No tardó demasiado tiempo en que los días que pasamos atrapados por la nieve tomaran la textura de lo onírico; ahora tras tantos años para mí están ya en sepia, como una película del Hollywood clásico. Fueron unos días tan estupendos que además, a fuerza de contarlos y re-contarlos, quien sabe si embellecerlos-toda narrativa es re-elaboración-, y pasaron a poseer como dije, el aura de leyenda entre la comunidad de la "Institución Total".
Por supuesto, la primera noche de vuelta a nadie le importó el cansancio y tuvimos que someternos a un interrogatorio por parte de los demás en Serotonina, el pub o metafórico diván de los residentes. Cuando terminamos, los de York no se fueron de rositas, y contra-atacamos. Remolonearon: bueno, lo habían pasado solo "mediocre", el punto álgido un medio-pedo en un pub por lo visto famoso, "The House of the Trembling Madness" (traduce algo así como "La casa de la temblante locura"). Ah, cómo resistirse a entrar -y triunfar, añadieron-viniendo de Banderley, la casa de locos de los páramos. El pub era un caserón georgiano, con un montón de habitaciones, algunas truculentas -hablamos de taxidermia colgada sobre las chimeneas- que hizo las delicias de esta panda de morbosos, atraídos por la quintaesencia de ciudad medieval, toda callejones oscuros y faroles de luz amarillenta.
No, a Sandip casi ni le vieron el pelo, seguía con su innumerable familia extensa, y no, Morgana no logró comprar ropa: eso como mejor se hace es sola, a quién interesa la opinión de nadie sobre lo que le queda bien a una? Yolanda tampoco había sacado tiempo para ir a tomar el té a Betty's: ella era muy irlandesa pero gran fan de la reina y del té de las cinco, esto incluye los sándwiches de pepino con mantequilla. Elogió su horrible presentación de tacitas florales con dorado en el borde a juego con platos de juguete y como colofón, una especie de bandeja vertical de tres platos en pisos -mismas delicadas flores- que nunca había visto yo antes de llegar a este país. Lo de las tacitas finolis lo tenía yo en un trastero de la memoria, como algo muy antiguo de tediosas meriendas en casa de la cuñada de mi abuela, que eran ricos. Tomaban ellas el té, claro; yo colacao caliente directo del cazo al vaso de duralex. Pero ahora parece que esta decandencia de a florecilla volvía: Morgana aseguraba que ella, cuando tuviera una casa, se haría con un juego de nosequé marca. Marla sin embargo, que mientras crecía pensaba que su vida, sus objetos, serían como los de su madre, había llegado a la conclusión de que "hoy, ya sé que nunca será así". Todo el mundo tenía opinión sobre el tema.
Mark no habló de rugby en todo el fin de semana, aseguraron, nos habíamos llevado nosotros a Richard, agradecieron. Por ese lado bien, pero fastidiado porque no lograron unirse a ningún paseo de fantasmas. Por qué era York una ciudad tan de fantasmas, se me ocurrió preguntar. En mal momento, pero disculpen: era nueva. Aquella noche fue mi bautizo en fantasmas, y no importa cuánto hayas leído, ni si tienes una camiseta de Poe, nada te prepara para mantener una conversación con gente en apariencia normal que "creen en los fantasmas". Con el tiempo conocería a muchos ingleses que iban de este palo. Y dirán, pero eres psiquiatra, pero no: señoras que hornean galletas para actos sociales, vendedores de coches de segunda mano, abogados que asisten a cursos de lenguaje cinematográfico. Todos estos y más, han descrito -y no en consulta-, sin un solo atisbo de ironía el fantasma que tenían en su casa, o en la de su prima. Al principio creía que iban de broma; pronto te das cuenta de tu error, y que si sigues riéndote en su cara igual parten la tuya. Así que has de adoptar una actitud así como con los creyentes de cualquier religión, pretender respeto intelectual, asentir seria, y tal vez algún ahá. Y te están hablando del fantasma del cuarto de la lavadora, porque los espectros no solo están en los castillos escoceses, ni entre las abadías deshabitadas. Un lugar favorito son los pubs, y hay miles con su fantasma residente: hay hasta listados por código postal, donde se describen sus síntomas (a falta de mejor palabra), "arrastrar cadenas y suspiros", por ejemplo.
Mark comenzó su disertación con que algunos decían que York era "la ciudad más encantada del mundo", pero él estaba convencido de que era Londres. Si en York se jactaban de tener -atención "140 fantasmas y 500 apariciones grabadas", según Mark, Londres le da mil vueltas, aunque solo fuera por el tamaño. Por supuesto, Mark había asistido a las manifestaciones del fantasma de la "Spaniards' Inn" (la taberna de los españoles) -me guiñó un ojo- cuando estudiaba la carrera en Kings, al sur del río-me volvió a mirar, (hizo la aclaración por mí?) Cuando pasados los años me adentré por fin en esa taberna, era más o menos como Mark la había descrito: un edifico listado que databa de 1585, habitación oscura tras habitación oscura, jardín con mesas de madera llenas de vasos de pinta (vacíos). Parece ser que uno de los dueños en el Siglo XVIII fue el padre de Dick Turpin, el asaltador de caminos, pero el fantasma ya estaba entonces allí. Parece que en el Siglo XVII los dueños eran dos hermanos españoles, Juan y Francisco Porero que se enfrentaron por el amor de una mujer -así sois los españoles, añadió (y, ojitos, o mi imaginación?), hasta que tuvieron que dirimir el tema de la única manera posible para caballeros de la época: el duelo.
En el punto más interesante, parece que estaba orquestado, alguien sacó otra ronda, y ese cambio de acto, telón abajo, los actores se reorganizan, me dio para hacer desvanecer el hechizo: Mark estaba flirteando conmigo, porque era la nueva, pero los papeles estaban aquí ya repartidos. Recordé la norma no escrita de Banderley: no estaba permitido que el personal entablara relaciones personales. No había noviazgos entre los residentes, porque parece que eso distraía del foco de tu aprendizaje: aquello parecía un sacerdocio. Hace unos anyos, hubo una pareja de alemanes que llegaron pretendiendo que no se conocían, y cuando se destapó que ya estaban juntos, les "tuvieron que dejar marchar" (uno de mis eufemismos favoritos de este país). Volviendo a Mark, tenía un par de puntos para que yo quisiera algo con él: era un armario de dos puertas (pero qué cuello! era eso real?) y tenía el carisma de los que les viene todo regalado (físico, dinero, educación) de la cuna. O tal vez porque admitámoslo, físicamente me recordaba a Germán. De todas maneras, sospechaba que, con prohibición o sin ella, algo debía estar ocurriendo entre él y Morgana. El Macho Alfa con la Abeja Reina.
-Y tú, te encontraste con Juan?
-No, aunque siempre era de los últimos, eso seguro.
Coro de risas. Y entonces Sandip, que estaba allí, siempre con esa actitud de me-voy-ahora, dijo que él quería ir a Londres para pasar por "The ten bells" en Spitafields, antes llamada "Jack El Destripador", por donde se pasea el fantasma de Annie Chapman, una de las víctimas del asesino en 1988. Will le preguntó si había leído "From Hell", la novela gráfica de Alan Moore, y Sandip no tenía ni idea, pero quedó en cogerla prestada, porque le interesaba el tema de Jack. Por supuesto, alguien sugirió ir todos un finde a Londres a hacer uno de los paseos por Whitechapel, esa zona que me sigue dando escalofríos porque siempre es niebla en los huesos, pasos en el pavés y sombras en las esquinas.
-Y otro tema que te interesaría -siguió Richard, mirando a Sandip- con tu fijación con los trenes sería visitar la estación de Waterloo. Por lo visto, hubo una vez una línea de tren llamada "Necrópolis" que servía para transportar cadáveres desde la ciudad hasta el cementerio de Brookwood, en Surrey, al sur. Una bomba en Waterloo en 1941 dañó la línea y cerró, pero aún queda un fantasma que da portazos.
Y aún más risas. Yo no sabía sin estaban tomándole el pelo al pobre Sandip, o si la línea Necrópolis existió. Pero ahí seguía a la carga Mark, con sus apariciones chulas en pubs:
-Yo tenía una novia que vivía en Highgate y como todos conocéis, 'The Flask'...-murmullo medio afirmativo, yo ni idea, que Isabel capta, y aclara para mí:
-El pub que regentaban Keats, Byron y Shelley, enfrente vivía Coleridge y su opio...
-Ese, pues, tiene dos apariciones oficiales. Una es el espectro de un caballero en uniforme, otra el de la camarera, otra vez española, en serio -más sonrisas, y todos uuuuuuuuuuuuuuuuu- que se suicidó después de que el tabernero le rompiera el corazón.
(Yo ya pensando: qué mal rollo, chaval, ahí lo dejas? Pero no, sigue a la carga:)
-Además, no olvidemos por lo que es famoso Highgate...
-Por su cementerio? -me salió del alma, es lo único que sabía yo de la zona, que en su cementerio estaban los restos de mis tótems George Elliott y Karl Marx.
-Wow, Mariona, en serio que acabas de llegar a este país?
(Qué cara poner cuando te sientes como un delfín al que le han tirado una sardinita).
-Nooo, ahora vas a contar otra vez lo de que la primera autopsia de la historia ocurrió en la Sala del Comité del Flask?-esta era Marla.
-Alguien habrá que no lo ha oído. -Barullo general. Y se vuelve hacia mí- Mariona: has oído hablar de los ladrones de cadáveres del Siglo XIX?
-Sí, eso se estudia en historia de la medicina... el famoso cirujano de la que era entonces capital mundial de la anatomía, Edimburgo... cómo se llamaba?
-Robert Knox- saltó Richard-, imaginad la situación de los cirujanos entonces. Cada vez se estaba desarrollando más, pero no había cadáveres sobre los que estudiar! En Escocia solo dejaban diseccionar a los que habían sido condenados a muerte, a los suicidas, a algún huérfano... y cuando hay demanda, comienza la oferta...
-Y así surgió el oficio de ladrón de cadáveres... parece que les pagaban unas £10 en invierno, £2 más que en verano, que los cuerpos se conservaban peor...
-Qué mórbido... no quiero ni pensarlo. Os imagináis el terror de las familias?
-Por eso desarrollaron los "mortsafes"...
-Qué eran?
-Sistemas para proteger a los muertos. Depende de tu situación económica, como todo, podían poner una piedra enorme encima de la tumba, o una especie de jaula de hierro que la cubría...
-Tenemos que ir a Edimburgo a verlos!
-En algunos cementerios también hay unas torrecitas para observatorio, y hacían guardias.
-Qué espanto...
-Pero todo cambió con los asesinatos de Burke y Hare en Edimburgo... empezaron consiguiendo algún cadáver para Knox, pero al final debieron pensar, para qué desenterrarlos? Saltémonos ese paso: total que acabaron asesinando a 16 personas...
-Madre mía... asesinos en serie! Como Jack...
-Sí, pero a estos les pillaron, condenaron a muerte, y en un ejercicio de justicia poética, Burke fue diseccionado y al final, su esqueleto donado al Museo Anatómico de la Facultad de Medicina de Edimburgo. Sigue allí.
-Como consecuencia, se aprobó la Ley de Anatomía de 1832, y ya se permitió diseccionar cuerpos donados para ello...
-Toda nube tiene su línea plateada (o no hay mal que por bien no venga, por si la metáfora literal no traduce bien). Y carcajada general.
-Pero no me habéis dejado terminar, -Mark de vuelta a la carga- yo decía que en The Flask la autopsia había sido de un cuerpo robado del cementerio de Highgate... y así cerramos el círculo, y pedimos otra ronda?
En la confusión de la siguiente ronda tuve un flashback,una imagen que no me ha abandonado nunca, de aquel día en el que unos cuantos de la facultad, allá en la ciudad de provincias, íbamos al cementerio local el día que habían abierto las tumbas de los que ya iban a pasar a la fosa común a buscar "material" para la sala de anatomía. "Parecía una ciudad de muertos", dijo alguien. Pasar por las calles que hemos recorrido algunas veces para el Día de los Difuntos, tal vez con algún ramo, salpicadas de ataúdes antiguos, desvencijados, podridos por los lados, con las tapas abiertas. Luego hubo que llevar todo en sacos, y lavar los cráneos, y yo ya no pude dormir bien en semanas.
-Por qué os gusta tanto lo grotesco, lo terrorífico, lo bizarro aquí en Banderley? -se me ocurrió preguntar entonces, como para alejar aquella ciudad de muertos particular mía.
-Por qué dices eso? Totalmente injustificado!-y más risas
-Erais todos así, o una se vuelve?
-Podemos hacer el experimento contigo, tú eras así?
-Bueno, siempre me gustó la novela gótica, pero aquí las Bronte quedan en meras aprendizas! -risas- hey, que yo pasé miedo con la mano blanca en la ventana en "Cumbres"!... pero es que aquí, psicópatas asesinos, ladrones de cadáveres, fantasmas...
-Jinetes sin cabeza!
-Solo faltan los jinetes sin cabeza! No os lo apropiéis, ya tenéis bastante gótico en este país... la peli esta de Tim Burton, "Sleepy Hollow" está basada en un relato de Washington Irving, precisamente en un pueblo de Nueva York! O también tenéis por aquí cerca un jinete descabezado?
-Querida Marion -por primera vez hablaba Will, que había estado observando todo detrás de su pinta-.Todas las culturas tienen su jinete fantasma. Por supuesto tenemos una aquí, pero no en York, donde han ido estos pelagatos a ver fantasmas Disney.
(Por primera vez observé que daba a mi nombre un toque anglosajón. Y no me quedó claro si todos conocían de sobra estas historias, y las estaban repitiendo -tal vez representando-solo para mí).
-En el folklore inglés -continúa-tenemos una historia en Camelot, en el imaginario del rey Arturo. Se trata del "Caballero Verde", una figura gigante, sin armadura, que entra en la sala en su caballo -también verde- retando a cualquiera de los caballeros de la Mesa Redonda que le golpeen con su hacha. Eso sí, han de aceptar ser golpeados con el hacha en un año y un día. Gawain, el más joven de los caballeros acepta el reto, y le corta la cabeza. El Caballero Verde se levanta, recoge su cabeza y le recuerda la cita que tendrán al año que viene. Que por supuesto Gawain va a cumplir, demostrando caballería, lealtad, honor y esas cosas tan anticuadas...
-Oh sí, y en Irlanda tenemos el "Dullahan", otro descabezado sobre caballo negro, cabeza en brazo. -sigue Yolanda-. Suele ser un tío, pero también tenemos versión femenina. Dullahan conduce "la diligencia de la muerte" (Cóiste Bodhar, decimos en Irlanda)... es todo muy lúgubre: tiene una espina dorsal humana como látigo para su caballo y la diligencia... cuando para, alguien muere. Dullahan llama su nombre y... fulminante. Eso sí, igual a los vampiros no les molan las balas de plata, este con oro desaparece.
Miré por la ventana y decir que estaba oscuro no aportaría nada, porque en Diciembre aún se está avanzando hacia lo oscuro -no sólo metafóricamente. Entonces recordé el día que me esperaba: tenía que volver a la planta, enfrentarme a Cook después de tantos días fuera y por la noche bajar a Whitby porque me tocaba la primera guardia en urgencias, fuera de Banderley. No sé si el día o la noche me daban más miedo. Cuando volví a la realidad ya habían dejado los temas truculentos-si eso es posible en este lugar-y era Isabel Archer la que estaba corroborando que si todos habían vuelto con una asignatura pendiente de York, la suya había sido la visita a la casa de WH Auden.
-No entiendo tu obsesión por Auden-decía Will mientras se levantaba-. Está muy lejos de ser un Keats o un Elliott.
-Tengo debilidad por él... su ironía, su...
-Una vez más, tal vez me disculpéis por aquello de la extranjeridad, pero no he leído a Auden. Miré a Isabel-podrías algún día pasarme algo?. Cuando empezaba a asentir, terminé: solo conozco el poema tan triste del funeral de... "Cuatro bodas y un funeral"... "Parad todos los relojes, cortad el teléfono..."
El estrépito de una silla cayéndose me cortó. Isabel, con la cara descompuesta, salió corriendo. Las chicas fueron detrás. Los que quedaron, se miraron entre ellos, incómoda no empieza a describir la atmósfera que nos envolvió.
Dejé mi vaso en la barra y me fui, arrastrando los pies, hacia mi casa. Ya había tirado la toalla de preguntar, de intentar que alguien, incluso los que creía mis amigos me explicasen nada en aquel sitio, donde todo eran sobreentendidos y donde por la mañana nada había pasado. En la cama, me mecí para dormirme, aunque lo que de verdad quería hacer era llorar, mientras recitaba en mi cabeza los versos más bonitos del poema...
El era mi Norte, mi Sur, mi Este y Oeste,Mi semana de trabajo y mi descanso del domingo
Mi mediodía, mi medianoche, mi charla, mi canción;
Pensaba que el amor duraría siempre: estaba en un error.
Con permiso: serial 19, para los que lo seguimos.
ResponderEliminar"extranjeridad" ?
Alarde fantasmal y bonita poesía.
jajaja anónimo! Sí, sí... serial 19.. ya conoces mis razones ocultas. Pero fíjate cómo el 18 ya está al día...
ResponderEliminarYa sabes q me invento palabras (tb cuando hablo). La RAE va muy por detrás de la vida... total q la he buscado, ya q sacas el tema y mira qué forum:
https://forum.wordreference.com/threads/foreignness.3469148/
Hay gente q necesita esta palabra y se queja de q no existe! Pq desarraigo no es lo mismo, ni extraneidad...
Vale, podía haber recurrido a la perífrasis para expresar lo mismo... hubieras preferido :) Yo creo q no...
muxus y alardes
di
Sé que hay sociedades relacionadas con estos temas, pero desconocía cuánto puede dar de sí, tal como cuentas junto a otras cosas, como la impresión que causó el cementerio con ataúdes.
ResponderEliminarSólo tengo experiencia de estar junto a un cadáver más de media hora junto a su hermana y un señor mayor, con 12 años, creo.
Un abrazo
BUf, ahora me doy cuenta q me quedó un poco largo: se nota q me lo estaba pasando muy bien escribiéndolo?
ResponderEliminarAL final, otro "cliffhanger" (la piedrecita blanca q comentaba antes)... creo q esta sí sé por dónde va a seguir... pero quién sabe :)
Muchas gracias!
di