Londinium, mon amour |
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Juguetes vintage Quién tuvo un supercinexin? |
Burbushas!! |
Si no las escribo, las cosas no han llegado a término, solo las he vivido (A Ernaux) La vida real no está a la altura de escribir sobre ella (J Eugenides) Lo que me interesan son los errores, fruto de la pasión, los errores que se cometen arriesgando (G Steiner) En la calle, codo a codo, somos mucho más que dos (M Benedetti) Escribir es persuadir a un extraño de que se quede (R Cusk) El camino del exceso conduce a la sabiduría (W Blake)
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Buenísimas intenciones
Este divague, de una novela de 881 páginas, va a ser corto. Tiene que serlo porque no puedo hacer el desmenuzado de siempre, que suele acabar en 3000 palabras para novelas de 300 páginas. A ver, poder se puede, hasta podría salir una serie, ya que el libro es una trilogía, pero me espera un mes calentito en la vida 2.0, así que no. Hasta aquí mis buenas intenciones.
Los múltiples caminos que te llevan a un libro
“De inmediato, o entrabas, o te quedabas fuera”
Casi dos meses me ha costado y sí, también me he reído en la cama: sin duda, lo que me atrapó desde el principio es su sentido del humor. Pero, a ver, no se lleven a engaño, no es una novela de humor... es una manera de ver la vida que, ocasionalmente se trasluce como algo que a mí me hace gracia, tal vez a otr@s no. Descripciones, observaciones: "en un estado (de colocón, aclaro) no registrado por la ciencia médica", "cincuentones asexuados de anacrónica indumentaria y dudosa higiene", "follar a las 3 am sin ser atleta", "el onanismo ese ridículo monólogo", “más que aplausos, parecen llamadas flamencas a los camareros”. Una noche me poseyó un ataque de risa de esos que empieza como si nada y termina con lágrimas, y con ese cosquilleo tan chulo que se pone detrás del esternón. Supongo que había sido un mal día, o un día surrealista, o un día perfecto, no tengo ni idea, pero algo debía de ser, porque ahora he releído la página de autos y, aunque graciosa -describe el talante de dos altos cargos de un banco-, no ha sido para tanto. Tal vez no era para tanto: momentos vitales, yo-qué-sé.
NáN
Otra cosa chula que me ha pasado es que la novela me ha recordado mucho NáN. Por contexto, NáN era un antiguo divagante, con el que aprendimos tod@s los de este rincón de la blogosfera un montón de literatura y de la vida. Fue el inventor de los conceptos literarios de los "ochomiles" o las "fulguraciones", la clase de persona que le decías "he visto un libraco en una peli con una tapa con nubes de un autor que se suicidó" y te decía "Infinite Jest". Bueno, pues ha estado presente porque Mo me dijo que a ella se lo había recomendado NáN, y mientras leía podía ver por qué y al terminarlo busqué sus comentarios en el blog de Mo. No es la primera vez, ni será la última que leo los comentarios que NáN fue dejando en los blogs -en particular en este, claro, y es siempre una gozada leerle. Nota: se quejaba de mis hiperenlaces - por las razones adecuadas.
“La gran novela de la transición”
El argumento del Watusi se resume en una frase: la vida de un tipo de Barcelona, Fernando Atienza, desde la infancia hasta la mediana edad con el trasfondo de la (santa) transición. Esto último es lo más importante ["la gran novela de la transición", dicen] y se puede considerar una metáfora de lo que pasó en este país, de dónde venimos, quién sabe si a dónde vamos. Yo la transición siempre me la he imaginado así: gente con ropa terrible, crestas punkies, seat 131 supermirafiori, heroína, noches de alcohol, Almodóvar, un apartamento en Torrevieja, Alicante, Alaska, Sabina... una generación por encima de la mía que cerraban los bares en un país, como dicen por ahí "adolescente", que despertaba después del criminal parón literal y cultural que sufrió la piel de toro durante tantas décadas. Casavella te va a contar eso, y mucho más.
Hablando de género, cuando leí "Vanity Fair" [null es el nuevo hiperenlace, cuando blogger se pone tonto-debe ser una maldición de Nán] me encantó el que algún crítico listo había calificado a Becky Sharp como un ejemplo de la picaresca - nunca se me hubiera ocurrido, en una novela con vestidos de época. Con el watusi era mucho más predecible: Atienza es claramente otro de los muchos pícaros de la literatura española que narra en primera persona su azarosa vida, cuyos avatares son lo de menos, y el escenario lo de más.
Empieza la trilogía: “Los juegos feroces”
El 15 de agosto del año que nací yo, 1971, dos críos de 13, Atienza y su amigo, Pepito el Yeyé - un personaje entrañable, un gitano fantasioso y con bota ortopédica-, están pescando en una zona que antes era un vertedero, pero donde hoy se erige el famoso hotel "W" (vueltas da la vida, o tal vez metáfora del whitewashing de la ciudad). De repente, un cadáver flotando boca abajo que no es un cadáver cualquiera: lleva una cazadora con la W cosida, tiene que ser el Watusi. Quién y por qué lo mataron lo vamos a averiguar durante la trilogía, porque lo que ambos niños descubren en ese día tal vez no sea la realidad de ese ser mitológico que se dibuja en la mente de Atienza con la ayuda de Pepito, que seguro exagera, fantasea, mitifica.
A partir de ese día, Atienza empieza a encontrar pintadas de la W por toda Barcelona, que él relaciona con el Watusi, un mito en el barrio de las chabolas, un tipo que hoy llamaríamos "cool" que "tenía ritmo, caminaba como si bailara, era radiante", pero sumamente elusivo: un Banksy setentero y charnego, una especie de mago que viaja en la noche con su estarcido y bote de spray negro.
“Viento y joyas”
La carambola del progreso ocurre en el segundo libro (el título, convendrán conmigo que es mucho menor), cuando Fernando empieza de botones en un banco, con “untuosos empleados” y “padres de familia cargados de problemas venerables” pero cae en gracia a uno de los jefecillos y ahí se mete en un mundo surrealista para ti y para mí, pero que así debe ser la política, la formación de partidos -el "Partido Liberal Ciudadano"-, los tejemanejes para llegar al poder, las puñaladas por la espalda, las farras, los clubs que son “capas de anatomía en distintos estados de auge y decadencia”, la cocaína, esas cosas del día a día. Los que fueron franquistas y presidentes de banco, luego se suben al caballo de la democracia -otro blanqueo, como el del puerto- montan un partido, y siguen de dueños del banco. “No hay fortuna que pueda presentarse limpia a una auditoría moral”.
Y el tercero
En el tercero (ya ni me acuerdo del título, lo miro: "El idioma imposible"), Atienza vive más o menos de incógnito -asustado por las represalias de los de "Viento y joyas"-, se relaciona con la burguesía catalana, pasando su vida laboral de traficante de medio pelo a escritor de guiones para el manga japonés y aquí y allá, siempre con la banda sonora de los martillos demoledores de fondo: es la Barcelona pre-olímpica, donde se está dando el blanqueo del “Barrio Chino al Raval” - y esa limpieza que es siempre de personas.
Lo que menos me ha gustado del libro es su tratamiento de las mujeres: desde su publicación en 2002-3 ha llovido y afortunadamente ya a muchos nos chirrían misoginias que se aceptaban entonces. Mi mayor pero es que hasta esta tercera novela, en el elenco de personajes, la única mujer que no es prostituta es su madre. Desde la francesa que le hace una felación de niño en la famosa noche del Watusi hasta la "de lujo" del dueño del banco en el segundo, es terrible. Tal vez los estudiosos encuentren metáforas o simbolismos, me da igual (la de lujo, como los franquistas, se blanquea al final en empresaria de nosequé). Pero en la tercera parte, aunque siguen las prostitutas, el resto tampoco sale muy bien parada: su enamorada, Elsa, es una chica enganchada a la heroína, una especie de Maga cortazariana yonqui, de la que supongo que los tipos que no se han dado cuenta del tema género que anoto en los dos primeros se habrán enamorado también. Por último, hay una pija galerista de la burguesía catalana que ofrece una mirilla para ver de qué va este grupo que políticamente están al sol que más calienta, fachas o indepes, la pela es la pela. Esa novia que en conversaciones grupales “le pasaba pelotas fáciles para que se luciera” y que le presenta a un yanqui que viene a invertir en arte y Casavella dice una de esas frases suyas por las que merece la pena seguir con el tocho: “venía a explotar el complejo de inferioridad de los nativos y su auténtica inferioridad”.
Casavella, calavera
Intentando transmitir su voz
No me está gustando este divague, porque no creo que esté logrando transmitir bien la novela. Siempre critico a los críticos que resumen las obras y, vive Dios, que esto no es un resumen, pero se siente como uno. Por tanto voy a incluir algunos de mis subrayados, por si alguien ha llegado hasta aquí -sin autolesionarse o recurrir a estimulantes- y sigue sin saber de lo que hablo. La primera es un párrafo sobre el temor. Las siguientes son frases sueltas, fuera de contexto, pero que darán más idea de lo que es Casavella que todo este texto mío…
"Y me asusto. Me asusto. Andrónico de Rodas clasificó trece tipos de temor. A mí, sin pensarlo mucho, me salen más: temor a la libertad, temor a estar siendo otro, temor a estar siendo demasiado uno mismo (y estar vacío), temor a la locura de los demás, temor a la propia locura, temor a la carne, temor a la paranoia, temor al temor, temor a la falta de temor (el mal presagio), temor al temor de los demás, temor al dolor ajeno que pudiera volverse propio, temor de que la vida no se parezca a nada (porque es todo, y lo idéntico que es todo a ese todo), miedo a ser, miedo a dejar de ser, temor al pasado agotado y, aún mayor, temor al pasado inagotable, a los secretos de familia, a los propios secretos, a lo que puede dar de sí un día. Son dieciséis."
“ese tedio sublime que llamamos felicidad”
“la torpe imitación de normalidad”
“una luz venenosa a la que nombran el día”
Congo, “lo pintoresco y musical de esa palabra”
“la mecánica del cuerpo dominó donde el fracaso del deseo era evidente”
“modos de vivir que basan su aceleración en no pedir ni dar explicaciones”
“cuando me dormí, ya hacía rato que fingía dormir”
“desde la tolerancia de una úlcera incipiente”
“soportar tanto presente”
“tanta juventud me está matando (se cierra el mercadillo filosófico)”
“las arañas de cristal de la lámpara ocultan verdaderos arácnidos”
“contagiado del espíritu “emociones a flor de piel””
“furor por la simetría pero también por el caos”
Celebremos el día del watusi
Como digo, no es un libro para todo el mundo, y lo explican mejor que yo el del prólogo y el del epílogo. Zanón escribe a propósito de ese "conectar" que yo hice vía el humor: "De inmediato, o entrabas, o te quedabas fuera. Y si optabas por lo primero lo hacías porque habías conectado con su dial -verborreico, inteligente, callejero, divertido, melancólico, personal e intransferible- y ya, allí mismo, todo urgencia, le hacías capo, honda de David, ídolo de cócteles y futbolines, para siempre, nen" . Y Otero, en el epílogo, nos recuerda que Elsa, cuando sube a la azotea con los vecinos del edificio a ver los fuegos artificiales de la Noche de San Juan "mira cómo esos espumillones luminosos cambian a las personas que los miran" (así como Amélie se daba la vuelta en el cine para ver la cara de la gente): como Casevella, ella mira lo que los demás no miran. Qué más se le puede pedir a la lectura?
El cottage donde Orwell escribió "1984" |
Por qué se le llamará "cruciform"? (otro precioso ejemplo de arquitectura gótica en la city) |
"Los que controlan el pasado, controlan el futuro. Los que controlan el presente, controlan el pasado" (“Who controls the past controls the future. Who controls the present controls the past”).
"Le sorprendía que lo más característico de la vida moderna no fuera su crueldad ni su inseguridad, sino sencillamente su vaciedad, su absoluta falta de contenido. La vida no se parecía, no sólo a las mentiras lanzadas por las telepantallas, sino ni siquiera a los ideales que el Partido trataba de lograr".
"Era un hábito adquirido por instinto ocultar los sentimientos, y además cuando ocurrió aquello se hallaban exactamente delante de una telepantalla".
“La ignorancia es fuerza" (Ignorance is strength)
"La guerra contra un país extranjero solo sirve para mantener el poder dentro del propio país (...) La guerra no es para ganarla, es para que sea continuada (...) Casi con toda seguridad, las bombas cohete que caían diariamente sobre Londres eran lanzadas por el mismo Gobierno de Oceanía sólo para que la gente estuviera siempre asustada".
"Si quieres una imagen del futuro, imagina una bota aplastando un rostro humano, para siempre" (“If you want a picture of the future, imagine a boot stamping on a human face—for ever”).
Orwell vivió en muchas casas de la ciudad, así que hay múltiples "placas azules" distribuídas por ahí -yo siempre acabo haciendo fotos a la que hay justo a la subida de Hampstead Heath-, pero hoy termino el divague con un par de edificios de Londinium que le inspiraron para dos iconos de la novela: el "Ministerio de la Verdad" (lo que es hoy "Senate House", parte de la universidad) y la terrorífica "Habitación 101" (en 55 Portland Place).
"El Ministerio de la Verdad" (Senate House) |
La puerta parece del todo inofensivamente burguesa, es bonita y amigable, y esa idea me recuerda a la frase del poeta Michael Rosen que ya colgamos aquí: cuidado, porque "el fascismo llega como tu amigo (...) restaurará tu honor, te hará sentir orgulloso, protegerá tu casa, te dará un trabajo, limpiará el vecindario, te recordará lo magníficos que un día fuimos, terminará con lo sobornable y corrupto, quitará todo lo que parece que no es como tú.".
La Habitación 101 te observa (55 Portland Place) |
"London from Greenwich Park" (Turner, c. 1808-9) |
"London from Greenwich Park" (Di, 2024) |