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24 marzo 2025

Desde aquí arriba

Vuelo Londinium-Barcelona. Ventana, luego sé que me esperan dejá-vecus como los de hacer la estrella [decúbito supino] bajo un cielo estrellado en medio del campo, en lejanía física y mental del mundo: relativizar todo ante la inmensidad, re-valorar lo que creemos nos importa al salir de ese trance. Increíble el problema que no deja dormir frente a la enormidad del universo. Desde aquì arriba, también imposible no entender porqué lo del "lonely planet", planeta solitario:  lo vasto del mundo no-habitado. 

Desde aquí arriba, al poco de despegar, un núcleo de población refleja en sus ventanas los rayos del sol. O en sus coches, ahí aparcados: a dónde irán cuando alguien salga a conducirlos, qué ansias, qué deseos, qué miedos, qué sueños, qué traiciones -a terceros y personales-, qué obsesiones les moverán. Desde aquí arriba, entonces, el mar, el mar (Thalassa! Thalassa!). Primero, los Acantilados Blancos de Dover: una noche proyectaron las estrellas europeas, la esperanza de volver. Y luego, estelas entre las olas, desde tan alto serán ferrys, el Pride of Bilbao o navíos mercantes, pero desde aquí arriba los pienso veleros hacía las Cíclades. Y luego viene Francia, toda playas interminables, salvajes, desiertas, de arena blanca primero, y la nada interior un par de minutos depués. Tal vez habrá gente en bici con baguettes y boinas ladeadas, y chicos del Magreb que no han ido a clase, pero nada importa, desde aquí arriba. Y luego mi parte favorita, los Pirineos al final del invierno: cumbres nevadas que podrían ser de cualquier sitio, de aquel documental de las filas de turistas del Everest, o aquella peli del accidente de Los Andes. Desde aquí arriba, increíble que por esos picos esquíe la gente, o que caminen por esa línea oscura serpenteante, que será un camino o quizás será un río.



 Desde aquí arriba sigue siendo imposible que por allá abajo respiren y coman y duerman personas reales, como los dos que están sentados a mi lado, mirando películas en su teléfono. Como mucho, tal vez vagan por esas cumbres, por esas playas, por esos acantilados fantasmas, almas en pena, que hacen cualquier cosa de seres irreales, todo muy lento. 

Todo esto siento, pienso y me digo cuando se acaba la proyección: se ha cubierto todo de nubes. Y abro el libro. 

7 comentarios:

  1. Bonitas vistas desde el avión.

    Saludos desde no muy lejos de los Pirineos.

    P.

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    1. Gracias Patxi! Tengo muchas mejores fotos de los Pirineos de otros viajes, pero aquí estaba la ventana algo sucia... :) Qué suerte vivir por ahí cerca, auqnue desde arriba no me crea q existas!

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    2. ¡De nada!

      Vetusta queda cerca de los Pirineos, en espíritu (y en coche). Jajajajja ;-)

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  2. Estás hecha una vaporosa aplicación de internet... pero te sienta bien ese esponjoso algodón de las nubes reales...

    Bicos virtuales...

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    1. :) qué bonito, gracias MV... me ha recordado estos versos...

      ¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
      Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
      en la jaula de mármol del palacio real;

      bicos sonatinescos

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  3. Di, me ha encantado. De hecho, aunque comente poco, cada día me gusta más leerte.

    Petons,
    Anna

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    1. Y aunque no comentes, sé q estás por ahí, Anna. Mil gracias i mil petons

      di

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