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03 octubre 2016

Conversaciones de ascensor, conversaciones con desconocidos, conversaciones en el metro de Londinium!

La semana pasada, un americano que lleva 20 años viviendo en Londinium se plantó en una estación de metro con cientos de chapas en las que ponía "tube_chat?" ("charla en el metro"). El diseño es como el de las chapas para embarazadas ("baby on board"-bebé a bordo) para que la gente les deje el asiento. La reacción de los londiniumenses no se dejó esperar: "qué? hablar en el metro? esto es una de las cosas que hacen de Londinium Londinium", "Yo me voy a poner una que diga te reto a que me hables" (Talk if you dare), o "qué gran manera de conseguir espacio en un metro abarrotado". La conclusión es que en el país donde la gente evita el contacto visual todo lo posible, esta historia de "tener una conversación" con los que hacen el commuting contigo no iba a ser bienvenida. 

Esto abre la caja de Pandora de la "small talk": la conversación que se hace para llenar (o sobre) el tiempo, tema que me toca mucho y sobre el que tengo opiniones claras-aunque han ido cambiando a lo largo de mi vida.

Yo, cuando crecía, era una de esas personas entusiastas que quería conocer gente, y a la que le parecía que todo el mundo debía tener partes interesantes, y que de todos debía aprender. Esto me llevó en mi adolescencia a pequeñas hazañas como a irme de campamentos sin conocer a nadie a mil km de Vetusta. Una vez allí, siempre hacía amigos y lo pasaba chimenea: tenía 15 años. 

Una vez yendo a ver al Peda de Vetusta a Vetustísima (que están a unas dos hora) en autobús,  cuando iba a arrancar, ya con mi libro fuera y dispuesta a encajarme los cascos del walkman (sí, era esa epoca), el viejo-palizas (análisis cínico actual) de  mi derecha me increpó: "qué pasa? ya vas a desconectar?". Y yo.. "ermmm, bueno.. sí, no sé, quiere decirme algo?". "Pues claro!" Y así nos pasamos la friolera de DOS HORAS conversando: tenía 22-23 años. 

En el metro, hace muchos años- mucho antes que Mini-, me ocurrió la siguiente historia. Venía de una fiesta de Navidad en el último tren. Reinaba ese ambiente nocturno del tube -tan distinto del silencioso del día- cuando la gente está pedo y hay gritos, risas, cantos y olores desagradables. Yo, sentada pacientemente contando el número de estaciones hasta casa, me quité una mota del abrigo que, sin querer, cayó en mi compañero de al lado. "Thank you", dijo él. Y nos reímos, yo pidiendo disculpas profusamente, y para arreglarlo, añadí, un "es que es aburrido estar en el metro sin un libro". Pensaba acaso que la conversación iba  terminar ahí? !Olvidaba el gran lubricante de las interacciones sociales del británico medio!: el alcohol en vena! "Y qué te gusta leer?", replicó. En serio, preguntarme eso es  abrir una  espita peligrosa. Pero no: oh sorpresa, el chico era un gran lector, y específicamente había leído mucha literatura lationamericana que no es tan común en un anglosajón. Fueron pasando estaciones y hablamos de varios escritores y sus libros. En un punto: "pero sabes cual es mi escritor favorito, el que  no deja de sorprenderme?" Dime. "Un escritor argentino: Julio Cortázar". Y yo: No. Increíble: cual es probabilidad de conocer a alguien en el metro de Londinium  cuyo escritor favorito sea El Gran Cronopio??? (imposible no recordar su relato "Mensaje encontrado en una botella"). Pero el tren avanzaba y  él: "me bajo en la próxima... ermmm, estaba pensando...  me encantaría poder seguir hablando de literatura contigo, me das tu teléfono? Me llamo Derek". Derek! Literatura! Coronitas! Tor-mundo-e-bueno! Magnifíca idea (at the time), aquí tienes, y chao. Mientras iba a la puerta, le vi bien por primera vez: tendría mi edad y los ojos azules, bastante mono, típico inglés- los reconocería hasta en el Polo Norte. Al llegar a casa ya tenía un txt suyo, puramente literario (el Peda: "le has dado el teléfono a un tío del metro?" "ermm... sí, Peda, es que le gusta Cortázar!). Por la mañana, Derek ya quería hablar del autores del Boom frente a un café,  así que la magnífica idea de la noche dejó de serlo y le tuve que decir que igual no era una buena idea. Sorry Derek.

Pero esto no fue "small talk", como no lo fue aquella vez en un café de Forest Hill (divague aquí). Esto es "hablar con desconocidos", otro género distinto, que puede ser interesante, según el interlocutor, claro. Este género pasa a ser particularmente valorado si estoy de viaje. Es un poco egoísta: en otros países quieres aprender cómo vive la gente, entender su cultura, vivir el país. De hecho, he anotado como países aburridos o antipáticos aquellos en los que no hemos interaccionado con la gente: Escandinavia. Sin embargo, en California, qué chulo era estar en un café y la gente te preguntaba cosas, y muchas veces teníamos conversaciones interesantes, sobre política, el quiasma Europa-América y cosas así. Nada que ver con las altas temperaturas en el ascensor. En España creo que la gente no tiene este tipo de conversaciones con desconocidosb tan frecuentemente. Aquí son más posibles, pero son distintas que forzar charlas cada mañana en un espacio confinado de donde no puedes escapar: el metro.

Pero el verdadero "small talk" me parece odioso. Y hoy me quema particularmente porque ayer estuve en un cumpleaños de una ex-compa de trabajo y amiga, y no me he aburrido tanto en mi vida. Conocía a poca gente y al rato ya vi que sus temas no eran los míos: madres hablando de sus hijos (tema no solo soporífero, sino que me hace sentir incómoda, porque ahí pasaba por el grupito una que no tiene, que puede ser su decisión y olé-claro que igual entonces no sea su tema preferido-, pero igual no ha podido tenerlos, y le escuece), gente hablando del trabajo, viejos amigos hablado de su infancia. Decidí irme en cuanto pudiera, sin que se notara que estaba suicida, pero en un punto, intentando respirar mientras me ahogaba, me lancé a probar suerte con con una pava a la derecha: "sí, pues estoy leyendo un libro que me tiene muy enganchada.. "Purity" de Franzen". La otra asiente, sí, ha oído habar de Franzen, pero no le ha leído, y contesta: "Uf, yo acabo de terminar uno que no puedes perderte, impresionante: "La chica del tren". Yo, sonrisa congelada, sí... dónde está mi abrigo.

Así que paso yo a ser la chica del tren, 40 minutos de metro todos para mí, solita con Franzen: y ... don't you dare to... (no te atrevas a interrupirme, dónde está esa chapa?)




8 comentarios:

  1. Driver charlando en el metro3 de octubre de 2016, 7:25

    La canción a la que te refieres se llama Tristeza de amor y es de un cantautor madrileño ya fallecido, Hilario Camacho.
    La canción sirvió de soniquete a una serie española que hablaba sobre relaciones y amoríos varios.
    Hala !

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  2. Muchos temas enlazados. El primero es que yo crecí siendo justo lo contrario que tú. Mentira, era tu complementaria. Estaba deseando conocer gente pero lo único que tenía para enseñar era una enorme coraza, nada de darme a conocer yo. Todavía me duele.
    Small talk...mamás a la puerta del cole. Por la tarde. Es el tierra trágame que aguanto casi todas las tardes, porque el parque más cercano está a la puerta del cole.
    Conocerse...es que nos faltan espacios para conocernos. A partir de una edad, que es bastante anterior a la mediana, nos faltan espacios que nos den la oportunidad de bajar la guardia.
    Y, pues mira, ya conocía historias de gente que se conocía a través de terceras personas por internet, y sólo así. Hasta que me pasó a mi, ya es curioso.

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  3. ¿pasarlo chimenea??? ¿en serio has escrito eso? Te vas a hartar de mis risas, pienso repetirlo en nuestros mails hasta la extenuación.

    Yo, que soy antisocial, para las conversaciones casuales tengo una norma. ¿En el tren? Sí. ¿ascensores, metros, buses? NO. ¿restaurantes en países extranjeros? Sí. ¿En España? No.

    Mi experiencia con ese tipo de charlas es que los mejores son los americanos, en un pis pas te han contado su vida, te han dado su tarjeta y te enuentras con una invitación a San Francisco. Son curiosos, preguntan y responden a todo. Los españoles en general son unos rancios.

    Ale, me voy a pasarlo chimenea un rato.

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  4. Más cosas. Estamos troquelados perdidos, con el del café y algo más...no sé si yo hubiera intentado la amistad, tú no lo intentaste. La sociedad nos troquela :).

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  5. Me pasó como a Molinos,jajajajaja, pero suena divertido, me gusta eso de pasarlo chimenea. Pero escribiste esto otro:" sin que se notara que estaba suicida", es algo así como decir: me quiero matar, pero sin querer hacerlo?.
    Lo de laas conversaciones casuales, desconocidos,etc...Ire dice que faltan espacios para conocerse, puede ser, pero creo que estarse callados tampoco es malo. La conversación forzada, me tensiona, no siempre hay por que charlar.

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  6. Jei babies,

    Gracias DRIVER, la serie no la vi, pero suena como esas de Ana Diosdado, q ella protagonizaba y siempre se ligaba al "joven"?

    IRE, yo antes era así.. pero he crecido! Desde luego soy más cínica, q no debe ser bueno, pero ahora soy más de Oscar Wilde "a un libro siempre lo puedes cerrar, no como a la gente". Por cierto, me has hehco buscar esta palabra.. "Se denomina troquelación a la operación mecánica que se utiliza para realizar agujeros en chapas de metal, láminas de plástico, papel o cartón". Te refieres a mi amistad con Derek? q no progresó pq estamos troquelados y si tenemos pareja bla bla? Sí. Con lo bonito q sería un mundo a lo Zeldin! (te has leído ya el divague q te dije? hay un capítulo espectular de ese tema en el libro, y lo conte algo aquí>>>

    http://divagandodivagando.blogspot.co.uk/2013/02/por-que-la-amistad-entre-hombres-y_20.html

    MO y FI, aclarare para siempre lo de "pasarlo chimenea". Yo se lo oí por primera vez a mi hermana.. cuanod le dije que me gustaba, sin saber porqué, me dijo q me lo habia oído a mi primero (falso). El caso es q desde entonces lo usamos y yo no sé si existe o si de verdad se lo inventó mi hermana. Pero si no existe ha de extenderse, como el "aqui huele a Yísus". Pero FI, me encantan tus "me tensiona" o "no me conflictúa". Tú eres la máster de los palabros chulos!

    Aclaración: "estar suicida", trraduccion literal del "being suicidal", tener ideas de suicidio... te tranquilizaré: en este contexto es una hipérbole :)

    muxus

    di

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  7. Sí, en etología se emplea lo de troquelación como metáfora para los animales a los que se ha acostumbrado a especies que no son la suya al criarlos desde pequeños, ya sabes que un animal joven está predispuesto a aceptar cualquier cosa como normal y lo del periodo de impronta.
    Generalmente se emplea la palabra para hablar de los animales salvajes que aparecen en pelis, docs, que tienen reacciones previsibles para los humanos, aunque no son las propias de su especie. En ese sentido lo usaba :). Pero en general, que estamos todos troquelados.
    Sí, el mundo a lo Zeldin sería más bonito, el primer pero es que no sabemos como hacerlo, son cosas que se descubren sobre la marcha, y con muchos más chascos que aciertos.
    Sobre la amistad entre hombres y mujeres, pues aquí mismo se ha visto uno de los problemas, que suele ocurrir que cada uno tiene su pareja y que no se trata sólamente de la amistad que puedas establecer con otra persona, sino lo que la pareja de tu amigo/a sienta hacia esa amistad. Pero yo tengo la experiencia de que el mejor amigo de mi marido tenía unos celos horrorosos de mi cuando estábamos empezando...las personas queremos tener a gente con la que hablar, y el sexo no es el único motivo de los celos.

    __

    Fiorella, pues me he tenido que pensar qué quise decir con que nos faltan espacios para darnos a conocer :). Me refería a que vamos con un montón de escudos, normas, heridas abiertas y precauciones por la vida. Con tanta cosa que es difícil que nos salgamos de la charla social porque no sea que le vayas a pisar un callo a un recién conocido, o que seas tan torpemente ingenuo que les des a pensar que puede irse contigo a tener una noche loca, o que le des info que pueda usar como el código pin de tu tarjeta de crédito o cuando sales de tu piso por las mañanas.
    Un espacio en el que simplemente puedas hablar -ya sea de ti o de algún tema por el que tengais interés los dos interlocutores-, sin tener tantas restricciones, realmente no existe. Eso quería decir...

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    1. Comprendido, jajajaja. No sabía lo de la troquelaciòn, desde lo etológico. Pero volviendo a los espacios, como en tantas cosas, vamos al encuentro del otro con un montòn de imposiciones socio-culturales que nos impide ser espontáneos. Y como vos decís, la carga personal, la coraza.

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