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23 febrero 2025

Nueva York: 1998, 2004, 2025 (NYC0)




En Nochebuena, cuando todo el mundo había abierto sus regalos, quedaba aún un sobre misterioso. Ah, es de Mini! Cuando se lo di y sacó la tarjeta de embarque vintage que le había preparado su tío, el Joven Artista Local, al principio creyó que era un vuelo a Edimburgo - parece que había manifestado su interés en ir, pero con lo que nos habíamos quedado sus padres era que su sueño, ya de hace mucho tiempo, era Nueva York. Así que, bueno, ese fue su regalo y como ya dije, creo que nunca la había visto tan emocionada. Ahora, eso sí: el listón se ha puesto tan alto que ella misma se ha dado cuenta de que no será fácil [posible] superarlo. 

En esta serie voy a contar lo que nos ha pasado, pero sobre todo, todas las ideas que se me han cruzado mientras paseaba -y hacía filas- por allí. Muchas ideas, y muy pocas buenas: si en 1972 Nicanor Parra escribió aquello de "Estados Unidos: el país donde la libertad es una estatua", imaginemos ahora. 

Esta ha sido mi tercera vez en Nueva York, y tanto a nivel personal como mundial, han sido tres experiencias totalmente distintas. La primera vez, el Peda y yo (1998), la segunda, a un congreso con amigos (2004) y la tercera, con hija que ni existía en cualquiera de las anteriores. 

Un dato nefasto de ambas previas visitas es que no hice diario de viaje - yo, que tengo cuadernos de hasta cuando se viajaba en carretas. Supongo que puede ser un indicador de lo rápido que se vive todo en esta ciudad, inclusive las vacaciones: la vida lenta no es para New York. Lo único que he encontrado ha sido un email que le escribí a Fashion cuando fue ella, en el que le decía los lugares que visitamos, lo que no debería perderse. Pero eso es un listado de atracciones, no un diario de viaje, donde se reflejan conversaciones, observaciones y sensaciones que te causa el lugar. Como pese a que han pasado (maremía), 27 y 21 años, algunas de las impresiones las conservo, las iré metiendo también en este diario que - a la tercera va la vencida-, ahora sí que voy a escribir. Los que no escriben diarios pueden tirar de fotos, pero las fotos de 1998 están impresas en papel (era esa época) y en Vetusta, así que hace siglos que no las veo. Solo recuerdo las de arriba en las torres gemelas con una ventolera del diez. 

Ah sí, claro, en otoño de 1998 aún estaban las torres gemelas. Bill Clinton era el presidente. El Peda y yo éramos dos jóvenes que llevábamos un año viviendo juntos y ese era nuestro segundo vuelo transatlántico. Teníamos aún mentalidad de estudiantes. Allí era todo muy barato y nos compramos ropa de una marca que aún no existía en Europa (Gap). Nos alojamos en el piso de JA, un amigo de Vetusta que había vivido cuatro años en China y hacía allí su segunda tesis. Por supuesto, vivía con unas chinas en Flushing -un mini-Chinatown-, en el barrio de Queens. Recuerdo mucho y con emoción el viaje desde el aeropuerto, primero en bus y luego en metro: era de noche y enseguida empezamos a ver rascacielos y gente rara (aún no vivíamos en Londinium). JA no estaba en casa esa noche, nos confundimos de puerta, y entramos en un piso y la señora se nos puso a gritar en chino. Pasamos allí dos semanas, así que nos dió para recorrer bastante, aunque claro que esta es una ciudad que nunca te terminas.

En Mayo de 2004 -George Bush era el presidente- fui con J&W al congreso de la APA (American Psychiatric Association)-según ellos, todo psiquiatra ha de ir aunque sea una vez en la vida. Había gente con megáfonos y pancartas a la entrada del centro de congresos, los de la anti-psiquiatría. En el congreso, acabé asistiendo a conferencias sobre la relación entre la salud mental y el cine y la literatura, en lugar de aquellas de neurotransmisores y psicofármacos, así que fue también como estar de vacaciones. Al viaje también se unieron el Náufrago Ro y el Peda -que pasaban el día de museos. Celebramos mi cumple en un portugués y bebimos tequila por bares -o por lo menos tenemos fotos (del 2004 sí tengo aquí fotos!) chupando el dorso de una mano, y con gajo de limón en la otra. 

En Febrero de 2025, Donald Trump es, de nuevo, el presidente de los EE.UU. Estamos en la secuela, corregida y aumentada, de aquel primer episodio de peli de terror. En 1991, Bret Easton Ellis publicó su clásico de culto -aburrido, muy aburrido-, "American Psycho", en el que Trump es el ídolo de su protagonista, Patrick Bateman, y creo recordar que en un punto fantasea con que terminase como presidente de los EE.UU.  También parece que se anotó en los Simpson en el 2000. Entonces, eso parecían boutades de la cultura pop. Hoy es una realidad que, pese a todo, me parece surreal. No se espere ningún insight particular sobre ese tema por estos días pateando la Gran Manzana: es un parque temático que huele a cannabis, donde prácticamente se habla más español que inglés y donde los negros o hispanos venden gorras de MAGA en puestos callejeros. Pero siendo siendo una ciudad eléctrica, magnética, vibrante. Allá vamos...

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