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03 marzo 2025

Andando por la "High Line". Nieva en la casa de "Friends". El Flatiron y Rizzoli. No hay "tea facilities" (NYC2)

Sábado, 15.02.25: High Line, West Village, Washington Sq, Broadway


Antes de empezar: este mapa vagamente aproximado del recorrido de hoy es parte del problema de NYC - es difícil hacerse a la idea de las distancias. Si alguien piensa que este recorrido es "darse una vuelta" (un voltio, si eres de determinada generación) cae en el mismo error en el que caímos el Peda y yo la primera vez que vinimos a esta ciudad y nos decíamos "ah, sí, acerquémonos, que está solo a unas pocas manzanas". Claro. Manzanas mi caballo: nada tienen que ver con las de casi cualquier otra ciudad -eso sí, por lo menos han tenido el detalle de no hacer chaflanes como en Barcelona. 

Este es el primer día y, aunque este es el jet-lag "bueno" (hacia el oeste), todavía no estamos a tope. Además, hemos desayunado por encima de nuestras posibilidades en el hotel con buenas intenciones -llenarnos de energía- y hemos acabado en esa situación de "boda gallega" ya a primera hora de la mañana. Salimos sobre las  11:30, y si alguien se pregunta porqué recuerdo este dato, es porque me he visto el vídeo diario que Mini hace para la familia. 

Estas son las vistas desde nuestra habitación. Si volvemos al mapa, nuestra habitación mira hacia el río Hudson, a la izquierda. Si tuviéramos la habitación hacia la otra calle, una de las avenidas (recordemos: las avenidas bajan paralelas a la longitud de la isla de Manhattan, y las calles, transversales), ya se verían todo rascacielos, pero esta parte hasta el río es una zona de casas tradicionales típicas de Nueva York, como de tres o cuatro plantas. Una tarde bajamos a visitarla-ya lo contaré. 


Mini se ha encargado de todo en este viaje, y así lo hemos dejado: este era Su Viaje. Si hubiera sido el mío, creo que ya lo dije, me lo habría pasado todo haciendo frikadas de las mías, como hice el domingo por la mañana con la bici aquí (fuí a Cheyne Walk a la casa donde se iniciaron las negociaciones del IRA, tras "Say nothing"), pero entiendo que mi mundo no es el de una teen de 16 años, y todas las turistongadas que hemos hecho, yo también las hice en su día. Total, que hoy se empieza el día caminando la "High Line". De camino allá, por supuesto, vemos el Empire State Building:




Que os vais a cansar de ver en las fotos, no solo porque es imposible evitarlo, sino porque es un edificio chulísimo art deco -aunque mi favorito, también de este estilo es el Chrysler. Me lo ha corrompido de alguna manera cierta marca de perfume que lo saca en todos su anuncios y cuando lo miro, incluso aquí, desde la calle, pienso en un anuncio. Maldito publicista. 

Ya he dicho muchos veces que me encanta la arquitectura -hay hasta un distintivo- y este viaje es un festival. Me encantan los rascacielos, pero los que más, los antiguos de principios de SXX. Algunos me recordaron a una de las ciudades que más disfruté en ese aspecto: Moscú. En aquel viaje que hice con toda la familia, todo el mundo quedó extasiado con el preciosismo de Leningrado, mientras que el Peda y yo no salíamos de nuestra apoteosis con la arquitectura estalinista: en concreto las "siete hermanas", siete mazacotes de rascacielos, inspirados precisamente en el Empire, el Chrysler et al. Aquí voy a incluir edificios que me gustan mientras paseamos, no solo los clásicos. 



Ah, la pizza: una pizzeria en cada esquina, a cual más guarripona. En una, salió de Mini ponerle la servilleta de papel por encima para quitarle el aceite: ese nivel. Yo solo diré que Tim Spector (el epidemiólogo venido a gurú de la alimentación aquí en UK) hubiera llorado mucho en este viaje. 


Esta estructura se llama "the vessel" y está en Hudson Yards: es una escalera a ningún sitio (un poco metáfora de los US en estos momentos, tal vez del mundo) que ha sido comparada a un donner kebab,  a la que no entramos.



 Está ya justo al lado de donde empieza "the High Line", que tiene una historia chula. Para mí, lo que diferencia una gran ciudad de una de provincias es "que van los trenes por arriba". Me pasa mucho en Londinium, que voy paseando pongamos por Brixton, o en bici por Battersea, o cruzando un puente, y entonces tienes un tren que pasa por encima y pienso, uala: es que una chica de Vetusta no se acostumbra a estas cosas. Pues bien: en NYC había una de estas líneas de tren que quedó en desuso y acabó creciendo ahí una pequeña jungla. Cuando se decidió qué hacer con ella, a alguien se le ocurrió la gran idea de hacer un "parque lineal elevado" y aquí tenéis su recorrido: cliquen. Abrió en 2009 -por tanto, no la había visitado antes- y tiene 2.3 kms. Hay nieve entre los raíles, y se ven vidas de la gente como esta:


Por supuesto, les ha tocado la lotería a los que vivían allí porque se han revalorizado sus casas. Ahora, seguro que sale el finolis que se queja porque les miran. Si fuera yo, no me pondría cortinas porque pase la gente. Sí, que también prefiero que no me miren, pero si el precio que tengo que pagar es no ver yo, pues qué vamos a hacer: pasen y vean. Mucho menos si viviera en el típico loft neoyorkino de abajo:


Arte callejero desde la Line, nos sigue observando en el fondo el Empire. Atención al grafitti de la derecha: yo alucino con que aún haya gente que no se haya enterado de lo de la psicopatía de Teresa de Calcuta. 


La cantidad de "W" que nos ha dejado el Watusi en New York ha sido ingente: tanto es así que en un punto dejé de hacerles fotos. Pero bueno, hoy es el 1er día...


 Nos encaminamos a "Litttle Island" (o "pequeña isla"), en el Pier (muelle) 55, otro parque creado en 2021 a orillas del Hudson. Son como un conglomerado de gigantes pistilos en los que hay vegetación y demás...



Esto es una de esas cosas hipnóticas que dan vueltas como los ojos de Kaa, la serpiente... 



Aún no he comentado el frío que hace: vemos unos turistas con unos paquete de camisetas termales de la misma marca que se compró el Peda en Londinium. Aprendices. El ambiente es como en esas pelis de miedo en las que no hay una gran nevada, que siempre es acogedora- sino que hay restos de nieve por las cunetas. Yo veo esa nieve y pienso, como la optimista interior que soy "ya ha pasado lo peor del invierno".


 
Seguimos downtown (hacia el sur) caminando hacia el West Village, que es la parte que más me gusta, porque es eso, precisamente "un village", una parte más personal, con tiendecitas gentrificadas y cafés monos. Pasamos por "Magnolia", que es una bakery que me sonaba y no sabía de qué. Hoy lo sé: la hizo famosa la serie "Sex & The City" que yo no había visto nunca por principios ("cuatro pavas buscando marido sobre stilettos"), pero que en el vuelo de vuelta me forcé a ver un par de trozos y comentaré en ese momento. Bueno, pues Mini y yo entramos en Magnolia, que parece bastante auténtica -vieja, guarrinchi-, aunque ni eso hace que compremos.

Luego nos pasa algo divertido en una tienda de una marca de ropa llamada "Félix": una marca que apuesta por las calidades, para el hombre urbano y dinámico. Mientras le hago a Mini una foto en el escaparate señalando al nombre sale uno de los dependientes sonriendo y no sé qué dice, pero le contamos que "su abuelo se llama así", ante lo que nos dice que esperemos, y se va corriendo. Tras unos minutos, aparece con una tote bag de la tienda, con el nombre a todo color y nos la da. Qué simpático! Le damos las gracias profusamente, y ahora espero en Marzo, para el cumple de mi padre, poder hacernos una foto y enviársela.

Hacemos parada técnica en un café de modernos, look preppy, llamado St George's Cafe, West Village Es mucho mi estilo (todo de blanco "distressed"), si no fuera por las banderas. No entiendo nada porque el ambiente parece de jóvenes wokes: en absoluto parecen trumpies o similar tipo de enloquecido. Hay que suspirar mucho. También porque pido un chocolate en lugar de té, tras unas dudas, y no está nada bueno.






Nuestro siguiente objetivo es "el edificio de Friend's"... sí, de la serie, que es el de abajo. De nuevo, yo esta casa no la había visto en mi vida porque -llámenme ornitorrinco- nunca he visto esta serie. Sí, 5 minutos aquí, 5 allá... y he escuchado sus risas enlatadas mucho más de lo deseado de fondo porque Mini sí que se los ha visto todos, pero yo no le he terminado de encontrar la gracia. Mi sentido del humor y el de Mini son prácticamente conjuntos disjuntos: hay muy pocas veces que le enseño alguna cosa que a mí me tira por los suelos, y ella: "that's so lame". Terrible.


Aquí no se ve, pero mientras estamos tomando los GBs de fotos para la niña, comienza a nevar. Claro, lo peor del invierno ya había terminado, bla bla. Caminamos bajo la nieve, hasta Washington Square Gardens. El cielo está gris y las fotos salen como una patata, por eso no incluyo foto del arco de la plaza.

Inasequibles al desaliento, tiramos uptown (o sea, ya estamos volvienso) y, sin pensarlo, nos encuentra uno de nuestros edificios favoritos del primer viaje, el "Flatiron": seguro que te suena porque es icónico y se llama así porque su forma triangular recuerda a la de una plancha (iron). Esta vez está cubierto de andamios, así que no le vamos a poder hacer fotos [también en un viaje a París La Tour estaba de obras!]. 


Yo ya he dicho que si por mí fuera, me habría pasado ese viaje de librería en librería. Entramos en Rizzoli en Broadway, según ellos "la librería más bonita de N. York", y aunque me propongo ir cada día a una para comparar, ya adelanto que no lo consigo: la ciudad es tan grande que es complicado salirte de tu visita para encontrar las de mi lista.  Lo cierto que es preciosa, un lugar para perderse y pasar muchas horas...






Horas que no me dejan mis compas, así que se sigue callejeando ahora con las esperanza de llegar al hotel para poder crash unos momentos antes de salir a cenar. 





Times Square está cambiada con respecto a mis previas veces: antes había unas cuantas pantallas y vallas publicitarias tradicionales, de papel. Hoy ya no hay de esto, y son todo pantallas tan luminosas que al entrar en esta plaza siempre parece ser de día. En esa foto de abajo no se capta, pero los kw que se consumen ahí son demenciales. 


Otro Watusi, esta vez con bandera y los copitos de nieve. Con muchas ganas de llegar al hotel para entrar en calor. 




Uno de los primeros conceptos que aprendimos al llegar a vivir al UK fue el de "tea facilities". Teníamos una amiga inglesa llamada Pam, una señora que en aquella época tendría nuestra edad actual, que nos contaba siempre unas historias enloquecidas (la acabamos llamando "ideas-de-bombero-Pam"). Pero enseguida nos introdujo aquello de que no querían llegar a un hotel en el que no hubiera estas "tea facilities" o sea, su pequeña tetera, con sus tacitas y demás parafernalia para poder tomar un té en la habitación. Esto, que en su día nos pareció una marcianada, hoy tras casi tres décadas en la isla, se nos antoja derechos humanos básicos, una de las bases de la pirámide de Maslow. Pues bien: en nuestro hotel NO hay tea facialies, fuerte varapalo cuando lo descubrimos. Una señora de la limpieza me dice que hay algunas teteras en unos armarios del pasillo, y me señala uno de enfrente donde leo claramente "Plumbing cupboard" y se debe abrir con un destornillador gigante. No digo yo que no, pero se me hace raro que en un armario de fontaneros tengan teteras. Por fin otra persona me indica que puedo bajar a la cafetería y allí me darán agua hirviendo, que es todo lo que necesito porque yo, como Isabel II, viajo con mis bolsitas de té [en realidad, ella viajaba también con el agua, dicen].

En fin, que luego salimos para cenar, y que estamos parece ser en una gran calle de restaurantes, pero la zona se llama "Hell's Kitchen" (la cocina del infierno). Para mí evoca imaginería de diablos rojos con tridente pasándolo muy bien...