Viernes. Os dejo con un video que me ha encantado.
Un dibujante forense (existe eso aquí?, se llama así?) especialista en hacer retratos robot de gente según lo que le cuentan de ella, realiza unos dibujos de unas mujeres a partir de lo que ellas mismas describen sobre su persona. Después hace lo mismo a partir de lo que le cuentan los otros participantes.
Está claro que nadie es buen juez de si mismo, pero en nuestro caso y hablando en general, las mujeres no somos jueces, somos verdugos.
Está claro que nadie es buen juez de si mismo, pero en nuestro caso y hablando en general, las mujeres no somos jueces, somos verdugos.
El dibujo resultante es mucho peor que el modelo original. Todas las mujeres se ven peor de lo que están, de lo que son, de como las ven los demás. Probablemente por todas las cosas con las que nos avasallan para que seamos más altas, flacas, guapas, jóvenes, alegres, trabajadoras, buenas madres, buenas amigas, sexies, maquilladas, a la moda, sin celulitis, sin arrugas y estemos siempre perfectas.
Y una mierda. Ya lo estamos. Sólo hace falta que nos demos cuenta.
Y una mierda. Ya lo estamos. Sólo hace falta que nos demos cuenta.
Sí que da que pensar. Yo había leído en los libros de Pinker que nos autoengañamos, pero normalmente (y más en el caso de los hombres) es para creernos mejores de lo que somos, no peores.
ResponderEliminarEs una pena que sea así. Sobre todo en casos llevados al extremo. Los cánones de belleza han variado con el tiempo y han causado muchos estragos: Acordémonos de los pies de la chinas por poner un ejemplo o los corsés y tenerse que quitar costillas.... Es una forma como otra de opresión y no nos olvidemos, de hacer pasta a costa de muchas inseguridades.
ResponderEliminar¡Qué ejercicio taaaan espectacular! Es curioso: yo siempre me veo horrible en las fotos. Me parece que las estropeo. Luego, cuando miro esas fotos de hace años que en su momento Lemuel salvó del fuego y veo la imagen que tuve me parece la de alguen bastante agradable. Pero la foto que me hicieron ayer ¡Otra vez al cajón de las cosas que hay que olvidar!
ResponderEliminarMe pasa exactamente lo mismo. La foto de hace 10 años la veo genial, pero no me pareció lo mismo cuando me la hicieron. La veía horrible. De lo que se deduce que cuando estoy horrible es ahora o lo que es lo mismo, nunca estaré mejor que ahora.
EliminarLo de las fotos por si sólo da para pensar. Sé de mujeres que no son nada fotogénica, y me parecen atractivas. Qué les pasa, que la foto aplana, y desfavorece a muchas, a quien tiene la cara ancha, por ejemplo.
ResponderEliminarYo sé bien lo que puede impactar la imagen en otros, que para eso tengo los pelos de loca que tengo. Cuando me los aliso me miran de forma muy distinta. En la universidad se me acercó un amigo -o sea uno que me veía todos los días- y me dijo, coño qué guapa eres pero no me había dado cuenta. (Hay que decir que era guapa y fotogénica además, pero un solo factor, en mi caso los pelos, cambia todo el conjunto). Que si me gustaba cómo puedía llegar a sorprender, pues sí, me partía de risa con el efecto "qué guapa estás hoy", porque sabía muy bien qué era lo contrario, el que me hablaran y no me estuvieran viendo. Qué quiero decir, pues que conocí ambos mundos, el de estar buena y el de pasar por un mueble, en mi caso la diferencia la marcaba sólo cómo llevara el pelo. Y prefiero reirme a desesperar.
Sigo, es que es un tema que me encanta. El sentirse atractiva es muy importante para la autoestima de una mujer, por lo que yo he comprobado. En el trabajo me he topado con mucha gente y me llama la atención lo triste que es una tía guapa e inteligente que se cree que es la única en el mundo que es ambas cosas a la vez...por aquí han desfilado unas cuantas de estas, y se llevan unas tortas cuando comprueban que no son únicas...el aterrizaje es duro.
ResponderEliminarLa chica joven aprende a medirse por la atracción que despierta. Vale. Pero decidme de un nerdo superintelectual que no pierde la intelectualidad ante una tía buena, y se quede en nerdibobo. Creo que hay mucho de socail, y no inherente al género femenino de nacimiento, en el que las mujeres tengamos tanta obsesión por nuestro aspecto. Y de ahí a fijarse más en lo que pensamos que son defectos, va medio paso. Los publicistas lo saben muy bien, y nos señalan los granos, las lorzas y hasta los callos de los pies.
Yo añadiría que además te venden el bálsamo de fierabrás para "curar" lo que la naturaleza tiene a bien en llevar a cabo. Algo contra lo que no se puede luchar. Puede haber un negocio más lucrativo que ese? Ir en contra de lo que es normal y lógico como el paso de los años? Siempre tendrás clientes. Sólo hace falta crearles la necesidad. Encontrar el trigger, el punto que les haga saltar. Llenarlas de inseguridades mintiendo sobre lo que es un modelo a seguir (a base photoshop). Lo que es de sentido común es aparentar la edad que se tiene y no acabar con una cara hierática y estándar tratando de ser lo que no se es. Al peo!!
EliminarToma, se empieza vendiendo crema para el acné y se acaba con el bótox y el hialurónico, el hilo de oro, el transplante capilar, el bótox para no sudar...menudo chollo. Y tenemos la nueva meca de el corrector dental para adultos.
EliminarAhora, la pregunta es, si a las tías nos hubieran acostumbrado a esos ojitos de cordero por lo que hacemos, no por nuestra apariencia...cuántas de esos negocios se irían al peo...
Jo, me ha encantado.
ResponderEliminarA mi me gusta pero me da cierta pena que sea así.
EliminarQué chulo! Me ha parecido muy interesante.
ResponderEliminarCarmen, me alegro de que te gustara. Da que pensar no?
EliminarTambién sería interesante hacér lo mismo a algunos hombres ¿no?
ResponderEliminarEstoy convencida de que no sería igual. De hecho en un estudio en EEUU que se hizo en niños de 10 años, todos los niños querían ser más grandes (tamaño), en cambio muy pocas niñas querían "crecer" de ese modo.
EliminarDefinitivamente, la publicidad es el trastero del arte.
ResponderEliminarArtísticamente, este vídeo comercial de Dove ® recoge los experimentos del artista Sol LeWitt. La cosa era que el americano pintaba algo y luego le enviaba por correo postal la descripción de lo pintado a otro artista (no recuerdo el nombre) que intentaba reproducirlo; andispués, comparaban lo uno con lo otro...
***
Las arrugas, los kilitos, la celulitis… la decrepitud física, en suma: batalla perdida. La guasa, la paz, la armonía… la plenitud espiritual, en suma: la plaza vital a tomar.
Cosas de hombres y de mujeres: querámonos, riámonos, que la vida son cuatro días (y, ojo, la mitad de noche).
En mis 50 años de vida he observado, respecto a este asunto, lo siguiente: la mujer es vulnerable, necesita de un hombre que le diga esto y lo otro… Pero, con los años, la mujer (Melinda, Florence, Olivia, Shelly, Kela…) se vuelve fuerte, imbatible, perfecta. Sí, con arruguitas, con kilitos, con celulitis… ¡imbatible! El hombre, en cambio, cada vez se vale menos por sí mismo, y acaba necesitando de un mujer que le diga dónde tiene no sólo los calcetines sino el sentido de la vida.
La vida…
¡La vida me gusta!
(Leo lo que he escrito y me adelanto a las críticas: hay mujeres que adelantan el proceso antes descrito. Y las hay. ¡Vaya que si las hay!)
EliminarParece que todos dependemos mucho más de lo que pensamos de la mirada del otro. Yo quiero ser una de esas mujeres de las que hablas, Lux: imbatible y perfecta, pero no creo que lo pueda conseguir sola. Tendrán que convencerme de ello los que me quieren, porque si lo que tengo como modelo es mi autorretrato ¡voy lista!
EliminarMuy bien NáN. ¡Acabar con el cochambrismo! ¡Cuánto te lo agradecerán!
No estoy tan segura Lux, de hecho mira cuantas señoras hay que en la plenitud de su vida se hace un cara estándar, digo estándar porque al final son todas iguales. algunas lo logran pero otras muchas no.
EliminarQué interesante. Desde luego necesita un análisis desde el feminismo radical (todavía existente porque todavía es necesario). Desde luego, no lo voy a hacer yo.
ResponderEliminarSolo apunto: en este mierdisociedad, creada por el espectáculo y los iconos que nos imponen, llegar a la edad de la "invisibilidad" tiene un tinte trágico en las mujeres (salvo en las listas que a mí me gustan), pero es una bendición en los hombres (salvo en los tontos, que me caen mal).
Ya de joven, apuntaba maneras de ver en la mujer una persona, al tiempo que la posibilidad de un revolcón sin repeticiones. Una amiga me dijo: "Tú te tiras a todo lo que se mueve", y le respondí: "E incluso a lo que se arrastra, si es agradable y simpática".
Sin embargo, tampoco estoy fuera de la contradicción. Ayer mi sosias la Ardilla me dice que ha visto unas sandalias estupendas, pero que cuestan 175 euros; le respondo que por qué no se las ha comprado o vuelve y se las compra. Después, como necesito unos crocks nuevos (uso siempre el primer modelo, ya amortizada la patente, que cuesta 29 euros), ella se había pasado y me dice que hay un modelo nuevo que está muy bien. Le pregunto el precio y me dice que 49. Le respondo que ni de coña voy a pagar 2o euros más por algo que es funcional.
Enseguida me di cuenta de que participo del "juego" como todos. Que no es justo para ella mi tendencia al cochambrosismo, cuando a mí me gusta que ella se sienta atracativa.
Ahí está algo importante, resulta que a tu "noción de ti mismo" le tienes que sumar el icono social. Ese icono carga en la apariencia mucho más para las mujeres que para los hombre. Llegar a la edad de la invisibilidad -sea cual sea, tiene su elasticidad el término- es duro de llevar, pero una tía puede saber muy bien lo que es la invisibilidad cotidiana en sus años más frescos, cuando la miran como a un mueble, no importa que esté sola o acompañada. Y digo que lo sé porque para mi con 20 años era muy sencillo pasar de mueble a tía buena -hoy que tengo 36 tacos, ya no, tengo que decirlo también-, y es muy diferente cómo se interactúa contigo según el iconopapel que estés representando.
EliminarAhí lo dejo.
Así que eres como un Frank de la jungla "cazando" ardillitas... pues tiene su punto no creas.
EliminarMe reí mucho con lo de Frank. Imagíname con las crocks y el pelo estirado y maquillada (que los años no han pasado en balde para mi). Qué mona y qué simia estaría.
EliminarCon los años lo de ser guapa se vuelve un trabajo cada vez más tiránico, y la guapa oficial adopta una postura hierática para no arrugarse ni descomponerse, pero lo peor es que hace lo mismo ante la vida, se queda en un personaje que se sorprende ante la pasión de otros, ante la decisión de otros, ante la entrega de otros, ante la guasa de otros. Ser guapa roba demasiado tiempo y demasiada capacidad cerebral, por muy inteligente que seas.
Dejo un enlace de un video en el que se evidencia el tributo tan brutal que tiene que rendir la mujer al concepto de belleza; y que encontré buscando ejemplos de violencia simbólica. Dura 24', aviso por si alguien se propone verlo. Ire.
Pues sí, Ire, así son las cosas. Una amiga de mi hijo, con treinta y muchísimos, se ha quedado preñada; me dijo que ya sabía que era niña y añadió: "Me alegro por nosotros, pero lo siento por ella". LA fotografía de la situación es perfecta. Si no os ponéis las pilas, el Mundo Unificado que promueve la televisión (e incluyo muchas series inteligentes) es devastador.
ResponderEliminarLux, Tienes bastante razón, a pesar de tu juventud. Pero creo que eres un poco optimista: te refieres a una parte minúscula de la sociedad: una gran mayoría de las mujeres no llega a ese estado de perfección, sino que quedan vencidas y derrotadas en el combate desigual de la vida.
Paz y amor (y hostias cuando haga falta).
Talmente de acuerdo
Eliminar¿molesto?
ResponderEliminarAunque me gusta el mensaje encuentro el anuncio de Dove un poco tramposillo. Me quedo un rato por aquí fisgando.
Pazzos. Bienvenido. No molestas. Dale, fisgonea, revuélvelo todo, a lo mejor hasta nos sorprendes con aire fresco.
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