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05 octubre 2024

Yoga con indepes, no hay beach-hopping, y échale la culpa al buggy (V25)

Domingo 04.08.24: Phu Quoc, Día Tres

A las 7:15 am hay clase de yoga y yo -tristemente a esa hora ya llevo una despierta-, resuelta a no perderme nada, me presento allá. Está al lado del edificio de recepción y al llegar, en serio: de dónde sale toda esta gente? Llevo dos días en este lugar y me parece fenómeno que nunca hay nadie en nada, salvo aquí: deben salir solo para el desayuno y ahora sé que el yoga. 


Esto no es como el Tai-Chi del crucero: yo sé perfectamente que no me gusta hacer yoga, que una vez hice un cursillo aquí cerca de casa y me quité a mitad porque lo único que no me aburría era -atención- cuando nos hacía cerrar los ojos en decúbito supino para presunta relajación y me daban ganas de dormir. Además, tengo un problema con la propiocepción, con lo cual se me da fatal mantener el equilibrio y soy un pato mareado que me daría gran risa ver si no fuera yo (es broma, es imposible no reír). 

Así que empezamos la lección y sigue siendo el rollo de siempre. Yo voy mal equipada, porque aunque tengo unas mallas que me cogí para el vuelo y que no me he vuelto a poner, están en la maleta, y ahí estoy con mis pantalones "de pintor" -Fashion dixit. La gente va muy preparada y claramente muchos saben lo que hacen. En media de edad no desmerezco demasiado. Y a mi derecha hay un tipo muy serio y muy concentrado que lleva una camiseta que reza algo así como "dret a ser independent" con la banderita consiguiente. Qué pereza todo. 



A las 08:30 me encuentro con mis compas de cabaña en el restaurante pero cuando al terminar volvemos por la playa, se pone todo oscuro de tormenta, se levanta mucho viento y, se veía venir, empieza a llover. 


Total que nos quedamos leyendo en la terraza de la cabaña toda la mañana hasta que para, aunque no despeja del todo hasta más entrada la tarde. Incluyo fotos hoy solo de esta parte del día, versiones de lo que vistéis ayer.  Soy una incomprendida cuando relato nuestras aventuras de playa en playa por Grecia (beach-hopping, me lo acabo de inventar), pero es que si no hubiéramos estado en este sitio pijo, habríamos conducido por toda la isla y bañado en todas las playas. El estar aquí tirados leyendo ha estado bien en plan gusto-al-cuerpo, no lo voy a negar, pero no hemos hecho ruta. Siempre lo digo: si una está en hoteles de lujo. es difícil salir. 


Échale la culpa al buggy:


Ah, hubo otra pedida, esta tirando a pobre... para cuándo unos mariachis que salgan de las palmeras?

Un breve momento para el recogimiento y la reflexión: Dios existe!




Poco más: hoy la cena es en el otro lugar del camino de tierra que sale del hotel donde hay gatos que hacen las delicias de Mini. 




Esto es "mi día de descanso y relajación". Me pregunto cómo será aquel libro del mismo título solo que en lugar de "día" es "año".



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