07.04.16 jueves. Tokio Midtown, Karaoke, Roppongi Hills, Shinjuku
"Por la maniana" (cito al Peda) vamos a Roppongi. Esta zona está, para orientarnos, al suroeste del Palacio Imperial y en ella está el "Triángulo del Arte" que forman en Suntory Museum of art que está en el complejo que forma Tokio Midtown, el Centro Nacioonal de Arte y el Mori Art Museum en Roppongi Hills (otro macro-complejo). Según dicen en la guía, la "Tokio Tower" sigue siendo el retro landmark de la zona, aunque ahora le ha quitado el protagonismo la enorme Tokio Skytree que está en Asakusa (noreste del Palacio Imperial) y que mide 634 metros, el segundo rascacielos del mundo tras uno de Dubai. Tiene dos zonas de observatorio, un planetario y un acuario. Nosotros nos tropezamos con el Skytree son quererlo desde las escaleras exteriores de nuestro edificio: no sé si jugábamos con Mini a pillar o era la noche que esperábamos a los limpiadores-nocturnos, pero el caso es que, de repente, una especie de nave espacial de colores cambiantes llamó nuestra atención. Pero no bajó alienígena ninguno y, en venganza, no fuimos. También porque en la guía avisaban de las filas sin conocimiento, y ya hemos pagado por todos nuestros pecados en Disneyland.
Pero divago: estábamos en el complejo Tokio Midtown, una especie de ciudad-en-un-edificio con apartamentos, tiendas, muesos, restaurantes, centros de convenciones, todo alrededor de la Midtown Tower, en cuya planta 45 comienza el Hotel Ritz al que subimos en plan no paletos sino plan hacernos con bolsa de oxígeno para continuar con la Revolución. Un lobby-restaurante de techos altísimos, alguien toca un piano de cola, y gente a la que abofetería con gusto juega con hojas de lechuga en platos de disenio... Bajando al suelo, nos debatimos si tomar un Starbucks pero está petado, y acabamos cruzando el centro -que está lleno de influencias japonesas, como un torii en la entrada del mall, o un bosque de bambú en el atrio alrededor del cual hay restaurantes- para salir por un lateral a un puente que cruza una calle para dar a otro museo. (me seguís? sé que no). Pero es que allí hay una tienda de objetos para chuchos ricos, que diría el naúfrago Ro. Yo pienso "cuánta tontería" frente al escaparate y sé que ganaré las iras de algunos lectores, pero es que los que no somos amantes de los animales no acabamos de tener esa sensibilidad. En esta tienda venden desde unos carritos para perros (o sea, como los de bebés, y perdonen si no entiendo nada, porque yo pensaba que a los perros se les saca para que CA-MI-NEN) hasta conjuntos para perros, incluídas las mochilas, que ya hemos visto bastantes perros con su vestido-mochila. No habría que denunciar a los dueños por abusivos, hacerle llevar al chucho sus propios objetos de necesidad por la calle en mochila con cremallera? (qué llevarán? un hueso de plástico? una barrita energética? chicles? o el móvil perruno, el último grito?). También es peluquería o spa o lo que sea, y una mujer le lava la cabeza al paciente can, y no quiero imaginar lo que el pobre piensa cuando se lo secan. Mientras tanto, ya estamos en 21_21 Design Sight, un centro en el que ha colaborado el diseniador Issey Miyake (el Peda tuvo su perfume en algún punto), pero no voy a pasarme otro párrafo halandoos de este sitio, que lo podéis encontrar en la wiki, y era mucho más importante lo de los perros con bolso.
Caminamos hacia Roppongi Hills y antes intentamos comer primero tempura, luego lo que sea. Encontramos un sitio con fotos que nos llaman, y cuando subimos y nos vamos a sentar... hay por lo menos tres tíos fumando. Nos vamos: de verdad que no puedo entenderlo (es mi día tonto), no les molesta a ellos? Acabamos en un Go-go curry como aquel del barrio. Este está semi-subterráneo y al principio estamos solos en la barra (no hay mesas), con las dos camareras pero luego llegan unos cuantos. La comida es muy parecida al otro sitio: cerdo rebozado, arroz, y esa salsa marrón curry.Me planteo este sistema de pagar la comida en una máquina, donde los pobres camareros han de ayudarte a pagar: es esto para ahorrar tiempo o para que no toquen el dinero? (si es esto último, muy fan).
Al salir caminamos a Roppongi Hills, otro complejo del arte, fashion y poderío, donde entramos en una tienda de Diesel con Mini (como siempre, no nos ponemos de acuerdo) y nos damos de bruces con la arania de bronce gigante de Bourgueois (Maman), que también estuvo (si no la misma, parecida) a la entrada de la Tate Modern hace un tiempo.
Nuestro siguiente destino en Shinjuku, el barrio del oeste donde está el hotel de "Lost in translation". Mi idea de Shinjuku antes de llegar es Blade Runner a la enésima potencia, la guía la describe como "el moderno corazón de Tokio". Modelno? Tras lo que hemos visto? Yo de verdad espero ver volar los taxis y si es posible encontrame con el joven Harrison Ford y decirle "olvida a Sean, seré tu replicante". Pero lo primero, hay que centrarse en llegar, o más bien SALIR de la estación de Shinjuku: en la guía ya comentan que si es un gran nudo de comunicaciones, conectando tres terminales de tren y múltiples metros, y que pasan por ella dos millones de personas al día. Tiene nada menos que 60 (SESENTA!) salidas, así que la guía sugiere "que dios os coja confesados", que es mi traducción libre al "cuando te encuentres perdido, sal a la superficie tan pronto como puedas y allí llora" (o busca nosequé rascacielos).
Evidentemente, nos perdemos: pasillos y pasillos y acabamos en una especie de autopista bajo tierra, con lo que por fin seguimos los consejos de la Rough. Una vez arriba nos hacemos unas fotos en una plaza redonda, porque ya es de noche y, aunque no hay coches voladores, divagantes eso es Blade Runner. Y ahora falta subir a uno de ellos, que se llama "Tokio Metropolitan Government BUilding", de nuevo un macro-complejo con dos torres gemelas, una de ella nuestra víctima (o nosotros la suya, que la risa va por barrios). Ascensorista y todo guiris, que al llegar arriba, deben sufrir nuestro mismo shock: primero las vistas son WOW, vale, pero, para llegar a los ventanales hay que pasar por... alguien recuerda el hangar del Volcán Aso, un "Mañico" japonés? Bien, aquí hay otro pero, parecía que no era posible, peor. Camisetas, Hello Kitties, muñecos, imanes: una parada de los monstruos del souvenir.
Salimos como podemos (esas visiones pasan factura luego, pesadillas y flashbacks) y vamos a dar una vuelta por este corasao tokiota, acabando en Omoide Yokocho ("el callejón de los recuerdos", nombre oficial, "el callejón del pis", nombre oficioso, de la época en la que no había baños) es como el Tubo de Vetusta, solo que mucho más estrecho,- para nosotros más exótico-, y lleno a los lados de restaurantes -pasillo llenos de gente, 7-9 personas máximo. Allí dentro están cocinando tras la barra, y el vapor del ramen se mezcla con el humo del tabaco con el sudor de los ejecutivos con la brisa de la calle, porque está todo abierto. Está bajo los arcos de las vías del tren (parece ser que es donde pasa todo en las grandes ciudades), y tal vez un horrible complejo de los que he hablado termine con él: sería una pena porque es un lugar atmosférico, lleno de farolillos y carácteres de esos de foto, a los que les robo alguna.
Vertiginoso tu post. Me gustan los animales pero opino como vos respecto a esa manìa de vestirlos y "pensarlos" como humanos. Seguro que me pierdo con tanta salida, pero igual debe valer la pena. Un beso
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