an

27 febrero 2014

"Philomena", a mi pesar: Grados de maldad

"Philomena" es la última peli de Stephen Frears, director de pelis como "Mi hermosa lavandería", "Los timadores", "Los amigos de Peter", "La reina" o "Las amistades peligrosas". "Philomena" toca el tema de los niños irlandeses vendidos por la iglesia católica en los años 50, y en concreto la historia de Philomena Lee, una chica como otras que tuvo la desgracia de quedarse embarazada y que sus padres la olvidaran por su deshonra en un convento. No entraré en la narrativa de la historia, que es soprendente, uno de esos casos en los que la realidad supera la ficción. Este divague no tiene ningún spoiler, simplemente mi perplejidad y desazón y dudas sobre el género humano.

Desde hace tiempo que vengo jugando con la idea de escribir sobre este tema, tras leer las historias terroríficas de lo que pasó, no ya en Irlanda, un país de fanáticos católicos donde dejan morir desangradas a mujeres para no pecar con un aborto terapeútico, sino en la propia península en la que nací y crecí. Desde hace tiempo que quiero sentarme aquí y dejar que mis dedos vayan solos, tras leer historias que pasaron hace nada en Espania, pero lo he ido evitando.

Porque no es agradable: hay grados en la escala de maldad con la que cada uno opera, y que variará con nuestras experiencias personales, nuestros valores, nuestra manera de entender el mundo.  Uno abre el periódico y llega un punto en el que tal vez una matanza en las antípodas le deja fría, y a otro tal vez esa matanza se le aparece hasta en sueños. 

Yo sé cual es mi maldad con mayúscula, el Top 10 de las maldades, la que me hace que se me ponga un peso así destrás del esternón,  y que me haga pequeña y asustada. Mi maldad de elección es que se le quite un hijo a una madre que lo quiere, y que puede cuidar de él.

Mayor crueldad no puedo concebir. Decir a una mujer, tras el parto, que su hijo ha muerto, y dárselo a otra gente porque, en su fanatismo, creen que le van a dar mejor futuro que su madre, o en su avaricia, creen que el dinero de la venta no está manchando de sangre, es algo que sinceramente para mí no tiene parangón.

Y es que estamos hablando de mujeres sanas, llenas de vida, que querían a sus hijos. Hay padres que no pueden cuidar a sus hijos, aunque quieran. Tal vez se siguieron drogrando o bebiendo durante el embarazo, tal vez no estaban ahí cuando el bebé lo necesitaba, tal vez ponían sus necesidades antes que las de su hijo, tal vez les pegaban o cosas peores. La complejidad de por qué hicieron esto -en su mayoría cierran un cículo de lo que les pasó a ellos-supera este divague. Pero el sistema tiene que intentar romper el círculo y sacar al ninio de esas situación abusiva, cuando los padres están tan dañados que ni con ayuda, pueden dejar las drogas, el alcohol, o los comportamientos que sea.

Pero este no es el caso que describe Frears. Aquí estamos hablando de chicas buenas, cuya falta fue la ingenuidad y la impulsividad. Chicas o mujeres, llenas de amor e ilusión, a las que se les dijo que su hijo había muerto, o que no tenían elección, porque ya eran escoria. Todo para que una familia "conforme" los criara en el camino adecuado, o para ganar ellos dinero.

Esta manera de actuar solo es compatible con un corazón helado, con cerebro de piedra, con una falta de empatía atroz. Solo alguien, sea monja o ginecóloga o enfermero o psiquiatra o lo que sea, alguien que no puede sentir con los demás, alguien despiadado y sin acceso a emociones reales puede cometer este acto. Hemos hablado de la psicopatía muchas veces en este blog: con Kevin, con Hudvest, con la neurociencia. Los "profesionales" que hicieron lo que describo eran todos personalidades sicopáticas, y lo digo lanzándome a la piscina, sin saber nada más de ellos. No hay otra explicación.

La peli de Frears nos presenta a unos cuantos así. Es un tour de force donde los haya, y si esta maldad está en tus Top 5, tal vez no dejes de llorar en toda la cinta. Pero también hay mucho humor, y la pareja que forman Judi Dench y Steven Coogan tiene química, y engancha. Por supuesto en la prensa la Iglesia Católica tuvo su momento "es una peli anti-católica" y el propio Frears reconoce que él, ateo judío, que ha tocado temas como la monarquía, el thatcherismo, la homosexualidad o el racismo, no se imaginaba que iba  a hacer una peli sobre "Dios". Mi frase favorita de la peli, refiriéndose a los católicos, es aquella en la que confirma el mito que existe entre los protestantes sobre la obsesión sexual de los católicos-véase Madonna en sus tiempos: "Fucking catholics!, que dice Coogan después de una revelación de Philomena.

La peli es anticlerical, pero Philomena, ferviente católica pese a todo, es un personaje positivo que "ha pensado en su hijo todos y cada uno de los días de esos 50 anios". La maldad con mayúsculas da miedo y ganas dan de no escribir sobre ella, que es lo que había hecho yo evitando el tema. Pero no mirar no va a hacer que no esté ahí. Y la peli, hay que verla.

30 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. La tengo pendiente.

    sobre el tema de fondo. Yo conozco y trato al hijo de uno de esos malvados increíbles...y puedo decirte que es una maldad hereditaria, cruel, fría y descontrolada.

    ResponderEliminar
  3. Me sería muy difícil redactar un top 5, incluso un top 500, de la maldad. Creo que la diversidad y la intensidad de la maldad son innumerables, mientras que el bien tiende a ser continuo y olvidadizo de sí mismo.

    Sí acepto que, en este caso concreto (y otros muchos más), la maldad se ejerce creyendo que se hace el bien: ¿qué tiene de malo robarle el hijo a una madre soltera, que no es sino el fruto del pecado, para entregárselo a una familia de buenas costumbres? Y cobrar por hacer el bien es algo secundario, ¿acaso piensan, esos buenos, que ese dinero está ensangrentado?

    ResponderEliminar
  4. Sobre lo que cuentas, falta mucho por hacer por esas madres.

    Aparte, Nán, has expuesto lo que me interesa del asunto, se puede hacer mucho daño pensando que buscas hacer algo bueno, y que para eso tienes que insesibilizarte al dolor de algunos.
    Todos tenemos una cierta capacidad de desconectar del dolor de otros. La diferencia es de grados.
    Pero lo que no nos dicen es que los psicópatas, que tienen esa capacidad desarrollada a unos límites que nosotros no, también pueden tener un sentido de la moral, y también pueden buscar el hacer lo que consideran bueno.
    Me da que los psicópatas lo son más por no implicarse en las emociones de los demás que por disfrutar del dolor ajeno. Los últimos existen, pero son la minoría dentro del club de psicópatas, cero yo.

    ResponderEliminar
  5. Mi sensación es que estas personas capaces de quitar el hijo a una madre en esas circunstancias no solo son incapaces de sentir el dolor ajeno, sino que además se sienten imbuidas de un poder que les permite decidir sobre el bien y el mal, sobre la vida de otras personas. Pero siempre desde un plano de superioridad moral que les permite tomar esas decisiones sin que nada dentro de sí les plantee dudas, ni el más mínimo dolor por lo que hacen. Si además cobran por ello mejor, pero no es imprescindible porque muchos lo han hecho convencidos de que es moralmente lo que deben hacer. Eso es ser psicópata? No lo se.
    Yo sólo una vez he hecho un informe solicitando quitar la custodia de su hija a un madre evidentemente negligente con la txiki y fue lo peor que he tenido que hacer trabajando.

    ResponderEliminar
  6. Morning pípol... anoche salí y hoy me eh despertado pronto.. muy mal (lo de despertarme pronto, no hubo tekila, solo unos cocktails de frambuesa riquísimos en un bar donde había una fiesta a la "Gran gatsby"). Así q soy la única levantada de la casa, y el lado positivo es q puedo contestar.

    LUX, no sé cuán exacto el final es... leí un artículo hace tiempo (aquí vimos al peli en otoño, yo tenía este borrador desde entonces), lo guardé, se cayó té encima, lo tiré y olvidé... :) Pero me suena q bastante... igual el último detalle sea fabulado, pero todo lo demás (q no digo para los q la vayan a ver) debe ser verdad. Una cosa q recomiendo es verla en versión original subtitulada, pq te hay muchos momentos de risa, q me temo se perderán en traducción. Es q aún estoy en shock pq el otro día ví una peli inglesa doblada, y me daba cuenta en muchos casos cómo estaba eso dicho en inglés, pero en castellano no hacía maldita la gracia... Y Philomena sin risas puede ser un poco "Estrenos TV".

    Ya NaN, hay muchas maldades.. cuando uno piensa en la pasta de la q tiene q estar hecho un torturador, pues eso... pero a mí esta me toca particularmente. Cuando leí el caso de aquella Sor María y el médico (q aún esta vivo creo) q lo hacía allí.. y oí a una de esas ninias, q ahora estaba cuidando de su madre nonagenaria (la q la había "comprado")... a la q quería, pero enterarte entonces de q tu madre esta por ahí.. rompe el corazón. La propia Philomena se plantea la vida q le hubiera podido dar a su hijo versus la q tuvo (sin desvelar)... la peli plantea muchos temas. A mí me tocó mucho pero a mi acompaniante (Peda) le gustó menos.

    MO, es terrible, pero es así... lo hablamos a tenor de "Lo q amé" creo, no sé si te acuerdas...enlazo con XAQUI, con la sicopatía (tema q me apasiona, por si no se nota: "mad or bad"?). Yo creo q el sicópata puede hacer lo q considera bueno para él, y de rebote, si cree q está colaborando en una "causa mayor", entonces también, pq revierte en sus laureles, autoestima etc (nazismo me viene a la cabeza). Supongo q habrá grados tambien entre esa carencia de ponerse en la piel de otro, de sentir remordimiento, de sentir culpa, de no poder empatizar, etc... pero bueno, siguen su vida y ya está, y otro grado el q busca como un depredador fastidiar a otros. Al primero no le tiembla la mano de fastididar a otro si se pone en su camino, el segundo lo busca. Fascinantes los estudios q miran el % de sicopatía según profesiones... los brokers de la City están bien por arriba (sorpresa!).. y dentro de los médicos, los cirujanos (sorpresa!). Las profesiones con menos sicopatía, la enfermería.

    MARISA, te entiendo, es horrible, sobre todo pq como apuntaba brevemente en el divague si una se queda en la anécdota de la negligencia (o a veces el horrible abuso) sería relativamente fácil.. el problema es q una se lee la historia de la madre y se le cae el alma a los pies. Y una empieza a tirar del hilo y acaba llegando a la conclusión de q hay q cambiar mucho la sociedad o no hay nada q hacer.

    muxus divagantes!

    di








    ResponderEliminar
  7. Yo ya me maliciaba que debe haber curros para los que las psicopatía es necesaria: cosas como ejecutor de embargos, verdugo, el de recursos humanos que se ocupa de los despidos, antidisturbios o guardia de frontera. También había pensado en banquero o cualquier tipo de prestamista de ventaja y en corredor de bolsa. Todos parecen oficios "respstables", prero deben requerir una falta de sentimientos enorme, porque si no, no hay manera de soportarlos. Tengo un conocido que trabajó una temporada ejecutando embargos. Cuando le preguntaban de qué trabajaba, contestaba: "De hijoputa". No duró mucho, el pobre.

    ResponderEliminar
  8. Sí, la diferencia entre depredador y psicópata es interesante -sólo como tema de conversación, no los quiero conocer cerca de mi-. A mi me contaba mi suegro una historia sobre un guardian de un campo de prisioneros, en la guerra civil, que todo el mundo sabía que estaba chalado. Una vez le provocaron unos imbéciles en un pique de estos de taberna, pero llevao al extremo, que no era capaz de hacerle nada a su familia, sólo a los desgraciados del campo. "¿Qué no?", dijo, y salió con tal determinación que los otros corrieron a darle el aviso a su mujer, que fulanito iba a su casa y era capaz de cualquier cosa, que salieran pitando.
    No sé si es verdad o no, pero ilustra bien lo de hacer daño por algo, en este caso porque le picaron, y buscar hacer daño por placer.

    ResponderEliminar
  9. Disculpa, Di, tienes razón. Ayer pasé el día leyendo al respecto y la película Philomena se corresponde con la realidad de pe a pa. Es tremendo.

    También ayer me tragué una película de zombis (género que detesto pero que fue elegida por votación) y releyendo luego como antídoto, en soledad, a última hora del día, a Ángel González.

    De ese batiburrillo nace el siguiente comentario.

    En Philomena hay algo que me sorprende mucho más que los repugnantes hechos que narra (el mal no me sorprende, lo vemos a diario). Me refiero a la actitud de Philomena, a su grandeza de espíritu. Pero tampoco me refiero a su justa, tenaz y necesaria denuncia. Me refiero a su clemencia, a su perdón.

    Pienso en aquellas monjas, en aquella Iglesia, en aquellos políticos («más de una cuarta parte de las mujeres internadas en las diez instituciones investigadas fue enviada allí a instancias de los diferentes gobiernos de la época»), en aquella sociedad... ¡¿Cómo fue posible tanto embrutecimiento?!

    «¿Cómo es posible…?». Creo que si rebobináramos las vidas de aquellas monjitas cabronas buscando el porqué, encontraríamos que también fueron niñas indefensas de brutas familias, o cosas parecidas; que aquellas niñas también crecieron en el caldo del desamor. Y lo mismo encontraríamos si sondeásemos las vidas de los padres de los padres de aquellas niñas que acabaron siendo unas monjas cabronas. Porque el mal hace viajes milenarios de «pasaje lento y doloroso», «trepando por los siglos y por los huesos», y «avanza por caminos que no llevan a ningún sitio».

    El peor mal no es la ofensa circunstancial o pasajera; el peor mal es el que pudre a la víctima en todo su ser y le detiene la vida marchitándosela. Y algo más: muchas veces la víctima sólo queda para perpetuar el mismo mal en sus distintas manifestaciones en una especie de «enloquecida fuerza del desaliento…». El mal, el mal peor, mata en vida.

    ¿Triste panorama, invencible maldición? No necesariamente.

    A veces, aquí o allá, rebrota la esperanza. A veces hay philomenas que denuncian, exigen justicia… y perdonan. Entonces, esa maldición que a través de los años ha ido encarnándose, de cuerpo en cuerpo, como los zombis zarrapastrosos hacen, alimentándose de las esperanzas de las vidas que destrozaba, queda conjurada… y se desvanece. Renace la vida.

    Y ahí está la entrañable, preciosa y fortalecida Philomena: purísima y dispuesta a la vida.

    Sí, Philomena es «el éxito de todos los fracasos».

    Vaya este ¡ole! por la Philo.

    ResponderEliminar
  10. Alguien me dijo que todos podemos ser victimas de victimas, (lo que conlleva que a la vez podemos ser verdugos de futuras victimas). Es la esencia de lo que expones Lux. Yo también opino que quien estuvo en esos hospitales quitando esos niños no tenía por qué ser un psicópata de nacimiento, ni un predador, ni malvado de nacimiento. Los habría, pero también estarían los que simplemente hacían su trabajo, y se alejaron emocionalmente de esas madres.

    También hay quien no quiere pagar con otros la rabia que siente por dentro y es capaz de no reciclar la venganza -¿quien cantaba esto?-.

    Philomena es un éxito si somos capaces de seguir ese ejemplo, es más fácil seguir el otro.
    Pero si no eres capaz de estar a la altura de la Filo, y simplemente estás algo encabronado, y te ponen en una situación en la que tienes mucho poder, y en la que está "bien" hacer eso, y en la que puedes soltar con alguien más débil que tú esas ganas de pagarlo con algo, no es ajeno a una persona bastante corriente y que no sea malvada o totalmente insensible de nacimiento, volverse un cabrón con pintas, ni aprovecharse de la situación en determinados momentos, ni ser un miserable y pasar del dolor de otros, ni mentir cuando cambian los tiempos para encubrirte.

    Por eso, y por más cosas que no sé, porque lo mío es otra cosa, resulta que muchos maltratadores han recibido malos tratos en su infancia. Son victimas de victimas.

    Sí, el gran triunfo es el de Filo, pero hay que dejar que Filo enseñe su camino. Supongo que la peli merece mucho la pena en ese aspecto.

    ResponderEliminar
  11. Sacáis un tema apasionante, q los verdugos han sido previamente víctimas: hay tanta literatura al respecto q, bueno, está claro. Pero el tema de la sicopatía es otro: puedes no haber sido abusado, y no ser capaz de empatizar, ser frío, claculador, y no sentir remordimiento. Si has sido abusado, es un factor más. pero no olvidemos q la mayoría de la gente abusada, no abusa. Y si algunos lo hacen y piueden sentir empatía, se sentirán mal de alguna manera, o se inventarán triquiñuelas cognitivas para sobrellevar la disonancia (el agujero q hay entre lo q hacen y lo q creen q deberían hacer).

    En el experiemnto aquel de la cárcel de Stamford (q luego hicieron la peli "Das experiment") cuentan cómo metidos en un ambiente claustrofóbico y con mucho miedo, a saber de lo q somos capaces. Pero yo creo q un no-sicópata puede irse, negarse, no disparar. Así q (y es mi opinión, totalm) es q la gente q contriibuyó y contribuye a robar a hijos a sus madres tienen por definción esa falta de empatía. Eso, o ideas delirantes religiosas, en el caso de una monja q no lo fuera.

    Me planteé este tema con los guardias civiles q dispararon pelotas de goma el otro día a los inmigrantes q nadaban hacia las costas, y murieron 15. Obedecen órdenes, pero la última palabra la tienen ellos negándose a disparar. De verdad q al leer esa notica me vine abajo, cómo se puedes disparar a un hombre q esta desesperando nadando, para ahogarlo? Igual esto vuelve a lo de las profesiones q específicamente atraen a seres q han ancido con el corazón seco.

    Desde aquí me uno a vuestros olés a Philomena.. y a todas las Philomenas.

    Muxus

    di

    ResponderEliminar
  12. Intentemos separar un poco las categorías. Desde siempre, personas con una tendencia a complacerse haciendo daño a otros han conseguido meterse en los cuerpos policiales, para hacerlo "en el cumplimiento del deber". ¿Os acordáis de "La naranja mecánica? Alex y sus amigos son unos sicópatas. A Alex le va mal, pero sus dos amigos se hacen policías y les va muy bien. Esto no se puede evitar: un porcentaje de los que son así terminarán entrando donde quieren.

    Luego, hay una parte de los que han sufrido abusos que se convierten en abusones. Pero no es una regla; creo que tiene que ver con las posibilidades económicas y educativas el poder salirse de eso y convertirse en padres estupendos. Conozco especialmente dos casos, el hijo de un importante editor (no español) y el hijo de un general español. Ninguno de ellos ha caído en el bucle infernal.

    Podría seguir con categorías. Pero me sigue estremeciendo lo que propone Di en el divague: la maldad de los "buenos ciudadanos", quienes creen que se debe quitar el hijo a una madre para dárselo a una buena familia cristiana (lo digo porque esto ha sucedido más dentro de la Iglesia, en España e Irlanda sobre todo). O, ¿por qué no?, los alemanes que fueron funcionarios de campos de concentración y cumplían su trabajo; cuando todo acabó, se reconvirtieron en ciudadanos ejemplares, que trabajaban mucho, regaban su jardín y acariciaban a los niños, sin volver a hacer daño ni a una mosca. Esto es lo que me estremece. Nuestra incapacidad de decir NO para seguir con nuestra vida y salir a cenar los sábados.

    ResponderEliminar
  13. Sobre la maldad que no entendemos en otros, que no somos capaces de considerar y de la que nos creemos "a salvo" porque "nosotros jamás haríamos algo así", se aprende mucho leyendo sobre la II Guerra Mundial. Escribí un post hace mucho sobre eso, "Juzgando el pasado"

    http://www.cosasqmepasan.com/2011/03/juzgando-el-pasado.html#.UxQ1JPl5PTo

    Y Laurence Rees decía en su libro que

    "creía que los autores de los crímenes con los que me disponía a reunirme serían, en cierto sentido, personas evidentemente “diabólicas” en sí mismas: no tendrían cuernos, pero serían ostensiblemente distintas del resto de la sociedad. Nada más lejos de la realidad. ( ) Otra de las ideas falsas que poblaban mi cabeza era creer que, a raíz de aquellos crímenes, serían personas torturadas por el sentimiento de culpa. De nuevo, ni mucho menos es así. La mayoría no sólo no lamentaban los crímenes que habían cometido; lo cierto es que no creían haber cometido crimen alguno. ¿Era correcto asesinar judíos? “Bueno, era un problema al que tenías que enfrentarte”. ¿Era aceptable disparar contra los prisioneros alemanes después de interrogarlos? “Por supuesto. Habían intentado matarnos en el campo de batalla”. ¿Era acaso un crimen clavarle una bayoneta a unos prisioneros chinos? “Bueno, teníamos un problema administrativo. Era imposible alimentarlos a todos”.

    Y dice también...

    Con todo, sigue siendo duro para aquellos de nosotros que vivimos en una sociedad democrática y relativamente pacífica admitir que los valores éticos que nos rodean pueden cambiar drásticamente en función de la coyuntura. Preguntémosle a una madre joven y respetable si se plantearía ejercer la prostitución y, casi con toda probabilidad, nos responderá que no. Sin embargo, en Alemania, inmediatamente después de la guerra, miles de madres respetables se convirtieron en prostitutas para poder alimentar a sus hijos. No es que aquellas madres fueran de la noche a la mañana, personas con menos valores, simplemente reaccionaban ante un cambio de ética situacional”.

    He terminado hace nada un libro que se llama Tierras de sangre sobre la situación en Ucrania, Polonia y Bielorrusia desde 1910 hasta 1950 y es espeluznante ver de lo que era capaz de la gente, unas veces bajo dominio soviético, otras bajo dominio nazi y otras simplemente por tratar de defenderse...

    ResponderEliminar
  14. Hay malos que nacen, y también hay gente que es mucho más inmune a la maldad que otros. También quiero decir que la sociedad debe castigar a los malvados; que una cosa es intentar comprender la naturaleza de los actos de maldad, y otra dejar pasar estos actos sin más.
    Una vez leí, sin entender mucho, algo sobre los "tribunales de la hierba" -o algo así-, de Ruanda. Era tremendo y a la vez era ejemplarizante, se sentaban juntos victimas y verdugos, una vez que habia pasado el estallido de violencia -y no me creo que fueran los peores criminales ni las victimas mas masacrdas, pero el hecho de que lograran sentarse juntos sí que me impresionó muchísimo-...lo pongo porque la dorma de superar los actos extremos de violencia son también algo complejo, diferente según las sociedades y exigen mucho, pero mucho, a las personas.

    Sobre cómo todos podemos responder con actos malvados en un entorno extremo, o favorecedor, yo he leído sobre este experimento: http://www.superateatimismo.com/por-que-los-buenos-hacen-cosas-malas-el-experimento-de-la-carcel-de-stanford.html.

    Lo que yo pienso sobre este asunto es que hay tres factores en estos actos de maldad institucionalizados:
    - La personalidad del que los comete (Interno, con lo que nace)
    - El pasado del que los comete (Externo e internalizado, no nace con eso, pero lo lleva dentro y puede salir).
    - El trasfondo social en que esté (Externo. A la vez puede ser extraordinariamente complejo, como tener un fondo de fortísima impronta, como la moralidad, la religión, las instituciones estatales, el ejército, la guerra..., o ser algo que sea una espoleta de altísimo voltaje, como la masa durante una bronca en un partido; hay muchos más etcs).

    ResponderEliminar
  15. Ah, q ya has mencionado lo de la cçarcel de stanford, sorry, Di.
    Pero me encanta, porque ahí no hay guerra, hambre ni peligro, sólo una representación. Y resulta que la gente puesta en esa representación se vuelve malvada.
    En mi opinión, pienso que es más importante buscar la forma de que la gente se pueda sentir cómoda siendo buena en esa representación. Porque hace tiempo que sé que las convenciones sociales se pueden echar al cubo de la basura en ciertos entornos, y que -acudiendo a la frase hecha- como humanos, nada de lo humano nos es ajeno. Tanto los Mengeles, maldad fría, como los japoneses en China, maldad que no se ve como tal, sólo decisiones administrativas, como los htus y tutsis, maldad que es estallido de violencia con muchas revanchas pendientes, tanto personales como colectivas...todos estos son casos extremos de nuestra naturaleza. Pero también lo son las Filos, los que inventaron la resistencia pacífica, y los etcs que busqueis.
    Así que desde mi punto de vista, importa ayudar a la gente a buscar su lado Filomena, y no aferrarse a su lado Mengel cuando estén en un momento clave de estos.
    Momento clave que no quiero conocer en mis carnes, calro.

    ResponderEliminar
  16. Otro experimento en esa línea que a mí me marcó fué el experimeto de Milgram
    http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram sobre el comportamiento de la obediencia. Aquel en que a alguien se le hace un test de preguntas y cuando falla hay que castigarle con una descarga eléctrica. Parece que el ¡65%! de losparticipantes estaban dispuestos a hacer cualquier cosa si recibían una orden directa de una "autoridad competente" (¿"Militar, por supuesto"?)
    Luego yo he visto en mis múltiples curros cantidad de gente así. Personas que parecen normales y que son capaces de machacar a alguien por tener miedo de subirse a un andamio por primera vez (porque el jefe no quiere gallinas) o gente que se chiva de que alguien está intentando tener un bebé. No creo que sea por cuestiones de educación ni por haber sido víctimas de malos tratos. Me inclino más por la idea de la psicopatía y por la de que la mayoría de la gente es muy poco reflexiva acerca de los motivos de sus principios éticos. Parece que lo bueno para ellos es lo que les dicen que está bien. Y es que ser un librepensador ¡es tan cansado!
    (El Sr. Snoid se descojona mucho de mí por dos hipotéticos temores que tengo: ¿estaría yo entre el 65%? y ¿Cuánta tortura sería capaz de aguantar para cantar como un jilguero y delatar hasta a mis hijos?)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siendo el Sr. Snoid como es, anda que no le das motivos de descojonarse. Según he leído, cuando la cosa es chunga basta con que aguantes 72 horas, para que los que están fuera cambien de paisaje. Y si luego la lías un poco parda, meclando datos que sabes que saben con otros inventados, que pierdan tiempo en investigar, mejor.

      ¿Tú en ese 65%? Anda ya!

      Eliminar
    2. ¡Gracias, NáN! por tomarte en serio mi temor y encima por darme una pauta de comportamiento para cuando llegue el momento. ¡Tres días! (¡tres mordías!, que diría Mini) Se me van a hacer eternos. Espero que me dejen un reloj para mirar la hora: a las 72:00 ¡empiezo a cantar!

      Eliminar
    3. Hace bien C. S. en advertirnos. Como no sabemos cuándo seremos interrogados bajo tortura, conviene que nos preparemos.

      Yo, para curtirme, diariamente me inflijo dolor releyendo a Marías (el hijo de su padre) mientras en la tele veo Redes. Pero no hay que llegar a tanto, no me pongo como ejemplo de valor, valdrá con que os arranquéis las uñas de cuajo de cuando en cuando u os peguéis unos tiros en el pecho con una recortá antes de iros a la cama, por ejemplo.

      Creedme, si cogéis el hábito (no vale hacerlo un día sí, otro día no y otro día quién sabe) aguantaréis el peor de los interrogatorios.

      Además, a la técnica de NáN (mezclar datos ciertos con falsos de la que tomo nota) cabe añadir otra que aprendí de bien pequeño cuando la Señorita (la Sita que decimos aquí) me sacaban al encerado para que diese la lección: «¿Puede repetir…?». Sí, así de simple, amigos; basta con decir: «¿Puede repetir…?».

      —Venga, Luxindex: los ríos de España.

      —Los ríos… Los ríos de España… Esto… Sita, ¿pué repetí?

      Sé que parece poca cosa, que parece que así apenas arañaremos unos segundos, pero a eso habrá que sumar que el otro (el interrogador desalmado) se tomará su tiempo en mostrarte el fastidio que a cualquiera nos da tener que repetir las cosas, que la gente (los torturados, en este caso) no estén en lo que tienen que estar. Entre eso y que, tarde o temprano, te repetirá la pregunta, habrás ganado algún que otro minutito. Pero ahí no acaba la cosa. Cuando el interrogador te repita la pregunta (al repetir lo suelen hacer con amenazante parsimonia, cosa que juega a tu favor), tú fingirás que pones mucha atención (eso le inflará el ego y hará que alargue más las palabras: ¡ese tiempo de más que te encuentras!) y cuando, por fin, acabe por reformularte la pregunta (pregunta que, por ejemplo, podrá ser «¿Dónde se encuentra toda tu familia, amigos, y personas en general que hayas conocido a lo largo de tu vida y por las que sientas algo de apego porque las vamos a matar uno a uno antes de acabar contigo porque sí y porque estoy tó loco?») guardarás silencio (otros cuantos segunditos al bote), harás como quien recapacita a la vista de los aún humeantes electrodos, los arrancapiños de dentista de acero quirúrgico, el sudado por ti potro inquisitorial (más segunditos)… tomarás aire lentamente como si, ya roto por dentro, el aire no llegase donde debiera, levantarás, cuello torcido, torpemente tus entumecidos ojos llorosos buscando los implacables ojos del verdugo y entonces, mirándolo de hito en hito, le dirás: «¡Sita, ¿pué repetí?! Pero así, con naturalidad y de carrerilla (¿Pué repetí?) pues de lo contrario puede que note que es una estrategia).

      Ya ves de qué forma tan sencilla habrás ganado, calculo yo, más o menos, un cuartito de hora. Y vuelta a empezar…

      ¿Puérepetí?, es una técnica evasiva muy eficaz, de verdad lo digo; es como el cuento de la buena pipa pero contado por Tarantino.

      Por cierto, ¿quieréis que os cuente el cuento de la buena pipa?

      Eliminar
    4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
    5. Anoto también esta técnica, Lux. Pero habrá que ser más discretos. Si ellos se enteran, seguro que se les ocurren contramedidas.

      Eliminar
  17. Leo el viejo post de Moli y pienso en lo mismo que pensé cuando lo leí por primera vez: en una peli, "vencedores y vencidos", en la que Spencer Tracy hace de juez del juicio de Nuremberg y Burt Lancaster hace de juez alemán juzgado. Lo que me gustó de la peli es que Burt no parece haberse dado cuenta de las espantosas consecuencias de las sentencias que firmaba hasta que se las ponen delante en el juicio. Es entonces cuando se hororiza de sus actos, pues él estaba convencido de que era una persona decente. Esa misma historia, la de la gente que no es consciente del mal que hace, viene también en el libro de Samuel. Aquí el protagonista es el rey David, que se ha encaprichado de su estupenda vecina, Betsabé (Betsabé debió ser Miss Antiguo Testamento para haber descontrolado de esa manera a un tío como David) Para poder liarse con ella David manda a su marido, Urías, a la primera línea del frente. Urías muere. David le hace un entierrazo y se concentra en consolar a Betsabé. Y ahora viene lo interesante: nadie se atreve a decirle nada al rey, pero el profeta Natán, que es una especie de chavista itinerante, se presenta vestido de harapos en la corte y le cuenta una historia: "En una ciudad había dos hombres. Uno era rico y el otro pobre. El rico tenía gran cantidad de ovejas y vacas, pero el pobre no tenía más que una ovejita que había comprado. Y él mismo la crió, y la ovejita creció en compañía suya y de sus hijos; comía de su misma comida, bebía en su mismo vaso y dormía en su pecho. ¡Aquel hombre la quería como a una hija! Un día, un viajero llegó a visitar al hombre rico; pero éste no quiso tomar ninguna de sus ovejas o vacas para preparar comida a su visitante, sino que le quitó al hombre pobre su ovejita y la preparó para dársela al que había llegado.
    David se enfureció mucho contra aquel hombre, y le dijo a Natán:
    —¡Te juro por Dios que quien ha hecho tal cosa merece la muerte! ¡Y debe pagar cuatro veces el valor de la ovejita, porque actuó sin mostrar ninguna compasión!
    Entonces Natán le dijo:
    —¡Tú eres ese hombre! (...)
    David admitió ante Natán:
    —He pecado contra el Señor.

    ¿Qué pasó? ¿Por qué David no se reconoce como malvado hasta que no le cuentan su propia historia con otros personajes? ¿Tan condescendientes somos con nuestra propia maldad que no la reconocemos hasta que no la vemos en un espejo?
    Y la otra conclusión que saco:
    Para comprenderneos ¡Hay que ir al teatro!

    ResponderEliminar
  18. Lo de la inconsciencia era algo que faltaba en mis factores, me ha encantado. Lo de ser tan indulgentes con nosotros mismos, pues si se es inconsciente no se puede ser indulgente, se es ignorante de lo que haces.
    Pero lo que no paso es los gimoteos de king David. David pecó contra Ulías, porque a Dios pongo por testigo que si alguien me quiere matar, oye porque estorbbo en sus planes, y luego va y dice que peca contra Dios, me cago en su puta calavera y en la del Dios que piensa que tiene que pomer por delante de mi.

    ResponderEliminar
  19. ¡Bien! Ya hemos metido en el carrito de la compra a Marías, Redes, La Sita de Luxindex, Samuel, Betsabé, el rey David, Natan y la Biblia en verso. El “puérepetir”, dicho así, con respeto a la autoridad y cara de tonto, puede valer; contar la Biblia también puede valer. Dos métodos para que te saquen todos los piños a hostias y ya puedes hablar tranquilo, que no se te va a entender nada.

    Un método que podríamos llamar “acelerante”, consiste en que, en cualquiera de los dos anteriores, se intercale un “Mé quedáo con tu cara”.

    ----------------------

    Y volviendo al tema, ¿por qué no considerar a la legión de mujeres y hombres que hizo lo que tenía que hacer? ¿Que se convirtieron en resistentes, partisanos (el poder que fusilaba indiscriminadamente los llamaba terroristas), o contestaron al terror con boicots y mínimas acciones con las que se jugaban la vida, desestabilizando los regímenes? ¿O que simplemente supieron decir NO en el trabajo, en el bar, en la calle, con los amigos? ¿O que crearon peligrosas redes de apoyo a las víctimas?

    ResponderEliminar
  20. Ese es el punto, desde mi punto de vista, Nán. Las Filos tienen muy poca y mala prensa en nuestros tiempos, se las tiene por pánfilas, ingenuas, almas de cántaro... hay muchos estudios, pelis, libros, análisis y obras de teatro sobre los Mengeles de turno, pero muy poca cosa sobre las Filos. .

    ResponderEliminar
  21. Si, claro, el mundo está lleno de Filos y de resistentes (gentes del Reino). Muchos más de los que parece. Muchos más, desde luego, de los que salen en los papeles. Lo que preocupa es saber en qué bando estaremos nosotros llegado el momento. Y eso es lo que asusta: que todos estamos convencidos de estar en el bando bueno. Seguro que hasta sor María creía que estaba en el bando bueno.

    ResponderEliminar
  22. Bueno, eso fue lo q dije yo antes, q muchas veces los malos creen que son buenos.
    Pero las comeduras de tarro de cada cual no son el objeto de ninguna actuación válida. Hace mucho tiempo que digo que no quiero verme en una situación en la que llegue a saber lo que yo haría, yo tb tengo mis dudas vitales.
    Para mi modo de ver hacen falta más peliculas como esta, eso sí puede tener algún efecto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que yo no lo llamaría "comeduras de tarro". Se trata más bien de ser consciente de que no sólo los psicópatas pueden llegar a esos extremos. Este tipo de actuaciones están al alcance de cualquiera como uno no ande un poco avisado para evitarlos. Los comportamientos éticos son mucho más dificiles si uno se deja llevar por la pendiente de "todo el mundo lo hace" o de "nunca lo había pensado". Conozco mucha gente que se compró casas como inversión hace unos años porque "la vivienda nunca baja de precio" Si le comentabas a alguen, buena persona, que el dinero que iba a ganar en la reventa engrosaría la hipoteca de algún pobre desgraciado, te miraba como si fueras marciano y te contestaba: "todo el mundo lo hace". Y de esos polvos vienen estos lodos. Ahora dicen: "es que no lo había pensado". No hay actuación válida sin reflexión previa. Y algún día te verás, inevitablemente, frente a un dilema moral. Cuando llegue ese día, más vale que te coja entrenada y con la "comedura de tarro" resuelta.

      Eliminar
  23. Graicas a tod@s por las ideas, mientras os leo se me van ocurriendo cosas:

    -"es tan malo el silencio de los buenos como las maldades de lso malos".. la frase es algo diferente pero viene a ser eso.(NAN)

    -MO, yo he leído casos (no entro al contenido), he imaginado el peor monstruo, y leugo me ha aparecido un niño q parece imposible imaginar habiendo hecho esas cosas... lo he vivido. Prostituirse por alimentar a un hijo me parece muy digno, lo indigno es q las circunstancias te lleven a eso. Por no hablar del q paga.

    -CESITA: claro q se encuentra de esta gente en el curro! De hecho, en el mundo académico por ej, no dudan en pisar a sus compañeros, en hacer como colaboran, pero compiten, vdenettas personales.. en fin, patético. Cómo te puedes acordar de las "tres mordías" si casi no me acordaba ni yo! Qué mona.. y bueno, sacas el tema de lso polluelos... por una misma una puede hipotetizar loq haría.. pero si te ponen a tu hijo.. horror. AH, y gracias por la historia de Betsabé, no la conocía/recordaba (si algún día al supe).. con ese nombre.. yo es q me la imagino.. igual algunas profesiones llaman a los sicópatas, y algunos a irse monja (Madre Caridad, Madre Candelaria, Madre Sagrario... todas de mi cole), algunos nombres llaman a estar buena... Betsabé! (como siempre, aqui me teneís, subiendo el nivel ;))

    -LUX-hoy en día en la isla a los ninios como tu los enviamos a psiquiatría infantil y son medicados para aquello d ela inatención en breves días. Así q hasta arriba de Ritalin, a ver qué dices q no te acuerdas... tus trucos son un juego de un patio de Sevilla. Renovarse o morir. Oh, me acabas de recordar mi tira favorita de Mafalda.. maniana la pongo...

    -XAQUI, estoy contigo y con NAN en la importancia de recordar a las Philomenas y a todos los buenos q hay, y q mueven el mundo. Dónde podríamos llegar nosotros, no sabemos, de entrada sabemos q sufrimos con lso demás y q sin intromisiones, no vamos a poner la zancadilla a nadie. Siempre recuerdo el final de "La casa de lso espíritus" q leí de adolescente... una de las abusadas decía q iba a poner punto y final a la espiral de odio y abuso entre sy familia y la del abusador... pq su propio abuelo hbaía violado a la madre del q la había violado a ella... y alguien tenía q parar eso. Dentro d ela sicopatía hay grados,c omo hemos dicho, pero también en la geneoridad y la bondad...

    muxus y graches por la conversación

    di

    ResponderEliminar

Comenten bajo su propio riesgo, sin moderación. Puede ser divertido.