Miércoles, 19.02.25: Chinatown-Little Italy-Wall St.-Staten Islan-Hell's kitchen
Este es nuestro último día completo en NYC y volvemos a Lower Manhattan, aunque esta vez cogemos el subway directamente a Chinatown. Para quien aún no conozca al revenant, ese animal mitológico capaz de contener bajo él del orden de 7 capas, aquí está:
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En Chinatown, Mini dice que se siente "como en Vietnam". Hay muchas señoras mayores que me ofrecen bolsos de imitación. Recuerdo el edificio de aquella marca de lujo ayer, en la 5th Av, y la gente que paga 3k por un bolso sin pestañear, o la gente que ahorra mes a mes para comprárselo. O los que se hacen con una imitación que solo los pros sabrán diferenciar del original. Todos lanzando mensajes al mundo a través de esa compra que será interpretado de distintas maneras por el receptor (qué estilo, qué patetismo, cuánto dinero, qué tortazo). Pero también habrá potenciales receptores a los que ni les roce, porque no hablan ese idioma: yo a veces paso por Sloane St y veo tiendas de esas siempre vacías con guarda en la puerta de las que no reconozco el nombre. Creo que eso es la definición de exclusividad; cuando yo paso a conocerles, ellos se trasladan al mainstream. Por ejemplo, hace unos años vi la tienda de un tal Jimmy Choo, que en su casa le conocerían, pero ahora ya está por todo. Os adelanto un nuevo fulano con el que tuve un dejá-vecú jimmy choo el otro día: Brunello Cucinelli. Querido Brunello, he escrito tu nombre aquí: ya eres populacho [en cualquier momento recibiré un mensaje de Fashion diciéndome de qué voy, Brunello es una referencia].
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De allí pasamos a "Little Italy" donde una se espera encontrar a Robert de Niro y Joe Pesci, pero nada: solo vemos un grupo de españoles con guía y Mini se compra una de esas camisetas de "I ❤️ NY".
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Bajamos caminando hacia Wall St, que está como a media hora. A un lado dejamos el maravillos puente de Brooklyn por el que pasamos el otro día...
Imposible, al llegar a Wall St, no pensar en todas esas pelis: "el dinero nunca duerme", decía Michael Douglas en la de Oliver Stone. Las majorettes y los enanos con los platillos jaleados por Dicaprio, el lobo de Wall St. El tedioso Patrick Bateman de "American Psycho". "Let the river run" de fondo en "Working girl" [traducida "Armas de mujer": help] con Melanie Griffith, Harrison Ford y Sigourney Weaver. O aquellas que nos enseñaron todas las costuras de la crisis de 2008, "The big short" o "Margin call": en esta última aprendí cómo el tipo que está arriba del todo no sabe casi ni abrir el ordenador: "explíquemelo como si fuera un niño de 5 años", dice Jeremy Irons interpretando este papel, y los becarios a bolos. En la imagen siguiente tenemos el Federal Hall National Memorial (abajo), que tiene delante una estatua de George Washington pero me gusta más este ángulo con la "Fearless girl" (Kristen Visbal, 2017), la "Niña sin miedo", que tiene una historia que contaré más abajo.
A pocos metros está la icónica New York Stock Exchange, que es a la desafía la "Fearless girl" y que me recuerda al cartel anunciador de otro musical que me encanta, "Matilda".Salimos a Broadway (la calle que está en todas partes) y entramos en la Trinity Church, en cuyo cementerio está enterrado... otro musical! No, en serio, está el padre de la patria Alexander Hamilton, al que Lin-Manuel Miranda le escribió el musical "Hamilton!" que yo no he visto porque grande pereza me da el rap (así que tranqui, el hiperenlace es a la wiki, no a otra entrada mía que os tengáis que leer). Volvamos a la iglesia, porque yo no he visto mayor devoción que la de los pedalistas en este viaje: admitámoslo: se está ahí dentro calientes -esto no es una iglesia de pueblo de la provincia de Burgos- y sobre todo, ofrecen la oportunidad de sentarse, que los kms se van acumulando.
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A la salida tomamos un té en Starbucks y hablamos de futuros viajes. Un día, cuando estaba a un paso del desfallecimiento, llegué íntimamente a la conclusión de que el viaje que se preparaba para verano era demasiado tute y que tras estos días aquí quería un destino más tranquilo (sí, Grecia). Otro día, el Peda me dijo lo mismo y, oh, dioses, tras otra maratón Mini llegó a la misma conclusión. Los tres convenimos amigablemente que es una vacación mediterránea sin movernos es lo que necesitamos (claro que siempre nos acabamos moviendo). A Mini ya se le ha pasado, pero yo, resistiré.
En Wall Street está el famoso toro dorado de Arturo Di Modica "Charging Bull", a en el que hay fila para hacerse una foto tocándole los huevos. A ver, no quiero ser ruda: es que es así, la gente hace eso. Por supuesto nosotros no hacemos fila para nada menor y pasamos. Además, les comento a mis compas de viaje que tienen un par de leones en el puente de piedra de Vetusta que, en gónadas, no tiene nada que envidiar al de Wall St.
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Ahora viene la historia de la "Fearless girl": parece que al principio la pusieron para el 8 de marzo de 2017 enfrente del toro, para conmemorar el Día de la Mujer Trabajadora. El simbolismo es más que evidente y a Di Modica no le gustó: dijo que cambiaba la percepción de su toro, un "símbolo de prosperidad y fuerza", y lo convertía en un villano. Hubo bastante polémica porque se dijo que la "Fearless girl" era un lavado de cara para la companía que la comisionó, que no se caracterizaba precisamente por ser feminista. El caso es que la cambiaron y ahora está, como se ha visto arriba, retando a la New York Stock Exchange, que tampoco está mal.
Melanie Griffiths en "Working girl" vive en Staten Island, y todos los días sube en el ferry gratuito que la lleva a trabajar a Wall St. en Manhattan. Está al fondo de la bahía de Nueva York y es uno de sus grandes cinco barrios, en el que viven medio millón de personas. Eso es lo que deben de hacer miles de personas cada día: subirse al ferry para ir a trabajar a Manhattan: aquí deben vivir los camareros del Ellen Stardust, los secundarios de los musicales, los limpiadores.
Así que nos encaminamos a este cuarto barrio de Nueva York. De sus cinco barrios solo nos faltará el mítico Bronx, que lo tendré que dejar para otra visita. Hemos estado por supuesto en Manhattan, en Brooklyn (siempre me recuerda a aquella peli tan mona de 2015 con Saoirse Ronan del mismo título con la que lloré tanto), y en Queens (donde nos alojamos en aquel 1998 pero que esta vez no pisamos)
La razón por la que hacemos esta visita es por las vistas, no por Staten Island en concreto - aunque como digo, dame un año en NYC y lo barreré todo. Esto es Lower Manhattan a medida que te alejas y enseguida pasas por al lado de esta señora, que no hace falta que presente:
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En 1998 hicimos la visita y mis recuerdos son dos: los pequeño que es ahí arriba en la corona (en mi mente era una sala donde se podía andar, pero no: es una escalera de caracol estrecha que lleva a un cuartucho) y el Museo de la Inmigración, porque allí, en Ellis Island era por donde entraban históricamente todos los inmigrantes, y están registrados los que entraron desde 1890 a 1924. Había una sala oscura con un mapa del mundo gigante, y creo que apretabas tu país y se encendían lucecitas con el número de personas que habían llegado. He intentado encontrar esa sala en internet y no he podido, pero me he perdido por la web del museo, y solo colgaré este cartelque describe que históricamente "algunos americanos tenían miedo de los inmigrantes e intentaron prevenir que entrasen". Nunca hay nada nuevo bajo el sol pero gran parte de los más venerados americanos hoy fueron de esos inmigrantes.
Damos una vuelta breve por la isla, y enseguida subimos en el siguiente ferry de vuelta. Es curioso entrar así, en masa, sin pagar. Que esto ocurra aún en el país que ha votado como presidente a un tipo que maneja el país como si fuera una empresa se me hace extraño (me está encantando, como a la mayoría, que la gente no esté comprando más sus Tesla). Los atardeceres de Nueva York son increíbles, y nos pilla en el retorno. A ratos salimos a cubierta, pero dadas las temperaturas -no es un ferry griego en julio- se hace duro esar ahí fuera todo el trayecto:
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Ya es de noche y volvemos en metro al hotel a descansar un poco y a por nuestro último té: mañana nos vamos. Joana no está, así que no me puedo despedir. Entonces el Peda y yo -Mini no se une- nos vamos a recorrer el barrio, desde el hotel hacia el río Hudson-la zona de casas bajas que se puede ver en la foto de abajo y que se llama "Hell's Kitchen" (la cocina del infierno), parece ser que a finales del SXIX tenía fama de ser una zona peligrosa. A mí este paseo me encanta: es la ciudad donde vive la gente.
Nada más llegar a la 9th avenida, nos encontramos con esto. Me imagino una persecución de bandas, sirenas de fondo, luces azules. Bueno, al pasar nosotros ya no hay acción:
Aunque son edificios de pocas plantas, al fondo tienes a los rascacielos observandote:
Por supuesto tienes esas tiendas de vino en las que no hay cerveza, pero que tienen marcas como "Viejo feo" (ahora alguien me dirá que es famosa)...
Las míticas lavanderías de Nueva York, donde tantas cosas pasan en las pelis. O los 7/11, esas tiendas donde vas a comprarte un helado de double cookie chip en mitad de la noche y si está agotado, gritas (no pasaba esto en la primera peli de Coixet?).
Me quedaría por ahí buscando historias. Es una parte oscura, a tramos desierta, que nada tiene que vez con la luminotecnia y el exceso de unas calles más allá. A la que por supuesto hemos de volver a cenar porque Mini quiere despedirse con tremenda tristeza porque, nos informa: "quiero venir a vivir aquí".
En Times Sq. nos encontramos otra vez otro watusi:
... y ahí sigue, como en todas las vacaciones, Bad Bunny con su sombrero de paja diciendo "debí tirar más fotos" (solo me sé ese trozo de la canción, que canta Mini). Y yo pienso, oh Bad: yo sin embargo, no debí tirar tantas fotos de Nueva York, que me voy a tener que comprar otro disco duro...
Pub 13/03/25