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27 julio 2025

Solo cuando terminas el diario acaba de verdad el viaje [Balk 17]

Domingo, 27.07.25: Londinium
Y hoy se acaba esta serie: ha pasado un mes y medio desde que llegamos y a ratos parece todo un sueño. Tal vez este último día aún se recuerde como algo que pasó hace no mucho, pero los primeros días en Montenegro, el azul de la bahía de Kotor, las sombrillas en piscinas, las conversaciones en ciudades amuralladas, me parecen irreales. 

El día de la vuelta fue sin incidentes: despedirnos del señor que había vivido en Vetusta mientras nos indicaba cómo salir —por fin había metido nuestro coche en el garaje—, conducir al aeropuerto sin GPS —se había quedado el Peda sin datos—, momentos de ansiedad al devolver el coche y luego un retraso de hora y media. A las 15:50 aterrizamos en un Stansted nublado y con 21 grados: en la isla el calor es siempre un poco de juguete. 

Así que hoy no tengo realmente fotos para terminar, pero incluyo un par del aeropuerto: la primera es la estatua de la santa-malvada, Nené Tereza como la llaman allí. Me gusta porque es una especie de Darth Vader católico en medio del tráfico enloquecido, una empusa de la noche, una monja mala de peli de terror. Nota: busco y descubro que lo de las monjas terroríficas es un género cinematográfico en sí mismo. 

La siguiente es la pared de entrada del aeropuerto, que está, como el país, también en construcción. 


Y la de abajo es un Faleminderit (se admite Kilimanjaro si vas un poco chispa) que significa gracias. Os doy muchos faleminderit a los que hayáis llegado hasta aquí. A quienes habéis comentado, ya ni os cuento, a es@s, puthje me vidë.
 

Cada vez que acabo una serie de viajes siento un poco de nostalgia: es solo en este momento cuando se acaba verdaderamente el viaje. También me pregunto dónde será el siguiente —de momento, ni idea.  Volver a los sitios con los divagues es un proceso muy chulo (¡hay cosas que he descubierto a la vuelta!), pero además, me ayuda a ver el viaje de otra manera. Todos sabemos que no hay nada tan engañoso como la memoria: no es como una película que se graba en fotogramas, sino que hay algunos puntos fijos y el resto, con el proceso de recordar, vamos creando cosas nuevas, y por eso dos personas que hayan vivido lo mismo pueden recordar cosas muy diferentes.  Con esto quiero decir que lo que pasó, o cómo lo vi yo in situ fue una cosa, lo que he escrito semanas después otra, y lo que recordaré dentro de 20 años, otra. Sin embargo, entonces tendré estos escritos, para cuando se haya olvidado todo y solo quede una vaga idea fabricada y fabulada que nada tiene que ver con la realidad. 


Hacia el final del viaje me metí con el tercer libro de las vacaciones (los otros divagados aquí, aquí, y aquí) —que divagaré un día de estos— que es un diario, o sea un blog de hace 110 años. El autor (Barbellion) reflexiona sobre lo que es escribirlo, y con ello, tan cerca de mi coração, termino:
"El diario más íntimo y extenso puede ser solo una pequeña criba del casi infinito número de cosas que pasan por la conciencia. No importa lo artista o vigilante que sea el diarista, muchas cosas se le escapan y recordar un evento no es recrearlo.

Tener un diario es tener una relación sentimental secreta. (...) Mi diario es una "casa abierta" a todo lo que pasa en mi alma"

Hasta la próxima, babies. Gracias por venir. 


Pub 07.09.25 @14:07

26 julio 2025

Bajar a BunkArt1, uno de los 170 mil búnkeres de Albania [Balk 16]

Sábado, 26.07.25: Tirana
Ayer terminaba el divague con "Y en Radio Tirana transmiten música balcánica" (verso de "Yo quiero verte danzar" de Battiato, como no se le habrá escapado al divagante de cierta edad) y hoy lo voy a empezar con esta emisora mítica. Siempre me ha gustado mucho la radio, y estas emisoras antiguas, con su parafernalia, interferencias, retransmitiendo en sepia, y teniendo al otro lado a familias enteras alrededor del receptor escuchando, a veces con el corazón encogido, me encantan.  Recordemos "Radio Euzkadi" (que retransmitía desde la selva venezolana) o "la pirenaica" ("Aquí, Radio España Independiente, estación pirenaica, la única radio sin censura de Franco"). 

Pues bien, Radio Tirana comenzó  en 1938 con el Rey Zog (quien no haya leído la breve historia del país, aquí). Durante la invasión italiana  (1939) se utilizó para llamar al pueblo a tomar las armas y durante la alemana (1943), la radio fue dirigida por nazis, pero un año después, los partisanos tomaron el control. Durante ese tiempo, se volvió muy popular (canciones partisanas, música folclórica interpretada en el estudio, etc). Cuando llegaron los comunistas, pese a sus políticas aislacionistas, Radio Tirana fue importante durante la Guerra Fría. Durante la alianza con China (1960-1970), como este país, Radio Tirana fue antioccidental y antisoviética pero sin perder su tono socialista. Tras la ruptura con China, se mantuvo marxista-leninista. En 1987, se emitía en 20 idiomas extranjeros, principalmente propaganda política. Durante los últimos meses de la era socialista, la programación claramente política se redujo drásticamente y se abandonó la práctica de reproducir «La Internacional» al final de cada emisión. No puedo explicar cuánto me hubiera gustado, en mis noches adolescentes escuchando "Polvo de estrellas" en la cama, haber sintonizado el dial de una radio extranjera y haberme encontrado con el "Arriba, parias de la tierra".


Pero ya no soy una adolescente en Vetusta compartiendo habitación con una niña nueve años menor, sino una chica que se despierta en Tirana en su penúltimo día de vacaciones. Desayunamos en el hotel y cogemos un taxi al teleférico que sube al Monte Dajtit. El taxista nos cuenta que es ingeniero, tiene varios pisos, uno de ellos en Saranda, cómo no hemos ido a Saranda, si es lo mejor! El Monte Daljit está a unos 20 kms al noreste de Tirana y a 1613 m sobre el nivel del mar (pero el calor arriba es igualmente insoportable). Escribo esto un día después del terrible accidente del funicular de Lisboa y recuerdo que, aunque no me planteé ninguna catástrofe antes de subir, una vez en la cabina sentía que me tenía que concentrar para que no se cayera, a la vez que me tranquilizaba pensando que era "de construcción austriaca". Compartimos cabina con unos franceses que, como diría Doña Concha, "son unos guarros", o bien han dejado el olor de los anteriores, pero fue severo. Sube despacito, el Dajti Ekspres, al principio sobrevuelas barrios pobres, luego ya estás sobre bosques. Son unos 15 minutos  de subida bastante empinada y €15 por persona (el Peda anota que animales y discapacitados €8: quedamos a bolos). 



Dicen que en invierno arriba suele haber nieve, pero los 39 grados de hoy no desalientan a  Mini, que sugiere que juguemos al mini-golf (que tiene un hoyo que parece un búnker de la época de Hoxha): ni con esas, a esa temperatura, nos negamos. Aparte de los miradores, hay un restaurante, parque infantil y otras irrelevancias, así que cogemos el teleférico de vuelta - esta vez,  menos mal, los tres solos.


A 10’ tirando para abajo está el BunkArt'1, un bunker que se hizo construir Enver Hoxha en su paranoia y que ahora han rehabilitado como museo sobre la historia reciente de Albania (75-100 años) y lugar de exposiciones. Es enorme, con cinco niveles hacia abajo y más de cien habitaciones. Ya te avisan que lleves una rebequita, porque abajo se pone en 14 grados.  


Lo de arriba es la entrada, desde la calle cruzas ese túnel excavado en la roca, llegas a donde se compran los tickets, y luego has de subir un poco - que luego irás bajando por dentro, porque se sale por abajo. 

Bunk’Art 1  fue el mayor de los búnkeres de Hoxha, donde pensaba protegerse de un ataque nuclear, junto con su familia y el círculo íntimo del partido.  Fue descubierto tras la caída del régimen en 1991: me imagino la cara de los que se encontraron eso ahí, porque es verdaderamente una locura de lugar.  Durante toda la visita me pregunto: si hubiera un ataque nuclear, ¿querría meterme aquí, en este laberinto subterráneo tétrico por demás, para retrasar la muerte unos meses? Porque, ¿cómo iban a subsistir aquí a largo plazo? Y lo más importante: ¿qué sentido tiene seguir viviendo así? Esta visita me ha recordado vagamente al refugio antiaéreo que hay cerca de mi casa, al que iba a dormir la gente durante el Blitz: ya me impactó en su día, organizaban bailes y demás, pero por lo menos era algo temporal. Pero, esto?


Vale la pena no solo por experimentar esa opresión, y casi sentir cómo la paranoia, el egoísmo, y el sentimiento de "porque yo lo valgo" se escurre por los hombros sino también, desde el punto de vista frívolo, porque gran parte de los muebles y accesorios son una maravilla, sobre todo si te gusta esa estética. Por ejemplo, cuando buscaba un sillón para el salón de mi casa, quería encontrar exactamente esto (?quién me iba a decir que lo tenían  en búnkers albaneses?):



La imagen de arriba ilustra la oscuridad, la deprimencia, por eso me pregunto, quién querría reunirse en ese salón a pasar un buen rato en familia o entre amigos?  Y la cama... como veis, está para entrar a vivir. 

Atención a la cocina (sin-isla, que esto es reciente - auque oigo que se está pasando de moda):

La tienda...

También hacían deporte, algo muy comunista (me pregunto cómo ventilaban...)

... y el cole: como digo, es demencial.

El despacho con/del amado líder Enver Hoxha (abajo en primer plano):


Parece un pachón inofensivo, eh. También incluyo a Tito porque siempre me da risa recordar lo que cuenta mi suegra: el Peda, con 8 años, "siguió muy de cerca en la prensa la agonía de Tito". 

Lo de los teléfonos, para morir, a cual más cool. El primero es literalmente el de mi infancia (ese y un góndola supletorio verde claro: ¿por qué los tiraríamos?)



Otros accesorios que necesito ya en mi vida:



También hay exposiciones artísticas con más o menos pedrada, por ejemplo:


Hay hasta un cine. El olor a cerrado y humedad de todo es el que podéis imaginar. 


Un poco de propaganda. Anotar que hay en todo mucha información, largos textos que acompañan a las fotos.








"Tirana utópica" es un corto experimental, creado por un equipo de la Universidad EPOKA. Dicen que "explora el impacto de los ideales utópicos dentro del contexto urbano de Tirana, examinando su contexto histórico y social con tantos cambios políticos y una sensación de inestabilidad dinámica, para cuestionar lo que significa "utopía" en ese escenario específico". Cuando lo vi no sabía esto, y simplemente me gustó: era un ejercicio de jugar con la arquitectura de la ciudad, retorcer rascacielos, hacer que las columnas de la ópera cayeran como un dominó, sacar los balcones como si fueran cajones de una cómoda... todo con una sensación muy ochentera. No lo he encontrado en youtube, solo aquí. 


En un punto hay una frase de Juhani Pallasmaa, un arquitecto famoso que escribió un libro titulado: "Los ojos de la piel: arquitectura y los sentidos", y dice cosas como "la manilla de la puerta es el apretón de manos del edificio" o "La ciudad y mi cuerpo se complementan y definen mutuamente. Habito en la ciudad y la ciudad habita en mí".


Salir del frigorífico al horno nos recuerda que nos merecemos un frappé ahí mismo. Hay un autobús, nos dicen, que si sales a la puerta y levantas la mano, para. Y así es, 40 lekës cada uno, con cobrador independiente del conductor y qué chulos los tickets. Nos deja en Skanderbeg, y vamos caminando al hotel con parada para helado y slushy ("todo química" que diría mi suegra, y también yo, porque me estoy convirtiendo en ella). Me tranquiliza mucho que sea halal:



En el hotel solo hay dos cosas que hacer: mirar tu teléfono en la oscuridad o subir a la piscina a leer. Adivinen quién hace qué. Hoy hay poca gente y aunque la pisci es mediocre, muy bien. La noche consiste en buscar un restaurante y aceptar que mañana se acaban las vacaciones y volamos a Londinium. Vamos a necesitar toda la serotonina del mundo para poder levantar eso...

Pub 05.09.25 @10:43

25 julio 2025

Y Radio Tirana transmite música balcánica [Balk 15]

Viernes, 25.07.25: Tirana
Una de las ventajas de la edad provecta es despertarnos tan pronto: a las 07:00 ya estamos el Peda y yo en la playa -con lo que nosotros fuimos. No hay nadie —salvo los de los perros, claro, que no cuentan— y nos tiramos en unas hamacas que tienen el nombre del hotel (ayer como vagabundos, sin saber). Leemos un rato, hace vientecito, se está muy bien. Una media hora después nos metemos al agua, menos caliente que ayer, pero entonces, ay, parece que me ha mordido un pececito. Y luego otro, y otro... al Peda también le están atacando, así que nos salimos. Por supuesto, en la orilla, él no lleva nada, pero yo tengo un leve salpullido en las piernas y la muñeca, aunque nada en comparación con aquel tentáculo que me rozó hace unos tres o cuatro veranos. Conclusión: estos son también tentáculos pero pequeños, o de baby medusas. Este hecho me ha llevado a replantearme mucho estas vacaciones mediterráneas, o vacaciones en el mar en general: es difícil encontrar playas sin "chillout" o "Beach Club" [de los cojones], pero es que encima con el maldito calentamiento global, está todo lleno de medusas. No hay dónde huir. Estoy en leve crisis —de persona blanca clase media occidental, tampoco hay que dramatizar. En las fotos parece inofensiva, la playa me refiero:




Damos otro paseo y cuando llegamos a la pasarela, donde ayer había un anciano con una calculadora de los 80 con rollo de papel, hoy había un vacío de poder,  me salto la entrada y avanzo por la pasarela (fotogénica, eh). Lo que hay al final es un chillout cutre, con un chiringuito y sus hamacas, etc., pero de nuevo parece hecho a mano y por ese lado no me parece tan mal. Tal vez porque son las 8 de la mañana y no hay más que gatos. 




Al volver al hotel sobre las 8:15 no hay nadie en la piscina: maravilla. Me baño hasta que llega la hora de recoger para ir a desayunar y por fin dejar el hotel. Siguiente y último destino: Tirana. 



De la carretera nada que resaltar, aparte que el típico tráfico de país en desarrollo, un edificio grandilocuente horrible y este cartel de di Mal, con el que me sentí aludida. ¿Saben los albaneses que el avatar de Di es Maléfica?






El hotel de Tirana tiene piscina en la terraza, o iba a ser muy duro.  Al llegar, nos presentan a un señor mayor al que tienen contratado, parece, para ayudar a la gente a aparcar. Entra en el coche y nos comienza a guiar -básicamente damos vuelta a la manzana- y al llegar al punto de partida nos dice que aparquemos en la calle, en un sitio claramente prohibido, pero él controla. Habla castellano y explica que vivió en España dos años y pico, concretamente en... Vetusta! Su hijo necesitaba un tratamiento y se lo dieron "en el Hospital Miguel Servet". No me lo puedo creer.  Me pregunto cómo, a su edad, ha acabado haciendo este trabajo: ¿será por horas?  Una vez desembarcados en la habitación, subimos a la piscina pero hay mucha gente así que optamos por siesta, leer, mirar la guía... 

En un punto, logramos armarnos de valor para lanzarnos a las calles: aún hace mucho calor. Tiramos por la calle Kavaja y en diez minutos estamos en la Plaza Skanderbeg, el centro neurálgico de Tirana y dicen de toda Albania. Su nombre es el del héroe nacional albanés que en el siglo SXV lideró la resistencia contra el Imperio Otomano. La plaza se creó durante la época de influencia italiana en la década de 1930 (estilo arquitectónico fascista), aunque ha sufrido distintas remodelaciones, la última en 2018 (ganó el Premio Europeo del Espacio Público Urbano). El suelo está hecho con  piedras multicolores traídas de diferentes regiones del país. En la peli  "Lamerica" sale plaza aún no peatonal, con coches vintage y gente con malos cortes de pelo. 


Alrededor de la plaza hay diversos museos y edificios: este que se ve a la derecha representa la cara de Skanderbeg. 

Gracias a su nariz u oreja, a un inquilino le va a tocar un balcón más grande y su cara de póker se lo quita a otro.  



En un lado de la plaza hay una estatua de 11 metros del héroe (lo sé, no se capta: debía hacer calor para acercarme)...

...que hace poco estaba acompañada por la del líder comunista Enver Hoxha, de bronce y 10 metros  (para breve historia de Albania, aquí), que en 1991 fue desmontada cuando cayó el régimen. Entenderéis que esta foto no es mía, en el 91 prácticamente no había nacido...


Paramos en un café a reponernos del calor y a tomar un panini y "el mejor frappé de las vacaciones" (nota: esto es del diario del Peda, que escribió lo mismo ayer del frappé del txiringuito playero):

Es un sitio muy chulo, lleno de antigüedades comunistas (ya se sabe que es auténtica devoción lo que tenemos en este blog por la imaginería soviética)...






 Esto es el Puente de los Curtidores (Ura e Tabakëve), uno de los pocos recuerdos de que aquí estuvieron los otomanos:



La mezquita Et’hem Bej fue construida entre 1790 y 1821 y tiene una "historia de supervivencia". Durante las décadas del régimen comunista, Albania era oficialmente atea (yeah! Go commies!) y todas las prácticas religiosas estaban prohibidas, y aunque muchas iglesias, mezquitas y demás fueron cerrados o equivalente, pero no esta mezquita que sobrevivió (buuu). 



Pasamos por una zona gentrificada de bares y restaurantes y en un puesto venden ropa de niños con la bandera albanesa que, con ese aguilucho bicéfalo, da mucho miedo. [Nota: ni me planteo comprarle a Roc porque una no debe salirse del beige, y tampoco son bienvenidos los motivos de fauna y flora. Imaginen que aparezco con rojo y el aguilucho]. Que, por cierto, también lo tienen en los semáforos: ahí donde en tu país seguramente sale un señor con sombrero y la pierna levantada en color verde (o, si estás en Alemania, uno con una barra de pan en la mano), aquí sale el aguilucho. No puedo dejar de escribir esa palabra: aguilucho (en ejpein lo llámais "el pollo", no?).


El dictador comunista Enver Hoxha (breve historia aquí) se hizo construir una pirámide en 1988. Así, como suena: en serio, no se ha escrito lo suficiente sobre los trastornos de la personalidad de ciertos perfiles políticos. Podría ser muy útil para evitar repetir errores, pero a veces tengo la impresión de que la masa es una especie de organismo que opera irracionalmente. La preocupación de que un tipo se erija una pirámide mole de hormigón de 21 metros de altura en su honor debería ser suficiente para sacarlo de ahí YA: es que parece que está gritando "soy un narcisista enloquecido, párenme". 

Dicen que el lumbrera "pretendía simbolizar la transición de Albania a la modernidad bajo su gobierno". Pero tras el derrocamiento del régimen en 1991, pasó de museo dedicado al dictador a centro de conferencias, discoteca y emisora ​​de radio. A finales de los 90 cayó en desuso, la mole cubierta de grafiti y, según dice la guía, un rito de paso de los mochileros que la usaban de tobogán. No creáis que no lo consideré. 


Pese a que me gusta el brutalismo, esta pirámide no me atrae especialmente, pese a que siempre me han llamado los edificios a los que te puedes subir. Y esto no es la Ópera de Oslo, admitámoslo. Pero hay buenas vistas desde arriba. 



Nueva parada para agua y otro café cream. No recuerdo si he dicho que el mundo del dulce —no solo baklavas— es de otro planeta tanto en Montenegro como en Albania. Algún día pedidme que escriba sobre que el azúcar es el tabaco del SXXI. 


Más callejeo, entramos en la catedral ortodoxa del Cristo resucitado, diseñada por arquitectos neoyorkinos en 2012, donde hay misa. A mis compas les gustan los Cristos enfadados esos ortodoxos: qué puedo hacer.







Pero lo mejor de Tirana es su arquitectura: mucho edificio moderno hecho con gusto y estilo, combinado con edificios decadentes y en decadencia, mobiliario urbano también estiloso y murales (unos 50 en total) en los laterales de las fachadas de los bloques de la era comunista - en el pasado, qué cucos, invitaron a artistas callejeros a un festival de murales, y el resultado es una galería al aire libre que da a la ciudad un toque "moderno y colorista". He buscado a ver si Banksy se había pasado por aquí, pero no. 

Dejo aquí un montón de fotos de edificios que, de una manera u otra "tienen algo" (podéis diferir):









 
Y ahora, misceláneo...




Terrazas, podría ser cualquier país del Mediterráneo...


Cosas comunistas... mañana contaré lo de los búnkeres...


Tienen un trozo del muro de Berlín!


Vamos a  cenar a las 2000 a un sitio chulísimo que recomienda la guía que se llama Tymi. Nos toca esperar 15’ (no dije que no espero por ocio?), pero merece mucho la pena. Está hiperrecargado con lámparas Tiffany, vinilos, guitarras retro, sillas con iconos pop, botellas de cerveza internacionales y los baños, lo mismo. La comida es genial: carnes a la parrilla, ensaladas enormes, sopas...  Es un sitio de "gentejoven" que podría pasar por un bar de copas de Vetusta. 





Nos vamos al hotel en un "high", canturreando en mi cabeza la canción que llevo pegada todo el día: 

"Y Radio Tirana transmite música balcánica
Mientras bailarines búlgaros
Descalzos sobre braseros ardientes"


Pub 03.09.25 @22:18