Emilio Renzi, personaje recurrente de los libros de Ricardo Piglia es, según la contratapa de mi libro "un divorciado cincuentón, solitario e inseguro q mata el tiempo en Buenos Aires". Vendido. Pero además, así comienza "El camino de Ida":
"En aquel tiempo vivía varias vidas, me movía en secuencias autónomas: la serie de los amigos, del amor, del alcohol, de la política, de los perros, de los bares, de las caminatas nocturnas. Escribía guiones que no se filmaban, traducía múltiples novelas policiales que parecían ser siempre la misma, redactaba áridos libros de filosofía (¡o de psicoanálisis!) que firmaban otros".
Anda que no nos gusta aquí un buen comienzo de libro, y este tiene una energía, una vibración y unas ganas, que yo solo quiero seguir leyendo para pasear mi fracaso al lado del de Renzi.
Nota: Antes de empezar apuntar que, como casi siempre, no voy a contar la trama -que sin rubor es desvelada en el resumen de esa multinacional que vende libros, y también en algún titular de entrevista con el autor. Con dolor, porque es uno de MIS temas, pero quiero que el divagante tenga la misma experiencia que yo he tenido: re-descubrir esa historia aquí ha sido tan chulo como cuando supe de ella por primera vez en el pasado. Sería una traición contarlo, es mejor ir poco a poco preguntándose, de qué me suena esta historia. Releo el párrafo y objetivo cumplido: no se entiende nada, vamos bien.
"El camino de Ida" es una novela de campus, un (otro) género muy apreciado en el divlog. Renzi, académico argentino es invitado a una estadía en una universidad estadounidense por la profesora Ida Brown. Como buena novela basada en el cerrado mundo académico, conocemos a algunos estudiantes, sus neurosis y relaciones, las pugnas y luchas de poder: "Hubo un silencio eufórico. No hay nada más violento y brutal que el choque entre las figuras que nacen y los profesores establecidos: son enfrentamientos sin reglas fijas pero siempre son a muerte". Pero todo esto, superficialmente: a quien describe bien Piglia es a Ida Brown, y así como el otro día dije que no me daban ganas de ir a tomarme un té con el (presunto) autor de una trilogía, con Ida me dan ganas de irme de tequilas:
"Era frontal, directa, sabía pelear y pensar -esos dos verbos van juntos. (...) Trabajaba para la élite y contra ella (...) solo la leían los especialistas, pero actuaba sobre la minoría que reproduce las hipótesis extremas (...) No creía en la propiedad privada, salvo lo referido a su campo de estudio. (...) Decía que no era una mujer en sentido estricto, tampoco un varón. Hablaba en broma, me provocaba. (...) Para ella, su belleza era algo superfluo y sonreía resignada ante las miradas -como la mía- que trataban de desnudarla. Usaba los verbos en presente y la ironía reforzaba su encanto. (...) Tenía costumbres sexuales poco recomendables, frecuentaba los dark rooms, los clubs de swingers y los locales de S/M"
Les presento a Ida Brown, quién más se viene de mojitos? Todos: precisely (los que no, que lo dejen aquí). Es uno de esos personajes con los que quieres pasar más rato, como Renzi, que acaba teniendo con ella una historia basada en el misterio, "En definitiva, era una desconocida pero, por qué la sentía tan próxima? La había inventado, como he hecho tantas veces, para luego decepcionarme". Y pasar más tiempo también con Piglia, que parece que conoce a la Di de 2021, pese a haber escrito la novela en 2013: todos sus temas me interesan, me preocupan, me apasionan -por favor, no sacar conclusiones con la última línea de la descripción de Ida.
Primer ejemplo: el bilinguismo: "Me interesaban los escritores atados a una doble pertenencia, ligados a dos idiomas y dos tradiciones". La manera cómo piensa Renzi, que es lo que escribe Piglia es, me he dado cuenta, muy parecida a la mía- y supongo a la de cualquiera que viva permanentemente en dos o más idiomas, tal vez más acusado si uno de ellos es el inglés, el idioma del imperio que exporta tantas palabras del mundo de la tecnología y demás moderneces. Durante toda la novela Piglia va intercalando palabras y conceptos en inglés que son absolutamente spot-on (dan en el clavo). O sea, cuando alguien que maneja a diario las dos lenguas los ve, se da cuenta de que no ha sido vaguerío, ni esnobismo, ni pobreza léxica lo que ha llevado al autor a escribir esa palabra en inglés en lugar de su equivalente en castellano. En primer lugar, porque probablemente no exista ese equivalente, pero da igual: a veces puede existir, pero es que spot-on es lo que va ahí, escúchalo. Piglia usa "paper" y "undergraduate", "beat generation", "teaching assistant", "scholar" y "Bildungsroman", y suma y sigue. La verdad es que me ha dado mucha vida y me ha quitado parte de culpa por mi spanglish vital. Al final, tras largas sesiones de serena reflexión, autoterapia casi, concluyo que esta es mi voz. Porque así es como pienso. Y no es vagancia, ni esnobismo, ni falta de léxico: si escribo en castellano y se me cruza una palabra en inglés (y por "se me cruza" quiero decir algo que tal vez no pueda razonar, porque es "música", es una nota que me suena mejor ahí), la pongo. Sin traumas pero con la esperanza de que esa música suene también así para otros-que algunas veces será que sí, otra no. Pero así es la comunicación, o la incomunicación.
¡Desde el corazón del infierno, yo te apuñalo! |
Otra de mis conocidas debilidades (volví a sopesar que Piglia fuera lector de este divlog, pero hasta mis debilidades son mainstream) también está presente en la novela: Moby-Dick. Uno de los académicos del campus es experto en la-mejor-novela-ever-en-inglés. Había escrito un libro de referencia, en su casa tenía objetos personales de Melville y había llegado a la conclusión de que el capitán Ahab había surgido de la lectura de Melville de las obras de Shakespeare, porque "empieza como una libro sobre la caza de ballenas y termina como una obra de la magnitud de Macbeth", con ese tono trágico y altivo. Nota: aún no he dicho que Renzi es un experto en WH Hudson, un naturalista y escritor argentino real. Pues bien, en uno de sus libros hay un largo capítulo dedicado a "La blancura de la ballena" en Melville, y ese capítulo hasta tiene un divague en este divlog porque es la leche. En este punto estoy en éxtasis. Según Renzi, "lo más difícil en una novela es hacer salir a los personajes de casa, y Melville les hace dar la vuelta al mundo en un barco ballenero": Melville, el p... amo.
Y esto que sigue no es un interés autista de estos míos, esto va de esas coincidencias que ocurren de vez en cuando durante las lecturas. Va de "basements", los semi-sótanos de esos de "Sola en la oscuridad". En mi misma casa hay uno donde vive Rose, la anciana no-adorable del edificio, al que nunca hemos bajado, porque como todo buen divagante sabe, Rose tiene un tarado. Tal vez teme que llamemos a servicios sociales o a la policía: nada más lejos de nuestra intención, ahí cada uno con sus especiales intereses sexuales. En la cultura americana, nos dice Piglia, cuando se baja al basement se puede esperar lo peor, pero el scholar este de Moby Dick lo que tiene es un acuario con un tiburón blanco. [Llegaré a la coincidencia? - se preguntará ya desesperado, tal vez autolesionándose, el lector?] No, no ha habido encuentro con tiburón (blanco), pero sí descenso al basement de nuestro amigo F (con el que comimos la tarta "Mediterrani", hay que remontarse unos divagues) que tenía, aparte de lo esperable (vino, trastos, etc), una pared forrada de estanterías con las obras completas de Engels, Marx, Lenin y demás panda. Cuando le pregunté, disimulando la risa, que cómo tenía ese material allí dijo, todo serio, "que esto hoy en día no lo puedes tener arriba, en la librería del salón". Muy grande.
Los recuerdos como un defecto de fábrica, que nos impiden pensar, seguir con nuestra obsesión particular, o del momento. Me ha recordado a los flashbacks del enfermo de estrés postraumático, de los que te has de librar para seguir funcionando. Si estás resolviendo un algoritmo, una memoria intrusiva solo consigue molestar. "Los recuerdos llegan para distraernos de lo que queremos pensar. Considero la memoria inesperada un defecto de fábrica, un error de disenio. El flujo absurdo de reflejos olvidados turba el alma y nos distrae de nuestras verdaderas obsesiones".
Pero sin duda, lo que más me ha afectado y parecido directamente spooky de toda la novela son las descripciones de Piglia del acto de subrayar. Yo tengo una relación muy intensa con el subrayado/anotado de los libros (permiso para saltar este párrafo si no se entiende ya nada). Está en un punto tan patológico que yo no podría dar un libro mío "vivido" a nadie, ni podría leer un libro en el que no puedo subrayar. Comencé con "esto" (herramienta? compulsión? esclavitud?) a los 17 con la lectura (cómo olvidarlo) de "El retrato de Dorian Gray". Hasta ahí, anotaba saludablemente algunas frases que me gustaban en un cuaderno o tal vez en aquellas carpetas clasificadoras que teníamos. Pero Dorian Gray me sobrepasó (quien haya leído cualquier Wilde me entenderá, este en particular), así que este ritual se quedó. Como toda esclavitud moderna, es placentera y no hay ningún interés en terminar con ella, por si alguien se pregunta. He conocido a gente que lo hace y gente pasional del no hacerlo "dejar los libros limpios" y suele ser un tema que no deja indiferente a nadie (bueno, a los que se han saltado este párrafo, que no entienden nada). El libro se subraya o anota, obviamente, para una misma, pero también para el que vendrá después, que puede ser una nieta que casi no me haya conocido, o un chico que se compra un clásico de segunda mano que resulta fue mío. Con tus subrayados vas dejando miguitas de quien eres y, como dijo Valeria Luiselli, para los que no tienen este gran invento llamado blog, "Mis diarios son las cosas que subrayo en mis libros".
Y qué mayor acto de amor que leer los subrayados de tu amad@? Piglia: eres un genio. "Subrayada por ella, parecía otra novela y parecía también un mensaje personal. Usaba señas privadas, pequeñas marcas, signos leves, por ej una ! y en caso de interés especial escribía ojo con varias rayitas verticales en el párrafo que no quería olvidar". Ay virgencita: si hubierais leído mis subrayados empezaríais a entender porqué me estoy preocupando. Rayitas verticales! Signos de admiración! Nunca se subraya con tinta! Y qué bonito: "Fui siguiendo las marcas, como si estuviera leyendo con ella..... al releerlo, seguir las pistas... tejer un relato secreto, en voz baja, no subrayaba cualquier cosa que le hubiera gustado escribir". Para concluir: "Es fácil reconocer el alma de una mujer en su manera de marcar un libro (atenta, minuciosa, personal, provocadora), porque si uno ama a una persona, hasta las discretas señales que deja en un libro se parecen a ella".
Así que, si se puede conocer a una persona por lo que subraya, qué me dicen por lo que escribe? Claro que todos hemos oído historias de escritor@s maravillosos, de aquell@s que nos hemos dormido abrazad@s a sus libros, que luego se dice que eran unos indeseables. Cómo es posible? Piglia cuenta que la "psicocrítica" trata de descifrar la psicología del autor a partir de sus "metáforas , formas adverbiales, repeticiones y familia de palabras" (e.g. "algunas leves incorrecciones que podían hacer suponer una tendendia a la hipercorrección de los middlebrows"). Pero como dice un personaje, "No se trata de descubrirlo, sino de imaginarlo".
Intento imaginar a Piglia, en lugar de descubrirlo, y todo me gusta. Leo una entrevista en la que dijo que estaba convencido de que “sólo me lee un grupo de amigos y eso para mí es el éxito”, y aún me gusta más. Describe sin conocerlo, este blog y a los divagantes, un "grupo de lectores convencidos del carácter encantatorio de los textos literarios". O tal vez son imaginaciones mías y, como todos los grandes, nos describe y apela a todos. Y nos anima a ser mejores, "una suerte de Quijotes que primero leen furiosa e hipnóticamente las novelas, y luego salen a vivirlas".
A ver si alguien dice algo. Yo pasaba a saludar.
ResponderEliminarUn abrazo
AY qué mono eres ANDANDOS :):):) Fashion, que según ella es "el pulso del blog" ya me dijo q no daba un duro por este, q era un rollo y q me centre en el costumbrismo (te traduzco: los q sale ella). Le ha gustado tanto lo del "te lo dije" cada día, q no puedo esperar a q maniana se dé de bruces con el "DOS comentarios". :):):)
ResponderEliminarGracias darling, te saludo de vuelta. Nota: estoy con el principio del desenlace (sí!) de Serial y esos me cuestan de escribir...
Saludos por vetusta
di
Comentarios de cortesía es fácil de escribir, y cortos. Paro hay blogs en los que sus entradas requieren esfuerzo para leer y también para escribir algo con sentido. No me parece mal que sea así, son menos numerosos que los otros blogs. Yo me lo tomo con tranquilidad, como si fuera una carta escrita por correo convencional: una semana para leer, otra para contestar, si me lo he propuesto. Creo que de Piglia tengo, en digital, tres diarios, si no me equivoco.
ResponderEliminarPero la verdad es que pasaba, ahora, a saludar.
Aquí lloviendo, hacia abajo.
Un abrazo!!
Tienes "Los diarios de Emilio Renzi"? Quiero! Léelos y nos cuentas. Me gusta tu paralelismo de tus comentarios con el tempo de una carta de correo convencional y me gusta el resultado. Pasando de la esclavitud de la inmediatez. Y estoy leyendo "ON writing" y dice algo así q "por sus párrafos les conoceréis"... la densidad no invita, es solo para los valientes. :)
ResponderEliminarMe cuentan lo de la lluvia: sabes q cae en vetusta más lluvia al anio q en londinium no? solo q toda de vez! jajajaja. Yo prefiero lo vuestro: el drama de las tormentas y luego esos cielos azules q la lluvia sosa y los cielos grises. Pero llevamos aquí una semana GLORIOSA de sol, aunque me han dicho q el sábado nieva (el país, una vez más, colapsará, pero da igual, ya estamos acostumbrados a este estado de perpetuo findelmundo).
Otro abrazo!
di
Bueno, lo haré, sin prisa. Es difícil que los desmenuce como tú, pero me obligará, con gusto, a leer mejor.
ResponderEliminarEsperamos el desenlace de Serial y lo que comiences luego. Sin presión.
Llueve bien, sin tormenta hasta ahora.
Un abrazo!!
jajaj ANDANDOS! desmenuzarlos como yo es una patalogía (yo estoy en tratamiento), así q espero q no se pegue!
ResponderEliminarMuchas gracias por todo! :) "y lo q comiences luego" es de lo más bonito q me han dicho últimamente...
Abrazo
di
....dile a fashinon que su lectura es superficial y frívola, que de qué familia viene. Seguro que el cosmopolitan o, qué se yo, ¿el telva?, tienen blog. Ah! si se pone gallito dile que la espero aquí, que elija armas.
ResponderEliminaranónimo gonzález
Ay qué risa, Anónimo González, bienve al divlog! Ya le voy a decir lo de Telva, q seguro q le encanta, pq me suena q era (es?) del Opus Dei!!! Tristemente nunca la he tenido en mis manos, pero fascinada por el concepto intersección revista de moda-La Obra, hago un gúgel rápido q me sale esto, no sé si apócrifo de Umbral: " y las chicas telva todas folladísimas entre la misa de una en Los Jerónimos y el mojito en Embassy".
ResponderEliminarAlgo en común tenemos: yo a los mojitos me apunto.
di