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14 agosto 2025

Chéjov, Gucci, El Olivo, Aristóteles: Stari Bar y llegada a Ulcinj [Balk6]

Jueves, 17.07.25: Ulcinj
Como diría Chéjov, "si en el primer acto hay una pistola colgada en la pared, en el tercero ha de ser disparada". Pues bien, si ayer había una cama altísima, hoy toca explicar que esta noche pasada casi me caigo. Casi por que me despierto en mitad de proceso, y doy un saltito que me salva: debe ser muy grácil porque oigo al Peda reír. Un tipo simpático. A las 7:00 ya estoy en la terraza leyendo, desayunamos y como hay que salir a las 10:00 no da tiempo a bañarnos en la piscina. Hoy vamos a dormir a nuestro último destino montenegrino, Ulcinj, pronunciado "Gucci", o así nos sonó cuando el camarero la noche anterior dijo que el aceite era de Gucci, y yo "Gucci: qué glamour!", broma que no entró con el camarero, pero sí con mis compas. 


Pero antes hemos de hacer nuestro "trabajo" del día que es ir a Bar (qué lugar, tan grato para conversar - generational disclosure), la siguiente población en la costa, y en particular subir a su parte vieja, llamada Stari Bar, cinco kms al este en una colina llamada Londža. Es otra fortaleza medieval, fundada por el emperador bizantino Justiniano en el SVI. En la guía por supuesto la definen como  una "wonderful site", con murallas a las que puedes subir por escaleras, iglesias y torres entre las que crece hiedra y malas hierbas. Esta fortaleza no es como las anteriores que hemos visitado, con bares, tiendecitas y demás: esto es como visitar unas ruinas griegas donde solo tienes piedras y algún gato. Diría que es refrescante no encontrar consumo -siempre me quejo de lo mismo- pero solo entra como juego de palabras, el calor azota, y eso que entramos a las 12:00 [Nótese mejora desde aquellas visitas a las 3 pm del pasado]. 



Que Fashion o Boris Johnson me ayuden con esto:

Este acueducto y la mezquita se ven desde la fortaleza.

También tienen sus mosaicos y mis compas aman los patrones:





A la salida veo una fuente y he de meter la cabeza: esto me da fuerza un rato. Aunque no hay nada dentro, a la salida sí que tienes tu hilera de restaurantes y tiendas "Crest-of-London" o "El Mañico" para aburrir. Paramos en un sitio chulo a comer, pero no hice foto más que al techo: no me queda claro si lo viejo es impostado o real- aquí me inclino por lo segundo, pero quién sabe.



El área alrededor de Bar es conocida por sus olivos. Parece que hay más de 10.000 antiguos, muchos de más de mil años.  Hay uno en Mirovica que dicen tiene 2.400 años, y esto le hace quizás el árbol más antiguo de Europa. Esto impresiona: todo lo que pasó por aquí, y el olivo ahí, impertérrito. La tradición continúa y la especie de aquí se llama Žutica. Vamos a verlo y aquí está:


A mí me parecen preciosos los olivos estética y simbólicamente: la paz! tan necesitada y la sabiduría, el arraigo, el no venderse. Esto me recuerda a la peli de Iciar Bollain de 2017, "El olivo"  [cómo lloré]. El caso es que... tengo uno! Creo que ya he comentado a veces que mis padres viven en una casa antigua con jardín en las afueras de la ciudad. Tanto a la yaya antes como a mi padre ahora les gusta la jardinería y lo tienen lleno de rosas, jazmines y demás. Una época tuvieron un limonero (otro árbol mítico), pero se murió. Un día se me ocurrió decir lateralmente que me gustaban los olivos, y en mi siguiente visita, ya había uno plantado. Lleva ahí ya unos años y mi padre hace sus podas creativas y la última vez parecía un bonsai gigante porque lo podó como una bola. A ver si me acuerdo de hacerle foto la siguiente vez que vaya. 


Una hora después estamos en Ulcinj, donde nos cuesta muchísimo encontrar el alojamiento en medio de la campiña. Por fin, es una casa enome con una piscina delante pero no hay nadie. Me meto por un pasillo lleno de trastos, llamo a una puerta y sale una mujer y una niña que es con la que me entiendo en inglés. Huele a guisado y me siento intrusa en una casa particular. Parece que han habilitado unos "apartamentos" en el lateral, así que nos lleva el padre y cuando abre la puerta, se trata de una habitación con una pequeña cocina en una esquina. La terraza es un balcón enano que da a un descampado y desde luego la mesa que hay enmedio de la habitación ahí no cabe. Los acabados, eso sí, están muy bien, es todo nuevo: eso es lo que sale en internet, y la piscina. Nos quedamos algo desangelados pero bueno, bajamos a la piscina donde estamos solos a leer un rato. Como no tengo fotos del momento, pongo un par de la carretera desde Bar:



Miro en mi teléfono las notas que iba haciendo de lo que escuchaba o leía esos días, y me encuentro con una cita de Aristóteles, 
"Las virtudes las adquirimos primero ejercitándolas. Lo mismo aplica a las habilidades, porque lo que hay que aprender antes de poder hacerlo, lo aprendemos haciéndolo; por ejemplo, unos se hacen constructores construyendo, y tocadores de cítara tocando la cítara. Del mismo modo, nos hacemos justos realizando actos justos, moderados realizando actos moderados, valientes realizando actos valientes."
Desconozco por qué copié esa cita ese día, pero por cosas que no vienen a cuento, llevo unos días pensando en aquello de la identidad: el desdoblamiento entre "escribo" vs. "soy escritora", "voy en bici" vs. "soy ciclista", "no como carne" vs "soy vegetariana", "voto a la izquierda" vs. "soy roja". Los gurús del hábito te dicen que cuando das ese paso entre "corro" y "soy corredor", ya has ganado mucho a la hora de hacer eso una parte de tu vida. Eres divagante o lees el divlog? 😗


Hacia las 1800 vamos a una playa, Miami beach, de donde están saliendo cientos de coches en procesión. Esta playa se prolonga en una tal Long Beach (Velika Plaža) y como su nombre indica es una la tira de larga, tanto que afirman es la mayor del Adriático, con 13 kms de arena sin parar -ingenuos nosotros, que la de Patara, en Turquía, de 9, que nos pareció lo más. Paseamos un buen rato (3kms) durante la puesta de sol, la playa de nuevo vacía: claramente los montenegrinos no han descubierto lo chulo que es estar tarde en la playa. Eso sí, confirmamos que no volveremos mañana cuando estén todos en sus marcas: a un lado, el mar, al otro, Beach Club tras Beach Club (no se les puede llamar chiringuitos si su mobiliario es mejor que el de mi casa) con hileras e hileras de tumbonas y camas de influencer todas vacías.



Y no solo mobiliario, también vemos lo que debe ser diversión para unos, negocio para otros y un rollo para gente como yo que no quiere oír motores ni salpicar estas cosas:
 
El atardecer, la luz de la "golden hour"... todo eso perfecto.



Al salir de allí nos encontramos con unas calles espantosas: algo así como la zona de los ingleses en Benidorm, o Antoniutti de Sanfermines -dice el Peda-: ruido, luces de colores, gente roja como gambas, vestidos para la fiesta, apestando a Brummel. Comida rápida, broncas. Escapamos como podemos y vamos a un super a comprar yogur y otros clásicos para mañana, aunque me pregunto dónde vamos a desayunar, dada la infraestructura. 

De allí, entramos en el primer restaurante que encontramos y una vez sentados, mientras mis compas miran la carta, yo me pregunto qué hacemos aquí: esto parece un bar de copas, casi no hay luz, y ni un solo comensal. Varios camareros nos miran desde la barra, cuando ellos lo que nos quieren poner es una caipirinha. Fuera, en la terraza, hay grupos de hombres tomando expresos y viendo la vida pasar. Me pregunto quién está preparando las šhopskas ahí adentro, pero me parece que no será alguien que se diga a sí mism@: "soy cociner@", sino alguien que cortará unos tomates y rallará queso por encima sin fe en sí mism@ y esperando que le pidan un Sex on the beach o un Daiquiri.  Expongo esto a mis compas -tal vez cito a Aristóteles- que ya tenían decidido su plato, pero cómo luchar contra milenios de sabiduría y nos vamos. Gracias, Aristóteles, pero incluso antes que tú, el Olivo de Mirovica ya estaba ahí. 

Pub 14.08.25 @ 9:25

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