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26 febrero 2025

Maleta para el Ártico. Sutil distinta lectura de una peli idealizada 20 años depués. Malditas banderas (NY1)

Viernes, 14.02.25: LHR-JFK
Como volamos a las 7 de la tarde, trabajo durante el día. Esto me distrae un poco del tema "vuelo transatlántico" que a medida cumplo años me produce más ansiedad. No volar, aún no estamos ahí, sido el perder el vuelo, olvidar el pasaporte, y otros neuroticismos.

Ya había más o menos empacado la noche anterior, como si me fuera de expedición al Ártico. Soy muy friolera y NYC en febrero lo imaginaba como "la noche en la Laguna Colorada", en mi Top 5 de frío pasado, a -25. He obligado a mis compas -que no son frioleros, en concreto Mini es MUY calurosa- a comprarse distintos tipos de plumíferos (aquella tarde previa en Uniklo, pobres) y unas camisetas termales como de forro polar interior. Fashion nos envió  a las chicas unas mallas de un material que parece pelo de animal por dentro. Incluyo un pasamontañas y un gorro (también de forro polar)-que, adelanto, llevaré conjuntamente más la capucha del Revenant. Por si hay alguien que se haya perdido la referencia de esto último, se trata de un abrigo de plumas enorme que tengo, que sí, se llama así por la peli de DiCaprio, en la que abre a un oso para meterse dentro a que le dé calor. Ese oso viene a ser el Revenant-pero en siguientes divagues explicaré cómo lo que he visto en N. York en cuanto a protección me ha hecho replantearme cosas: mi Reve es un mero aprendiz en el mundo abrigotes. 

Por fin salimos en metro hacia Heathrow (LHR), que es un aeropuerto del que no solemos volar más que cuando vamos lejos. Nos cuesta como una hora, algún rato voy leyendo. Hace poco leí un libro basado en la ciudad ("Apegos feroces") que habría sido ideal, pero el que leo en estos momentos ("Rebecca") no puede ser más dispar: novela gótica británica de los años 30. Claro que en un punto la señora Van Hopper se va a Nueva York y todo me parece una coincidencia feliz-que por supuesto anoto en el margen. La fila de seguridad contiene una innovación: no hay que sacar los líquidos! Oh, Lord, cuánto había esperado este momento! Cuán harta de esas bolsitas de plástico con cosmética y rotuladores fluorescentes, no fueras con ello a secuestrar el avión. 

Volamos con American Airlines y tenemos suerte de ir juntos, al lado de ventana. Aquí una reflexión sobre el "entretenimiento a bordo" (punto positivo, pasan helado en mitad de vuelo) y las dos pelis que veo.

La primera es "The apprentice" (Ali Abbasi, 2024) que narra los principios de Donald Trump en el mundo inmobiliario en los 70 y 80, más que nada por meterme en harina de hacia dónde vamos. Trump la intentó prohibir en los USA, pero ahí estaba yo, viéndola en American Airlines. Me dió la impresión de telefilm, tal vez porque es una peli bastante oscura, y cuenta cómo lo aprendió todo de otro de la tríada oscura como él, un abogado llamado Roy Cohn que enseñó tres reglas que ahora todos sabemos que Trump ha aprendido perfectamente: ("siempre ataca, nunca admitas que has hecho algo mal, siempre asume la victoria-incluso aunque pierdas"). Es todo tal despropósito en la concepción del mundo de este tipo que si viéramos la peli hace 20 años, cuando solo era un imbécil corrupto y explotador más diríamos, "joder". Ahora, es que es todo tan bestia, se están diciendo tales burradas, que solo nos queda esperar a ver cuando todo esto venga a por nosotras. 

La segunda peli que veo es una de mis pelis favoritas de todos los tiempos, y que hace siglos que no veía. La traigo aquí porque no sé si es parte de mi reciente falta de la vieja-pasión por lo audiovisual (quiero quiero quiero ver pelis que me hagan salir del cine en éxtasis como en el pasado, y no me ocurre), pero tras verla me quedo, cómo no, con la sensación de que era mejor el recuerdo que lo que veo. Por supuesto, es un crimen ver esta peli en una pantalla de avión, porque parte de su magia es ver la inmensidad de los paisajes de Wyoming [aunque la peli fue rodada en las rockies candienses], pero incluso la historia, que en su momento me pareció increiblemente romántica, ahora la vi desde otro ángulo. Por supuesto, hablo de "Brokeback Mountain" del maravilloso Ang Lee. Tenía yo 34 años y debí llorar con hipo y todo, y ahora no derramé ni una lágrima. Seguí sintiendo empatía por los chicos -sobre todo por uno, el otro en realidad se deja querer-, atrapados en esa época, pero aquí también sufrí por sus mujeres, las pobres. Era un mundo al que no querríamos volver, pero debemos ser solo una minoría de progres enloquecidos, el resto vota porque esas situaciones se vuelvan a repetir. 

El vuelo Londinium-Nueva York son 7 horas, así que el resto del tiempo lo debo pasar durmiendo. Aterrizamos a las 2 am "hora de los cuerpos", que en los USA todavía son las 9pm. La fila de seguridad es mucho más rápida-dentro de que aún así es una hora- de lo que yo recuerdo en 2004, que creo que fue mucho mayor. Hay un tipo con muy mala cara que pasa mucho tiempo con cada persona, no quiero que nos toque con él. Afortunadamente, se abre una nueva ventanilla y allá vamos, con un tal Agente Hernández, puertorriqueño, que nos pregunta si queremos hablar en español. Esta va a ser una constante en este viaje: la cantidad de español que se habla en esta ciudad es bestial [nótese que yo suelo decir castellano, pero aquí estoy traduciendo del inglés "Spanish"-definitivamente se habla dominicano, mexicano, puertorriqueño, pero no castellano]. El Agente Hernández toma al Peda por alemán, un clásico. Casi nos pasa sin sellarnos el pasaporte, y se lo recordamos. 


Otro tema es que si no te gustan las banderas, como es mi caso, aquí vas a sufrir, o a pensar "putos yankis" cada nanosegundo, hasta que te desensitices. DEcía el Peda, "te imaginas esto con la bandera de Espa
ña?". Yo que me quejo de que las pongan en los balcones.... lo de aquí es otro nivel de estupidez. Un patriota, un idiota: aquí hay tela de ellos. Y tela malgastada en banderas que harán los chinos, imagino. La primera, ya en seguridad, y luego saliendo del aeropuerto, en cada esquina:


No me extraña que eslóganes que siempre han traído cosas peores al mundo históricamente como el MAGA triunfen, con tanta bandera por los ojos y tanta gente que no sabe historia. 

Antes de coger el metro hay un tren ("airtrain") que son un par de paradas (y vale $8.50), y luego el subway (que así se llama aquí el metro) es una tarifa plana vayas a donde vayas de $2.90. Esto a los de Londinium nos parece una locura de barato, porque aquí el Tube tiene 6 zonas por las que se paga distinto y también si es hora punta. Viajar en hora punta de zona 2 a 1 en hora punta vale £3,40. Aquí un par de fotos del subway que me encanta:



Por fin llegamos a nuestra parada-creo que tras 40 minutos de subway-, y aquí no hay que volver a meter la tarjeta para salir como en Londinium, hay unos tornos que se abren para todo el mundo: es mucho más fácil colarse, y de hecho al salir, ya veo a un chico saltándoselo para entrar. Caminamos cinco minutos y llegamos al hotel, que está muy céntrico, también a cinco minutos de Times Square. No me puedo creer estar en semejante epicentro: en 1998 estuvimos como dije en Flushing, el Chinatown de Queen's. Los días de turisteo era larguísimos, porque salías pronto de allí hacia Manhattan y ya volvías tarde a la noche. Recuerdo que en aquel viaje nos salvó una cadena de cafeterías que descubrimos en ese viaje llamada "Starbucks" [que fue fundada en 1971, todo sea dicho, y esto es muy repelente pero he estado en la primera sucursal en Seatle], porque nos tirábamos en los sofás a coger energía: ahora no vamos ya más seguro que por buenas razones de boicot político, pero sobre todo porque su té es infame. Espero en este viaje poder volver al hotel a descansar a mitad de las maratones. En 2004 estuvimos en el piso de una anciana que alquilaba una habitación cerca de Central Park-hay historias no escritas pero inolvidables de esa estadía [Náufrago Ro vale más por lo que calla que por lo que sabe], pero en serio que ahora tengo que terminar y darle al "publicar" de una vez por todas. 

La habitación está bastante bien (hubiera bailado de un pie en el pasado, pero tras los excesos vietnamitas, bueno) y nos han dejado una botella de espumoso y bombones. Las vistas las explicaré mañana. Nos metemos en la cama y nos dormimos pero a nosequé hora nos despertamos el Peda y yo y hemos de tirar de melatonina... ya ni se sabe qué hora es para los cuerpos ni qué hora es en la fukin ciudad que nunca duerme, pero mañana el desayuno termina a las 10:00 am. 

Night night.

3 comentarios:

  1. Que sepas que yo también estuve en el primer Starbucks en Seattle.

    Me has recordado Brokeback Mountain, la tengo que ver con mis chicas.

    Cuando fui con mis hijas en 2019 también teníamos un hotel muy céntrico, a 5 minutos de Central Park, nos pegamos unos maratones turísticos increíbles. COmo fuimos a finales de mayo los días eran eternos y salíamos a las 9 y media de la mañana del hotel y volvíamos a las 12 de la noche. Un no parar pero lo pasamos genial.

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    1. Ay qué chula Seatle y esa zona del Starbucks... la costa oeste parecía otro país totalmente. Y ya me dirás si cambia tu impresión algo de BB Mountain... a ver, q sigue siendo una pasada, igual soy yo... me da miedo volver a ver "Croaching tiger, hidden dragon"...

      Y he de anotar q eres de las pocas lectoras del blog que conoce PERSONALMENTE al Revenant. Estoy sopesando venderlo... :)

      hugsss

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  2. Entre la Shen Yun y el picha brava del fotógrafo, no sé si me quedará algo de hope, o sufriendo tal incontinencia banderil me dejaré ahogar en el éter trumpista que nos sinvade...

    Bicos sosegados.. (de esos que ni el muskismo barato y siliconado nos podrá quitar).

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