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19 agosto 2019

No ballenas, no Agulhas. Salva el día el colocón de limonada, las estrellas y la manta eléctrica (SA8)

19.08.19 (lunes)- De Hermanus a Barrydale (SA8)

Unica ballena que vemos hoy :(
Pensábamos que, nada más llegar a Hermanus, la capital de avistamiento de ballenas en Sudáfrica, se nos echarían encima todos los organizadores de excursiones en barco, como suele pasar en cualquier otro sitio turístico del mundo. Los touts salen de debajo de las piedras con los folletos, y te los vas despegando mientras te abres paso hacia la agencia recomendada por la Rough Guide. Sin embargo, como decíamos ayer, al entrar a Hermanus central anoche nos sentimos como el forastero que entra en el pueblo abandonado, con bola del desierto rodando por la calle: tal vez era una senial. Así que esta mañana, ingenuos, nos vamos pronto del condominio al "Puerto Nuevo" aquel a ver si queda algún sitio en el barquito. 

 Pero, oh destino, muchísima gente con chalecos salvavidas naranjas salen ya de la oficina en un barracón prefabricado. Sigue el ya clásico sudafricano "no han reservado"? y sigue la peregrinación por los barracones. Solo hay tres companías, y en la tercera, que si eso nos pasemos a las 12 a ver si alguien falla. Improbable. Así que, a las 8:45 am, hora a todas luces intempestiva e inhumana para nada en vacaciones, ahí estamos en ese puerto compuestos y sin ballena. Vemos salir los barcos y van petadísimos, hay uno que tiene hasta dos plantas. Si te toca en medio, mucho va a tener que saltar la ballena para verla.



Nos vamos al centro de Hermanus, porque según la guía en esta época del año se pueden ver ballenas perfectamente desde tierra. Hay algunas zonas de la bahía que son muy populares, como el Gearings Point, así que nos plantamos allí, y a mirar el mar. Y aquí un inciso obligado: yo me imagino que leyendo blogs personales de la peña, uno se puede hacer algo a la idea de su personalidad, a no ser que esta se fuerce o exagere.  Somos lo que hacemos, somos lo que nos gusta, somos nuestros valores... esas cosas. No sé si otros aspectos de mi personalidad quedan claros, pero yo ya he escrito alguna vez que la paciencia no es una de mis virtudes. Así que espero que el divagante aprecie lo "nada yo" que es pasar tres horas mirando al infinito, esperando de entrada, por lo menos, ver un géiser (lo primero que se ve de una ballena es lo que en inglés se llama "spout", que es como un spray, un chorro que sale del espiráculo). Otra nota necessaria: la palabra "spout" me recuerda mucho a Moby-Dick, igualmente que la famosa frase “There she blows!” ("Por ahí sopla!"). Así que no sé si es porque me siento "remando en el ballenero" con Starbucks, Queequeg e Ishmael, que el tiempo se detiene, y yo -"me llamo Di Vagando y soy una impaciente"- me paso casi tres horas con los ojos fijos en el horizonte. De verdad.
el hombre que silbaba a las ballenas


Ninguna ballena salta. Creo que veo un chorro, pero quien sabe. Mantengo una conversación semi-existencial con Mini, como representante de la generación del selfie: Mini, tú qué elegirías si solo pudieras una cosa, ver una ballena dando un super-salto, o estar de espalda, luego no verla, pero tener la foto contigo y la ballena al fondo? Lo primero, dice Mini. Suspiro de alivio: tal vez aún sea recuperable. Camino de arriba abajo del mirador, siempre mirando al mar. Olas en las rocas, algún nerdo con prismáticos y su mochila marca Quechua. El "llamador de ballenas", un hombre que lleva un silbato y parece ser que lo sopla (Por ahí sopla!) cuando las ve. Nada. Rien. Nichts. Zilch. 

Es curioso: nos quedamos de bajona total. Por lo menos Mini y yo (el Peda es "el hombre tranquilo"), volvemos al coche tristonas. Estamos en una de las capitales mundiales balleneras, en la época de ballenas, cuando vienen aquí a tener los bebés, y no las hemos visto. Volvemos al "Puerto Nuevo", y por supuesto nadie ha cancelado, y salimos preguntándonos porqué asumimos que no habría problema para reservar. Es Sudáfrica. 

Seguimos bordeando la costa, y pasamos por alguna playa de infarto, por ejemplo Grotto Beach. Hay dunas, y casi nadie, como viene siendo el caso. Nos hacemos muchas fotos saltando (siguiendo la técnica de R), y alguna normal...


Playaka
El siguiente pueblo es De Kelders, otro gran punto para avistar ballenas (ja, ni de cola), y Gansbai. En este último hacen los "safaris de tiburones", eso de meterse en una jaula, que te bajen, y disfrutar de la adrenalina que te chorrea (ah no, que estás bajo el agua), cuando el amigo de los niños viene hacia ti (música de peli setentera de Spielberg de fondo) como loco porque le han echado un filete.  Por supuesto, a un miembro de mi grupo le encantaría hacer esta actividad; afortunadamente, no podrá hasta dentro de unos años...

Neoprenos de los de la adrenalina

El punto más meridional de Africa técnicamente no es el cabo de Buena Esperanza (aunque lo sea en nuestro corazón), sino el Cabo Agulhas. La guía ya avisa de que es un tanto decepcionante, porque Africa "simplemente termina con unas pocas rocas en el mar", claro que hay filas para hacerse la foto con el cartel, y menudos somos nosotros si hay un cartel.

Emprendemos carretera desde Gansbai hacia Die Dam, por una carretera paralela al mar, sin asfaltar. El paisaje es bonito, pero esas carreteras de "ripio", como las llamaban en latinonamérica, desesperan. La bolita azul de googlemaps apenas avanza, no parece que llegue nunca el siguiente pueblo, y vamos dando saltitos. Recuerdo que cuando viajamos por allá, se nos caía el alma a los pies cuando nos informaban, en la estación de autobuses, que era carretera de ripio. Recuerdo con particular "cariño" las doce horas de bus de Oaxaca a San Cristóbal de las Casas, Chiapas, con ripio, curvas y otro viajero que se iba a fumar al baño, junto al que tuvimos la desgracia de estar, cada poco rato. Cuando le dije que molestaba, me dijo "señorita, es que no me dan chance!" (no paraba "el camión" , así los llaman, lo suficiente). Chance! Qué bonito uso de los mexicanos del inglés. 



Desde Die Dam no se puede llegar a Agulhas bordeando el mar. La carretera se mete para el interior, y más ripio, y la batalla psicológica la gana él: cuando llegamos al punto de la encrucijada en el que hay que volver a bajar hacia el mar, tiramos las cartas. Carretera de ripio 1, Pedalistas 0. Nos da pena, es una de esas decisiones de viaje, pero deben ser ya las 4 de la tarde, y hoy vamos a dormir en el Karoo, la cadena montañosa paralela al mar, pero a muchos kms del mar. Cuando encontramos una gasolinera, el Peda me confiesa la verdad: estábamos a mínimos y él se llegó a agobiar (en silencio) pensando que entre tanta nada no encontrábamos una estación de servicio. Menos mal que no bajamos al Agulhas... me veo empujando el coche.

Así que lo que nos queda para el resto de la tarde es tirar millas al norte hacia el Karoo, que está ahí al fondo de la carretera, esperándonos. La inmensidad africana, una vez más será mejor explicada en imágenes:








Tradouw Pass
Los británicos, en su época colonial, se dedicaron a construir (a hacer construir a los nativos, me refiero) numerosos pasos para atravesar el Karoo. Una vez que pasamos Swellendam, nos metemos entre las montañas por el Paso del Tradouw (R324). Nuestra sensación de aventura ya pasa a pantalla de siguiente nivel cuando nos encontramos, en medio de la carretera, con un montón de monos babuinos, algunos con bebé (mirad la foto, qué monada). Aquí en Sudáfrica, los babuinos (baboons) son la peste. En muchos sitios (parque natural) es un delito alimentarlos, y en general el mensaje es cuidado con ellos, porque ya han cogido demasiada confianza con los humanos, y se han llegado a meter en coches para coger comida. Son además, bastante grandes. Ahí los tenéis, siento que están las fotos movidas (tenían TDHA!).


babuino con bebé bauino!! ayyyy

Por fin llegamos a Barrydale, no ha anochecido, pero casi. Hoy nos quedamos en una granja, típica institución sudafricana, que se anuncia como "boutique". Al llegar, hay un tipo de unos 30 y algo, Bertus, que nos dice "ya no sabía si veníais"-no le comentamos que pensábamos ir al Cabo Agulhas o se infarta. La granja son varios edificios blancos y Bertus hace algo raro: primero nos lleva a uno y nos enseña un apartamento sin pies ni cabeza. Es alargado, y vagamente recuerdo que tiene una nevera al lado de una cama al lado de otra cama (todo a lo largo), y al fondo un baño enorme, desolado, que podría haber sido un dormitorio. El tipo dice: "esta es la habitación que reservasteis en Booking, pero creo que igual esta, se adaptará mejor a vuestra familia, es una mejora". Nos va llevando al otro lado del jardín, y yo ya pienso que nos va a hacer el clásico de "esta es más cara", pero no: nos deja la casita mejor por el mismo precio. Aún así, llamar a este sitio "boutique" me sigue pareciendo estirar la goma un poco: hay una estancia que es cocina comedor a la izquierda de la puerta, quiero decir cocina-comedor-dormitorio, porque al lado de la fregadera hay una cama. Enfrente está el baño y a la derecha el dormitorio con la cama más grande que he visto en mi vida. No es que sea cuadrada, es que es tan ancha que casi cuesta entender que sea una cama. 

Pasamos un rato por el porche (hay un gato gigante), viendo pájaros (yo! quién me cree?) e, importante, haciendo una colada de emergencia. No estamos en situación de elegir, ya sé que no parece el día adecuado, pero viene a ser como la gasolina: hay que hacerlo. Así que en el lavabo voy haciendo una prenda tras otra, como si una producción industrial se tratara. Al terminar, las tiendo en un radiador que hay colgado en la pared del dormitorio, y ya no me acuerdo dónde más. Solo sé que al día siguiente varios ejemplares acaban en la bandeja posterior del coche. 

Ya ha anochecido y tenemos que volver a cenar a Barrydale, ya que estamos en medio de la nada. Nos aventuramos a caminar, unos 25 minutos, por eso de que llevamos todo el día en el coche. Primero salir por el camino que lleva de la granja a una callejuela, y luego empezar a seguir las calles desiertas del pueblo. Otro lugar fantasma, no vemos a nadie, y solo salen a nuestro paso perros furiosos que nos ladran a través de, menos mal, vallas metálicas de los recintos que se supone guardan. La sensación de estar en un lugar verdaderamente remoto es muy intensa hasta que llegamos al restaurante. 

A mí me encanta este sitio: en su entrada es un tienda de comida, y a la derecha se pasa a la sala que tiene también mucha sensación de barracón de uralita, como los de esta mañana en Hermanus. En el centro hay una estufa de hierro que me encanta, aunque salimos oliendo a viajeros en carromatos. Hay mucha gente, que no sé si son extras o de donde han salido, y todos de avanzada edad. Pedimos ensalada (hago hincapié en que pongan aliño, que aquí son dados a sacarte la lechuga y el pimiento, todo seco), y ya no recuerdo qué más. Eso sí, daban una limonada hecha en casa que me da un subidón de azúcar espectacular (en serio que no lleva ron?). 

Volvemos por las calles y esta vez nos cruzamos con un parroquiano frente a una iglesia boer blanquísima iluminada que da pavor. Cuando llegamos al camino que termina en la granja, ya no hay la triste farola palpitante de las calles, y en la oscuridad, recuerdo ese tramo como uno de los momentos mágicos del viaje. El cielo estrellado es aquí maravilloso, casi está blanco de tantas estrellas. Me quedaría allí toda la noche. 

Al llegar a casa, el frío es nivel Amundsen & Scott, así que se me ablanda el corazón e invito al perrito mojado Mini a no duerma en la cocina, y que se venga a nuestro monstruo ese al que llamaremos, por convención, cama. Condición: yo debo estar en el centro. Al entrar, oh loado!! Hay una manta eléctrica mamut debajo de la sábana que recorre TODA la cama. Soy la mujer más feliz del mundo. Eso sí, la elección del lugar no ha sido la más acertada, y lo descubro a medianoche cuando veo que me están haciendo tienda de campaña, y tengo que estirar de la manta (literal) para que mi cuerpo siempre frío esté en contacto con tejido. Y nos dormimos pensando en la frase que ha dicho Mini hace un rato: "Oh My God, that sky has blown my mind away" (Por los dioses, ese cielo me ha alucinado). 

~~


PS. Estas fotos no recuerdo de qué pueblo de los que pasamos son, pero no son la "granja boutique", en todo caso, ahí van porque son típica arquitectura sudafricana. 







4 comentarios:

  1. ¿Al final no vistéis ballenas?

    Por cierto, hay que replantearse esa política de alquiler de alojamientos, elegís muy mal y solo de casualidad llegáis a uno que esté bien. ¿No leéis las opiniones de otros viajeros?

    Y me faltan fotos de la estufa que echa humo de carromato y del alojamiento.... y de la colada en la bandeja del coche.

    Ah, los monos esos son asquerosos en Gibraltar (léase LLibraltar en inglés) hay monos de esos y como tengas una rendija de la ventanilla abierta te meten la mano y te arracan lo que sea.

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  2. Ballenas... hay q seguir leyendo :)

    Fotos.. maniana tendrás las de la colada :). Pero cuando voy viajando, no suelo pensar en los divagues, así q si un divague, de repente, va por ciertos derroteros, y se me escapó la foto, pues entonces.. no tengo. Algunas las tengo con personas, q no subo a RRSS. Pero no me digas q con las de la colada no estoy ahí!! Pq voy pensando en vosotras...lol

    Alojamiento sí q leemos las opiniones, q a veces son batsante buenas, otras regular. Pero en gral, los alojamientos no han sido malos (calidad/precio). Piensa q cuando una escribe usa hiperboles por efecto cómico o lo q sea... quiero decir q a mí la cama en la cocina no me causa horror, sobre todo pq este alojamiento era muy barato, ... pero luego en el divague te puedes permitir meterte un poco con ello por risas.. cosa q no haría en su página. Por ese precio, fue correcto, aunque yo no lo llamaria boutique. El tema del frio creo q es lo mismo en todos los sitios, es un país no preparado para el frío, como no lo es el Levante o el sur de spain. Igual en Hoteles de 5 estrellas tienen calefaccion cnetral, pero nunca vamos a ir a ellos...

    Espanto de monos...

    di

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  3. Me encantan estos divagues viajeros porque son el tipo de viajes que yo no haría nunca, así que como experiencia "vicaria" (expresión que tomo del inglés, claro) son estupendos. Verdaderos viajes de aventura: sin reservas, metiéndose por caminos poco prometedores (que os derrotan, por lo que se ve), alojamientos y gastronomía igualmente aventureros... ¡Espíritu pionero! Después de leerlos, aparte de haber aprendido un montón sobre las costumbres de las ballenas y otras peculiaridades locales, acabo aliviadísima de no haber tenido que pasar frío en esas cabañas ni haber tenido que comer según qué manjares. Por no hablar de no haber tenido que hacer la colada, por supuesto.

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  4. ja ja ja ELENA... yo a veces tb me pregunto porqué nos castigamos así... y esto es un paseíto, cuando éramos "más jóvenes" eran grandes palizas. Cuando viajamos por latinoamérica de mochileros casi 6 meses yo hacia un diario q como no sabia de la existencia de blogger colgaba en docus de word en una especie de grupos de yahoo y los leían mis amigos... a veces he pensado en rescatarlos y colgarlos en el blog, primero para constatar q algo he aprendido en esto de la escritura (ja), y luego por revisarlos y ordenarlos cronológicamente (están ordenados por "temas). Ahí verías lo q es viajar duramente! Sin embargo, tengo claro q en mi lecho de muerte, de las cosas q más felizmente recordaré son estos viajes...

    Ya verás más de "caminos poco prometedores q nos derrotan"... en los siguientes días... una vez nosotros ganamos.. pero por error! :)

    MIl gracias por estar ahí

    di

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