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15 septiembre 2015

Well done, Sister Sufragette! (Bien hecho, Hermana Sufragista!)

Tras el último divague, en el que hablaba de Charlotte Proudman, activista feminista, me enteré que su bisabuela era sufragista: esas mujeres a las que les he dedicado más de una de mis entradas. Y, por casualidad, cayó en mis manos su himno: qué mejor ocasión para colgarlo. 

No hay como los ingleses para componer himnos, tan solemnes (que dan ganas de invadir si no Polonia, como a Woody Allen, el cielo en su totalidad o un trocito). Me parece bien chulo-claro que para quien tengáis en mente el "Well done! Sister Sufragette!" de la madre de Mary Poppins, el listón estaba muy alto....

Lo compuso Ethel Smyth, sufragista de pro y enamorada de Virginia Woolf al final de su vida, en 1911. El himno se tocó por primera vez para celebrar la liberación de Emmeline Pankhurst de la cárcel, y otra vez en 1912, cuando un montón de señoras bien defensoras del sufragio universal habían sido encarceladas en la Prisión de Holloway por tirar piedras a ventanas los políticos que se oponían al voto femenino. 

WELL DONE, SISTERS SUFRAGETTES! 





The March of the Women
"Dedicated to the Women's Social and Political Union."


Shout, shout, up with your song!
Cry with the wind, for the dawn is breaking;
March, march, swing you along,
Wide blows our banner, and hope is waking.
Song with its story, dreams with their glory
Lo! they call, and glad is their word!
Loud and louder it swells,
Thunder of freedom, the voice of the Lord!

Long, long—we in the past 
Cowered in dread from the light of heaven,
Strong, strong—stand we at last,
Fearless in faith and with sight new given.
Strength with its beauty, Life with its duty,
(Hear the voice, oh hear and obey!)
These, these—beckon us on!
Open your eyes to the blaze of day.


Comrades—ye who have dared
First in the battle to strive and sorrow!
Scorned, spurned—nought have ye cared,
Raising your eyes to a wider morrow,
Ways that are weary, days that are dreary,
Toil and pain by faith ye have borne;
Hail, hail—victors ye stand,
Wearing the wreath that the brave have worn!
 
 Life, strife—those two are one,
Naught can ye win but by faith and daring.
On, on—that ye have done
But for the work of today preparing.
Firm in reliance, laugh a defiance,
(Laugh in hope, for sure is the end)
March, march—many as one,
Shoulder to shoulder and friend to friend.

09 marzo 2010

Londinium sufragista

Ayer fue 8 de marzo, y como buenos feministas (qué mal vista está esta palabra, insisto) fuimos a celebrarlo con un paseo. Londres fue, a finales del siglo XIX, uno de los lugares donde el movimiento sufragista ("suffragettes" las llamaban aquí) cobró mayor fuerza. En nuestro paseo, hemos visitados lugares donde estas mujeres se manifestaron, se ataron a verjas, e incluso cometieron acciones violentas para luchar por algo que hoy nos parece tan evidente: el voto femenino.

El movimiento feminista inglés empezó mucho antes que el español, donde Clara Campoamor o Victoria Kent son de los nombres más conocidos. En ambos países, las primeras sufragistas provenían de las clases medias. En el Reino Unido, Emily Garrett, la primera médica (sí, las mujeres son médicAs, no médicos) del Reino Unido, fue también la hermana de Millie Garrett Fawcett, que lideró el ala constitucionalista del movimiento desde finales del siglo XIX hasta su victoria en 1928.

Leyendo la historia de lo que personalmente se jugaron las de Londres, me quedo totalmente admirada. Cuando veo nuestra sociedad y la pasividad cuasi-absoluta a la que hemos llegado en nuestro sofá, creo que estas mujeres venían de otro planeta. Simplemente me parece imposible que fueran nuestras bisabuelas. Dos sufragistas se enviaron como "cartas humanas" a 10 Downing Street, 20 se lograron meter al Palacio de Westminster escondidas en una furgoneta de muebles. Otro grupo alquiló un barco e increparon a los MPs (diputados) y a sus esposas-florero mientras tomaban fresas con nata a la orilla del río: "Vemos que tenéis camareras... ¿no teméis que alguna de ellas sea sufragista?" Y es que eran tan cañeras como su líder, Emmeline Pankhurst, que decía "romper cristales es una manera de hacer que se conozca nuestro descontento". Descontento que al Establishment le traía sin cuidado, y que con buenas palabras no iba a escuchar. Ni que decir tiene que todas estas actividades terminaban siempre con carga policial y en muchos casos con el ingreso en Holloway, la famosa cárcel de mujeres de Londres.

Casi un siglo después, pero con ganas de comernos el mundo, empezamos nuestro paseo en Constitution Hill, que pasa por en medio de Green Park, por donde las sufragistas se manifestaron en 21 de mayo de 1914. Giramos a la derecha en Malborough House, donde estuvieron a punto de darle la petición al rey. Justo enfrente está la Chapel Royal, donde una de ellas, Una Dugdale causó escándalo en todo país cuando al casarse se negó a prometer "obediencia" a su marido. Seguimos avanzando y a nuestra derecha tenemos Pall Mall, la calle que está llena de clubs masculinos que son sólo ligeramente más amables con las mujeres hoy en día (Thatcher se tuvo que hacer un "status de hombre" para poder entrar): el Carlton, el White's, el Reform Club (donde dos sufragistas le tiraron una botella de jengibre al Primer Ministro -y acabaron en Holloway, claro).

Las sufragistas decidieron que ellas también necesitaban de estos clubs, ya que sólo la unión hace la fuerza. Muchos se fundaron en la época, pero pese a que peregrinamos por los números en las calles de muchos de ellos, oh, destino... ya no existían. El Lyceum, el Empress Club, el Sesame Club, el Albermale Club... Eran lugares donde las mujeres "podían leer y escribir cartas, fuera de las molestias del círculo familiar".
Hacía un frío terrible, pese a ser una de esas mañanas soleadas preciosas, pero tuvimos que parar a tomar un té antes de dirigirnos hacia Charing Cross Road (donde están las librerías) en busca de la "Silver Moon Women's bookshop", en la última planta de Foyles, la librería mítica. Pero Silver Moon también ha desaparecido... ahora hay una estantería con libros de "Women's studies". Salí de allí con una nube negra sobre mi cabeza, que estalló en tormenta cuando me topé con la selección que habían hecho para "el día de la madre" (que se avecina aquí). Aparte de un par de clásicos, la tónica general es lo que se llama "chick lit" (esos libros con tapas de colores con caricaturas de chicas subidas en trepidantes tacones sosteniendo copas de vino blanco). Ah, y uno de Paulo Coelho. Deprimente.


Hacía tanto frío que no subimos hacia el British Museum, donde seguía el paseo, pero tuvimos que terminarlo haciendo honores a la Señora Pankurst, que tiene una estatua al lado mismo de las Casas del Parlamento. No dejéis de visitarla cuando paséis por Londinium. Mientras tanto, os dejo con Calamaro y "El día de la mujer mundial" y un primer plano de una de esas mujeres que entró y salió de Holloway con su sombrero bien puesto.

A ella y a todas las demás, muchas gracias.

14 diciembre 2015

Suffragists, Suffragettes y Suffrajitsus

Hace casi ya dos meses fui a ver la peli de Sarah Gavron "Suffragette", protagonizada por Carey Mulligan, Helena Boham-Carter (secundaria en nómina para pelis de época) y con aparición breve estelar de Meryl Streep, haciendo de Emmeline Pankhurst, bajo cuya estatua ya he divagado otras veces

El movimiento sufragista comenzó a mediados del Siglo XIX, y este adjetivo engloba a todas las mujeres que luchaban por el sufragio universal. Tras más de 50 años de lucha pacífica, de intentar razonar lo obvio con el sistema, un grupo de ellas decidieron cambiar de estrategia: romper cristales, encadenarse a las rejas de edificios gubernamentales, enviarse como carta humana, y mucho más. Querían "deeds not words" ("hechos, no palabras").  El término suffragette se aplicó mas específicamente a un grupo de mujeres en el Reino Unido que pertenecían a la Women's Social and Political Union (WSPU). El término "sufragette" se usó despectivamente, porque sonaba afrancesado. Para más informacion sobre el movimiento, hace un mes estuvimos en el Museum of London en la exposición fotográfica de Christina Broom, una mera reporter, "Soldiers and Sufragettes" (los soldados me interesaron mucho menos), o en "Suffragette City".

La película de Gavron trata de estas activistas que se jugaron tanto por luchar por los derechos de todas, y rompen con el punto de vista con el que crecimos: la madre de Mary Poppins (Well done, Sister Suffragettes!). Aunque había muchas mujeres de clases acomodadas que lideraron el movimiento (véase Emmeline Pankhurst y sus hijas), muchas más de clases trabajadoras estuvieron en la línea del frente. La peli sigue a una de ellas, interpretada por Carey Mulligan, que trabaja de sol a sol en una lavandería industrial, y cuyo marido no entiende sus veleidades políticas, cuando llegan. Mulligan entra en contacto con el movimiento en alguno de sus activismos callejeros, y luego de la mano de Boham-Carter, la farmaceútica que organiza reuniones en la rebotica. 

Es una cinta imprescindible: todos hemos de verla y llevar a nuestras hijas e hijos tan pronto como tengan la edad-12 años según los british. Yo fuí a verla con muchas ganas de llevar a Mini después, con las chapas históricas pre- y post, claro. Pero, al poco de empezar, me di cuenta: NO. 

La película es durísima. No sé en qué punto empecé a llorar, pero ya no paré, intermitentemente, durante todo el metraje (nota: ya se me han acabado los sinónimos de película, tranquis). Os acordáis aquellas pelis inglesas de contenido social que en el Zenozoico del divlog definíamos como "uplifting" (que sales del cine exultante, creyendo en el género humano, y tal)? Sí, por ejemplo, "The full monty", "Billy Elliott", "Made in Dagenham", "Pride"... bien, pues "Sufragette" no es una de esas. Se te hiela la sangre al verla y, cuando termina, cuando por fin sobre el fundido en negro aparece que, tras esa lucha terrible, en 1928 se consiguió el sugrafio universal en el Reino UNido, nadie se mueve de su asiento. Todos permanecemos callados, en la oscuridad, muchos como yo, supongo que intentando recomponernos durante los créditos, porque lo que hemos visto y sufrido es lo que en inglés se llama una "harrowing experience": que te pase una apisonadora por encima. 

Todos sabíamos que muchas sufragettes habían terminado en la cárcel... pero MIL? La cifra me parece increíble. Iban a prisión cuatro meses por romper cristales, por ejemplo, y no se les reconocía como presas políticas, sino como delincuentes comunes. La cárcel de mujeres de Holloway en Londres pasó a ser un símbolo para el movimiento, y lo que ocurrió allí no fue juego de niñas: huelgas de hambre que terminaron en muchos casos con alimentación forzada (force-feeding). Esta escena es devastadora. 

Durante toda la peli, no podía quitarme de la cabeza otra lucha que viví en segunda persona: la de los insumisos, mezclado con intrusiones de las voces de gente que dice "no se puede desobedecer la ley", y cada vez teniendo más claro que la desobediencia civil a las leyes que consideramos injustas es una obligación. Porque si estas mujeres no hubieran sido DESOBEDIENTES, si muchos hombres y mujeres a lo largo de la historia hubieran asumido lo que claramente era injusto, seguiríamos en un mundo aún más desproporcionalmente desigual y horrible de lo que es. 

Y como no quiero terminar el divague como terminé la película, de bajona total, os contaré algo que, dentro de lo dramático, me ha dado cierta energía. Como las cargas policiales eran tan bestias contra las pobres suffragettes, se creó un equipo de "guardaespaldas" entre ellas mismas. Las entrenó nada menos que la primera mujer instructora en artes marciales en el mundo occidental, Edith Margaret Garrud, que les enseñó jitsu-jitsu para defenderse de la madera. De ahí, el término suffajitsu. Este año han editado tres novelas gráficas con este título, de Tom Wolfe. 

Aún no las he leído, pero me he quedado alucinada: os imaginais, una especie de manga-sufragista? O, mucho mejor: me pido dirigir la peli!!! Algo así como las suffragettes se encuentran con una de mis favoritas, "El tigre y el dragón"!!! Suffragettes volando por los tejados! Fantástico!




Cómo me gusta esta peli....

24 mayo 2017

Por qué no soy feminista

Jessa Crispin es una crítica americana que ha escrito en muchos medios como The Guardian. Trabajó en Planned Parenthood (esa especie de ONG que ayuda a las americanas con sus derechos reproductivos, tan mermados en un país donde la Seguridad Social es una entelequia), y luego montó un exitoso blog literario (Bookslut, me encanta el nombre), que cerró hace un anio. 

Yo creo que había oído hablar de su último libro en algún sitio, pero estaba aún en el "pasivo" de mi memoria. Pero un sábado por la maniana de Marzo, en la encantadora "Librería", de al lado de Brick Lane, me lo encontré. Me senté en uno de sus rincones a echarle una ojeada, y me lo tuve que comprar: el primer capítulo, que con el que han forrado la primera página (en imagen) es todo un manifiesto-no es casual que al provocativo título "Por qué no soy feminista",  siga el subtítulo "Un manifiesto feminista". 

Queda muy claro, desde la tapa, que Crispin no es que no sea feminista, sino que lo es radicalmente (me encanta también esta palabra, radical, de raíz), y de lo que va a despotricar durante el ensayo es de todas esas mujeres que yo llamo "feministas cosmo(politan)", y que ella llama "lifestyle feminists" ("de estilo de vida feminista").  

Resulta que está de moda decir que eres feminista. Yo casi no me había dado cuenta, porque yo lo llevo diciendo toda una vida, y hace anios los tíos me decían "tú no puedes ser feminista, eso es Cristina Almeida". En serio: soy así de vieja. Pero es cierto que ahora sale Emma la de Harry Potter diciendo que es feminista, y Beyoncé, y alguna más... a la vez que bailan de una manera que, sinceramente, da no solo verguenza ajena, sino ganas de vomitar: por qué hay que estar continuamente sugiriendo que estamos "disponibles para follar"? Por qué esos movimientos "provocativos" (y lo entrecomillo, porque por los dioses que hay que ver qué imbéciles son los hombres que se dejan "provocar" por eso). 

Pues partiendo de esta moda, Crispin quiere decir bien claro que ella no es una de estas, y que además, no las quiere en el movimiento político (al fin y al cabo, eso es el feminismo, ideología, política) con el que ella suenia y con el que piensa que las mujeres podremos algún día librarnos del patriarcado, que lo empania todo. Y aquí lanza un planteamiento de estrategia política sobre el que todos tenemos opinión, algunos más o menos clara: hay que renunciar con la nariz tapada a ciertas ideas para "vender" más, porque hay ciertas ideas, demasiado radicales (tanto en la izquierda como en la derecha), que te ahuyentan a la gente, y quedarnos en un centro mucho más amplio, pero tal vez vacío de contenido? Un tema de rabiosa actualidad, por supuesto, y con el que sufrimos muchos votantes de izquierdas en recientes elecciones, por ejemplo. 

Lo que planeta Crispin me parece interesantísimo: en el principio del movimiento, en la lucha sufragista, en realidad fueron un grupo reducido de mujeres las que tiraron de carro. No solo la élite cultivada, sino también muchas mujeres trabajadoras, como nos muestra la durísima "Suffragette" acabaron en la cárcel. Mil mujeres, que me pareció una barbaridad, pero, si te lo planteas, es evidentemente una minoría entre la población femenina de un país. Las luchas las lleva a cabo una minoría de gente con ideas y sobre todo, con coraje. Luego están en los márgenes los "simpatizantes", que no van a cambiar nada, pero que potencialmente se subirán al carro cuando ese grupo que se habrá jugado en muchos casos la vida logren su objetivo, total o parcialmente. Y no hablo solo de jugarte la vida y morir en ello, sino de jugarte la vida para la que estabas destinada a vivir, la vida que te hubiera sido cómoda vivir, la vida que igual hubieras odiado pero que retarla hubiera supuesto enfrentarte a todos los que te querían... 

Si hay algo que me hace amar a la humanidad son los discursos de aquellas mujeres que reniegan del feminismo porque quieren desmarcarse de las Andrea Dworkin del mundo. No, no tengo pelos en la axilas, no odio a los hombres, soy razonable, heterosexual, y sexualmente disponible... "todas esas feministas haciendo felaciones como si fuera trabajo de misioneras", termina Crispin. Por qué tranquilizar al mundo de que no somos peligrosas, que no vamos a por todo? Somos peligrosas: tened miedo. Para, de nuevo, tener que gustar, mostrar nuestro valor vía lo que piense un tío? Parece que el método más efectivo para la "implantación del feminismo"  fue hacerlo universal, y ahora ha perdido su significado. 

Crispin aboga por un cambio total del sistema: no es solo feminismo, es también capitalismo, racismo... el sistema, creado y basado en la opresión de ciertos grupos, entre ellos las mujeres,  no cambiará pidiéndole amablemente "disculpe, deje de oprimirme": el sistema tiene que irse abajo y construir algo nuevo. Porque una mujer que se centra en el auto-empoderamiento, en que otras como ella lleguen a más puestos de grandes ejecutivas (y mira que esto ya sería la pera) o militares o obispas... esa mujer no se está planteando que ese sistema seguiría siendo injusto, porque al final seguiría siendo algo sobre ganacia personal de unas pocas a costa de todas las de abajo. El "éxito" en este sistema es sospechoso (si no directamente culpable). El dinero es una buena manera de luchar contra el patriarcado, sí? Puedes pagar servicio en casa, gente que te cuide los ninios, y no tener que depender de un tío? Pero... a quién estás entonces explotando tú?

Crispin termina diciéndote que con tus opciones, que crees feministas, con las peticiones que firmas, los libros que lees, lo que consumes o dejas de consumir, no estás destruyendo el mundo, pero tampoco lo estás salvando. Los estilos de vida-por muy progres que sean-tristemente solos no cambian el mundo. Pero tenemos una gran barrera: queremos que nuestras vidas sean cómodas. Somos participantes de esta cultura, que requiere trabajo, no solo comentario. Podemos resistirnos a vivir de esta manera: explotando a la gente, al planeta. Hay otra manera. 

Todos los grandes movimientos empezaron con un grupo pequenio de gente valiente e inteligente que estaba dispuesta a perderlo todo. Estoy yo dispuesta a bajar a la calle, arremangarme y trabajar, en lugar de simplemente "comentar" desde mi blog? Esta es la pregunta que pica, pero por lo menos tras el libro lo que tengo claro es que solo con mis "opciones de estilo de vida" no cambiaré, tristemente, el mundo. Cual es el objetivo de un libro? Moverte, hacerte dudar, inquietarte? Lo ha conseguido. 

03 octubre 2017

Dinero y Literatura

Hoy ha entrado en casa nuestro primer billete de £10 con Jane Austen. Lo sacó el Bank of England el pasado 14 de Septiembre, tras la campaña de una activista feminista llamada Caroline Criado-Pérez, que consiguió miles de firmas en Change.org. Su campaña actual es conseguir que en Pairlament Square, la plaza de las estatuas detrás del Big Ben, donde hay once "grandes hombres" (Churchill, y demás) pongan una de Millicent Fawcett, sufragista. 

"Declaro que no hay otra diversión como la lectura"


Estuvimos este verano en el Bank Of England, donde había una exposición llamada "Stories from the City. The bank of England in literature" (Historias de la City. El Banco de Inglaterra y la literatura). Quién iba a decir que el Banco de Inglaterra tenía conexiones literarias? 

Para empezar, Austen no es la primera escritora en aparecer en los billetes (perdón, sí que lo es, lo que hubo antes fueron escritores):  Shakespeare en la de £20 y Dickens, en la de £10 (Dickens además incluyó una visita de los personajes de "The Pickwick papers" al Bank of England)

La vida del escritor demasiadas veces se tiene que sustentar con trabajos alimenticios, así que hubo algunos que trabajaron en el Banco (Kennet Grahame-el autor del clásico infantil "The wind in the willows" fue el Secretario del Banco; el poeta victoriano Robert Browning por los pelos se escapó de trabajar ahí, muchos de su familia lo habían hecho). Otros escritores como TS Eliot o PG Wodehouse trabajaron en la City. 

"La vuelta al mundo en 80 díascomienza con un robo en el Bank of England,  y numerosas obras de ficción hablan de crisis económicas, o de gente que lo ha perdido todo por inversiones poco estudiadas. No he leído aún "Capital" de John Lanchester, pero es una respuesta a la crisis de 2008.

Mi relación con Austen ha sido mínima. Solo he leído "Pride and prejudice" ("Orgullo y prejuicio") y creo que me quedé ahí porque poco antes o depués leí a George Eliot (que, por cierto, visitó el Bank of England y firmó un billete en 1874). "Middlemarch" (no, no busquéis enlace, lo leí en la pre-distoria, y aunque he buscado en los docus de word que escribía preblog, no hay divague) es un novelón de tal magnitud que la de Austen parecía a su lado una novelita de costumbres. Así que seguí leyendo otras cosas, y me olvidé de Jane. 

Pero parece que el dinero es un tema importante en sus novelas (lo es en "Orgullo", donde un personaje es despreciado por haber hecho dinero con los negocios, vs. vivir de las tierras que es lo que se llevaba en aquella época. Supongo que a los negociantes se les veía como a los nuevos ricos hoy en día... tienen pasta pero no "pertenecen") En la época de Austen el matrimonio establecería la posición de la mujer, ya que su estabilidad financiera dependería del marido. Buf.

En contraste con sus personajes, como buena victoriana escritora independiente, Austen no se casó, y su situación económica fue más bien precaria tras la muerte de su padre. Hace poco hice un curso de literatura a distancia. A menudo usaban "Emma" para ejemplificar técnica literaria, y me pregunto si es mi momento de volver a leer a Austen. 

Pero por dónde empezar?

23 agosto 2010

The Stepford wives

El divague de ayer de Diva "Flipando en colores" me recordó a la película "The Stepford wives" (Las esposas de Stepford) (Brian Forbes, 1975), basada en la novela del mismo título de Ira Levin. Y hablo de la de 1975, no de la repetición que protagonizó recientemente Nicole Kidman de la que sólo he visto el tráiler y se me han quitado las ganas de más.

La peli de los 70 está protagonizada por Katherine Ross, la chica buena y contrapunto de Anne Bancroft en "El graduado", de la que divagué la semana pasada. Siguiendo una norma básica de la narrativa, la peli comienza introduciéndonos al personaje que interpreta la Ross, Joanna, y nos lleva de su mano el resto de la cinta. Joanna es una aspirante a fotógrafa en Nueva York que se va a vivir a una casa grande con jardín en el pueblo de Stepford, Connecticutt. A su marido le parece una gran idea, porque tienen mucho más espacio (principalmente en la cocina) y, sobre todo, el sitio es tan saludable para los ninios: una comunidad pequenia, donde todos se conocen, no como la ciudad que nunca duerme, siempre llena de peligros.

Al poco tiempo de estar en Stepford, Joanna descubre que no tiene nada que ver con la comunidad aquella tan saludable, en concreto con las mujeres, que son todas muy extranias. La manera de vestir, su obsesión con la última receta, tener la casa sin una mota de polvo... parece que en 1975 estas mujeres representaban el ideal de lo que todo hombre querría tener en su casa. Joanna, junto con la única chica díscola de Stepford (otra más o menos recién llegada) empiezan a interactuar y a averiguar más cosas de estas mujeres. Y hasta aquí puedo leer, pero es una peli de terror.

The Stepford wives se rodó en plena "segunda ola" del feminismo. La "primera ola" había ocurrido a finales del SXIX y comienzos del XX. Su lucha era por la igualdad derribando obstáculos legales (derecho a la educación, el empleo, de propiedad, leyes relacionadas con el matrimonio etc). Luego vinieron las sufragistas, y siguiendo sus pasos un 8 de Marzo muy frío salió este divague. Ahora que sufro una sobredosis de "Mary Poppins" (Robert Stevenson, 1964), gracias a Mini, aniadiré que me encanta que la madre de los ninios sea sufragista, y realmente representa muy bien lo que éstas eran: mujeres de clase media-alta, que se lo podían permitir.

La "segunda ola" del feminismo llegó en los 60, como respuesta al boom económico tras las guerras, en los que se intentaba volver a un sistema patriarcal. Los temas se extendieron a la familia, la sexualidad, la igualdad en el trabajo, derechos reproductivos (la píldora se lanza en 1961). Simone de Beauvoir había escrito "El segundo sexo" en 1949 y Betty Friedan "The feminine mistique" en 1963, clásicos del feminismo. Esta era terminó a principios de los 80 con las luchas ideológicas sobre posicionamiento en temas sexuales. La "tercera ola" empezó en los 90, pero esa es otra historia.

Así que, en pleno 1975 (declarado anio de la mujer por las Naciones Unidas) se estrena The Stepford Wives. Hoy es una película de culto, y ser una "Stepford wife" es ya un concepto: aquella mujer que responde a las expectativas que la sociedad (dirigida por hombres) espera de ella, y aquí cada uno que aniada lo que crea conveniente. Como decía ayer en mi comentario, hay ciertas expectativas que, aunque me puedan parecer esto y aquello, como se limitan a la esfera estrictamente privada, me dan igual. Sin embargo, hay pocas de estas: una puede tener dos dedos de frente y decidir no hacerse un implante en las tetas aunque la sociedad te bombardee con este tipo de mensajes. Pero hay muchas máss decisiones que parecen privadas pero que afectan al resto de las mujeres.

El tema del cuidado de los hijos es una de ellos. La sociedad decide qué mensajes mandar depende de su momento económico: cuando interesa que las mujeres vayan a las fábricas porque los hombres están en la guerra (1940s), entonces las guarderías están muy bien. Cuando los hombres vuelven de la guerra y hacen falta puestos de trabajo 1950s), entonces hay que quedarse en casa horneando pasteles y dedicada únicamente al cuidado del bebé. Ahora, el mensaje es claro: facilitemos que la mujer se quede en casa (digamos que es lo deseable) en lugar de repensar todo el sistema, que fue pensado basándose en que uno (digo una) se quedara en casa contando los minutos frente al horno. La mujer que decide quedarse en casa ahora toma una decisión que nos afecta a las que decidimos volver a trabajar. Somos menos, se legisla menos, hacemos menos ruido, las cosas siguen igual.

Las Stepford wives aún existen, y siguen dando mucho miedo, son aún de pellícula de terror (aunque el remake de la Kidman fuera una comedia-no, no hace gracia). Hoy he ido a tomar un té con un grupo de gente del círculo-Peda y había una familia a la que no conocía. Sólo sabía que ella había dejado su trabajo para cuidar de su hijo, y luego de su hija y que el marido trabaja en un banco de inversión (total, para qué vas a trabajar?) Al llegar, aún sin sentarnos, tras un "Qué tal?" totalmente aséptico, ella se lanza, delante de todos: "Muy bien, mira, pues buscando al tercero".

Mmm, no es un poquito demasiada información, chata? O te has sentido en la obligación de justificar tu horno de magdalenas? O es que eres una Stepford wife? (miedo).

08 marzo 2021

Iré donde quieran mis botas: Nevenka, la mala educación, "Las niñas"

 Desde que existe este blog vengo escribiendo algo para las divagantas el 8 de Marzo: desde el "Londinium Sufragista" del primer año (maremía Mini era una baby!), pasando por extractos de Virginia Woolf, dibujos de Mini, historias desagradables que me han ocurrido, hasta la doctora Elizabeth Blackwell. Sinceramente, querría dejar de escribir ya de este tema, porque eso significaría que esta pesadilla ha terminado. Pero cada año siguen habiendo razones (por no hablar de que ahora incluso los que tienen un discurso anti-mujeres cuentan con representación parlamentaria). 


Estos días un par o tres de cosas me han hecho pensar que no se puede bajar la guardia: algunas ocurrieron hace mucho tiempo, otras están pasando en presente continuo (escribo con el corazón encogido mientras veo a gente con chalecos naranjas buscando en los lagos del parque de enfrente a una chica de 33 que desapareció el miércoles a las 9 de la noche mientras caminaba hacia su casa. Tengo mucho miedo). Pero hace mucho tiempo, 20 años ocurrió "el caso Nevenka", una historia que yo no conocía bien porque ya vivía en UK entonces. Una concejala (en el docu la llaman todo el rato "concejal": ya hasta los piii de las "médicos", las "abogados", las "arquitectos"-de esto hemos divagado mucho, ya lo dejo) de un ayuntamiento de pueblo grande, Ponferrada, fue la pionera del #MeToo en España, cuando todo esto aún no existía como movimiento. El caso es de libro: ella comienza una relación con un tío 23 años mayor que ella (verlos juntos da verdadero asco, tick), que es el todopoderoso alcalde (relación de poder, tick) y enseguida se da cuenta que no, pero el tipo no lo acepta (siempre me salgo con la mía-tick) y comienza una campaña de acoso que daña la reputación y la salud mental de la víctima (tick, tick) y que es verdaderamente asfixiante de contemplar. El claramente es un "charming psychopath", un alfa carismático vende-humo que, cuando se le lleva la contraria, su falta de capacidad para ponerse en la piel de otro, para el remordimiento y la culpa, su inexistente empatía y su afecto superficial toman el centro del escenario. Es sinceramente un documental muy dificil de ver (la escena del fiscal es antológica), pero sobre todo me pareció devastador ver la reacción del pueblo, mujeres gritando "a mí no se me acosa si yo no quiero", manifestándose en contra de ese pajarito asustado, traumatizado y depresivo que es Nevenka Fernández. Que, por cierto, el caso sigue llevando su nombre, cuando se debería llamar "el caso de Ismael Alvarez". Él, que fue condenado, sigue viviendo en Ponferrada, mientras que ella se tuvo que venir a UK, donde aún vive. 

La imagen de esas personas gritando como energúmenos en la calle culpando a una mujer por los desmanes de un hombre me llevan a un artículo que leí ayer de The Guardian titulado "Los hombres son como perros: lo que aprendí de los ataques sexuales en mi colegio católico". La autora se ha inspirado en una petición por "más educación sobre el consentimiento sexual" en colegios privados  de Sydney que se hizo viral. La iniciadora -seguida por más de 500 testimonios- contaba cómo las niñas había sido abusadas por chicos de colegios masculinos y la autora del artículo que enlazo, alumna de un colegio de esta secta ultra-católica [dentro de lo que yo llamo "la mayor organización de pedófilos mundial" (perpleja de que aún nadie pueda seguir dejando a los hijos en sus manos)] cuenta de dónde viene todo eso: en su colegio se les daba el mensaje de que eran ellas las que debían "domar" a esos perros salvajes que son los hombres, y que si algo pasaba, era culpa de las chicas, claro: no había sido lo suficientemente fuertes (entra flashback de esa mujer de Ponferrada gritando "yo si no quiero que me acosen, no me acosan"). Les contaban la historia de la santita María Goretti que pidió a su violador que la matara antes que "perder la honra": ese era el ideal. 

Yo no recuerdo la historia de María Goretti en mi colegio, aunque sí la de Santo Dominguito de Val que nos contó Madre Petra Azpeitia en, atención, Primero de EGB (¿6 años?), ya lo conté aquí hace mucho: "Pisa este crucifijo". Recuerdo bastantes otras cosas, y algunas de ellas las ha contado Pilar Palomero en "Las niñas". [Nota, pequeño name-dropping que sé os gusta. Fashion, siempre en el cresta de la ola de las artes vetústicas fue a clase y a "Green" (la discoteca infantil de esa época-en la mía eran "Oh de bailar" o "Pachá") con Palomero y cuando vio la película nos pasamos aún más tiempo del normal en el teléfono. "Diiii, es que es todo igual.... Sagrariete obligando a algunas a hacer play-back en el coro, la niña tal tiene que estar basada en aquella cual, todo-todo-todo". Parece que Palomero se inspiró en una redacción escolar que les hicieron escribir sobre la importancia de la virginidad para el matrimonio o similar. Recordemos que Fashion y Palomera son gente que tienen 9 años menos que yo (son los 90); todo esto sería aún aumentado para mis compas y para mí, en el ojo del huracán de la España nacional-católica en los 80 (ahora lo entendéis todo). 

Yo no he visto aún la peli, claro, solo algún trozo en internet, que me han tocado un montón: el uniforme lo ha cambiado (nosotras íbamos de azul), la "sesualidad" (siempre me da lagarto-lagarto la gente que no pronuncia aquí la x, suelen ser monjas, curas y reprimid@s en general), el "soy capitán de un barco inglés", las eternas horas del "descanso" (rayuela es mucho mas bonito, lo aprendí después), las camas elásticas del Parque Pignatelli al lado del cole, las bolsas de g.E., los edificios de Marbel, siempre ahí al fondo. Pero además, como hablábamos el otro día del poder emotivo de la música, su banda sonora, llena de grupos de Vetusta de la época: canciones de Niños del Brasil, Héroes del Silencio y mi favorita, una de esas que logra que la emoción sea física al escucharla: "Apuesta por el rock & roll", escrita por Mauricio Aznar y Gabriel Sopeña (quién le hubiera tenido de profe en la infame unizar). Con sus dos primeros versos termino:

Ya no puedo darte el corazón
iré donde quieran mis botas

Amigas, otro 8 de Marzo más: vayamos a donde quieran nuestras botas. 



06 febrero 2018

100 años de voto de las mujeres en el Reino Unido


Fue hoy, hace exactamente cien años: después de que hubiera mujeres encadenadas a verjas, mujeres en huelga de hambre y muhco más (que ya contamos aquí, a propósito de la película "Sufragette" ) se aprobó e voto de las mujeres en el Reino Unido . WELL DONE, SISTER SUFRAGETTE!!


El feminismo es uno de los distintivos más frecuentes del divlog (105 entradas) que podéis explorar aquí.  Entradas que hablan de la necesidad de luchar por la educación de las niñas, de la violencia contra las mujeres, a lo bestia cuando nos matan, nos protituyen,  o nos usan como incubadoras, o incluso a las niñas, o nos hacen gestos obscenos por la calle, o cuando nos presionan y todo es más difuminado.  

Hemos divagados sobre la maneras de ser feminista (y retado a "las otras"), incluso explicado el feminismo para niñas de 5 años, de cómo sobrellevar a las yummy mummies del colede cómo mandar a paseo al que te llame feminazi y hemos dado guías prácticas de cómo reconocer a una, o a saber si tú lo eres

Hemos descrito el patetismo de los viejos que superan en 20 años a sus novias:  de esto tenemos hasta relatos y relatos

Hemos hablado de mujeres con carreras que admiramos: genéticas, remeras, médicas, escritoras (George ElliotVirginia Woolf, Zadie Smith, Lucia Berlin, Jane Austen, Carmen Martín Gaite, entre otras).

Hemos divagado de instituciones machistas como el matrimonio y la iglesia. Del orden de los apellidos, del concepto "conciliar", de mujeres al mando, de la insoportables parejas televisivas con tipo feo gracioso y tía siempre buena.

Como está claro que el cuerpo de la mujer sigue siendo un campo de batalla, así que hemos divagado sobre la lactancia materna, del aborto, de la importancia de quitar la mujer en tetas de la página 3 de un periódico, de lo hartas que estamos de tener que salir en bragas hasta en una peli espacial, o de destrozarnos la espalda con estilettos que los puede llevar su tío, de operaciones de estética (incluso del coño!), de la tiranía de la delgadez

Y hemos recomendado pelis que llaman la atención sobre el tema de las mujeres (Boyhood, The Stepford wives, Hecho en Dagenham, El viaje de Chihiro,  Agora) y atacado sin piedad a pelis o libros que nos dan grima, como las famosas sombras de la imbecilidad. 

También nos hemos paseado por las calles de Londinium, y puesto fotos de estatuas de algunas de estas mujeres, como esta, en el parquecito detrás de las Casas del Parlamento. A día de hoy sigue sin haber ninguna mujer en la famosa Plaza del Parlamento, la de detrás del Big Ben, donde están Disraeli, Churchill, Mandela y otros. Por fin, este pasado otoño se ha comisionado una estatua de Millicent Fawcett, una de las lideresas del movimiento sufragista. Su frase: "El coraje llama a coraje en todos los sitios" nos tendrías que ilumnar a todas. Como siempre, mi admiración y mi agradecimiento a todas esas mujeres que lucharon. 



Y lo extiendo a las que seguimos ahora, porque sigue la brecha salarial, la violencia, el acoso, la discriminación. 


LA LUCHA CONTINUA!!!






09 marzo 2011

Más Virginia Woolf: hay que leer a los clásicos

Aprovecho cualquier oportunidad para ponerme feminista y sacar mi espada flamígera (qué imagen fálica, diría algún ridículo), así que lo de la celebración del 100 aniversario del día de la mujer trabajaodra es sólo una excusa. Pero como de este tema ya he divagado y divagado (me acabo de leer particularmente los comentarios de los divagantes de la época de hace exactamente un año, en Londinium sufragista, y me he reído un buen rato), creo que lo mejor va a ser compartir unos trocitos de uno de los libros que más me influyó en su día. Un libro, que ya he dicho alguna vez, habría que leer de rodillas. Ayer incluí un punto, hoy va algo más.

Se trata de "A room of one's own" ("Una habitación propia") de Virginia Woolf, que comienza con una frase tan legendaria y potente como ésta:

A woman must have money and a room of her own if she is to write" (p.4)

Es uno de esos libros sobre los que escribí crónica cuando lo leí hace años, y releyéndola, me quedo con que fue uno de esos ensayos formativos en los cuales la autora acaba siendo una "soul mate", una de esas hermanas mayores que he tenido a través de los libros. Ojalá fuera cierto aquello de "somos lo que leemos": en este caso nada me gustaría más que ser la habitación propia de esta británica que sufría de trastorno bipolar, como muchos otros artistas, y que se asfixiaba en el barrio de Richmond, soñando con pasear por la Strand, en el puro centro de Londinium. Por aquella época había leído yo también a Helen Fisher ("El primer sexo"), la antropóloga americana que me dejó con la sensación de anuncio de higiene femenina: "qué chulo es ser mujer!". Nada que ver con la Woolf, que considero feminismo de nivel.

Dos de las mejores cosas de Virginia Woolf es una, que no te mastica las cosas, y además rehúsa a darte respuestas. Plantea las preguntas, y te enseña el sendero por el que ella ha caminado. La segunda es muy británica: defiende que un escritor o conferenciante nunca se debe dejar llevar por sentimientos arrebatados, porque esto marcará demasiado al texto formalmente, y acabará siendo un panfleto.

“the first duty of a lecturer to hand you after an hour’s discourse a nugget of pure truth to wrap up between the pages of your notebooks and keep on the mantelpiece for ever (…)At any rate, when a subject is highly controversial—and any question about sex is that—one cannot hope to tell the truth. One can only show how one came to hold whatever opinion one does hold. One can only give one’s audience the chance of drawing their own conclusions as they observe the limitations, the prejudices, the idiosyncrasies of the speaker.”

El título del ensayo hace referencia al énfasis de Woolf sobre que “una escritora necesita una habitación propia para poder escribir”. La habitación, algo concreto, es también una metáfora de la independencia puede ser extrapolada a cualquier cosa que quieras hacer en tu vida. Necesitas independencia económica para mantener tu habitación. Woolf confiesa no estar enfadada con el género masculino, precisamente porque ella la tiene, ya que su tía le dejó una asignación anual de por vida.

"I need not hate any man; he cannot hurt me. I need not flatter any man; he has nothing to give me. So imperceptibly I found myself adopting a new attitude towards the other half of the human race. It was absurd to blame any class or any sex, as a whole. Great bodies of people are never responsible for what they do. They are driven by instincts which are not within their control". (p.44)

"Indeed my aunt’s legacy unveiled the sky to me, and substituted for the large and imposing figure of a gentleman, which Milton recommended for my perpetual adoration, a view of the open sky". (p.45)

Y no olvida que necesitamos tener las necesidades básicas cubiertas para poder producir cualquier versión del arte. Por ello son sólo una élite, como a la que ella pertenece, los que pueden permitirse el lujo de pensar y escribir “of the urbanity, the geniality, the dignity which are the offspring of luxury and privacy and space.” (p.27). Pero ser mujer casada y ser rica no equivale a libertad para ella: se era la propiedad del marido. Las mujeres, para Woolf, siempre han sido pobres: qué hicieron nuestras abuelas? Por que no empezó la lucha mucho antes?

What had our mothers been doing then that they had no wealth to leave us? Powdering their noses? Looking in at shop windows? Flaunting in the sun at Monte Carlo? (…) If only Mrs Seton and her mother and her mother before her had learnt the great art of making money and had left their money, like their fathers and their grandfathers before them, to found fellowships and lectureships and prizes and scholarships appropriated to the use of their own sex, we might have dined very tolerably up here alone off a bird and a bottle of wine; we might have looked forward without undue confidence to a pleasant and honourable lifetime spent in the shelter of one of the liberally endowed professions. We might have been exploring or writing; mooning about the venerable places of the earth; sitting contemplative on the steps of the Parthenon, or going at ten to an office and coming home comfortably at half–past four to write a little poetry. Only, if Mrs Seton and her like had gone into business at the age of fifteen, there would have been—that was the snag in the argument—no Mary” (p.24)

Virginia Woolf no tuvo hijos, como no los tuvieron Simone de Beavouir o las hermanas Bronte, Jane Austen o George Elliott. Rinde su respeto a todas las mujeres que, a lo largo de la historia, han tenido y criado hijos, algunas muriendo en el camino. Sin embargo, opina que para la libertad de las mujeres por la que lucha, hay que reducir el numero de vástagos: 2 ó 3, no más.

For, to endow a college would necessitate the suppression of families altogether. Making a fortune and bearing thirteen children—no human being could stand it. Consider the facts, we said. First there are nine months before the baby is born. Then the baby is born. Then there are three or four months spent in feeding the baby. After the baby is fed there are certainly five years spent in playing with the baby. You cannot, it seems, let children run about the streets. People who have seen them running wild in Russia say that the sight is not a pleasant one. People say, too, that human nature takes its shape in the years between one and five. If Mrs Seton, I said, had been making money, what sort of memories would you have had of games and quarrels? What would you have known of Scotland, and its fine air and cakes and all the rest of it? (p.25)

Este libro fue publicado en 1929, hay ideas que fueron revolucionarias en la época y, por lo que veo a mi alreador, muchas aún lo son. Me quedo para terminar con una frase que no aplica necesariamente sólo a las mujeres, sino a cualquiera que elige una vida… que para mi no es vida. Vive con menos, disfruta más de lo que vale poco.

“reflect upon the kind of glory celebrated there. Or watch in the spring sunshine the stockbroker and the great barrister going indoors to make money and more money and more money when it is a fact that five hundred pounds a year will keep one alive in the sunshine (p.45)”