Esta entrada viene a completar la del pasado viernes
Return to sender. Está basada en datos reales extraídos de diferentes medios de comunicación y en experiencias de padres adoptivos como nosotros. Sólo había que darle un tempo. Por lo demás y tal como me temía, el viernes 16 Rusia canceló temporalmente las adopciones por parte de americanos. Probablemente afecte a otros países tal y como podéis ver en el siguiente enlace del telediario 2ª edición del 16 de abril, minuto 40.
http://www.rtve.es/alacarta/todos/ultimos/index.html#747346
Empecemos el relato:
Artyom tiene una historia difícil que le acompañará siempre. Lleva una “mochilita” emocional que va con él a todos lados. Su madre biológica, lo tuvo con 19 años y lo ha estado criando hasta que el niño tuvo 6. Es alcohólica y no podía hacerse cargo de él. Los servicios sociales rusos le quitaron la tutela. (supongo que no sólo por el hecho de ser alcohólica sino porque eso conllevaba otra serie de comportamientos).
Actualmente comparte una casa grande con otros niños y niñas de su edad. No pasa frío y tiene sus necesidades básicas cubiertas, ropa y comida, aunque lo fundamental, el cariño, se lo dosifican mucho pues las cuidadoras no dan para más.
Desde que llegó ha visto intrigado como amigos suyos se iban con unos señores que los venían a buscar, mientras que él se quedaba en casa. Enseguida comprendió que esos señores se llaman padres y que todos los niños tienen unos o deberían tenerlos. Los niños mayores se lo han explicado. De alguna manera ya es consciente de un abandono. Sabe que con su madre no puede volver, así que comienza a esperar que llegue al día en que le vengan a buscar a él. También sabe que a medida que se hace mayor, es menos adoptable y desea que vengan pronto unos padres a buscarlo. Así, a cada familia que llega al orfanato le sonríe mucho y les llama papá y mamá sin éxito. Siempre son otros los que se van.
Aunque conoce muchas cosas, ignora que si pasa a otro orfanato para mayores probablemente sufra abusos por parte de los niños de más edad. A los 17 tendrá que abandonar ese orfanato y buscarse la vida. La esperanza de vida media de esos niños no supera los 30 años (prostitución, alcohol, drogas, suicidio...).
Un día la cuidadora le llama y le dice que han venido a verle una señora. ¿Sólo una señora? ¿No voy a tener padre? La cuidadora le explica que va a ser su mamá y que hay niños que sólo tienen mamá o papá. Bueno - piensa él - es mi oportunidad.
Pasa a la sala de música donde varios desconocidos le observan de arriba a abajo. La señora le da un abrazo. Huele raro. Habla más raro aún. El sonríe mucho y le dice mamá, lo único que sabe en su idioma. Aunque no comprende nada de lo que dicen, quiere irse con ella. Oye como hace preguntas que no entiende y como la doctora las responde por mediación de un traductor, que asombrósamente, sabe hablar raro también además de ruso. Cuando la doctora se va, se queda a solas con ella y con el traductor. Durante el tiempo que está con ellos, intenta portarse bien y da las gracias cuando le da juguetes que le han traído. Al cabo de un rato la cuidadora se lo lleva a la sala con sus otros compañeros. Por el camino le va preguntando: ¿es ésa mi madre? ¿me voy a ir a América? ¿por qué no me voy ya?. La mujer viene a verlo durante cuatro días seguidos. Le trae comida, ropa, juega con él. Poco a poco le va gustando más. Parece que conectan.
Durante los dos meses siguientes (a veces puede llegar hasta un año) espera, a la que le han confirmado será su madre. Además va a tener un hermano. ¿Por qué tardarán tanto? A lo mejor no quieren que vaya con ellos, quizá se han arrepentido. A raíz de las últimas trastadas que ha hecho la cuidadora le ha dicho que no le van a venir a buscar si se porta así de mal. A lo mejor es por eso que no vienen. Decide portarse fenomenal a partir de ahora.
Un día por la mañana le llama la directora y le dice que hoy vienen su madre a recogerlo y que se va a ir con ellos. No cabe en sí de gozo. Se lo cuenta a todos los sus amigos. ¡¡¡Vienen a por mí, vienen a por mí, me voy a América!!!! Está ilusionado y a la vez nervioso, pero tiene una cosa clara, por fin tendrá una familia y podrá salir de allí como todos los otros niños.
Por la tarde lo vienen a ver. No les entiende pero no para de sonreír. La mujer le dice algo en ruso. Qué mal habla - piensa Artyom - Parece que me pregunta si tengo hambre. Le digo que no, gracias. Me ha traído ropa nueva, que me va un poco grande y zapatos nuevos. Todo huele raro. Me lo pongo todo y voy a enseñárselo a mis amigos. Me felicitan, me sonríen y se alegran por mi de que me vaya.
Me despido de mis amigos. No me da mucha pena, no soy consciente de lo que es una despedida y mi vida va a ser mejor a partir de ahora. ¡Seguro!
Artyom, no ha salido tan apenas de su casa. Además en Siberia hace mucho frío, por lo que pasan más tiempo dentro de casa que fuera. Desde el momento que abandona su hogar, trata de digerir lo que ve. Todo es nuevo para él: subir en un coche, el hotel, comer cosas distintas, la televisión, el video, el lenguaje, los gestos, subir en un avión...
Su madre le llaman Justin, en lugar de Artyom. Eso no le gusta mucho y a veces, sin querer, no contesta. En el avión se ha hecho pipí porque no sabía que había baños. Ha pasado mucha vergüenza pero no ha llorado. Llorar nunca le ha servido de nada. Las azafatas le dan caramelos y le piden un beso. Artyom no sabe dar besos.
Tras un viaje que no acaba nunca, llega a América. Sigue sin entender lo que oye. Tiene sueño y hambre. Continúa la sobre-estimulación: aeropuertos, música, autopistas, TV, juegos, ruidos, más coches, casas, gente... El shock, el cambio, es ahora mayor. Artyom está agotado. Todavía le queda otro vuelo.
Por fin llega a lo que supone será su casa. Es muy bonita. Jamás había visto una casa tan preciosa. Tiene su propia habitación. Por un momento se siente solo.
Conoce a Logan, su hermano, y a su abuela. Artyom nunca ha visto antes a un señora tan vieja. Logan es mayor que él. A simple vista es muy fuerte y está mucho más desarrollado. No se entienden, pero les puede la curiosidad. Artyom se lo pasa bien con tanta novedad. Logan, tiene muchas cosas, muchos juguetes y se sorprende de que su nuevo hermano no conozca casi nada de lo que le enseña.
Pasan los días. Artyom acostumbrado a estar en un ambiente con niños, se queda sólo en casa con Logan y la abuela. No los llevan al colegio. Su madre se va a trabajar por la mañana y regresa tarde. Durante le día, ve la televisión y hacen homeschooling, pero no entiende nada. No sabe usar nada. En ocasiones se siente mal, frustrado. En Rusia ya leía, pero aquí las letras son distintas. A veces siente que se ríen de él, sobre todo Logan.
El cambio de alimentación le ha provocado diarrea. Se encuentra mal. Su madre, que es enfermera, lo lleva al hospital. Le hacen una revisión médica, le sacan sangre. Le ha dolido mucho, quiere irse de allí.
Tras unos días vuelta al hospital a buscar resultados. Tiene miedo. Le actualizan las vacunas. ¿Por qué le tienen que pinchar otra vez? No ha hecho nada malo. Siente rabia.
Supongo que a partir de aquí las cosas fueron a peor.
Pero nada justifica el desenlace.