Sàbado, 12 de julio 2025, Barcelona-Tivat (Montenegro)
Amanece en el Prat |
Se trata de un aeropuerto pequeño, claramente sobrepasado por los diez vuelos que aterrizan justo a la misma hora: Alemania, Noruega, Dinamarca, Reino Unido... lo de siempre, los bárbaros del norte en busca de un poco de vitamina D que nos ayude a sobrellevar el resto del oscuro año. La fila para pasaportes es enorme, pero una lo abraza como "estamos en un país poco desarrollado, donde las cosas no funcionan con la precisición de un reloj suizo, y hete ahí parte de su encanto, y no pasa res". Esto lo pensaré varias veces durante el viaje, ya que alguien dice que los montenegrinos son "muy relajados". Creo que es la manera de viajar: adaptarse a los ritmos y maneras de estar en el mundo.
A la salida hay un chico con el ansiado cartel: "Peda Vagando". Yo hace años siempre fantaseaba con esto: a la gente que les esperaban con una pizarrita debían ser importantes y los llevaban a un hotel de lujo. Hoy son pantallas de iPad y sé que son los de alquiler de coches: como dice Mini "aura, -200" [si ante algo que haces demuestras ser poco cool, Mini te dará una puntuación negativa en esto del aura, os voy avisando]. La última tal vez que tuvimos una "situación" en esto de alquiler fue en Antalya cuando aterrizamos a las mil y una, y no había nadie. Pero hoy el problema es comprar una SIM, y no hay en el aeropuerto: se les han agotado (otra muestra más de cómo están aún preparándose para esto del turismo), y un segurata me dice que probemos en una gasolinera. Es como la época sin googlemaps, y sin mapa de papel, pero por fin encontramos gasolinera, SIM y ya en marcha hasta nuestro apartamento. Sobre las carreteras: están todas en obras. Parece que la UE les ha soltado pasta para desarrollo y "están en ello".
En el mapa se entenderá un poco la Bahía de Kotor [Boka Kotorska, coloquialmente Boka], que parece una mariposa y que tiene cuatro pequeñas bahías dentro: la de Herceg Novi, la de Tivat, la de Risan y la de Kotor propiamente. Digo pequeñas pero no lo son tanto: si vas con el coche por la orilla de toda la bahía son 107 kms, y se mete 28 kms hacia el continente. Incluyo foto aérea (tristemente, plagiada de quién sabe) y otro mapa para que se vea que está rodeada por montañas (son los Alpes Dináricos, que van más o menos paralelos al Adriático), y no sabéis cuánto me gusta el mar cuando tiene montes al lado...
Nuestro apartamento está en la península de Krašići -en la guía aseguraban que era la zona "más tranquila". Yo lo que quería era vistas y que la zona se sintiera medio rural, y en ese aspecto acertamos: Krašići es un pueblito de calles empinadas, y estamos hacia arriba. Desde la terraza, da la impresión que estamos en un lago, ya que es tan cerrado. El apartamento, con las llaves en la puerta -nunca vemos a la duenia- es muy pequeño y abuhardillado, con lo que el Peda se pega continuamente en la cabeza y Mini dice "Aura=-500", pero está muy bien.
Como país civilizado, el domingo están las tiendas cerradas, pero además hay dos festividades nacionales lunes y martes, con lo que tenemos que ir a comprar desayuno para tres días. Menos mal que las panaderías estarán abiertas porque, igual que en Grecia, en todos los balcanes -países del imperio otomano- existe el börek , unas empanadas saladas de espinacas, queso, o carne, que te solucionan el día en la playa. En el super compramos, por supuesto, sandía, yogur, muesli y otros básicos de los desayunos mediterráneos de los Pedalistas.
Así que comemos las empanadas en esa terraza -yo ya no hubiera salido de allí, además acababa de empezar un Olga (más de eso otro día)- y luego me echo la madre de todas las siestas. Ya casi no recordaba esas siestas de dos horas que te levantas solo haciendo acopio de extrema fuerza de voluntad, porque lo que te pediría es ya empalmar con la noche. Vamos, una siesta pesada.
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Con ese cuerpo salimos a dar un paseo por el pueblo a las 1800ish, ataviados con nuestro instrumental de baño. Para el divagante acostumbrado a las playas de arena, esto sería una decepción, porque las playas aquí son rocas y muelles, como era también Croacia - y que a mí me encanta. Hay familias extensas, niños tirándose, barquitos al fondo de la bahía. Ha bajado la luz, dentro de un rato se va a poner el sol. A medida que se avanza hay menos gente, hasta que encontramos nuestro embarcadero (abajo), donde nadamos un rato. El agua está fresquita (si lo piensas, estamos bastante al norte, latitud de Perpiñán).
Las fotos de abajo son de Mini:
Me encantan las escaleras de piscina en el mar - esta, además, oxidada. Si esto fuera Italia o Francia, habría sido oxidada a idea, como cuando lijan un mueble blanco para darle un aire a usado; pero aquí esto es Fe2O3 como que me llamo Di.
Antes de subir a casa, cenamos en un restaurante llamado Wolfi, ternura de nombre por mi amigo Wolf, y porque se llama así por su perro -del que os pongo una foto abajo. Es el primer día, estamos hambrientos, agitados, y acabamos pidiendo demasiada comida -además, las porciones son enormes. Para comprobar si la pasta frutti di mari es tan buena como a pocos kms al norte de aquí (la mejor que he probado nunca fue una que hacía una anciana en la isla de Hvar, en Croacia), pido un plato - bueno, y para alegrar a Elena Rius que siempre es fan de este tema. Sin embargo, he de anotar que está tirando a mediocre, y como el plato es monstruoso me la ponen en una cajita para llevar.
Volvemos a casa, subiendo callejones en cuesta empinada que va bien para bajar la cena y terraza, lectura... la vida!
Nota: el punto ese luminoso en la montania de enfrente es un maldito crucifijo iluminado que ha hecho nuestras delicias estas tres noches... hemos tenido algunas reflexiones sobre el tema religioso particularmente en Albania.
Ayer escribí en los comentarios algunas de las razones por las que hay que escribir diarios [de viaje]. Hoy me he encontrado con este relato de uno de mis libros favoritos del Gran Cronopio [Historias de Cronopios y Famas], titulado "Conservación de los recuerdos" y he pensado en terminar con él. Porque intentar conservarlos, atraparlos, es por supuesto una de las razones, pero la principal para mí, como decíamos ayer, es el proceso de sedimentar lo que ha ocurrido... como dice Annie Ernaux: "hasta que no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido".
Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala con un cartelito que dice: Excursión a Quilmes, o: Frank Sinatra. Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y dicen: No vayas a lastimarte, y también: Cuidado con los escalones. Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.
Espero que estas crónicas sean lo más parecido a dejar los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos.
Pub: 02/08/25 @22:12