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07 septiembre 2025

Solo cuando terminas el diario terminas de verdad el viaje [Balk 17]

Domingo, 27.07.25: Londinium
Y hoy se acaba esta serie: ha pasado un mes y medio desde que llegamos y a ratos parece todo un sueño. Tal vez este último día aún se recuerde como algo que pasó hace no mucho, pero los primeros días en Montenegro, el azul de la bahía de Kotor, las sombrillas en piscinas, las conversaciones en ciudades amuralladas, me parecen irreales. 

El día de la vuelta fue sin incidentes: despedirnos del señor que había vivido en Vetusta mientras nos indicaba cómo salir —por fin había metido nuestro coche en el garaje—, conducir al aeropuerto sin GPS —se había quedado el Peda sin datos—, momentos de ansiedad al devolver el coche y luego un retraso de hora y media. A las 15:50 aterrizamos en un Stansted nublado y con 21 grados: en la isla el calor es siempre un poco de juguete. 

Así que hoy no tengo realmente fotos para terminar, pero incluyo un par del aeropuerto: la primera es la estatua de la santa-malvada, Nené Tereza como la llaman allí. Me gusta porque es una especie de Darth Vader católico en medio del tráfico enloquecido, una empusa de la noche, una monja mala de peli de terror. Nota: busco y descubro que lo de las monjas terroríficas es un género cinematográfico en sí mismo. 

La siguiente es la pared de entrada del aeropuerto, que está, como el país, también en construcción. 


Y la de abajo es un Faleminderit (se admite Kilimanjaro si vas un poco chispa) que significa gracias. Os doy muchos faleminderit a los que hayáis llegado hasta aquí. A quienes habéis comentado, ya ni os cuento, a es@s, puthje me vidë.
 

Cada vez que acabo una serie de viajes siento un poco de nostalgia: es solo en este momento cuando se acaba verdaderamente el viaje. También me pregunto dónde será el siguiente —de momento, ni idea.  Volver a los sitios con los divagues es un proceso muy chulo (¡hay cosas que he descubierto a la vuelta!), pero además, me ayuda a ver el viaje de otra manera. Todos sabemos que no hay nada tan engañoso como la memoria: no es como una película que se graba en fotogramas, sino que hay algunos puntos fijos y el resto, con el proceso de recordar, vamos creando cosas nuevas, y por eso dos personas que hayan vivido lo mismo pueden recordar cosas muy diferentes.  Con esto quiero decir que lo que pasó, o cómo lo vi yo in situ fue una cosa, lo que he escrito semanas después otra, y lo que recordaré dentro de 20 años, otra. Sin embargo, entonces tendré estos escritos, para cuando se haya olvidado todo y solo quede una vaga idea fabricada y fabulada que nada tiene que ver con la realidad. 


Hacia el final del viaje me metí con el tercer libro de las vacaciones (los otros divagados aquí, aquí, y aquí) —que divagaré un día de estos— que es un diario, o sea un blog de hace 110 años. El autor (Barbellion) reflexiona sobre lo que es escribirlo, y con ello, tan cerca de mi coração, termino:
"El diario más íntimo y extenso puede ser solo una pequeña criba del casi infinito número de cosas que pasan por la conciencia. No importa lo artista o vigilante que sea el diarista, muchas cosas se le escapan y recordar un evento no es recrearlo.

Tener un diario es tener una relación sentimental secreta. (...) Mi diario es una "casa abierta" a todo lo que pasa en mi alma"

Hasta la próxima, babies. Gracias por venir. 


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