an

27 agosto 2024

"En lugar seguro" ("Crossing to safety") de Wallace Stegner: Que la vida iba en serio, una lo empieza a comprender más tarde

Terminé "Crossing to safety" de Wallace Stegner (traducido como "En lugar seguro") el 27 de julio en Hanoi, hace exactamente un mes. Fue el primero de los dos libros que me leí mientras viajábamos por el país y al no tenerlo fresco, esto va a ser como lo que decía la monja de historia: "el saber es lo que queda después de haberlo olvidado todo". Pues bueno, lo que voy a escribir aquí va a ser un poco "la sensación" con la que me he quedado después de tanto tiempo. Haré algo de trampa porque como he dicho mil veces, anoto y subrayo los libros... así que voy a mirar un poquito. 

Lo primero, de cómo llegué a este autor al que no conocía y que sin embargo es uno de los máximos representantes del "autor del oeste americano" ("The dean of the western writers"), que ganó el Pulitzer y otros premios.   Elena Rius recomendó una de esas listas de "100 libros para regalar en Navidadesy en particular este y algún otro. 

"Crossing to safety", publicada en 1987, fue su última novela: Stegner tenía 86. Lo que me atrajo de ella es que va de la Amistad, con mayúsculas:
"Friendship is a relationship that has no formal shape, there are no rules or obligations or bonds as in marriage or the family, it is held together by neither law nor property nor blood, there is no glue in it but mutual liking. It is therefore rare".
Y también que los personajes son académicos, profes de literatura en la universidad. Me gustan las "novelas de campus" y esta, aunque no estrictamente, tiene ese mundo en su trasfondo (por ej, se incluyen bromas entre académicos tipo: "sí, Jesucristo era un gran maestro pero, ¿qué ha publicado?"). Además, como son profes de inglés, hay un poquito de metaliteratura, de esas que siempre nos gusta tanto a los que le damos al teclado:
“He believes that all serious writers have a vocation, a sort of mystical call. What they exploit is not intelligence or training, but a glorious gift that is also an obligation.”
" (...) great writing is just trial and error tested by time, and if it's that, then above all it has to be free, it has to flow from the gift, not from outside pressures."

"Hard writing makes easy reading" 



Pero el libro no va de una amistad nacida en la infancia -igual estáis pensando en Lenú y Lila, las niñas napolitanas de "La amiga estupenda" -que por cierto no salgo de mi sorpresa de que haya sido votada por "The New York Times" como la mejor novela del SXXI (en desacuerdo, pero no me liéis, podéis referir al divague que enlazo). Esta es una amistad entre dos parejas casadas que se conocen al principio de la vida adulta y cómo esta va evolucionando con el tiempo. De hecho, la novela comienza con el final, cuando se reúnen para despedir a una de ellos y luego remonta al principio. En la entrevista que dió Stegner a The Paris Review explica lo difícil que le resultó concentrar toda la acción en un día, y luego tirar de flashbacks. 

Me gusta cuando describe cómo eran los objetivos de juventud de los protagonistas: cuánto le entiendo, todos queríamos dejar una marca en el mundo, contribuir... y al final se acaba luchando porque el mundo no deje una marca en ti:
“Whatever happened to the passion we all had to improve ourselves, live up to our potential, leave a mark on the world? Our hottest arguments were always about how we could contribute. We did not care about the rewards. We were young and earnest. (...) Beyond a basic minimum, money was not a goal we respected. Some of us even suspected that money was not very good for people".
"Como todos los jóvenes yo vine a llevarme la vida por delante", que decía Gil de Biedma. El libro está lleno de ese tipo de reflexiones sobre el paso de la vida, me gusta mucho esta: "la juventud no tiene que ver con la edad cronológica. Es la época de la esperanza y la felicidad". Por tanto, todos hemos conocido viejos de 20 y gente energética, curiosa y vital a los 50. 

No solo por eso, también es curioso leerla a mi edad porque también he tenido parejas de amigos con los que hemos "crecido" (me pregunto qué será leer este libro a los 20, cuando todo eso está por hacer). Me refiero a ese tipo de amigos compartidos: por una parte tienes amigos que son "tuyos", que claro que conocen a tu familia pero que tu pareja permanece a un lado, otros que eran amigos tuyos y han acabado siendo de los dos, y luego este caso: algunas (pocas) parejas que lo son de los dos (aunque haya dos elementos que sean los principales instigadores). 

Esta novela, aparte de lo que significa ser amigos, querer a tus amigos, tiene otros temas subyacentes, porque ambas parejas son de muy diferente origen social. Larry y Sally no tienen ninguno de los dos familia extensa (ambos padres murieron cuando eran jóvenes, no tenían dinero) en contraste con Charity y Sid que tienen una familia enorme. Charity viene de "old money" (dinero de toda la vida, pero algo venidos a menos, aunque aún con todas las ínfulas) y Sid (mucho dinero pero más reciente, familia de menos abolengo). Este es un tema importante que recorre lo que les pasa y explica muchas de sus actitudes. 

Tanto Sid como Larry son profesores de literatura en la universidad, en teoría eso les iguala, y cuando llega Larry como nuevo al departamento, él y su mujer son "adoptados" por Sid y Charity y serán durante toda su vida lo más parecido a una familia extensa que hayan tenido nunca. A ratos, parece que ser sientes culpables y han de compensar el haber sido "ricos y con suerte". Pero a ellos les gusta que Larry y Sally "vinieran de nada", de alguna manera corrobora su idea de meritocracia, y de que la suerte cae del cielo igual para todos, solo tienen que emplearse y voilá! Para ellos, sus amigos pobres son simplemente una "pareja joven que está empezando" (algo así como nuestros Jekes) y que llegarán donde ellos porque en su familia tenían tantos ejemplos de triunfadores que la mediocridad era algo que ni consideraban. O sea:  los mundos de Yupi. Enseguida Larry y Sally se dan cuenta de que existe una varita mágica que usa Charity con total naturalidad: las conexiones. Larry y Sally podrían haber renunciado a esta amistad que era un poco el berlanguiano "ponga un pobre a su mesa" por uno de esos "pobre pero orgulloso", pero se dan cuenta que no es tan simple como eso y que Charity y Sid también perderían sin esa amistad. 

De lo que más me ha gustado de la novela es la descripción psicológica de los personajes, en particular de Charity. Larry es el narrador -por supuesto, unreliable- y todo lo vemos a través de su filtro. Además hay que tener en cuenta que escribe desde su vejez, cuando puede contrastar quienes eran al principio y en quienes se han convertido (como vemos en la cita de arriba). Su relación con Charity es ambigua, y mi relación con Charity durante la lectura ha sido más que ambigua, ha sido amor-odio. No sé si porque he comprado la moto a Larry o porque, como suele ocurrir, los defectos que vemos en una persona -o personaje- que creemos compartir nos exasperan enormemente. Tenía muchas ganas de poderla comentar con alguien para ver si le había levantado tantas ampollas como a mí -el Peda la leyó después y no tuvo en absoluto mi reacción. El paisaje está en los ojos. 

¿Cómo es Charity? De entrada es hija de su madre, una mujer que que creía en la libertad de los veranos, y no le importaba lo que los ni
ños hicieran, mientras que hicieran algo. Es la vagancia y el "randomness" lo que no podía tolerar (me identifico mucho con esto, si hay algo que me pone mala es ver a esta generación de adolescentes sin ser actores de nada, solo espectadores de la vida mirando a una pantalla pasivamente - me gusta cómo lo dice Stegner de un personaje que es "un consumidor, un connosieur", mientras que otro es un "productor"). Charity era igual que su madre: las rutinas de la casa de verano eran para seguirlas: "si ibas a trabajar, organízate para trabajar. Si era diversión, encuentra tiempo para ello. No te sientes y mires al infinito". Es inflexible, rígida, siempre se tiene que salir con la suya. Controla a todos a su alrededor y lo tiene todo muy claro. Se podría decir que es un "personaje más grande que la vida" ("larger than life", que se dice en inglés), alguien extremadamente generosa con su tiempo, con su manera de actuar, que siempre quiere ayudar, aunque a veces se entrometa de mala manera. Pese a todo, Sally la quiere muchísimo. Charity no se lo puede pasar bien si no llama la atención al resto de lo bien que lo están pasando: "no quería que ninguna experiencia, ni siquiera la menor, se quedara sin resaltar".  Pese a su dinero, es extremadamente austera y busca una vida simple -claro que anota Larry, una "simplicity expensively purchased". Es una "force of nature", un personaje complejo que no deja indiferente. Esta frase la describe perfectamente: "Ve objetivos, no obstáculos y no deja que su confianza sin fisuras ni complicaciones se vea oscurecida por las dudas de otros, o los datos de otros o ni siequiera los sentimientos de otros. Desde luego no por su debilidad".

Sid, en comparación con ella, parece un hombre débil. 
Sid es guapo y muy bien plantado y a ratos me preguntaba si había rollo homoerótico por parte de Larry hacia Sid por las descripciones de su cuerpo de dios griego que hace [Nota: según dicen, Stegner le ha prestado su físico a Sid]. Dice Larry que Sid está "acostumbrado a que cada hora cuente, lee cien páginas de Middlemarch mientras espera" (#soySid). Pero Charity es un torbellino y lo tiene totalmente subyugado -esto es lo que más exaspera a Larry.

Como cuando las parejas son jóvenes es en la época de la Gran Depresión, los años 30 (y se nota que es otra época, por ejemplo las mujeres celebran con champán aunque estén embarazadas), tanto Charity como Sally son "esposas tradicionales", o sea, no pueden salir a trabajar fuera de casa. He visto por ahí que es tendencia en EE.UU. lo de las llamadas "trad wives", esas petardas del mundo que abogan por eso: por volver a ser esas mujeres en casa horneando magdalenas. No es nuevo, pero esto conjura en mí dos sensaciones simultáneas en principio opuestas: el bostezo fuerte y el cabreo. Charity, que en el mundo laboral habría sido un monstruo, aquí se tiene que conformar con la "ambición vicaria" vía su marido, la única manera de "realizarse" de una mujer en esa época era a través de ellos. En el caso de Charity, más que realizarse, desesperarse por la falta de ambición de Sid. 
"Ambition is a path, not a destination, and it is essentially the same path for everybody. No matter what the goal is, the path leads through Pilgrim’s Progress regions of motivation, hard work, persistence, stubbornness, and resilience under disappointment. Unconsidered, merely indulged, ambition becomes a vice; it can turn an man into a machine that knows nothing but how to run. Considered, it can be something else — pathway to the stars, maybe. I suspect that what makes hedonists so angry when they think about overachievers is that the overachievers, without benefit of drugs or orgies, have more fun.”
Pero también nos ha hablado Stegner de la típica mujer de Nueva Inglaterra una generación antes, a mediados del SXIX,  que, habiendo perdido a sus hombres en la guerra civil o porque se fueron a California cuando la fiebre del oro, tiraron del carro y se hicieron matriarcas y probaron que "cuando no hay suficientes hombres para dirigir el mundo, las mujeres son perfectamente capaces de hacerlo".

El libro para mí tiene un final muy triste: no por ninguna sorpresa, ni giro de guión. Las novelas suelen ir de los principios, como dice Jane Smiley en el prólogo, pero esta al ser escrita desde el final nos da la visión de pájaro de una vida completa, la montania rusa que terminará siendo aunque no pase nada demasiado excepcional, como es el caso. A estas alturas de la vida ya sabemos la razón que tenía Gil de Biedma con su  terrible y maravilloso poema: "envejecer, morir, es el único argumento de la obra", así que no es solo eso. También me queda cierta amargura porque al final a los "ricos y con suerte" siempre les sale todo mejor, todo les es más fácil: Charity es el "main character" (protagonista) en su muerte mientras que Sally ha sido la persona con peor suerte en la vida. 

En la entrevista de "The Paris Review", Stegner dice que "Crossing to safety nació y creció en él a partir de experiencias personales en Vermont, Wisconsin y en menor grado, en Italia".  Cuando el personaje de Larry pasa un anio escribiendo en Florencia reflexiona - aparte de que él era "el producto de ideas que se habían gestado justo aquí" porque "cualquiera que lee es un ciudadano del mundo"- que cuando escribes pasas el tiempo en el lugar sobre el que escribes. En caso de Larry dice "Cuando escribía, pasaba mis manianas en Nuevo México". Y es así: puedes pasar a estar en los páramos de Yorskshire o en las calles de Hanoi, como es el caso en estos momentos, en los que he pausado mi diario de viaje por la Cochinchina para escribir sobre un libro que, de alguna manera, aunque sean dos planetas uno del otro, siempre me llevará allí

22 agosto 2024

22 de agosto de 2024: Hoy es GCSEs day

Un año secuestrado por los exámenes del "General Certificate of Secondary Education" (GCSE). El 22 de agosto era la meta: a las 8 de la mañana salían las notas. O sea, hoy; o sea, esta mañana.

Ya había escrito sobre esto anteriormente, en el divague del cumple de Mini: de cómo estos exámenes habían "marcado nuestra vida familiar, nuestras no-vacaciones, nuestra casi pérdida-de-cordura" de este año. Antes también sobre cómo decidir las asignaturas a cursar en "A levels" (los dos últimos antes de la uni, o sea Tercero y COU para los vintage como yo, que aquí se llaman "Sixth Form"). Y hoy, el día de autos, aunque casi sin tiempo, he de cerrar el ciclo con este divague.

Vineta de hoy en The Guardian:
"Ella Baron sobre el stress de los GCSEs"


A las 8 aún dormía y el Peda me ha dicho "ya están". He corrido a su ordenador y qué bien, mira esto, mira aquello, la despertamos? Él que mejor dejarla dormir, yo que no podía esperar para darle las noticias, pero además porque tenía que tomar La Decisión. Al final la he despertado a y media.

Hacía tiempo que Mini decía que "quería un cambio" para "Sixth Form" y que se iba a otro colegio. Así que fue echando solicitudes a distintos coles públicos y le fueron haciendo "ofertas condicionales" (porque siempre dependían de las notas de los GCSEs). Al final, se decidió por uno de ellos con muy buena reputación académica, pero enorme y que es "como la uni, los dejan totalmente independientes" (según una conocida). Pero luego le entraron las dudas. Quería un cambio, pero le daba miedo el cambio. Hasta el último momento (esta maniana) no tenía claro lo que iba a hacer. 

El Peda apoyaba que se fuera al público, y yo no tenía ni idea. A ver, ideológicamente lo tengo claro: creo que la educación privada no debería existir (la razón por la que terminé con La Madre de Todas las Disonancia Cognitivas matriculando a mi hija en la privada la he explicado en alguna época geológica anterior del divlog) pero también porque me gustaría que Mini viera el mundo real, y no el de los pijos de su colegio, con segunda residencia en Francia y Teslas. A la vez, una Sixth Form enorme en inner city Londinium también da algo de miedo - como dijo Mini el día que fue a visitar algún cole "la gente parecía maja, pero había chicos con bigote" (esto es broma, pero si me pongo a listar mis miedos me sale una serie).

Así que la he ido a despertar, le he ido contanto lo que ha tenido y ella "oh-my-God-oh-my-God". No se lo esperaba y ni su aitá ni yo tampoco porque -aunque se enfadaría mucho si leyera esto, cosa que no va a pasar en ningún momento cercano- desde luego podría hacer estudiado mucho más. Las recomendaciones amables "venga a estudiar" (me recuerdo a la madre de Atienza en el Watusi: "Estudia!") seguían con sus "in a minute" y generalmente terminaban en bronca. Ni a su padre ni a mí nos entra en la cabeza su relajación vital, pero lo cierto es que igual sea una cualidad que le va a facilitar llevar una vida más tranquila que a los neuróticos anónimos, de los cuales sería presidenta si no estuviera demasiado ocupada escribiendo este blog.

Tenía hasta las 10 para decidir si se cambiaba de cole. Según ella, una conversación on Fashion fue determinante (yo con dudas y gente como Fashion o mis padres que tenían clarísimo que se debía quedar). Así que se queda.

Y luego estaba la decisión de las asignaturas. Solo se estudian aquí tres asignaturas (se supone que en mucha profundidad, recordemos que COU eran siete!) y un proyecto. Mini ha elegido Psicología (nunca ha hecho esta asignatura antes, por una vez no "mata a la madre!"), Historia (es un tocho y a mí no me gusta, pero el que no concoe su pasado bla bla- aunque dudaba si hacer en su lugar Drama) y Literatura inglesa (no puedo empezar a explicar lo feliz que me ha hecho que se le dé bien y que la vaya a hacer para A levels -ya colgué el análisis de un poema de Tony Harrison aquí).  Y en lugar del proyecto va a hacer un cuarto A level: Espaniol. Esto me hace también mucha ilusión porque espero que afine un poco esa ortografía (escribe de oído) y sobre todo porque va a ver películas y leer libros y beber cultura que nosotros solos no conseguimos (le pusieron de deberes que este verano viera "Volver" y que leyera "La casa de Bernarda Alba". Como no sabía si se quedaba en el cole no ha hecho ni una ni otra, a ver si maniana logramos los tres ver la de Almodóvar). De inglés le pusieron "Frankenstein" y "El cuento de la criada", que empecé a leer con ella en Vietnam: qué bien me lo voy a pasar yo con sus "A" levels...

Hace un rato, cuando he empezado a escribir esto, ha venido a contarnos que ha abierto una carta que se escribió a sí misma cuando empezó los GCSEs, hace dos anios. La MIni de 14 escribía a la Mini de 16 y ha sido "chulo" leer lo que se tenía que decir. "Me lo dejas leer?" le pregunto. "Por supuesto que no!" Y al poco: "bueno, te lo leo yo, solo lo que quiera". Creo que nos lo ha leído todo... pero así es Mini, nunca nos va a hacer la vida fácil. Ni en este anio que termina ni hace cinco minutos cuando estaba yo escribiendo sobre el dilema de elegir cole de primaria...

15 agosto 2024

Hoy es el Día del Watusi

 Hoy es 15 de agosto, El Día del Watusi en Barcelona, pero yo estoy a más de mil kms de allí. Desde que leí la novela, me persiguen las "Ws" por las paredes de las ciudades, y esto no ha sido diferente en mi reciente periplo por la Cochinchina. 

Hoy vengo a colgar algunas de estas, y como todavía estoy mentalmente en Saigón, van a ser las que me encontraron en esta ciudad demencial que estoy intentando explicarme: qué apropiada la cita del Watusi que me encuentro al abrir el tocho al azar: "Lector quiero contar las dos vertientes del caso: lo sucedido real y lo sucedido hiperreal. Las mentiras también, Lector, las bromas, los engaños, los trucos y las alucinaciones".

 Iré añadiendo otras que vagamente recuerdo me han increpado por otros lugares, así que este divague no terminará hasta que termine la serie. Nota: quien no sepa de qué hablo, aquí está el culpable: "Hoy es Bloomsday en Dublín y el 15 de agosto es "El día del Watusi" en Barcelona [Buscando "Ws" de la mano de Francisco Casavella]"

Feliz Día del Watusi. 









Posavasos en hotel de Can Tho...



10 agosto 2024

Vespertina lluvia tropical en mis "25 años de servicio"

Hará cosa de mes y medio, un email que me pone de frente con mi provecta edad: una invitación de mi trabajo para celebrar mis "25 a
ños de servicio para el NHS" (Seguridad Social). Que estoy en la lista para recibir un "Long service award", atención: "The long service awards celebrate the outstanding individuals who have dedicated their working lives to the NHS". 

 Y no es que sean 25, es que el pasado 6 de agosto fueron 27: aquel día en el que aparecí en el hospital con un traje azul marino que me había comprado para hacer entrevistas y me metieron en un cuarto a "pasar consulta". El Peda aún alucina de la audacia de esa gente: dejar a una veinteañera que no había ejercido en su vida sola ante una lista de personas con sus dolencias. Recuerdo hacer Mental State Examinations (MSE) como decía el Kaplan, revisar efectividad de las medicaciones y efectos secundarios como decía el British National Formulary (BNF), intentar hacerme al acento de la zona escuchando las historias de los incautos que iban pasando y, cuando no sabía algo, pasar a la consulta de al lado, y preguntarle a mi jefe qué hacer con aquel hombre que quería un cambio porque no se le levantaba. En esa consulta conocí a algunos de los pacientes que más me han marcado, o por lo menos a los que no he olvidado: aquel pintor con el que hablaba de Goya, aquel banquero que se quedó encerrado en una caja fuerte... se me pone una sonrisa en la cara, pienso dónde estarán.

Luego estaba la planta de ingresos, donde pasaba la mayor parte del tiempo. Y como colofón, las guardias: una noche cada cuatro, a veces, si había alguien de vacaciones, una cada tres, o dos. Cómo olvidar esas maratones sin dormir y yendo a currar al día siguiente, cosas que solo se pueden hacer con veinte años. Un mundo diferente: sin ordenadores, con fajos de notas clínicas, con llamadas al laboratorio, con cartas de echar al buzón, con llamadas muy breves a casa (24 p el minuto), con la Yaya diciendo, como le enseñé, en inglés "exténsion five four five one" a la de la centralita para que me pasara la llamada. Qué pena no haber escrito todo eso: claro que, no tenía tiempo. 

El día 8 aparecí en la fiesta en la que se celebraba que un grupo de compañeros habíamos "resistido", nada más. O sea, esto no es un premio por una publicación, por un concurso, por haber hecho nada especial. Simplemente, por haber estado ahí. Para gente menos romántica en lo político que yo esto debería significar nada. Para mí, llevar 25 (27) años trabajando a jornada completa en la pública está chulo. No me engaño, pueden venir tiempos chungos que me obliguen a abandonar el barco, pero de momento, aquí estamos. 



La "garden party" (tuvo lugar en el jardín del hospi) fue quintaesencialmente británica y aún más NHS. Vi de lejos unos cuantos tetras de zumo concentrado y supongo que habría jaffa cakes y custard creams. No lo sé seguro porque llegué tarde: no habían pasado ni 24 horas desde que había aterrizado de otro mundo, paseado por varios husos horarios. Llevaba desde el lunes a medianoche en aviones y durmiendo en aeropuertos, y ya no sabía quién era. Mi careto de jet-lag es patente en la foto en la que sostengo el diploma y la placa entre dos señores trajeados muy importantes. Uno de ellos fue Miembro de Parlamento por los Lib Dems hace años y le freí a cartas para que me ayudara con los problemas de financiación de mi equipo, porque había expresado un interés sobre mi grupo de pacientes. El hombre estaba muy interesado en preguntarme sobre Vetusta -habíá estado!- y no me pareció el momento de recordarle, "sabe? aquella de las cartas que espero le pasara su asistente personal era yo".

Entretanto, sonaba reggae a demasiado volumen de fondo que me impedía entender todo lo que la gente que hacía tiempo no veía explicaba (sonreír y asentir) y, siendo Londinium en agosto, el cielo estaba encapotado y enseguida se puso a llover. Lo cual tenía sentido: es la lluvia de cada tarde en los trópicos, a la que me he acostumbrado en el último mes. Qué detalle de la diosa de la metereología hacerme este guiño: volvía a estar refugiada en un café esperando que pasara el diluvio bebiendo un agua de coco. 

Ah, qué ha pasado ese último mes? Enseguida os lo cuento: muchas ganas. Mientras tanto, por unos años más (no 25!) en el NHS...

Un abrazo

di

07 agosto 2024

Un país en diez piscinas: adiós Vietnam

 Y ahora sí, hoy termina la serie del viaje de Vietnam: dos meses exactamente tras la vuelta. Y tras una idea de la divaganta Elena Rius, voy a hacer un paquetito con todo este casi mes y ponerle un lazo con una de las cosas que más me gustan-el agua. Como este año ha sido poco de mar, lo de bañarse ha tenido lugar en piscinas, y me doy cuenta que en ese "swimming-pool hoping" (saltando de una a otra) podría resumir las vacaciones. 

Me encantaría saber hacer un mapa con fotos de las piscinas en los lugares, pero ni para lograr que googlemaps me deje combinar vuelos con carretera (con lo que parece que la tirada Saigón - Hoi An la hicimos por tierra!) me da. Así que me he limitado a poner las ciudades en el mapa y luego ahí van las piscinas por separado.


Cuando hablé de un libro de relatos de John Cheever, por supuesto hablé de "The swimmer" ("El Nadador") y colgué el famoso anuncio de Levi's de los 90 inspirado seguro en él. Luego, un día de calor extremo en Barcelona en julio de 2023 "homenajeé" a Cheever con un párrrafo titulado "La nadadora", en el que yo me iba tirando de piscina en piscina en Pedralbes, exactamente igual que el prota de su relato. Eso mismo hago hoy aquí, con imágenes. 

Cuando se termina el diario, se terminan las vacaciones. Algo me dice que este último divague, el de swimming-pool hoping- será el que más veces visite. Hasta la próxima playa, piscina, lago, tal vez río de montaña... hasta las próximas vacaciones.

Saigón
Banda sonora: "Murder on the dancefloor"

Hoi An
Banda sonora: "Romeo & Julieta"


Hue
Banda sonora: "Here comes the sun"


Khe Dau Ha (Ninh Binh)
Banda sonora: "Out of Africa"


Lan Ha Bay
Banda sonora: "Sailing"


Hanoi
Banda sonora: "Confutatis, maledictis"


Ban Vi Mountain Retreat
Banda sonora: "La Misión"


Delta del Mekong


Phu Quoc
Banda sonora: "1492"


Saigón, de nuevo

Pub 07/10

Qué importa saber quién soy, ni de dónde vengo ni por dónde voy (V28)

Miércoles 07.08.24: Saigón-Dubai-Londinium

Y ya estamos en el vuelo de vuelta. Este divague, que físicamente se va a pasar todo en aviones y aeropuertos, va a generar una cierta confusión temporal. Ni yo misma aún sé a qué hora de qué huso horario llegamos a un sitio o a otro, pero me ayudaré de una Inteligencia Artificial (esa que pronto va a escribir el blog-más de esto en un par de días). Durante estas horas, cómo no sentirse identificada con la canción de Los Panchos que da título al divague...


Pero empecemos por una cosa cierta: el martes a las 23:55 se despega de Saigón y son unas 7-8 horas lo que le cuesta llegar a Dubai. Esta vez nos toca en los peores asientos, los de en medio. Nos hacen esa misma foto que cuando vinimos, y la diferencia principal es Doraemon -ya un miembro más de la familia- y nuestro moreno, pese al factor 50. 

Enfrentada a la pantalla con el mismo pobre "entretenimiento a bordo"  (ahhh cuánto han de aprender de Balearia!) de la ida, intento ver la peli que tanto disfrutó el Peda, la de Wim Wenders. "Perfect Days". Algo me decía que "no iba a ser para mí" porque soy persona verbosa y tirando a poco contemplativa: a mí dame una peli dirigida por alguien que padezca de cierto neuroticismo y que se hable mucho, con ingenio y si es posible humor, mucho más que grandes silencios. Por ejemplo, prefiero "La importancia de llamarse Ernesto" (Oscar Wilde, toda la obra para subrayar - que tengo reciente porque Mini la está estudiando para literatura) a "El árbol de la vida" (Malick monstránonos el nacimiento del universo en imágenes a través de un drama familiar). Pues bien, "Perfect days" va sobre un limpiador de baños en Tokio que exhibe, para mi gusto, algo más que el sano amor por su trabajo (porque usar un espejito a ver si todo ángulo del sanitario público que abrillantas está perfecto me parece que podría rozar lo patológico-pero igual soy yo y mi deformación profesional). Repite sus rutinas desde la maniana, una y otra vez. En fin: que aguanto tal vez veinte minutos, en paralelo al Peda que... las está viendo otra vez! Del resto de vuelo no recuerdo nada, solo que dormimos durante casi todo él. 

Se aterriza en Dubai a las 6:30 am (hora Vietnam), que según me informa la IA eran las 3:30 am hora local. De nuevo tenemos 7 horas de espera, pero esta vez no hay ganitas de irse a la ciudad como a la venida. Yo tenía localizada una zona con asientos medio reclinados y dirijo a mis compas allá. Estas zonas suelen estar siempre super-pilladas pero dadas las horas, encontramos tres seguidas, y ahí que nos apalancamos. En imagen se puede apreciar la actitud vital de la gente aquí: "dejadme todos en paz".


Mini es la que más duerme de todos. Yo monto mi pequenia base de operaciones, a saber: localizo un enchufe de esos de los limpiadores para cargar el móvil. Localizo el banio para mis abluciones matinales (o nocturnas, quién sabe): lavarse los dientes, limpieza facial y posterior hidratación, cepillado de pelo. Localizo un grifo que expende agua hirviendo (qué gran facility para los que tomamos té, debe ser por país árabe pero insto al resto a que lo adopten) y como llevo bolsitas y sobrecitos de leche en polvo de algún hotel, paso la espera felizmente en un chorreo continuo de tés y croissants y demás restos del vuelo. Con todo este jaleo casi no me queda tiempo de leer (sigo con "Y sus hijos después de ellos" de Mathieu) y dormir. Mini y el Peda se van en un punto cuando amanece y comienza a "despertar" el aeropuerto a por una milanesa y ya se hace la hora de embarcar al segundo vuelo. 

Son las 14:00 de los cuerpos (o sea, hora Vietnam) cuando cogemos el segundo vuelo (11:00 en Dubai). Esta imagen no tengo ni idea desde dónde está tomada:


Otra vez son siete horas de vuelo, pero esta vez "de día" con lo que el ambiente a bordo es distinto: hay más movimiento, más vibración, aunque seguimos en asientos malos del centro. Esta vez el Peda ve un documental titulado "Copa 71" sobre el mundial femenino de fútbol en México aquel anio, porque un amigo nuestro es el compositor de la banda sonora. Yo empiezo con la segunda temporada de "White Lotus", tal vez para compensar mi falta de Mediterráneo este verano. Había visto la primera temporada, rodada en Hawai y esta tocaba los mismos temas -crítica social en un hotel de lujo- esta vez en Sicilia. Fashion la había recomendado mucho y es cierto, los paisajes son de infarto pero la trama, a medida que voy avanzando me va interesando menos, y acabo pasándola con el ffwd. Cuando termino me planteo: qué perdida de tiempo, aunque Fashion me dice luego que, debido a mi provecta edad, "no la he entendido". Nótese que este arma generacional es usada con cierta frecuencia tanto por mi hija como por mi hermana para explicarse nuestras diferencias en gustos.

Y ya sobrevolamos Londinium: son aquí las 15:15 cuando aterrizamos (insisto: las 19:15 en Dubai y las 22:15 en Vietnam). Como tras la salida de Heathrow y Elizabeth + Northern Line nos cuesta aún un rato llegar a casa (17:00), se calcula que hemos estado viajando 26.5 horas en total. Guau.



Y ahora la frase ritual: "un viaje no termina hasta que no se revelan las fotos" que hoy se ha transformado en "un viaje no termina hasta que no se bajan y ordenan las fotos" y en mi caso, "un viaje no termina hasta que no se escribe el diario". Con lo cual, es hoy, justo dos meses después (de ahí las prisas con estos últimos) cuando se va a terminar el viaje. No quiero hacerlo con este frío divague de aeropuertos y aburrimiento frente a la pantalla del asiento delantero, así que aquí va otro mucho más chulo, inspirado por la divaganta Elena Rius y en uno de sus autores fetiche John Cheever que resumirá la parte más hedonista de estas vacaciones...

Pub 07/10

06 agosto 2024

El "museo de los restos de la guerra": un tour de force. Vagabundeando por Saigón todo el día hasta la medianoche (V27)

Martes 06.08.24: Todo el día vagando por Saigon hasta medianoche

Cuando abro los ojos a las 7 am pienso que la próxima cama en la que duerma será la mía, pero no esta noche, la del martes, sino la del miércoles, y sumándole las horas extra del desfase horario. Hoy volamos a medianoche, así que toca uno de esos días vagando por las calles, llegar ya desfasados -antes del desfase horario- al aeropuerto, y rezar lo que se sepa. 

Para todo mal,  chapuzón, así que subimos a la terraza y nos damos no necesariamente el último baño -aunque luego resulta que sí- porque los del hotel son tan amables que, aunque tenemos que check out a las 11:00, nos guardan las maletas y nos dejan usar el resto del hotel todo lo que queramos, desde la piscina, el gimnasio (ja!), las duchas y ... el afternoon tea! Esto sí que no nos lo esperábamos. 

Tras desayunar y ya cerrar las maletas nos vamos caminando hacia el Museo de los Restos de la Guerra, que está al lado del hotel que nos quedamos el primer día. Es media hora de "vuelta a Ho Chi Minh City" con todas sus motos, su calor, su ruido, sus influencers en cada esquina:


El War Remnants Museum ("Museo de los Restos de la Guerra de Vietnam") ha cambiado de nombre durante los años desde su fundación en 1975 que era la "Exposición de los crímenes de EEUU y los estados títeres" hasta la "Exposición de crímenes de guerra y agresiones" en 1990. El actual es mucho más neutro, aunque el horror de dentro sigue siendo el mismo. Visitarlo es un "tour de force" y es imposible que no se te salten las lágrimas por lo que pasó y porque sigue pasando: es insoportable. 


No puedo verlo todo: hay algunas salas de las que nada más entrar me salgo, destrozada. Por ejemplo las del Agente Naranja (una forma de guerra química que causa malformaciones, en este país a medio millón de criaturas) que me lleva al segundo día de nuestro viaje (parece que hace una vida), cuando después de visitar los túneles nos llevaron a comprar artesanía a un taller donde trabajaban personas afectadas por este Agente Naranja. O la recreación de las celdas, pura tortura: es todo espantoso.

Lo que sí disfruto son los carteles de apoyo que recibió Vietnam de todo el mundo, algunos bien chulos, y esto es lo que quiero colgar hoy aquí. Este viaje ha sido muy bonito pero la guerra está de alguna manera siempre presente. Es como ir a Berlín, o me cuentan que a Polonia o a Normandía: pasará un siglo, y seguirá ese fantasma sobrevolando. Es como pasar por la carretera del esqueleto del pueblo bombardeado de Belchite. Son fantasmas incómodos, una diría necesarios para no olvidar, pero parece que esto solo nos importa a alguna gente de la calle. 

Estos primeros murales no sé de dónde son:



Estos son de la República Democrática Alemana:




El partido comunista de la India:


Por supuesto Cuba, hasta la victoria siempre:




El Comité de Estudiantes Argentinos:


El Partido Comunista francés:


El comité médico vietnamita-holandés:


Y aquí un misceláneo. Ni que decir tiene que no había nada de nuestra querida piel de toro...








También hay exposiciones de fotografías de distintos autores, aquí tenéis a Robert Capa que murió tras pisar una mina en Thái Bình, al norte, en el delta del Río Rojo. Por lo visto, tenía planeado fotografiar el contraste entre los tanques y los campesinos en los campos de arroz. 




A un fotógrafo japonés la cámara le salvó la vida, no solo metafóricamente: 


Manis por el mundo

y en Londinium


Este hombre se llamaba Michael Heck y se negó a bombardear más en 1972:


Esto me dejó en shock: dos jóvenes americanos se quemaron a lo bonzo en EEUU para protestar por la guerra:



Tras basntante rato salimos a la calle donde nos espera el mundo apacible y sencillo del turista, siempre que no abras un periódico y te encuentres exactamente lo mismo en la portada, solo que en otros lugares. Escribo esto del 6 de octubre, justo dos meses después de ese día, y nada ha cambiado a ese respecto, solo ha empeorado. El género humano, no tenemos remedio. Una foto cualquiera -una anciana cuenta đồngs de su puesto callejero- para desengrasar:


Lo hemos visto muchas veces desde la calle, pero ha llegado el momento de entrar en el "Cafe Apartment", aquel edificio que parece de apartamentos pero que está lleno de cafés. Subimos todos los pisos por las escaleras, que están llenas de encanto por lo mugrientas. 


Cada esquina te dice "fotografíame", desde un tanque de algo, hasta pegatinas en puertas. Como esta: "si nunca lo pruebas, nunca lo sabrás".




Empiezo a entender el humor vietnamita, igual que en Hanoi en una tienda de vapes te decían que "era malo, debes dejarlo", en esta te dicen que "son los responsables de la preparación refinada de donuts y de necesidades relativas a la sed". Y concluyen: "este es un mal sitio para dietas. Los críticos no son bienvenidos".  


Cada piso tiene pasillos como estos por los que accedes a los cafés:

Por fin entramos en uno a tomar unos smoothies: lo intentamos en la terraza pero terminamos dentro por el calor. Se está bien poque está vacío y tiene una sección elevada con cojines, donde nos sentamos, que me recuerda mucho a Japón.




 A las 1430 volvemos al afternoon tea al hotel donde, pese a no tener hambre lo damos todo. El hall del hotel tiene unos sofás tipo chester y unas estanterías con libros hasta el cielo: estamos un rato leyendo allí y cuando subimos a la piscina se pone a llover como llueve en Vietnam: parece que el país no quiere que olvidemos esta faceta suya de cambiar un plan de repente por sus micro-huracanes (en todo caso, no nos podemos quejar porque nos escapamos de uno bueno por los pelos). Nos quedamos en el gimnasio vacío jugando al futbolín (soy mala con avaricia) y al Uno sentados sobre la cinta de correr.


Pasadas las 6 nos decidimos a salir con paraguas para paseo nocturno y despedida de Saigón. Subimos a la terraza del Hotel Caravelle, el que más historia tiene de la ciudad. Fue construido en 1958 y dicen que desde arriba se podía ver el frente y que muchos periodistas occidentales escribieron sus informes de guerra desde su rooftop bar abrazados a bebidas de alta graduación. Al entrar nos encontramos una sala de fiestas tirando a cutre, vacía y oscura y algún parroquiano sentado fuera, en la estrecha terraza en forma de "u" que rodea esta despropósito. Salimos a mirar a ver desde qué ángulo de la u hay mejores vistas: a un lado está la ópera, aquel es nuestro hotel, aquello de allá el ayuntamiento con el Tío Ho, y esa terraza la del Hotel Rex que estuvimos hace casi un mes. Hay un ejército de camareros que nos persiguen ya queriéndonos sentar en cualquier sitio desde que salimos del ascensor y decidimos irnos porque al final las vistas no son mejores que en nuestro hotel y son mucho menos simpáticos. Paramos en un Katinat de varios pisos para un último smoothie de fresa, eso sí. Otra salamandra que sale a nuestro encuentro:



Volvemos al hotel por el río, y aunque querríamos haber cruzado a hacer fotos al puente iluminado, es hora punta y lo de las motos es más demencial si cabe que durante el resto del día. Ni siquiera gente entrenada como nosotros a estas alturas puede meterse en ese lío, y cuando llegue a Londinium y vea a coches y motos parados en los semáforos va a ser un shock. Aquí un poco de Saigón-la-nuit:






Al llegar al hotel, anunciamos nuestra partida hacia el aeropuerto. Toda recepción hace sonidos de decepción porque ya somos unas piezas de mobiliario más en ese hall: llevamos entrando y saliendo más de 24 horas, las últimas 8 sin tener habitación. Algunos de los ratos leyendo en esos chester hemos asistido a interacciones de clientes -un grupo de españoles que había reservado una sesión de turismo en moto- que darían para divagues en sí mismos, pero tengo, de verdad, que terminar ya esta serie. Mañana hará dos meses que llegamos y hay que bajar la persiana y divagar-divagar. 

Así que nos despedimos con grandes efusiones y nos vamos al aeropuerto con lo que creemos es demasiado tiempo (tres horas). Sin embargo, al llegar allí es tal el caos y las filas que nos empezamos a agobiar dudando si estaremos en la puerta de embarque a las 23:30. Primero, hay que hacer una fila que generalmente evitamos que es la de coger las tarjetas de embarque en papel -no todos los aeropuertos están digitalizados, y este es uno de ellos. Intentan que facturemos las maletas y les consigo persuadir (con lo que me gano el respeto momentáneo de Mini): tenemos 7 horas de espera en Dubai y quiero tener todo conmigo, una nunca sabe. Luego seguridad, una auténtica pesadilla y por fin llegamos a la puerta de embarque de Emirates cuando ya han empezado a embarcar porque a las 23:55 sale el vuelo. El caso es que no sé bien cuándo terminar este divague porque si "el día no termina hasta que una se acuesta" la cosa está complicada. Como entre que despegamos  y no, cuando estemos en el aire ya técnicamente será miércoles (en Vietnam), contaré esto como "el día siguiente". Queda un divague para el último nochedíadíatarde de viaje... y os dejo en paz.


Pub 06/10