Weds, 23.03.16 Monte Fuji
Pero antes de nada os tengo que presentar a Phil. Hará cosa de un aňo, ocurrió ese evento: nos cambiamos el colchón y el concepto "amo a Phil" entró en mi vida (y en mi cama, porque el tantra se suele repetir cuando vamos a dormir: y es el Peda el que lo suele invocar). Será porque es él el mayor beneficiado de Phil, pues era en su lado (y cada uno que saque sus conclusiones) donde el colchón ostensiblemente se hundía. El triste domingo por la tarde que nos acercamos por “Dreams” nos atendió un tal Phil, que nos vendió la actual base de nuestros sueños, y por eso amamos (unos más que otros) a Phil. Lamento que la vida en la city no me dejara tiempo en su día para hacer un divague titulado “Phil”, porque resultó ser un tipo hilarante: decía que había heredado una colección de coches antiguos valorada en unos tres millones de libras (y ahí estaba, vendiendo colchones los domingos por la tarde), intentó una actitud de solidaridad machista con el Peda tipo, "cómo son las mujeres, hay que hacer lo que ellas dicen" y, como highlight principalmente recuerdo nuestra conversación a tenor de una macrocama a la venta en la que, en la zona opuesta al cabezal ( los pies), le salía una pantalla plasma. Ya metida en mi papel de la Sra. Roper le pregunté, con pretendido escándalo ... "pero esto lo compran parejas????" a lo que Phil, sin inmutarse, respondió: "no, este modelo lo compran eminentemente bachelors" (solteros). Bien, pues la primera frase del Peda la maňana que despertamos en el ryokan encantador fue: "amo a Phil, donde está Phil". Porque parece que su noche en el futón no fue tan idílica.
Desayuno en la mesa samurai (han dejado té verde, del que no soy fan, pero aquí no me sabe mal: soy un camaleón) y ya salimos a hacer nuestro"trabajo" del día: así es la vida del turista, has de ver cosas. En recepción hay un seňor samurai super simpático que estudia castellano y me dice cosas sueltas cómo "estás satisfecho?". Nos hacemos con más helados (pobre hotel, política de helados gratis hasta que conocieron a los Pedalistas), espero que el "satisfecho" no fuera retranca por tema helados.
Cogemos el tren cremallera hacia la montania, ya viene con gente de Gora. Una vez arriba hay una especie de circuito turístico que parecía una buena idea en Londinium, pero luego, una vez allí, te das cuenta de que sufres los inconvenientes de viajar por tu cuenta para no tener que sufrir esto. Hago terapia cognitiva conmigo misma: elegí hacerlo por dos razones: 1. Era una manera fácil de ver el Monte Fuji para urbanitas desesperados como Los Pedalistas y 2. Estaría bien para Mini por funiculares etc. Me equivocaba. Olvidé que tengo una hija tocapiii, y mis predicciones no siempre funcionan.
Pero divago. Estábamos en la cima de la montaña en una fila esperando un bus, porque el funicular que sale de allí y desde el que se ve el Fuji desde el aire estaba cancelado esta época por el tema volcanes activos. Una se pregunta cómo de activo estará. Salen llamas? Cenizas? Luego oigo a unos guiris que explican que son los gases los que ahumarian a los viajeros de funicular... Y la verdad es que desde el bus veo en un punto una elevación del suelo de la que sale humo por un tubo!!! El Peda cita a los carboneros de la peli de Armendáriz, “Tasio”.
El bus nos deja en otro punto donde sí se puede coger el funicular. Y desde allí vemos la cima nevada del Fuji: maravillosa. Pero breves instante, desde el funi hay demasiados árboles para verlo bien y desde luego, no tengo la foto del Japan rail pass con la ramita de cerezo encuadrándolo ni aquella otra con el tren bala pasando por su base. Cosas del viajar: no siempre aciertas con el ángulo adecuado.
El funicular nos deja a la orilla del lago Ashino-ko y, siguiendo el talante turista, el circuito contiene un barco que nos lleva al otro lado del lago. Todo podría parecer correcto si no fuera porque es un barco... pirata. En serio. Pero, quiero saber: no haría esto las delicias de cualquier niňa de 7 aňos? Poz no. Mini decide que pasa de piratas y que quiere subir en unas barquichuelas de máximo 4 personas con forma de... cisne. Sí, lo sé, pero es mi hija y ya no se puede cambiar. Intentamos hacerla entrar en razón: no hay nadie en los malditos cisnes, porque debe haber como 3 grados y viento, hay medio olas que sinceramente yo necesito a alguien con el titulo de patron de embarcaciones de recreo (mínimo) para que lleve el volantito del cisne de marras y porque... lo digo yo, jolines! Mini se enfada con los dos y damos un paseo hasta el pueblo cercano, que acaba siendo otro moridero, porque está claro que la temporada alta de este sitio, si es que tiene alguna, no es marzo. Hay más cisnes varados oxidados en esa zona, lo cual no ayuda a la armonía familiar.
Embarcamos en el pirata y surcamos las aguas cual bucaneros. Arriba hace un frío mortal y abajo todos los japos han pillado asiento. Al llegar a tierra decidimos volver a Gora (moridero primigenio) por tierra, para así cerrar el círculo, como si eso fuera garantía de nada. Ahorraré los buses y trenecitos por los que pasamos y las dudas sobre si entrar en el museo al aire libre de Hakone. Precisamente su propio nombre nos hecha para atrás: “aire libre”, va a ser que no.
Pero, hey! que no decaiga! Ya va siendo hora británica de cenar y temiendo volver a Gora y vernos abocados a la pizzeria, nos metemos en un restaurante vacío cerca de una estación de aquellas donde para el tren chuchú. Nada más entrar el camarero y cocinero y todo pone el signo de “cerrado”, como si nos secuestrara. El Peda pide ramen (sopa de udon, fideos gordos con vegetales, cerdo, huevo y lo que le echen), Mini unos noodles blancos típicos de Fuji con la esperanza de que sean “pastas gallo” y yo un arroz con cerdo. El Peda se acaba comiendo los noodles blancos que a Mini no le gustan, Mini mi arroz, y yo parte de la sopa aquella. Para colmo, habían pedido de entrante pollo Teremiyaki, que la salsa (deduzco que el teremiyaki) me gusta pero, he hablado alguna vez de lo mío con el pollo? (Neuróticos Anónimos, este blog es vuestro lugar!) A ver, nunca fuí la mayor fan, digamos que comía pechuga, convenientemente extirpada de venas y tendones. Pero hará cosa de un anio leí un artículo en The Guardian sobre cosas que ya sospechaba y me empezó a dar tal asco que desde entonces, intento evitarlo. Pues eso: que mis dos compas se zamparon los entrantes también. Mini se empezó a agobiar, que no le gustaba la comida (aunque se comió la mía), que la música le resultaba deprimente y que “no quería que nos hagamos viejos”. Tal vez hablábamos alegremente de uno de esos planes de “cuando nos jubilemos”, pero es cierto que no le gusta oir que algún día seremos viejos (más de lo que ya lo somos). Total que acabamos saliendo por pies de allí. En el trenecito había unos espanioles que andaban algo perdidos con el sistema ferroviario, cremalleras, funiculares, cisnes y barcos, a los que los Pedalistas, viejos lobos del lugar (nuestra segunda noche) intentaron guiar. Por cierto, que hemos visto muchos espanoles viajando y varios con bebés o ninios de carrito. Para que luego digan nuestras madres que nos llevamos a Mini lejos!
Tras pasar por la tienda de básicos, cremallera y al ryokan. Hoy toca el otro onsen, que es el mismo concepto pero más grande, y la baniera hace como un triángulo. El agua está un pelín menos caliente y se aguanta más. Una maravilla...
Por la noche, los mismos rituales: Mini se ve Spiderman 2, y los demás, tras el té y las pastas, leemos, escribimos, vamos a recepción a whatsappear o a colgar el divague, o, vale, me habéis pillado, en realidad a hacernos con más helados.
Dormir sobre futón, Di, requiere, como con todo lo sublime, de iniciación. La primera y segunda noche (puede que la tercera; no más) serán reguleras, de acuerdo. Pero a partir de entonces será gloria bendita. Es, digamos, como cuando acudes a un fisioterapeuta por ese dolor de espalda que lleva a mal traer: al principio te deja peor que antes, pero luego le darías el Nobel de Medicina, o algo.
ResponderEliminarY para demostrarlo aquí va esta maravilla, este pedazo de haiku mayor que el monte Fuji repleto de libélulas, cuajado cerezos en flor y hasta las ancas, digo trancas, de ranas saltando a viejos estanques. Ahí va:
Gracias futón,
¡mi futón verbenero!
¿Phil? Ya ni flores.
Agotado, me retiro.
Suitjart somos almas gemelas, yo tampoco soy fan del pollo, solo lo como si no parece pájaro y en sitios de mucha confianza pero me da bastante asco si está en trozos y para comértelo tienes que jugar a "Operando".
ResponderEliminarDile a Mini que ya sois viejos, esa referencia viejuna a Tasio....
Lo permanente de las relaciones familiares es, por lo visto, lo que tienen de coñazo.
ResponderEliminarAhora que los adultos hemos aprendido a no dar la lata excesivamente a los herederos, son éstos los que parecen dispuestos a agriarnos la vida con la idea de nuestra "durabilidad en buen estado de salud, ánimo (e ingresos, si es posible)".
Exasperante. Y si volvemos a la costumbre de darles azotes, enviarlos a la cama sin cenar y todo eso... ¿No dejarían de atosigarnos?
Jesús, qué cruz.