Cartas boca arriba: me siento con la necesidad de justificar esta lectura, el "Norwegian wood" (llamado "Tokio blues" en la edición en castellano) de Haruki Murakami, ya desde el primer párrafo. En casi todo momento leyéndolo me he sentido culpable. Pero no culpable en plan "placer culpable", culpable en plan... Culpable.
Fashion me había dicho "no es para ti", otra gente "no lo intentes", pero estas pasadas Navidades, cuando me quedé sin libro en Vetusta, se me quedó mirando mientras rebuscaba en la librería familiar. "Venga, quieres", dijo. Y fui al Peda, que lo había leído un año antes en circunstancias similares, quien declaró: "ha ido creciendo en mí" (patética traducción literal del inglés "it has grown on me" para significar algo que ha mejorado con el paso del tiempo). Pero recuerda más recientemente tu perplejidad con su ensayo "A qué me refiero cuando hablo de correr", le espeté. Sí, pero. Total que vaya, pelillos a la mar: así fue como, con aprensión me lancé.
Para situarnos: durante todo el libro me he preguntado mil veces si esto, si la absoluta nada formal de la novela tiene que ver con la traducción del japonés. Tiene que ser, me decía, son dos lenguas tan en las antípodas que ha de ser eso. Porque no puede ser que a este hombre le den tantos premios con esta prosa. Pero de vez en cuando me encontraba con alguna idea medianamente interesante, imágenes, conceptos. Solo de vez en cuando. Y seguía.
Seguía fundamentalmente porque luego estaba el volver a Japón, que es lo que me ha mantenido hasta el final. He vuelto a las noches de Shinjuku, al neón de Shibuya, a los ejecutivos borrachos (alguion recuerda a Take y Shiga? uuuuu!!!!!), a las colegialas extrañamente sexualizadas con medias negras a media pierna, 3 cms por debajo de las minifaldas plisadas. He vuelto al humo por todas partes, en los restaurantes, en los bares, en todos los sitios menos la calle (donde había "reservas" para fumadores), al bento, tempura, ramen, gyozas y otros platos que nunca probé. En fin: puro Japón.
Pero ante todo el libro es un Japón que el turista rara vez verá allí, pero al que que todos estamos acostumbrados por la leyenda y los datos de suicidios de la OMS. Por mucho que conozcas algún japonés cuando vas a la isla, de pasada no vas a apreciar su existencialismo vital. Has leído que es uno de los países desarrollados con más suicidios del mundo, y tal vez hayas leído algunas formulaciones sobre el tema: el tradicional seppuku de los samurais, los kamikazes de la Segunda Guerra Mundial, el hecho de que es su cultura el suicidio no ha sido nunca pecado, sino más bien una salida honorable en según que situaciones. Ante problemas económicos, se sospecha que muchos ancianos pueden matarse, y no se investiga mucho, aunque su muerte sea ambigua. Al sentarte un momento en un café de Tokio y verlos salir y entrar del metro, en masa, una se pregunta si el alto porcentaje de ellos que llega a la soledad de uno de esos apartamentos pequenisimos, no se plantea casi a diario, para qué? Los japoneses no aceptan quejarse, patalear, no se expresan los sentimientos, y esa frustración por obedecer ciegamente las normas no puede ser saludable. La tecnología no ayuda, y el país está lleno de hikikomoris (un personaje de la novela es uno), esa gente que se mete en casa y no sale ya más.
Todo esto aparece en la novela, en la que según el Peda "no queda ni el apuntador", aunque exagera: alguno no se suicida. Creo. Aunque a medida que vas leyendo te acaba pareciendo más liberación la muerte que la vida de Watanabe, el prota, y sus terroríficos domingos por la tarde en Tokio. "Cuántas decenas, digo centenares de domingos como estos me quedan por vivir?". O sus días lectivos en la universidad, y sus sesiones de sexo (vividas o imaginadas) maratonianas, o tal vez no tanto, pero se me han hecho o transmitido muy cansadas. O sus amistades- es uno de esos chicos amigo siempre de chicas con novio- cada cual más extraña: una se pasa diagnosticando posible autismo durante toda la novela, o pensando que se ha quedado anticuada cuando cree que no parece muy normal pedirle a un amigo, como favor, que piense en ti cuando se masturba. El personal del sanatorio mental donde viaja a ver a la ex de su amigo, que se suicidó (obviamente, y que "seguirá por siempre teniendo 17", mientras el resto envejecemos), no se sabe si está peor que los pacientes, y una se pregunta aquel clásico "Quis custodiet ipsos custodes? " ("quién guardará a los guardianes"). Me ha gustado ir con él a esta especie de montaña mágica del sanatorio porque he estado de vuelta en la isla de Kyushu, en casa de Junya y Shino en Kurokawa Onsen, esos días tan chulos.
Lo que más me ha interesado formalmente de toda la novela es cómo describe una época de depresión: "El único recuerdo que conservo de 1969 es un lodazal inmenso. Un profundo lodazal, viscoso y pesado, donde cada vez que daba un paso se me hundían los pies. Y yo lo cruzaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. No veía nada, ni delante ni detrás de mí. Solo un cenagal de tintes oscuros extendiéndose hasta el infinito. (...) No lograba orientarme. Solo sabía que tenía que ir a alguna parte y que por eso movía los pies". Hay partes, como esta, que me han hecho que me reconcilie un poco con el libro. La depresión como lodazal del que te cuesta separar los pies. O cuando ha hablado de su especial relación con la muerte, que estoy segura no es murakamiesca sino japonesa, "la muerte no se opone a la vida, la muerte está incluida en nuestra vida. Mientras vivimos, vamos creando la muerte al mismo tiempo".
"Tokio Blues" no ha sido-ya lo sabía- "El marino que perdió la gracia del mar" de Yukio Mishima, creo que lo único japonés que he leído y me encantó. Entiendo perfectamente su éxito como bestseller, pero me intriga su reconocimiento académico. No puede ser que todo esté perdido en la traducción, porque no se perdió para mí con Mishima. Sigo perpleja y, al terminar el divague por lo menos me siento algo menos culpable. Creo.
Lo que más me ha interesado formalmente de toda la novela es cómo describe una época de depresión: "El único recuerdo que conservo de 1969 es un lodazal inmenso. Un profundo lodazal, viscoso y pesado, donde cada vez que daba un paso se me hundían los pies. Y yo lo cruzaba haciendo un esfuerzo sobrehumano. No veía nada, ni delante ni detrás de mí. Solo un cenagal de tintes oscuros extendiéndose hasta el infinito. (...) No lograba orientarme. Solo sabía que tenía que ir a alguna parte y que por eso movía los pies". Hay partes, como esta, que me han hecho que me reconcilie un poco con el libro. La depresión como lodazal del que te cuesta separar los pies. O cuando ha hablado de su especial relación con la muerte, que estoy segura no es murakamiesca sino japonesa, "la muerte no se opone a la vida, la muerte está incluida en nuestra vida. Mientras vivimos, vamos creando la muerte al mismo tiempo".
"Tokio Blues" no ha sido-ya lo sabía- "El marino que perdió la gracia del mar" de Yukio Mishima, creo que lo único japonés que he leído y me encantó. Entiendo perfectamente su éxito como bestseller, pero me intriga su reconocimiento académico. No puede ser que todo esté perdido en la traducción, porque no se perdió para mí con Mishima. Sigo perpleja y, al terminar el divague por lo menos me siento algo menos culpable. Creo.
Telepatia? Estoy en ello, bueno con este y siete mas a la vez. No me leo el post para que no me chafes nada. A mi el de correr me gusto. Ahora estoy con el de escribir tambien.
ResponderEliminarBss
Me suena que te dije alguna vez que a Murakami había que leerle un par de libros (novelas), para saber que no te estás perdiendo nada. Hay que hacer ese pequeño esfuerzo, porque el tío es tan famoso como literato que uno no se puede poner fino y decir "no me interesa" si no lo ha probado.
ResponderEliminarY una vez hecho el esfuero, bye, bye eterno, Mura.
Mishima es otra cosa. Hace 25-30 años me leí todo lo que había de él, lo que me permitió penetrar en otras excelentes novelistas. Tanto me gustaba que cuando tuve un perro lo llamé Shima, para que fuera "mi Shima".
No has perdido el tiempo: has reconocido un camino que no quieres recorrer, y eso en esta vida es valiosísimo.
Maestro NaN ilumine mi senda oscura ilustrandome sobre Mishima.
EliminarMe han comentado que es un poco Vila matas ¿Es cierto?
Me han comentado que es el mejor japo del XX
Por donde empiezo, por donde sigo
Desbroceme el camino para saber. No es dificil definir un objetivo sino elegir la senda más oportuna que te lleve a él.
Abrazos a miles.
PS.- Es pero que sus dolencias hayan evolucionado hacia el bien!!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarYo leí Tokio Blues, Sputnik mi amor y Kafka en la orilla, cuanto más leía más le odiaba. Y esto fue hace años, ahora no lo terminaría. Pero como dice Nan, ya lo has leído y puedes pasar de él olímpicamente.
ResponderEliminarNo recordaba lo de la depresión pero lo cuenta muy bien. No hay ningún sitio al que ir pero tienes que seguir yendo.
Estoy con Nán.
ResponderEliminarHay veces que andamos por caminos que parece que no nos conducen a un ningún sitio concreto, a ningún paisaje conocido, a ningún concepto aprovechable.
Y pasa que otro día ves un paisaje enorme, llenito de luces y reflejos, donde hay más variedad que en "La Balsa de la Medusa".
Y entonces una voz interior te dice, " me acuerdo, yo pasé por ahí", y te coscas que la literatura es a veces una fantasía de efectos retardados.
Donde lo que es dinamita, acaba por estallar.
https://goo.gl/images/xuFbPe
ResponderEliminarPara evitar que Lux me obligue a robar el cuadro nombrado, lo enlazo para compartirlo sin pagar por ello derechos de autor.
Eso que nos ahorramos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola darlings
ResponderEliminarHoy me toca trabajar de nuevo por la noche, pero antes de ponerme me paseo por aquí... os cuento q menuda coincidencia TXELOS, leer lo mismo sin haber quedado... coincidencia temporoautoral pero como no coincidimos en gustos en las lecturas, hay posibilidades de q te llegue este hombre. Ya nos contarás.
NaN y MO, declaro aquí q fuisteis de los q me advertisteis sobre el colega Haruki y bueno, he seguido vuestros consejos... ya está leído, ahora a otra cosa mariposa... no creo q le vuelva a leer. Mo, leiste 3!!! Reincidente! Me acuerdo de tu perro Shima, Nan... le podías haber llamado Yukio, q mola mucho, pero no podrías haber hecho el mi-yukio. Qué chulos son los nombres japoneses... otros personajes se llaman Naoko, Midori (debe ser muy común, hasta yo conozco a una Midori)...
LUX, tu labor como divresponsal es siempre impagable... entrevista a la-la-la-kónica Porta!!! "extiéndete lo que quieras" me ha enloquecido... supongo q Norwegian wood no es una canción tan conocida en Ejpein como Yesterday o Hey Jude... esa sería la razón de q le cambiaran el título? No es de las canciones q más me gustan de los Beatles en absoluto. Pero sobre lo q le preguntas al principio... no sé, casi da la impresión de q escribe con un estilo medio haiku, limpio, relajante... y no es eso... escribe tipo "pepito se levanta, va a la panaderia y en el camino se encuentra con rosa". Así.
DRIVER, muchas gracias por tu reflexión con luces, sombras, dinamita... y por enlazarnos el cuadro... fíjate q quiero recordar q hablamos de este cuadro en el pasado... alguien se acuerda? Alguien, no sé quién, CEsita, LUx, no sé, alguien lo explicó? o me lo estoy inventando? Me vais a tener q ayudar pq ya son muchos anios de blog y empiezo a olvidar lo divagado... el otro día enlazando las cosas del feminismo, es q miraba divagues q me preguntaba si los había escrito yo pq no recordaba nada de nada... ah, igual alguien me ayuda pq recuerdo en un subdivague cuando yo defendía el uso del femenino para hablar de profesiones (abogada, arquitecta, médica), alguien me lo rebatió con razones puramente linguísticas (q no políticas) y quiero volverlo a leer pq no recuerdo... y no sé donde está... si alguien se acuerda, q silbe!
Oh y LUX, no estoy (aún) de acuerdo contigo en q las aficiones " sean un desahogo, que el esfuerzo sea el mínimo que garantice el máximo placer."... lo del esfuerzo mínimo suele ser directamente proporcional precisam con el placer q te da.. pensemos en un libro, o una peli, q no te demanda nada, q de tan fácil aburre... o esa gente q dicen "yo para viajar y estar peor q en casa no salgo". Joer! pues yo no duermo mejor q en mi cama ni en el Hilton (supongo, ji, no he estado). Claro q tampoco se trata de sufrir, pero a veces te cuesta algo y al final te das cuenta de lo importante q ha sido verlo o leerlo... pero a ver, este no es el caso. Aquí me parece bien q no lo leas... yo ya he contado "mis circunstancias"...
LO intento retrasar, pero he de escribir ese paperl... zzz
muxus
di
De un trago me he leido cuatro del amigo Haruki
Eliminary me ha gustado mucho tanto el de Tokio Blues
como el Los años de peregrinación del chico sin color.
Sinceramente me pega más que te guste que no te guste.
Dale una segunda oportunidad con el del chico sin color.
Te dejo mi opinión:
https://elchicodelaconsuelo.blogspot.com.es/2018/03/pero-que-cojones-os-pasa-con-murakami.html
Hoal Txelos, ahora veo esto... a buenas horas... ahora te leo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar