Miércoles por la tarde: mientras espero a que me abra la puerta Marla, me enrosco el pelo y lo atravieso con un lápiz. Es mi primera sesión de "presentación de casos" con una compañera porque, aunque aún faltan unos meses para el primer examen, nunca es pronto para empezar. Señor: mi discurso mental ya suena a Cook, pero en conclusión: hay que tirar de colegas para el oral - para el escrito basta con hacer aquello para lo que se nos entrena en la Facultad de Medicina: memorizar, puro individualismo. Siempre envidié a mis amigos que se fueron por ciencias - en físicas o mates no había otra que estudiar en grupo: para resolver problemas, pura simbiosis. Pero en esta parte de presentación de casos no hay otra que entrenar. El día del examen te meten una hora con un paciente -que puede elegir mutismo, incontinencia verbal o fastidiarte con su acento cerrado-, y cuando crees que la cosa no puede ir peor: el panel de examinadores, en mi representación mental, tres señores en blanco y negro, con gafas a lo JFK, escrutándome, acribillándome. Venga, cuánto drama, Mariona, no puede ser así.
Marla ya ha pasado este examen, se está preparando para el segundo. No la conozco mucho, parece maja. El cuarto comunal de su Casa, Stirling, tiene menos carácter que el nuestro, más bien parece una suerte de almacén, con bolsas de deporte gigantes, palos de hockey y demás parafernalia. En la Casa Roja, todos son máquinas del deporte. ¿Nacen o se hacen? ¿Presión de grupo? ¿El color rojo? Marla hace remo. Hasta un día que coincidimos en la cantina no sabía que se podía remar aquí al lado, en el río Esk, o incluso bajar a Whitby, que tiene hasta regatas en verano. Nunca he remado, aparte de en vacaciones. Pues ven conmigo un día a entrenar, hay unas máquinas en el gimnasio. Se veía venir. Lo pensaré, miento.
Nos sentamos cada una a un lado de una mesa enorme -aún así hay que despejar una zona llena de sobres, revistas, el frutero-, ella es el "panel". Estamos solas, espero que no aparezca nadie. Me he preparado un par de pacientes de Kraepelin, la planta de psicóticos de Cook, porque las de perinatal, demasiado especializado, no caerán en el primer examen. Carraspeo, bebo un poco de agua, miro el reloj (tengo 5 minutos) y comienzo:
"Quiero presentar a AR, hombre caucásico de 40 años, que fue detenido por la policía usando la Sección 136 de la Ley de Salud Mental tras encontrárselo causando desorden público en la plaza del pueblo. En examen del estado mental, el paciente estaba muy agitado, con discurso rápido, en el que quedaba claro el desorden del pensamiento formal. Presentaba con diversos síntomas de primer orden de la esquizofrenia de Schneider: alucinaciones auditivas de voces en forma de diálogo, y que comentaban sus actos de un modo derogatorio. AR describe también vivencias de influencia corporal; robo del pensamiento; difusión del pensamiento; ideas delirantes de referencia y..."
Marla me mira atentamente, a ratos toma notas. Asiente. En el examen el panel sabrá el diagnóstico de antemano, pero Marla lo desconoce. Cuando termino, unas cuantas preguntas sobre posible diagnóstico diferencial. Aquí es donde tengo más confianza: llevo meses aprendiendo a categorizar a los síntomas de la gente, a meterlos en compartimentos, a encajar piezas de una jenga cerebral, y me gusta. Tiene algo de trabajo de detective, pero infinitamente más complejo: la palabra multifactorial no empieza a explicar lo que es esto. Luego viene lo más interesante: la formulación, las razones por las que ese paciente y no otro presenta así, y por qué en ese momento, y qué mantiene el status quo, y qué le protege de mayor severidad, o qué lo hace tan salvaje. Y, al final, qué hacer para cambiarlo, de momento para paliarlo, porque hasta que no entendamos cómo la fisiología se hace patología, desviándose de los caminos de la cordura, no conseguiremos curar, la palabra tan soñada por la medicina. Pero en este caldero que llamamos mente se mezcla la naturaleza y la crianza, lo biológico y lo social, los genes y lo vivido.
En estas estoy cuando Marla está a mitad de feedback: positivo, aséptico, siendo amable. Yo es que prefiero que se implacable, ya habrá tiempo para los laureles. Esta es mi primera presentación de verdad; hasta ahora, solo lo he hecho con Cook, que usa esas sesiones para hablar de lo humano y lo divino-si esto existiera, y si de rebote aprendo algo de lo examinable, vale, pero no es su objetivo. A ratos creo que a Cook se la suda que yo progrese: más bien quiere él aprender de mí, viajar vicariamente, con mi acento o lo que sea al verano del 65, cuando tuvo un rollo en Fuengirola, enterarse de lo que lee la gente joven, esas cosas. Uno de esos tíos que están tan solos que la supervisión es su punto álgido social de la semana. Pero Marla, tú, porfa, sé crítica, en qué puedo mejorar, muérdeme. Pero no es posible: es demasiado amable, y ya sé que me tengo que buscar otra pareja si quiero caña.
En ese momento se oye la puerta y entra Mark, al que se le ha ido ya casi todo el moreno de esquiar en Colorado, pero da igual. Estiro del lápiz y se deshace mi moño. Me pregunto si Mark sería más sincero si le presentase casos. Pone sus manos llenas de venas encima de la mesa. Lleva una cuerdita naranja en la muñeca, de esas que te ponen en Tailandia o así. No sé qué dice esto de mí, pero lo siguiente es una imagen de la escena de la mesa de la cocina de "El cartero siempre llama dos veces".
-Ah, qué buena idea, cuándo vas?-me pregunta. Intento volver a la realidad: Marla le ha debido estar hablado del estúpido remo. Ah, porque Mark también rema (quién lo hubiera dicho, esos brazos), y me cuenta del equipo de remo masculino de Banderley -del que es, por si había alguna duda, el capitán-, y que estaría muy bien formar uno de chicas.
Yo sigo sin centrarme en este aburrido culto-al-cuerpo que a ellos les pone. Pienso en cuerpos, sí, de otra manera: mejor que no lo sepan. ¿Cuánto tiempo desde la última vez que besaste a alguien? ¿Cuánto tiempo llevo en Banderley? En resumen: ¿Cuántos meses en negación? Pero como diría el tío Sigmund, usando sus metáforas de la Revolución Industrial, esto ha de salir como el vapor de The Rocket de Stephenson. Mientras Mark me está vendiendo otras máquinas, las de remo del gimnasio, asiento: si el pobre supiera que estamos ya los dos enharinados en la mesa, en mi cabeza. Cómo decirle que no he estado en un gimnasio en mi vida, y que toda su obsesión con el estar en forma me parece una pérdida de tiempo. Salgo como puedo: yo también sé ser amable, quitarme a la gente de encima:
-Voy casi todos los días que no tengo guardia a nadar - les digo, y observo la ilusión de ambos. Casi van a dar palmaditas. -Está guay, toda la piscina para mí.
-¿A qué hora vas? -pregunta Marla, y temo que se apunte y luego de paso me arrastre al gimnasio.
-A última hora: justo antes de ir a dormir- puede sonar a truco, pero es cierto.
-Yo creo que Will va antes del trabajo -dice Mark mientras se vuelve y explora la nevera.
-Yo no podría, porque salgo como en una nube, medio dormida...- los dos se ríen. Pensarán "esta loca cantante mexicana".
Mark coge un par de plátanos del frutero y se disculpa, se va a entrenar: ese cuerpo es alto mantenimiento. Me pregunto cómo será salir con un chico que no te cansas de mirar, como a una estatua griega, pero con el que no compartes nada: ni la visión del mundo, que está en tus antípodas políticas, y que mientras tú lees él se mira los resultados de los partidos. ¿Puede lo físico sostener ese edificio? ¿Por cuánto tiempo? Tal vez sea una pregunta académica porque para la mayor parte de los tíos la respuesta es sí, lo que sea. Flashback de Germán en una cena de clase: salía conmigo "porque estaba buena... y bien, luego vino lo demás" (lo demás, ¿qué sería?). Si hubiera sido gorda (la última osadía para una chica), nunca habría conocido mi "demás". ¿Fue aquello el principio del fin? Pero, ¿no le jalearon todos? ¿A cuántos más he conocido así?
Si Marla fuera una de mis amigas de siempre le diría todo esto y más y, muertas de risa, que en mi desesperación iba a aplicar el método científico: testar cuánto tiempo lo puramente físico sostiene el edificio con Mark. Pero todo esto está prohibido en Banderley - tal vez todos estos del fitness están así haciendo aquello que el tío Sigmund llamaba "sublimación" (del sexo, por supuesto, todo es sexo en Freud: canalizar ideas e impulsos inaceptables en aceptables). Castigar al cuerpo en lugar de follar. Pero lo que hacemos es seguir hablando del examen un rato más (cómo se llamará esta defensa? displacement?). Más lugares comunes: hay que estudiar mucho, cada noche, meter horas. Hay gente aquí que pone toallas bajo la puerta para que no se vea la luz y pretender que no revisan, pero no te fíes (estamos de vuelta en secundaria? La sensación de internado es abrumadora). Mientras pone la tetera, me habla de la leyenda de Robert The Bruce, aquel rey escocés -Marla es de Aberdeen- que fue derrotado por los ingleses. Perseguido, se fue al exilio y vivió en una cueva. Allí su única compañera era una araña, a la que veía todos lo días intentando comenzar una tela, sin éxito. Lo volvía a intentar, y se caía, hasta que un día, logró, a partir de un hilo, completar su red. El rey interpretó que si la araña no se vencía, él tampoco lo haría y eso le inspiró a volver a luchar contra los ingleses, a los que venció en la batalla de Bannockburn, que ocurrió en 1314. Quinientos años después, la leyenda fue publicada por Sir Walter Scott, en "Cuentos de un abuelo". Me siento como si me estuviera leyendo una historia de buenas noches.
-Pero volviendo a la presentación -continúa, como cerrando el libro de cuentos- además del contenido, que es bueno, tienes mucho punch presentando los casos. No tendrás ningún problema en el examen oral. Sinceramente, lo haces con tanta pasión, que parece que el paciente es un miembro de tu familia. He visto presentar a mucha gente, y casi siempre son monónotonos, parece que están leyendo. Tú mantienes contacto visual, modulas la voz, me has mantenido colgada de la historia, he querido saber más, Mariona: eres una cuenta-cuentos!!!... no sé, ¿has sido actriz?
-No, no profesional - me entra la risa, cualquier cosa es pasión para esta gente- Pero sí que me gusta el teatro y estuve en grupos... claro que igual es que también los del sur somos más expresivos.... -me escucho usando esta convención, que la odio. Anda que no hay españoles aburridos.
-¿Por qué no montas un grupo de teatro aquí? Yo no me uniría, lo mío es el deporte, pero puedo pensar en unos cuantos personajes dramáticos en Banderley -y abre mucho los ojos, riéndose.
-No, no tengo conocimientos para montar un grupo, en serio... - me empiezo a caer mal. generalmente soy yo la que propongo al mundo que hagan cosas, y aquí la pobre intenta dar ideas y yo soy un rollo de tía.
-El que seas consciente de tus limitaciones te hace muy diferente de ciertos personajes de aquí también, que creen que son la pera. Hay algunos compas brillantes en Banderley, pero hay otros que son tan tontos que no les da para darte cuenta... ¿has oído hablar del efecto Dunning-Kruger?
No había oído.
-Bueno, no creo que caiga en el examen, es más cosa de psicólogos, pero básicamente es un sesgo cognitivo muy divertido visto desde fuera-no tanto si lo padeces: los incompetentes tienden a sobreestimar su habilidad, mientras que los competentes tienden a subestimarse en relación con la de otros. Vamos que hace falta un mínimo de Coeficiente Intelectual para darte cuenta que no das de ti para algo. Los idiotas no pueden evaluarse objectivamente porque tienen disminuida la capacidad metacognitiva para el autoconocimiento, con lo que tienen dificultades para evaluar objetivamente su habilidad o ineptitud.
Si una lo piensa, siempre se puede tirar de agenda y ver cuánta gente conoce aquejada de este sesgo. Pienso en el síndrome del impostor (o más bien, de la impostora, pasa mucho más en mujeres) que implica ser una de esas competentes, demasiado conocedora de tus carencias. Este síndrome es generalizado dentro de los que trabajamos en salud mental. Algunos piensan que lo peor de medicina termina en psiquiatría y tal vez tengan razón. Claro que estamos un subgrupo que siempre supimos que queríamos hacer esto.
-No lo conocía por el nombre, pero claro que todos nos hemos topado con esa gente-una pausa de un segundo, en la que decido si abrir mi corazón a esta chica- ahora, por terminar con lo del teatro, no es que esté cerrada a todo lo que me estás proponiendo Marla, pero es que ... me parece imposible organizar nada en Banderley.
-Pero ¿qué dices? Hay un montón de clubs y actividades...
-Ya. Mira, lo que de verdad me gusta es la literatura y escribir y...
-Pues estás en el lugar adecuado... -interrumpe- tienes a Isabel , a Will...
-Al poco de llegar intenté organizar un grupo de escritura y alguien lo intentó bloquear... Me quitaron lo carteles e Isabel actuó muy rara... no entiendo el porqué. Todo es misterioso y extraño aquí... -y como la veo tocarse el pelo, nerviosa, creo que no voy a llegar a ningún sitio tampoco con ella- Bueno, es tarde, gracias por todo, me voy a nadar.
Meterme en el agua es el mejor momento del día. Salir es lo malo y da mucha pereza, la toalla, baldosas, frío, y con el pelo mojado volver a la Casa. Pero llegar a la piscina, ducharme y tirarme al agua es maravilloso. Sobre todo porque esto último está prohibido, a juzgar por la imagen oxidada en la pared, pero nunca hay nadie: toda la piscina para mí. Tal es la sensación dominio territorial, "este sitio es mío y hago lo que quiera", que enseguida me empecé a llevar el radiocassette de la sala comunal. Predomina la clásica o canciones enérgicas, pero lo que elijo cambia completamente la experiencia en el agua . Hoy por ejemplo, tengo de fondo a T-Rex.
Tras media hora, cuando estoy a punto de salir suena el "Get it on" así que tengo que hacer un par de últimos largos: hay que aprovechar la furia que me impulsa con ciertas canciones. Por fin cuando salgo, "Children of the Revolution". STOP, clack, y ahora solo se oye el ruido de las calderas y un continuo goteo. Y seguidamente, un portazo metálico: quién entra aquí a estas horas? Por un momento tengo miedo, pero ¿quién sino Marla iba a estar en al puerta?
-Hola, me ha parecido escuchar a T-Rex?
-Sí, me da fuerzas para nadar...-Marla viene del gimnasio parece.
-Qué gran época la del Glam rock, nos la perdimos por muy poco... aunque yo he tenido amigos que llevaban eyeliner y las uñas pintadas. Dicen que precisamente la aparición de Mark Bolan-y señala al radiocassette, como si él y todo T-Rex estuviera allí dentro- en "Top of the Pops" vestido con lentejuelas y brillantina inició el movimiento. Pero... bueno, no he venido a hablar de Glam Rock. Me he quedado pensando lo que has dicho... parece como que no estás a gusto en Bandeley?
-Oh no, Marla, tú también, no -me envuelvo el pelo en la toalla pequeña- ¿Por qué es todo aquí tan dificil? De qué me intentáis proteger? Morgana y Yolanda lo mismo... Estoy bien aquí pero de alguna manera no soy uno de los vuestros. Estoy con vosotros, pero yo creo que no se terminan algunas frases cuando estoy ahí...
Marla me mira como si fuera una paciente, emparanoiada perdida. Sigo:
-Sí, sé lo que piensas, sé que vas a decir que estoy estresada pero, Marla, me he ido enterando de cosas... e incluso he estado en los túneles.
-Qué túneles?
-No conoces los túneles? Yo tampoco, hasta Navidad, porque aunque estuve en ellos con Will para Halloween, me lo negó. Hay un entramado de túneles debajo de Banderley, que comunican tal vez todos los edificios. No sé si se construyeron en la Segunda Guerra Mundial, o si se refugiaban allí...
Marla se queda pálida, despega los labios, no dice nada.
-Y no estoy parana, pero todo el mundo me dijo que yo esa noche tenía fiebre. Quise olvidarme pero en Nochebuena, alucina: alguien me dejó como regalo un mapa bien claro. Logré meterme en Serotonina y encontré-con una chica de Whitby que pasaba por allí, esa es otra historia- un túnel que parte de debajo de la barra y que conduce a otros que no exploramos, pero vimos algunas puertas cerradas y una, con candado, que estaba abierta. Y nada, solo una mesa grande con muchas sillas y poco más... parecía un lugar de reunión.
En ese momento me doy cuenta de lo enloquecido que suena todo. Marla sigue mirándome no sé si como a una paciente o como si estuviera presentando uno de esos casos que parecen de mi familia. En ese momento, casi nos abrazamos de un salto porque el portazo metálico suena otra vez: alguien se va. Alguien que había estado escuchando esa conversación, se iba.
Caramba, caramba,....
ResponderEliminarEs curioso porque el recogido informal del pelo con un lapicero es uno de los gestos más sensuales que conozco y , mirá vos, es preámbulo de un capítulo de serial de lo más tórrido que hemos leído hasta la fecha (...varias referencias al cartero llama dos veces, incluso a la harina,.... ay señor señor, cómo viene la primavera después del confitamiento ).
Más referecnias al físico per se,...y un apostillamiento que Mariona estaba buenorra, ...sí, sí, pero que eso no es lo importante y no hay que cosificar... , bueno, sólo un poquito si estás cachas y evocas la harina del cartero,....mmmmmmmm
final de misterio misterioso con portazo siniestro,...será un voyeur? será un asesino en serie de jóvenes y jóvenas? será el espíritu de Bowie ...?
esto es un sinvivirenmí.
Hola Anónimo de las 12:13, cómo va, gracias por comentar! Y gracias extra pq creo q esta vez se me ha ido la mano de extensión. Cuando me di cuenta y quise cortar, ya era demasiado tarde. Imagino q rompe todas las reglas de un serial por entregas...
ResponderEliminarAy qué risa con "cómo viene la primavera tras el CONFITAMIENTO!"... no sé si ha sido una errata no planeada pero si sí, gloriosa! estamos todos ya confitados! como las frutas q se ponen en el roscón q a nadie le gustan. Ah y piensa q el recogido se lo hace, y luego se lo quita... jajaja viva freud.
Sobre el físico, a ver, está genial q la gente piense q otr@s están buenorr@s (supongo q el día q eso se acaba, algo ha muerto en ti). Aquí el quid de la cuestión es q ella estaba en una relación se supone sentimental con un pavo q inició la relación solo por eso. Ella solo piensa q Mark está bueno y q claro, podrían pasar cosas (con o sin harina) :) Pero ella se plantea cómo sería una relación solo basada en lo físico. Me recuerda a la frase de esta actriz soviética Faina Ranevskaya q dijo algo así como "has oído hablar de una mujer q perdería su cabeza solo pq un hombre tuvieras las piernas bonitas?" :)
Bueno se hará lo q se pueda para aplacar tu sinvivir :) Cuando pueda sigo, yo tb quiero saber qué pasa...
Hugs
di
....no ha sido una errata, lamentablemente ya es un clásico lo del confitamiento por estas latitudes. (de lockdown a confit, como que no)
ResponderEliminarEspero que cuando Mini haya llegado a reproducir en podcast este capítulo de serial por lo menos tendrá 30 años, si no ve preparando un cine forum sobre la harina, la mesa, jessica lange, nicholson, el apretón (no intestinal), y otras especias. En este tema has pasado una barrera, ahora ya sólo nos valdrá lo explícito: qué pena.
Faina nunca vio mis piernas, está claro.
Veis cuánto bien me hace el blog? Mis troncales no me informan de perlas como "confitamiento". [guindas no, naranjas escarchadas tal vez].
ResponderEliminarBueno, yo tengo esperanza de poder engañar a Mini para seguir las grabaciones en Semana Tonta (ahora no se deja), pero me da q, cuando lleguemos a este capítulo, lo tendré q leer yo.
Y en fin, esto una barrera q había q pasar en algún momento, no solo de neurotransmisores y sus circuitos vive la mujer. Sobre lo explícito, espera a ver, q como dice una lectora de serial "q llevamos 26 capítulos y aún ni un muerto" :)
Está claro: lo q se perdió Faina y todos los divagantes por no ser este un medio audiovisual, ainss :)
Hugs
di
Final misterioso, sí. Veremos qué pasa. En el quinto párrafo está muy bien explicado, porque hasta yo lo entiendo, cómo se llega a un diagnóstico, que no es nada fácil, deduzco.
ResponderEliminarEl grado de acidez o cinismo, no lo sé muy bien, de los comentarios jocosos de Mariona ha bajado un poco y parece hablar consigo misma, a pesar de la ansiedad anticipada, de manera más sosegada.
Hay un esquema en otros capítulos que en este ocurre menos: comienzo de párrafo, desarrollo breve o menos breve de algún tema y, ante la imposibilidad de llegar a una respuesta... convincente, autopregunta humorística sin respuesta. Las comedias de situación creo que funcionaban, o funcionan, a veces, así. Las preguntas sin respuesta son mucho menos abundantes en este post, pero forman parte de tu manera de escribir
hasta ahora.
A mí me gusta el conjunto. A veces has dicho que no tienes formación para escribir. Ni yo para criticar, así que somos poco fiables ninguno de los dos haciendo justamente aquello para lo que no tenemos formación. Así es la vida.
Un abrazo
También yo, lo mismo que el anónimo anterior, he pensado si este capítulo se lo oiríamos a Mini.
ResponderEliminarPor lo demás, he de reconocer que me he perdido. Creo que tengo que volver a leerlo más despacio.
Hola ANDANDOS! Muchas gracias... a mí me gusta más con comentarios jocosos, no sé por qué hay días q salen y otros no :)
ResponderEliminarSobre el esquema, ja ja.. yo no lo había notado. Ya sabes q esto es improvisado total, no hay mapa ni plano, es lo q sale ese día. Tampoco lo de las preguntas sin respuesta... pero valoro mucho vuestros comentarios. Te cuento una cosa: hace mil años escribí un relato q organizaba un perióddico de Vetusta y gane el Accesit. Un familiar q lo leyó dijo q "el título hacía referencia a un cuadro de tal"... yo ni idea, pero estaba guay :)
No tenemos formación pero es divertido... para eso estamos, solo mientras lo sea. :)
Salud y abrazos
di
Hola ANónimo de las 17:13... cómo sois los anónimos! Mi compa de piso antes q el texto se leyó el comentario del Anónimo anterior q ironizaba sobre lo"tórrido", y tras la lectura el pobre dice "qué decepción!" :):):)
ResponderEliminarSi te has perdido, yo sugeriría no tirar para atrás (está muy mal escrito, o por lo menos los primeros capítulos q repasé con Mini... no sé si voy aprendiendo :)) y también pq lo de menos al leer es la historia, o por lo menos para mí. NáN, q ya no entra en blogs, siempre dice q él lo primero q hace con un libro es leer el final para quitarse el ansia y entonces disfruta de cómo está escrito. Yo no llego a tanto pero el "plot" (la trama) es lo q menos me interesa de las historias. Si recuerdas un libro del q escribí el otro día, "THe Falconer", ese libro está lleno de observaciones q me encantaron y q es lo q me interesa de un libro, la particular manera de mirar de ese autor (en esa novela no pasa demasiado en plan de "trama"). Luego, por mi parte, si los capítulos de Serial se pudieran leer independientemente sería perfecto-q interesasen solo por el valor -si tuviera alguno- en sí mismo, como artículo independiente.
Las notas de "misterio" q dejo como cliffhanger (como para enganchar) son casi un cachondeo, un poco paródicas... realmente es lo q menos me importa (aunque entiendo q cada lector es un mundo). Hasta hace muy poco no tenía ni idea de por dónde iba a ir la historia... hace unas semanas, se me ocurrió hacia dónde ir. Pero me da miedo ir cerrando pq entonces se acaba :( y a mí me gusta escribirlo, se nota?
Muxus
di
Hola, Di. Mi deteriorada vista hace demasiado trabajoso saber qué escribo y leo y hasta que se solucione, al menos en parte, la catarata (el "cataratón" en palabras de mi amable oftalmóloga) solo publicaré fotos en el blog, en el que no es importante escribir, ni casi ver. Cosas de la edad, hoy hago 63.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Pero espero volver pronto a comentar en tu blog, claro. Eso era lo que quería decir y al final casi no digo ni se sobreentiende. En fin.
ResponderEliminar...feliciades andandos !!! y que se solucione rápido tu caratón.
ResponderEliminarGracias, anónimo o anónima de laS 11:31, eso espero.
ResponderEliminarMuchas FELICIDADES ANDANDOS! ES un gran día! Espero q lo hayas disfrutado mucho y q cumplas muchos más!
ResponderEliminarTambién q te deseamos lo mejor para tu intervención. Tengo bastante gente a mi alrededor q lo han pasado y ahora muy contentos. Cuidate y te esperamos,
Un abrazo
di
PS. Contestando a tu comentario de otro día, q yo sepa la musicoterapia todavía no tiene evidencia robusta de efectividad. Y me reí con lo del adagio de albinoni solo de violín por las calles de Vetusta: qué desaprensivo haría algo así? :) Cuidate.
Gracias, Di.El día ha est@do muy bien, muchas gracias.
ResponderEliminarLlevan retraso pero estoy citado para el preoperatorio, así que espero no tardar mucho.
Un abrazo