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24 diciembre 2022

Celebre las fiestas con nuestro riguroso test de personalidad navideño!

Querid@s divagantes, 

Estoy desaparecida del divlog por una serie de factores tormenta-perfecta: me veo inmersa en uno de mis legendarios periplos peninsulares en los que he de participar en numerosos eventos sociales, en diversos excesos -algunos gastronómicos, algunos inconfesables (dejaré el divague de la kombucha para el New Year), y en los que además, no solo he de pelear por la pantalla sino que estoy enganchadísima al último Franzen que es como siempre, maravilloso. Decir que enfrentarme al blogger en blanco tras leerle me causa bloqueo tampoco iba a colar, pero sí que es uno de esos escritores que me quitan las ganas de escribir (cómo puede alguien observar en ese detalle al género humano?). Más de esto, también, en el Año Nuevo que viene heavy de trabajo, proyectos y otros demons. 

Para felicitar el potlach este (así empezamos a referirnos a la Navidad en los albores del divlog, así que si alguien llegó tarde que lo mire), este año había en mi vagancia sopesado colgar algunas de las fotos de la nevada que cayó en Londinium al principio de la semana que volé para aquí.  No solo estaba precioso el parque de enfrente, sino que, en el camino al aeropuerto de Gatwick, era una estampa de esas de cuadro de Lowry (otro manido recurso al que no recurriré). 

Pero el otro día caí en un artículo con los distintos árboles de Navidad que han encargado a un artista para poner en el hall de la Tate Britain a través de los años. Conocido es mi desdén paleto por cierto "arte"  (Damien Hirst, paso al frente, Turner Prize, ehem),  así que me he reído con esto y cómo no, decidido compartirlo con quien quiera que esté al otro lado, de resaca física o mental (no es coña: los scrooges sufrimos). Pero además, es un juego: esto va a ser como un horóscopo (validez, la misma), en la que el divagante elige un árbol y tiene la interpretación de su personalidad debajo. No vale hacer trampas: o sea, la descripción está en letra pequeña. Intrucciones: se rueda para abajo, se elige y luego se añade en los comentarios el árbol elegido. Solo entonces se puede leer -y diferir, aunque lo dudo, los he clavado. Ahí vamos. 


1. Bill Woodrow (1988)
Tiene usted 14 años y ha visto "Stranger
things" varias veces, de ahí su amor
malentendido por "el vintage". Lleva horribles sudaderas
de Champion y sueña con una motoreta con sillín de respaldo. 



2. Shirazeh Houshiary (1994)
Es usted muy kuki y creativ@ y como, "crazy", like.
Talla A de sujetador y de preservativo. 
Es apolític@, "son todos iguales".
Vivió en Cadem una época, ahora en Malasa
ña o en Gracia. 


3. Cathy de Monchaux (1994)
Sentimos informarle que está usted anclado en
la fase anal de Freud.  Cuenta las escaleras
y suma los números de las matrículas.
Ese pequeño tic facial puede ir a más:
hágaselo mirar.  Vota ud. al PP. 


3. Richard Wilson (1998)
Tiene usted su piso decorado á la Bauhaus y nos da mucha envidia.
Hace Mindfulness,  opina que hay que separar al autor de su obra,
y que no hay límites en el humor. Sus gafas deben pesar un montón. 


4. Michael Landy (2001)
Es usted alguien que fermenta zanahorias y col
por sus beneficios para la microbiota intestinal.
Máxima preocupación por el deshielo de los casquetes polares
y los plásticos. Incontinencia verbal.
Es usted un rollo de tí@ y claro, vota a Podemos. 


5. Sarah Lucas (2006)
Miembro de todas las galerías de arte de su ciudad,
usted además no duda en cogerse un AVE o un vuelo
para aquella otra exposición. Lleva jerseys de cisne.
En la oscuridad, practica el sado-maso (usted el maso).
Votó usted a Ciudadanos, locuras de juventud.
 

6. Fiona Banner (2007): "Peace on Earth"
Está usted tope confuso. O sea, este árbol con bombaderos
de la Primera Guerra Mundial es titulado
"Paz en la tierra" y según ud., todo fenomenal.
O tal vez sea de los de "la vuelta de la tuerca".
No está por el lenguaje inclusivo porque la etimología dice nosequé. 
En todo caso: necesita (nuestra) ayuda.


7. Bob & Roberta Smith (2008)
No sé, ya tal: tiene usted un tortazo. 

Podía seguir con más, pero me llama el horno (jaja , vale, no). Para quien los quiera ver todos, aquí está The Guardian.  Mientras tanto, el mío es el 4!!!


Felices siestas!!! (citando al beloved Nán).

12 diciembre 2022

"Matadero 5" (Slaughterhouse 5) de Kurt Vonnegut: Con algunos fantasmas no se puede luchar. Es lo que hay.

 Otro de esos libros que llevan en casa una vida y no había leído. El detonante: el 11 de noviembre Kurt Vonnegut hubiera cumplido 100 años, y hablaban de él en todos los periódicos. Lo saco de la estantería y descubro que el Peda lo estaba leyendo a finales de Agosto de 2007: hay siempre entradas, billetes de metro y otros mementos en los libros que lee, y aquí hay un recibo de un restaurante en el Tivoli de Copenhague donde estuvimos con Belén y Rasmus. Esos días nunca los olvidaré: Rasmus quiso subir a una atalaya de esas de caída vertical (por si acaso, el Tivoli es un parque de atracciones) y a mí algo me dijo que no. Ese algo lo supe al día siguiente al volver a casa, el 31 de agosto: el "Predictor" se puso positivo. Mini estaba en camino.

Pero divago. El no haber leído Matadero 5, uno de los mayores textos del antimilitarismo escritos, es simplemente imperdonable, y podría escribir lo de “y voy a demostrar por qué” pero, seamos serias, lo que voy a hacer es volver a mis subrayados y anotaciones al margen, que son un montón, y escribirlas aquí para que no se me olviden (con títulos, deferencias al divagante). Como diría Mini en su a veces curioso castellano “vamos p’allá!”:

Ciencia ficción, literatura de género
Matadero 5 es un clásico en toda regla, aunque al principio la crítica no las tenía todas consigo por aquello de que parecía "literatura de género": el libro tiene algo de ciencia ficción. Este es un género que no va con alguna gente (incluimos a las cuadriculadas como yo: recientemente dejé "Exhalación" de Ted Chiang tras tres o cuatro relatos), pero hay que persistir: igual es que no se ha pillado literatura sentida y reflexiva y humorística usando este device, que se dice por aquí. Dijo Chuck Palahniuk el otro día en una entrevista en “Carne Cruda” que en época de censura, los escritores transgresores han escrito de los Grandes Temas usando metáforas que escondían en géneros como la ciencia ficción o el terror.

Los trozos de ciencia ficción ocurren cuando el protagonista, Billy Pilgrim, es abducido por extraterrestres a un planeta llamado Tralfamadore, donde le ponen en una especie de zoo con una starlet de cine en bolas, para que tengan relaciones sexuales y esos seres curiosos -cuya cabeza tiene la forma de un desatascador con manitas al fondo- están mirando, intentando entender a los humanos. Como no han visto otros, da igual ser feo o con cuerpo desastroso, a ellos todo les parece bien y Billy comienza a disfrutar de su cuerpo por primera vez. Cuando les pregunta a sus captores “por qué yo?, le contestan: “Esa es una pregunta muy típica de los terrícolas: ¿por qué tú? ¿Por qué nosotros, ya que lo dices? Porque este momento simplemente es. (...). No hay por qué”.


Los tralfamadorians tienen una filosofía que daría para otro libro: por ejemplo, su particular percepción del tiempo les lleva a concluir que todo es inevitable: ellos saben el futuro porque el presente no existe: “todo pasó, está pasando y pasará”. De hecho, hay una reflexión interesante ahí sobre el libre albedrío (los tralfamadorians no han encontrado que este concepto sea algo de interés en ningún otro planeta aparte de la tierra) algo que está ahora revisitando la neurociencia. Cuando Billy Pilgrim les pregunta cómo termina el universo, ellos admiten que lo petan accidentalmente, experimentando con nuevos combustibles: eso sí, aunque lo saben, no lo pueden parar “El piloto siempre ha apretado el botón y siempre lo hará. Siempre le dejamos que lo haga y siempre lo haremos. El momento está estructurado así”. Tiran a estoicos: “no podemos hacer nada sobre un tema, luego no lo miramos. Pasamos la eternidad mirando momentos agradables”. También dicen que en la tierra hay “siete sexos” y que la reproducción no sería posible sin todos ellos, incluyendo a los homosexuales. [Qué-gran-tema-del-momento, eh? Para quien esté interesad@ aquí os dejo una miniserie en podcast interesantísima: The Tavistock). Y es que la ciencia ficción muchas veces ha descrito objetos o circunstancias que luego han ocurrido. Nota: momento de sincerarme con los divagantes, resulta la ninia Di por ejemplo ya predijo la llegada de los móviles en su infancia (eran un reloj con antenita) y luego otra cosa que está por llegar que da para muchas risas en cenas con amigos a lo que yo llamo “transmutación” (básicamente esto es teletransporte, pero mi nombre tiene más gancho, digo yo). Una visionaria. 


Y una última nota sobre la ciencia ficción, tengo que contar esto: cuando el primer alunizaje en 1969, parece que llamaron a la retransmisión televisiva como comentaristas a dos escritores de ciencia ficción (entre ellos a Vonnegut) a Gloria Steinem. Parece que Vonnegut y Steinem dijeron algo así como que "había demasiados problemas en la tierra como para gastar el dinero en eso", pero lo gracioso del tema es el contraste con la misma emisión en Ejpein, narrada por Jesús Hermida. En mis paseos televisivos a las 2am cuando estoy por Vetusta vi un docu (en diferido, graciosas) sobre el tema donde, atención, en el panel de debate tenían a un cura!!! Qué pasa, le querían confrontar en plan "mire, no está el señor de las barbas ahí arriba". Ah, no, que aún vivía Franco. Vale, que su Reino no es de este mundo, pero ¿qué tenía la iglesia que aportar en esto de la carrera espacial? Muero.

Dresde
Supongo que hasta aquí nadie entiende nada, así que aquí va algo de contexto: Kurt Vonnegut estuvo combatiendo en la Segunda Guerra Mundial y en Dresde durante el bombardeo del 13-15 febrero de 1945, en el que 1200 aviones tiraron 3900 toneladas de bombas y causaron 25.000 muertos. Eso te deja marcado para una vida, y varias de las siguientes (luego hablaremos de Desorden de Estrés Postraumático), aunque lo pases como él en el sótano - lo que era un almacén de carne- del Matadero 5. Al salir se encontró con la que fue la ciudad barroca más bonita de Alemania arrasada, con los animales del zoo (di)vagando libres y desorientados por lo que un día fueron calles, hoy el escenario de una pesadilla. “Estaréis seguros en Dresde”, les decían, "no es objetivo". Pues fue. Una de las escenas más famosas de la novela es cuando Vonnegut narra el bombardeo hacia atrás: aviones que chupan balas y absorben fuego, y retroceden hasta las fábricas donde los hicieron y los pilotos hasta la escuela y Hitler hasta ser un bebé.

Antimilitarismo
Cuando todo terminó y Vonnegut volvió a América intentó durante mucho tiempo escribir un libro sobre su experiencia en la Segunda Guerra Mundial, y al pobre no le salía: qué sorpresa. Le costó 25 años publicar esto y se ha convertido en uno de los textos antimilitaristas más famosos de la historia. Nos cuenta que está claro que ni la guerra ni los militares molan. Y que si quieres paz, no te prepares para la guerra, sino que prepara sociedades justas de ciudadanos formados que no den jamás el poder absoluto a los tipos que lo quieren, que siempre son culpables, por definición.

El libro comienza antimilitarista: Vonnegut (es un personaje más, aunque no sale mucho, pero es una técnica que usa en otras novelas) en el primer capítulo va a visitar a un amigo que estuvo con él en la guerra para que le recuerde anécdotas, y Mary O’Hare, su mujer, desde el principio se muestra muy distante con él. Al final le cuenta la verdadera razón: "vas a escribir un libro más dándole glamour a la guerra. Y la guerra parecerá maravillosa, así que tendremos más guerras. Y todas serán luchadas por bebés (...) Ella creía que las pelis y los libros animaban a la gente a ir a la guerra". Vonnegut lo pilla al vuelo, y le dedica el libro a Mary. Lo titula “Matadero 5 o la cruzada de los niños” por esto mismo: las guerras terminan en un despacho cuando unos señoros tienen a bien, pero mientras tanto, habrán muerto miles de niños, que son los que mandan a luchar. De hecho, los soldados llevan barba porque si se las quitan, se descubriría que son en realidad críos.

Vonnegut dice "les he dicho a mis hijos que no trabajen para compañías que trabajen en máquinas que hacen masacres y que expresen su desprecio por gente que dice que se necesita ese tipo de máquinas". Aquí está la clave: no contribuyas al horror que condenas. Todos tenemos derecho a nuestras pequeñas parcelas de disonancia cognitiva, pero hay unas pocas cosas en la vida, en serio, no hay tantas, en las que simplemente hay que plantarse, decir no.

Muerte tras muerte y "So it goes" ("Es lo que hay").
Cada vez que hay una muerte en la novela, Vonnegut usa el tropo “So it goes” ("Es lo que hay" o “Y así todo”). Esto me ha recordado a uno de los consejos de escritura de Chuck Palahniuk (no hay nada nuevo bajo el sol), cuando sugiere insertar un coro que repite una máxima durante el libro, que marca el fin las escenas, como “La primera regla de Fight Club es que no se habla de Fight Club”).

So it goes” se repite 106 veces durante la novela. Una de las últimas es muy graciosa, en una tertulia donde unos escritores están hablando de la muerte de la novela. “So it goes”. Uno opina que las novelas "ya solo sirven para dar toques de color en habitaciones pintadas de blanco". Yo tenía un amigo que hablaba de "ordenar los libros por colores, para ver qué conversaciones tenían entre ellos": qué pavo. So it goes. Ahora que lo pienso, en este blog hay un tropo de esos. No lo había pensado nunca.

"Pero divago".

Un par de imágenes
Yo a un libro le pido muchas cosas, una de las principales es ideas, pero otra es imágenes. Atención a esta: “Estaba en una posición fetal, intentando incluso en la muerte acoplarse a los otros en cucharita. Pero no había otros”.

“Dresde estaba haciendo una de las cosas más encantadoras cuando cae el sol, que es guiñar con sus luces, una a una”

Billy Pilgrim y su Síndrome de Estrés Postraumático
Esto me está quedando aún más raro de lo normal (a-ver-cuántas-palabras-llevo: Buf 1300) porque aún no he hablado de Billy Pilgrim, el mítico protagonista, otro de los alter-egos de Vonnegut, ese soldado desgarbado que nos lleva de la mano, en una narrativa fragmentada en la que viaja en el tiempo desde el bombardeo de Dresde hasta su futura vida como óptico en Illium (pasando por sus visitas a Tralfamador, de las que he ya hablado).

En estos viajes en el tiempo, yo veo una descripción clara de un síndrome de estrés postraumático: uno de los síntomas es “revivir la experiencia” en forma de, por ejemplo, flashbacks, pensamientos intrusivos, pesadillas. En una ocasión, Billy “está saliendo de los escombros con una sonrisa por lo menos tan peculiar como la de la Mona Lisa”, y está simultáneamente en Alemania en 1944 y conduciendo su coche en América en 1967 (qué bonita descripción de un pensamiento intrusivo, tal vez un flashback). Otro síntoma, la “numbness” (insensibilidad): “Qué bonito, sentir nada y seguir teniendo el crédito de estar vivo”. Es que estás “legalmente vivo”, solo eso.

Para sufrir de este desorden, necesitas un evento o grupo de eventos horribles en los que hayas sentido tu vida amenazada (me repatea que se llame “trauma” a cualquier chorrada hoy en día: generación snowflake). Claro que, en aquella época, nadie sospechaba nada: cuando Billy vuelve a Illium, “No pensaban que tuviera nada que ver con la guerra. Estaban seguros que Billy se estaba rompiendo en pedazos porque su padre le había tirado a la parte profunda de la piscina cuando era pequeño, y le había llevado al borde del Gran Cañón”.

Pero el pobre Billy no solo ha visto la muerte una y otra vez (“El coronel muriendo y muriendo, ahogándose depie”) sino que ha tenido que cavar la tumba de uno de sus compañeros, que está esperando a que termine, sin saber que le van a matar por la espalda.

¿Alguien se sorprende entonces de algunas de las consecuencias a largo plazo de lo que ha visto? Porque, a veces, sin razón, se encontraba llorando (a mí esta imagen me rompe el corazón, y el médico le receta para esto “siestas”). O que viera la vida como algo sin sentido: un excombatiente le dice al psiquiatra (confundiéndolo con un cura, supongo), “Tíos, creo que os vais a tener que inventar un montón nuevo de mentiras, o la gente no va a querer seguir viviendo”. O que hubiera perdido la fe en todo (Vonnegut había sido un gran fan de la ciencia, pero después cuando vio en lo que se había usado en la Segunda Guerra Mundial, perdió todo el interés: con Billy intenta reinventarse después y la ciencia ficción fue una gran ayuda). O en hacer nada, “deseaba que todo el mundo le dejara en paz. Id sin mí, decía una y otra vez” (claro que sin estrés postraumático, que te dejen en paz es también mi aspiración).

¿Estereotipos nacionales?

“Los ingleses eran adorados por los alemanes porque eran exactamente lo que los alemanes pensaban que los ingleses tenían que ser. Hacían a la guerra estilosa, razonable y divertida. (...) Vestían la mitad para la batalla, la mitad para tenis o croquet”. Lo que no compro (véase reciente divague sobre las bañeras en UK) : “eran los más limpios de toda la guerra: daban charlas sobre higiene personal (...) decían que si dejas de preocuparte por tu apariencia, pronto morirías”.

Sin embargo, los americanos eran conocidos entre todos los soldados como “los más autocompasivos, los menos fraternales y los más sucios de toda la guerra. Eran incapaces de una acción concertada común por ellos mismos. Despreciaban a cualquier líder basándose en que no eran mejores que ellos”. Consecuencias del individualismo americano.

Una de las primeras entradas de este blog fue sobre estos libros, que alguien ha considerado alguna vez peligrosos. Matadero 5 ha sido prohibido en algunos estados de los EEUU por ser “antiamericano, anticristiano, antisemita y simplemente, claramente asqueroso”. Los trozos anti-religiosos son la pera, pero voy a incluir aquí mis favoritos, los antikapis, claro:

America is the wealthiest nation on Earth, but its people are mainly poor, and poor Americans are urged to hate themselves. It is in fact a crime for an American to be poor, even though America is a nation of poor. Every other nation has folk traditions of men who were poor but extremely wise and virtuous, and therefore more estimable than anyone with power and gold. No such tales are told by the American poor. They mock themselves and glorify their betters. The meanest eating or drinking establishment, owned by a man who is himself poor, is very likely to have a sign on its wall asking this cruel question: 'if you’re so smart, why ain’t you rich?' There will also be an American flag no larger than a child’s hand – glued to a lollipop stick and flying from the cash register.

Americans, like human beings everywhere, believe many things that are obviously untrue. Their most destructive untruth is that it is very easy for any American to make money. They will not acknowledge how in fact hard money is to come by, and, therefore, those who have no money blame and blame and blame themselves. This inward blame has been a treasure for the rich and powerful, who have had to do less for their poor, publicly and privately, than any other ruling class since, say Napoleonic times. Many novelties have come from America. The most startling of these, a thing without precedent, is a mass of undignified poor. They do not love one another because they do not love themselves.”

Su sentido del humor
Desde el principio, te engancha. Así empieza: "Todo esto pasó, más o menos. (...) He cambiado todos los nombres". Cuando están en una ducha comunitaria: “los penes estaban marchitos y los testículos retraídos. La reproducción no era el asunto más importante de la tarde”. O un viejo queso casa con una bimbo que podría ser su nieta que apenas sabía leer de la que “sabía poco, aparte de que era una demostración pública más de que él era un superman”. Esto último da más ganas de llorar que de reír, pero no sabía dónde meterlo.


Metaliteratura
Estos trozos como siempre me encantan. Habla de otro escritor de ciencia ficción, que es otro de sus alter egos: “Yísus, si Kilgore Trout supiera escribir (...) Su falta de popularidad era merecida: su prosa daba miedo, solo sus ideas eran buenas.” Como nadie compra sus libros, nunca había visto un libro suyo anunciado, criticado o a la venta y le dice “Todos estos años he estado abriendo mi ventana y haciendo el amor al mundo”. Me he reído mucho con esto, creo que es una frase que resume el espíritu blogger :)

Finale
En un punto un personaje (no sé cual de sus alter egos) dice algo así como “pongo todo lo que me pasa en mis libros”. Afirma Palaniuk que escribir un libro es la manera de enfrentarte a un fantasma personal con el que de otra manera no puedes. Se cuenta que Vogennut era un hombre infeliz, de trato difícil, con mal carácter, que en un punto dijo que odiaba escuchar y hablar a la gente. Y es que su fantasma personal era de tal magnitud que, ni siquiera produciendo un clásico de este tamaño lo puedes vencer. Es lo que hay.

08 diciembre 2022

Trece años de este blog

Trece años aquí. 

Pero tranquis, que no voy a escribir lo de las crisis de los blogs, ni voy a enlazar entradas de otros años. Solo una cosa y ya, porque lo que pasa es que me gusta el número 13 (también un lugar en mi corazón para el 1, el 7, el 23 y el 282,589,933 − 1, por ej, todos primos). Nota: para todos hay una razón (y no, no es mi autismo), el trece porque la casa donde nací y aún viven mis padres está en ese número (aunque cuando era peque era el 7, cosas de Vetusta).



Trece años aquí, tirada en este diván. Si Richelieu decía "Dadme dos líneas escritas de su puño y letra por el hombre más honrado y encontraré en ellas motivo suficiente para  encarcelarlo“, yo digo, un psicoanalista con estos 13 años podría replantearse toda su carrera, por falta de progresión de la paciente.

A por otros trece y que vosotr@s los veáis. Divagantes: gracias por venir!

~~

PS. En serio: voy a mantener mi palabra de no escribir, pero ahí dejo unas imágenes celebratorias de la efemérides. 

HALF-ASSED BLOGGING PRESENTS:
divagandodivagando!
(¿acaso morirá alguien por otro divague de > 3000 palabras?)


No hay necesidad de que aulléis cada vez que publico-
pero I love it!



Si yo  vendiera algo, diría:
"el día menos pensado para comprar
la camiseta (mojada) de Divagando"
(qué publicista se ha perdido el mundo)



Esta solo porque me gusta
(Y vale, Morris era de mi cuerda)

Y hete aquí mi estado mental este mes
(sin stilettos)


Y por último: le han puesto un
xmas jumper al T-Rex del Natural History Museum:
hasta di-scrooge se ablanda!


01 diciembre 2022

¿Que cambie la bañera por esa moderna ducha italiana? (Eso, e instrucciones de cómo darse un baño)

Siempre están las personas razonables que te dicen que has de cambiar tu bañera por una ducha funcional, bonita, ecológica. Esto le debe ocurrir a gente de determinada edad, entre los que desafortunadamente me encuentro, no creo que vayan con esta monserga a parejas jóvenes que se acaban de ir a vivir juntos (se sabe que una bañera es fundamental). Pero como los jóvenes no leen esto, hoy vengo a contar mi historia.

Para un cumpleaños que estaba por Vetusta, el Peda me regaló una noche en un hotel -ya se conoce mi gusto por esto de "las aguas"- que se llama "Reina Petronila", quédense con el nombre. Cuando un tiempo después mis padres reformaron el baño, cambiaron la bañera por una ducha de esas de "walk-in" (he descubierto que en castellano se llaman "italianas"). Todo era tan flashy en ese nuevo cuarto de baño, que el Peda lo bautizó -en particular a la ducha- como "Petronila". 

Desde entonces, el "ponga una Petronila en su vida" me persigue. Por ejemplo, una vez en un avión mi vecino era un tipo que tenía una empresa que se dedicaba exclusivamente a cambiar bañeras por duchas: dos horas de vuelo escuchando las beldades del tema. Y sí, si yo, estéticamente lo entiendo todo: mucho más bonito todo italiano que una palangana grande, pero aquí en mi casa en Londinium, cuando hace unos años cambiamos el baño, y volvieron a sonar los cantos de sirenas de las Petronilas, me cerré en banda. Usé el argumento comercial: los ingleses valoran más un piso con bañera, para futuras ventas. [Nota: corre la leyenda de que los ingleses no se duchan a diario y que lo que hacen es bañarse con una frecuencia indeterminada. Yo esto hace años que no lo oigo, pero sí cuando vivía en el countryside, donde todos los gatos son pardos - claro que según Mini en Londinium también alguna gente huele a "granero"]. No recuerdo si como más argumento fue necesario sacar el comodín "bebé" ("a un bebé hay que bañarlo", Mini era más o menos bebé) para terminar con el Peda, que vió sus sueños con Petronila hacer aguas -nunca mejor dicho. 

El divagante se preguntará: a dónde va todo esto, cómo hemos llegado hasta aquí? (yo también me lo pregunto). Bien: este divague se me ocurrió el otro día cuando, desde el fondo de mi bañera, me felicitaba por no haberme dejado engañar con Petronilas de turno. Vale, que Greta Thumberg llora, lo sé, por eso yo lo hago solo en situaciones extremas, muy ocasionalmente. Que juzgue el divagante imparcial si esta situación no me justifica:

Domingo por la tarde-noche. Volvía de una travesía del desierto en bici agotada. Tuve que parar a hinchar una rueda y lo que parecía un sirimiri terminó en una lluvia en toda regla. Como hago alguna vez -y aquí saquen sus conclusiones sobre mi forma física-, al entrar en casa me echo en el suelo de la sala con brazos y piernas abiertas, así á la "Eternal Sunshine of the Spotless Mind". Nunca nadie me dice ahí-te-mueras, todos siguen con su actividad la que sea, así que ya habría hecho una extinción si lo hiciera para casito. Lo hago porque literalmente veo pasar la vida frente a mis ojos. Pero no dramaticemos: el otro día, además, con el pelo mojado, barro hasta en las pestañas, "toda soduda" (así decía Mini de peque "toda sudada"), me empezó a entrar frío. ¿Qué hacer? En esos momentos no hay nada como un baño.

Ah, mejor una ducha diréis. Nah. Un baño, eso sí, que requiere una técnica. Me explico: el agua ha de estar bastante caliente, se añaden sales (ahora tengo unas que huelen a menta con algo) o bombas efervescentes de olor a fresa o a musk, y algo para apoyar la cabeza (los pros tienen una almohada al efecto pero como en este blog somos anti-consumo y este evento ocurre una vez al año, una toalla). Luego se pone música clásica tranquila (no de la que te da ganas de invadir Polonia) y se apagan las luces. En las pelis ponen velas pero es mucho lío porque no sé si saben que Londinium se quemó en 1666 por un baño de estos (no, vale, pero se quemó y están obsesionados) y además porque ya cada vez quedan menos velas. [¿Por qué cuando eres joven tienes una cantidad inusitada de velas de todo tipo en la casa? Te las regalan en el Amigo Invisible, y en un punto las empiezas a regalar como refritos a jóvenes que rotan por tu equipo, que los tempranos 20 son la edad de la velas]. Pero divago: hoy en día y a nuestras edades o bien apagas la luz, o bien pones unas fairies de esas monas, o una luz de bebé (ese bebé que ya se ducha sol@), o lo que sea, pero jamás los focos frontales con los que te aplicas el eye-liner por la mañana.

Así que, querid@s divagantes: no hagáis caso a viajantes en aviones, a Concha Velasco, a vuestros padres o suegros que, siempre razonables y buscando la funcionalidad, te dicen que te pongas una bonita ducha italiana.  Si te lo propone tu hija, pasa igualmente porque se va a ir de casa en un par de años y con su novio buscará un chamizo con bañera. Si te lo propone tu pareja es motivo de acudir a terapia o bien a un abogado: es el equivalente de que te sugieran poner una tele en el dormitorio o "camas separadas", así a lo hermanitos, porque te mueves demasiado. 

Abajo las petronilas, larga vida a las bañeras, ese contexto ideal para el divagar,  la mindfulness (quien sepa), y otras cosas, además de lugar de inspiración de entradas costumbristas tontorronas como esta.