Jueves, 24.07.25: Karpen beach
Una de las razones para venir a Albania era recorrer la costa como si fueran unas vacaciones griegas. Sin embargo, con solo una semana no nos ha dado tiempo de seguir hasta el sur, así que hoy va a ser nuestro único día de playa en este país. A veces pienso que cuando vaya a Corfú -que siempre lo he ido dejando por si es demasiado turística- , cogeré el ferry que va a Butrint y entonces podré hacer esta costa. Pero según una conocida griega, estará llena de "turismo de gente fea" (serbios), y a estas alturas tengo pavor a los "Beach Clubs" esos con hamacas y música. Dice Fashion que en ciertas calas de la Costa Brava no han llegado: yo ya no sé. Hace unos días en un divague de Montenegro ya conté que estuve revisando viejas calas míticas de Peloponeso, a ver si las habían fastidiado —afortunadamente, aún no.
En fin, que divago, y que hoy nos despertamos (pronto, ni que decir tiene) en la habitación de las literas y nos vamos a leer a la piscina hasta que se despierte la juventud: entonces hacemos nuestro último desayuno mediterráneo auto-gestionado de los que me gustan (el resto de los días estará incluido en el hotel) y nos despedimos de Roshnik y de las avispas. Creo que no he contado que en las orillas de esta piscina había bastantes, pero nos hemos respetado.
Nos cuesta unos veinte minutos volver a bajar a Berat, donde compramos fruta y pastries para el camino. En el siguiente tramo, Mini se marea y paramos en un sitio rarísimo para que se tome una coca-cola. Ya hablé de lo feos que eran los cementerios montenegrinos: pues bien, este de abajo con "palios" sobre las tumbas es albanés.
Por fin llegamos a la playa: cuando nos salimos de la general, parece que vamos al fin del mundo: hay cañaverales al lado de la carretera, que parece un camino. Habíamos elegido este sitio en lugar de Durres (que se ve allá al fondo de la bahía) por la búsqueda de una cala tranquila. Al llegar es un sitio donde casi no hay nada —campos de sufridos agricultores que enseguida serán todo incluidos—, aparte de nuestro hotel "boutique", con cama con dosel y todo.
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Bajamos a la piscina con el libro. Hay dos críos yankis como de 4 años con sus manguitos y con ellos dos adolescentes. Los padres están a nuestro lado y no parecen darse cuenta de que el nivel de decibelios de sus hijos puede fastidiar a este par de mediana edad. Los niños siempre gritan en el agua, eso ya lo sé, pero lo de estos es insoportable (hay uno que llora y berrera). Yo empiezo a plantearme la razón de ser de los hoteles sin niños: imagina acampar en este hotel para tus dos semanas de vacaciones, como hace mucha gente, y darte cuenta de que la has cagado, porque en tus ratos de piscina van a estar esos energúmenos. Imágenes de ti misma en la oficina todo el año, trabajando para estas dos semanas, y ahora aquí, con esos pequeños emperadores. Todas esas ideas pasan frente a mí cuando el padre se pone a fumar. Lo siento: me rindo. Mientras recogemos la toalla entran a la piscina otros cinco críos, estos con colchonetas, una de ellas de tiburón. Agotador.
Así que bajamos a la playa, que no es una cala sino una playa abierta de arena, pero está bien. No hay clubs, ni música, y muy poca gente. Nos damos un paseo y nos bañamos: el agua está calentísima —tipo Caribe— y no cubre nada. Nos metemos un montón y sigue sin cubrir. Jugamos a un concurso que propone Mini en el que cada uno hace una pregunta sobre sí mism@ y los otros han de demostrar cuánto conocen a sus compas de viaje (y de piso). No recuerdo quién gana. Atención a lo que llaman aquí "bandera amarilla":
Otra cosa chula de esta playa es que tiene un chiringuito de toda la vida: hecho de madera, con canias como techo (emparrado es otra variedad) y dan frappés!!! Estamos aquí en el cielo...
Mini se vuelve al hotel, nosotros nos quedamos leyendo y damos un nuevo paseo. Hay una pasarela de madera que lleva a una isla y más al fondo, lo que parece una playa para los locales:
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Prefiero muchísimo más estos chamizos construidos por la gente. Hay mujeres con burka —qué esclavitud, en serio— con sus familias y sus neveras portátiles, seguro que con material para una boda gallega. Recuerdo aquella familia tan amable en aquella playa turca de Kaputas que nos dio de cenar - al hijo aún le pongo algún whatsapp para Eid o así.
De vuelta al hotel, se sigue un camino, a través de los campos y se sube una escalera. Por fin vemos atardecer en el mar desde el balcón. Creo que ha sido el primero del viaje, siempre hemos tenido montañas de por medio.
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Cenamos en el restaurante del hotel, con buenas vistas. Mientras esperamos, jugamos al Uno. Antes de dormir, en The Guardian leo una entrevista a Jamie Lee Curtis que cuenta cómo la industria del cine avergüenza a las mujeres que no se han hecho cirugía estética: ella misma cayó en la trampa a los 25 porque "tenía ojeras", de lo que se arrepiente muchísimo. Hija de dos grandes estrellas a las que la industria dio la espalda cuando empezaron a hacerse mayores, está muy atenta a lo que supone hacerse mayor en general y más en su trabajo. Habla de "genocidio" de una o dos generaciones de mujeres por parte del complejo industrial cosmecéutico, que las ha desfigurado: "hemos aniquilado una o dos generaciones de la apariencia humana natural". Cuando Mini me dice que "necesito Botox desesperadamente", me preocupa que esas generaciones todavía estén aquí.
A medida que me hago mayor, cada vez más a favor de los hoteles solo para adultos. Cada palo que aguante su vela, yo ya hice lo que tocaba en su momento y no tengo ganas de soportar críos berreando en mis vacaciones.
ResponderEliminar¿Cómo distinguir si una película o serie es británica o americana con solo unos pocos fotogramas? Respuesta: en la americana todas las mujeres parecen de plástico, con los mismos morritos llenos de bótox y la misma cara inexpresiva (de nuevo, culpa de la cirugía y el bótox). En la británica, son personas normales.
Totalmente, lo veo así: ya pagamos el precio en su momento... ahora, "hoteles familiares" vade retro... :)
EliminarAquí hay gente operada, pero tienes razón q en AMérica (e incluyo latinoamérica) la gente se opera más. Tengo una amiga brasilenia q vino a casa y dijo con toda naturalidad q se habíá operado los ojos, pero q sabía q en europa no era tan extendido... Jamie Lee lo llama genocidio de una generación...
Vayamos con el burkini... los llamados occidentales somos muy hipócritas, por esos ensalzamos a las nativas del Motín de la Bounty, con las tetas al aire y demás facilidades sexuales, pero nos cagamos en la tapadas árabes... en sus "hombres", para ser precisos...aunque tuviéramos (y, en cierto modo, tenemos) a las mujeres occidentales con sábanas y cilicios varios sobre su cuerpo... luego, además, las maltratamos diariamente (pero, eso sí, lo más desnudas posibles)...
ResponderEliminarEs jodido vivir en musulmán, aunque los hay muy dialogantes (como ene todo), pero mucho peor es vivir con la Gran Hipócrita y Cristiana Europa, que destrozó continentes y personas, para simplemente vivir como rajás...
Y nunca olvidemos, ya de paso, en este aciago 2025, que los más hipócritas del planeta se llaman israelitas. Mucho más nazis que los nazis de Hitler. Y con tremendas universidades!!!
Bicos de buenos ocasos... que siempre guardan mejores amaneceres.
No siempre ocurre, pero hoy estamos de acuerdo. "Vivir en musulmán" me ha hecho sonreír.... todas las religiones tiran para atrás. Y has visto hoy los bilbaínos parando la vuelta? Yeah!
Eliminarbicos tardíos