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23 mayo 2013

"On Beauty" : Cuestión de clase, otra vez


Hace casi exactamente un año divagué sobre la genial “Howards End”, la novela de 1910 de mi admirado EM Forster. Lo titulé "Howards End: Cuestión de clase". Como dirían Les Luthiers, "caramba, qué coincidencia", porque acabo de terminar "On Beauty" (2006) ("Sobre la belleza"), donde Zadie Smith homenajea a Forster en unos cuantos tramos, en muchos de los temas y llamando a uno de los personajes principales "Howard". 


Como en "Howards End" tenemos dos familias enfrentadas. Una es liberal (de izquierdas), los Belsey, (Howard, blanco, es el patriarca, Kiki, negra, la matriarca), y la otra conservadora, los Kipps (todos negros). Así que la política es uno de los temas principales de la novela. Según como nos pongamos todo es política: feminismo, conflicto étnico, religión. Hilarante cómo la familia progresista, atea por supuesto, habla de las "creencias" de los Kipps, creyentes, por supuesto:


"I know you and your family have 'beliefs', began Howard uneasily, as if 'beliefs' were a kind of condition, like oral herpes".(p 38)
 

Pero además de reírte (que te ríes, y mucho, en la novela), hay también reflexión: el hijo pequeño de los Belsey, que trabaja los sábados en una Megastore de música convoca, siguiendo los consejos de su padre, a los trabajadores de la tienda para aliarse en contra de la idea de trabajar el día de Navidad. Juntos venceremos. De entrada, a la reunión sólo van los blancos. Los que verdaderamente dependen del trabajo para vivir, no es solo que no vayan a la reunión, es que no ven ningún problema en que se les exija más a cambio de nada. Esto me hizo pensar cómo nuestros antepasados sin formación tenían una conciencia de clase que les llevaba arriesgar, yendo a la huelga por ejemplo, por principios que tenían claros. Estos son los vendedores, pero, y los compradores de la megastore musical? Estos son unos frikis que dan la brasa y los contrasta con los que compran bolsos de imitación a los negros del top manta:


"Of course, they never want conversation (...) They are ashamed of being buying from you (...) in the megastore, people had taken such pride in  their capacity as purchasers" (p 246)


Pero, es el tema racial lo mismo que el tema de clase? Le importa a la sociedad un negro, o un negro pobre? A final lo que tira para atrás es la falta de medios, que conlleva todo lo demás, o el color de la piel?. Zadie Smith sabe de lo que habla, porque es hija de madre jamaicana y padre inglés. Sabe lo que es "no ser blanco" en Londinium, y habla de racismo de una manera ácida e inteligente. Impagable la conversación del hijo del catedrático que le pregunta a un colega negro de la calle "en qué departamento de la universidad trabajo su amigo", y el chico pobre le contesta: ""son limpiadores. No sé en que departamento limpian". Pero es que incluso en la modélica familia progre que son los Belsey hay limpiadoras negras a las que les pagan 4$ la hora: "si fuera americana le estarías pagando esto?", le pregunta el chaval a su madre.


Del tema de clase, habiendo estudiado Smith en Cambridge, campo de pruebas de la élite de este país, también domina un rato. Los Belsey son originariamente clase trabajadora. De aquella Working Class que gracias a las becas y a la educación pública han logrado convertirse en académicos, científicos, médicos. La casa donde viven los Belsey es las antípodas de los nuevos ricos: una casa heredada de rebote que está usada y vivida por gente que tuvo dinero. Exactamente la razón por la que en Londinium tener un sillón carcomido de tu abuela y un Bureau americano rayado de tu padre "da mucha clase". Por no hablar del GRAN diferenciador de clase en inglés, por lo menos en Inglaterra, el acento:



"It is the worst kind of pretension, you know, to fake the way you speak-to steal someone else's grammar". (p.85)


"He could hear his own accent climbing up the class ladder" (p. 297) 



También sabe algo Zadie de belleza, aunque solo sea por lo guapísima que es (en la imagen). La belleza, tanto de los cuadros sobre los que disputan los académicos como la de algunos personajes de la novela está totalmente presente y lo impregna todo...


"It's remarkable what a face like Carl's makes you want to do in order to see it smile again" (p78)
 

"Tall, pleased with himself, pretty, too pretty liker a conman, sleeveless, tattooed, languid, muscled, a basketball under his arm, blac2. (p105)


"Of course she was bright. Jerome wouldn't be able to stand a stupid girl, not even one this gorgeous" (p124)


"(...) to imagine prettiness as the mask that power wears. To recast Aesthetics as a rarefied language of exclusion (...) Art is the Western myth with which we both console ourselves and make ourselves" (p. 155)


"She is not really that vain. She just hasn't settled into her looks. She's still young. She hasn't decided what to do with it yet. It's a powerful thing, you know, to look like that" (p. 241)


En esta última cita, en la que un personaje conmina a otro a intentar ponerse en los zapatos de la chica impresionante, veo la sensibilidad y generosidad de Smith. La chica, que es guapa para morir, aún no se ha asentado en esa belleza, dale un tiempo, no sabe qué hacer con tal arma en sus manos. Y menuda arma es esa, ser guapa, ser guapo: en las manos equivocadas puede ser de destrucción masiva.


La madre de los Belsey, Kiki, es el personaje más inspirador de la novela. Es negra, se casó con Howard, blanco de la clase trabajadora que acaba en academia, pero ni es académica y pesa el doble de lo que "debiera". Pese a todo, no es "femenine but womanish"... gran frase que resume el feminismo de Zadie Smith: mujeres que no son folladas sino que follan, mujeres sobrepesadas como Kiki que comen en público, pese a la típica mirada reprobatoria hacia ellas cuando lo hacen, mujeres que empiezan a ser invisibles por su edad y sex-appeal que se va marchitando para quien no sabe mirar más allá del canon ("they flirt with you violently because there is no possibility of it being taken seriously"), mujeres que dejan su vida por seguir a un marido y que luego se arrepienten, mujeres que pueden ir "simultaneously overdressed and half-naked" a las fiestas invernales colgada de un tipo bien abrigadito. Y es que "femininity is that most passive of virtues".


El amor, el desamor, el enamoramiento, la traición, enmarcado desde distintos ángulos pero especialmente el de la mid-life crisis. Smith analiza la infidelidad del marido de Kiki, rozando los 60 (que ocurre solo en oficinas de la uni, porque un hotel habría supuesto "planearlo") como el terror a lo que queda por venir, como la última oportunidad:


"two old friends losing their nerve at the same time, both at the last lap of their lives. And Howard had known, even as it was happening, that they were switching lanes out of fear, just to see if it felt different, better, easier, to run in this new lane-scared as they were of carrying on forever in the lane they were in." (p. 335)



Y usa el humor, presente en toda la novela, también aquí, en el reproche de la mujer engañada, genial:


"Oh, I'm so sorry your dick ofends your intellectual sensibilities. It must be terrible. There's your subtle, wonderful, intricate brain and all the time it turns out your dick is a vulgar, stupid little prick. That must be a real bitch for you!". (p. 205)



Hay dos marcos para la historia: uno, el mundo académico, en este caso en los EE.UU., un espacio endogámico y separado de la realidad, un privilegio por el que pagas por acceder-y no solo al conocimiento, sino a la posibilidad de mezclarte con otros como tú. Y el segundo, aunque brevemente, es Londinium, en concreto mi barrio favorito de la ciudad: Hampstead. Atención a la descripción, la maldita Smith transmite su amor por Londinium mucho mejor que yo, que lo intento:


"A sprawling North London parkland, composed of oaks, willows and chestnuts, yews and sycamores, the beech and the birch; that encompasses the city's highest point and spreads far beyond it; that is so well planted it feels unplanned; that is not the country but it is no more garden than Yellowstone; that has a shade of green for every possible felicitation of light; that paints itself in russets and ambers in the autumn, canary-yellow in the splashy spring; with tickling bush grass to hide teenage lovers and joint smokers, broad oaks for brave men to kiss against, mown meadows for summer ball games, hills for kites, ponds for hippies, an icy lido for old men with strong constitutions, mean llamas for mean children and for the tourists, a country house, its facade painted white enough for any Hollywood close-up, complete with a tea room, although anything you buy from there should be eaten outside with the grass beneath your toes, sitting under the magnolia tree, letting the white upturned bells of blossoms, blush-pink at their tips, fall all around you. Hampstead Heath! Glory of London! Where Keats walked and Jarman fucked, where Orwell exercised his weakened lungs and Constable never failed to find something holy".


Y no podía terminar sin una breve alusión a aspectos formales, aunque sea para picar un poco al querido NáN, que es quien me recomendó el libro. Sin él no lo hubiera leído, porque “White Teeth” (la primera novela de la autora me gustó, sin más, sin necesidad de repetir). Termino con un par de metáforas, visuales y poéticas, que me gustaría haber escrito a mí:


"Her contempt for Claire was like the black backing on a mirror; the other side reflected immense personal envy and admiration" (p. 216)


"And now the class escapes Katie; it streams through her toes as the sea and sand when she stands at the edge of the ocean and dozily, stupidly, allows the tide to draw out and the world to pull away from her so rapidly as to make her dizzy..." (p. 253)

04 noviembre 2014

NW de Zadie Smith: Dame caos


Zadie Smith, con ella alucino: una mujer tan lista, que escribe con semejante oído para la voz de la gente de la calle, con una sensibilidad tan afinada para los Grandes Temas (Sus Temas son en gran parte Mis Temas, igual estoy sesgada). Y tan guapa, con esa presencia: al final del divague pongo un vídeo de ella leyendo el primer capítulo de NW, la novela sobre la que voy a divagar. Yo de mayor quiero ser Zadie Smith.

El Reino Unido está repartido en cógigos postales. Nada tiene que ver con el 50.000 peninsular: aquí hay 6 caracteres, divididos en dos grupitos. Son tan específicos que cada uno está dedicado a unas pocas direcciones. En Londinium los códigos indican la localización geográfica en su mayor parte. Por ejemplo, mi amado Brixton es SW2 (South West, Sur Oeste). El río separa Las Dos Londiniums, con una rivalidad y en general desdeño de "los del norte" por "los del sur" que Smith menciona solo un par de veces (pero yo pataleo, el sur tambien existe!). 

 "One shouldn't pretend that Brixton was any sort of place to live (...) go back to south london, where you belong"

 NW, la zona de la que habla Zadie, su barrio, es North West (Noroeste), y este es el título del libro en UK (la traducción "NW London"). [Subdivague: No tengo ni idea de cómo queda este libro traducido. Algún divagante pensará que ya le estoy buscando las cosquillas (tema fundacional de nuestra amistad) pero no, hablo en serio. Cómo se "oye" esa novela en otro idioma me resulta un misterio. No creo que sea posible]. Y el libro es un canto a la pertenencia a un barrio. No al UK ni si por supuesto a Europa, ni a Londinium, ese ente, sino a NW.

"Leah is as faithful in her allegiance to this two-mile square of the city as other people are to their families, or their countries. She knows the way people speak around here, that fuckin, around here, is only a rhythm in a sentence".

NW es una zona mutiétnica, y la experiencia del emigrante, de distintos puntos del planeta (indios, caribenios, africanos, irlandeses) se nos va transmitiendo poco a poco en detalles mínimos. Los coloquialismos ganados a pulso (por ello, su tesoro) por los inmigrantes: los usan con orgullo. Las experiencias de choque-cultural de los "de segunda generación"  (o sea, Mini, los hijos de inmigrantes ya nacidos aquí, esos que ya cuando dicen "in Africa" what she meant was "at an earlier point in time"): en una cena se comenta la expectativa de algunos padres (indios, bagladeshis, jamaicanos) de "ser invitados a vivir con sus hijos". Estos trozos de diálogo que Smith deja caer así, como si nada, son particularmente verdad para mí, emigrante de primera generación. Entre dos aguas.


Como ocurrió con su anterior novela, "On beauty", aquí hay un estudio de clase. Clase social, eso que canta tanto aquí en la isla y que en la península se pretende que no existe-todos somos clase media. Smith describe un grupo de jóvenes que vienen de la clase trabajadora inmigrante, y su evolución en la escalera social a partir de, como suele ser el caso, la educación. En concreto se contrasta dos personajes femeninos, amigas desde la infancia, una de origen irlandés, la otra jamaicano. Son polos opuestos de ambición y cosmovisión.
"Philosophy is listening to warbling posh boys, it is being more bored than you have ever been in your life (...) what was the purpose of preparing for a life never intended for her?"

"She has done too good, maybe, to recall where she came from. To live like this you would have to forget everything that came before. How else could you manage?"

El olvidarse de los orígenes de una parece la traición más imperdonable. Esta es mi opinión-describir la Smith sería desvelar gran parte de la trama de la novela. Puedes escaparte alguna vez del Council State (grupo de viviendas protegidas, aquí llamado Caldwell) en el que naciste? O por mucho que corras, los Caldwells nuestros personales siempre nos alcanzan?

"The money  (of the properties in London) was for the distance the house put between you and Caldwell".

Luego te cambias de zona y haces lo que hacen los londinenses en fin de semana: ir a tomar el brunch (ha de ser huevos benedictinos, precio astronómico, £14) con tus amigos (han de ser lo más parecido a ti, para no desestabilizar el supuesto equilibrio), para convencerte (poder contarlo el lunes) de que tienes cosas que hacer el finde (una vida), y que tienes amigos. POr el mismo precio, harás de extra en el decorado de esa nueva zona emergente donde te has movido, para cerrar el círculo de la profecía autocumplida de los agentes inmobiliarios:
 
 "They were all four of them providing a service for the rest of the people in the cafe, simply by being there. They were the "local vibrancy" to which the state agents referred". 

Pero por mucho que pretendas, si te has criado allí, hay cosas que, si no eres absolutamente idiota, entiendes, y que tus colegas o tu nuevo mundo parecen no captar:

"They both had opposite understanding of this word: choice. Both believed their own interpretation to be objectively considered and in no way the product of their contrasting upbringing".

Tu origen te persigue, has de correr más rápido...

"Never the boys from the posh bit up by the park, they're just boys, but our lot are "youths", our working class lads are youth"

"In the show poverty was understood as a personality trait".


 Pero mi personaje favorito de la novela es una secundaria que me hizo reír y hacer amagos de ante ti me descubro. Paradójicamente, no es una de las chicas de Caldwell, sino una cuarentaniera de casa bien (se le nota en el acento, que le ha abierto puertas y sacado de problemas a tutiplén... paíííís), 

 "It did not matter what nonsense came out of her mouth, her accent worked a spell. Felix had seen it magic her out of some unpromising corners".

que ahora está de vuelta de todo, sin pasta, sin rumbo, metida en drogas y alcochol hasta las orejas, y viviendo en un piso infecto en pleno SoHo desde el que se accede a un tejado donde se puede hacer de todo, desde meterte hasta arriba hasta tirarte a tu examante negro al que le vienes enorme, que te visita para decirte lo enamorado que está de una buena chica con la que quiere empezar una vida de las de todo el mundo.


"What do I want for my life to be like? I'm sorry, grammatically I'm finding that question extremely peculiar (...) I appreciate you coming here for this "serious talk" and sharing your thoughts about God, but I'm quite bored of talking now and personally I'd really like to know: are we going to fuck today or not? (...) not everybody wants this conventional little life you are rowing your boat towards. I like my river of fire. And when it's time for me to go I fully intend to roll off my open-person dinghy into the flames and be consumed"

Esta mujer me ha fascinado, pero Zadie observa con mucho acierto a muchas mujeres durante la novela. La relación frecuentemente espinosa de madres e hijas "Mothers are urgently trying to tell something to their daughters, and this urgency is precisely what repels their daughters, forcing them to turn away". Las mujeres más grandes que la vida, casi de tragedia griega, "Elena was the kind of woman to prefer a spectacular disaster to a conventional failure". Las mujeres, vistas desde la perspectiva de ciertos hombres, "She's one of them real... oppositional women". Os han llamado alguna vez "oppositional"? A mí me encanta... si un tío te llama eso, algo debes estar haciendo bien.

Igualmente impagables las reflexiones sobre las relaciones de pareja. Todos lo hemos vivido, en primera persona, o vicariamente: esa sinceridad que se admira de la pareja en privado pero que en público sonroja. Ese saber que vas a acabar juntos, luego no nos precipitemos. El sexo que hace mágicamente click con alguien con quien no compartes mucho más. El sexo como performance más que como tema técnico...

"Michel always speaks sincerely, and it is strange that exactly this trait-highly valued by Leah in private-should embarrass her in public (...) Ruined for Leah, though, by this depressing I feel, which he only ever says here, and which is embarrassing (...) she lunges at a change of subject, which children always seem to provide"

"There was an inevitability about their roadtowards each other which encouraged meandering along the route"

"They fitted together. They always had. But what was the point of fitting in this way and no other?"

"They had anal sex before they had vaginal sex. They had dozen of sexual partners before they married each other. They were married though they needn't have married, and though both had sworn they never would be. (...) Many things were easy to find on those dancefloors, but kindness was rare"

"Perphaps sex isnt of the body at all. Perphaps it is a function of language. The gestues themselves are limited-there are only so many places for so menay things to go"

Durante la lectura, momento conexión (ejemplo): cómo ha podido alguien expresar exactamente lo que fue Di hace 10 años? Tema maternidad. Hay un personaje que tiene dudas, no desde un rechazo a los ninios o al concepto hijos, sino más bien desde la celebración de la vida con su pareja, los dos solos, y el mundo para comértelo juntos. Está tan bien tener veintimuchos, un salario, hobbies, un cuerpo que aguanta, que, por qué desestabilizar el sistema en pos de un interrogante? Por qué la gente insiste en poner el acelerador? Por qué no se quedan quietos? Cada vez más amigas y conocidas se van quedando embarazadas y una no está lista. Soy solo yo?

"She is happy enough in the moment they are in. (...) Any change risks fatally upsetting this balance. Why must the moment change? (...)Why must love move forward? Which way is forward?

Every new arrival feels like a terrible betrayal. Why won't everybody stay still? (...) We're fine, don't worry. I want to stay still and to keep moving. I want this life and another. 

But Irie was always going to be that kind of mother. I could have told you five years ago. Only the private realm existed now. Work and home. Marriage and children. Now they only wanted to return to their own flats and live the real life of domestic conversation".


Claro, y luego tampoco nos quejemos de que hay sorpresas, todas hemos conocidos Iries que ya sabíamos iban a ser los petardos en los que se han convertido.. pero hay algunas de las que no te lo habrías esperado. Impostoras. 

Estos son, de una manera un tanto anárquica, los temas del libro con los que me he quedado. Formalmente, algunos la han calificado de extrania, porque escribe usando distintas técnicas que rompen la narrativa y pueden desconcertar.  Personalmente, mi disfrute de la novela no se ha visto afectado por estos "excesos" formales. Nota: el único spoiler del divague está en el siguiente párrafo (El Gran Salto, ahora!-si no lo has leído)....

Para mí el mayor "exceso" ha sido que me parece que Smith, entre las dos protagonistas toma claro partido. El tema racial está muy presente y creo que solo alguien de origen jamaicano, como Smith, puede permitirse "elegir" a la irlandesa. Este es el personaje positivo por antonomasia: idealista, generosa, cool, lectora inteligente, escuchadora de "música de calidad", con marido negro que está bueno, con dudas sobre la maternidad. Solo tiene una pega (que no contaré y está relacionada con esto último). Smith, por contraste, es implacable con la chica negra. En mi opinión la destroza: su increíble empuje y ambición acaban resumidos como la caricatura de una trepa. Calculadora, preocupada por la evaluación del otro, pretendiendo lo que no es. Recordaba mientras leía la enorme generosidad con sus personajes de Franzen en "Las correcciones". En mi opinión, Zadie no la tiene. Y es cierto que hay gente así, y a la vez que entre el blanco y negro hay una infinita paleta de grises. Tal vez en esta última frase la remide... porque, acaso no es épico buscar el caos?


"There is a connection between boredom and the desire for chaos. Despite many disguises and bluffs perphaps she had never stopped wanting chaos". 

... y tal vez este canto al caos final sea mi desesperada búsqueda de excusas por lo caótico de este divague.

01 septiembre 2016

"Entrevistas breves con hombres repulsivos" (Brief interviews with hideous men") de David Foster Wallace: IMPRESIONANTE


Este verano comenzó con este libro de relatos que me acompañaba desde el final de la primavera. Divagué sobre uno de sus primeros, "The depressed person" allá por Mayo, cuando no hacía la calor (oh, pero la que hace ahora, en Londinium, cómo me esta encantando este mes de Agosto soleado y sudoroso), y creo que quedó claro mi admiración, mi éxtasis, mi boca abierta ante el poderío de Wallace. Está simplemente a otro nivel que los demás: curioso que es una frase que me repito cuando le leo, y cual es mi sorpresa cuando veo que es la que han usado para la cubierta de su otro libro de relatos "Oblivion", dicho por esta escritora a la que también admiro tanto, Zadie Smith: "A visionary, a craftsman, a comedian... He's so modern he's in a different time-space continuum from the rest of us. Goddamn him". ha! Ahora se lo que estáis pensando: Di es Zadie Smith encubierta. Mmm.

La mayor parte de los relatos me han gustado mucho. Hay un par -o quizás tres-, que no sabía por donde cogerlos (me encantaría culpar la enfermedad mental de Wallace, o sus múltiples adicciones, y pensar que justo en esos relatos se le iba la olla, pero lo más probable es que sea yo-aunque, nota: he hablado con un par que lo ha leído y han reportado experiencias similares). Y luego hay en concreto cuatro, o cinco, tal vez seis, que son pura alegría.

De "La persona depresiva" ya hablé no en uno, sino en dos divagues. Un relato tan trágico y a la vez tan divertido... aj, cómo me gustaría saber hacer eso.

Tengo que hablar de "Adult world", un relato escrito en dos partes. O son dos relatos. No sé. El primero comienza con "Parte I (sí, Wallace juega contigo): El siempre-cambiante estado del yen". Una coña: el perfecto marido en esta joven pareja de recién casados está muy ocupado, y se ve obligado a levantarse en medio de la noche a chequear el estado del yen, a veces incluso saliendo de casa. Porque el yen flutúa, cariño, y hay que estar al tanto. En el primer relato (o primera parte, o las dos primeras partes dentro de la primera parte-o relato), Wallace nos lleva por hechos, pura narración (que omitiré, aquí solo hay spoilers cuando no puedo evitarlo y lo aviso), incluyendo-tal vez lo más interesante, la psicología de la joven esposa, inocente, confiada, insegura. Una mujer que duda de sí misma antes que del marido 10 que tiene. Y su inseguridad es tan brutal que a ratos te lleva a pensar si tal vez está todo en su cabeza: que ella se quiere tan poco que igual ese es el problema que se plantea. La tímida esposa comienza reprochándose temas sexuales: igual ella no lo hace bien. Igual es demasiado bruta, o por qué ella solo le deja comérsela un poquito, y luego la quita. Pero un día tiene una epifanía, "what changed everything and saved everything is that she had an epiphany", un "darse cuenta, generalmente repentino, que cataliza la maduración personal". Lo que precipita su epifanía es "su abandono de la meditación en favor de acción, concreta y frenética". Y hasta aquí puedo leer pero es que además, hay momentos formales tan chulos: como cuando sus limpiaparabrisas van acompasados con el latido de su corazón ("Her wipers' beat matches that of her heart"). Pero ahí no acaba todo. Entonces llega Adult World (II), (la segunda parte o segundo relato), donde Wallace se supera. Se trata aquí de terminar la historia con una nueva técnica: Wallace nos da el plan que el autor se debe hacer antes de escribir el relato, con todas las capas de complejidad psicológica de los personajes, el borrador de lo que piensan, lo que el lector va a pensar con cada una de sus frases, el boceto de las palabras que ha de insertar para dar un matiz distinto a cada frase... está Wallace jugando con nosotros? Es así como escribe, como se plantea cada uno de los relatos? Yo no doy crédito a lo que ha hecho aquí, y m,ientras me estoy pellizcando, la última frase, con la que cierra. En serio? Yo escribo en lápiz "Brutal".

Nota: En estos dos últimos tal vez pueda haber spoilers
En "En su lecho de muerte, sosteniendo tu mano, el padre del aclamado nuevo joven dramaturgo de Broadway suplica una bendición" (sí, este es el título del relato) leemos los pensamientos de un hombre moribundo sobre su hijo-como el título indica, una joven promesa de la escritura teatral. Que Wallace juega con el lector-de nuevo, me recuerda a Cortázar-, y al final dudas seriamente de si todo lo que pasa por la cabeza de este hombre es real o el resultado del delirium o estado confusional que a veces precede a la muerte es lo de menos. No importa porque ya nos ha puesto el tema sobre la mesa, y el tema es tabú. "Por qué nadie te lo dice? Por qué todo el mundo lo toma como una bendición? Parece haber una conspiración para tenerte en la oscuridad. (...) Por qué nadie te dice la verdad? Que tu vida va a ser perdida? Que se espera que lo dejes todo no solo para no recibir las gracias, sino para ni siquiera esperarlas? (...) Que no tendrás más vida que sea tuya?". Exactamente: habla de la paternidad. El personaje odia a su hijo, le repugna, desde el momento en el que nace. Un niño difícil, enfermizo, que no duerme ni deja descansar, que tiene problemas dermatológicos y repugna. Un pequeño tirano, un glotón de la energía y la paciencia y el amor. Y lo peor: ella no lo ve. Ella sigue inclinada, abnegada, servil: ella, a la que él quiere con locura, se ha transformado en otra persona. En una madre. Que pierde su sentido el humor, su viveza, lo que la hacía ella. Ese dilema. Y mientras tanto, el relato está sazonado con las pausas en las que entra el técnico que le cambia al padre el estoma, o le succiona el catéter del edema... Wallace no te da ninguna tregua. 

Cuatro de los relatos se titulan como el libro: "Breves entrevistas con hombres repulsivos", y son precisamente eso: entrevistas en las que no lees la pregunta (indicada por una Q.), sino las respuestas. Y todos los tipos son verdaderamente repugnantes, por una razón u otra, en general por su machismo y su manera de relacionarse con las mujeres. El último es particularmente brillante, porque aunque tenemos a un hombre repulsivo de libro de texto (un tipo con un pick-up que lo para en la cuneta para coger a una autoestopista con atuendo hippie con el plan de de llevársela al medio del bosque para violarla, torturarla y descuartizarla), en realidad luego tenemos al entrevistado, el conocido de la chica, el que contesta a las preguntas que nunca leemos o Q., ese tipo es un chico de orden, que no tortura ni mata, pero que no pestañea a la hora de mentir para tirarse a esa chica iluminada una noche, dándole un teléfono falso para nunca saber más de ella. Nice. Pero como todo Wallace, el relato es mucho más complejo que eso: te lleva por todas las vetas sicológicas de los protagonistas, incluída la aproximación New Age de la chica, -que está como unas castañuelas-, las inseguridades de los hombres, su sicopatía, y hace algo que sorprende y te descoloca. Y esta pregunta va para el que me esté leyendo ahora: cuando he hablado del tipo americano con su pickup que coge a la chica, qué imagen has conjurado en tu cabeza? Piensa. Porque la mía fue un tipo blanco, de mediana edad, gorra de baseball, camisa de cuadros, barriga. El serial killer que tenemos en el imaginario colectivo. Pues bien, cuando ya estás en tu zona de confort (dentro del malestar que supone pensar en una tortura y asesinato, descrito con mucha elocuencia), entonces Wallace lanza la bomba: el tipo es un mulato. Me resultó tan difícil, el esfuerzo mental que tuve que hacer el resto del relato para imaginar a un mulato (una palabra, por cierto, pasada de moda que apenas se usa en inglés) fue enorme. Wallace, cabrón y genio. 

Si me pusiera a incluir frases o párrafos, el divague sería monstruoso, como los hombres que le dan título, así que me quedo con una cita en la que el hombre repulsivo que simplemente quiere mentir y dar esquinazo a la persona que tiene delante describe el orgasmo femenino: ese lugar donde al final eres un intruso, cuando ella cierra los ojos y todo lo que importa es aquello que llamaron los griegos tan bonito: hedonismo. 

Como Wallace.

"how, say, at the height of lovemaking, the very height, when she’s starting to come, when she’s truly responding to you and you can see it in her face that she’s starting to come, her eyes widening in that way that is both surprise and recognition, which not a woman alive can fake or feign if you really look hard at her eyes, you know what I’m talking about, that apical moment of maximum human sexual connection when you feel closest to her, with her, so much closer and finer than your own coming, which always feels more like losing your grip on the person who’s grabbed you to keep you from falling, a neural sneeze that’s not even in the same ballpark’s area code as her coming, and—and I know what you will make of this but I’ll tell you anyhow—but how even this moment of maximum connection and joint triumph and joy at making them start to come has this void of piercing sadness to it of their eyes as they widen to their very widest point and then as they come begin to close, the eyes do, and you feel that familiar blade of sadness inside your exultation as they arch and pulse and their eyes close and you can feel that they’ve closed their eyes to shut you out, you’ve become an intruder, their union is now with the feeling itself, that behind those lids the eyes are rolled around and staring inward, into some void where you who brought them there can’t follow".

19 septiembre 2018

"El secreto" ("The secret history") de Donna Tartt: Toda la Grecia clásica, y la has dejado escapar!

"The secret history" (literalmente, "La historia secreta") se ha quedado en su edición castellana como "El secreto". Definitivamente en la novela hay un secreto ("son nuestros secretos los que nos definen, no la cara que enseniamos al mundo"), pero me pregunto, queridos traductores o editores o vendedores, si la palabra "historia" quizás añadía significado, ya que, además de querer decir "relato, cuento", también puede aludir a la "Historia" como disciplina. Y resulta que los protagonistas son estudiantes de Clásicas, que viven -o tratan de vivir, ese es uno de los temas- en otro momento de la Historia. Solo doy ideas. 

Y antes de empezar, terminemos con esta piedrita clavada de las traducciones-traiciones con lo que comenta uno de los personajes que le recomienda a otro una traducción de La Divina Comedia. "Singleton es el mejor si no sabes italiano, bastante literal, pero pierdes toda la terza rima, claro. Para esto has de leer el original. En la gran poesía la música a menudo te llega incluso aunque no sepas del idioma. Yo amé a Dante apasionadamente antes de saber un palabra de italiano". 

Pero divago; empecemos. Se trata de otra novela de campus (a las que en el divlog somos bastante fans-si son buenas, quiero decir... de esto hablaremos), y aquí de nuevo un recuerdo para "Posession" de AS Byatt, "On beauty" de Zadie Smith, "Stoner" de John Williams, "The Human Stain" de Philip Roth o "Disgrace" (al menos al principio) de Coetzee.

Aquí el campus no es otro que la Universidad de Vermont (Noreste de los EE.UU., tocando Canadá) que representa tal vez lo salvaje. Todo bosques, el verde que hay que mantener bajo control o inundará los caminos y los tejados. Todo brumas, a orillas de uno de los grandes lagos, niebla al amanecer. Todo blanco, nieve, hielo, escarcha. Incomunicación. Todo como hace 25 anios.

Y es que la novela fue publicada en 1992, cuando lo verde, las brumas, lo blanco eran lo mismo que hoy, pero la comunicación era otro planeta: no había internet como hoy la conocemos, ni teléfonos móviles (de hecho los protagonistas pasan bastante tiempo "bajando a la cabina"), y esto aún, a día de hoy, aumenta esa sensación de desconexión... algo que la autora no planeó claro.

Un pequeño grupo de estudiantes están matriculados en tal vez la disciplina más elitista en el mundo anglosajón: Clásicas. Esto es curioso porque en la península, los matriculados en esta carrera son un grupúsculo de excéntricos cuyo reino no es de este mundo. Y sé de lo que hablo: mi hermanita Fashion estudió Clásicas. Pero cuando llegué al Reino Unido, noté que había una veneración por los licenciados en estos estudios que no se quedaba en mera admiración intelectual: esta gente entraban en los programas de postgraduados de las mejores empresas, y luego se los rifaban para trabajos bien pagados no, lo siguiente. Así que hacer Clásicas en anglosaxolandia significa en general que vienes de muy buena familia. Y esto es lo que pasa con los cinco estudiantes (cinco!) que estaban matriculados en estos estudios en Vermont: una panda de pijos, acostumbrados a ser servidos.

La novela comienza, sin embargo, presentándonos al "outsider" (el que viene de fuera), Richard Papen, un tipo de clase media-baja, de muy lejos (del sol! de California), y la verdad bastante mediocre, que acaba en Clásicas sin verdadera pasión. Tartt usa el cliché narrativo ("Nihil sub sole novum") de introducir en un grupo en cierta homeostasis al extraño, el que no pertenece, pero que aspira a. Y con este elemento -que será el narrador- compartiremos perplejidad ante las excentricidades del grupo, formado por una banda de cuatro chicos y una chica. En serio, Tartt? la Pitufina? hay que poner "al gay", "al negro" y a "la chica"? (gran pereza). Pero tal vez esté refiriéndose a que las mujeres para los griegos eran criaturas menores, y esto queda reflejado en las bases de la lengua también: en gramática griega, uno de los primeros axiomas es que "los hombres tienen amigos, las mujeres parientes y los animales, a los de su especie". Uno es el frío que atrae a todos, otro, sí, el gay (que lleva quevedos-"pince-nez", en serio? hay una escena de sexo en la que sigue con sus quevedos... ahí casi se me cae el libro de la mano), otro un atolondrado rudo y desagradable, otro bebe. Las Spice girls, vamos.

Estos chicos tiene distintos niveles de fortuna familiar, pero vamos, ninguno necesitará luego currar para vivir. Esta es precisamente una de las reflexiones finales del narrador: la crisis introducida en la novela tendrá como consecuencia que ninguno terminará sus estudios, pero solo a él le importa: él lo necesita para vivir. Pero cuando los empieza a conocer, nos dice "son una ilusión tan convincente, que pese a saber de su falsedad, uno quería seguir creyéndolo".

El último elemento también arquetípico de este tipo de narraciones es el profesor inspiracional. Cómo olvidar a Robin Williams en "El club de los poetas muertos": "Subid a las mesas, a ver cómo se ve el mundo desde ahí", les decía. Yo siempre quise tener un profe así y lo más parecido -vicariamente porque ni siquiera fue mío sino de Fashion- podría haber sido Antonio Aramayona, que ya lo conté aquí. El profe de la pandapijos es un superculto, refinado, carismático y transgresor Julian. Un senior que da las clases en su oficina-que está decorada con muchísimo gusto- y que dice siempre frases para subrayar. Un hombre para el que estudiar clásicas no es un trabajo, es "el más glorioso tipo de juego". Un profesor que les estimula a pensar, a cruzar el límite "lo que es inconcebible, es irrealizable" ("what is unthinkable, is undoable"). Un tipo para el que la estética es mucho más importante que la ética, y que le importa menos "la amabilidad por sí misma que el gesto de la amabilidad." Un seductor que consigue que todos le amen por cómo los adula, veladamente, haciéndoles creer que son otra persona, llena de posibilidades. Un Aníbal Lecter sin el hígado con habas, pero con el Chianti, obsesionado con la belleza.

Ah!!! cómo nos ilumina Julian con frases como estas sobre la Grande Bellezza:
"El genio romano y tal vez su problema fue la obsesión con el orden. Uno lo ve en su arquitectura, su literatura, sus leyes-esta fiera negación de la oscuridad, la irracionalidad, el caos. Es fácil ver porqué los romanos, tan tolerantes de todas las religiones extranjeras persiguieron a los cristianos sin piedad: qué absurdo pensar que un delincuente común había resucitado de entre los muertos, qué terrible que sus seguidores lo celebran bebiéndose su sangre. Lo ilógico de ello les asustaba. (...) Los griegos eran diferentes, tenían una pasión por el orden y la simetría, como los romanos, pero sabían lo tonto que era negar el mundo invisible, los viejos dioses. Emoción, oscuridad, barbarismo. (...) Las cosas sangrientas y más terribles son a veces las más bellas. Es una idea muy griega y muy profunda. La belleza es terror. Temblamos ante todo lo que llamamos bello. Y ¿Hay algo más terrorífico y bello, para almas como las griegas o las nuestras, que perder por completo el control?"

"Si tenemos un alma lo bastante fuerte, podemos arrancarnos el velo y contemplar cara a cara la desnuda y terrible belleza; Dejar que el dios nos consuma, nos devore, nos quiebre los huesos. Y luego nos escupa renacidos".
"-La muerte es la madre de la belleza (... ).
-Y ¿Qué es la belleza?
-El terror".

"La belleza raramente es suave o consoladora. Más bien al contrario. La genuina belleza siempre es sobrecogedora".

"La belleza es dura" (Beauty is harsh)

Es como volver a leer a Oscar Wilde, el horror de la belleza, pero también habla del "pur", la palabra que contiene para él el secreto, la brillante, terrible claridad del griego clásico:
“Pur: that one word contains for me the secret, the bright, terrible clarity of ancient Greek. How can I make you see it, this strange harsh light which pervades Homer’s landscapes and illumines the dialogues of Plato, an alien light, inarticulable in our common tongue? Our shared language is a language of the intricate, the peculiar, the home of pumpkins and ragamuffins and bodkins and beer, the tongue of Ahab and Falstaff and Mrs Gamp; and while I find it entirely suitable for reflections such as these, it fails me utterly when I attempt to describe in it what I love about Greek, that language innocent of all quirks and cranks; a language obsessed with action, and with the joy of seeing action multiply from action, action marching relentlessly ahead and with yet more actions filing in from either side fall into neat step at the rear, in a long straight rank of cause and effect toward what will be inevitable, the only possible end.”

Del "pur" y de algunas otras cosas, que no quieres olvidar porque siempre son útiles para soltar en una cena, cuando los quesos:
"La psicología es solo otra palabra para lo que los antiguos llamaban destino"

"Los fantasmas existen. Eso lo sabe todo el mundo. Y nosotros creemos en ellos tanto como Homero. Lo que pasa es que ahora los llamamos de otra forma. Recuerdos. El inconsciente".

“De algún modo el presente se había contraído convirtiéndose en un lugar más pequeño y mucho menos interesante. Tal vez era eso lo que ocurría cuando la gente se hacía mayor.”

"Si la mente moderna es caprichosa y divagante, la mente clásica es intolerante, segura, implacable".
La mente moderna es divagante, darlings!! Esta frase me hizo sonreir. Y tal vez el divagante ahora esté sopesando que este libro parece interesante, ya que combina griego clásico, y un secreto (que se desvela en la primera página-es un asesinato), y tenga la tentación de leerlo. Aquí es donde entro yo, a salvaros.

Porque estas citas también me animarían a leerlo (la recomendación me llegó por mi libro aquel de literatura), pero la realidad es que este no es, en absoluto, el espíritu de la novela. Tartt nos cuenta demasiado las andanzas de este grupo de diletantes con el que es dificil empatizar. Ninios ricos que, inspirados por el profesor, quieren vivir en otra época, y que pasan los fines de semana en la mansión de uno de ellos en las montanias, o vacaciones en Roma para enfrentarse a la Bellezza, que beben y fuman sin parar, y que, cuando no tienen suficiente con ponerse túnicas, necesitan experimentar una bacanal, y la cosita se les va de las manos. La mayor parte de la novela se pasa en contar hechos, uno tras otro, en lugar de ideas. Tal vez el extranio pase superficilamente por el problema del remordimiento, pero no desde luego los demás. Al leer echaba de menos a Lionel Shriver y su meter el dedo en la llaga en Kevin.

"El secreto" tenía el potencial para haber sido un gran libro. Para mí, mucha más Grecia y menos "bajo a la cabina, me tomo un whiskazo, subo a ver a mi amigo, que me mira desde sus quevedos" hubiera sido fundamental. Llega un punto en el que no quieres pasar un segundo más con esta banda de privilegiados, que sabes que son inmunes a todo, incluyendo al sistema judicial. Tartt era la mejor amiga de Brett Ellis y creo que se apoyaban mutuamente mientras escribían, ella esta novela y él "American Psycho". Patrick Bateman me aburrió inmensamente y algo parecido pasó con el grupito de Tartt. Pero el problema es que la autora tenía el destino, Homero, la Bellezza, lo inconcebible, las bacanal, y toda la Grecia clásica... y lo dejó pasar!

25 junio 2018

"Disgrace" ("Desgracia") de J.M. Coetzee: Algo salvaje

Un divague que empieza con mi desacuerdo con la traducción del título del libro recensionado: sensación de dejá-vu, divagantes? Pero es que "disgrace" puede ser "desgracia" en el sentido de "caer en desgracia", pero no la desgracia primera que se piensa en castellano; es más verguenza, deshonra. Tenía que decirlo. Sigamos, pues.

Hay que aclararlo porque el catedrático de literatura protagonista de la novela cae en desgracia espectacularmente tras un affair con una estudiante, una de sus alumnas. El libro fue publicado y ganó el Booker en 1999, otro contexto del nuestro. Esa era la época en la que un profesor te decía algo así raruno ("usted practica algún deporte para mantener ese cuerpo?" o "qué perfume lleva?") y te parecía que el problema igual eras tú. Era la época pre-#MeToo, que empezamos a mirar con estupor, y que nuestras hijas afortunadamente mirarán con escándalo y nos dirán, "ma, cómo (no) hacíais eso?"  El caso es que estamos en los 90, y el catedrático no es que tenga un affair, como pone en la contratapa, la realidad es que el catedrático acosa-y derriba-a la alumna, que no quiere claramente seguir con la historia. Más tarde, la hermana menor de la chica pensará con repugnancia:"Así que este es el hombre con el que mi hermana ha estado desnuda, con el que se lo ha hecho!" y su exmujer le plantea si cree que una chica joven encuentra algún placer en meterse con un tipo de 52 en la cama, si cree que ella encuentra ese cuerpo algo atractivo que mirar. Esto es importante anotarlo para todos esos que se creen que como "maduros interesantes" tienen interés sexual para la mayoría de las jóvenes. Ding-dong: no. Gracias Coetzee por estos contrapuntos, por mostrarnos también cómo lo vemos nosotras. 

El catedrático aprovecha su posición de poder, acorrala a la chica y el concepto de "consentimiento" o lo que ella quiera ni se le pasa por la cabeza. Piensa en él. "Bueno o malo, simplementento lo hace. No actúa por principios, sino por impulsos, y la fuente de sus impulsos es una oscuridad para él. Su locura no era de la cabeza, sino del corazón". Qué bonito, no? Entren los violines. Locura del corazón. El tipo contraataca, con sus propios juegos mentales para justificarse, para salir ileso, y como para algo es catedrático de literatura, lo hace formalmente bien: "quizás sea el derecho de los jóvenes el estar protegidos de ver a los viejos en los estertores de la pasión. Para eso están las putas, para soportar los éxtasis de los feos". Y aún lo remata más, en el juicio improvisado que le hacen en la uni, en el que se declara culpable, con frases como "era un esclavo de Eros". Es así como piensa defenderse?, le dicen,  "No es una defensa-contesta-lo que queréis es una confesión. Ahí la tenéis". Qué incómodo, le preguntan entonces sobre su arrepentimiento ("En el calor del momento, no hay dudas"), a lo que sin despeinarse les contesta que "declararse culpable es una declaración secular, pero que el arrepentimiento pertenece a otro universo de discurso". Me gusta. A ratos logra casi envolverte con su relato: "En todo caso, la cuestión  no es si lo sentimos, sino qué va a cambiar ahora que lo sentimos.  Tras una cierta edad, uno es demasiado viejo para aprender lecciones, uno solo puede ser castigado y castigado". Pero lo que está en el fondo de su discurso es que él obraba según su naturaleza, y ya. Un dinosaurio moral, pero hay curiosidad por oir al dinosaurio hablar. Humbert Humbert viene a mi cabeza. "Ningún animal aceptará una justicia que le castigue por seguir sus instintos"

Aquí estamos en los primeros capítulos del libro: en ese punto crees que estás leyendo una novela de campus con el gran tema "poder" en su frecuente presentación de cintura para abajo. Bien, te gustan las novelas de campus, ese género literario que ha dado libros tan chulos como 
Pero no: Coetzee entonces da un volantazo y el catedrático -enfrentado a su "caer en desgracia" particular ante su pequenio círculo de la torre de marfil que es la universidad - decide escapar.

Para el tema "campus" era fundamental localizar la novela cronológicamente (a grandes rasgos, todos los campus se parecen), pero para la huída-hacia-adelante es vital localizarnos geográficamente: Sudáfrica. Y cuando uno huye de una ciudad universitaria hacia el campo, no es lo mismo hacerlo en Europa que en Sudáfrica. Allí verdaderamente estás en el fin del mundo. Y cuando empiezan a pasar cosas, en un chamizo-granja donde vive su hija hippie, entonces sientes la vulnerabilidad de ese gran espacio abierto, salvaje, en el fin del último continente, el del corazón de las tinieblas, el continente oscuro.

El primer shock que sufre el catedrático es su hija. Tener una hija hippie, "que se ha dejado" (refiriéndose al peso, la ropa, esos zapatos "cómodos"), en un hombre que valora tanto la belleza de las jovencitas, tiene que ser un palo importante. "Dejarse, lo que pasa cuando uno se retira del campo del amor", o cuando sospecha si su hija es gay "Amor sáfico, una excusa más para engordar". Claramente vemos por lo que valora el catedrático a las mujeres, ya sabemos que es una joya de hombre. Pero no es tan fácil. Como en toda buena novela, o como en la vida: hay luces y sombras, cumbres y valles, y a medida que avanza, constatas con dolor que el catedrático es un tipo con el que te podrías echar dos cervezas. Y eso hace la novela aún más compleja y más infinita su gama de grises. 

Sudáfrica inmediatamente evoca la palabra "apartheid" con todo su horror, pero aún así, como Coetzee ha despistado al lector con la universidad al principio, yo sigo asumiendo, por alguna razón, que los personajes son blancos. De hecho, he tenido que pararme y re-chequear conmigo misma, porque en la universidad todos los personajes los pienso blancos (y luego leo que la alumna abusada es mestiza). Pero más tarde, en el campo, he de volver las páginas para comprobar si cuando introducen a Petrus (el en principio ayudante luego vecino de la hija)  dicen algo de su color de piel, y no lo hacen, y lo mismo con otros personajes. Yo sigo en alerta porque vivimos en un mundo tan occidental-céntrico, que pese a vivir en una de las ciudad más multiculturales del mundo, me cuesta pensar, de entrada, en otras razas. Igual soy sola yo, pero necesitaba explicarlo porque esto ha sido una de las cosas que me han chocado del libro, que me han hecho sentir incómoda -y eso que hay muchas, muchas cosas para sentirse incómoda leyendo "Disgrace". Y no sé si he caído en una trampa diseniada por Coetzee, o una tontería mía. Pero escuece, porque la violencia racial, la tensión entre los negros y la minoría de blancos es un hecho y es palpable en toda esa parte de la novela. El eje de la tensión cambia: de poder de género a poder racial.  Casualmente, esta semana ha ido el padre de un compa de Mini, sudafricano blanco, a hablarles a los ninios del apartheid. Este hombre se fue de Sudáfrica como resistente de guerra, otro insumiso como nuestro Peda. La profesora es también sudafricana, y Mini me contaba como ambos admitían en la charla que pertenecían a una minoría de ricos, como blancos que son, que tenían casa con piscina y servicio. La profesora es tan tan cool, que nos ha pedido permiso a los padres para enseniarles "Invictus" pese a ser para mayores de 13, y les ensenia el "Madiba dance" y luego todos lo bailan en clase... Me pone una gran sonrisa en la cara...


Las consecuencias de la injusticia sistémica que fue el apartheid las sufre el catedrático y su hija una vez ahí fuera, en lo salvaje.  Recuerdo, aunque hace más de 25 anios que leí "La casa de los espíritus" su conclusión: «Me será muy difícil vengar a todos los que tienen que ser vengados, porque mi venganza no sería mas que otra parte del mismo rito inexorable». En "Disgrace", el catedrático intenta abrir el foco, encontrar en la política y la historia una explicación al ataque que reciben por parte de tres negros, que su hija se niega a denunciar (para su exasperación): "es un riesgo poseer cosas, porque no hay suficientes cosas para tanta gente. Las cosas tienen que circular para que todos disfruten de ellas, luego el que te asalten no es maldad, es simplemente parte de un enorme sistema de circulación, de redistribución de la riqueza". En otro punto reflexiona que los negros "igual piensan que tienen que cobrarse algo de mí, por vivir en su tierra. Les debo algo". Otro incidence en la gran campaña de resdistribución. 

“He would not mind hearing Petrus's story one day. But preferably not reduced to English. More and more he is convinced that English is an unfit medium for the truth of South Africa. Stretches of English code whole sentences long have thickened, lost their articulations, their articulateness, their articulatedness. Like a dinosaur expiring and settling in the mud, the language has stiffened. Pressed into the mold of English, Petrus's story would come out arthritic, bygone"

El párrafo anterior, reflexión sobre lo inapropriado del inglés para capturar la complejidad sudafricana, ocurre cuando Petrus llama a su hija "su benefactor." Benefactor: la palabra chirría. Hay en el fondo una lucha del orden establecido, que era duenio-blanco-empleados-negros. El inglés está podrido por dentro, "solo te puedes fiar de los monosílabos, y ni siquiera de todos". 

El  bienestar animal es otro de los grandes temas que recorren la novela, y a mí es uno que me ha gustado particularmente porque tal vez yo sea un poco como el catedrático. No me apasionan los animales, algunos directamente me disgustan y no puedo imaginar una vacación más aburrida que ir a fotografiar cebras. Eso sí, tengo un atractor para ellos, según Fashion, y por ejemplo, sobre Nara su golden, ejerzo un imán especial: Nara me ve y viene a que la toque (en la frente, que como decía la Yaya es donde les gusta). El catedrático es un indiferente así, pero durante la novela, viviendo en el campo desarrolla cierto sentido y por ejemplo, lleva muy mal que dos cabras con las que se había encariniado acaben asadas en casa del vecino para una fiesta, o lo que les pasa a los perros en la clínica de una amiga de su hija. Como el catedrático, no hace falta ser apasionado de los bichos para odiar ver a cualquiera de ellos (sí, también los que me disgustan), sufrir. Ya hablamos, a tenor de Sapiens, de las aberraciones que estamos haciendo a las vacas en granjas, y en conciencia, yo debería hacerme ya del todo vegetariana. 

En mi libro de literatura folk, explican como "Disgrace" fue publicado cinco anios tras las primeras elecciones libres en Sudáfrica y supone un contraste brutal con otra literatura llena del optimismo de la nueva nación. El estado de desgracia, de haber caido en desgracia, se extiende como una mancha de aceite a tantos niveles. El catedrático se niega a explicarse bien en su juicio por abuso, su hija mantiene silencio ante un ataque brutal: no hay palabras para la reparación. El pesimismo es total y el paso del tiempo, envejecer está siempre presente en la novela: por primera vez el catedrático intuye lo que supondrá ser un viejo, cansado, sin esperanzas, sin deseos, indiferente al futuro. Ya lo ha vivido todo, desde el adulterio, "donde todo el tedio del matrimonio es redescubierto" hasta la poesía en vena “según mi experiencia la poesía te habla y te llega a primera vista o no te llegará nunca. Hay un destello de revelación y un destello reflejo de respuesta. Es como el rayo. Como enamorarse”. Ya ni las teorías valen, cuando te han partido la cara y apestas, "eso es la teoría; agárrate a una teoría y a la comodidad de la teoría".

Esta es una novela sobre relaciones de poder a todos los niveles, escrita en un lenguaje áspero, sin florituras, que te raspa tanto por su forma como por su contenido. Todo en ella es incómodo y escuece, y su amargor te persigue durante días. Qué se podía esperar de un caer en desgracia no solo personal, sino colectivo.