Nota previa (no forma parte de Serial):
Hace 4 meses que no he podido escribir Serial. Las razones han sido, aparte de que este blog se ha transformado en un "blog de viajes" (por una serie de inusuales conjunciones de los astros que han hecho que hayamos viajado más de lo normal), que he sufrido el proceso contrario de la astenia primaveral, "la primavera demencial". Ello no quiere decir que me olvidara de esta serie ni que no tuviera ganas de escribirla. Y al hacerlo me he dado cuenta de lo bien que me lo paso (espero que esto se note) y que quiero hacerlo más.
He de admitir que para seguir escribiendo, me lo he tenido que re-leer. Y si yo he tenido que hacerlo, ya me imagino que el divagante recordará apenas nada, por lo que incluyo aquí un pequenio resumen. Ahí vamos: Serial no es autobiográfico, si eso se puede decir alguna vez de algo de lo que escribimos (porque escribimos desde la biografía, vivida en primera o tercera persona, o soniada, o lo que sea). Yo nunca he vivido en un Banderley, pero sí que fui una chica espaniola que vino a UK a terminar su formación y trabajar. Y me gusta leer. Ahí terminan las coincidencias. Esta chica viene sola y en los primeros seis capítulos he contado cómo viaja desde Londinium hasta Whitby, una ciudad muy relacionada con Drácula, y de allí a Banderley, un hospital psiquiátrico victoriano muy gótico, que da mucho miedo. Ha ido conociendo a gente, algunos muy pintorescos, incluida la enfermera jefa de una sala que evoca a la que hacía la vida imposible a Jack Nicholson. La prota, Mariona, vive en una de las casitas para residentes en el campus de Banderley, y también nos ha contado cómo es el lugar y algunos de sus compas, que le organizan una fiesta sorpresa. El último capítulo es su día tras esa fiesta, intentando ordenar en medio de la resaca quién es cada cual, y estudiando en la maravillosa biblioteca del hospital. Este capítulo comienza con su primer día de trabajo.
Y re-leyendo también me he dado cuenta de la cantidad de "cliff-hangers" que he dejado por ahí. Un "cliff-hanger" es una frase que sugiere algo para animar la curiosidad del lector, y a la que luego llegará una resolución, o que será parte de la historia. Ya he perdido la cuenta de las cantidad de piedrecitas blancas que he dejado en el camino, que tendré que ir retomando... tal ves debería anotarlas, pensé en la re-lectura. Sigo sin seguir los cánones de escritora de serial, esto es, antes de sentarme a escribir no tengo ni idea de por dónde va a ir... luego me siento (o en este caso, me echo, este capítulo lo escribí en su mayoría tirada sobre la cortina vieja que bajo al parque) y sale lo que sea. El caso es que esto deja claro que no tengo ninguna formación en esto del escribir, ni he escrito -aparte de por estudio/trabajo- nada más largo que una entrada de blog, o un relato, y que lo que salga de aquí es totalmente intuitivo y autodidacta. De hecho, esto queda bien claro en algún momento en que la narradora habla de "clichés", "talleres literarios" y demás. Hay una consciencia y una meta-conversación, si se me acepta, sobre el tema. Vamos, que no promete :), pero por eso os agradezco aún más vuestra amabilidad de estar ahí, al otro lado. Un abrazo, y ahí vamos...
Dices algunas cosas en las que no había caído, las piedrecitas, por ejemplo, muchas gracias. Estoy asombrado de mí mismo por escribir comentarios frecuentes. Lo siento por ti y me alegro por mí, no creas. No estoy acostumbrado.
ResponderEliminarJajajaj ANDANDOS.. sí, las piedrecitas blancas se van dejando caer y luego no se siguen.. o igual sí, algún día. Para ello tendré q hacerme yo misma un mapa mental... ya verás más adelante en otro "fuera de serial" una especie de guión del pasado (no del futuro). Ya no lo pubelico pero sí q lo guardo para mí...
ResponderEliminarGrcias por leer y comentar!
di