Cuando era pequeña, seguro que como castigo por ser de las más altas de la clase, siempre me daban papeles de mala en la función anual dedicada al fundador de la orden. En 4 EGB fuí, por ejemplo, el Capitán Garfio. En Navidades, nunca el querubín o la codiciada Virgen: si hubiera habido un malo en el belén, habría sido mío. En fín, que las Madres carguen con la responsabilidad de los efectos que esos traumas tempranos de infancia han dejado en mí.
Sin embargo, tuve un par de factores de resiliencia importantes. Uno, que en mi época en realidad las que querían ser la princesa o Wendy estaban muy mal vistas (todo este princesismo actual era para las ñoñas). Lo más era George de "Los Cinco", y Lo Peor era Anne, la cursi. Dos, mi profe de inglés que, al decirle que iba a ser Garfio me felicitó, sin dudarlo, afirmando que los malos eran los mejores y que ella siempre quiso hacer de bruja. Las profes de inglés siempre me gustaron, decididamente las más modernas-por eso durante una etapa de mi vida fuí una de ellas.
Desde entonces empecé a mirar de otra manera a las brujas, y a todas las malas que ha dado la literatura y el arte. Y es que mi profe tenía razón: dónde vas a comparar a la madrastra con la ñoña de Blancanieves, o, por supuesto Maléfica con el rollo patatero de Aurora, la pasividad hecha mujer, que se duerme a esperar cien años que la despierten? (análisis psicoanalítico para echarse unas risas aquí).
La semana pasada fuimos a ver, como regalo (un mes anticipado) de cuarto cumpleaños de Mini, el musical de "El Mago de Oz", del que voy a intentar hablar un poco sin centrarme en lo mejor, con diferencia: La Malvada Bruja del Oeste (The Wicked Witch of the West).
El montaje del musical es absolutamente espectacular. En cualquiera de esas visitas de finde que la gente hace a Londinium, yo diría que es una obligación. Todo el mundo conoce la historia, maravillosa, la música es impresionante: evidentemente, gran parte de la música es de la película, pero luego Andrew Lloyd Webber, un famoso músico de aquí ha completado con canciones preciosas (la penúltima "Already home" la colgué el lunes, porque estaba en éxtasis-si no se te pone la piel de gallina con esta canción, mal). Lo mismo ocurre cuando, tras haber estado atenta de la orquesta en el foso los minutos previos a que empiece, comienzan con los primeros acordes: ese es un momento muy chulo.
Nunca habia visto un musical con esos efectos especiales: el tornado en el que se llevan la casa de Dorothy es realmente espectacular: te envuelve. Hay nieve, hay fuego, hay personajes que caen del cielo (más de esto abajo). Los decorados son tantos y tan ricos y cambiantes, los actores bailan en grupo con miles de ropas variadas- sufres imaginándolos entre bastidores cambiándose. Totó, el perrito, parece entrenado por el mismo Paulov.
Con todo esto me bastaría para pasar una gran tarde, pero el show se lo roba a todos ella: The Wicked Witch of The West. La actriz que la interpreta es Hannah Waddingham, una rubia impresionante que en la entrevista colgada en youtube mientas la maquillan toda de verde dice que, cuando su madre le pregunta porqué siempre hace de mala, ella contesta: "porque son personajes mucho más interesantes". Aquí hay un trozo impagable en el que se transforma en la bruja, enmedio del show (recordemos que sale al principio como Miss Gulch, la vecina odiosa en Kansas que se quiere cargar a Totó). Las escenas en las que sale la Malvada Bruja son con diferencia las que contienen más humor, más emoción y más factor wow. Aún me río cuando escucho en mi cabeza el tono irónico de mala malísima llamando a Dorothy "my pretty". Cuando ella aparece, hay fuego, hay contrastes luminosos y hay desapariciones en escoba por la parte superior del escenario. Lo que no esperábamos es que fuera a caer, desde el techo del altísimo teatro, justamente delante de nosotros...
Estábamos sentado en la tercera fila del primer anfiteatro, y de repente, zas! Tenemos a la bruja literalmente delante... tiene un cable en la cintura y ha bajado del agujero del techo! wow... nos quedamos alucinados, Mini ni parpadea. No he podido encontrar esta escena en internet, pero hay una en la que uno de sus monos-pájaros también cae, y me gusta colgarla porque, para cualquier amante de Londinium será chulo ver los tejados de las casas laterales del West End, y correr frenéticamente por los pasillos detrás de estos actores que son, además medio acróbatas.
Han pasado un montón de años desde Garfio y las malas en el cole, pero hay cosas que no cambian: yo, de mayor, quiero ser The Wicked Witch of the West.
PS: Y siguiendo con las brujas, muchas gracias a la divaganta CAPORALA que nos ha enviado la famosa camiseta de Maléfica. Es lo más...
Sin embargo, tuve un par de factores de resiliencia importantes. Uno, que en mi época en realidad las que querían ser la princesa o Wendy estaban muy mal vistas (todo este princesismo actual era para las ñoñas). Lo más era George de "Los Cinco", y Lo Peor era Anne, la cursi. Dos, mi profe de inglés que, al decirle que iba a ser Garfio me felicitó, sin dudarlo, afirmando que los malos eran los mejores y que ella siempre quiso hacer de bruja. Las profes de inglés siempre me gustaron, decididamente las más modernas-por eso durante una etapa de mi vida fuí una de ellas.
Desde entonces empecé a mirar de otra manera a las brujas, y a todas las malas que ha dado la literatura y el arte. Y es que mi profe tenía razón: dónde vas a comparar a la madrastra con la ñoña de Blancanieves, o, por supuesto Maléfica con el rollo patatero de Aurora, la pasividad hecha mujer, que se duerme a esperar cien años que la despierten? (análisis psicoanalítico para echarse unas risas aquí).
La semana pasada fuimos a ver, como regalo (un mes anticipado) de cuarto cumpleaños de Mini, el musical de "El Mago de Oz", del que voy a intentar hablar un poco sin centrarme en lo mejor, con diferencia: La Malvada Bruja del Oeste (The Wicked Witch of the West).
El montaje del musical es absolutamente espectacular. En cualquiera de esas visitas de finde que la gente hace a Londinium, yo diría que es una obligación. Todo el mundo conoce la historia, maravillosa, la música es impresionante: evidentemente, gran parte de la música es de la película, pero luego Andrew Lloyd Webber, un famoso músico de aquí ha completado con canciones preciosas (la penúltima "Already home" la colgué el lunes, porque estaba en éxtasis-si no se te pone la piel de gallina con esta canción, mal). Lo mismo ocurre cuando, tras haber estado atenta de la orquesta en el foso los minutos previos a que empiece, comienzan con los primeros acordes: ese es un momento muy chulo.
Nunca habia visto un musical con esos efectos especiales: el tornado en el que se llevan la casa de Dorothy es realmente espectacular: te envuelve. Hay nieve, hay fuego, hay personajes que caen del cielo (más de esto abajo). Los decorados son tantos y tan ricos y cambiantes, los actores bailan en grupo con miles de ropas variadas- sufres imaginándolos entre bastidores cambiándose. Totó, el perrito, parece entrenado por el mismo Paulov.
Con todo esto me bastaría para pasar una gran tarde, pero el show se lo roba a todos ella: The Wicked Witch of The West. La actriz que la interpreta es Hannah Waddingham, una rubia impresionante que en la entrevista colgada en youtube mientas la maquillan toda de verde dice que, cuando su madre le pregunta porqué siempre hace de mala, ella contesta: "porque son personajes mucho más interesantes". Aquí hay un trozo impagable en el que se transforma en la bruja, enmedio del show (recordemos que sale al principio como Miss Gulch, la vecina odiosa en Kansas que se quiere cargar a Totó). Las escenas en las que sale la Malvada Bruja son con diferencia las que contienen más humor, más emoción y más factor wow. Aún me río cuando escucho en mi cabeza el tono irónico de mala malísima llamando a Dorothy "my pretty". Cuando ella aparece, hay fuego, hay contrastes luminosos y hay desapariciones en escoba por la parte superior del escenario. Lo que no esperábamos es que fuera a caer, desde el techo del altísimo teatro, justamente delante de nosotros...
Estábamos sentado en la tercera fila del primer anfiteatro, y de repente, zas! Tenemos a la bruja literalmente delante... tiene un cable en la cintura y ha bajado del agujero del techo! wow... nos quedamos alucinados, Mini ni parpadea. No he podido encontrar esta escena en internet, pero hay una en la que uno de sus monos-pájaros también cae, y me gusta colgarla porque, para cualquier amante de Londinium será chulo ver los tejados de las casas laterales del West End, y correr frenéticamente por los pasillos detrás de estos actores que son, además medio acróbatas.
Han pasado un montón de años desde Garfio y las malas en el cole, pero hay cosas que no cambian: yo, de mayor, quiero ser The Wicked Witch of the West.
PS: Y siguiendo con las brujas, muchas gracias a la divaganta CAPORALA que nos ha enviado la famosa camiseta de Maléfica. Es lo más...
Todos los hombres quieren enamorar a una mujer mala... para que solo piense en él.
ResponderEliminarY todas las mujeres quieren enamorar a un canalla como Sabina... para que deje de ser un canalla.
¿A que no entendríamos a mujeres que quisieran enamorar a Messi o Ronaldo... para que dejaran de jugar al fútbol?
Misterios insondables de la humanidad.
No entiendo, NáN... pensaba q las malas son las que "menos seguras" tienen los hombres a su lado. Por eso dan miedo.
ResponderEliminarPor cierto, la divaganta Carmen (grache mile) me ha enviado unos artículos q demuestran cómo el Financial Times se inspira en este blog para sus editoriales:
1. Uno a tenor del post de hoy sobre "por que dan tanto miedo las mujeres en posiciones de poder" ("The female of the species is more scary than the male", By Lucy Kellaway)
2. Y otro, a tenor del de la semana pasada "Domestic goddess or director-general but not both", By Lorna Tilbian
:) Muchos muxus
di
I'm meeeeltiiiiiing!!!!!!!!
ResponderEliminarTe ha llegado la foto?
Caporala
Gracias CAPORALA< esto es lo q yo llamo trabajo en equipo. :)
ResponderEliminarMuxus
di
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDe rien
ResponderEliminarGeneralmente es más fácil que nos guste un malo con estilo que un mindundi que no sabe muy bien que está haciendo allí. Y como suelen ser trágicos, pues molan. El problema es cuando se cambia a un "malo" por un sociópata aquejado de problemas internos rarísimos que nadie entiende y que jode la historia...y eso pasa a menudo en el cine últimamente, me temo.
ResponderEliminarJo, la representación tiene una pinta buenísima...
Un saludo :)
Gracias EXPLORADOR... te aseguro q la bruja en este musical no fastidia la historia, es el contrapunto perfecto. Puedes ver muchos trozos del musical en youtube.
ResponderEliminarAHora me queda ir a ver "Wicked" q es el otro muscial basado en el libro de 1995 de Gregory Maguire: "Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West".
Muxus
di
Lo cantó el Maestro
ResponderEliminarSiete novias tuvo
más novias que un moro
le salieron malas
y a las siete abandonó.
http://youtu.be/LCNBo9Ck1Ss
NáN, me gusta lo de "le salieron malas", así como sale un melón o una sandía, o incluso un jamón. Precioso.
ResponderEliminarA mí me gusta esta cita: "Never a man left a bitch for a good girl..." , es una feminista q escribíaen el guardian, y tb decía: "Always make sure you come 3 times before he does" :)
muxus
di
Ser mala ha sido siempre sinónimo de ser más divertida, más arriesgada, más aventurera... Ser buena es como ser sosa, como Melanie Hamilton en Lo que el viento se llevó.
ResponderEliminarA mi lo que me gusta es ser güena, como dice mi hija, eso es lo mejor!!
Melania terrible, pero Escarlata, con los anios la he terminando viendo como un tanto trastorno límite, histriónica y malcriada. Que me dices de su actriz, Vivien Leigh en "Un tranvía..."? Bueno,he de decir q aquella camiseta se inmiscuye y casi no puedo recordar su parte del guión...;)
ResponderEliminarDistingo entre ir en contra del consenso que te toca vivir y entonces eres "malo"/distinto, a ser malo, con lo que lleva de falta de empatía y egocentrismo, que los que están en ello son muy pesaditos y algo predecibles.
ResponderEliminarEl rol de ser "buena" para la mujer ha sido muy irreal en función de lo que otros esperan de ella y no de lo que ella quiere ser.
Prefiero mil veces a Escarlata, me da igual los trastornos que tenga...
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