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28 enero 2025

Fiebre del sábado noche: La divaganta R y yo lo dimos todo en la "Silent Disco"

El mundo hoy me aterra. Tras la pasada semana distópica en la que asistimos a despropósito tras despropósito, la única solución -momentánea- la encontré bailando. Sí, con la que está cayendo: ya había estado la anterior en una concentración por Palestina que organizaba un amigo en la que estábamos veinte personas -algunas con palestino, otras con anorak- de más o menos mi edad (viejos) sosteniendo velas y leyendo textos (colgadísimos) en las puertas de edificios que arman a Israel. Casi muero de frío, pero lo peor fueron las dudas existenciales tipo "qué-hago-aquí" [nota: el día anterior hubo una mani multitudinaria, pero me sigo preguntando honestamente qué podemos hacer la gente de la calle con esta enormidad que se nos viene encima].



Pero a lo del baile, que divago. Resulta que unos amigos me propusieron ir a la "Silent Disco" que iba a pasar este sábado en el Battersea Arts Centre (BAC). "Silent Disco in Incredible Places" (Discoteca en silencio en lugares increíbles) es una compañía que organiza esporádicamente exactamente eso: noches de disco temáticas (los 80, 90 y 2000's) en lugares como catedrales (imaginad en la de Canterbury), museos (el Museo de Historia Natural, con sus dinosaurios, el National Space Centre en Leicester con su cohetes), acuarios, ayuntamientos y demás. Está en varios países (inc. Australia), se puede ver la lista aquí. Aconsejo entrar al enlace de arriba porque el video inicial es del BAC, donde estuvimos nosotros y es un lugar muy bonito: parece que fue el ayuntamiento de Battersea, en el sur de Londinium, hasta que pasó a ser teatro/sala/discosilenciosa. 


Lo mejor es que se vino la divaganta R., con la que tengo una historia muy chula de esto del bloguerío. Nos conocíamos vía el Peda de hola-hola, un par de veces, y un día ella ató cabos, y le preguntó: "oye, esa persona que vive contigo es Di Vagando?". Y desde entonces compartimos referencias, saraos, vida... y silent discos a partir de ahora. Siempre le prometo pasarme por su casa al segundo desayuno un domingo con mi bici, cosa que solo he conseguido una vez [lo vengo diciendo: Londinium is a big place].


Así que R, mis dos amigos y dos amigos de mis amigos nos presentamos allí el sábado a las 9:30. El Peda pasó porque como es sabido es vasco, luego no baila. Su razón es porque "no sabe qué hacer con la boca" [aunque nada más llegar a este país le arrastré a bailes de salón y por supuesto fue mucho mejor que yo]. Esto no es mucho decir: mi coordinación psicomotriz es bien conocida. No sé si por eso, pero a mí en esto del baile me gusta ante todo la libertad: el invierno pasado me apunté a "Mum's Dance" con esta amiga y lo odié porque nos enseñaban coreografías! Yo lo que quería es bailar a mi bola, que es justo lo que hicimos el sábado por la noche. 



La "silent disco" se llama así porque solo tú escuchas la música: te dan unos cascos que tienen tres canales, que cambias con un botón. Hay tres DJs en el escenario tocando diferentes pistas, y según el canal en el que estés, se iluminan tus cascos rojos, azules o verdes. Tú no puedes saber tu color a menos que te los quites, pero a menudo si ves a la gente cantando lo que te suena a ti... pues eso. 


Aquí abajo está el techo de la sala. Las "espadas láser" de la primera foto se las dieron a los "VIP" que pagaron extra. Nosotros por supuesto no teníamos espada: hubiera interferido con mi expresión corporal. A mí, de hecho me sobra hasta el vaso.




Lo de ver cantar y bailar ahí sin música es una risa. Cuando entramos en la sala, había todavía poca gente y era gracioso verlos así. Enseguida nos unimos y era curioso que, en contra de una disco normal que tienes que gritar en la oreja de tus amigos, aquí simplemente te quitabas los cascos y hablabas tan normal. 


Claro que esto duró poco:  en cuanto se llenó, todo el mundo cantaba a voz en grito y ya era como una disco normal... solo que a capella. No se ve bien en la foto pero las paredes estaban todas en plan "edificio en ruinas". Con el techo hacía un contraste chulo:
 

No hay que olvidar un detalle: esta gente son ingleses luego cuando cantan, se saben las canciones, no como nosotros. A ver, algunas, sí, de otras, el estribillo... yo de cabo a rabo me sé por ejemplo las de los Dire Straits que era mi banda de la adolescencia, y cuando vinieron a La Romareda me canté con mi amiga todo el concierto -y en aquella época miramos con sumo desprecio al resto del estadio que no se las sabían y que habían acudido allí porque era "el concierto de las fiestas", les daba igual quien tocara. 


Aquí me dediqué a cantar a grito pelado también las que no me sabía -total, nadie escuchaba- así como cantamos los españoles, rollo Chiquito de la Calzada: "ah candemorr".




Una nota sobre la demografía: igual R. discrepa, pero yo creo que aunque elevávamos algo la media de edad, no desentonamos en absoluto, también había gente de nuestra edad. Incluyo a uno de los asistentes con su camiseta "Vote for Pedro": claro, un barbudo. 



La música, muy bien -no tanto como la lista de spotify que tenéis a un lateral del blog, pero claro, eso son palabras mayores. Canciones super divertidas, muy cheesy, de las de saltar. Como uno de mis amigos es músico profesional, yo cada vez que le veía en un canal, lo evitaba, porque ya me imaginaba que él iría a por la música menos hortera y no: aquí había que ir a por todas. Sonó "I'd walk 500 miles", "Wonderwall", "Common People", "Come on Eileen", "It's raining men", "Ooops I did it again", "You are always on my mind", "It's the final countdown" (esta hasta me dio verguenza ajena a mí, pero hey), "Sweet Caroline", "Wake Me Up Before You Go Go", "I Wanna Dance With Somebody", "Living on a prayer", "Valerie", "Backstreet's Backy cuando la sala de vino abajo fue con "Freed from desire"

Esta es "la mejor canción de dance" según Fashion, así que le hice un video en el que aparezco yo gritando el "freed from desire" y "na-na-na-na", tapando a todos los ingleses que sí sabían la letra. Faltó el "Up&Down" y Sia y ... bueno, tantas... es que en dos horas y media se puede meter lo que se puede [Mini, la melomanita que tengo en casa, me dice que su lista de spotify son 47 horas]. Eso sí, dos horas y media son más que suficientes para personas de provecta edad como yo, que al día siguiente estaba para el arrastre: solo una birra y el domingo como si tuviera la madre de todas la resacas. En serio: eso fue deporte severo, lo de mi expresión corporal (saltar, gritar, vaya: todo lo que Mini no me dejó hacer en el concierto de "Role Model" hace un par de meses).

La pobre al enseñarle un vídeo se quería morir: "mummy, nooo, por qué". Pero no era yo la única, de hecho toda la gente allí va con un objetivo: bailar [o eso espero]. Ya he dicho que a los entregados nos sobra hasta el vaso.  Claro que nada en comparación con la persona más entregada que he visto jamás: el oficinista del "Festival del Amor". Lo terrible es que me lo encontré pasado un tiempo en una fiesta de Halloween, bailando en un altillo. Le eché de menos el sábado. 



Esto es la salida del BAC, un sitio muy chulo para una noche muy chula que espero repetir en breve, en algún otro monumento. Todo se derrumba, pero a bailar, a bailar que el mundo se va a acabar. 

24 enero 2025

"Los pazos de Ulloa": Donde te ríes, te cabreas y aprendes conceptos como "trasconejado"

Hoy toca usar “Los pazos de Ulloa” de Emilia Pardo Bazán para hablar de lo que yo quiera -que bien pueda ser hasta del libro. Pero antes referir al divagante a la entrada de "Insolación" -que me quedó ingobernable pues me dediqué en gran parte a hablar de la autora- así que hoy me lo ahorro.  [Disculpas si te he vuelto a pegar la canción del mismo título de Albert Pla para el resto del día: a mí me pasa siempre- y no se va fácil]. Decía, que en ese divague podrán leer lo del feminismo de Pardo Bazán y lo de la imbecilidad de los escritores de la época (sí, todos: Clarín, Baroja, Pla, Pereda...) metiéndose con la autora por gorda y por hacer lo que le daba la gana. También hablamos allí del Naturalismo, de "La cuestión palpitante" y de su relación, tan moderna, con Galdós. Una anécdota, a saber si apócrifa es cuando se cruzaron en una escalera y ella le dijo: “Adiós, viejo chocho”; a lo que él contestó: “Adiós, chocho viejo”.

De nuevo, su sentido del humor
Decir eso a un antiguo amante con el que te has seguido escribiendo 20 años es un ejemplo más del sentido del humor de esta mujer - lo que más me gustó de "Insolación". Expresiones loquísimas ["después de echárselo al coleto"- esta es de “Los pazos”], algunas que me parecían incluso modernas y con las que me he reído releyendo aquella entrada. Eso sí, en "Los pazos" hay mucha menos irreverencia [recordemos que "Insolación" comienza con la heroína recuperándose de una resaca], aunque sigue habiendo expresiones muy graciosas: "unos catedráticos acatarrados y pergaminosos", "y en cuanto al cabello, dormían en él capas geológicas", "dijo que al capellán le había dado algo; que estaba como difunto", "Julián sacó del libro del abad una jaqueca tremebunda", "y dejó para siempre jamás amén a su capellán", “aquella papelería trasconejada” (que significa “perdido, extraviado”: no puedo esperar a usarla), "tan currutaco y tierno", “engolfado en la lectura”, “ir hechas unas fachas” y si pensabas que “facineroso” la había inventado aquel del jacuzzi, pues no.

Contexto robado
Tras leer la novela escuché su podcast de “un libro, una hora”, y luego el de su segunda parte, “La madre naturaleza” (que no he leído). Este es un podcast en el que su narrador -de voz imperiosa- te cuenta la novelas de cabo a rabo, y un par de veces sale una mujer que da un poco de contexto y análisis. No lo suelo escuchar porque yo querría eminentemente pasarme una hora entera de disección escuchando a la mujer, en lugar de al que te destripa la novela con el látigo chasqueando de fondo. Pero bueno, hoy los he escuchado y la mujer dice que, cuando se publica esta novela, 1886, hace 40 años que Emily Bronte ha publicado "Cumbres borrascosas" (1847). Que plantea el conflicto entre cultura e instinto y el interrogante de si son lo mismo, expresado en Nucha, la chica joven que llega de la ciudad a vivir en un pazo decadente, tras casarse con el señorito don Pedro, que es su primo. Es la contraposición entre lo primitivo y lo civilizado, cultivada por Valle Inclán postmodernísticamente, por Cela tremendísticamente en su Pascual Duarte y por Torrente Ballester en "Los gozos y las sombras". A esta última le tengo ganas.

El cura, un soseras que no mete mano
Hay varios personajes centrales, pero para divagar psicológicamente me quedo con el cura Julián, que llega a los pazos al principio de la novela (“qué triste país de lobos que antecedía al valle de los pazos”) para llevar los libros del señorito, y a través de sus ojos nos adentramos en el contraste rural-urbano y en especial en la suma decadencia en la que vive la así-llamada aristocracia de la zona. Se podría decir que la novela es un bildungsroman por lo que tiene de “novela de aprendizaje” para Julián.

El pobre es continuamente objeto de mofa por lo "afeminado" que es -el abad de Ulloa le desprecia y apoda "Mariquitas" porque se lava, se corta las uñas y bebe agua [imaginen, lavarse!]. Además es pusilánime y soso ["renegaba Julián de su sosera; ¡cuánto daría por ser elocuente!"], y hasta reconoce él mismo que "soy muy apocado y... así, como las mujeres, que por todo se afectan". O sea, lo femenino asociado con lo débil, retraído, pasivo.

En todo momento yo, lectora de 2025, esperaba que fuera a salir con algo sexual pero no: cuando describía su amor incondicional por Nucha, al final era para él algo así como un icono gay, una Evita Perón gallega. O cuando quería besar a Perucho, el hijo bastardo del señorito, lo mismo: todo sin malicia. Con lo que me he reído es con que el crío "pone los pies en polvorosa antes de que pudiese lograrlo": alguien recuerda esa infancia española en la que la gente quería besar a los niños? Yo lo odiaba, y una vez una anciana venerable con la que me resistía  me preguntó la razón y solté, con todo mi papo: "porque huele mal". La señora amenazó con decírselo a mi padre.  Es una de mis anécdotas memorables:  mi madre aún la cuenta negando con la cabeza y diciendo que "pasó mucha vergüenza". Apuesto a que apestaba. 

El psicópata acomplejado
El señorito es el contrapunto del cura Julián: representa lo salvaje, lo rudo, lo masculino, lo sucio, lo sexual. Es un personaje sumamente desagradable con “un fondo de crueldad sostenido por su vida grosera” y al que también Pardo Bazán le hace un retrato al óleo. No me ha interesado ni por su lado psicópata -ya saben que es un interés especial de la que firma [cuida con lo que deseas: leyendo sobre la inauguración de Trump, parece que voy a tener un “field day” de 4 años sobre el tema]. Como el nuevo presidente, este es déspota de poner pelos de punta, cree que es dueño de los que trabajan para él “por quién soy os pongo a cuatro a todos a cuatro patas y me lleváis a caballo hasta Cebre”, “ese es tan mío como los perros que llevo a cazar no le mando que ladre y que porte porque no se me antoja”, o está seguro de que les puede dar una manta de palos, sin que el juez "me venga a empapelar".

En un punto de la novela se presenta a las elecciones locales, pese a no tener ideas políticas: “se inclinaba al absolutismo creyendo inocentemente que con él vendría el restablecimiento de cosas que lisonjeaban su orgullo de raza como los vínculos y mayorazgos”. Aunque yo a esto lo llamo ideas políticas: muéstrame un "apolítico" y te demostraré que es de derechas. Pero en el fondo, lo que le asola es un tremendo complejo de inferioridad, por ejemplo le sofocaba la atmósfera intelectual propia de las ciudades universitarias -como Santiago- “porque él no estaba fuerte ortografía”. Claro.

Y como todos los machotes, es violento con los débiles, y se ceba con las mujeres: su amante tiene hasta un trozo de una oreja cortada y su esposa una moradura en la mano. Cuando Julián le llama la atención, el tipo responde que sí, que ya sabe que no hay que pegar a las mujeres, pero que depende de la mujer, "según sean ellas... hay mujeres y mujeres". Es que vamos provocando.

Para las mujeres, cualquier tiempo pasado fue peor
Pero es que lo de las mujeres en la novela es deprimente, infuriante, asqueroso. Cuando nace una niña: "el angelito es hembra; habrá que resignarse". Al ama de cría la llaman "vaca humana". El mismo padre de Nucha que, ante todo, quiere casar a las hijas: "Entre los numerosos ejemplares de padre que quiere colocar a sus niñas, ninguno más vehemente que Don Manuel Pardo". Pero no con cualquiera: “Ahora, mejor que se queden para vestir santos antes que casarse con el comerciante que medra vendiendo paño, con el médico que toma el pulso; eso sería, vive Dios, profanación indigna!". Así son la aristocracia, ni siquiera las profesiones liberales les sirven... La vida de casadas era entendida "a la manera calderoniana sobre eso del honor conyugal: española neta, indulgentísima para el esposo e implacable para la esposa". La verdadera función femenina era la gestación y alumbramiento, y parece que “las del medio rural están mejor dotadas que las de la ciudad”. Inspiro fuerte.

Hoy, a tenor de un podcast feminista que le envié, he tenido una conversación con una amiga médica, de esas que te vas dejando mensajes de voz en whatsapp a lo largo del día. En el último suyo, a las siete de la tarde, me contaba que volvía agotada a casa tras doce horas de trabajo. Ya sabía ella que no iba a estar yo de acuerdo, pero concluia con que si ahora su marido ganara una pasta, ella dejaría de trabajar. Y seguía con la narrativa de que "nos han engañado a las mujeres con eso de que podemos con todo". Yo creo que nos han engañado a todos con el consumo, las experiencias y la tontería, pero solo lee “Los pazos”, amiga, solo lee cualquier cosa que te cuente cómo era la vida las mujeres antes de que tuviéramos independencia económica. Que ahora es complicada, sí, pero nada igual. Espero que Mini nunca se olvide de lo que le dijo mi suegra cuando le preguntó un día “de qué se arrepentía más de su vida” y ella le contestó, “de haber dejado de trabajar cuando me casé”.

El naturalismo por el médico
Dado el conservadurismo de la clase médica actual, da gusto ver que en “Los pazos”, el cientifismo y el progreso viene representado por el médico Máximo Juncal. Alguien habla de “su manía de la higiene y su culto de la salud; culto infundido por librotes modernos que sustituyen al dios de Sinaí con la diosa Higia”. Empieza quejándose de que se use a la así-llamada “vaca humana” sin tener en cuenta “su libre albedrío”, solo por ser hija de uno de los trabajadores del señorito.

Luego me encanta su anticlericalismo cuando le dice al cura Julián: "usted tiene que estar por el feudalismo y la teocracia" y, aunque el cura se declara "apolítico", le dice una de las mejores frases de la novela: "todos los pájaros de pluma negra vuelan hacia atrás". Maravillosa Pardo Bazán - y eso que era católica devota, lo que no le impide poner en boca del doctor Juncal más perlas sobre los curas que “pueden tener intereses bastardos, pueden querer vivir holgazanamente explotando la tontería del prójimo, pueden darse buena vida con capones y cabritos de los feligreses". Vivir de la tontería del prójimo, hay tanta gente que vive de eso…

Es todo un figura: atiende un parto "paladeando sorbos de ron" y contando batallitas -entre cabezadas "ayudadas por el ron": parece que su profesor cuando llegaba a un parto y veía a la gente rezar o con "estampas de santo y sus candelicas" gritaba furioso: "A ver! O sobra el santo o sobro yo!". Solo por esa última frase merece la pena leer la novela. Yo siempre he pensado que si un día entro en una consulta médica y tienen un crucifijo, me levanto y me voy. Ahora, además tengo frase: "A ver! O sobra el santo o sobra usted!".

Así que Pardo Bazán usa al médico para filtrar sus ideas naturalistas, que intentan explicar desde un ángulo materialista la etiología de los problemas sociales, llegando a una crítica social profunda desde el determinismo: es que no hay nada que hacer. Ni Dios existe, ni la moral, y para que unos pocos ganen, muchos han de perder. Coincidencia, que sobre el determinismo estoy leyendo el último Sapolsky's ("Determined"): en unos meses el divague en su quiosco.

La forma
Y ya termino con algún subrayado que tal vez sirva para ilustrar lo bien que escribe esta autora: "con pegajosa dulzura de animal doméstico", “Nucha no pesaba más que un ramo de flores”, “con el decoro propio de un paso de minueto”, “callaron todo el camino porque los oprimía la tristeza inexplicable de las cosas que se van”, “cayéronsele a don pedro las alas del corazón”, “detenida ante esas lóbregas puertas que llaman de la muerte con un pie en el umbral como diciendo entraré no entraré”.

Una maravilla, Emilia Pardo Bazán: feminista, irreverente, contradictoria y llena de risas e ironía. Qué trasconejados nos tenían en la época escolar que solo nos daban a leer a los señoros.

20 enero 2025

¡Qué imagen tuya la que inventa el sueño!

¡Cómo te agitas bajo nubes grises,
lámina fina de metal de infancia!
¡Cómo tu rabia, corazón de niebla,
rompe la brida!


Cómo te miro con mis pobres ojos!
¡Qué imagen tuya la que inventa el sueño!
¡Qué lentamente te deshace el aire,
roto en pedazos!


Tú que guardabas en cristal salado
vivos retratos que ondulaba el viento;
tú que arrancabas en el alba fina
sones al alma,


tú que nutrías con tu amarga leche
sombras de playas, olvidados pasos,
ansia de ser sobre tu vientre verde,
locos piratas,


has ido ahogando temblorosamente
sombras que hundieron en tu paz sus ojos.
Hoy tu recuerdo, como lluvia fresca,
moja mi frente.


Si ahora volviera a recorrer tu orilla,
si ahora en tu cuerpo me volcara todo,
si ahora tu cuerpo le prestara al mío
frescos harapos,


si yo desnudo, si cansado, ahora,
más hijo tuyo, ahora, si el otoño
vuelto a mi lado me trajera el tibio
pan en el pico.


-lámina fina de metal de infancia-,
todo olvidado quedaría, todo:
látigos, cuerdas con que me azotabas,
vientos que mugen.


Todo sería nuevamente hermoso,
aunque tu garra me arañase el cuerpo,
aunque al tornar tuvieran tus mañanas
soles más negros.


José Hierro
"Recuerdo del mar"
De "Tierra sin nosotros" (1947)
.

18 enero 2025

Ciática post-Roc

 
🐳 Ya han pasado casi dos semanas desde que volvimos de vacaciones de Navidad: voy muy tarde para mis "crónicas de Roc". Pensaba en la poca evidencia que tenemos los de mi generación de nuestra infancia: solo hay fotos, en mi caso no tengo ni siquiera videos. Bueno, hay uno: un familiar lejano tenía una Super 8 y me filmó una vez con 7 años bajando unas escaleras corriendo hacia la cámara en Puigcerdá. Lo recuerdo tan bien por lo inusual, por lo que me impresionó verme en la pantalla. Hasta recuerdo la ropa: un vestido azul marino de marinera que se llevaba en aquella época y con el que aún me hace bullying Tíovin.  Hoy lo niños tienen teras de imágenes, vídeos... y diarios? Eso no lo sé. A mí me hubiera encantado que cualquiera de mis tías hubiera escrito mis andanzas cuando tenía dos años y medio, así que aquí estoy yo, Roc.


Roc ha sido, de nuevo, el corazón de las fiestas, que no son lo mismo sin niños peques. De este viaje me quedo con lo mucho que habla. Supongo que estas expresiones solo me hacen gracia a mí,  que lo veo tan de cuando y cuando y cada vez lo siento despegar en el tema del lenguaje. Empezando por, claro, "Tía, te quiero", pero luego cosas como "muy mal, fatal", "me lo estoy pasando super-bien", "ayuda, Paaato!", "no te has ponido la coleta", "porque quiero hacer tonterías", "no veo la pupa". Jugando en el suelo: "sì, ya te lo enseño", "y falta este que està solito", "no se puede abrir, yo te ayudo... no puedo cerrar", "espera, te voy a dejar aquí esto", "mira lo que tengo....te voy a enseñar", "lo hemos perdido!". En el parque: " no tengas miedo, puedes bajar". Mini le dice: "eres un bully", y contesta, indignado:  "tù eres bully!". Cuando ve mi lengua azul tras comer arándanos congelados: "mira su lengua, papá... enséñale la lengua a papá, qué fea!

Luego está el mítico "a levantarrrr", que me encanta porque es el mejor ejemplo de que "la venganza es un plato que se come frío". Cuando yo era adolescente, venía la dulce hermanita Fashion, de 3 o 4 años a despertarme a los gritos de "a levantarrrr". Bien es sabido que a esa edad es cuando más sueño se tiene de la vida, y la muy petarda me estiraba de las sábanas hasta que me dejaba ahí y tenía que saltar de la cama. Pues bien: cuando llegó mi hija, aproveché para echársela a Fashion esas mañanas vacacionales, a los gritos de "a levantarrr". Me encantaba esa justicia poética. Ahora se ha cerrado el círculo: es Roc el que va a Mini con el sonsonete. Es maravilloso es duelo de titanes de esta familia. 
 



🐳En este momento sus divertimentos top son -aparte de Spiderman, ahí le tenéis de spiderman retro corriendo la sansilvestre- la bruja de Blancanieves (en la peli de 1937, siempre prefiere los dibujos antiguos) y Mary Poppins. Nadie daba dos duros por esta última, pero cuando estuvieron en mi casa por Halloween se la puse en el proyector y, por supuesto, se enganchó. Es una peli maravillosa y usé su banda sonora para calmarlo de una pataleta que tuvo la mañana que lo dejaron a mi cargo. 


Era el 23, y sus padres se fueron a comprar regalos -pese a que se había acordado una política de no-regalos para adultos. Nosotros bajamos al jardín a hacer "sopa" (consiste en echar palitos, arena, hojas y lo que surja en un barreño). Esto duró lo que duró (no solo por él, yo también tengo un límite) y entonces le enseñé el cobertizo, que es tal como en las películas: lleno de polvo y trastos, algunos alcanzarían un valor en tiendas de antiguedades. Roc, como el buen granjero que lleva dentro, alucinó con las herramientas y aperos de jardinería. Se hizo con un pequeño azadón primero y salió dispuesto a cavar; cuando se lo quitó mi padre, encontró un rastrillo metálico incluso más peligroso. Tras mucho forcejeo se lo logré quitar y tuvimos la de San Quintín. "Rastrillo!!! rastrillo!!! Mamá!!! Mamá!!!" berreaba el muy rascal. 

Para distraerlo me lo llevé al parque infantil, él sin parar de berrear (de cuando en cuando, ya a menos volumen, decía "rastrilloooo", memoria de elefantito). Lo que hizo la magia fue ponerlo en un columpio y cantar canciones de Mary Poppins (que yo me sé en inglés, cosas de tener hija inglesa): no muy decidido, pero se calló. Luego subimos al tobogán, en el que me explicó que "ahí estaba su barco" y "esto eran las olas".  Ahí salió a colación el Capitán Garfio, ya que estamos también en la "era Peter Pan". Yo le conté que le tengo un particular cariño a Garfio porque fue el personaje que interpreté en la obra anual para la festividad de San José de Calasanz en 4EGB (siempre me daban el papel del malo, por aquello de alta, quiero esperar). Tengo que localizar el traje rojo de capitán que me hizo la Yaya, le encantará. El sombrero me lo dejaron y el garfio quedó hecho una porra porque era cartón envuelto en papel de aluminio.

En un punto le dije: "Roc, vamos a ver el paisaje"! (porque hay un mirador al final del parque y se ven las montañas de fondo) y él: "síííí, vamos a ver el paijaje". Cuando volvimos y le contó a sus padres que había visto el "paijaje" fue con esa energía y emoción de los niños pequeños: qué sería la vida si la viéramos siempre con esa intensidad. A medida que pasan los años nos vamos desponjando poco a poco de esa sorpresa, de esa sensación de novedad, de la certeza que hemos descubierto algo único, hasta llegar a la adolescencia en la cual, lo chulo es precisamente que te deje todo "cool", fresco, que no te afecte, porque lo sabes todo. Pero al final en esto también hay grados: no serás como un crío de dos y medio, pero tampoco como ese cuñado de la vida adulta que está de vuelta de todo, y que disfruta pinchando tus globos de ilusión... bueno, no disfruta, solo los intenta pinchar porque disfrutar parece que no disfruta mucho de nada. 

🐳 Este ha sido el primer año que Roc se ha enterado de lo de Santa (Papá Noel, lo llaman aquí). Había colgado uno mi padre de la ventana y había que cerrar la puerta con llave o salía a la calle para verlo. En mi infancia Papá Noel era algo lejano que se hacía en América; entonces solo existían los Reyes Magos y no había regalos en Nochebuena. Este cambio comenzó hacia mi adolescencia "con un detalle", pero los regalos seguían siendo en Reyes. El cambio total ocurrió en mi familia cuando nos vinimos a UK, ya que casi nunca pasamos Reyes en España (tengo un vago recuerdo un año con Mini como de 6 viendo la cabalgata). En la isla todo acaba el 1 de enero, aunque por supuesto Shakespeare escribió "Twelf night" ("La duodécima noche"), basada en los "Twelve days of Christmas" ("Los doce días de Navidad") que no son solo un villancico popular inglés tirando a canción enfadosa, sino los días de festividades que comienzan el Día de Navidad, le sigue St. Stephen o Boxing Day, luego el Octave o Año Nuevo (el día de la circuncisión de Jesús) y el duodécimo día es el 5 de enero, cuya noche es Epiphany Eve y el 6, el Día de la Epifanía. 

🐳 Pero divago. Dejemos las Navidades dickensianas (que influyeron un montón en la concepción victoriana de la Navidad en Reino Unido) y volvamos a la Nochebuena vetústica de mi familia en la que se repitieron tópicos que comenzaron con Fashion: comentar "ay, ya estará llegando por tal calle", o dar un par de golpes debajo de la mesa para hacer creer que alguien entraba por una ventana. Esto luego pasó a Mini a la que no recuerdo le diera miedo, así como sí le dio el Ratoncito Pérez y los Reyes Magos [en Londinium solíamos poner los tres zapatos y les dejábamos galletas y demás, pero no le hacía gracia que estos tres tipos entrasen en casa]. La Yaya me hacía creer que llamaban a la puerta y ella abría. Y qué te han dicho? "Pues que no podían parar mucho porque tenían mucha prisa, que aún había muchos niños a los que dejar los regalos". Cada año igual. Es curioso cuando empiezas a atar cabos y no te cuadra la historia. Aún a día de hoy, recuerdo a Mini con dudas del tema pero sin expresarlas, porque todos sabemos que en la vida, la mejor manera de que desaparezca cualquier magia (y también los malos rollos) es hablarlo. El otro día nos dijo que las Navidades de 2018, cuando vinieron toda la familia a Londinium y se enteró de que "Santa eran los padres" fueron las peores, precisamente por eso. 

🐳 En fin, que hubo ruidos y entonces mi padre le dió la mano a Roc  y comenzaron a seguir un caminito de pequeños santas que había recortado yo por las escaleras hasta el despacho, de cuya ventana estaba colgado Santa. Allí había un regalo, y mientras que él lo abría la Verdadera Santa -spoiler: yo- bajaba los sacos que habíamos escondido en "la primera habitación" (la que está justo a la subida de las escaleras). De nuevo, pese a la promesa "este año solo hay regalos para los niños" había la habitual montaña de paquetes por encima de nuestras posibilidades y de todo razonamiento. Desde libros hasta experiencias, pasando por sets de bomberos, y sets de "Pandora", todo excesivo, pero así son ellos. Discrooge claramente fue cambiada de cuna en la maternidad. El de la foto de abajo es uno de los libros que le traje a Roc (el otro, "Mary Poppins" claro, las obsesiones hay que alimentarlas): "We completely must go to London" de Charlie & Lola, unos libros ilustrados que leíamos con Mini. Es fundamental que crezca con ese imperativo: hay que ir  Londinium, siempre y ya. 


🐳 La mascletá fue el último regalo. Mini se había visto ya sobrepasada por todo tipo de agasajos y, cuando pensaba que había terminado todo, le tocó abrir un sobre misterioso que contenía tres vuelos: de LHR a JFK (en cristiano: a Nueva York). Llevaba siglos insistiendo en visitar la Gran Manzana y nosotros lo postponíamos hasta que, bueno, YOLO. La verdad, n
o la recordaba llorando de emoción así: nunca me voy a olvidar de esa cara y ese abrazo. La magia de niña buena y perlas tipo "eres la mejor madre" duraron un par de días. Tranquilos: ya ha vuelto a su ser normal.




🐳 Ah, y el título: ya han pasado casi dos semanas desde que me separé de Roc, pero la ciática [suave] que me causó intentar seguir su ritmo "ahí abajo" no me ha abandonado. Pese a todo, aquí estoy, contando las semanas que faltan para volver a hacerme con contenido para escribir estas crónicas. Porque, Roc, tendrás muchos vídeos y fotos pero a ciertas personas, mil palabras siempre nos hacen más ilusión que una imagen.

15 enero 2025

Buscando a Felisa desesperadamente (II)

Cuando salimos de Santo Domingo de la Calzada ya es de noche, y en el trayecto hacia Burgos me siento como adentrándome en la boca de un lobo. Por un desvío de la E-80 que une Burgos con Palencia se llega a Castrojeriz, nuestro destino de esta noche. Cuando nos salimos de la general la oscuridad lo envuelve todo, imposible no recordar aquella vez en Rodas en la que pasamos tanto miedo. Cayó la noche y pensábamos que no nos llegaría la gasolina hasta el otro lado de la isla, era luna nueva y flasheamos a ciervos enormes -esos ojos- que se paraban en la carretera, pensando que nos íbamos a parar nosotros. Esto no llega a tanto, pero además de al Peda, objeto transicional anti-miedo donde los haya, llevo a mi padre, que pese a sus 84 es alguien que nunca dejará que me pase nada malo. Aún me hace sonreír que, hace muchos años en Egipto, estando yo absorta mirando una pirámide, me había rodeado una especie de enjambre de chicos locales; él me vio desde fuera, les pegó un grito y se fueron todos corriendo.

Cuando por fin llegamos a Castrojeriz nos cuesta un poco encontrar el apartamento que hemos alquilado, que es parte de un hotel. El apartamento está al fondo del jardín y tiene una de esas acogedoras estufas de pellets en el salón-cocina, pero no veo radiadores en ninguna de las dos habitaciones o el baño. Conjuro imágenes de meterme luego en esa cama con semi-horror. Este proceso lo sufro cada principios de enero cuando vuelvo a Londinium tras vacaciones de Navidad [lo de este año ha sido inenarrable, con la casa a 11 grados] y no lo aconsejo. Total que dejo la estufa a tope y nos vamos a cenar al único sitio que a esas horas -como 9 de la noche- tiene la cocina abierta. No tienen morcilla de Burgos que era el antojo del Peda - pero nadie dijo que esto fuera un tour gastronómico, aunque se ha comido "bacalao a la riojana" en Santo Domingo. El restaurante está bastante animado, pero a la vuelta la calle está desierta y, un clásico, nos equivocamosde puerta al entrar al apartamento. El meterme en la cama minutos después es el trauma esperado: las sábanas se sienten como mojadas y me pongo todas las mantas que ahí se ofrecen. 


Menos mal que desde la cama se ve la estufa de fondo, te da una alegría, pero dormir bajo una montaña de mantas (la última el revenant) es agotador. Por la mañana, añádase a la desolación que no hay agua caliente. Le pongo un mensaje al dueño: "deje el grifo abierto, que tiene que pasar por todo el jardín hasta llegar". Señorrr: la España seca, la España húmeda. 


Desayunamos tostadas con aceite, empanada de carne, café y yo Cola-Cao (lo abrazo como mi bebida del viaje). Entran unos peregrinos que parece que están subiendo al K2. Queda claro que llevan unas horas andando y que, ahí afuera, hace frío. Una viene de Alicante, pero no andando: van a hacer tramos por falta de tiempo. También hay un extranjero que va solo y que se santigua mientras cruza la puerta de salida. Aún hay gente que hace esto por motivos religiosos. 



Castrojeriz tiene ahora 803 habitantes y está a 804 metros sobre el nivel del mar. Es una de las paradas del Camino de Santiago Francés. Me he puesto a leer de los distintos caminos, las rutas, leyendas y lo que sea y me he tenido que contener para no meterlo aquí. Pero voy a poner los mapas porque me encantan y para que el divagante pueda localizar dónde estamos.




Corolario: tal vez un día, fuera de temporada, con bici y con muchos tiempo me veréis por aquí. Hay agencias que te lo organizan todo: qué rollo. Yo querría llegar a todos los sitios y encontrármelos como este pueblo: amaneciendo despacio mientras levanta la niebla, a rebosar de arte en cada esquina, y casi sin nadie. 

Por fin salimos a conocer Castrojeriz y esta es la Iglesia de Santo Domingo, que dentro tiene un "centro de interpretación del Camino", pero que estaba cerrada (tanto pedir que no hubiera gente, igual me he pasado). 


Y atención que hoy en día está todo digitalizado: lo siento, yo quiero llevar una libreta rizada donde me pongan sellos. 
Lo que más me llama la atención desde fuera es el osario, un recinto donde se echaban los huesos que se sacaban de sepulturas de la iglesia para enterrar a otros.  Incluyo abajo las dos calaveras con sus tibias con la leyenda "oh, Mors oh Eternitas". En la cenefa superior hay un mensaje del libro de Jeremías en latín: "Vosotros todos los que pasáis por el camino mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta con el que el señor me ha herido el día de su ardiente cólera".  Muy sencilla, Jeremías. 





Estas son casas en la calle Real de Ote.




Constanza de Castilla hija de Pedro I El Cruel nació aquí en 1354. Curioso que se casó con John de Gaunt, el tercer hijo del rey Eduardo III de mi isla de adopción, y fue así duquesa de Lancaster (murió en Leicester en 1394). De Castrojeriz a Leicester: y todo en carretas, que aún no estaba la Ranier. 


Me gusta hacer de turista en Ejpein porque siento la misma ilusión al ver cosas bonitas que si estoy lejos. 


 En la provincia de Burgos da gusto escuchar a las personas [siempre mayores] que encontramos por la calle: un castellano perfecto, sin una entonación ni acento de ningún tipo. Con esto no quiero decir que me disgusten los acentos (algunos me gustan más que otros), pero esta neutralidad también es bonita. 


En esta casa que se está cayendo quiero montar mi base lectora y bloguera.  Pero la acaba de comprar seguramente alguien que quiere hacer un albergue cuqui para peregrinos. 



En un punto de la calle encontramos una carnicería y comprarmos... bingo!: Morcilla. 



Al final de esa calle, que es muy larga, está la Plaza Mayor, que tiene arcos a un lado. A las 10:20 llamo al cura con el que había quedado para que nos enseñara los libros, y justo ahí enfrente está su casa -que es una antigua casa señorial donada por una mujer al fallecer y que hoy además alberga al consultorio médico y a la "asociación de amigos del patrimonio".


El caserón está bastante desordenado, lleno de polvo y cachivaches: más bien parece un almacén. Entramos en una sala en la planta primera con una gran mesa en el centro y el cura nos saca libros parroquiales del SXIX, a ver qué encontramos. 


Se trata de buscar si Felisa murió en el pueblo donde habían nacido sus padres, Castrillo Mota de Judíos, que está a 5 kms de Castrojeriz y es aquí donde se guardan los registros de los pequeños pueblos de alrededor. El Peda y mi padre a un lado de la mesa, yo en el otro con el cura: vamos pasando páginas y más páginas de grafía imposible escrita a pluma. Si no hubiera que descifrarla, sería un placer solo mirarla, como quien mira un cuadro. Aquí una página al azar.


No encontramos nada: una vez más, Felisa se nos escapa. El cura se va un momento y vuelve con otro cargamento. Esta vez son los censos, donde aparecen las familias listadas en sus casas: primero el padre -cabeza de familia, claro-, luego la esposa, y depués los hijos. Se puede ser seguir la trayectoria de las familias: quién nacía, quién se iba, quién se casaba y formaba otra familia. Aquí localizamos a los abuelos paternos y maternos, y al padre y a la madre de Felisa, pero no a ella [ya sabíamos que ella había nacido en Santo Domingo, donde emigraron sus padres]. Pensaba que sus tres hermanas mayores habían nacido aquí, pero no hay registro de que sus padres formaran casa aquí. 

Lo más curioso de estos censos es que, además del nombre y apellidos de las personas se indicaban otros datos frecuentes como su edad, su estado civil o su profesión. La gran mayoría eran "jornaleros" o "braceros", pero para nuestro shock había algunos de profesión "pobres" e incluso "pordioseros"-el cura nos indicó que eran los que pedían limosna "por Dios" para vivir.  Qué pobre ha sido España, qué dolor. Y eso que en estos pueblos se ven casas con escudos de armas y cierto abolengo: qué no sería en pueblos como Vetustilla donde, por no haber, no había ni "rico del pueblo". 

Las últimas columnas tampoco tenían desperdicio: si estaban bautizados, confirmados y en las observaciones, en algunos ponía "no cumplió". El cura nos explica que era obligatorio comulgar para Pascua, y de quien no lo había hecho... se tomaba nota.  Hay que recordar que no son censos del franquismo, estos son de principios del SXIX, y anotaban este tipo de datos en el censo civil. Ahora que he visto sus nombres, me cuesta imaginar que mi tatarabuelo nació cuando estaba pintando Goya a la familia de Carlos IV.


Cuando cerramos los libros, a la impresión de qué pobre era España se suma la de qué pena ser mujer. Aún los hombres eran braceros, pero ellas? Invisibles. Imposible no recordar a Virginia Woolf:
“La historia de Inglaterra es la historia de la línea masculina, no de la femenina. De nuestros padres siempre sabemos algún hecho, alguna distinción. Fueron soldados o fueron marinos, ocuparon ese puesto o hicieron tal ley. Pero de nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras bisabuelas, ¿qué queda? Nada, si no la tradición. Una era hermosa, otra era pelirroja, a otra la besó una reina. No sabemos nada de ellas, excepto sus nombres y las fechas de sus matrimonios y el número de hijos que tuvieron”.

Por eso quiero encontrar a Felisa: saber siquiera dónde está enterrada, aunque no sea mucho.

Pasamos allí más de dos horas y media. No nos quitamos los abrigos porque hace más frío que en la calle, pero le damos al final muchísimas gracias al cura por su amabilidad: no solo nos ha dejado mirar, sino que nos ha ayudado él mismo. No quiere venir cuando le invitamos a un café porque "están preparando un recital de villancicos" -esa debe ser la vida de un cura en esos pueblos. Nos pregunta si vamos a acercarnos a Castrillo,  por supuesto que sí. 




Pero antes de irnos paramos en la Iglesia de Nuestra Señora del Manzano, también muy impresionante-también cerrada. Al castillo arriba en la montaña no subimos: la próxima vez. 





Y termino con unas cuantas fotos del pueblo de mis antepasados, Castrillo Mota de Judíos, que se llama así desde 2015. Antes era Castrillo Matajudíos y hay varias explicaciones de lo misterioso de su nombre hasta en la wikipedia. Probablemente el "Matajudíos" no fuera antisemita al final (se dice que venía de "arboleda", hay muchos pueblos que empiezan con "Mata" indicando eso) pero ahora hay un museo homenaje a la cultura sefardí-que también está cerrado. Pero la torre de la iglesia del pueblo me parece muy diferente de lo que llevamos viendo estos días. Más bien parece de una iglesia europea, tal vez.


Con mi imaginación calenturienta, me lleva a un ala del Castillo de Bran, el de Drácula -salvando todas las distancias. Hasta me sale una foto con pájaros ominosos sobrevolándola, y me siento un poco en Transilvania. 


Pero estamos en mitad de la meseta, a muchas leguas de donde dormiremos esta noche y por lo que parece, aún a muchas más de encontrar a Felisa.