Mr Pink Creo que hay dos maneras (hay más, pero para el caso que nos ocupa, que es esta perversión de lo que es una interpretación, digamos que hay dos) de interpretar la poesía. La sensata, que consiste en leer un poema y una vez leído todo él analizar globalmente lo que pensamos que quiere transmitir el poeta y cómo nos sentimos ante ese ¿pensamiento?. Y luego la insensata, que como se habrá adivinado es la que más me divierte y que consiste en analizar la forma, las frases, el porqué de la forma del poema. Por qué el poeta ha dicho eso así y no de otra forma. Es decir... que se destripa la poesía. Al fin y al cabo, los conceptos ya se expresan en la prosa, en el ensayo. En la poesía adquiere importancia la forma... pues desvariemos sobre ella.
Análisis uno:
Como perfecto y experto desconocedor de la mitología griega (es que últimamente voy poco al cine), no tengo ni idea de lo que significa Ítaca mitológicamente. Creo que es algo así como una isla, en la que hay algo que todo el mundo quiere (supongo que la utopía, no sé si para cada uno la suya o una utopía utópica que contentara a todas-os).
Y es que Ítaca en esta poesía puede ser (en mi análisis) dos cosas: un objetivo definido y concreto que necesite tiempo y dedicación o algo más abstracto, la vida en sí misma, aunque Ítaca no sería la vida, sino el objetivo que uno se pone en ella o si el camino es la vida e Ítaca es el fin del camino, Ítaca sería el final, la muerte.
En cualquiera de los dos casos, la enseñanza que el autor quiere expresar (sí, efectivamente, es una poesía pedagógica) sería algo así como: aprende a disfrutar y a exprimir cada momento y no deposites tus anhelos en un objetivo futuro, sino en tu presente. Si buscas algo, disfruta de la búsqueda. Si vives en el futuro, aplazando las cosas para cuando... te encontrarás que el tiempo pasado no vuelve y que el futuro buscado una vez en él, puede no satisfacer tus aspiraciones.
Y la valoración que hago: en general no me gustan mucho las poesías con una moraleja tan expresa. Es como un sermón, demasiado pedagógico y evidente el mensaje, aunque es cierto que el tema es profundo y por supuesto es interesante reflexionar sobre él. Creo que todos podemos estar más o menos de acuerdo con el mensaje pero que nadie lo practica en su vida particular.
Por cierto, formalmente, me sobran los Lestrigones, cíclopes y poseidones, los emporios de fenicia y los voluptuosos y delicados perfumes, por no hablar del "invertir" que les precede.
PD1: Puede parecer muy negativo, pero lo cierto es que la poesía me gusta, aunque el segundo párrafo se podría quitar entero y los lestrigones también me han tocado un poco los... La moraleja me gusta y el tema que trata merece ser tocado en profundidad y rigor incluso al margen de esta poesía concreta.
Análisis dos:
Tenemos un caminante (viajante o viajero en realidad, pero no quiero equivocar conceptos), un fin del viaje, el destino (¿la palabra es ambigua o me lo parece?), el viaje considerado en si mismo y un maestro consejero que nos advierte sobre cuál debe ser nuestra disposición en el viaje. Por lo tanto el viajero, el caminante, que en realidad es navegador, pero que ya está asimilado en mi cerebro a caminante y no pienso apearle del título, es el lector: "si vas (tú, claro) a emprender el viaje hacia Ítaca..."
"pide que tu camino sea largo, rico en experiencias, en conocimiento..." Ya en el primer verso, en la segunda línea, el autor se permite darnos un consejo. Muestra sus cartas al instante (lo de la intención pedagógica del poema) reflejando quizás un poco de falta de humildad (yo es que no le conozco de nada y ya empieza así, sin vaselina). Por cierto, a quién me recuerda lo de la humildad (falta de )...
Luego te dice que seas valiente, que no tengas miedo de los reveses del camino, que el camino no tiene dificultades si tú no las llevas dentro de tu alma...
Vayamos por partes: desconozco (yo soy así, fundamentalmente desconocedor y estoy en el curro y no tengo posibilidades hoy de enterarme)... decía que desconozco la época en que fue escrito el texto, pero obviamente es preJoseMari. Lo que pasa es que antes que Jose Mari hubo otros (Patxi, etc), como antes de Bush2, hubo Bush1 y antes Reaganes y ... por eso escama lo de "no hallarás tales seres en tu ruta si alto es tu pensamiento y limpia la emoción de tu espíritu y tu cuerpo". A qué se refiere con eso. ¿A que según tu disposición de espíritu el objetivo de tu viaje va a ser uno u otro? ¿A que si buscas un objetivo elevado, noble... no encuentras dificultades? ¿A que si eres buena-o tu camino es "feliz"? ¡Vamos anda! Y por supuesto el lector no puede ser africano paterista, ni parado, no joven o no tanto sin casa propia, ni okupa (o es que todos estos ya no pueden tener objetivos nobles y se van a encontrar sus caminos libres de dificultades). El único camino que tiene libre de dificultades el ciudadano medio del mundo es el camino a la tumba. Y estoy imaginando tiempos modernos para los caminantes, que es cuando la humanidad está más con mayor grado de bienestar de la historia (quien lo diría). Si nos retrotraemos a caminantes de otras épocas, los JoseMaris, Patxis, Bushes, etc que he mentado antes se quedan cortos. Fundamentalmente el mundo ha sido una mierda, con los poderosos (así en género masculino, como ha correspondido hasta ahora) aprovechándose y machacando a los débiles. Así que lestrigones, cíclopes y poseidones han sido el pan de cada día para la parte débil de la humanidad. (Igual me estoy pasando, pero vaya... eso pienso)
"Si no los llevas dentro de tu alma, si no es tu alma quien ante ti los pone" (está hablando de los lestrigones, cíclopes y poseidones… por si no tenéis el poema delante). Insisto: El tono optimista del profesor-autor, choca con mi visión de la realidad. Sea Ítaca la vida entera o un objetivo más concreto, para el ser humano medio los objetivos vitales están muy caros, llenos de lestrigones sean éstos lo que sean. Y llegamos al tema del alma: ¿Qué es el alma? ¿Existe? Es un ente separado del yo, o es una maleta, un baúl que está dentro de uno. ¿Es un baúl ordenado, siempre con las mismas cosas, o es un caos, un remolino de ideas, cosas y sentimientos que afloran a la superficie un momento y luego son tragados por el remolino y se hunden en el abismo del baúl, para no asomarse? Y en este caos de alma que yo me imagino, si es que existe algo que podemos llamar alma (¿nos entendemos al llamar alma a algo que no sabemos qué es?) cómo no llevar miedos que aparezcan y desaparezcan y nos engullan y sean engullidos… Un ser humano noble, bondadoso: ¿No debe tener miedo a nada? Y no en una cosa cualquiera: en la búsqueda de su utopía, en la construcción vital de su vida (valga la rebuznancia). Creo que era Benedetti (corro el riesgo de meter la pata, una vez más) quien decía que un pesimista es un optimista bien informado y creo paradójicamente que es la mejor definición del ser pesimista (Benedetti) pero también realista. Y así me considero yo. Eso de que "Si alto es tu pensamiento y limpia la emoción de tu espíritu y tu cuerpo a lestrigones… hallarás nunca" es de una ingenuidad, de una bondad si se quiere… sorprendente.
El ser noble y bondadoso, el que no lleva malicia en sus intenciones, ése es el que se ahostia una y otra vez en la vida ante la cruda realidad, ante la falta de escrúpulos de los fuertes y poderosos, ante la injusticia que reina en la sociedad…
Llegamos al segundo párrafo, ése que no me gustaba, ya no en sentido, sino en la forma: lo de los "invertir en voluptuosos y delicados perfumes" me parece un poco de mal gusto y más en medio de un poema pedagógico… Formalmente es como un párrafo respiro, un nexo entre el verso uno y tres que perfectamente podría ser suprimido y la poesía se entendería igualmente y no perdería significado. Por ello deduzco que intenta que el lector se tome una pausa entre el primer verso, los primeros consejos y el verso final, la gran enseñanza…
Luego dice que tengas a Ítaca siempre en la memoria, sin apresurar el viaje y llegues con lo que has ganado en el camino. ¿Y si el camino, como ya hemos intuido antes, es difícil y lleno de lucha? Si Ítaca es un objetivo concreto, ¿lo debemos aplazar para alargar el viaje, para que nos dure toda la vida? ¿o lo debemos conseguir y fijarnos nuevos objetivos? ¿No es conformismo, comodismo incluso lo primero? Creo que estas preguntas anulan la posibilidad de que Ítaca sea un objetivo concreto y refuerza la idea de que sea la vida misma o un objetivo final, global, no "cositas" intermedias.
Y si el objetivo, la meta, no te enseña nada… ¿de verdad es necesaria para emprender y aprender del camino? Si sólo aprendes del viaje, y el viaje es la vida y no otro, y partes de un espíritu puro y noble que va a evitarte dificultades en el camino… ¿entonces qué coño es la vida? Pero no la vida metafísica, filosófica. Digo la vida real, la que vivimos. O simplemente hay que deducir que no somos caminantes, o que no somos nobles y puros, con altos pensamientos y limpias emociones…
Parece que he terminado de destrozar el poema. La verdad es que leído de carrerilla no me parece merecedor de tanta caña, pero es lo que tienen los análisis de la opción dos: son duros con el autor…
PD: Este segundo análisis del poema no ha sido realizado bajo los efectos de ningún producto psicotrópico, aunque pensándolo bien, se abren aquí perspectivas a un tercer tipo de análisis literario, aunque ahora no me siento capaz de intentarlo, por estar mediatizado por estos dos análisis previos…
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Mr BlueEn cuanto a Itaca os diré que no he podido digerir aún el comentario de I al respecto de la poesía. Me desborda, prefiero el encanto de la vida simple. Y es que uno puede disfrutar un vino o hacer de enólogo e ir a ver qué defectos tiene, que el vaso puede estar medio lleno o medio vacío pero siempre tiene x centilitros... Simplificar, esa es la palabra. Trataré yo de simplificar lo que significa Itaca para mí:
Itaca (Ulises y otras islas aparte) debería ser como el edén, la tierra prometida: justicia, armonía, salud y buenos alimentos. Que no importa si existe o no. Lo que en realidad es importante es nuestra decisión de llegar a ella, los esfuerzos que hagamos nosotros para alcanzarla, por lograr Itaca donde vivimos, ya que lo mejor del viaje NO está al final esperando con las puertas abiertas. Lo mejor, lo vamos encontrando en el camino, en las personas que nos acompañan, las situaciones con las que nos enfrentamos, la lucha por entender y querer cambiar las cosas, las actitudes y con ellas a nosotros mismos. Es en ese "viaje" donde hallamos la satisfacción.
Me gustaría que fuese cierto
y que Itaca existiera de verdad.
Partir en su busca, ¡que felicidad!
Dejando las tormentas en puerto.
Tener un objetivo y la ilusión,
de resolverlo todo con un viaje:
regresar invictos, con nuevo traje
haciendo cuenta nueva y borrón.
Pero está en el mismo sendero
que forjas en el día, al caminar
luchando por lo que crees verdadero.
Al sentir, al amar, al creer, al callar...
Así se hace Itaca compañero.
que no se te vaya a olvidar.
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Mr Blonde
De kavafis sólo sé que era poeta preferido de aquel vicepresidente tan sui géneris y literato él que tuvimos en los ochenta, que era homosexual y que trabajó de funcionario burócrata para vivir (kavafis, no Guerra. O bueno, quién sabe). Sé que vivió en Alejandría pero no sé si nació en Grecia o en Egipto, y me suena que tuvo algo que ver con el Imperio Británico.
De Ítaca sé que es una isla mediterránea (¿o jónica?) sin mucho interés turístico actualmente, pero que era el destino de Ulises en su odisea, aquel por el que Penélope esperaba tejiendo y destejiendo día y noche.
Para mi el poema es un canto al carpe diem, al momento presente, un toque de atención para que nos paremos un poco a disfrutar del ahora, y como todo poema que se precie, tan amplio en sus metáforas que se le pueden buscar muchos sentidos.
Creo que todos tenemos nuestras Ítacas particulares y comentando este poema con diferentes amigos y personalizándolo uno se da cuenta que da mucho juego, que no deja de ser fácil equiparar Ítaca con objetivos más o menos vitales. Igual es ser demasiado prosaico pero para unos su Ítaca es licenciarse, para otros conseguir una pareja, para los de aquí simplemente sobrevivir, para los de allí lograr ese ascenso, para estos conseguir que sus hijos se conviertan en adultos de los que estar orgullosos, para aquellos curarse de una enfermedad.
Para mi (y para kavafis), en contra de lo que comentáis vosotros, Ítaca existe, ese es el quid del poema, el que le da todo el sentido último. Por definición la utopía no existe y por eso no equiparo a Ítaca con la utopía, el problema del poema es que Ítaca existe y, lo que es peor, a Ítaca se llega. Lo que hace el poeta es avisarte, advertirte contra esa Ítaca tan deseada. En palabras de Oscar Wilde, “sólo hay una cosa peor que no conseguir un deseo anhelado, conseguirlo”.
A mi ese poema me habla de la idealización de los objetivos, de la mitificación de las ilusiones, del creerse que cuando lleguemos a Ítaca nos invadirá la felicidad absoluta. Nos previene de que igual al final encontramos pobre a Ítaca, que igual no nos colma como habíamos soñado, que la realidad final es siempre más pobre que nuestra idealización, nos advierte contra el desengaño, contra la desilusión, y en ese sentido creo que es positivo. Disfruta del aquí y ahora pero también lucha aquí y ahora, no pongas todas tus esperanzas de felicidad en Ítaca, busca ser feliz por el camino, porque ¿quién sabe? Si lo queréis en un lenguaje socio-religioso, no confíes toda tu felicidad al cielo y busca ser feliz aquí en la tierra, y no porque el cielo no exista, sino porque igual no es tan maravillosos como nos lo han contado.
En el sentido en que pone el acento en el día a día, en que es hedonista, en que se vale de la mitología pero es desmitificador, la forma en que siembra la duda en el lector viajero, me gustan y me parecen mensajes positivos. Traduciendo, podría decirse que el poeta te llama a disfrutar de tus rutinas, y aún más, a que te busques rutinas que puedas disfrutar. Sin embargo, (y esto lo he discutido mucho) ahí os den todos los caminos que yo me quedo con las Ítacas. El poema se puede enteder como dos visiones de la vida: una, en la que lo más importante es la ilusión por algo, el momento previo al instante añorado, el camino más que la meta; la otra, en la que lo que cuenta es conseguir ese algo, disfrutar del instante, llegar a la meta. Si queréis, una romántica, la otra telúrica.
Banalizando (para que me entienda I), todos conocemos a gente que al comer se guardan lo que más les gusta para el final, gente para la que lo mejor del fin de semana son los viernes por la mañana y odian los domingos por la tarde, que cuando más les gustan los regalos es cuando están envueltos, que el mejor sexo lo tienen antes de darse el primer beso. Esa gente es la que llevan el poema de kavafis hasta el límite y yo, puestos a elegir, (llamadme materialista) me quedo con las realidades antes que con las promesas, con las metas antes que con las carreras, con el haber llegado antes que con el camino. Ponedme los ejemplos que queráis, empiezo el huevo por la yema, me encantan los domingos, prefiero el placer al deseo, siempre abro los regalos antes de tiempo, estar en la cima a escalando, y, sin duda, haber llegado a las doce horas de autobús que me esperan mañana.
Por último, kavafis (odio las k mayúsculas…) no habla de los que no llegan a Ítaca, no habla de los que se quedan por el camino, no sé si porque no le interesan o porque verdaderamente cree que llegar a Ítaca es una maldición. ¿Lo es? ¿Es el éxito peor que el fracaso?
En cuanto a la forma, y más que nada por llevarle la contaria a I, ya lo he dicho antes, creo que el poeta hace un uso inteligente de los cíclopes y lestrigones, del lenguaje mitológico, para desmitificar Ítaca, es un guiño, una paradoja que tiene su efecto.
De los voluptuosos y delicados perfumes decir, primero, que cada día se me hacen más insoportables los sustantivos pre-adjetivados (en poesía me temo que no me queda más remedio que tragar, en prosa no los tolero…), pero también que todo ese verso es un canto al hedonismo y al materialismo: pocas palabras hay en castellano más onomatopéyicas que voluptuoso, y hasta el propio I se escandalizó del “invertir”, referencia materialisma donde las haya. Y por eso me gusta.
Por lo demás coincido en que el autor utiliza un tono pedagógico imperativo, pero a mi no se me hace tan agresivo o violento como a I. Igual es que como ya he dicho que los caminos me traen un poco sin cuidado no me lo acabo de creer…
Respecto al segundo análisis e I sólo un apunte. ¿Y si en vez de aplicar la lucha de clases verticalmente al poema lo hiciéramos horizontalmente? (I estás mediatizado por tus ideas políticas, y eso que todavía no has leido a Marx…) ¿Y si los Poseidones no fueran los poderosos sino precisamente el compañero de turno en la cadena o el cuñado insoportable o el vecino envidioso? Para mi cobra mucho más sentido el “no hallarás tales seres en tu ruta / si alto es tu pensamiento y limpia / la emoción de tu espíritu y tu cuerpo.”
PD: Mi materialismo (¿o es prosaicismo?) es voraz: Ítaca existe y está a una distancia ideal de las Baleares para ir en una travesía marítima en un par de semanas de verano. Ahí, sin duda, lo importante es el camino (parafraseando a Unamuno, “¿y si me contradigo qué?”), cargado de sol, mar y amigos. ¿Quién se apunta a divagar sobre Ítaca camino de Ítaca? ¿Sería eso metapoesía?
PD: Releyendo a C y a k al día siguiente se me ocurre otro análisis. Llegar a Ítaca, conseguir el objetivo, hacer cima, es mucho más etéreo, más perecedero, más diminuto que la propia ida y vuelta a Ítaca, que la propia subida y bajada a esa cima. Por eso igual es más romántico Ítaca, ese instante en que se cruza la meta, en que se consigue lo deseado, en que sale el aprobado, que el camino, la lucha, el esfuerzo por conseguirlo y, sobre todo, el haberlo conseguido. Ulises se pegó toda una vida intentando llegar a Ítaca, pero una vez que llegó, el resto de su vida fue un “haber llegado”. Con el monte es más fácil: la subida cuesta, la cima (Ítaca) es cosa de minutos, luego hay que bajar; las Ítacas son momentáneas, son primero ilusiones y luego recuerdos, las Ítacas son segundos en nuestras vidas, que se pueden idealizar y mitificar a priori pero también a posteriori, y he ahí otro peligro, otro tipo de Poseidones, quedarse anclados en esas Ítacas que ya no existen, que existieron apenas unos segundos. (Bueno, quizá tendré que retocarlo un poco más…)
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Mr BrownCuando leo esta poesía me habla sobre todo de la no traición personal: cuando llegues a Itaca ya no hay vuelta atrás y ya te queda poco tiempo. Si a Itaca además la encuentras pobre y esto nunca será de otra manera- es decir, llegar a hacer dinero, haber sido un medico sin fronteras, haberte pegado toda la vida dedicado a la crianza de tus hijos en si mismo no da la felicidad- ¿que te queda? la única respuesta es echar la vista atrás y estar satisfecho con lo recorrido y con el recorrido, sentir que has llegado más o menos a donde te propusiste al partir. que nunca dejes tu navio completamente a la deriva, que quizas no llegues a Itaca exactamente sino a Lesbos o a Sicilia. De ahi la exhortación de disfruta del camino porque el "acto" no da la felicidad según mi opinión. ¿qué pensais sobre esto? Lo de los lestrigones entiendo que es coñazo para la gente que no conoce, pero para los que tenemos ese imaginario su poder efectista, metafótrico e incluso visual no tiene precio (que no me toquen las clásicas!! decir yo esto....)
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Mr White ¿Qué es Ítaca para mí? Cuando leí el poema, hace unos días, dos pensamientos vinieron a mi mente inmediatamente, no recuerdo cuál primero:
Ítaca es la muerte.
Ítaca es España.
Antes de continuar, y para que no haya suspicacias prematuras (por eso de que si A es B y B es C se deduce que... ¿España es la muerte?!?), voy a presentarme. Me llamo JA y vivo en Monterrey, Nuevo León (México). Creo que soy el primero que aparece a la vez entre los lectores de los Pedalistas y en el documento de fauna del viaje, ya que aunque conozco desde hace años a los pedalistas, tuve la suerte de poderlos atraer para el norte de México, una zona de este país muy diferente del altiplano central o del exuberante sur, y sin embargo, según creo, no menos interesante. Llevo cuatro años en México, y antes de eso viví tres años en China. Ah, se me olvida lo principal. Nací en Zaragoza y viví en tierras mañas durante más de dos décadas de forma continua, y durante los siguientes años a ratos. Últimamente digo que España es mi “país natal” (con lo cual se ofenden algunos amigos al saber que ya no lo considero como “mi país” sin otros adjetivos, a lo cual yo respondo que si paso once meses del año en México y uno en España, ¿soy más español o mexicano? Ya no sé).
Mi relación con España es curiosa. Lo más que puedo decir es que no entiendo aquel país ni a su gente, sensación que comparto con otros españoles que viven desterrados o auto-exiliados como yo. Sí, eso es; España me produce perplejidad. A veces creo que la gran mayoría de los españolitos se han vuelto absolutamente gilipollas, y otras veces creo que no sólo en España se vive mejor que en ninguna otra parte del mundo, sino que su gente es de lo mejor que nunca he conocido. Esto puede llevar a dos diferentes interpretaciones. La primera (obvia) es que quizá esté esquizofrénico perdido (pero, ¿quién no está loco en el mundo de hoy?). La segunda es que probablemente ambas cosas no son incompatibles. En España hay muchas personas gilipollas que se creen el centro del mundo, que ya se acaban de creer que España es el primer mundo y que meten en el mismo saco a todos los países de Asia, Africa y Latinoamérica (puaj, Tercer Mundo), que creen que “en España se vive mejor que en ninguna otra parte del mundo” (ay, horror, creo que eso he manifestado yo mismo hace unas cuantas líneas...) y en general que se meten en un tren de vida, como lo de aprovechar las más mínimas vacaciones para salir a cualquier lugar de viaje, o la casa a pagar en treinta años, o cosas así, que yo no sólo no comparto sino que no entiendo. Y por otra parte, eso no quita para que me sienta identificado tremendamente con la gente española. Sólo alguien que ha vivido mucho entre gente diferente puede llegar a darse cuenta de lo parecidos que somos. Y en este sentido, quizá porque es mi cultura (quizá no; seguro), me siento más cómodo entre españoles que entre gentes de cualquier otro lugar del mundo.
¿Y dónde ha quedado Ítaca en este discurso? Ítaca es el objetivo final del viaje, es el faro que guía en la adversidad. Y así siento yo a España. Creo que voy a volver, a largo plazo (antes decía a medio o largo plazo, ahora ya he eliminado lo del medio, aunque como la vida es puro cambio, podría volver mañana; pero en estos momentos siento que mi lugar está aquí). Amo México (esta frase causó sensación a los Pedalistas, por cierto). Realmente, siento que este país es maravilloso, que estoy aprendiendo muchas cosas que ni por asomo aprendería en la fría, estable, segura y aburrida España, en esta odisea de la vida (adelantando la segunda hipótesis sobre Ítaca, de la que hablaré después). A veces tengo la sensación de que en Europa la gente se está perdiendo algo importante de la vida, el espíritu de la sorpresa, el misterio y la magia. En aras de la seguridad y la estabilidad, se ha perdido espontaneidad y naturalidad. En fin, vaya sarta de tonterías que estoy escribiendo, os diréis algunos. Bueno, pues sí, pero si venís a vivir a un país de Latinoamérica o aunque sea de Asia o de África durante unos años, quizá me comprendáis mejor. O quizá no, quién sabe. Lo que está claro es que últimamente tengo la extraña sensación de que vivo exactamente como querría vivir, de que no quiero estar en otro sitio. Eso es fantástico. México me ha dado una oportunidad que España no me ha dado.
Pero un viaje como la Odisea no tiene sentido sin la vuelta a Ítaca, aunque sea al final de la vida. Por eso, creo que volveré a España, el mejor de los mundos posibles. ¿El mejor de los mundos posibles? Eso sí que tiene gracia. En fin, Kavafis lo dice en su poema. Aunque pobre la encuentre, España no me engañó. Volveré rico en experiencias y en historias que contar. Y lo que tengo muy claro es que sin España no estaría donde estoy. Qué curioso país el nuestro, que nos lo da todo y sin embargo no nos permite retribuirle como merece. “A veces madre y siempre madrastra”, como dice la canción. Bueno, la verdad es que estoy hablando por una parte de la población pequeña y posiblemente poco representativa (la de los universitarios que quieren dedicarse a la investigación o la enseñanza en la universidad). Pero en mi caso, yo así lo siento. El estado español se ha gastado un montón de dinero en mi educación de excelencia, y ahora no puedo trabajar en España para devolverle el favor. Así, yo siento que realmente “España me regaló un hermoso viaje, sin ella el camino no hubiera emprendido, mas ninguna otra cosa puede darme”. Bueno, quizá una vida cuando sea viejo y pensionado. O quizá no. Posiblemente al final de mi vida encuentre una España pobre, pero que no me habrá engañado, como señala Kavafis.
Al final de mi vida... ¿Y si Ítaca es precisamente el final de la vida, es decir, la muerte? Esa es la segunda idea que se me ocurrió al leer el poema. Llevo tiempo preguntándome por el sentido de la vida (qué gracia, sólo los filósofos y los locos se hacen de forma continua esa pregunta; espero caer en la primera categoría mejor que en la segunda). Y si interpretamos el poema de Kavafis de esa forma, resulta algo muy obvio: hay que aprovechar la vida. Aquí cabrían ahora todos los tópicos de siempre, que si “carpe diem”, que si sólo se vive una vez, que si dentro de cien años todos calvos, y bla bla bla. Mejor no sigo por este camino y me voy a ir a otros derroteros.
Por ejemplo, me voy a Morelia, la capital del bellísimo estado mexicano de Michoacán. La vida hay que exprimirla totalmente, la vida es entrega, me decía. Es una obra de teatro, un juego, donde uno puede perder, pero al menos ha jugado. Y sobre todo, se puede ganar mucho, riqueza en saber y en vida, como dice Kavafis. Vuelvo al mismo tema inicial; me da la impresión de que en Europa la gente se pierde algo de ese misterio y juego y pasión y gozo y dolor que es la vida. Todo es tan light...
Pero claro, si uno puede apresurar el viaje, si uno puede hacer caso a Kavafis para que de forma voluntaria y consciente alargue la vuelta a Ítaca, entonces, ¿cómo puede ser el final de la vida? Se supone que excepto en casos muy raros (suicidio, se podría decir), uno no elige cuándo se muere. Pero entonces, ¿el viaje a Ítaca podría ser no la vida, sino un tipo de vida? Un tipo de vida bohemia, o quizá un tipo de vida vivida con pasión. A veces me da la impresión (volviendo otra vez a lo mismo del principio, joder, parezco una mosca cojonera) que mucha gente se mete en la vida y hace las cosas “porque tocan”, y aquí vuelvo a España. Ahora hay que estudiar, después trabajar en algo lo más estable posible (el sueño es ser funcionario, de ahí el culto a las oposiciones en España). Después toca tener novia o novio, pasar unos años y finalmente el bodorrio, el piso a pagar durante el resto de la vida, los niños... Los niños, los niños, ¿es que nadie piensa en los niños?!?
Ya dudo de todo. A veces me da la impresión de que todo esto que pienso y escribo no es otra cosa que una pataleta por no poder llevar ese tipo de vida cómoda y regalada que mucha gente disfruta. Ese tipo de vida “sosa y aburrida” no es otra cosa que Ítaca, ya después de haber llegado, después de haber terminado ese fantástico y enriquecedor viaje antes de tiempo. Ítaca pobre, que me regaló un hermoso viaje pero lo dejé a medias y volví cuanto antes. Ese tipo de vida implica renunciar para siempre a visitar bahías nunca vistas, a no visitar nunca Fenicia ni Egipto, a dejar de invertir en voluptuosos y delicados perfumes (con la hipoteca del piso de por vida, ¿cómo va uno a poderse permitir esos lujos?). Eso es Ítaca. La vida sosa y aburrida. Casi casi, la muerte. Y el colmo de esa vida-muerte es la llegada de los hijos. Pero entonces, todo se tambalea. ¿Qué puede haber más fundamental y más rico que criar a un hijo? ¿Qué viaje, qué odisea puede ser más enriquecedora que ver cómo un ser nacido de una célula tuya va creciendo y se va convirtiendo en otro ser humano distinto a ti? ¿Qué mayor responsabilidad, qué mayor “faro de vida” puede haber que la crianza de un hijo? ¿Es eso una vida “light”? ¿No será más “light” una vida de viajes, de emociones, de no asentarse, una vida de desarraigo como pudo tener Ulises hasta que llegó a Ítaca? Ahora, ¿cuál es la vida del viaje y qué es la llegada a Ítaca? En mi caso particular, al identificar la vida de emociones y falta de compromisos serios como el camino a Ítaca (que según Kavafis, debemos hacer lo más largo posible), ¿no estaré haciendo como en la fábula de la zorra que no podía alcanzar las uvas y se consolaba pensando que “están verdes”?
Qué barbaridad, cuántas preguntas. Y qué pocas respuestas. ¿Es que no hay nada seguro y firme a lo que agarrarse, aunque sea un clavo ardiendo? Una posibilidad puede ser el vivir en la realidad y en el momento, sin importar si uno lleva años viviendo en distintos países y adquiriendo experiencias riquísimas, o si es funcionario en España con tres hijos y una hipoteca a treinta años. Ya lo decían los maestros taoístas hace más de dos milenios, no es más válido un tipo de vida que otro si uno actúa conforme a su naturaleza. Cada cual es como es, lo que hay que hacer es fluir, no ir contra uno mismo, porque entonces es cuando todo se fastidia.
Bueno, vale. Empecé a escribir esto hace más de una semana, y conforme fueron llegando las otras ideas sobre Ítaca se me fue yendo la motivación para subir esto al grupo. Estoy de acuerdo con C en que la simplicidad es un valor importante, pero esto que acabo de escribir es cualquier cosa menos simple… En fin, espero al menos que hayáis llegado al final y que pueda suscitar todo esto un debate posterior. Saludos.
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Mr OrangeItaca te regaló un hermoso viaje,
sin ella el camino no hubieras emprendido,
mas ninguna otra cosa puede darte.
Caminante, no hay camino,
Se hace camino al andar
Y al volver la vista atras
Podras ver el sendero
Que no has de volver a pisar
Caminante, no hay camino
Solo estelas en la mar.
Desmontando a ITACA
Los actos, ¿fallidos?
He escrito alguna vez sobre Itaca, aunque he hablado mucho mas. He buscado en el portatil y, significativamente, no guarde aqui nada de lo que sobre ella escribi en el pasado. No se si por la sospecha de que lo que escriba durante este viaje o tras él va a ser distinto, y no queria que se contaminase. En todo caso, ahora estoy “contaminada” por los analisis de I, C y P. Solo decir que no coincido con I en su disgusto por los aspectos formales de Kavafis.
Introito
Para mi, Itaca habla del deseo y de su consecucion. De lo que pasa cuando por anhelar mucho algo no nos paramos en las pequeñas cosas, y lo mas terrorifico, lo que nos pasa cuando llegamo a esa supuesta Itaca. Cuando escribo, el resultado es esa Itaca que estaba en mi mente antes. Lo que me ha pasado mientras escribia esto (porque este parrafo es el ultimo que paradojicamante he escrito), resume muy bien lo interesante de los PROCESOS por contraposicion a los resultados, a los fondos.
El deseo (directamente del P's Psicological Tractatus-que ustedes pueden adquirir por un modico precio en el link instalado en el hall del teatro)
Dicen que el hombre es una maquina de desear, tanto a niveles concretos, como mas elevados. La famosa piramide descrita por Maslow indica muy claramente como para poder aspirar a metas o deseos mas elevados, hay q tener satisfechos los mas primarios (cobijo, comida, seguridad). Es de logica que uno solo se podra interesar por la filosofia cuando tenga el estomago lleno, etc.
La clave para conocer si una persona tiene una enfermedad llamada trastorno depresivo mayor (y no hablo del “hoy tengo la depre” tan banalizado-igual creen q barro para casa, pero aunque parezca increible aun hay gente hoy en dia q muere por este trastorno) es saber si tiene un sintoma conocido como anhedonia, del griego no-placer. Incapacidad para experimentar placer en nada de lo que se hace y, lo que es aun mas importante, incapacidad de siquiera desear hacer aquello que antes era fuente de diversion y felicidad (aunque fuera momentanea).
Sin embargo, este deseo, que tanto estudian los psiquiatras de corte cognitivo, es un terreno muy complicado. Si yo supiera qué puede hacer “hacer click” a la persona que tengo enfrente, que es eso que le va a “hacer emprender ese viaje” de nuevo, seria la mejor psiquiatra del mundo. El problema es que la respuesta no la tiene nadie: como mucho la persona en cuestion, pero cuando llegan a la consulta ni ellos lo saben. Y ahi estas tu, intentando guiar ese barco, muchas veces por caminos equivocados, prueba y error, a ver si consigues, esquivando a Ciclopes y Lestrigones, saber en que direccion esta su Itaca particular.
Otras filosofias que no adjetivare y de las que no ofrecemos posibilidad de compra
Esta capacidad de desear o inquietud no es de todas maneras igual en todo el mundo. Para los budistas, el deseo es algo negativo. Es mejor no anhelar nada, estar feliz con lo que se tiene, porque de ese anhelo vienen las miserias humanas, la competitividad, la desgracia. Esta filosofia puede resultar util para alguna gente en materias irresolubles: mejor aprender a resignarse y vivir con esa enfermedad, o esa perdida. Cada uno ve lo que mas le ayuda y esto puede ser una via. Como filosofia general, evidentemente a mi me convence muy poco. Si todos nos resignasemos a todo, todavia estariamos tirando de piedras para construir piramides. El anhelo de mejorar (idealmente como colectivo, en lugar de individualmente) ha sido el motor de la historia, y yo aun soy de las que creen q se vive mejor hoy que hace 100 años, y que se vivira mejor dentro de 100 que ahora. Unos pocos, me diran, pero no puedo meterme en eso ahora, pq no pertenece a este tema.
Politica del deseo (a la espera de referencias de nuestros Professors Sutilis e Integrus)
Cada uno, segun su vision sociopolitica de la jugada decidira que es licito o no desear. Y cuándo el deseo se convierte en avaricia, y quita parcelas de deseo en sus vecinos. A mi ese deseo no me interesa en un analisis a Itaca. A mi el deseo que me interesa es aquel que para mi representa Itaca: algo q no se puede ver ni tocar, que es un motor, pero que luego en si mismo igual no vale nada.
Itaca materialista o idealista? (a la espera de referencias de nuestro Catedratico en Filosofia de la Ciencia JA)
Itaca es, como se ha dicho, un canto al carpe diem, al vive ahora, no guardes para mañana, no importa perder lo que el mundo llama todo si ganas tu todo. Por ello, Itaca es profundamente materialista, y eso me gusta.
Sin embargo, Itaca es a su vez profundamente idealista, porque sabe Kavafis que, por definicion, la consecucion de un deseo, por excelso que sea, nunca llega a ser como la imaginacion lo ha creado, madurado, trabajado. Y lo que es peor: no dura. El hombre es un animal de costumbres, pero a la vez… como ama el cambio!! El que diga que comeria todos los dias de su vida su plato favorito sin hartarse, o no se conoce o esta en algun punto del espectro autista. Cuando uno llega a la cima, tras los pocos minutos que la presion y el oxigeno te dejan estar alli, hay q iniciar la bajada, y luego preguntarte, y ahora que? O lo que es lo mismo, buscar una nueva Itaca.
El deseo es dinamico (que diria Freud)
Si el deseo fuera una linea recta: deseo-busqueda-encuentro-resolucion, poco nos habriamos movido y tal vez aun estariamos en la caverna (ni siquiera currando en las piramides). Por eso es mas bien un circulo, en el que tras la resolucion, ya estamos deseando de nuevo. Es un mecanismo de supervivencia, como todos los demas con los que nos hemos adaptado al medio.
Itaca conductista: que nos lleva a hacer la idea de Itaca? (que diria Beck)
Una de las cosas que mas me gustan del existencialismo es aquello que decia Sartre de que un hombre se define realment por sus actos. Como psiquiatra, me interesan mucho los sueños, los anhelos, las Itacas de la gente, pero realmente donde nos cortamos el traje de lo que somos es con nuestras acciones. Todos estamos hartos de conocer a gente “que le encantaria hacer esto, ir a tal sitio, mover tal montaña.” En mi experiencia, la gente siempre acaba haciendo lo que realmente quiere, y quien “no se apunta a una hora de yoga semanal porque no tiene tiempo” es porque no lo quiere lo suficiente (y hablo en el ambiente burgues de clase media donde nos movemos todo el rato.) Itaca nos deberia mover en su busqueda, como hemos dicho antes, pero a su vez: queremos de verdad ciertas Itacas que nos planteamos o vendemos al mundo? O quizas hay itacas confesables y otras con las que nos sentiriamos juzgados por el vecino? Itaca es el sueño, la utopia, lo que nos mueve pero… se ha escrito algo de aquel que soño mucho y no hizo nada? A que nos lleva Itaca si no la compartimos y la vivimos?
Y para terminar, Machado (obras completas que pueden adquirir en el link instalado en el hall del teatro)
He añadido al principio del documento estos archiconocidos versos de Machado por razones obvias. Un poema tambien precioso, pero mucho mas aterrador que Itaca, porque habla igualmente del viaje, del camino, pero te previene casi con tecnicas terroristas: El sendero Que no has de volver a pisar. No hay dos oportunidades, solo se vive una vez. Pero pese a todo, que fugaz es la vida, por mucha Itaca, por mucho camino glorioso que nos labremos, en el fondo, no nos tomemos tan serio y relativicemos: todo son estelas en la mar.
Conclusion
Tal vez, la mayor grandeza de Itaca, despues de todo lo dicho, es que dados todos sus matices y posibilidades de interpretacion, tendre que retractarme de todo lo escrito, e iniciar un discurso nuevo en cuanto me pongais un ejemplo en el que no me sirva. Porque los hay. Se me antoja que este viaje que he emprendido con vosotros para “por fin comprender que son las Itacas” va a ser un camino largo, rico en experiencias, en conocimiento.