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16 marzo 2025

Obscenidades varias. Narcisismo en la Summit. Monjes en sandalias. Esto se acaba (NYC7)

 Jueves 20.02.25-The Summit-Al aeropuerto



Última mañana en Nueva York: aunque volamos a las 7 pm [otro vuelo nocturno, pero en la dirección chunga], hay que salir a las 3 y pico hacia el aeropuerto. Como desastres que somos, no habíamos reservado para subir a "The Summit", uno de esos miradores en el tejado de un rascacielos porque nunca hay entradas a horas razonables, así que hoy será el día. Está bastante cerca del hotel y pasear por Midtown Manhattan sigue siendo una gozada:





El rascacielos en cuestión se llama One Vanderbilt, y está entre la calle 42 y la avenida Vanderbilt, al lado de la Central Station. Es el cuarto más alto de la ciudad -esto para frikis, después de "One World Trade Center" (el que hicieron allá abajo, tras las torres gemelas), "Central Park Tower" y "111 West 57th St", ambas torres residenciales en la "billionaire's row", en la calle 57. Salen en las fotos de Central Park de hace un par de divagues, unos muy delgaditos, que con el viento deben oscilar arriba que es un gusto (fk the rich!). Mini me enseñó un ático de allí y mis conclusiones fueron 1."tod@s deberíamos vivir allí", y 2. simplemente obsceno. Por supuesto, nadie vivirá allí: yo ya he expresado aquí varias veces que "los ricos nunca están": tengo comprobado que cuando paso por zonas de mucha pasta aquí en Londinium, nunca hay luces. En nuestra propia callecita de los billonarios (realeza saudí y otros amigos de los niños) parece que las casas están cayéndose. Es todo un desastre y nada tiene sentido. 

Pero divago, centrémonos en el observatorio, The Summit, que está a partir de la planta 73 del rascacielos. Sacamos las entradas al llegar y, claro, hay que esperar una fila. Cuando crees que la has acabado, pasas a otra estancia donde hay otra fila. Me empiezo a poner nerviosa porque tenemos un avión que coger por la tarde, ustedes me entiendan. Por fin pasamos. 

Y sí, hay un pasillo oscuro con los ascensores en el que hay muchos ruidos como de película y te da la impresión de que es "una experiencia", pero no nos engañemos, es otra fila. A esta parte la llaman "The rise", que consiste en subir 300 ms en 50 segundos en un ascensor oscuro y luces estroboscópica -no aptas para epilépticos- con más ruido como de peli de catástrofes. Nunca costó menos esfuerzo subir a una summit (cima).

Te han hecho ponerte unas calzas en los pies porque todo, incluyendo el suelo, es de espejos. Cuando entras hay muchísima luz (día soleado), la gente se pone las gafas de sol. Viene a ser esto:


Hay vistas espectaculares: el Chrysler sigue siendo mi fav. 


El Empire tampoco está mal, eh?



Y habitaciones rollo parque infantil que hacen las delicias de Mini que, al final, es un bebote grande:




Disculpen los selfies L'Oreal -porque yo lo valgo-, o tal vez Mariantonietescos, pues por algo estamos en la neoyorkina "Sala de los espejos": "Qu'ils mangent de la brioche!". 





Y ya hay que irse, se acaba Nueva York. Arrastrando los pies hacia el hotel, decimos adiós a nuestra archivisitada Times Sq...


Nos equivocamos de línea de metro para el aeropuerto (en serio: no hay metro más fácil en todo el mundo que el de Londinium) y una vez llegados a JFK nos encontramos con estos monjes que tienen la osadía de ir en sandalias... uno de ellos sin calcetines. 


Vamos a ver, que llevo yo mis tres capas de medias-leggins-pantalón (por abajo, arriba ni cuento) y estos tipos van en sandalias?? Será el budismo, que ni sienten ni padecen. Al llegar a la puerta de embarque hago el equivalente de ponerme ese túnica (me pongo cómoda): voy al lavabo armada de mi bolsa de aseo y me voy despojando de todas las capas, del maquilaje, las lentillas, me pongo la "crema de noche" y salgo -puertas giratorias- siendo otra persona: varios kilos menos, gafas, palidez y osito de peluche. Me esperan 7 horas de avión y mi intención es dormir...

Este es en teoría el último capítulo de este viaje pero... dormí? Eso y otras emocionantes aventuras en el avión (nada, en realidad) en la última entrega dentro de un rato. Luego volveremos a los sospechosos habituales de este divlog: libros, psicópatas, perplejidad ante el mundo, recetas (es bromaaa), descripción de actividades vergonzantes y en general, a divagar localmente. Y locamente. 

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