Hace un tiempo
divagué sobre el grafitero británico Banksy, y su documental "Exit through the gift shop" ("Salida por la tienda de recuerdos").
Resumía perfectamente su visión del arte de los museos, y en lo que se había
convertido (esto es nuevo?) esta industria: charlatanería será probablemente la
palabra que le haga justicia.
El caso que la
sobredosis de museos en una de las capitales europeas del así-llamado-arte y la
lectura de materiales tal vez subversivos están empezando a minar en mí. Cada
vez me creo menos nada, y no me reconozco al mirarme en el espejo: yo, que fui
una adolescente y joven a la que tocaba personalmente el "Arte"-aún
recuerdo el estado de trance del que salí la primera vez que visité el Louvre
con 18 años (algún beneficio tiene que tener esta provecta edad). Y es que ayer visité la tan cacareada exposición de Damien Hirst en la
Tate Modern, y no solo no salí levitando, sino que no ha hecho más que
darme munición para mi rebelión en estos temas.
Hirst
es el artista vivo más rico del mundo. Se hizo famoso en una subasta en
Sothebys donde vendió parte de sus obras, quitándose de enmedio al galerista-el
"middle man". Si es artista, es debatible y cada uno lo considerará
según su propia definición de arte (aquí se debatió hace tiempo a tenor de Banksy). A mí no me miren para
clarificaciones: a medida que pasa el tiempo, cada vez pierdo más el foco sobre mi definición de arte, y en estos
momentos me centro en el cursillo rápido de conocimiento del concepto "tomadura de pelo" o, más amablemente, como siempre los
ingleses, el de "hype" (algo
que una estrategia de marketing ha logrado vender como aquello que hay que
tener/ver/hacer). Mi vida está rodeada de hypes.
Pero
divago. Yo venía aquí a hablar de mi (digo, su) exposición. A la que, admitámoslo,
he ido con prejuicios: creados precisamente por todo el hype que rodea a Hirst,
por las arriba descritas aprensiones sobre el arte moderno, y porque he leído
recientemente "El mapa y el territorio" de Houllebecq, del que
preparo un divague. Y fui a la Tate sinceramente esperando que me desmontaran
los prejuicios (a una le va la marcha) y he de
reconocer que, si no fuera por el catálogo de la muestra, hasta podría haber
salido del museo pensando que un par de cositas no solo no me disgustaron, sino
que hasta me… ehem, agradaron: su
famosas series de puntos de colores ("Spot Paintings"), o aquellas
mariposas distribuidas en patrones complejos que hacen recordar a vidrieras de
catedral medieval ("Doorway to the Kingdom of Heaven", 2007).
Pero
atención, relean: he escrito sin haber leído el catálogo. Porque lo
del catálogo es para directamente comenzar a echar espumarajos por la boca, y
si se tiene un arma, dispararse al propio pie (nunca alentaremos al violencia
en este divlog), por aquello de que un dolor físico pueda distraernos de tanto
dolor emocional. Iré por partes.
La primera sala no
tiene demasiado interés, una foto del propio Hirst a los 17 con la cabeza de un
cadáver de una sala de disección anatómica, un secador de pelo encendido con
una pelota de ping-pong que sube y baja. En la siguiente sala, sin embargo, nos
encontramos de frente con las famosas vitrinas (básicamente, encierra en una caja de cristal algunas de sus obras), por
ej esta: se trata de una cabeza de ganado en el suelo rodeada de moscas que han
muerto porque hay una de esas resistencias azules de los bares de carretera colgada de su techo. Esta caja está comunicada con otra, donde las moscas
vuelan libremente, por un agujero por el que pueden pasar a la cámara
mortuoria. La obra se titula “A thousand years” (1990), Bien, esto es
ya bad enough, piensa el divagante. No. Ahora lean el catálogo:
“Hirst
crea una representación literal del nacimiento, la muerte y la decadencia. Mientras
que la vitrina de cristal alude a la limpia geometría del minimalismo, está dentro llena de vida caótica y materia orgánica”.
Inspiro y sigo a la siguiente
sala. Dentro de la caja acristalada de turno ahora hay una mesa, una silla, y un cenicero. En
las paredes, hay una vitrina con una exposición de colillas… una detrás de otra, en fila, por
pisos. Un asco. “The acquires inability to escape” (1991), y “Dead ends died
out” (1993) se llaman, y asegura el autor son influencia de Francis Bacon (otro
con el que no puedo, el año pasado se expuso en Tate Britain, pero uno de sus
cuadros me darán para el divague de Houellebecq). El oráculo habla:
“Los
elementos dentro de la vitrina sugieren una presencia humana. La estructura de
metal y de cristal genera una sensación de contención a la vez que da un efecto
de distancia en el observador. (…) Las colillas están como si fueran muestras
en un museo de Historia Natural. Para Hirst fumar es un “mini-ciclo vital” y
apagarlo es paralelo al fin de las especies”.
En este punto, ya tengo ganas
de gritar. Pero la gente se pasea con sus cascos a mi lado interesada, e
incluso hacemos fila para entrar en una habitación donde hay mariposas enormes
volando libres, y posándose en el pelo de la gente. Esta sala está al lado de
otra donde las mariposas muertas están pegadas a los lienzos, y de nuevo hay ceniceros con múltiples colillas. Estas dos obras se llaman “In and
out of love” (1991), y el título da una idea de la bazofia interpretativa que
no me siento con fuerzas de traducir.
Pero no se vayan todavía, aún
hay más. Paredes y paredes de distintas salas llenas de vitrinas a su vez
llenas de medicamentos. Miles. Hay de todo, desde valium hasta gaviscon pasando
por nifedipino. El título, original, es “Pharmacy” (1992) y aquí ya llego a la conclusión
de que yo, moi, me, la pequeña bloguera Di es artista: ya lo ideó primero. Hace muchos años
en el cobertizo de casa descubrí unas botellitas –absolutamente preciosas-de
cristal de la Yaya con remedios del año de la pera. Las tengo todas expuesta en
una estantería en Vetusta. Casualmente, hace menos años en Londinium alguien me dio
unas cuantas (en imagen) que tengo en una balda en casa. Son de nuevo
botellitas talladas, con los nombres de la medicación a veces grabado, y que ahora he llenado con
arena de playas y otras cosas. Hirst piensa que “la medicina cura a la gente
solo un tiempo y… en fin, se van a morir de todas maneras”. Mal, Damien, mal:
el verbo CURAR no es en este caso adecuado. Si curas, curas. Si palías durante
un tiempo, es otra cosa. Y es que de verdad curar curar en medicina, los
cirujanos: fuera el apéndice, y luego tú tan rica. Eso si no se dejan nada
dentro… y aquí enlazo con otra sala en la que se exhiben por todas las paredes
material quirúrgico. Escalpelo. Tijeras. Retractor. Separador. Todas esas cosas
cuyo nombre a mí ya me marea y que los masocas seguidores de esas series
médicas conocerán. También hay homúnculos para estudiar anatomía. Volvamos al
catálogo, para iluminación:
“Trinidad: Farmacología, Fisiología, Patología” (2000) une tres ramas de
la medicina en un eco de la santísima Trinidad, estableciendo paralelismo entre
ciencia y religión como diferentes sistemas de creencia. Hay cuatro cosas importantes
en la vida, dice Hirst: religión, amor, arte y ciencia (…)... herramientas para
ayudarnos a encontrar un camino en la oscuridad”.
Mientras una lee esto, todo apesta
porque, sí, ya hacía rato en no aparecían, pero aquí tenemos de nuevo un
cenicero tamaño piscina de estoy-con-toi lleno. A esta pieza de arte se la ha llamado
“Crematorio” (1996) y, volvamos al catalogo, sin desperdicio:
“esta
pieza es un memento mori contemporáneo, un recuerdo de la inevitabilidad de la
muerte. Lo que parece ser la acumulación de detritus de toda la vida de un
fumador puede también ser los restos cremados de un cuerpo humano”.
Ya me voy tambaleando de un
lado a otro de la sala. Busco una salida, intento mirar a los ojos a la
multitud que parece estar en otra dimensión. Me cruzo con el enorme tiburón que
ha metido en una vitrina con una especie de silicona conservadora (formaldehído),
más pastillas, más vitrinas de farmacia, un cuadro redondo que da vueltas, y
cuando ya lo siguiente es que llamen a seguridad porque esa chica actúa raro me encuentro con “Mother and
child divided” (1993). Nada menos que una vaca, una señora vaca y su ternerito
rebanadas por la mitad (corte sagital, o sea, creando una mitad derecha y una
izquierda) puestas en cuatro distintos “tanques de conservación” en paralelo. La
gente pasa por en medio, interesados como solo lo justificaría un estudiante de anatomía vacuna. No soy
ninguna activista animal, que me gusta mi solomillo como al que más, pero esto…
tras todo lo visto. Ah, y el catálogo:
“este es un proceso como crear
emociones científicamente… la cortas por enmedio, y puedes ver lo que hay fuera
y dentro simultáneamente… el título alude a la iconografía cristiana”.
De repente,
RINGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGGG. No, no es el despertador, no he estado
sumida en una pesadilla. Es la campana de incendios. Miro a mi alrededor y, en
serio, creo que es un parte más de la exposición. Un montaje escénico, una performance donde seguro que Hirst ha querido “explorar
las emociones de los asistentes creando una sensación cercana al pánico que el
sonido envolvente…. Bla bla”. Yo ya estoy al final de la tortura, lo único que
me queda era la tienda (donde parece se corta el bacalao… TODO se
vende, desde un paraguas con el cuadro que gira hasta un bolso con la
medicación de las vitrinas), pero parece que esto va en serio: nos obligan a
desalojar la Tate Modern. Que no es poco. Escalonada y muy británicamente, vamos saliendo a la explanada.
No, no era una falsa alarma. Lástima que no hubiera tocado unas cuantas salas antes.
Acabo de leer El mapa y el territorio porque el título me llamó un montón la atención. La descripción de Hirst y Koons es dificilmente superable.
ResponderEliminarHirst, y me acordé de Umbral, lo que ha encontrado es un buen tema, y con un buen tema uno puede escribir muy fácilmente, hay que encontrar el tema! Hirst tiene la muerte.
Sus últimos cuadros de flores sobre fondo negro tuvieron una crítica horrible.
La emoción fundamental que tengo con su obra es morbosa y culturalmente ;-) mórbida.
Es el tema lo que lo salva. Para los super ricos que lo compran es jugar con lo único que les supera que es la muerte.
Me recuerda una vez en Amsterdam que fuimos a visitar el museo de arte moderno y la verdad es que parecía que alguien hubiera hecho limpieza del trastero de su casa y lo hubiera colgado todo por ahí. A mi me parece una tomadura de pelo...
ResponderEliminarY pagaste? XD
ResponderEliminarMorning guapas, uno breve:
ResponderEliminarCOU, ah muy bien, así hablaremos dle libro... "EL mapa es más importante que el territorio", como dice en el libro. Encunetro un paralelismo entr elo poco q he leído dice Hirst y lo q decía el prota del libro: emptiness. No se si estoy de acuerdo con eso de q haya encontrado un tema le exime... sí, la muerte. me recuerda a cuanod Woody Allen y Diane Keaton se están divorciando en Annie Hall y no saben como separar loslibros y tal y él dice: "lo smíos son lso q hablan de sexo y muerte" :)
DIVA, me acordé mucho de ti con la vaca y la ternerita. Sin sentido.
MO, créelo o no, peros hay gente q paga sus £14 por ver esto (tickets agotados, etc etc). Nosotros no pagamos en concreto pq ya pagamos el membership anual, q te da tarifa plana de "arte-en-vena". Bueno, es otra manera de pagar, lo sé... saca ya el dedo de la llaga... :)
Me manda esto la divaganta MO... Hirst, tiembla!!!
ResponderEliminarhttp://flavorwire.com/280435/can-i-also-get-a-show-at-the-gagosian-an-mm-parody-of-damien-hirsts-spots
Graches miles
di
Bueno, debo entender que sin el catálogo tu opinión habría sido distinta, ¿no?
ResponderEliminar¿Y el catálogo es arte, forma parte de la exposición, lo ha escrito Hirst?
¿Hasta qué punto puede influenciar tus gustos la interpretación que un crítico haga de la exposición?
Y eso que ya has dejado claro que no quieres meterte a hablar de arte...
En fin, me han entrado ganas de ir a verla, pero cuando se pase un poco la marabunta...
Ah, y pegarse un tiro en el pie se dice "hacer un froilán", mon dieu.
Por cierto, seguro que también te gusta esto:
ResponderEliminarMarie Cochon
Jei Basaja, cuánto tiempo. Te voy contestando:
ResponderEliminar-Sin el catálogo mi opinión hubiera sido slightly better, como digo, pq hubo alguna cosa q, sin "explicación interpretativa" me gustó. Con lo escrito (has leído las cursivas?), es que es regodeo...
-El catálogo es el mismo detritus (usando su lenguaje) q usaría un sicoanalista o un connossieur del vino. Dudo si esto es un caso de "le mal del famoso" (Hirst se cree todo esto) o "tomadura de pelo" (tiene algo de insight). Y me quedo sin respuesta. Por las frases q le citan textualmente del catálogo, yo creo q el propio Hirst debe alucinar con las interpretraciones q le hacen estos connoisseurs q abundan en tantos campos: "Joder lo que han dihco de mi maldito cenicero, que es un resumen del ciclo de la vida"
-Esta te la he contestado arriba.
-Deberías ir a verla (por castigarte). Spr habrá marabunta y mas con la performance del incendio.... :)
-Ah, perdón "hacer un froilán"... y a que euqivale "hacer un borbón"?
-Pobre cochon.
Muxus
di
Ya, pero ¿por qué no es arte? Lo siento pero vas a tener que mojarte y decirnos qué es arte para que entendamos que lo que hace Hirst no lo es. Me remito al título de tu post.
ResponderEliminarBASAJA< yo pregunto en el título si es arte... y no tengo ni idea de lo que es arte any more, como digo en el divague. Sólo sé lo q me gusta... y gran parte de esto NO. Y lo q menos me gusta es la tienda, y de eso no he hablado, q me estaba quedando pelín largo...
ResponderEliminarPara ti, qué es el arte? Dime
di
No recuerdo quién, pero seguro que fue en este blog, recomendó el vídeo de Paul Hughes sobre todo esto que se llama Mona Lisa Curse, creo. Yo también lo recomiendo. Es muy bueno.
ResponderEliminarYo no consigo entender que eso pueda ser considerado arte en vez de tomadura de pelo, pero es que el arte contemporáneo y yo estamos muy separados.
Creo, aunque aquí ya estoy tocando de oídas, haber leído algo en algún sitio sobre que él mismo con ayuda de alguien elevó artificialmente el precio de las obras recomprándolas para que las demás subieran de precio como la espuma.
Gracias NINIO por recomendar ese video. Para quien no lo haya visto es la entrevista a un rico comprador de arte tipo Hirst o Warhol, q no tiene nada q decir. En ese sentido, Houellebecq lo ha reflejado perfectamente en su libro, ya q el "artista" es un tipo totalmente vacío, casi idiota, igual q este comprador. Como pone en la página de youtube "Hecho por los sin-talento, vendido por los sin-escrúpulos a los perplejos" (yo pondría tal vez otros adjetivos)
ResponderEliminarSaludos
di
Vale, digamos que según la definición de arte de wikipedia, lo que hace Hirst es arte.
ResponderEliminarConfieso que sólo me he leído las dos primeras frases, pero con la primera me vale.
Bueno, mira ahora la definicion de "ESpeculación" en la wiki... con la primera frase me basta :)
ResponderEliminarhttp://es.wikipedia.org/wiki/Especulaci%C3%B3n_(econom%C3%ADa)
And?
ResponderEliminarLo uno no quita lo otro.
Se puede especular con el arte, con el trigo, con los pisos, con el más allá,... incluso con el fútbol, que eso sí es sagrado, pero para especular con el arte primero tiene que existir el arte. Volvemos al principio.
Y las botellitas de mi balda (en foto) son arte? La diferencia entre Hirst y yo es una campania de marketing.
ResponderEliminarIgual podemos ponernos de acuerdo en q el arte está en un espectro. en un extremo tienes, no sé, por ej a Goya y en el otro un lienzo en blanco (por poner una máxima expresión de la nada). Entre ellos, habrá distintos niveles de "arte"? Claro q tb puede haber negativos, o sea, algo q esta más allá en el horror o la nadez q el lienzo en blanco. Bueno, es una chorrada q se me está ocurriendo mientras escribo, pero algo positivo ha ocurrido: cuando he escrito "Goya", plink, mi corazoncito ha dado un vuelco... tal vez no como a los 18 en el Louvre pero, hey, no estamos muertos de escepticismo después de shit como la de anteayer...
muxus
di
Hace muchos años vi en una exposición de Inter-Art, en Valencia, un videoartista conceptual cuya obra consistía en una grabación de si mismo bailando en pelotas con una careta de cerdo mientras le jaleaba alrededor un corro de curiosos después de meterse un chute sentado en una silla de madera y con fondo musical de Laura Pausini. Suena a coña pero iba en serio, y lo que es peor, estaba patrocinado por la Conselleri d´Educació de la Generalitat Valenciana.
ResponderEliminarA partir de aquí, a cualquier cosa le llamamos arte.
SERGIO, de verdad q he soltado una carcajada aquí sola: lo de en bolas y con careta de cerdo, vale, pero CON MUSICA DE LA PAUSSINI?? (se fue se fue??). Y con dinero público... mmm no me cuentes más.
ResponderEliminarAhora q lo dices tambien vi en la Tate Modern hace un tiempo el video de un tipo en pelotas bailando, pero lo del cerdo y Paussini no lo recuerdo... Y LO RECORDARIA.
Gracias por divagar y bienve al divlog!
di
Por fin, repuesto de mi viaje y con un 80% de las cosas que tengo que hacer sin hacer, me permito una escapada a los blós y empiezo por este.
ResponderEliminarRepito lo que he dicho ya varias veces: mi escala de aprecio es, por orden creciente, 1) me gusta, 2) me interesa, 3) me emociona.
Y tengo que ser fiel a esa escala, sabiendo que es para mí y no tengo criterio alguno que imponer a nadie.
Por ejemplo, la obra de las vanguardias clásicas me interesa (es arte en el segundo grado) y en algunos casos (constructivismo...) me gusta. Nunca ha llegado a emocionarme. Entiendo la "necesidad" de coger a la burguesía de las solapas y darle un meneo. El mundo de anteguerra, de la primera guerra y el de entreguerras "necesita unos sopapos"; para que dejen de ver las cosas como se veían. El arte es sobre todo “necesidad de aprender a ver”.
Y acepto a quienes, como Duchamp, son los "primeros" en hacernos reflexionar sobre el arte uniendo, como en un poema surrealista, objetos en uniones dispares. (Copiotas, abstenerse, que ya lo hemos visto).
Doy un salto de gigante y ya estamos en el XXI: lo de Hirst es arte, porque es la fotocopia del mercado; el catálogo forma parte de la obra lo mismo que la obra, las entrevistas, etc.: son tan marketing como la "obra" misma. Sin el catálogo no habría "obra", así que tienes toda la razón al confesar que tu “aprecio” se hizo más amargo por el catálogo: estabas reaccionando a una parte intrínseca de la obra.
Vivimos en un mundo de precios altos/valor cero. Hirst hace como una foto de ese mundo y se descojona de quien se la crea. Un valor cero que sube de precio: ¡sublime! Que se meta su obra (y parte del sistema que copia, si le cabe) por el culo.
Ni me gusta, ni me interesa, ni me emociona.
(ah, y no he visitado todavía ninguno de vuestros enlaces).
Hi NAN, bienve de nuevo! Gran honor que nos visites prímer, y antes q el 80% de desempacaje et al.
ResponderEliminarMe gusta (me emociona) tu escala de aprecio, ya te la había leído antes, y es extrapolable a casi todo. Ya decía alguien q "con lo q no puedes amar, pasa de puntillas", supongo q equivaldría al "emocionarte" tuyo. Interesante tu apreciación histórica, y tu analisis del folleto... me parece q, cuanto más folleto necesita un artista, peor. Una se pasea por la catedral de Salisbury, como conté el otro día, y no necesita explicación. UNa se planta frente a "Los fusilamientos del 3 de Mayo", y se emociona. O quiere extender la mano para tocar a las Meninas.
Y por lo menos tú supones que Hirst se descojona del mundo que paga millones por sus bobadas. Si es así, si se está riendo conscientemente (es algo q no sabremos nunca) es, como dices, un reflejo perfecto de estos anios donde se ha demostrado que casi todo lo q se compraba y vendía era humo. A costa, como siempre, de la sangre de otros. Y aún tiene el morro de decir q su Gran Tema es la muerte?
muxus
di
Que su gran tema es la muerte lo digo yo. El suyo es un engranaje mas sofisticado que no me sirve.
ResponderEliminarY que es el arte? A mi cuando me preguntan cual es el mejor vino siempre respondo que el que me guste. Con el arte pasará lo mismo. Me pueden dar infinitas explicaciones de tal o cual obra que si no me sensibiliza por mucho que digan los expertos o paguen muchos millones por ella a mi me dará igual.
ResponderEliminarUna puntualización que hay que tener siempre en cuenta: el arte es un fenómeno social. Es decir, puede que haya un pintor (escritor, músico...) maravilloso cuya obra no es conocida. Es decir que nadie habla o sabe de ella. En ese caso, no se considerará "arte" a no ser que sea "descubierta". (Por al "reconocimiento" tardío demuchas obras, me temo que muchos de los grandes cuadros, escritos, etc. permanecen ocultos.
ResponderEliminarAsí que, por fuerza mayor, nos vemos obligados a hablar como si fuera arte de aquello que socialmente se proclama como tal. Y solo nos cabe decir "este arte es una mierda" o "este arte es una estafa". Es como los trenes, los aeropuertos, la policía y los políticos: solo podemos hablar de lo que hay... y sugerir, si nos atrevemos, lo que nos gustaría que existiera. Criticar ferozmente lo que hay, si queremos.
Duchamp, hombre mucho más sabio de lo que se supone, dijo "Arte es lo que el artista creador dice que lo es".
Creo que se quedó a medias. Tendría que haber añadido "y la sociedad que se especializa en el tema lo reconoce como tal".
Y a partir de ese reconocimiento de lo que es el arte, se abre el pim-pam-pún.
COU, creo q lo de la muerte lo he leído por algún sitio (no solo a ti)... de hecho, esta exposición es toda sobre el ciclo vida-muerte. Aún así, como dice JOTA, no me gusta. El tema es la locura de q la gente se ponga a pagar cantidades obscenas (se q es un false friend del inglés y no significa lo mismo en castellano, pero me gusta)por animales seccionados y embalsamados. Lo q me lleva a una reflexion más alla y es el rol de los museos y galerías en todo esto: no me los creo, a la porra la Tate y arriba Banksy... q espero no acabe nunca en un museo, pq entonces dejará de tener lo q me gusta de él.
ResponderEliminarSí, NAN, pero el problema q le veo es q "los entendidos q dicen q lo es" son la panda esta escribidora de folletos, con interpretaciones absurdas. Es todo parte del mismo "pack". Buf, yo q siempre fui de letras (de corazón, estudié ciencias) cada vez soy más de ciencias y prosaica. Dame lo q se pueda medir y las interpretaciones... cada uno.
Muxus y gracias por este debate
di
Para evitar malentendidos. Este arte me parece una mierda, pero es el que hay. Reproduce un sistema económico que es una mierda, pero es el que hay.
ResponderEliminarEso es lo que no podemos negar. Lo que no impide que algunos (¿muchos, pocos?) esperemos deseosos una transformación radical de ese sistema económico y del arte mimetizado con él. Un arte que no dependa para existir de esos autores de catálogos pagados por los intermediarios del arte.
Quita el catálogo y los artículos que le dedican muchas publicaciones, y sus obras (las de Hirst) se caen solas de las paredes y de los suelos. No producen colas en la New Tate.
Escuchas a la Cospe negando que la amnistía fiscal sea una amnistía fiscal, o a los ortodoxos de la economía europea, y ves que venden el mismo humo. Pero están ahí, existen y manejan el cotarro. Son los mercados y la mercadotecnia.