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02 junio 2023

"Siempre hemos vivido en el castillo" de Shirley Jackson: de casas tomadas y las mujeres que las habitan; de repetición de patrones y pueblos opresivos; de diagnóticos y brujerías.

"We have always lived with the castle" (1962) ("Siempre hemos vivido en el castillo") de Shirley Jackson es la última novela que escribió esta autora de género -thriller psicológico- americana que falleció en 1965 con 48 años. Dicen que es su obra maestra aunque tal vez sea más famosa por "The haunting of Hill House", novela que se ha adaptado al cine varias veces, pero que yo no he visto. Lo que sí he hecho ha sido leer sobre su vida al terminar la novela y, guau, he entendido algunas cosas. ¿Cómo no me van a quedar largos los divagues?

Fijaciones de escritor: aquí, las casas
Para empezar, algo que nos podría dar una pista sobre Jackson está en los títulos. Ambos hablan del lugar donde se vive: "un castillo", "una casa" (en la colina, encantada, ah!). ¿Podría tal vez estar la autora preocupada, tal vez obsesionada con las viviendas?

House by the railroad
(Edward Hopper, 1925)
Jackson nació en California, hija de una familia adinerada venida a menos. Su tatarabuelo había sido el arquitecto de dos masiones parte de un conjunto que se construyeron en Nob Hill, San Francisco, los impulsores de la Central Pacific Railroad, un grupo de magnates que se habían enriquecido a costa de explotar a trabajadores chinos en la construcción del ferrocarril.  Pero, oh destino o lo que fuera, un cúmulo de desgracias persiguieron a los habitantes de estas mansiones durante los años siguientes, incluyendo el fallecimiento a los quince años del hijo de uno de ellos. Los padres, para honrar su memoria crearon una universidad con su nombre (¿a alguien le suena Stanford?). Por si no fuera suficiente con esta aparente maldición personal, por si no quedara claro lo que los Hados querían decir, todos los casoplones fueron destruidos en el gran terremoto de San Francisco en 1906. 

Parece que Shirley Jackson vio una se esas casas en una postal y se obsesionó con ella: justo era una de las mansiones que había proyectado su antepasado. De ahí salió la casa encantada de la colina (Hill House) y quien quiera saber más de esta historia, hay un artículo sobre "Mansiones victorianas en California en la ficción" en la LA Review of Books que me ha encantado. California no tiende a ser una localización para la novela clásica de fantasmas y en el artículo se dan ejemplos de lugares más frecuentes para el género como Nueva Inglaterra (Hawthorne, Poe, Lovecraft), Louisiana (Anne Rice), Nueva York (Ira Levin), Washington DC (Peter Blatty), Maine (Stephen King), además de más cosas, incluyendo este cuadro tan chulo de Edward Hopper, "House by the railroad". 

Repitiendo patrones: Nos casamos con nuestro padre, nuestra madre
Y como si fuera "justicia literaria", Jackson, obsesionada con las casas acabó en una etapa de su vida siendo agorafóbica (ese terror a salir de tu casa, de los espacios abiertos). Formular una agorafobia no es algo que yo pueda hacer alegremente basándome solo en unos cuantos artículos y podcast con los que me he empapado después de terminar la novela, pero lo que queda claro es que la autora no fue feliz en sus relaciones familiares y terminó, de alguna manera, haciendo aquello que dicen los psicoanalistas que hacemos todos: casándonos con nuestro padre o nuestra madre. En concreto, lo que ella hizo fue reproducir el patrón de abuso emocional que sufrió por parte de su madre con su marido. 

La madre de Shirley, Geraldine, era de esas malasmadres (en el fondo, brujas) que escritos por un guionista parecería inverosímil. Era estilosa y superficial, brillaba en el country-club y nunca entendió a su hija, poco social, raruna y obesa. Cuando Shirley le envió una nota con el éxito que había tenido su novela, en lugar de felicitarla, la reprendió por lo horrible que salía en la foto de la contraportada. Shirley entonces le escribió una carta de esas que terminan siendo terapeúticas para una misma, poniéndole los puntos sobre las íes, pero que al final no envió. Shirley, darling, muy a favor de las cartas que no se envían, pueden hacerle a una mucho bien, pero sospecho que en este caso enviarla aún habría sido mejor. 

En la universidad de Syracuse conoció a su marido Stanley Hyman, que venía de una familia intelectual judía de Nueva York y tenía simpatías comunistas. Parece que él leyó uno de sus relatos y sin conocerla dijo "me voy a casar con esta chica" (a mí, que soy una sentimental, me parece un inicio de relación encantador).  El también quería escribir pero no tenía su talento, y al final terminó dando clases en la uni y siendo crítico literario. También en esto decepcionó a su dominante madre-casarse con un judío, qué cosas. Y fastidia que al final tuviera razón, porque él resultó ser un hombre hijo de su tiempo (¿alguien puede imaginar el horror de los años 50 americanos? - en los españoles ni entro) esperando que ella se comiera todas las labores del hogar, los hijos y le llenara el tintero, y además odioso, fiscalizando todo de su vida, incluido su dinero (y eso que ella enseguida ganó más que él), y lo que escribía (¿para qué escribirse cartas con una amiga si puedes estar escribiendo un relato que nos da pasta?). 

Stanley además creía en el poliamor y ya de novios se liaba con sus estudiantes. Insistía en contárselo con detalle -ya se sabe, si no, son cuernos.  Shirley aún así se casó y tuvieron tres hijos, pero la cosa no cambió: no fueron una pareja abierta porque el tema era solo unilateral y causó muchísimo dolor, contribuyendo a los problemas de salud mental de Shirley. Por lo visto, Jackson también le escribió cartas como la que dirigió a su madre, dejándole claro su sufrimiento y quién sabe si anunciándole que por fin se había armado de valor y le dejaba - pero de nuevo, nunca las envió. La pobre Shirley pensaba que no podía aspirar a nada mejor. 

Se abre el círculo: de la asfixia familiar a la de todo el pueblo 
Se ve claramente por qué la familia era una fuente de opresión y fijación para esta mujer, pero es que además si ampliamos el círculo tenemos el pueblo donde ni encajas ni nadie te entiende: North Bennington, en Vermont, donde su marido era profe de la universidad. Allí Shirley aprendió que no solo puedes ser excluida por no ser lo suficientemente glamourosa, como hacía su madre, sino por ser demasiado lista, lectora, intelectual. 

Además, la caza de brujas que había ocurrido no muy lejos de allí, en Salem, unos 300 años antes (Shirley escribió "The Witchcraft of Salem Village" en 1956) se replicó en la investigación sobre su marido en pleno macartismo por rojo peligroso. Qué época aquella, recuerdo pelis como "Trumbo" sobre el guionista Dalton Trumbo o la obra de teatro de Arhtur Miller que curiosamente se titulaba, volvemos a las brujas, "Las brujas de Salem".

Nota: hace mucho que no hablo de brujas pero -como una de ellas- es un tema que me fascina. Ya al principio del divlog hice una serie (en aquella época tenía el detalle de separar los divagues largos en entregas, a estas edades, dejo que la lectora se dosifique ella) basada en uno de mis libros tótem de juventud, del gran Marvin Harris: "Encantada por las Brujas" lo titulé y se puede leer aquí. 

La lotería
Jackson en el Albert Bridge
De Jackson, yo solo había leído su famoso relato "The lottery" ("La lotería"), que se publicó en el New Yorker en 1948. La trama es así de terrorífica: un día al año, es tradición que los habitantes de un pueblo pongan sus nombres en una bolsa y la persona que salga es lapilada hasta morir -por algo relacionado con las cosechas, ustedes saben. Hay que seguir la tradición por barbárica que sea, "es que se ha hecho siempre", dicen.  

Aburrida de los que enarbolan la tradición para justificar muchas cosas: eso sí, cuando lo leen en un relato perturbador, llevado hasta los límites como se hace en la ficción, entonces no. Entonces escribieron muchas cartas de queja al director, e incluso de odio.  ¿Qué clase de persona -una madre de familia- escribiría ese relato? Da igual: ha permanecido como un texto icónico de la literatura americana del SXX y se estudia en las universidades. 

Maravilla de primer párrafo
Parecía que no iba a llegar, pero aquí estoy: hablando del libro. "We have always lived in the castle" empieza con un párrafo maravilloso, que me atrapa desde el principio. Resume muy bien el espíritu del libro: su naturaleza inquietante a la vez que juguetona, su desasosiego, su tono infantil, su humor, su oscuridad.
"My name is Mary Katherine Blackwood. I am eighteen years old, and I live with my sister Constance. I have often thought that with any luck at all I could have been born a werewolf, because the two middle fingers on both my hands are the same length, but I have had to be content with what I had. I dislike washing myself, and dogs, and noise. I like my sister Constance, and Richard Plantagenet, and Amanita phalloides, the death-cup mushroom. Everyone else in my family is dead".

[«Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo he pensado que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular en ambas manos son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la seta mortal. Todo resto de mi familia está muerta»]

Esta es Merricat, que tiene dieciocho pero suena mucho menor y que es, según el análisis de Joyce Carol Oates al final de mi edición, una de los inolvidables adolescentes de la literatura de mitad de siglo americana: cómo olvidar a Scout de "Matar a un ruiseñor" a Holden Caufield de "El guardián entre el centeno" (era pre-divlog, no hay enlace), Esther Green de "La campana de cristal". Y cita a otros que no he leído como Frankie de "The member of the wedding" y Rhoda Penmark de "The bad seed". 

Reliable blogger (Bloguera de la que te puedes fiar)
Merricat es la narradora en la que no se puede confiar (unreliable narrator) por antonomasia. Vive en la enorme casa de la familia con su hermana mayor Constance y un tío con principios de demencia, alejados de todo y todos: la casa está en las afueras y cercada con signos de "no pasar, propiedad privada"

Siguiendo con hace dos o tres párrafos, por supuesto hay aquí un típico pueblo opresivo que Jackson nos describe a la perfección simplemente con la visita de Merricat para hacer la compra en el primer capítulo. Algo terrible sucedió y todos las odian, pero les da igual. El ecosistema que tienen en La Casa es perfecto para ellas y, a menos que alguien interrumpa esa homeostasis, son independientes y lo que es más importante, felices. 

Cuando escribo estos divagues, siempre suelo decir que se lea con tranquilidad, porque no cuento nada de la trama, que solo hablo de los "grandes temas subyacentes" [solo alguna vez he avisado sobre mi imposibilidad de escribir sin revelar algunas partes del libro, luego por tanto aconsejo que si alguien se lo pensaba leer, que volviese cuando leído; pero no suelo, me aburre solo reproducir la historia, para eso está wiki]. Y yo no soy "unreliable", soy así de fiar. En este caso creo que es extra importante llegar al libro sin saber nada, como he llegado yo, para que todo te vaya sorprendiendo y para que la sensación de extrañeza y perplejidad te envuelva, futura lectora, como me ha ocurrido a mí. Luego lo que escriba no va a ser por supuesto trama, ni siquiera "temas", sino simplemente sensaciones personales que igual resuenen contigo, y las habituales disgresiones vagamente relacionadas que dan nombre el blog y con las que continúo. 

"What  Ever happened to Baby Jane"
Bette Davis y Joan Crawford: hags
Curiosamente el pasado fin de semana vi este clásico de Robert Aldrich de 1962. Se trata de otras dos mujeres encerradas en una casa en otro thriller psicológico. Pero hay muchas diferencias: aquí hay odio y ellas son mayores. 

El duelo interpretativo es bestial: Bette y Joan, yo creo que Bette lo gana, porque es el personaje más loco. Es una peli que toca muchos temas (los juguetes rotos, la enfermedad mental, la rivalidad entre hermanas y divas) y en la crítica cinéfila han llamado al género "hagsploitation". Una "hag" es una mujer vieja, tirando a bruja - volvemos a las brujas. El cine de "explotation" es aquel que sigue una moda del momento, que se sube a esa ola para sacar pasta (muchas pelis pueden ser de segunda fila, pero algunas han conseguido ser de calidad o pasado al estatus "de culto") y hay mil subgéneros ahí (Di, contención o le sale otra cabeza a esta hidra), son las pelis con las que se curtió Tarantino. Pues bien, hubo un filón que eran las pelis de miedo con mujeres de cierta edad (atención que nuestras protas tenían 56 y 54 en esa peli y a mí me parece que tienen 102). Tener 50 era trágico en Hollywood, y al final este género no es otra cosa que misoginia encubierta. 

Vienna: "Los chicos que juegan con pistolas
han de saber morir como hombres"
Eso sí, todo ha ido incluso a peor: me llamó la atención las arrugas -propias de la quinta década, es así- de ambas. Hoy en día, eso sería filtrado, photoshopeado, operado: Bette está maquillada grotesca porque va de grotesca, pero Joan está guapísima. Vale, tengo un "woman crush" con Joan: no solo es una de las mujeres más guapas que he visto en mi vida, sino que es Vienna en Johnny Guitar, el western con los mejores diálogos que conozco (claro que esto no es decir mucho, tengo más que lagunazas en este género). 

Pero no solo explotaban lo de viejas brujas en peli de miedo, sino el hecho de que Bette y Joan se odiaron personalmente durante toda su carrera profesional (creo que hay una serie del tema, "Feud", que yo no he visto: Sarandon en Bette, vale, pero Lange en Joan? ja). Otras que se odiaron épicamente fueron las dos pánfilas en pantalla Olivia de Havilland y Joan Fontaine, que eran hermanas en la vida real. No conozco una enemistad tan sonada en dos hombres (un google rápido revela Brando-Dean, pero nada que ver con estas grandes divas). Más misoginia, pero arriba con Joan, que era lo opuesto a las sosainas de la época dorada de HollywoodPero ya vuelvo a la novela que nos ocupa. 

Construir en tu cabeza 
Me he ido en lo que parece una divagación espectacular de "Siempre hemos vivido en el castillo", pero es que la tentación de dos mujeres viviendo clautrofóbicamente bajo el mismo techo era demasiado grande. Claro que Merricat no lo vive como asfixiante, ni tampoco su hermana Constance. De hecho, volviendo al principio, la descripción de la casa en la que habitan juntas, que luego se transformará en castillo -cuando algo muy dumaurierano pasa y la hiedra es lo único que separa al observador de ciertas partes del cielo estrellado (nota: espero que este paréntesis esté lo suficientemente oscuro para quien no lo haya leído, pero transparente para quien sí)- es una de las cosas que más me han gustado de la novela. Y la personificación de la casa, que "parece que temblaba cuando ella cruzaba la puerta principal". 

Uno de los aspectos más mágicos de la lectura es que tú has de hacer todo el trabajo de construcción de la "mise-en-scene". Cuando ves una peli, en el fondo estás viendo cómo lo concibieron otros: recuerdo ahora la cinta de Luca Guadagnino de 2017,  "Call me by your name" en la que me enamoré super-fuerte de esa casa de verano. En aquel divague hablaba de ir a "este lugar en mi cabeza", aunque ahí me lo daban hecho. 

En esta novela, la casa es toda mía: la parte frontal en la que no se hace vida porque es la que da a la carretera, la parte trasera con el porche donde está la cocina inmensa, que le da el sol todo el día, con sus tumbonas para leer y su hamaca colgada donde pasar esos maravillosos "días lentos" que todos recordamos de la infancia y que ya no han vuelto. Luego está el jardín que tiene una parte de huerto para la hermana mayor que cultiva de todo y más tarde lo pone en tarros para conservas (y así poder subsistir ahí solas en el castillo, si vienen mal dadas) y que termina en una bosquecillo que desemboca en un "creek".

Un "creek" es un riachuelo al fondo de un pequeño valle y me ha encantado bajar con Merricat cada vez que se iba de la casa cabreada, o a buscar objetos que había enterrado, o lo que fuera. Hace tres veranos, de vacaciones en Sudáfrica, nos quedamos en una casita que tenía un "creek" (Whiskey Creek se llamaba) y los Pedalistas, aunque tengan mala fama en estas lides del paseo campestre, se lo hicieron todo y llegaron entre los árboles y setos al maldito arroyo. En mi mente, ese ha sido el creek, tal vez algo cambiado, pero ha sido mi creek. La casa no ha sido una que yo conozca: me la he inventado entera, pero también ha sido la mía, y me ha encantado cada vez que abría el libro volver allí. 

"Casa tomada"
Otra referencia que no puedo dejar pasar es la de tal vez mi relato favorito del Gran Cronopio. Leyendo sobre Jackson y esta novela he saltado de un lugar a otro y por supuesto se han citado referencias como "The turn of the screw", pero no he visto ninguna a "Casa tomada". 

Aquí, dos hermanos viven en una casa que poco a poco les va expulsando. Le tengo además un cariño especial porque inspirada en él escribí un relato de unas de las mejores vacaciones de mi vida, en ningún lugar lejano ni exótico ni con aguas transparentes, sino las que pasé con la Yaya en nuestra casa de Vetusta en agosto de 2013, sin hacer nada más que experimentar ese "dejarse hacer" por la casa, aspirar a la lentitud, intentar cuidar a quien se quiere. Lo titulé "Casa Tomada: Tomados por La Casa"; ahora, quien quiera (re)leer The Real Thing, a Cortázar, que clique aquí. 

Pensamiento mágico
He dicho que Merricat esconde cosas, fetiches (objetos a los que se da un valor especial, un superpoder) y Jackson nos deja muchas pistas que sugieren brujería: tiene un gato, habla de plantas y setas venenosas y hay numerosos ejemplos en la novela de "pensamiento mágico" -creer que tus acciones pueden influir en el curso del mundo. Es terrible lo de la deformación profesional por la que, en lugar de pensar en brujas (Jackson fomentó una imaden de estar interesada en el ocultismo, no sé si de verdad o de cachondeo), yo considero que este tipo de pensamientos es típico de los que padecen de Trastorno Obsesivo Compulsivo "si no hago este ritual, aquello malo pasará". Es tu responsabilidad: si no abres el cajón tres veces cada noche, alguien entrará en tu casa. O lo que sea. Merricat cree, por ejemplo, que cuando llegan cambios a sus casa, es porque se ha caído del árbol un libro de su padre que ella había colgado de una rama. 

Y no para ahí mi continuo tratar de diagnosticar: 
¿es Merricat autista? Es rígida en su pensamiento, tiene fijaciones, no está interesada en las relaciones sociales -salvo con su figura de apego y seguridad, su hermana-, odia el cambio y las transiciones, tiene "intereses especiales" y tal vez hipersensibilidad al tacto (un anillo la haría sentirse "atada" y cómo la entiendo: no es metafórico, yo un anillo solo lo aguanto un rato). ¿O es alguien con Limitads Emociones Prosociales? Sin empatía, culpa, ni remordimiento o, ¿es tal vez la manera bruta de los niños de decir lo que piensan, que luego con la edad vamos domando? Fantasear con caminar sobre los cadáveres de esa gente fea y terrible, odiarlos deliberadamente en lugar de pasivamente, no sentirse culpable cuando esos pensamientos te visitan, simplemente darle rabia que no se cumplan, no hacer caso a su hermana que le dice que el odio la debilita. A ella la hace más fuerte; ella no tiene miedo de ser quien es. 

Yo he entonado un mea culpa -sin mucho remordimiento, como Merricat- por lo del sobrediagnóstico, pero los que tampoco se cortan un pelo son los de la crítica literaria. Vamos a ver, el ensayo al final de mi edición de Joyce Carol Oates está plagado de interpretaciones psicoanalíticas que no hay por dónde cogerlas (bueno, peor es cuando se pone ella misma a diagnosticar, hasta "esquizofrenia paranoide" se menta en alguna ocasión). Habla de fetichismo de la comida, de cómo esto tiene un componente erótico, y es un ritual erótico que las une... en fin. Ya hemos hablado de Judith Butler y "el texto peor escrito del año", simplemente porque no hay quien lo entienda. Parece que para ser crítica literaria has tenido que estar un tiempo en psicoanálisis. Paso. Claro que la buena de Shirley, con su agorafobia y esta frase, se lo pone en bandeja a estos payasos: "Dónde podríamos estar mejor que aquí? Quién nos quiere, fuera? El mundo está lleno de gente terrible".

El adjetivo "inquietante" no hace justicia al ambiente que describe Jackson
He hablado de casas, de parejas de mujeres bajo un mismo techo, de repetición de patrones, de pequeños-pueblos-grandes-infiernos, de enfermedad mental y tengo la sensación de que no he logrado transmitir algo que Jackson hace muy bien: la sensación tremendamente inquietante de que algo terrible va a ocurrir. 

Algunas descripciones físicas como las de "unos pasos en el piso de arriba donde siempre había habido silencio" se entederán enseguida. Pero hay más, porque hay algo que intuimos que esta unreliable narrator sabe y no cuenta -"no sabían que era el último día que harían esto o aquello". Además, esta técnica de hacernos sentir un presentimiento desasosegante la usa en la maravillosa descripción de algo que pasa, ajeno a las hermanas, y es contado basándose en su desconocimiento: 
"Era el último de nuestros maravillosos días lentos, aunque nunca lo sospechamos entonces. Comimos, reímos, sin saber que mientras éramos felices él estaba intentando abrir la puerta del jardín, mirando por el caminito, atravesando el bosquecillo, cerrado en su día por la valla que construyó nuestro padre".

Esta descripción es tan cinematográfica, que la podría haber filmado Robert Aldrich con nuestras dos divas-brujas: mientras lees, vas viendo la escena en los dos planos. Lo mismo pasa en nuestra vida, pero que solo cuando luego nos contamos el relato, podemos componerlo así, simultáneamente.

En el final de "Casa tomada", los personajes, cierran bien la puerta de entrada y tiran la llave a la alcantarilla. "No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada". La casa ha ganado, como gana también en "Siempre hemos vivido en el castillo", a su manera, de otra manera. Yo tiro la llave justo aquí para quien se atreva a entrar a mirar. 








11 comentarios:

  1. Lo siento por los demás sanfraciscanos perjudicados, pero lo que hizo el famoso terremoto fue mera justicia socialdivina... su actuación en Nob Hill, si lo hace un grupo de humanos cabreados, le hubieran llamado terrorismo. Y no justifico nunca el terrorismo (ya por su nombre lo dice todo), pero hay casos donde hasta me pondría en el pellejo del que hace este tipo de cosas, aunque me sintiera una mierda como persona.

    No sigo la Biblia para nada, pero en este tipo de cabronazos (Franco, el violador de tu hijo/a... por ejemplo) asumo perfectamente (en caliente) lo del "ojo por ojo". Y lo de destrozar las propiedades materiales, robadas por un explotador y que sean de uso privado, ya me parece pecata minuta.

    Bicos primaverales (arreciando el calor)... y seguiremos leyendo.

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    1. Hola MV, yo ante las injusticias del día-a-día digo q Dios existe y es de derechas. Es lo de Warren Buffet: «claro que existe la lucha de clases, y la estamos ganando nosotros». Pero alguna vez, hay un Nob Hill...

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    2. Curiosamente se liga en la vida de esta escritora dos conceptos claves, para entender la penetración del ideal comunista en las mentes USA y, por lo tanto, la debilidad ideológica con la que se manejó tal concepto por el planeta, una vez salida del vaticano soviético… el marido comunista era universitario… y el ambiente universitario es elitista por adn social… de ahí, ese machismo inherente al intelectual universitario… y, en general, a todo artista que se precie demasiado…

      Lo que me lleva a recordar, al mismo tiempo, al Arthur Miller que despreciaba a ”su” Norma Jeane, así como a la obra del Albee, Quién teme a VW?

      En el Missisipi que te has marcado, hay mucho mucho más para divagar : los patrones (ambos tipos) y las casa tomadas, tan en la onda de la mujer maltratada (que "se deja")... o el paseo por un creek, como los que tenían siempre al lado los nativos usamericanos... o esa pasada por la antítesis de la Rita como seductora Gilda, nada más y nada menos que la seductora Vienna de JG... que haríamos los humanos sin el arte de la seducción???

      Sin olvidas los incitantes paseos arqueológicos que vas diseminando como minas... (y ya no escribo la palabra ten repetida)

      Bicos preuniversitarios…

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    3. Me ha encantado lo de Mississipi, MV... llámame Huckleberry Finn y hay sitio para tod@s en esta balsa! :)

      bicos twainanos

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  2. Tronca, necesitas una editora.

    - Me alegra que te haya gustado.
    -Te recomiendo sus cuentos escogidos.
    -Si lees Living with the savages verás como salen otra vez las casas y los pueblos y entenderás su relación con su marido.
    - ¿Has visto el biopic Shirley? Es muy tétrico pero cuenta bien su agarofobia y la relacion con su marido.
    - Sobre mujeres viviendo juntas te recomiendo Grey Gardens (no sé si lo has visto pero si no lo has visto, deja lo que estés haciendo y hazlo)

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    1. Sí, leeré los Savages y no me extrania: todos escribimos todo el rato de lo mismo, disfrazado de lo q quieras.

      No he visto el biopic ni "Grey Gardens". No había oído hablar de él pero por lo q poco q he leído, auqnue la q hizo el docu dijo q no había tema psicológico, de lejos parece un Folie á Deux, q siempre dan tanto juego en cine y literatura. Mientras tanto, el DSM5 la ha quitado como desorden...

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  3. Precisamente, hace unas semanas hice con mis alumnas una sesión sobre este libro, maravilloso como todo lo de Jackson. Debo decir que el biopic "Shirley" me decepcionó, a pesar de que soy fan de Elizabeth Moss. Creo que no refleja nada una de sus facetas más importantes, la de madre de cuatro hijos. Ahí es ná, encargarse sola de la intendencia familiar y además escribir como una posesa para pagar las facturas (el marido, entretanto, encerrado en su despacho pergeñando lo que se suponía era una obra cumbre de la crítica americana de la que ya nadie se acuerda). Pero es que además, ella se lo pasaba bien con sus hijos, eso se ve muy bien en "Living with the Savages" y en la biografía de Ruth Franklin, que recomiendo a quien quiera saber más sobre esta autora. Gracias a ella he descubierto las maravillosas viñetas que dibujaba Shirley, llenas de humor y bastante mala leche. (Te mando algunas por mail, son geniales)

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    1. ALgún artículo q he leído cita al libro de FRanklin q comentas. Muchas gracias por las vinetas, están muy bien... no leo bien qué pone debajo de la q está ella con un hacha tras marido, go girl!... Pobre mujer, esa madre, ese marido... en algún sitio leí q cuanod murió tenía una novela empezaba q rompíá con toda la claustrofobia de su lit anterior y la autora del artículo esperaba q hubiera dado un giro a su vida y dejado al cafre ese.... pero no sé si es el caso o una manera esperanzada ficticia de la articulista de terminar su pieza....

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  4. Hola, Di. No me da tiempo, a mí, de escuchar y leer, o componer y leer. Conozco a otras personas que sí les da, pero a mí no. En conclusión: te leo, os leo, pero no comento. QuIzás podría enviar algún enlace de mis temas, que vienen a ser como post, pero bueno, tampoco se trata de cambiar una cosa por otra. En fin, por aquí ya hace calor.

    Un fuerte abrazo

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    1. Me parece interesante la metaliteratura que haces de manera directa o indirecta sobre ti o tú misma. Supongo que muchos escritores y artistas en general la hacen pero pocos lo dicen en voz alta analizándola y destripándola. Bueno, mi campo de visión es bastante reducido, no puedo comparar lo que tú haces con lo que hacen otros. Allá ellos. Un abrazo, ya caluroso.

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    2. Hola Andandos, mucha alegría de q sigas tan ocupado, eso solo puede ser bueno, y de q de vez en cuando pases por aquí y ocasionalmente digas hola.

      A veces el metabloguerío da un poco de rubor, pero ir de experta es lo q sería un fiasco: no lo soy y solo puedo escribir desde lo q me ha parecido a mí, desde mi biografía, cuatro referencias y con una voz particular, q o llega o no. :)

      ánimo con el calor... aquí cuando sale el sol es un festival pq el vientecillo es muy agradable. viva el verano:)

      besos

      di

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