Terminé "Crossing to safety" de Wallace Stegner (traducido como "En lugar seguro") el 27 de julio en Hanoi, hace exactamente un mes. Fue el primero de los dos libros que me leí mientras viajábamos por el país y al no tenerlo fresco, esto va a ser como lo que decía la monja de historia: "el saber es lo que queda después de haberlo olvidado todo". Pues bueno, lo que voy a escribir aquí va a ser un poco "la sensación" con la que me he quedado después de tanto tiempo. Haré algo de trampa porque como he dicho mil veces, anoto y subrayo los libros... así que voy a mirar un poquito.
Lo primero, de cómo llegué a este autor al que no conocía y que sin embargo es uno de los máximos representantes del "autor del oeste americano" ("The dean of the western writers"), que ganó el Pulitzer y otros premios. Elena Rius recomendó una de esas listas de "100 libros para regalar en Navidades" y en particular este y algún otro.
"Crossing to safety", publicada en 1987, fue su última novela: Stegner tenía 86. Lo que me atrajo de ella es que va de la Amistad, con mayúsculas:
"Friendship is a relationship that has no formal shape, there are no rules or obligations or bonds as in marriage or the family, it is held together by neither law nor property nor blood, there is no glue in it but mutual liking. It is therefore rare".
Y también que los personajes son académicos, profes de literatura en la universidad. Me gustan las "novelas de campus" y esta, aunque no estrictamente, tiene ese mundo en su trasfondo (por ej, se incluyen bromas entre académicos tipo: "sí, Jesucristo era un gran maestro pero, ¿qué ha publicado?"). Además, como son profes de inglés, hay un poquito de metaliteratura, de esas que siempre nos gusta tanto a los que le damos al teclado:
“He believes that all serious writers have a vocation, a sort of mystical call. What they exploit is not intelligence or training, but a glorious gift that is also an obligation.”
" (...) great writing is just trial and error tested by time, and if it's that, then above all it has to be free, it has to flow from the gift, not from outside pressures."
"Hard writing makes easy reading"
Pero el libro no va de una amistad nacida en la infancia -igual estáis pensando en Lenú y Lila, las niñas napolitanas de "La amiga estupenda" -que por cierto no salgo de mi sorpresa de que haya sido votada por "The New York Times" como la mejor novela del SXXI (en desacuerdo, pero no me liéis, podéis referir al divague que enlazo). Esta es una amistad entre dos parejas casadas que se conocen al principio de la vida adulta y cómo esta va evolucionando con el tiempo. De hecho, la novela comienza con el final, cuando se reúnen para despedir a una de ellos y luego remonta al principio. En la entrevista que dió Stegner a The Paris Review explica lo difícil que le resultó concentrar toda la acción en un día, y luego tirar de flashbacks.
Me gusta cuando describe cómo eran los objetivos de juventud de los protagonistas: cuánto le entiendo, todos queríamos dejar una marca en el mundo, contribuir... y al final se acaba luchando porque el mundo no deje una marca en ti:
“Whatever happened to the passion we all had to improve ourselves, live up to our potential, leave a mark on the world? Our hottest arguments were always about how we could contribute. We did not care about the rewards. We were young and earnest. (...) Beyond a basic minimum, money was not a goal we respected. Some of us even suspected that money was not very good for people".
"Como todos los jóvenes yo vine a llevarme la vida por delante", que decía Gil de Biedma. El libro está lleno de ese tipo de reflexiones sobre el paso de la vida, me gusta mucho esta: "la juventud no tiene que ver con la edad cronológica. Es la época de la esperanza y la felicidad". Por tanto, todos hemos conocido viejos de 20 y gente energética, curiosa y vital a los 50.
No solo por eso, también es curioso leerla a mi edad porque también he tenido parejas de amigos con los que hemos "crecido" (me pregunto qué será leer este libro a los 20, cuando todo eso está por hacer). Me refiero a ese tipo de amigos compartidos: por una parte tienes amigos que son "tuyos", que claro que conocen a tu familia pero que tu pareja permanece a un lado, otros que eran amigos tuyos y han acabado siendo de los dos, y luego este caso: algunas (pocas) parejas que lo son de los dos (aunque haya dos elementos que sean los principales instigadores).
Esta novela, aparte de lo que significa ser amigos, querer a tus amigos, tiene otros temas subyacentes, porque ambas parejas son de muy diferente origen social. Larry y Sally no tienen ninguno de los dos familia extensa (ambos padres murieron cuando eran jóvenes, no tenían dinero) en contraste con Charity y Sid que tienen una familia enorme. Charity viene de "old money" (dinero de toda la vida, pero algo venidos a menos, aunque aún con todas las ínfulas) y Sid (mucho dinero pero más reciente, familia de menos abolengo). Este es un tema importante que recorre lo que les pasa y explica muchas de sus actitudes.
Tanto Sid como Larry son profesores de literatura en la universidad, en teoría eso les iguala, y cuando llega Larry como nuevo al departamento, él y su mujer son "adoptados" por Sid y Charity y serán durante toda su vida lo más parecido a una familia extensa que hayan tenido nunca. A ratos, parece que ser sientes culpables y han de compensar el haber sido "ricos y con suerte". Pero a ellos les gusta que Larry y Sally "vinieran de nada", de alguna manera corrobora su idea de meritocracia, y de que la suerte cae del cielo igual para todos, solo tienen que emplearse y voilá! Para ellos, sus amigos pobres son simplemente una "pareja joven que está empezando" (algo así como nuestros Jekes) y que llegarán donde ellos porque en su familia tenían tantos ejemplos de triunfadores que la mediocridad era algo que ni consideraban. O sea: los mundos de Yupi. Enseguida Larry y Sally se dan cuenta de que existe una varita mágica que usa Charity con total naturalidad: las conexiones. Larry y Sally podrían haber renunciado a esta amistad que era un poco el berlanguiano "ponga un pobre a su mesa" por uno de esos "pobre pero orgulloso", pero se dan cuenta que no es tan simple como eso y que Charity y Sid también perderían sin esa amistad.
De lo que más me ha gustado de la novela es la descripción psicológica de los personajes, en particular de Charity. Larry es el narrador -por supuesto, unreliable- y todo lo vemos a través de su filtro. Además hay que tener en cuenta que escribe desde su vejez, cuando puede contrastar quienes eran al principio y en quienes se han convertido (como vemos en la cita de arriba). Su relación con Charity es ambigua, y mi relación con Charity durante la lectura ha sido más que ambigua, ha sido amor-odio. No sé si porque he comprado la moto a Larry o porque, como suele ocurrir, los defectos que vemos en una persona -o personaje- que creemos compartir nos exasperan enormemente. Tenía muchas ganas de poderla comentar con alguien para ver si le había levantado tantas ampollas como a mí -el Peda la leyó después y no tuvo en absoluto mi reacción. El paisaje está en los ojos.
¿Cómo es Charity? De entrada es hija de su madre, una mujer que que creía en la libertad de los veranos, y no le importaba lo que los niños hicieran, mientras que hicieran algo. Es la vagancia y el "randomness" lo que no podía tolerar (me identifico mucho con esto, si hay algo que me pone mala es ver a esta generación de adolescentes sin ser actores de nada, solo espectadores de la vida mirando a una pantalla pasivamente - me gusta cómo lo dice Stegner de un personaje que es "un consumidor, un connosieur", mientras que otro es un "productor"). Charity era igual que su madre: las rutinas de la casa de verano eran para seguirlas: "si ibas a trabajar, organízate para trabajar. Si era diversión, encuentra tiempo para ello. No te sientes y mires al infinito". Es inflexible, rígida, siempre se tiene que salir con la suya. Controla a todos a su alrededor y lo tiene todo muy claro. Se podría decir que es un "personaje más grande que la vida" ("larger than life", que se dice en inglés), alguien extremadamente generosa con su tiempo, con su manera de actuar, que siempre quiere ayudar, aunque a veces se entrometa de mala manera. Pese a todo, Sally la quiere muchísimo. Charity no se lo puede pasar bien si no llama la atención al resto de lo bien que lo están pasando: "no quería que ninguna experiencia, ni siquiera la menor, se quedara sin resaltar". Pese a su dinero, es extremadamente austera y busca una vida simple -claro que anota Larry, una "simplicity expensively purchased". Es una "force of nature", un personaje complejo que no deja indiferente. Esta frase la describe perfectamente: "Ve objetivos, no obstáculos y no deja que su confianza sin fisuras ni complicaciones se vea oscurecida por las dudas de otros, o los datos de otros o ni siequiera los sentimientos de otros. Desde luego no por su debilidad".
Sid, en comparación con ella, parece un hombre débil. Sid es guapo y muy bien plantado y a ratos me preguntaba si había rollo homoerótico por parte de Larry hacia Sid por las descripciones de su cuerpo de dios griego que hace [Nota: según dicen, Stegner le ha prestado su físico a Sid]. Dice Larry que Sid está "acostumbrado a que cada hora cuente, lee cien páginas de Middlemarch mientras espera" (#soySid). Pero Charity es un torbellino y lo tiene totalmente subyugado -esto es lo que más exaspera a Larry.
Como cuando las parejas son jóvenes es en la época de la Gran Depresión, los años 30 (y se nota que es otra época, por ejemplo las mujeres celebran con champán aunque estén embarazadas), tanto Charity como Sally son "esposas tradicionales", o sea, no pueden salir a trabajar fuera de casa. He visto por ahí que es tendencia en EE.UU. lo de las llamadas "trad wives", esas petardas del mundo que abogan por eso: por volver a ser esas mujeres en casa horneando magdalenas. No es nuevo, pero esto conjura en mí dos sensaciones simultáneas en principio opuestas: el bostezo fuerte y el cabreo. Charity, que en el mundo laboral habría sido un monstruo, aquí se tiene que conformar con la "ambición vicaria" vía su marido, la única manera de "realizarse" de una mujer en esa época era a través de ellos. En el caso de Charity, más que realizarse, desesperarse por la falta de ambición de Sid.
"Ambition is a path, not a destination, and it is essentially the same path for everybody. No matter what the goal is, the path leads through Pilgrim’s Progress regions of motivation, hard work, persistence, stubbornness, and resilience under disappointment. Unconsidered, merely indulged, ambition becomes a vice; it can turn an man into a machine that knows nothing but how to run. Considered, it can be something else — pathway to the stars, maybe. I suspect that what makes hedonists so angry when they think about overachievers is that the overachievers, without benefit of drugs or orgies, have more fun.”
Pero también nos ha hablado Stegner de la típica mujer de Nueva Inglaterra una generación antes, a mediados del SXIX, que, habiendo perdido a sus hombres en la guerra civil o porque se fueron a California cuando la fiebre del oro, tiraron del carro y se hicieron matriarcas y probaron que "cuando no hay suficientes hombres para dirigir el mundo, las mujeres son perfectamente capaces de hacerlo".
El libro para mí tiene un final muy triste: no por ninguna sorpresa, ni giro de guión. Las novelas suelen ir de los principios, como dice Jane Smiley en el prólogo, pero esta al ser escrita desde el final nos da la visión de pájaro de una vida completa, la montania rusa que terminará siendo aunque no pase nada demasiado excepcional, como es el caso. A estas alturas de la vida ya sabemos la razón que tenía Gil de Biedma con su terrible y maravilloso poema: "envejecer, morir, es el único argumento de la obra", así que no es solo eso. También me queda cierta amargura porque al final a los "ricos y con suerte" siempre les sale todo mejor, todo les es más fácil: Charity es el "main character" (protagonista) en su muerte mientras que Sally ha sido la persona con peor suerte en la vida.
En la entrevista de "The Paris Review", Stegner dice que "Crossing to safety nació y creció en él a partir de experiencias personales en Vermont, Wisconsin y en menor grado, en Italia". Cuando el personaje de Larry pasa un anio escribiendo en Florencia reflexiona - aparte de que él era "el producto de ideas que se habían gestado justo aquí" porque "cualquiera que lee es un ciudadano del mundo"- que cuando escribes pasas el tiempo en el lugar sobre el que escribes. En caso de Larry dice "Cuando escribía, pasaba mis manianas en Nuevo México". Y es así: puedes pasar a estar en los páramos de Yorskshire o en las calles de Hanoi, como es el caso en estos momentos, en los que he pausado mi diario de viaje por la Cochinchina para escribir sobre un libro que, de alguna manera, aunque sean dos planetas uno del otro, siempre me llevará allí.