El último viernes de cada mes la Tate Modern hace "lates": está abierta hasta las 22:00, hay una serie de actividades y barras de bar por todos los lados. El viernes 24 era la noche para celebrar la exposición "Red Star over Russia" ("Estrella Roja sobre Rusia"), una Revolución en cultura visual (1905-1955). Las actividades estaban relacionadas con Rusia: charlas, documental en continuo (puedes entrar y salir como quieras), vodka (supongo en las barras), cabaret (más bien un teatrillo, terminaba cuando salimos de la expo) y lo más característico, mujeres vestidas con monos de trabajo y panuelos rojos en su cabeza que dirigían algunas de las actividades en grupo. Por ejemplo, en medio de la Turbine Hall de repente empezó a sonar La Internacional y un corro gigante de gente de las manos hacían pasos dirigidos por ellas. O a la entrada de la expo, una mujer de esa guisa hacía de modelo (siempre en posiciones revolucionarias), y la gente osada (Mini) las dibujaba. O más tarde, también en la Turbine Hall, estas mismas mujeres dirigían una sesión de "Fiskulturnik" (ejercicio físico copiado de viejas grabaciones soviéticas): una llevaba un megáfono, otra sacaba carteles con lemas marxistas "Trabajadores del mundo, uníos", y por fin la que hacía los ejercicios-muy energéticamente- a la que los pobres londiniumses cansados tras una semana laboral intentaban seguir.
La exposición me encantó-bien es conocida mi pasión por la imaginería soviética; en particular la última sala con pósters de propaganda. En su mayoría la exposición proviene de la colección personal de un diseniador gráfico, David King, que comenzó a coleccionar todo tipo de piezas relacionadas con esta época en Rusia, y terminó con unos 250,000 objetos. En la exposición hay cuadros, fotos, recortes de revista o periódicos, objetos personales.
La exposición me encantó-bien es conocida mi pasión por la imaginería soviética; en particular la última sala con pósters de propaganda. En su mayoría la exposición proviene de la colección personal de un diseniador gráfico, David King, que comenzó a coleccionar todo tipo de piezas relacionadas con esta época en Rusia, y terminó con unos 250,000 objetos. En la exposición hay cuadros, fotos, recortes de revista o periódicos, objetos personales.
Ya comentamos en la serie de viajes Rusia, o en el divague sobre la exposición del Museo de Disenio, que muchos artistas creyeron que el arte o la arquitectura eran herramientas de cambio. Hasta entonces, el arte había estado colgado en las paredes de las élites: a partir de ahora, el arte se hizo accesible a millones gracias a impresiones, posters, tarjetas, etc. Esta iconografía llegó a gente a lo largo y ancho de la URSS: compartieron un lenguaje visual.
Posters en diversos idiomas se pusieron por las calles, estaciones, fábricas: el mensaje era que la Revolución estaba poniendo el poder en las manos de los trabajadores. Había también trenes de "agitprop" (agitación y propaganda, me encanta esta palabra), con vagones con cine, o para exposiciones, clases, teatro... y llevaban el tema de la Revolución a zonas lejanas.
En la última sala están mis posters favoritos, de Nina Vatolina, con mujeres "empoderadas". En la mitad del SXX, el "realismo socialista" dominaba la cultura visual de los URSS-una uniformidad que comenzó a ser rechazada por artistas como Kababov tras la muerte de Stalin en 1953 (hace un par de semanas, precisamente, vi la comedia-sí, comedia- del mismo título, dirigida por Armando Iannucci).
Pero algunas imágenes valdrán más que un divague muy largo, así que aquí termino. Antes de irnos nos columpiamos un rato en la última instalación del otro lado de la Turbine Hall de un tal Superflex: "Un dos tres columpio!", mientras, en el fondo, la mujer del megáfono sigue increpando a las masas a seguir con Fistulturnik intensivo: Un dos tres, y arriba!