy a hacer si las cosas se ponen mal, q el pasaporte abriría puertas a otros países de la commonwealth y yo le digo: "yo si se pone mal lo q quiero es irme a Grecia a leer y escribir".

    Estoy leyendo "Saturday" de McEwan, pero abierta a recomendaciones de nuevo (acabo de ver Vera Brittain en tu blog, igual me animo).

    Besos

    di

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  7. La biografía de Paddy desde luego te gustaría. Y creo que también el libro de Vera Brittain, para fans de la Great War. Yo, después de escribir el artículo, me he comprado las Letters from a Lost Generation, tiene muy buena pinta.

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  8. Por cierto, ¿llegué a recomendarte a Kate Atkinson?

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  9. Gracias ELENA... esta respuesta va de lagunas pq no he leído mucho de la Great War, ni a Kate ATkinson!!! Me gusta el título "Emotionally weird". DIme, por cual empiezo?

    Hoy hablaba con mi suegra en la cena del Cervantes a Margarit... qué emoción hace muchos anios leer Joana!!!

    Y seguimos con lagunas... mi suegra, gran fan de Faulkner, y yo aún sin leer ninguno... ella recomienda cualquiera de los 4 más famosos.."the sound and the fury", "Absalóm Ab.." etc. Please recomienda por cual empezar... :)

    Te voy a tener q poner un sueldo :)

    besis

    di

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  10. Uf, ya veo que esta recomendación va a ocupar bastante. Mejor te lo explico todo por mail, con calma.
    ¡Yo también encantada con el Cervantes a Margarit! Por supuesto, la Catalunya "oficial" finge que no ha ocurrido, como si Margarit no fuese catalán y uno de los mejores poetas que ha dado esta tierra. Me indigna.

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  11. Hi, baby. Si eres tú y Grecia, ya sabes que aparezco como una seta...

    A ver. PLF. Me encanta el personaje, la historia, la leyenda, esa cosa presuntamente self-deprecating, esa cosa de "no soy pijo, pero quiero vivir como si sí" tan inglesa y tan contradictoria (el silogismo suele ser al revés), me gustan sus cartas (algunas) con las Mitford. Me gustan algunos capítulos. De éste y de los del Danubio. Pero... una veces me echa el name dropping y otras, simplemente, que se me hace aburrido. Así, que no soy yo, es él. Besos mil, reina mora.

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  12. ELENA, lo del sueldo lo veo venir: me vas a llevara juicio por explotación! Bueno, espero ansiosa pero no hace falta q corras.. voy muy lenta. :)

    CARMEN! OH que alegrón! Otra q se une a la casita de Paddy en verano para divagar . NO tengo ni idea de la vida de Paddy, pero entre tú y elena me estáis dando ganas de leer más de él mismo. "NO soy pijo pero quierop vivir como si sí"??? Qué grande... Como dices, suele ser al revés... YO es q a todos estos viajeros de la primera parte del SXX los imagino como a John Malkovick en "EL cielo protector", con tropecientos baúles llevados por ninios marroquíes y ellos con su traje de lino sin arrugas... Y me gusta el NUEVO grito de guerra: "PADDY NO SOMOS NOSOTRAS, ERES TU!" JAJAJAJA

    Besis

    Di

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