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31 mayo 2019

Mini, señorita victoriana en Koufonisia (Cícladas 4)

Viernes, 31 de Mayo de 2019, Koufonisia

Anoche no había manera de dormir: no sé si me pongo a mil escribiendo este diario (como espero os pase a todos los divagantes al leerlo, ja) o bien el frappe aquel que me tomé por la tarde en la playa Pori. Por la mañana me despierto a las 8 con el Peda que se va a correr y me parece que deben ser las 11. F nos ha dejado, como la otra vez, el mejor camarote, el de proa (que es triangular, y has de dormir con los pies hacia la proa). Los otros dos camarotes están bajo la bañera, uno a cada lado, y en cada uno duerme F y en el otro Mini. El velero no se ha movido en absoluto en toda la noche, solo algo por la mañana, serán  los catamaranes y veleros vecinos:  efectivamente, cuando amanezco, ya se han ido.




Así que cuando por fin emerjo a la cubierta, en el pequeño puerto de Koufonisia, solo hay otro velero. En esto de navegar, parece ser que uno sale por la mañana y tiene que llegar a puerto hacia mediodía o antes, porque según cuales se llenan (tanta gente tiene barco!!!??? Es  esto como aquella que, a la vuelta de la Feria, me dijo "en Sevilla todo el mundo tiene un caballo"?), y además hay que pagar una pasta por pasar allí la noche; aquí en Koufonisia, es barato, creo que vale 10-15 euros por noche, pero en otros sitios como Ibiza en verano pueden llegar a 150 euros.


Tras el desayuno salimos a la hóra (pueblo) de Koufunisia de compras, a dar una vuelta, hacer fotos, y que el Peda se pegue la gracia habitual de "toca la campana de la iglesia, Mini". Yo hago de Stra. Rottenmeiher jode-planes, pero es que esto no es en medio del campo en Skopelos, esto es en el centro de un pueblo! Me voy de allá pitando y enseguida oigo el "blang" de la campana y al nanosegundo el grito de una supongo-anciana-de-negro, la sacristana. Mini se queda asustadísisma y yo le confirmo que esto le pasará siempre que haga caso a su aitá en estas bobadas. 






Antes de terminar con la calle llegamos a la conclusión de que la gentrificación ha llegado a Koufunisi, y el test del algodón, como ya hemos dicho otras veces, es la galería de arte. En cuanto un sitio tiene su galería, ten por seguro que tiene también su tienda cuqui de colgantes volcánicos y de caracolas, su tienda de magnetos hechos a mano-PVP 39 euros cada uno, su herboristería con mucha lavanda, su "café artesano", su "panadería ecológica" y así todo. No es de todas formas así la calle principal de Koufonisi, pero tengo aprensión para el futuro, por la susodicha galería. Aún así, es una isla muy pequeña (ayer casi la cruzamos por el centro caminando en una media hora) y la arquitectura la han cuidado mucho: todo parecen casitas individuales, y hoy hemos pasado por un lugar llamado "resort" y casi me da la risa: tres casitas alrededor de una piscina y una barra de chillout.

Hay que hacer compra en el super, cuyo contenido merecería casi un divague en sí mismo. F nos ha encargado ginebra para gin tonics (que está agotada, pero eso sí, cuentan con tres marcas distintas de vodka!-esos rusos). No cortan las sandías por la mitad (trágico) y son ya, en esta época del año, fenómenos de la naturaleza, así que no podemos llevárnosla. También venden "ramonas" (no espero que el divagante recuerde a nuestro flotador donut con dibujo de sandía descolorida del pasado verano, al que llamábamos "la Ramona"). Pues bien, Mini se emociona y le digo que ha de preguntárselo antes a F cuando volvamos al velero (Ffwd ya en el velero y visualicen a Mini: "F. podemos comprar una ramona?" Y F ojiplático, he de explicarle a F de lo que habla y a Mini que la ramona es un nombre familiar, que en castellano los flotadores no se llaman así). 

Pasamos por la siempre amada panadería griega y nos hacemos con una coca de espinacas, otra de queso con algo, y otra de salchicha, para la playa. De vuelta al barco, el Peda y Mini meten todo, yo decido limitar mis momentos Wendy sobre la tabla de ejecución.

También para alegría del divagante incluyo sección colada. Hoy lavo alguna prenda interior y la tiendo por la escotilla del baño (solo F o el Peda pasarán por ahí), y luego ya algo más con pinzas por el barco. Se seca todo muy rápido, compite con la bandeja de kk-de-luxe, nuestro coche marroquí. Seguiremos informando. Cambio. 



Por fin salimos los cuatro, se nos une F, que quiere ir a la playa de Pori, pero el calor es de justicia (son como la 1 del mediodía). Comenzamos a caminar, y en una de las playas nosotros nos tiramos, se nos hace imposible llegar a Pori con ese calor, y con esa tentación de agua transparente, una de las pocas playas de arena que he visto en Grecia. No que yo las prefiera, siempre digo que me gustan las de piedras grandes blancas, porque bucear y bañarse allí es mucho mas interesante que en las de arena, pero me parece curioso, que en una costa tan lena de cuevas e interés geológico como es la este de Koukofusia , que haya playas de arena blanca.

El agua está "refrescante", obviamente no es Julio, y hay que moverse mucho porque quieta te quedas con frío. Al salir terminamos en el café de al lado tomando los frappes de turno (yo agua, quiero dormir esta noche, aunque acabo bebiendo tanto del del Peda que se tiene que pedir otro). Hay wifi así que instagrameo un poco y contesto algún wa, porque nos hemos olvidado mi libro; ellos dos leen. Volvemos a salir hacia una cala más hacia Pori para nadar. Pasamos por una que está bien, pero, ay, tiene una persona, vamos a otra (esto son vicios de viajar fuera de temporada, rechazar una playa porque hay un alma!). Recordamos una que tiene una piscina natural e intentamos llegar a ella.


La caminata vuelve a ser de órdago, porque está más lejos de lo recordado. Pasamos por muchas formaciones geológicas tipo "San Peter's pool" (me imagino que cuevas hundidas) de difícil acceso, y al llegar a a piscina de ayer (en el divague hay foto) hay dos mujeres en bolas. Así que nos volvemos por donde hemos venido. Mini, personaje victoriano, se queja mucho de esto: inaceptable que esas mujeres hablaran tan tranquilas, mientras en pelota picada. Ya, Mini pero nosotras también nos vemos en bolas en casa. Ya,  pero somos familia, mummy, esas mujeres tenían el pelo de distinto color. De acuerdo, pero nosotras somos familia y tenemos pelo de distinto color. La pobre ya no sabe por dónde salir (aj, qué sensación de victoria la mía, haber ganado una lucha dialéctica a una niña de 11 años!!!). Al llegar a la cala rechazada por "demasiada gente" hacía un rato, decidimos quedarnos. Incidentalmente, la persona estaba también en bolas. Ya puestos, me meto yo también como el día que nací y la pobre Jane Eyre está en modo tierra-trágame. Pero es que, Mini, no hay nadie y la sensación de nadar en pelota picada es única!! (como espero todos sepáis). Un baño breve, con peces y todo, satisfactorio. Menos para Mini, claro, por qué me han tocado estos padres.



Se ven las cabras?

De vuelta al barco mis compas entran a esto y aquello, me sacan el libro y me pongo a leer en un banco. Como digo, trato de limitar mi contacto con el tablón a mínimos (yo ya le propuse al Peda salir a cuatro patas, a lo que contestó: "no se trata de hacer un videos de primera". Gracioso). Por fin salen todos y nos vamos a cena a Captain Nikos de nuevo, tras un  paseo en el que vamos a visitar el molino, que resulta ser un hotel boutique, una iglesia, que resulta ser un cementerio, y el viejo puerto de Kofunisia, que resulta ser un moridero (de barquitos pesqueros).



Ahora escribo esto de vuelta de cenar. En la bañera estamos "a la fresca", -ese concepto-, igual que el resto de veleros. "La fresca" son esos grupos de ancianos que salen a la calle en los pueblos y se cuentan historias. Hasta ahí normal, pero yo he conocido "fresca" en las afueras de Vetusta, un grupo de gente se sacaba hasta la tele! (ahhh el hogar del SXX). Ahora incluso la tele parece algo entrañable y social, ver el 1-2-3 juntos, pongamos; ahora que los adolescentes se van a sus cuartos con su youtube o lo que sea. En el velero de la derecha hay unos holandeses silenciosos, que están cada uno mirando su pantalla. Otro barco más allá, hay unos españoles-españoles: esto quiere decir que el tamaño de su bandera me parece innecesario (qué rollo con las banderas, en serio). En el de la izquierda aún no han llegado, pero miro fijamente, comida por la envidia, el pasarelón que tienen (solo falta la alfombra roja) para entrar al barco. Mini y el Peda juegan a Uno, montan un pequeño jaleo cada vez que uno o la otra gana (holandeses: caras de paciencia serena). F se bebe un chupito y se mete con Mini. Y yo, medio participio de la conversación, medio escribo esto, y pienso que mañana dejamos esta isla maravillosa...





30 mayo 2019

Wendy por el tablón en Koufonisia (Pero dónde está Peter Pan?) (Cícladas 3)

Jueves, 30 de Mayo de 2019, Dhonoussa-Koufonisia


La noche, de nuevo, sin incidencias. La mañana, como ayer, entra por la escotilla, y al salir, F lleva ya un rato levantado. Como es un cachondo (y a veces me olvido), me la mete: "estoy estresado, nos hemos de ir de aquí". Ay madre, pienso, se nos ha enganchado el velero con alguna roca, problemas con el ancla, algo pasa a la génova. "Es que mira", continúa, "allá en la playa... hay una persona!!!". Oi, suspiro, es solo su misantropía.  Y además, remata "y hay un jodido gallo que no me ha dejado dormir en toda la noche!". Me río y recuerdo a "nuestros gallos del blog", pero vamos, que F exagera: este gallo no es nada en comparación con "nuestros gallos del blog", ni el moezzin que los inspiró. En fin, que en la cala que estamos, sigue sin haber un alma, porque la persona de la playa creo que es un bulto, aunque eso sí, hay aparcada frente a un corral una furgoneta. Tal vez F tenga razón y debamos irnos. 



 F, ha sufrido mucho por nosotros debido a los ruidos de la noche y el ventarrón. Yo me dormí casi instantáneamente, pero enseguida me despertó un ruido del ancla. Muy fuerte (hasta consideré, por un momento, dar la alarma a F). Pero me dio miedo desvelarme (si nos hundimos, nos hundimos): muchas veces me pasa en Londinium tras ese primer suenio, me despierto pensando que ya ha pasado gran parte de la noche, y son las 23:30. Sin embargo, anoche me volví a dormir rauda aunque me desperté varias veces, casi siempre por un bamboleo (lo he hecho y no quería: poner esta palabra. Ahora ya estoy de nuevo con los Gipsy Kings) muy fuerte. Como estás echada, es casi como que te están acunando. Acunando severo, tipo Rebecca de Mornay la mala de "La mano que mece la cuna".  Pero has de ponerte ese chip (el de "me acuna un sicópata"), como te pongas el de "estoy en un barco y me voy a marear", te mareas. De lo que no hay chip que valga es estar por abajo haciendo cosas, me mareo sí-o-sí, luego cuando por fin me despierto, y me lavo los dientes, salgo pitando al aire libre.



 

Desayunamos en la baniera del barco, yogur con manzana (sandía, dónde estás?), té, galletas. No hay sol, pero nubecillas y brisita. F asegura que él se ha baniado por la maniana, mientras nosotros dormíamos, y mis compas, que aman entrar a cualquier trapo,  se lanzan al agua (el Peda primero de un salto, Mini después tras muchas dudas), porque claro, todo es una competición, así que en teoría quedamos 1-1-1-0 (yo sin inmutarme). Cuando los ninios terminan nos ponemos en marcha hacia Koufonisia y a Mini le deja F el timon. Sorprendentemente, no encallamos.

El cielo todavía está nublado, con lo que el paisaje no es tan espectacular, sin sol no hay magia. Yo me echo en el sofá de la baniera y leo las dos horas sin marearme: me termino "La hija del comunista" de Aroa Moreno, la amiga de NáN, y comienzo "Los días iguales", el libro de Mo. En navegación, pienso, si no es por la tierra que tocas, los días siempre deben ser iguales (anatema). 

Al llegar a Koufonisia, ha salido el sol. La vida me sonríe. Entramos en el puerto, que es muy pequenio, y atracamos al lado de un catamarán cuyo patrón es griego, con clientes de Texas. Nos regalan un saco de hielo, "que no les cabe", para el vodka con naranja mayor de Grecia.



El tablón: Juzguen por uds. mismos!!!




Una particularidad de los puertos griegos es que son mucho más altos que los espanioles. Sí, ello implica que la plataforma de acceso a popa queda MUY por debajo de la tierra firme. Sí, ello implica que para salir, en lugar de grácil saltito, hay que pasar por una pasarela (llamémosle por su nombre, un tablón) de una inclinación de unos 45 grados fácil. Sí, a mí me vienen imágenes de Wendy con los ojos vendados cuando el Capitán Garfio la va a tirar al cocodrilo. Soy Wendy. 






O, mucho más personal, soy yo misma en un barco carguero en Tailandia en 2001. En aquella época pedalística sin hija y con pocos anios, hacíamos burradas como por ejemplo, ir de una isla a otra con un barco nocturno de locales. Sonaba como una gran idea en ese momento: no perdíamos tiempo viajando y nos ahorrábamos la noche de hotel. Pero, ay, aquel barco. 


Aquel barco que fue luego descrito por el Peda como "transporte de animales". No sabemos lo que llevaba (sufro con gallinas, tal vez bichos de tracción), en el que había una sala gigante con colchones por los suelos en los que dormían tailandeses curtidos y creo que otra pareja de mochileros (canadienses, siempre se les reconoce por su banderita en la mochila o dondesea, los muy pesaos). Y en este barco ocurrió la muchas veces repetida anécdota que no sé si alguna vez he contado en el blog. En un punto cualquiera del mar de Andaman, me desperté a mitad de noche y, ante el movimiento (no me dejen escribir bamboleo, o re-entran los Gipsys) salvaje,  parece ser que le pregunté al Peda, "nos hundimos ya?". Todo esto yo tranquila, con una suerte de resignación, como ya habiendo asumido que el hundimiento iba a pasar esa noche, y que ese era el momento. Bien, pues subir a ese barco debería haber sido ya interpretado como una senial: un tablón de madera, de esos de obra (al menos el de F hace ver que es una escalerita, y tal vez sea 5 cms más ancho que un tablón de obra), que unía la tierra con la enorme barcaza, y que subía y bajaba locamente, con el mar. Porque "había mar".  Y yo, ahí, con mi mochila, haciendo la tabla de equilibrios de gimnasia, qué espanto. 



Pero volvamos a Grecia 20 años más tarde: hoy he tenido flashbacks severos de aquel tablón. Pero Mini (que a su modo Kevin ha disfrutado con mi hiperventilación)  me ha dicho, "mummy, lo positivo: mira hacia adelante, qué azul, eh?". Hemos creado un monstruo.



F se ha quedado en el barco y nosotros hemos salido a explorar. En la guía ya decía que lo mejor era la parte sureste de la isla, y desde el sur hemos comienzado a subir poquito a poco por el este hasta terminar en la Playa de Pori. Entretanto, hemos pasado por playas y playas, a cual más maravillosa y con bien poca gente. No sé lo que será esta isla en verano (mi amiga M viene en Agosto, a ver qué cuenta), pero ahora es todo simplemente perfecto: no hay ninguna casa que interfiera con la arquitectura minimalista griega, es geológicamente muy interesante (debieron ser cuevas hundidas, las calas, como en St Peter's pool en Malta),  hay playas incluso de arena, una rareza griega, ya que aquí, como siempre digo, la mayoría son de rocas, o de piedras blancas gordas. También hemos visto al menos dos pisicnas naturales perfectas, y bahías muy cerradas, solo accesibles desde barco... daban ganas de lanzarse al mar en todas.






Hemos empezado bañándonos en uan cala de piedras blancas. Se nos han olvidado las toallas, así somos. Da igual. Cuando hemos comenzado a subir hacia Pori, sin remota idea de cuánto rato costaría, a la primera persona que hemos preguntado ha dicho "uff, mucho, unos 40 minutos", pero que definitivamente teníamos que hacerlo, "es precioso". Al pasar un rato, Mini quería seguir preguntando, y nos hemos hecho casi con una auditoría del tema. Hemso tenido desde sonrientes nórdicos que afirmaban "1km y medio", hasta una pareja jubilada en la que el desfase temporal ha sido del doble (20 minutos la mujer, 40 el hombre).

Por fin hemos llegado a Pori, una playa casi redonda que me ha  mucho a Voidokilia. En un nuevo chiringuito, tirando a pijo, luego caro, nos hemos marcado dos frappes y un zumo de naranja, riquísimos. Oh Grecia, cuánto te quiero! Desde allí el Peda ha mandado una foto a nuestro grupo "Socialist by the pool" en el que estamos junto a varios amigos griegos (el logo del grupo son unas chanclas de Lenin), y nos han odiado y perdido amablemente desde Londinium que no mandemos más fotos, o habrá insultos.







Detrás de esa playa hay más acantilados que recordaban a los de Dwejra en Gozo, hasta había su comienzo de Ventana Azul, pero el agua del fondo era mucho más verde, transparente, maravillosa.... griega. Hemos hecho fotos con mucho cuidado (cuánta gente no morirá hoy en día con selfies en esos acantilados), y hemos vuelto al puerto por el centro de la isla, que como nos ha dicho el camarero, será solo una media hora. Este camino también ha merecido mucho la pena desde arriba hemos visto el mar desde las alturas y jugar al googlemaps siempre mola.



En el barco nos esperaba F. Ya he notado que tanto el Peda como a Mini les da vida pasar por el tablon: ha quedado demostrado desde el principio. Yo he decidido limitar posibles accidentes siendo Wendy solo lo imprescindible (lástima, se ha ido el de Texas, si no, me paso por su barco. NOta: todos los barcos tienen anchas pasarelas con barandillas y me atreveria a decir balaustradas). 

Nos hemos ido a cenar a Captain Nikos, una taberna con terraza hacia la puesta de sol, hacia el otro lado de la isla, de esas con buenas comida (que eliges en un mostrador) y sin pretensiones.  Yo he cenado briam, que viene a ser como un pisto o fritada griega.  El sitio tenía mi primer wifi y he hecho algo de insta. El pavor de tener que voler a ser Wendy a la vuelta (y que no me recogiera Peter Pan) ha estado ahí, y mis compas "está todo en tu mente"... claro. 



Bien, ahora escribo desde la baniera, y me llena de orgullo y staisfacción comentaros que HE PASADO! Pero es un hito. Así se lo he contado a Fashion, que me ha llamado, tal vez exagerando algunos puntos (ella que mas ha querido: ahhh ohhh!). Y entonces me he quedado un rato ahí tirada en proa, mirando las estrellas, en este pequenio puerto de isla griega, y he pensado, quizás ha merecido al pena ser Wendy un rato... y me he ido a ver que hacian los niños perdidos en popa: por supuesto, jugar la enésima partida de Uno. 

Ahora, el Peda lee a mi lado, Mini hace rato que duerme y yo... me bajo ahora. Son las 00:34, hora griega.